lunes, 8 de noviembre de 2010

Juicio a Pitágoras y a su compañero Joshua

Continuamos con el relato, que narraba como Pitágoras de Samos y su compañero conseguían resolver los Senos y Cosenos de la circunferencia, ante el Consejo Supremo de sacerdocio, tan solo valiéndose del transportador de ángulos. Hallándolo por el teorema que lleva el nombre del sabio griego y bastando aplicar la siguente fórmula sobre un triángulo:
Cateto Opuesto dividido por Hipotenusa = Seno del ángulo que los une
Cateto Adyacente dividido por Hipotenusa = Coseno del ángulo que los une

Por su parte, solo queda añadir que si continuáramos en aplicación de ello, la Tangente y Cotangente; así como la Secante y Cosecante, igualmente se encuentran simplemente valiéndose de dividir igualmente los Catetos entre sí, o estos y la Hipotenusa. De tal manera:
Cateto Opuesto dividido por Cateto Adyacente = Tangente (y su inverso, la Cotangente)  
Hipotenusa dividida por Cateto Adyacente = Secante (y su inverso, la Cosecante)

En el comentario anterior vimos como Pitágoras y Joshua, demostraron con este medio tan sencillo que el Valor de las “Cuerdas Verticales y Horizontales” de la Circunferencia (como en la Antigüedad se denominaba al Seno y al Coseno), se podía encontrar solo valiéndose de un transportador de ángulos; pintando un triángulo en la arena con la inclinación deseada (el grado angular) y dividiendo unos lados por otros. Ello provocó múltiples reacciones entre los sacerdotes que presenciaban aquella prueba de ingreso. Tras la exposición,  hubo quienes afirmaron conocer perfectamente el hecho matemático, mientras otros se fueron hacia el centro del patio (donde estaban los aspirantes a entrar como sacerdotes, exponiendo la teoría). Allí, en mitad del recinto de Toth, un grupo de clérigos, dubitativos e incrédulos, estuvieron comprobando y midiendo las líneas y dibujos trazados por los Pitágoras y su compañero, en las arenas de geómetra. Llegando a la conclusión de que era cierto el hecho narrado por los pretendientes a ingresar como matemáticos, por el cual: Tomando la Hipotenusa de un triángulo como Medio Diámetro (se refiere al Radio); sus Catetos serían iguales a las Cuerdas Horizontales y Verticales. En este momento, habíamos dejado el relato, que continúa, diciendo:


Todos los Sacerdotes comenzaron a hablar entre sí y se produjo un enorme revuelo. Los que habían bajado hasta las arenas a comprobar el hecho demostrado sobre el triángulo y la circunferencia allí trazados, subieron luego las escalinatas donde se situaban el resto de los representantes de las Casas de la Vida (colegios sacerdotales), comentando con asombro, la veracidad de lo que decíamos. Por su parte, varios de los clérigos matemáticos y astrónomos, ni se habían preocupado de comprobarlo, pues afirmaban conocer sobradamente el axioma. Tanto, que decían, se trataba de una teoría practicada ya en Egipto desde la misma Saqqara por el Gran Arquitecto (se refiere a Imnhotep: el príncipe-arquitecto y visir del faraón Djoser, que vivió en el siglo XXVII a.C.; quien fue adorado como semidiós por su sabiduría, teniéndose por gran maestro de matemáticas, astronomía, medicina y todas las ciencias).

Tras los hechos que relatamos, comenzó el Consejo Superior de Sacerdocio a entrar en debates y empezamos a preocuparnos, pues las voces cada vez y poco a poco, iban siendo mas fuertes. Tanto fue así que en un momento dado el Sumo Sacerdote hizo un gesto que desagrado y gritó :
-“ ¡Silencio!”-.
Todos callaron en ello, Pitágoras me miró un tanto extrañado, pues los comentarios que se habían escuchado no eran muy gratos; incluso habíamos oído algunas imprecaciones hacia nuestras personas, acusándonos de ser extranjeros (o de estar usando métodos científicamente ilícitos…). Aquel terrible y tenso silencio, que duró lo que a nosotros nos pareció una eternidad, fue roto de nuevo por el Primer Profeta, que se dirigió así, mirándonos fijamente y diciendo: (recordemos que se refiere al Sumo Sacerdote de Amón, en Ipet Sut -el actual templo de Karnak, en Luxor-; que por aquel entonces, era uno de los centros religiosos mas importantes de Egipto. Por lo que su máxima autoridad, era una de las personalidades más relevantes del Nilo).

-“Hay voces entre los nuestros que afirman, estáis utilizando medios heréticos y que habéis copiado vuestras ideas de nuestros textos escritos y guardados en nuestras Casas de la Vida, pero que solo se reservan y pueden darse a conocer a matemáticos ya iniciados, en nuestro recinto sagrado. Creen muchos que habéis copiado las ideas que exponéis y que habéis violado algún secreto de nuestro templo, para haceros con ellas. Pues verdad es, lo que exponéis en vuestras teorías; pero también es igual a que lo que narran algunos libros de sabiduría numérica y astronómica, del dios Toth. ¿Qué podéis decirnos a favor vuestro y que explique estas acusaciones que están surgiendo contra vuestras personas?”-

Rápidamente hice un gesto de tranquilidad a Pitágoras y le dije en voz baja, que primero hablaría yo de la circunferencia que habíamos trazado; para que luego él, les explicara de donde y como había concluido su teoría sobe triángulos…. Para terminar contando ambos, cómo habíamos hallado la relación de los lados y su hipotenusa, en razón de la circunferencia y sus grados. De tal manera, comencé a hablar con tan pequeña como temblorosa voz:

-“Pedimos perdón al Consejo Superior y al Sumo Sacerdote, tanto como a todos los presentes, si han entendido que nuestras ideas podían haber sido tomadas de papiros o escritos, solo reservados para iniciados. Quizás, ello, proceda de que ambos (mi amigo Pitágoras y yo) somos extranjeros de origen y los dos hemos tenido unas enseñanzas diferentes a las que el común de los egipcios participan. Verdad es, que no hemos estudiado en las Casas de la Vida mas que unos meses antes de venir al templo; pero fuimos aleccionados desde niños por otros maestros (yo por mi padre y aquel por sus iniciadores en muchos lugares y tierras muy distintas):

