sábado, 13 de noviembre de 2010

La Barca de Ra

Habíamos dejado a Pitágoras y Joshua, tras ser acusados de herejía y de “traición a las verdades del templo”, juzgados por un “tribunal sumarísimo” que les obliga a beber un “elixir” para darse muerte a sí mismos. En tal proceso, tan solo un músico ciego de la orquesta de Ra, les pretendió defender, mientras dos falsos testigos  –a quienes los acusados ni conocían y apenas habían visto en el recinto sagrado- , afirmaban que aquellos dos extranjeros, eran reos de comprar los secretos de ciencia y de haber corrompido las verdades de Amón Ra. A todo ello, se sumaba el hecho de que el Supremo sacerdote en la "Casa de la Vida" de Historia y Escritura, les señalaba como cismáticos de Atón, herejía que según aquel sabio, procedía de los huidos tras la caída de Akhenatón. Según este Supremo afirmaba, aquel cisma entró con un pueblo llegado en época de los Hicsos y huido desde el Sinaí a Egipto (hacia el 1650 a-C-). Manteniendo desde entonces sus cultos a un solo Dios… Pueblo extranjero que se hizo con grandes parcelas de poder en el Nilo, durante el dominio Hicso y mas tarde permaneció entre las élites, llegando a instruir al mismo faraón Amenofis IV en su religión de su dios monoteísta llamado Atón.

Basándose en estos hechos, el letrado sacerdote, Supremo de Escritura e Historia, acusó a Pitágoras y Joshúa (a este último, por su origen hebreo), de pertenecer a esa herejía que decía se había configurado en época de aquel faraón que debiera haber reinado con el nombre de Amenoteph, pero eligió el de Akhenatón (adoración de atón). Rey de Egipto, en nuestra cronología desde el 1383 al 1337 a.C. (aprox.) y que había nombrado a su mujer (Nefertiti) corregente y a su hermano Tut-Mose, Príncipe heredero a la corona y Sumo Sacerdote. Narrando la Historia como este último, realizó la reforma de todos los cultos religiosos hacia la herejía del “atonismo”, en el que tan solo había un dios basado en el disco solar y creando una nueva capital del Imperio, llamada igual que el faraón: Akhenatón. El hermano del rey (Tut-Mose) murió antes de heredar el trono, por lo que lo mas probable es que tras el fallecimiento del cismático  Amenofis IV, le sucediera su mujer disfrazada de hombre, con el nombre de Semenejkara (un extraño monarca de Egipto, que tan solo aparece citado dos años y de cuyo reinado solo hay dudas y sombras). Tras haber acabado con aquella Nefertiti y su cisma, subió finalmente al poder el famoso Tutank-Amon (hacia 1335 a.C.), quien nació hijo de Akhenatón con el nombre Tutank-Atón, pero que cambió por el de Amón, al desear acabar con el atonismo y recibir el apoyo del sacerdocio para heredar la corona.

Por su parte –contaba el Supremo de Historia y Escritura- que en esos años de Tutankhamón, los monoteístas se hicieron fuertes en la ciudad de Akhenatón, bajo el gobierno de los hijos de Tut-Mose, primos del rey (llamados, uno igual que su padre y otro igual que su tio, el faraón cismático). Pero al morir el rey Tutank-Amon muy joven, el pueblo egipcio comenzó a culparles de su fallecimiento, hasta el punto de desear expulsar a los herejes. El odio hacia ellos y quienes habían promulgado el atonismo, se completó con el expolio de la tumba de Nefertiti, que fué violada, para inhumar en su lugar a su hijastro, Tutankhamon (a quien en 1922 Carter resucitó en la nueva vida que esperaba...).  Por lo que relataba el Supremo que aquellos monoteístas quienes habitaban en la ciudad de Akhenatón, hubieron de huir al otro lado del Mar Rojo en los comienzos del reinado del nuevo faraón, el rey Ay (hacia 1325 a.C.). Vagando durante años por el desierto, bajo el mandato de sus líderes, quienes eran hijos de aquel que hizo la gran reforma y cisma; llamados uno, Akhenatón como su tio el rey Amenofis (quien era el Sumo Sacerdote de la ciudad y de su religión). Mientras el otro, que fue gobernador de la ciudad cismática, se llamó Tut-Mose. -Aquellos dos a quienes su pueblo recordaban con el nombre de Aarón y Moisés...-

