sábado, 6 de febrero de 2021

LUZ Y GRAVITACIÓN: “Ego sum lux mundi” parte II

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general de capítulos. PARA CONSULTARLO HACER CLIK sobre:

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El artículo se desarrolla en un texto escrito en negro y se acompaña de imágenes con un amplio comentario explicativo (en rojo y cuya finalidad es razonar las ideas). Podrá leerse completo, pero si desea hacerlo entre líneas, bastará con seguir la negrilla o las letras rojas destacadas.



SOBRE Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Tres imágenes donde continuamos con lo expuesto al final de nuestro anterior capítulo; tratando sobre la hipótesis de una nave que viajase a mayor velocidad que la luz.

Arriba, dejábamos el último artículo hablando sobre las consecuencias que tendría viajar en un “ovni”, más rápido que la luz. Para la explicación de algunas de sus consecuencias, habíamos realizado un dibujo de esa nave, colocando una bombilla en el interior y otra en el exterior (iluminado proa y popa, desde su centro). Asimismo, el aparato que superaba a la luz en su viaje, contenía ventanas; para observar lo que sucede dentro. También llevaría dos espejos en su parte externa; uno delante y otro detrás, con el fin de reflejar la luminosidad de la bombilla exterior.

Abajo, demostración personal, de lo que sucedería si viajásemos en un ovni a mayor velocidad que la luz. En el interior y en el casco de la nave se produciría inercia gravitatoria, por lo que dentro del aparato, la luz se distribuiría de igual modo que en la Tierra (o en un punto sin movimiento). Incluso, si saliera de ella un piloto o tripulante; por efecto de esta inercia, la vería del mismo modo en el interior y el exterior de la nave (con velocidad idéntica, llegando a un mismo tiempo a la proa y al final). Este hecho es el que señalamos con lineas amarillas; marcando el reflejo en ambos espejos, al tiempo. Por otro lado, a más de 300.000 kilómetros segundo, si observasen el Universo, frente a ellos; verían que la luz les llega al doble de su velocidad. Es decir, que una emisión luminosa a un año luz, sería vista en seis meses y todo se movería a modo de cámara acelerada; apreciando los sínodos planetarios a la mitad de su duración (si un astro tarda un día en rotar sobre sí mismo, lo verían girar en doce horas). Sin embargo, por detrás, y desde la popa jamás podrían observar luz; pues la nave supera su velocidad. Esto lleva a pensar que si este ovni reduce un poco su marcha e iguala la aceleración a la del fotón; desde la parte posterior de la nave veríamos una “foto fija” de lo último que se reflejo (una escena congelada y sin movimiento).

De ello, quizás nace la idea de que el tiempo se detiene, al viajar a la velocidad de la Luz; aunque lo que sucede tras nosotros, es que se produce una “foto fija”. Pese a esto, ni el tiempo ni el espacio, se parará tras nosotros; siendo la onda de luz, la única que se queda “helada”. Lo mismo sucede en nuestra mirada del Universo frente al ovni, cuyas escenas nos llevarían a ver anticipadamente todo aquello que se encuentra a larga distancia, con arreglo al siguiente baremo: Si el objeto, o astro, estuviera a dos segundos luz, se observaría con un segundo de adelanto en sus movimientos. Si se hallase a un minuto luz, veríamos sus cambios con treinta segundos de anticipación. Se estuviera a una hora luz; llegaríamos a ver sesenta minutos, en solo treinta. Del mismo modo, si aquello que observamos se encontrase a un día, un mes, o un año luz; en la mitad de ese tiempo -de distancia-, observaríamos todos sus cambios. Así pues, si viéramos desde la parte delantera de este ovni; la Tierra rotando y girando alrededor del Sol. Llegaríamos a la conclusión de que el día terrestre día dura 12 horas y su año solar es de unos 182,6 días (la mitad de 365,2422). Todo ello significa que la velocidad hace variar la percepción del Espacio, pero no el espacio en sí mimo; pues la Tierra seguiría rotando en un ciclo de 24 horas y tardando 365,2422 días en completar su órbita entorno al Sol. Pese a que a la velocidad de la luz, se vieran estos sínodos completados por nuestro planeta en la mitad de tiempo. Todo lo que es un “efecto óptico”, producido por la aceleración; pero no un cambio en el Espacio, ni menos en el Tiempo.