Mi amigo Pitágoras, ha viajado por todo el "Mar conocido", aprendiendo ciencias similares a las de Toth, en Fenicia, Cnosos, las islas de Jonia (de donde procede) y hasta en la lejana Magna Grecia. Yo, por mi parte, nací de familia huida desde el Jerusalén destruido por los bárbaros persas, quienes hoy amenazan también con entrar en Egipto. Mi compañero samio, fue protegido de mi padre en sus estudios y al fallecer este, vino hasta Egipto a conocer a los hijos de quien tanto le había ayudado. Llegó hasta Sau (Sais), donde vivíamos, con la intención de ingresar en un templo egipcio como matemático y me comunicó que era deseo de mi progenitor que yo hiciera lo mismo. Así comenzamos a idear cómo poder presentarnos a aspirantes a sacerdocio, algo difícil no solo por extranjeros, sino también porque mi compañero Pitágoras, tiene mas de treinta años y yo me acerco casi a los cincuenta. Para prepararnos fuimos primero como “novicios” y estudiamos apenas unos meses en la “Casa de la Vida de matemáticos” el Iunu conocida por los judíos como On, junto a Sau, donde mi familia vive. (las escuelas o universidades que existían en Egipto, dentro y fuera de los templos, eran llamadas Casas de la Vida y se regentaban por sacerdotes. La villa de On, o Iunu, que menciona, se trata de la ciudad de greco-egipcia de Heliópolis, junto a la entonces capital Sais y cerca de la actual capital, El Cairo).

Allí, en la Casa de la Vida, nos mantuvimos célibes y en pocos meses los maestros nos dijeron que nuestros conocimientos eran suficientes como para poder aspirar a entrar en los mas importantes templos egipcios. Pretendimos hacerlo en la misma Iunu, para nosotros On (Heliópolis); pero nos recomendaron que al ser extranjeros, era mejor venir hasta el Sur, donde apenas había ingresado un extraño y donde quizás tenían mas interés de compartir las sagradas horas y la sabiduría, con ajenos a Egipto. De ello, nos trasladarnos hasta esta ciudad de Uaset, donde nos hemos atrevido a presentarnos como candidatos al sacerdocio de Toth (ya sabemos que se refiere a Luxor, la egipcia Uaset y a las ciencias "exactas, astronómicas, físicas y médicas", que se consideraban del sacerdocio del dios de la sabiduría: Toth). Por ello, elegimos el recinto sagrado mas importante de todo Egipto; este de Ipet Sut que nuestro Señor y Primer Profeta preside”-.

El Sumo Sacerdote al oír estas palabras mías, asintió con la cabeza, e hizo un gesto para que prosiguiera; de tal manera, continué:
-“En referencia a la prueba y las dudas sobre si nuestras teorías planteadas, son realmente propias o las hemos robado de papiros escritos a los que solo deben tener acceso los  iniciados; expondremos la historia de como hemos hallado los axiomas, pues pronto verá el Consejo Supremo, que todo ha nacido de nuestra imaginación y de nuestros conocimientos:

Yo soy de familia judía y mi padre fue educado como rabino, antes de que se viera forzado a huir de Israel. Al llegar hasta Egipto fué bien acogido y trabajó como traductor de lengua fenicia (dado su parecido con el hebreo), tanto como comerciante e intérprete de idiomas helenos. Tenía una gran amplitud de conocimientos y me educó en matemáticas y letras, para que yo pudiera también comerciar, e incluso acceder al puesto de pesador oficial en Sais (donde vivíamos). Por su parte, sus parientes en el pasado llegaron a ser sacerdotes en el Templo de Salomón. Así mi progenitor, quien nunca quiso que perdiéramos la tradición rabínica, me enseño como se estudiaba en el templo de Jerusalén, a mas de los libros sagrados, la matemática y la astronomía mística.

Me narró detalladamente que para la enseñanza de la circunferencia y sus valores, los sacerdotes se valían de una pila central situada en medio del aquel gran santuario judío, hoy destruido por los bárbaros babilonios. Un gran estanque de abluciones circular, llamado Mar de Salomón, hecho en bronce traído desde la misma Tarshish y fundido por el fenicio Hiram (hace mas de cuatro siglos). Este pilón sagrado, que nuestros textos antiguos describen y recogen (se refiere a los que posteriormente fueron el Libro de Crónicas y Reyes, donde sabemos que habla de aquella pila); servía no solo para lavarse, sinó también para marcar las razones de la matemática circular. Medía 10 Codos antiguos hebreos, de lado a lado y estaba circundado por 300 naranjas equidistantes, que a modo de grados, dividían su circunferencia; que asimismo, se fraccionaba en 30 Codos. A su vez, doce toros, agrupados bajo ella (de tres en tres), miraba a los cuatro puntos cardinales, señalando los cuadrantes del círculo.

En este Mar de Salomón, de 10 Codos hebreos de anchura, donde estudiaban los sabios judíos, me he inspirado para construir esta otra circunferencia sobre las arenas de geómetra. La medida la hemos realizado en Codos Vulgares de Egipto, porque estos están divididos en el mismo número de Dedos que el Codo de Israel, es decir en 24. Y aunque sabemos que el Codo Real es el adecuado en los templos y en la matemática sagrada; nos hemos atrevido a presentar conclusiones en Codos Vulgares, porque sus fracciones operan mejor en la circunferencia, dado que al ser su divisiónes en 24 partes; ello hace, que pueda escribirse mejor la relación entre contorno y ancho. Que hemos visto y probado que es, en un Diámetro de 240 Dedos, un perímetro de 754 dedos casi exactos, por lo que así comenzamos antes nuestro discurso diciendo que la cifra sagrada debería ser:
754÷240; y no tanto 3 + 1/7, como tan comúnmente se escribe.”-
(se refiere al π egipcio que se expresaba en arquitectura sagrada, como ya sabemos en 22/7 =3,142857; mientras 754/240 = 3,141666…).   

En este momento se oyeron desagradables voces, procedentes de la escalinata donde estaban los sacerdotes atendiendo nuestras explicaciones; algunos de ellos decían en tono muy despectivo algo tan extraño como: -“Herejía; falso. Eso es herejía”-.
Nos asustamos. El Sumo Sacerdote mandó callar y ordenó con gesto muy adusto que hablara Pitágoras en su defensa. Tomó entonces la palabra el samio y expuso:

-“Sumo Consejo y Profeta Primero, os ruego disculpas porque mi idioma en egipcio es aún torpe y corto. Solo deseo exponer que soy jonio y como tal estudié primero en la isla de Mileto, en la escuela fundada por el maestro Tales, quien también se formó entre los egipcios. Allí me instruí en las teorías del triángulo, entre las que deduje un axioma propio que afirma: Que los Catetos multiplicados por sí mismos y sumados, son igual a la Hipotenusa multiplicada por si misma. Vosotros ya me habéis advertido que dicho principio es bien conocido en el Nilo, desde tiempos del Gran Imnhotep; incluso que en Babilonia aparece escrito en tablillas con miles de años de antigüedad… Pero puedo prometer, por los dioses de Egipto y de la Jonia, que yo jamás estudié el teorema y que si lo supe, es porque lo deduje. Del mismo modo sucede con la teoría sobre los ángulos y sus Cuerdas que hemos presentado….