Con tales hechos había mas que evidencias para el Supremo sacerdote que les acusaba, de pertenecer Joshua y su amigo Pitágoras a tal herejía que había robado los secretos del templo años atrás. Entre cuyos misterios deliberadamente hurtados, afirmaba el sacerdote acusador, estaba el disco de Atón cuyo significado y símbolo encontraba en el semicírculo que habían construido con rayos marcados. Media circunferencia hecha por Pitágoras y Joshúa para medir los ángulos del círculo y con ello, resolver los senos y cosenos (que entonces se denominaban Cuerdas Horizontales y Verticales). Transportador de ángulos que hubieron de fabricarse ellos mismos, porque el Consejo no les daba permiso de uso, ya que argumentaban que los objetos para medir los ángulos se utilizaban en las ceremonias de funeral, para “abrir la boca, los idos y ojos del muerto”. De tal modo, tras haberse creado un “angulímetro” propio, se vieron acusados de herejía ante la sospecha de que este ábaco que usaban para medir cosenos fuera el mismo disco de Atón (que adoraba el pueblo que huyó al Desierto del Sinaí según afirmaban los sacerdotes "historiadores" de Egipto…). Todo ello se complicó con la falsa acusación de dos servidores del templo, que argumentaron que quienes intentaban ingresar como clérigos estaban comprando los secretos de matemáticas a través de ellos; por lo que Pitágoras y Joshúa fueron juzgados de forma sumarísima y obligados a tomar el “elixir de la muerte” (acusados de traición y herejía). Tras ello, el relato continúa del siguiente modo:


De pronto sentí era una tremenda sequedad en la garganta que me hizo toser; mientras, notaba que alguien me abanicaba y me daba pequeños cachetes con un objeto en la cara, y nos decía
–“Despierta, vamos, despierta que llevas mas de dos días dormido…”-.

Mis ojos se abrieron y no podía dar crédito a lo que había frente a mis ojos, pues de nuevo vi la luz. El sol era abrasador y todo se movía; sobre mí, había un rostro que apenas reconocía, aunque sí pude darme cuenta de que aquella persona, me golpeaba con lo que parecía una madera redonda. Miré hacia ello y con asombro observé el medidor de ángulos que habíamos usado para las pruebas…. Luego, me recuperé e incorporé y vi que quien me pretendía despertar era aquel músico ciego, que al verme abrir los ojos sonreía. Apreté mis párpados fuertemente con los dedos, para poder creer lo que veía y al fondo me pareció observar agua que se movía. Unas tremendas ganas de vomitar me invadían, pero no podía ni moverme. Sobre nosotros, una gran tela se abatía y a mi lado también iba despertando Pitágoras. Aquel viejecito invidente, nos golpeaba y abanicaba a ambos una y otra vez, con el semicírculo que habíamos fabricado para transportar ángulos y la escena me pareció inverosímil.