Siguiendo con las posibles consecuencias y hechos que se observarían desde dentro y fuera de esta nave, mientras se viaja a la velocidad de la luz. Consideramos que el efecto de la inercia, proporcionaría la misma visión y situación que tenemos en estado inmóvil; si se nos encontrásemos en el interior o en el exterior del ovni. Pues lo que hace variar el punto de observación, es la velocidad a la que se mueve el que la percibe; por lo que viajando a igual aceleración que el fotón, la luz nos llegará siempre del mismo modo (como si estuviéramos en reposo). Finalmente, en el dibujo hemos señalado en lineas verdes lo que se vería desde el exterior de la nave, pero si estuviéramos en reposo (por ejemplo, observándola desde un planeta). Pues mirando el paso de este ovni desde un punto fijo; jamás habría luz delante de las bombillas (ni dentro, ni fuera de ella); mientras la luminosidad de estas hacia atrás, iría al doble de su velocidad. En mi opinión, jamás reflejarían luz los espejos de esta nave, observada desde un punto fijo del exterior. En el delantero, porque no le llegaría; ya que el ovni va más rápido que los fotones. En el espejo de popa, al no poder superar la velocidad su reflejo, pues viaja más acelerado que cualquier brillo que saliera de él. Pese a ello, queda la duda de si al llegar la luz al espejo trasero, y al doble de su velocidad; quizás sí podría reflejarse parte de su espectro, visto desde el exterior y en reposo. Debido a la enorme fuerza del “rebote” de la onda lumínica al llegar con tal aceleración a proyectare sobre ese espejo de popa.




JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS:
Al lado, seguimos con la misma idea; en este caso dibujando dos naves que marchan en paralelo, superando la velocidad de la luz. Ambos contienen la misma intensidad gravitatoria, provocada por la inercia y en los dos casos se vería el interior y el exterior de ambas, al igual que en estado de reposo. También desde estos dos ovnis, el Espacio frontal se movería al doble de la velocidad del fotón; mientras desde la popa, todo quedaría a oscuras, al no llegarnos luz. Si redujéramos la marcha de estas naves hasta unos 300.000 kilómetros por segundo, la vista trasera quedaría convertida en una foto fija y congelada. Pero si aún decelerásemos más su velocidad, se observaría detrás el movimiento del Espacio, a modo de cámara lenta. Ello no supone que el tiempo tras nosotros se detenga, ni que el Espacio se mueva con esa enorme lentitud (si navegamos algo más despacio que a luz). Simplemente es una percepción, pues hasta nosotros la onda lumínica apenas llega; del mismo modo que sucedería con un chorro de agua, de cual nos vamos alejando y gradualmente pierde su intensidad, hasta el momento en que deja de alcanzarnos.

Abajo, supongamos que este ovni se aproxima a nuestro Planeta, y luego se aleja.

a) Mientras viene hacia nosotros, con una velocidad superior a la de la luz; aquella aceleración impediría la visión de la nave y tan solo se observaría claramente después de llegar y estar muy próxima a la Tierra.

b) Al pasar cerca de nosotros y tomar una dirección recta, se observaría una tremenda explosión, en hilera (marcando el camino de esta nave con destellos).

c) Al irse a mayor velocidad que la luz, en principio no percibiríamos nada. Quedaría a oscuras, tan solo oyéndose su sonido; pero sin poderse observar (por marchar a más velocidad que la luz). Más tarde, su resplandor necesitaría el doble de tiempo en llegar hasta nosotros (cuando alcanzase un segundo luz de distancia, volveríamos a verla, pero ya dos segundos después). A la media hora de haberse ido, la veríamos, pero una hora más tarde (del mismo modo que sucede con el sonido de un avión que se aleja)




JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS:
Al lado, de nuevo la hipótesis del ovni que se acerca hasta la Tierra a mayor velocidad que la luz. En este caso lo vemos frente a nosotros; pero su luz e imagen nos llegará totalmente deformada y arqueada; provocando explosiones. Algo similar a lo que sucede con un supersónico que viaja a la velocidad del sonido; del que suenan explosiones y luego repetidos fragmentos de impacto sobre el aire. Lo inverso pasaría con la luz de la Tierra vista desde la nave; que tendería a perderse en la “zona ciega” (la popa de la nave).