Podéis creerme o no, pero ello es así y sucede porque en la naturaleza del triángulo están estos principios que hemos explicado. De tal manera, tantas veces como se olvidaran, siempre habría quien los encontraría de nuevo; de la misma forma que si se perdiera la noción del calendario, los hombres encontrarían y afirmarían cada vez que lo hallasen de nuevo, que el año dura 365 días…. (habla aquí Pitágoras de un hecho cierto, como es el de que los historiadores de la matemática deducen que los conocimientos del triángulo en Egipto fueron muy elevados y avanzados desde los tiempos mas remotos, habiendo de suponer que manejaban el teorema que se llama de Pitágoras. Ello, debido a que los sacerdotes egipcios anualmente triangulaban las áreas y repartían así divididas todas tierras -tras la inundación del Nilo-. Igualmente, su arquitectura sagrada se basaba desde tiempos de las pirámides, en el triángulo; conteniendo proporciones matemáticamente muy estudiadas. Del mismo modo, en tablillas babilónicas del III milenio a.C., ya se expresa este teorema de Pitágoras, tanto así como en la matemática india y en la de otras zonas de Asia).

Por lo demás, el medidor de ángulos que hemos fabricado valiéndonos de una madera cortada en medio círculo y marcando en ella los 180 grados, es un artilugio que es de sobra conocido entre los marineros, militares, guias, y gentes que han de medir ángulos. Si lo hemos fabricado con nuestras manos, no es por intentar atentar contra los principios de ninguna sabiduría (como algunas voces escucho que nos dicen), sino porque habiéndolo solicitado al Consejo de Sacerdocio, estos se negaron a hacernos llegar un medio de medir ángulos, argumentando que se trataba de un objeto de funeral y usada para abrir la boca al difunto. Por lo que creamos así nuestra propia herramienta  de trabajo…”-

Mientras hablaba, Pitágoras enseñó a todos el semicírculo para transportar angulos y me lo pasó para que yo hiciera lo mismo a los sacerdotes que había mas a mi lado. Pero al decir estas últimas palabras, se produjo un tremendo griterío entre los clérigos que cambiaban impresiones. Algunos ya opinaban que cuanto hacíamos y decíamos, no podía pronunciarse ante la estatua de Toth, ni menos en la casa de Amón. El Sumo Sacerdote pidió silencio y se expresó en un tono muy preocupado, advirtiéndonos de que nuestra intervención estaba al límite de cuanto podía expresarse en un recinto de Ra. Decidió entonces que quienes nos acusaban de herejía, o de haber copiado las ideas de escritos ya redactados en la Casa de la Vida, hablasen; para ver y entender todos por qué nuestras palabras e ideas habían supuesto tanto revuelo entre los astrónomos y matemáticos (fundamentalmente). De tal manera, tomó primero la palabra un Sacerdote Supremo de la Casa de la Vida que guardaba la “Escritura, religión e Historia del Antiguo Egipto”; quien se expresó en estos términos:

-“Sumo Sacerdote; como Supremo que soy, de Historia y Escritura del Antiguo Egipto, bien sé que estos dos hombres son herejes y lo puedo demostrar. El primero, que se dice llamar Joshua, hijo de Mishel, es un judío (hijo y nieto de rabinos). Este ha reconocido que sus teorías nacen de una pila de abluciones que existía hasta no hace mucho en el templo de Jerusalén, que ellos llaman de Salomón, donde se estudiaba la geometría circular y su relación con el triángulo (se refiere al modo en que en la Antigüedad se denominaba a la trigonometría). Bien es cierto que estos conocimientos, tanto como el hecho de poder enseñar en este estanque central (llamado Mar de Salomón) nació y procede de los secretos llevados desde Egipto hasta aquella tierra, por su “libertador” al que llaman Moisés. Pero todo ello y como os demostraré, nace de una gran herejía…. ¡Nada mas y nada menos que del Cisma de Akhenatón!.”-

Al pronunciar estas últimas palabras, los asistentes pusieron una terrible expresión. Hasta los integrantes de la orquesta de arpistas y tamburadores (entre los que se sentaban varios invidentes), se asustaron. Todos quedaron asombrados, les cambió la cara que volvían con interés hacia quien así hablaba. Este Supremo, tras ver que el patio ya atendía en pleno silencio a sus importantes palabras que nos acusaban de herejía; continuó en su horrible disertación:

-“Pues sí, porque este hombre llamado Joshua es hebreo, descendiente de los que abandonaron Egipto en tiempos de nuestro Faraón llamado Ay con la ayuda y complot de los herejes (se refiere al rey de Egipto entre el 1323 y 1295 a.C., que sucedió a Tutankhamón y subió al trono ese nombre). Aquel hijo supremo de Ra, que se llamó Ay, reinó hace ya mas de ochocientos años y en ese tiempo se dividió la nación del Nilo, tanto que una parte decidió crear un nuevo país al otro lado del mar de los Fenicios (habla del Mar Rojo). Pero para que comprendáis la herejía, voy a contaros la historia del pueblo al que pertenece este hombre llamado Joshua, pues en los papiros guardados la Casa de la Vida de Ipet Sut, perfectamente se narra como aquellos que fueron en su día egipcios, terminaron hace ocho siglos en tierras, que después se llamaron Israel:

Fue todo por obra del rey hereje, que hubo de guardar la Historia con el nombre de Amenhotep, como su padre se llamaba (se refiere a Amenofis IV, hijo de Amenofis III); pero que a los pocos años de su reinado, decidió autoproclamarse faraón denominándose Akhenatón (el “agrado de Atón”). Aquel terrible soberano, decidió transformar nuestra civilización, llegando a cambiar todas nuestras tradiciones, e incluso, nuestra religión. Hasta el punto de crear un culto monoteísta, venerando a un solo Dios con la herética frase: “Solo existe un dios y el faraón es su profeta”…. Todo ello lo hizo influido por un pueblo que había entrado empujado desde las tierras de Canaan por lo mas bárbaros de Hatti, llamados Heqa-Jasut. Pues ocurrió hace ahora unos mil cien años que unos incívicos y salvajes entraron en nuestras tierras del Nilo, bajando desde Hatti (se refiere al imperio Hitita, en Anatolia, la actual Turquia) y empujando hacia nosotros a cuantos iban echando de sus tierras. Asi antes de que nos invedieran por el Norte de nuestro imperio, de ellos huyeron todos las naciones de comerciantes y beduinos que vivían en el desierto de Canaan y del Sinaí; viniendo a refugiarse a nuestros límites. Estos beduinos que comerciaban entre Egipto y Babilonia, tenían una extraña religión que adoraba a un solo dios y trajeron sus cultos hacia nuestras fronteras. (está hablando claramente de la invasión de los Hicsos, que en egipcio de denominaban Heqa-Jasut, cuyo significado es "gobernantes barbaros". Los Hicsos entran en Egipto hacia el 1650 a.C. arrasando el Norte del Imperio, aunque previamente habían hecho lo mismo con las zonas de Canaan, habiéndose  de refugiar en el reino del faraón, cuantos de ellos huian).