De pronto, me sentí despierto, muy mareado y con fuerzas para incorporarme y devolver en la borda. Pero al levantarme, me di cuenta que tenía grandes manchas de sangre en la zona del vientre... Todo el hábito estaba en esa parte lleno de sangre seca y notaba molestias en la zona baja del estómago . Tras incorporarme y vomitar varias veces, con mucho miedo le pregunté al músico invidente.
-“¿Donde estamos, maestro?.”-
El viejecito volvió a sonreír, y dijo:
-“En La Duat; hermano… En la barca de Ra”.-

Pitágoras estaba aún medio dormido y se tocaba la cabeza que parecía, le dolía. También daba arcadas y su estado era de gran mareo. Ví que igualmente tenía manchado con mucha sangre su hábito en la parte de abajo. Se tocaba allí y decía que aquello le dolía. Aunque al oir la voz del maestro arpista que nos comunicaba que estábamos en La Duat, se levantó gritando:
-“¿En La Duat?. ¿En el mundo de los muertos?. ¡Estamos muertos!... ¿De veras que hemos muerto?”.-

Al viejo músico ciego le volvió a dar la risa y completó:
-“Pues claro que habéis muerto y ahora nos encaminamos en la Barca de Ra hacia vuestra nueva vida (nuestra nueva vida). Ya que sois sacerdotes de pleno derecho, y habeis sido destinados al mayor templo de observación astronómica por vuestras dotes privilegiadas: Al de la ciudad de Lunu (se refiere a la grecoegipcia de Heliópolis), donde seréis ayudantes y servidores del gran astrónomo del Universo: El Observador Supremo ( efectivamente, este era el título que “ostentaba” el Sumo Sacerdote del templo de Ra en Heliópolis, como máximo geómetra y astrónomo de Egipto)”.-

Tras oìr aquello, me toqué en la zona que estaba manchada con sangre del hábito y noté que alguien me había dado un leve corte en el pene que tenía completamente vendado y untado con resinas de las que usaban en "La Casa de la Muerte" para embalsamar. Aquello, me extrañó enormemente y le pregunté de nuevo qué significaban estas manchas y ese daño en mi persona... Mientras tanto Pitágoras también se toco "allí" y preguntó con mas certeza:
-"¿Nos han circuncidado mientras dormíamos; verdad?".-
El músico ciego asintió con la cabeza y entonces le repliqué:
-"Pero si yo... Yo ya era circunciso".-
A lo que contestó:
-"Es que el disco de Amón Ra ha de nacer y da salir por el Oriente, tanto si las dunas son altas, como si el horizonte es bajo... Pero el Sol, se desee o no, ha de surgir en el templo y para ello se precisa de la ceremonia en la que el Sumo Sacerdote circuncida a los novicios... Sean o no circuncisos, pues es un rito unido al nacimiento de Amón."-
  (Este parece ser que es un hecho plenamente cierto en la religión egipcia y el significado de la circuncisión en los sacerdotes, estaba muy unido al concepto del amanecer)