Se establecieron entre nosotros aquellos beduinos huidos de la barbarie que acechaba la sabiduría y poco después cayó sobre Egipto aquel pueblo terrible que les había arrojado de sus tierras y que eran los de Heqa-Hasut, invadiendo, destruyedo y aterrorizando el Nilo.  Crearon esos bárbaros la capital propia en Avaris y hacia el Sur tuvieron que huir todos los egipcios, surgiendo entonces la nueva ciudad del faraón, nuestra capital Uaset, de donde procede la importancia de nuestro templo de Amón. Aquí, hace mil cien años ahora, se refugiaron los egipcios y crearon el Nuevo Valle de los muertos, tanto como la nueva cabeza y origen del reino. Los invasores del Norte, vivieron allí en Avaris por cien años y muchos de los beduinos del Sinai y Canaan, que habían entrado hasta nuestras tierras, empujados por ellos, comenzaron a ocupar puestos de importancia en unos y otros reinos (en el del Norte de los salvajes y en el auténtico Egipto, el nuestro del Sur). Dado que esos bárbaros de Avaris, no sabían ni escribir y necesitaban de burócratas, sirviéronse de estos pueblos de Canaan que os digo. Del mismo modo, los verdaderos egipcios (que éramos los del Ato Nilo), a veces necesitaban comerciar y hasta hacer pactos con los invasores del norte; para lo que usaban a ese pueblo beduino llegado de las zonas de Mittani y el Sinaí. (está relatando como muchos de los llegados desde el desierto, que luego serán israelitas, servían como burócratas e intemediarios entre los dos reinos en guerra: El Hicso, y el Egipcio del Sur, dado que hablaban lenguas cercanas a ambas culturas: La Egipcia y las Semito-Amorreo-Hurritas).

Fué tanta la necesidad de ellos a veces, que esos beduinos del otro lado del mar fenicio (rojo) lograron ser pronto hasta asesores y ministros de los faraones; tanto como dominaban parte del comercio de los bárbaros de Avaris. Pero cuando conseguimos expulsar a los invasores, lo que logró nuestro maravilloso rey Kamose, cien años mas tarde, esos caananeos no regresaron a su tierras de origen y se quedaron ya como egipcios entre nosotros. Algunos de los que habían trabajado en el Norte, fueron apresados, para que cambiaran de religión o por asociarse con los Heqa-Jasut (Hicsos); habiendo de pagar con la "corvea" (sistema de esclavitud que duraba treinta años y que para liberar a un familiar, había de entrar otro en la linea de "corvea", durante los tres siguientes anós).

Pese a lo que os digo, siempre tuvieron sentido de unión y se proclamaron en mucho, ajenos al verdadero Egipto; estando todos de acuerdo en no modificar nunca sus cultos y así se mantuvieron fieles a algo que llaman un solo dios, al que a veces dicen Adonái o Yahvé. Otros mas afortunados, que habían trabajado para las familias nobles del Sur, lograron mantenerse en el poder y llegaron a convencer a muchos de sus ideas y de su religión traida desde el desierto del otro lado del Mar (de la tierra de Canaan). Finalmente, por culpa de ellos, cien años mas tarde nació el cisma de Atón; pues lograron convencer al propio faraón de cambiar el culto a un solo dios; y ello ocurrió con el hijo de Amenoteph III, que hubo de reinar como Amenoteph IV, pero decidió optar por la herejia de los canaanitas y llamarse Akhenatón. Un rey hereje que nombró a su propia mujer (Nefertiti), Corregente de Egipto y a su hermano (Tutmose), Sumo Sacerdote y con ellos inició el cisma. ( nos está hablando del famoso cisma de Akhenatón, Amenofis IV, conocido comunmente como el periodo de Amarna).

Tuvo como asesor a un hombre que se llamó de manera igual a aquel que hoy pretende ingresar como sacerdote: José. Quién fué el mas querido interventor y ministro de la reina Nefertari, quien al venir de Mittani, hablaba una lengua parecida al Arameo o al Hebreo y se vió seducida por aquel Joshúa, ministro y lector de sueños del faraón (Nos está hablando claramente de la historia de José, quien aquí narra que no es la Putifar la que le toma como asesor, sinó Nefertiti, la esposa de Amenofis IV, quien realmente parece que había nacido en Mittani, un reino al Sur de la actual Turquía y fronterizo con tierras de Canaán; próximo al lugar de donde proceden los Arameos y Hebreos. Ralmente los de Mittani, como Nefertiti, debieron ser Amorreos y Hurritas en origen, muy emparentados en cultura y lengua con los posteriores Israelitas).

Influido aquel débil rey Amenofis IV, por su esposa y el asesor Jósé, tomó el nombre de Akhen-Atón, proclamó que solo había un dios llamado y hasta cambió la capital de lugar, anulando el poder de Menfis. Así llevó la ciudad principal con la Corte a un término medio del rio Nilo (entre la desembocadura y la frontera Sur de Egipto), creando allí una nueva cabeza de Egipto llamada Akhenatón (como el propio rey). Quitó todo rastro de nuestro señor Amón y a los diez años de su reinado, tan solo existía un disco solar para ser venerado, con el nombre de Atón. Para mas hechos horribles, enseñó al pueblo los dioses y exhibió sus estatuas fuera y dentro de sus recintos sagrados, permitiendo a todos ver a los dioses donde moraban, pues dejaron de ser sagrados. Este mismo templo nuestro, fue en parte destruido en gran parte transformado por aquel hereje llamado Akhenatón, que comenzó unas terribles obras (con heréticos significados), que luego hubieron de arreglar, reparar y completar sus sucesores que retornaron al culto piadoso y debido. Sobre todo a la llegada del gran señor Horemheb (es verdad que este Horemheb, que reina desde el 1323 al 1295 aprox. -2 años circ.-, regresa a los cultos "amónicos" y destruye cuantas obras se habían hecho en favor de Atón desde Amenofis IV).

Todo ello, lo realizó ese faraón cismático, con la ayuda, advenimiento y complicidad de su hermano Tut-Mose, quien fue nombrado sucesor a la corona, príncipe real y Sumo Sacerdote de la capital del reino. Por fortuna, no fue aquel Tut-Mose quien le sucedió al trono, pues murió antes que su hermano Akhenatón. Pero la herejía se completó terriblemente cuando aquel rey disfrazó a su mujer  Nefertiti (que ya era Corregente), de hombre y la nombró sucesor en su reinado. Esta sí le heredó en el trono, aunque por fortuna, solo por dos años; subiendo a él disfrazada, tomando el nombre de Semenejkara. Por suerte y gracias al verdadero Amón, el hijo de Akhenatón (Tutank-Atón) se reveló contra el cisma y derrocó a la impostora, quien murió y fue enterrada como Nefertiti, esposa de Ankhenatón, reina de Egipto. Tras ello, fue proclamado nuevo rey Tutank-Atón, pero que negó la religión herética de su predecesor y regresó en parte a los cultos verdaderos; por lo cual se hizo llamar Tutank-Amón (como debía ser, obligando definitivamente volver a algunos a la adoración del verdadero dios Amón y olvidando el falso monoteísmo de Atón).

Por su parte, los que se negaron a regresar a los ritos auténticos y continuaban en herejía, se hicieron fuertes en la ciudad de Akhenatón y hubo una época de guerras y disturbios civiles. Tal fue la división en la nación del Nilo , que se temió por que esta se partiera y así se decidió dejar a los adoradores de Atón una ciudad y un nomo (provincia) propios, para que allí llevaran a cabo sus cultos y sus ritos. Esta fue la zona y villa elegida por su rey como capital y en ella se establecieron como Sumo Sacerdote y como gobernadores los dos hijos del hermano de Akhenaton; los descendientes del que fue nombrado heredero por el rey herético. Eran estos, los descenedientes de su hermano Tut-Mose quien había sido Sumo Sacerdote y heredero al trono, pero que por fortuna murió sin llegar a reinar (pues fué realmente quien llevó a cabo la reforma y el cisma). Pese a ello, fueron reconocidos como señores de la ciudad de Akhenatón sus hijos, los hermanos segundos del rey Tutankhamon (se refiere a "primos", al decir "hermanos en segundo grado") y pasaron a gobernar a los monoteístas en aquella ciudad ya apartada del culto verdadero y, en gran parte, de Egipto.

Estos que se separaron así de los dioses del faraón se llamaban: El primogénito Tut-Mose (como el padre) y el Segundo Akhenatón (como su tio el rey) y dice la Historia que no cesaban en confrontaciones religiosas con los adoradores de la verdad de Amón. Resultó que al poco tiempo de cuanto narramos y de concedérseles la ciudad apartada; apareció el faraón Tutankh-Amon muerto en extrañas circunstancias. Entonces todo Egipto culpó de este extraño fallecimiento a los cismáticos de Akhenatón. La sospecha parecía ser tan cierta, que los trabajadores de la Casa de la Muerte tras embalsamar la momia real observaron indicos de una defunción no natural. Entonces, ellos mismos fueron los encargados de violar la propia tumba de Nefertiti (que se había hecho pasar por hombre y había reinado); enterrando  en este cenotafio a la momia del faraón Tuntank-Amon. Tanto fue el odio y las sospechas que se cernieron sobre los cismáticos, que el nuevo rey que subió al trono (llamado Ay), no fué admitido por los guerreros de Egipto, al ser el padre de Nefertiti... Inentó por todos los medios que hubiera paz y decidió que para ello, lo mejor es que se fueran de nuestras tierras, cuantos monoteístas vivían en la ciudad de Akhenatón. Llegó a un pacto para enviarles al otro lado del mar fenicio (Mar Rojo) y darles allí una tierra. Ello dicen los papiros que se produjo hace ahora unos ochocientos años. (se está refiriendo claramente al Éxodo, y lo fecha en el principio del reinado de Ay, que comienza aproximadamente en el 1327 a.C.).

Los dos hermanos hijos del sacerdote herético Tut-Mose, tuvieron que salir de la ciudad de Akhenatón y dirigirse con su pueblo al otro lado del mar, donde se les prometió dar una tierra de dominio egipcio. Poco después murió el faraón Ay, que había sido un impostor y un cismático como su hija Nefertiti, por lo que quien le siguió, Horemheb, el gran guerrero y faraón que regresa al clto de Amón, jamás se la concedió. Así, aquel el general privilegiado Horemheb, hecho rey, obligó a estos monoteístas a vagar por el desierto del Sinaí, pretendiendo que esta penosa situación les llegara a desesperar, e hiciera desistir a sus miembros del dios solo; regresando a Egipto y a sus cultos de origen. Mas no consiguió que ello se produjera y apenas unos pocos volvieron; quedando los más, junto a sus líderes espirituales, que les habían llevado a vivir sin tierra. Aquellos dos que salieron como gobernador y Sumo Sacerdote de Egipto, quienes en nuestras fronteras se llamaron Akhenaton y su hermano Tut-Mose; los descendientes de esos a los que condujeron a vagar por el desierto, les recuerdan y les llaman: Aáron y Moses. Y son estos los que se llamaron hebreos o judíos, que crearon una nación aparte en tierras de Egipto, pues al morir nuestro señor, el faraón Horemheb, sus sucesores de distinta dinastia, decidieron pactar con aquel pueblo errante por el Sinaí, para darle una tierra de dominio egipcia y fronteriza con los enemigos del Nilo, a cambio de que nos protegieran y evitaran la entrada de los babilonios y otros enemigos hasta nosotros (como Hatti)”-.

(Cuanto este sacerdote narra sobre Egipto se ajusta a la Historia, aunque no podemos saber si es cierta la exposición que hace sobre los orígenes de Aarón y Moisés, del Exodo y los comienzos de Israel. En lo que se refiere a Egipto puntualizamos que tal como dice: Akhenatón, el rey hereje, subió a trono como Amenofis IV; tras lo que en diez años, cambió su nombre, tanto como los cultos egipcios. Realmente, tal como explica, parece que fue sucedido por su mujer Nefertiti que era de origen amorrita y de Mittani -quien es nombrada su Corregente-. De tal manera, al morir Akhenatón -hacia el 1338 a.C.- , subió al trono un extraño faraón que la Historia juzga pudo ser Nefertiti disfrazada de hombre y que reinó solo dos años con el nombre de Semenejkara. Este efímero y extraño faraón fue sucedido por el famoso Tutankh-Amon, hijo de Akhen-atón y que volvió a los cultos antiguos, tanto como su nombre regresó a ser el de un adorador de Amón a quien le sucede Ay y luego Horemheb.