Comenzamos a comprender lo que había sucedido aunque Pitágoras ni yo, podíamos dar crédito a lo que oíamos y veíamos por lo le dijimos en un tono mas alto:
-“Pero…¿Qué nos estás contando?. ¿Qué significa todo esto; maestro?.”-
Y aquel músico invidente prosiguió hablando. Primero señalo hacia donde estaba el barquero que dirigía la falúa en la que viajábamos y comentó:
-“Hacia allí; vosotros veis… Está el hombre que nos guía, a quien oigo dirigir el timón  y la vela.”-.
Asentimos con la cabeza y dijimos que sí, que en ese lugar había un hombre silencioso que pilotaba aquella barca:
-“Pues bien”- Comentó abanicándose con el medidor de ángulos que habíamos usado en nuestra prueba de ingreso en el templo. -“Aquel, es el barquero de Ra y no debéis temerle, porque el pobre ha nacido bajo el espíritu de Apofis. Es sordo y mudo; por lo que nada de lo que hablemos en este viaje desde Uaset hasta las cercanías de Lunu (de Luxor a Heliópolis –próxima a El Cairo-) puede comprendernos ni escuchar. Nuestra ruta en la barca de Ra ha de ser de un número de días similar a las horas que en La Duat viaja Mesektet, la nave de la noche del Gran Dios, del que nadie conoce el nombre…”-
(El Gran Dios que menciona, es la traducción literal de Ra, y como era normal entre los egipcios el maestro le cita como “ese, del que nadie conoce el nombre”. Ello es un verdadero misterio en la religión del Nilo, pues entre los egipcios se entendía que al no saberse el nombre del que se escondía tras Ra (Gran Dios), aquello le investía al señor del Nilo de un poder absoluto y sobrenatural. Este hecho del desconocimiento del verdadero nombre, quizá se relacione con misterios iniciáticos y sociales egipcios, entre los que puede entenderse la personificación del dios en cualquier ciudadano ajeno al hecho, quien desconociéndolo plenamente, durante un tiempo, meses o dias, representara al faraón y al dios a la vez (sin él mismo saberlo). De igual forma, el Yahve de los judíos goza de este misterio en el que de su nombre solo conocemos que significa “el que es”.
Por lo demás, el espíritu de Apofis, que menciona en la Barca de Ra, apuntando al piloto, es igualmente una figura mitológica que aparece en el viaje de este dios durante la Noche: Pues la barca de Ra, se ve atacada por Apofis mientras se camina desde el atardecer hasta el amanecer. Tal como el músico dijo, se aquella embarcación se denomina Mesektet y significa el ciclo cósmico por el que el Sol nace cada día. Suponiéndose que Ra –el Sol- viajaba cíclica y circularmente en su barca, que durante las horas de luz se denominaba Mandyet y al caer la tarde, era llamada Mesektet. Al llegar a esta segunda, aparecía en su ruta el terrible Apofis, quien se encargaba de intentar parar la nave del dios, para que nunca mas amaneciera. Aquel monstruo que atacaba el camino de Ra, era la encarnación de las serpientes innobles –todas menos la cobra-, tenía la forma de un enorme ofidio ondulante y no veía, oía, ni podía hablar; tan solo emitía horribles gritos. Si duda, es este Apofis el origen del posterior Tifón griego y se relaciona mucho con la gran terrible serpiente Marduk de los textos asirios, o el demonio Leviatán judío. Monstruos que representan los tifones, huracanes, inundaciones y las inclemencias del clima, que hacen temer al hombre que el ciclo del año se quiebre o que nunca mas vuelva a amanecer). Continuemos con el relato:    

Entonces Pitágoras contestó:
-“Doce horas dura, a comienzos del año griego, la noche; y otras doce han de suceder de luz. Ello pasa cuando en el calendario que nos marca a los helenos se inicia; en un año, que tomado del babilonio se celebra con la temporada de siembras y cuando puede volverse al mar sin miedo al oleaje y a naufragar (en nuestras tierras del Norte)”.- (Se está refiriendo al comienzo del año en el equinoccio de primavera, ciclo anual que empezaban hacia el 21 de marzo, algunos calendarios grecorromanos)

Y el músico invidente contestó:
-“Unos doce días durará este viaje, como las horas de la noche (que ya ha comenzado en vuestra vida); porque ya sabeis que estais en la Duat, el mundo de los muertos. En un viaje del cual habéis dormido las dos primeras jornadas... En el resto, puedo relataros algo de lo que sé sucedió en el templo de Ipet Sut, donde fuisteis examinados y juzgados…".-

Tras oír aquello, con toda prontitud le pedimos que nos contase lo ocurrido, porque aún no dábamos crédito a lo que vivíamos en esas horas. Pese a lo que le dijimos que antes de hablar de lo que pudo haber en el recinto sagrado, nos confirmara que realmente nos dirigíamos en esa barca a Iunu (Heliópolis), para ingresar como sacerdotes matemáticos con plenos derechos, en el mayor templo de Astronomía de Egipto. El viejo maestro músico nos confirmó de nuevo que íbamos hacia ese destino y comenzó el relato sobre lo ocurrido en Ipet Sut, con nuestras pruebas, el juicio que se sucedió y hasta la "condena" que recibimos:

-“Solo os puedo contar cuanto sé y algo de lo que imagino pasó. Pues mucho de lo que entre las paredes de los recintos sagrados sucede, nadie mas que los dioses lo conocen... Pese a ello, de algo pude enterarme, ya que aquello fue una ceremonia de iniciación con un carácter muy especial,  porque erais extranjeros. El hecho es que todo comenzó desde poco antes de que vosotros os presentarais a las pruebas para ingresar. Pues en las épocas que se admiten candidatos a ser sacerdotes, también se abren las puertas a otros que deseen venir al templo para servir como ayudantes (o impuros). De entre los que así llegaron, hubo dos que tuvieron un destino que estaría con el vuestro compartido; y es que ello es algo que siempre se hace así dentro del recinto sagrado.... De tal manera, entre los que se admiten como legos (impuros) habrá siempre quienes actuarán como ´las sombras´ de los que van a ser iniciados”.-

Al oír aquello, le preguntamos al maestro si se trataba de quienes nos habían acusado, esos dos que habíamos visto solo un día en letrinas y otro en la panadería; quienes después, afirmaron que les habíamos contratado para comprar los secretos del templo.... A lo que el músico asintió que así era… -nuestra cara fue de gran asombro-. Tras ello, prosiguió:

-“Al poco de entrar los aspirantes a ayudantes del templo (a legos, o impuros) se produjo un extraño hecho, como siempre suele suceder cuando anualmente, entran gentes nuevas en ese recinto sagrado. Sobre todo, porque los sacerdotes suelen recogerlas a veces entre los peores de la Sociedad y de las ciudades, buscando en los mas desocupados que se acercan al recinto, o los que no son queridos en ningún trabajo, ni barrio, ni familia…. De estos ociosos que a veces se acercan a diario a las paredes de los santuarios solo a hurtar, eligen sus candidatos los clérigos y en ello las ceremonias de ingreso de sacerdotes tienen un complejo ritual en el que unos actuarán del “lado de Seth” y otros del de Osiris (se refiere al bien y al mal).

De tal manera, al poco de comenzar a trabajar en el templo estos dos que terminaron acusándoos falsamente, se observaron extraños hurtos en las ofrendas a los dioses. No se le dio importancia porque es normal que quienes no tengan para comer puedan robar de los cuencos de ofrendas alimentos, o bebidas para comerlas, o para darlas a sus parientes pobres en el exterior del santuario. Pero ello no fue así, ya que tras los robos de legumbres (que como sabéis, están prohibidas para comer en el recinto sagrado y solo pueden ofrecerse a los dioses, en especial a “los huéspedes”), se observó que alguien las vendía en el exterior.... Fueron investigando, pues fácil era saber que aquellas habas o garbanzos eran ofrendas del templo, ya que apenas se cosechan en las inmediaciones de Ipet Sut y menos se dejan vender en extramuros… Dando rápido con los autores del hurto y de la posterior venta a los fieles (puesto que los compradores, incluso eran los mismos que las habían recogido junto al Nilo, para llevarlas de regalo a los dioses…).

Enterados los sacerdotes jueces del delito y de los “delincuentes” se supuso que el espíritu de Apofis ya había entrado en el recinto sagrado y ello hacía esperar que iba a prepararse la Barca de la noche de Ra (pues cuando aquel monstruo hace presencia intentando romper el Maat, ya se sabe que caerá la noche pronto sobre el sacerdocio... Lo que supone la aparición de nuevos clérigos en la Comunidad, traídos por esta embarcación del dios Amón.)”.-
(Nos está hablando de un extraño método de interpretar las fuerzas del mal internándose en el templo; en que los sacerdotes, al verlas, comprenden que ha de comenzar un nuevo ciclo, que denominan y entienden como “la noche”. Algo que perciben cuando ven que los dos malignos, capaces de robar las ofrendas a los dioses y venderlas a los mismos fieles que las han entregado, son el espíritu de Apofis –Tifón o el demonio- y que en ello se comprende que una nueva barca de Ra ha de partir. Ella será en la que viajarán los nuevos aspirantes que entren en el recinto sagrado, como veremos).