Por lo demás, también es cierto, que el hermano de Akhenatón, el citado Tut-Mose, fue nombrado Sumo Sacerdote y Prícipe heredero de la corona. Junto a su hermano, aquel rey hereje, inició y realizó toda la gran reforma que se llamó entre los egiptólogos "el Cisma de Amarna". Por último, también es Históricamente verdad, que este Sumo adorador de Atón murió y sus hijos heredaron su puesto como sacerdotes monoteístas. Igualmente, tras el fallecimiento de Semenejkara, hubo multitud de revueltas en Egipto, llegando a temerse por una cruenta guerra civil; y en la ciudad de Akhenatón, se hicieron fuertes los adoradores del monoteísmo de Atón. El rey Ay intentó llegar a un "pacto de estado" entre los egipcios atonistas y amonistas, perolos segundos decidieron eliminar el monoteismo. Finalmente, hacia el 1300, la ciudad de Akhenatón había sido desmantelada y semidestruida por el general Horemheb, que llega a rey.   

Por cuanto vemos, lo que narra, este sacerdote sobre lo sucedido en Egipto, tiene una base histórica. Aunque la exposición sobre el Éxodo, Moisés y su historia –aún siendo muy interesante-, no podemos darla como totalmente verdadera. Aun pudiendo tener gran veracidad, pues enlazando con lo que muchos expertos en orígenes del pueblo judío, expresan).

Tras estas palabras, el patio de Toth quedó mudo y solo se escuchaba a aquel clérigo, que se movía convulsivamente mientras hablaba; quien al acabar, se secó el sudor ayudado de un elegante paño. Pitágoras y yo nos mirábamos y no dábamos crédito a cuanto oíamos, desconociendo qué culpa tendríamos nosotros de lo sucedido hacía ochocientos años, o de cuanto aquel sacerdote narraba…. En ese momento el mismo Supremo que estaba explicando la historia de la herejía de Akhen-Atón me preguntó:

-“Y tú Joshua; que eres hebreo. ¿No conocías los orígenes de tu pueblo?. O es que te parece bien intentar ingresar en un templo y en un sacerdocio de varios dioses, para saber sus secretos y su ciencia; cuando los judíos marchasteis de nuestras tierras, solo por mantener como único dios a aquel al que llamáis Hashem”- (se refiere a Yahvé).

No sabiendo qué contestar, solo se me ocurrió decir:
-“Señor y hermano en Amón (que era como había que tratar a un superior en el templo). Si es verdad tal como decís que nuestro Moisés y su hermano Aarón fueron hermanos en segundo grado (primos), sobrinos y nietos de un faraón. Nietos de Amenoteph III y hermanos segundos de aquel famoso rey, al que llamáis Tutankh-Amón; me he sentido orgulloso de sus orígenes y del de mi pueblo. Tanto es así que nuestra en Historia igualmente se conserva, que Moisés fuera hijo del faraón y Sumo Sacerdote. Por lo demás, mi familia es rabínica y por lo tanto descendiente directamente de nuestro señor Aarón, o de Moisés, como todos los levitas; con ello, al oír vuestras palabras, he sentido gran orgullo. Pues tal como lo contáis, no solo los hebreos son iguales a los egipcios, sino que los rabinos son hijos de los faraones de Egipto y ello supone que en nuestros ancestros, en algún momento, hubo sangre de dioses. Mas en todo eso, aún no concibo, ni sé, que hay de herejía en cuanto hemos dicho en este patio sobre matemáticas y sobre la circunferencia...”-

Pitágoras me miró dándose cuenta que podía haber enojado al sacerdote, y al momento se hizo realidad aquella sospecha, pues el Supremo clérigo, escriba de Historia, reaccionó con ira gritando:
-“¿Que estas orgulloso de descender de un hermano del hereje Akhenatón?. ¿Qué no sabes cuanto hay de cismático en lo que has expuesto sobre matemática?. Pues lo voy a explicar; no solo a ti, sinó al Consejo Supremo, para que comprendan mi acusación de herejía:

¡Porque aquel símbolo que lleva el hebreo y que dicen, han fabricado con una madera. Ese disco semicircular; este que el judío sujeta ahora en la mano; es y solo puede ser!... – .

Señaló arrebatado, el trasportador de ángulos gritando:
-¡Eso es…!. ¡Ni mas ni menos que el disco de Atón!. El símbolo del disco solar con las radiales, tal como el herético faraón Akhenaton lo adoraba y que seguro los hebreos han heredado como forma de trabajo y resolución de trucos matemáticos. Es decir, que nada de lo que han contado es descubierto, sino que todo se ve y se prueba que son secretos robados a las Casas de la Vida de Egipto; verdades propiedad de los templos y robadas en los años de Tut-Mose, el Sumo Sacerdote al que ellos llaman Moisés (su libertador). Secretos tales como aquello que llaman el Mar de Salomón o ese círculo que ha fabricado con los haces de luz de Atón al atardecer….Todo tal como la herejía de Atón enseñaba. Si no lo creeís... Mirar y ver al dios Atón entres su dedos.”-

Al oír estas palabras, mis piernas comenzaron a temblar y el transportador de ángulos se me cayó de las manos. No podía dar crédito a aquello. Primero la historia que había narrado sobre Moisés y ahora, la relación de todo con la herejía de Akhenatón, concluyendo que nuestro medidor de ángulos semiesférico era el disco solar de Atón, procedente de un cisma que adoraba la esfera con rayos solares y que todo ello se había conservado en el recuerdo de nuestro pueblo, en Israel…. El sonido del transportador al caer, fue cortado por el de una segunda voz, que pedía también hablar en el patio. Era ni mas ni menos que el Supremo Matemático, aquel que ya nos había llevado hasta las letrinas y que nos había castigado en días no muy lejanos, acusándonos de insolencia. Este, se levantó, ante la mirada autorizada del Sumo Sacerdote, quien asintió con su cabeza para que aquel hablara y con ello comenzó a decir:

-“No…. No demos demasiada importancia a ese par de sinvergüenzas. No busquemos tanta herejía ni tanto en la Historia… Yo tengo dos ´amigos´, o conocidos de ellos, que nos pueden explicar mejor a qué se debe tanta sabiduría como expresan y tan grandes ideas en matemáticas como el judío y el samio dicen que tienen. Son dos jóvenes que han compartido con ellos algunas horas en las letrinas o en la panadería y saben muy bien de donde procede la inspiración de estos dos que pretenden ser sacerdotes…-.
Hizo un gesto con la mano a los centinelas y prosiguió: 
-"Ir a buscar a esos dos con los que esta mañana hemos hablado sobre los extranjeros, para que nos narren de donde proceden los conocimientos de estos tan inteligentes (uno hebreo y el otro griego), que se han querido someter a pruebas para ingresar en el clero egipcio.”-

Desde ese momento, ni Pitágoras ni yo comprendíamos nada, pero absolutamente nada  de lo que sucedía a nuestro alrededor. Al poco tiempo entraron en el patio dos hombres de mediana edad, que en verdad habíamos visto en las letrinas, tanto como observamos que al día siguiente entraron también en la tahona un par de veces (tomando ceniza en el horno de la panadería). No habiendo hablado apenas con ellos, porque su aspecto era de personas con “pocos amigos”, solo les recordábamos porque nos llamó la atención su suciedad y desaliñado ropaje (algo raro en el templo), tanto como su comportamiento distante y desconfiado. Se pusieron de rodillas frente a los sacerdotes, en situación de besar el suelo y tras ello el Supremo Matemático les preguntó si nos conocían. Le dijeron que sí y este les indicó que explicaran al Consejo Supremo de qué nos conocían, con lo que comenzaron a hablar del siguiente modo:

-“El samio y el hebreo, nos habían encargado que fuéramos hasta una Casa de la Vida, donde trabaja un clérigo amigo suyo. A cambio, nos habían prometido que si les ayudábamos nos iban a sacar de las letrinas y nosotros no vimos nada malo en ello, pues era solo informar de pequeñas cosas sin importancia. Pero no siendo así, después de un tiempo, nos hemos ido dado cuenta que quizás, lo que les estábamos diciendo, era de suma importancia y por ello, esta mañana lo hemos denunciado al sacerdocio.

Ya que el primer día los extranjeros, nos mandaron hablar con un hombre junto a la Casa de la Vida, quien solo nos dijo: -Coméntales que basta con poner alubias en forma cuadrada en el especiero-. Nosotros no dimos importancia a estas palabras y creímos que se trataba de algo relacionado con la cocina, así que le dijimos a los extranjeros lo que nos había comentado esa persona y quedaron muy satisfechos del mensaje que les transmitimos. Tanto que pocos días mas tarde, nos volvieron a mandar a ver al mismo hombre, pero en otro punto de la ciudad. Esta vez, nos comentó aquel extraño personaje, que había de hacerse en cuadrado, pero con la masa del pan…. Entramos en el templo y nos llegamos hasta la panadería donde estaban el samio y el hebreo trabajando y mientras cogíamos ceniza les dijimos aquello de que: -Ahora había de hacerse en cuadrado, con la masa de pan-; creyendo que se trataba de algo relacionado con su labor en la tahona, tampoco le dimos improtancia.

Por último, mientras estaban en las letrinas orinando, hace solo cinco días, volvieron a hablar con nosotros y nos pidieron que fuéramos a ver a este hombre otra vez, pero en esa ocasión que nos escribiera exactamente como habían de hacerse las cosas "de pucheros". Ello no nos gustó, porque entonces vimos que no se trataba de ningún asunto sin importancia y relativo a cocinas (como pensábamos que era al hablar del especiero y de la masa del pan). Por ello, tomamos ya algunas medidas por saber qué estaban haciendo estos dos extranjeros…. Aquel que tenían como “compinche” nos volvió a citar en otro punto de la ciudad y nos entregó un papiro escrito con algo que nosotros no entendíamos, pues somos an-hierografos (significa analfabetos). Por temor a que fuera cosa importante y que pudiéramos violar algún secreto del templo, nos llegamos hasta un escriba público y le pedimos que nos hiciera una copia; y así fué como tras entregarles “la hoja” que ese hombre les mandaba a los extranjeros, pasamos a denunciar al Consejo lo sucedido y a dar la copia que hicimos en la calle (del papiro que el escriba público nos hizo).”-
  
Asombrados de lo que escuchábamos, no tuvimos ni tiempo para decir que todo aquello era una farsa, porque en ese momento entró por el patio un hombre ataviado de escriba, que se arrodilló también ante los sacerdotes. Le preguntaron si era el escriba público que había realizado aquella copia que le enseñaban y contestó que sí. Tras ello, le preguntaron cuándo la había hecho y dijo que dos días antes. Tras ello, procedieron a leer lo que en esa copia estaba escrito; papiro replicado que afirmaba haber hecho ese escriba público dos jornadas antes.... El Supremo Matemático se levantó y tenía la supuesta copia entre sus manos. Habló, diciendo:

-“Para resolver los ángulos en relación con las Cuerdas Verticales y Horizontales de la circunferencia, bastará con tener un medidor de ángulos y marcar con este el ángulo deseado. Tras ello, trazaremos el triangulo a la medida qu mejor nos covenga y luego, el lado vertical dividido por la hipotenusa, nos dará la Cuerda Vertical; mientras el lado horizontal partido por la Hipotenusa será igual a la Cuerda Horizontal (todo ello del ángulo que los une). Para comprobar la veracidad del valor de las Cuerdas, bastará hacer una circunferencia y tender cuerdas de lado a lado, en cada Grado.”-

Aquello que presenciábamos, era una locura de tal magnitud, que yo veía perfectamente en transparencia y trasluz que el papiro que sujetaba y leía el Supremo Matemático no tenía nada escrito. Algo que muchos otros podían observar. Le dije a Joshúa en voz muy baja que era un papiro sin nada escrito, o que al menos a mi me parecía que allí no había jeroglífico alguno (aunque no me atrevía a opinar nada).... Joshúa, tenía tal miedo que me hizo un gesto para que nada reclamáramos sobre la veracidad de la copia que leía aquel Supremo Matemático...

Antes de que terminara de leer aquello, el Sumo Sacerdote, se levantó, para marcharse, diciendo: -“Que los detengan”-. Vinieron hacia nosotros unos centinelas y mientras aquellos se llegaban para detenernos y el Sumo Sacerdote salía del patio; se oyó la voz del músico ciego que presidía la orquesta, quien dijo con tono muy severo:

-“Profeta Primero y Señor. Yo creo que estos dos hombres acusados de robo de secretos y de herejía, pueden ser inocentes. El delito es terrible, pero su castigo es tan duro que deseo pedir una oportunidad para ellos…”-.
El Sacerdote Sumo, se colocó la piel de leopardo, mirando con gesto extraño al ciego que le había hablado y le contestó:
-“¿Por qué?. ¿Es que los conoces de algo?. Tú, además eres invidente y no puedes saber siquiera lo que han explicado ni lo que había escrito en el papiro que les enviaron. ¿Cómo puedes pedir clemencia para ellos?”-.