El maestro en música, nos pidió un poco de agua, antes de proseguir y tras beberla continuó:
-“Al conocerse quienes eran aquellas culebras malignas, hubo un hombre que quiso defenderlas y actuó como “garante”, este fue el Supremo de Historia y Escritura que os acusó luego de herejía... Y es que, siempre existe el deber de defender a los que encarnan a Apofis, algo que debe realizar uno de los sacerdotes del templo, cuando se va a celebrar un juicio contra la serpiente terrible, en el recinto sagrado (pese a lo que es extraño que un Supremo se encargue de esta función...).

De tal manera y como correspondía, el historiador y escriba superior de la Casa de la Vida, dijo que no creía que esos ladronzuelos fueran Apofis, y que consideraba mas bien que su espíritu correspondía al de Seth. Tras ello, preguntó si algún sacerdote presente había comido al menos una vez cerdo, tras vestir los hábitos,  pero todos callaron.... Repitió varias veces aquella pregunta al Consejo Supremo reunido, diciendo que estaba seguro de que algún clérigo había comido cerdo y que por ello el espíritu del cerdo y maligno Seth se había adentrado en el templo.

Tras acusar a los presentes de haber ingerido carne del cerdo Seth, dicen que miró fijamente al Supremo matemático (quien también os acusó de robar los secretos de las Casas de la Vida) y este se levantó afirmando que así había sido. Pidió disculpas al templo y a los dioses y dijo que tras vestir los hábitos, se había perdido en una ocasión viajando por el desierto (en tierras mas allá de la primera Catarata, que marcaba el límite de Egipto). Allí perdido, fue recogido por unos pastores quienes le llevaron hasta su poblado y le devolvieron a la vida. Aquellos, le dieron a comer carnes, que sin saberlo el clérigo eran de facochero y que por el hambre y la necesidad de alimentos que tenía en aquel momento, comió sin preguntar a qué animal pertenecían. Luego supo que se trataba de cerdo del desierto, aquel en que se había reencarnado el mismo Seth para intentar cegar al dios Osiris. ”-
(El texto nos está indicando la premisa que impedía comer cerdo a los sacerdotes egipcios, pues era este un animal que se relacionaba con la reencarnación del mismo “diablo”, Seth. Ello es un principio común a las religiones del desierto, probablemente no solo por las enfermedades que la carne porcina transmitía, sinó también porque el cerdo es uno de los animales mas destructivos en un medio como los cultivos del desierto; donde este animal puede ser devastador, tanto como ensuciar e infectar todas las aguas –tan necesarias allí para el hombre-. La mitología egipcia, enseñaba que Seth convertido en cerdo, cegaba con sus heces el ojo de Osiris, dejándole tuerto; lo que se interpretaba cosmogónicamente como la Luna Nueva, o los eclipses. Tras ello, Horus vencía al cerdo y devolvía la vista a su padre el Sol. Tal como hemos concluido en nuestros estudios sobre el Mal de Ojo en Egipto; creemos que esta cosmogonía se relaciona también con el problema de las heces y las enfermedades oculares en el Nilo. Un lugar cuyos males endémicos eran el Glaucoma y Tracoma, nacidos en su mayoría por los problemas de suciedad del desierto y en particular de las aguas, las infecciones y las heces).

Tras un inciso, continuó hablando el maestro:
-“Por todo cuanto os cuento, fue entonces cuando decidieron que quizás y tal como decía el Supremo de Historia y Escritura, aquellos dos hombres no fueran el espíritu de Apofis, sinó el de Seth. Imagen y reencarnación del cerdo que podía haber entrado de mano del Supremo matemático al haber comido el facochero…Por ello, supusieron que también, quizás por ello, no estando Apofis presente, no se haría "la noche ni llegaría el atardecer"; por lo que ninguno de los aspirantes que pretendían ingresar, quizás fueran a conseguirlo. De ello, supuso y dedujo el Supremo de Historia, que seguramente no habría barca de Ra en este ciclo anual, en donde se presentaban los diez a intentar ser clérigos ….