El ciego dejó el arpa que llevaba en sus manos y se levantó, explicando:
-“Hace un par de días les he conocido cuando estaban en letrinas. Me atendieron bien y hablé con ellos. Sus palabras eran de hombres honrados y de personas cultas; el griego domina las matemáticas y los tonos de afinación, el otro también sabe de geometría. Uno deseaba ser agrimensor y el segundo (el samio) quería ser músico, para lo que esperaba ingresar en nuestra orquesta. Además, allí, entre los orinales, aquel día pasaban horas hablando de números y escuché como pensaban y proyectaban sus ideas e ingenios, pareciendo personas con grandes conocimientos. Pido que, si fuera posible, les den una oportunidad en mi nombre.”-

Al oír aquello, el Sumo Sacerdote quedo muy extrañado y comentó al arpista ciego:
-“Pues si es tu deseo, quédate con ellos y actúa tú de defensor o garante. Ahora, que ya sabes bien lo que significa defender a traidores en el templo… Pues como sean acusados de revelación de secretos, puede que también vayas tú con ellos a acompañarles en La Duat…"- (se refiere al mas allá).

Dicho esto, el Profeta Primero, salió pidiendo que un clérigo juez actuara en el asunto y los detenidos fuimos llevados hasta un lugar que se tenía como prisión, junto al cuarto de guardia del templo. Allí nos separaron y llevaron a mi amigo Pitágoras a una habitación diferente, desde la que yo solo podía oir sus voces, sin distinguir lo que decían. Escuchaba como le preguntaban, y este contestaba de manera muy breve. Tras ello, entraron dos sacerdotes en donde yo estaba; uno de ellos se presentó como juez; me encontraba arrodillado, maniatado y tembloroso.

Después alguien abrió la puerta de nuevo y dejó entrar también al maestro arpista ciego, quien deseaba estar presente mientras nos preguntaban. Se acercó a mí el primero de los clérigos y me dijo por qué habíamos hecho aquello, a lo que yo respondía que todo los que habían dicho esos dos en el patio, era falso y nada se correspondía con la verdad. Tras ello, me reprimieron con voz muy en alto, argumentando que si tan falso era, por qué existía esa copia de un papiro encargada por aquellos,  en la que se explicaba la solución que habíamos dado ante el Consejo Supremo….  Se me ocurrió decir que ello parecía todo una maquinación, a lo que uno de los sacerdotes me respondió con una bofetada… El maestro arpista le recriminó y aquel dijo estar en su derecho de azotarme, al pertenecer a la Casa de la Vida de la ley la justicia, siendo juez y buen conocedor de los ocho libros de Toth, sobre las normas de Egipto (el ciego se calló al oír esto). (los datos que nos da sobre la autoridad civil eclesiástica y sus conocimientos estudiados en las leyes de ocho libros de Toth se corresponden con la realidad de la época en Egipto)

El otro que venía junto a aquel, dijo ser matemático y también tener capacidad de actuar como juez, por lo que continuó preguntándome, a lo que yo respondí que tanto Pitágoras como yo podríamos justificar ante los matemáticos, que tenemos suficientes conocimientos como para demostrar que aquello de lo que habíamos hablado en el patio de Toth, eran todo teorías propias y no copiadas. Al oir esto, el maestro ciego apeló a la razón y les dijo que era eso y solo eso lo que debía de hacerse, para poder llegar a saber si lo que habíamos expuesto eran ideas robadas o propias. Los dos sacerdotes quedaron dubitativos y salieron junto con el músico invidente; en este momento yo sentí un respiro y me dejé caer de lado tumbándome en el suelo.

Al rato entró el Sumo Sacerdote, lo que me produjo terror ver; increiblemente venía solo con un centinela a la habitación quien me tomo por las cuerdas que ataban mis manos, llevándome hasta la habitación donde estaba Pitágoras. Allí, el Sumo Sacerdote le mandó salir al centinela y cuando estábamos los tres solos, nos dijo con un tono de voz muy baja aunque terrible:

-“Os van a acusar de alta traición a los secretos del templo y ello está castigado con pena de muerte. Antes del atardecer, están diciendo los sacerdotes jueces, que os han de administrar (a dar de beber) el elixir de la muerte. Vendrá en el primer líquido que toméis, así que de no beberlo moriréis de sed, que es peor…. Pero todavía tenéis una salida…. Si os atrevéis a hacer lo que yo os mando, os prometo que yo os liberaré y buscaré un medio para que huyáis de esta ciudad. Se trata de ir a vengaros del hombre que os ha acusado, el Supremo Matemático…. Mis centinelas, os llevarán hasta sus estancias y allí, bajo la vigilancia de los guardias en la puerta, vosotros solo teneis que obligarle a beber el elixir de muerte, que en breve os van a enviar (para mandaros a vosotros a la Duat) (Al Más Allá, se refiere). Tras ello y cuando veias al Supremo Matemático caer (lo que será inmediato, pues el elixir es fulminante), yo os prometo que os daré protección y salida de la ciudad; tanto como os buscaré un lugar donde vivir con otro nombre, fuera o dentro de Egipto.
¿Qué me decis a ello?.”-

Pitágoras y yo, le contestamos que no, al unísono. Yo le dije al Sumo Sacerdote que no deseaba vivir en un Mundo así, como el que mis ojos estaban viendo y el samio le comentó que en ciertos momentos, era mejor saber morir que saber vivir….
El Sumo Sacerdote quedó extrañado y gritó malhumorado al centinela, diciendo:
-“Que traigan el bebedizo. Estos dos, no tienen que confesar nada, pues son extranjeros y no profesan con profundidad nuestra religión; así que pueden marchar a la Duat sin hablar mas con nadie, ni precisan de confesión para llevar salvoconducto a Osiris..... O ante quien les reciba….”-

Trajeron dos tazas de barro con “algo” cuyo olor no era del todo desagradable. Continuábamos ambos arrodillados, temblorosos y maniatados, aún frente al Primer Profeta. Su centinela nos dijo que tomásemos ya el bebedizo, agarramos como pudimos las tazas, con nuestras manos entumecidas por las cuerdas. Me despedí de Pitágoras y del Mundo, cerré los ojos mientras bebía y me encomendé a mi padre, quien hacía poco se había marchado al mas allá y con quien en breves momentos me encontraría. Cuando comenzaba a terminar de beber de aquel vaso de muerte, vi como a mi lado se desplomaba mi amigo el samio. Tras ello, tragué el último sorbo que me cupo en la boca y sentí como se cerraban mis ojos, y se me iba la vida poco a poco….





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