Aunque mas tarde se supo que aquello lo había dicho ese Sacerdote supremo de la escritura, sabiendo que el matemático se había visto obligado en su juventud a comer cerdo (siendo ya iniciado); tanto como conociendo -sobre todo-, que quienes mejor preparados venían para ingresar en el templo, eran dos extranjeros (tal como le habían informado desde las Casas de la Vida). Extranjeros que erais vosotros dos y a los que no deseaba ver vistiendo el hábito blanco ni las sandalias de papiro sacerdotales, que ahora llevais por méritos propios”.-

Mientras explicaba aquello el músico ciego, le interrumpimos expresando que cuanto comenzaba a narrar, nos hacía llegar a entender mucho de lo que habíamos vivido en el templo; a lo que el invidente nos cortó, prosiguiendo:
_”Después me preguntáis lo que deseáis saber, pero ahora dejadme concluir al menos con lo primero que sucedió:
Tras reunirse el Consejo y decidir que seguramente aquellos dos ladrones de ofrendas, eran el espíritu del cerdo Seth y no el de Apofis (la gran culebra que ataca en la noche la barca de Ra -en el que estamos-)… Les mandaron a letrinas, sin juicio y advirtiéndoles que de intentar salir de ellas o huir del templo, serían juzgados por profanación y robo de ofrendas. Fue en esos días cuando ya entrasteis vosotros al recinto, para pretender ser sacerdotes y cuando comenzaron muchos de los problemas que terminaron en el juicio y en esta barca que hoy nos guía hasta Iunu, la ciudad del Sol (Heliópolis). Pues desde entonces el Supremo de Historia y Escritura, se negó a que ningún extranjero pudiera abrir las puertas del templo de Ipet Sut. De tal manera, en aquellos días, cada vez que iba a las letrinas, hablaba con estos dos, para intentar ganarse su confianza y organizar alguna trama para que terminarais huyendo o desistiendo de Ipet Sut.  Intentando valerse para ello, de los dos sucios ladrones de ofrendas, que de cualquier modo deseaban irse de este destino de trabajo obligado (entre heces y orines)”.

Mientras narraba esto, vimos que se acercaba desde la popa y hasta nosotros, el barquero sordomudo, comenzando a hacernos ruidos y señas que indicaban que iba a parar por unos momentos la nave. Así lo hizo y encalló la falúa en un lado de la ribera del Nilo. Tras ello, sacó de un cestillo, pan de higos, panes ácimos y mojama y nos indicó a los tres que era la hora del almuerzo (se trataba del cenit de Ra). Ofrecimos aquellas viandas que nos entregaban, al dios que estaba en su punto mas alto y que hasta allí nos había hecho llegar, y tras ello, las compartimos con el barquero que las portaba (teniendo cuidado entonces de no hablar nada sobre aquello que tratábamos antes, por temer que pudiera leer en nuestros labios alguna palabra).

Así comimos lo que en el barco habían preparado para nosotros, observando con asombro que en las bodegas de la falúa habían depositado los alimentos en la misma forma que se solía hacer en los funerales, para las ofrendas de los difuntos… Aquella muerte y transfiguración; resurrección, o metempsicosis, egipcia aún, no podíamos creerla. Pero era cierta. Pitágoras me dijo al ver la bodega del barco preparada como una nave de Ra, que se pellizcaba para poder creer que reamente estaba vivo y que aquello era verdad… Y lo mejor de todo era que nos encaminábamos hacia Per-Ra (Iunu), la ciudad del Sol para ser investidos sacerdotes y servir allí al Supremo Astrónomo de Egipto, con quien compartiríamos nuestras vidas y nuestros estudios.....

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