Abajo: Sabemos que el Universo se expande gradualmente y que sus galaxias van separándose de un modo acelerado. Aunque no conocemos qué produce este crecimiento y avance del Cosmos. En su día se pensó procedía del Big Bang; naciendo desde la inercia generada por esa explosión inicial. Actualmente se considera es provocada por “energía oscura” (actuando a modo anti-gravitatorio), junto a la “materia oscura” (que igualmente genera una repulsión o anti-magnetismo, entre los átomos). El hecho es que ese viaje continuo y continuado de las galaxias; va acelerando a un ritmo vertiginoso el devenir de los astros, tomando cada vez más distancia entre ellos. Lo que lleva a pensar que un día, esa velocidad de expansión del Universo puede superar a la luz. De ese modo, suponiendo que las galaxias, estrellas, planetas (y todo cuerpo celeste) viajase en un futuro a más de 300.000 kilómetros por segundo (superando al fotón). No sabemos qué sucedería con los astros sometidos a esta velocidad; pero parece evidente que la mitad del Universo dejaría de verse. Pues no nos llegaría luz de toda la parte posterior -que estuviera detrás de nosotros-; al hallarnos por más acelerados que su velocidad de emisión de ondas.



A) El “peso” de la luz:

Hemos comenzado dibujando una serie de hipótesis que parten desde la famosa idea que tuvo Einstein hace casi ciento cincuenta años; cuando hablaba del tren que viajaba a la velocidad de la luz. Así expresaba el sabio, que si en el interior de ese ferrocarril se produjera un apagón y un individuo encendiera una cerilla; la luz del fósforo se vería de distinta forma, observada desde fuera del tren o en el interior. Pues la persona que viera la llama desde un punto fijo exterior; captaría que la luminosidad llegaba a toda velocidad a la parte trasera del tren, mientras jamás alcanzaría la delantera (siquiera avanzaría su luz, desde el lugar en que fue encendida). Muy por el contrario, aquellos que viajasen dentro del ferrocarril, como pasajeros; observarían la llama del fósforo al mismo tiempo -estuvieran sentados en cualquier punto; delantero, trasero o junto al que encendía la cerilla-.


Esta conclusión del tren de Einstein, partía de dos descubrimientos de fines del siglo XIX: La velocidad de la luz -hallada finalmente hacia 1870 por Maxwel (1)- y la observación de que la masa atrae al fotón. Este último es un hecho que se logró conocer gracias a la fotografía, cuando los astrofísicos de la época percibieron que las estrellas “cambiaban de situación” al obtenerse una instantánea de ellas; si estaban cerca o lejos, de un gran campo gravitatorio. La conclusión fue, que aquellos enormes astros próximos a una estrella, afectaban al reflejo de su luminosidad y no a la posición de ella. Algo que pudo comprobarse en el gran eclipse luni-solar de 1931; cuando se tomaron numerosas fotos de este sínodo, observando que durante el tiempo en que una gran masa se posicionaba entre las estrellas y la Tierra, se “deformaba” el mapa celeste. Horas después, al finalizar el eclipse y desaparecer el Sol y la Luna del alineamiento que modificaba “el curso de ls estrellas”; todo volvía a la normalidad. La conclusión probada fue, que la masa atraía la onda lumínica (tal como demostró matemáticamente Einstein, decenios antes).


Más adelante y cuando Einstein tuvo tanto predicamento como Newton, sus seguidores pretendieron demostrar que el alemán había destronado al gran genio de la física británico. Aunque a mi parecer, para lograr bajar del Olimpo a Newton, habrá que saltar desde este monte, logrando que la fuerza gravitatoria no nos haga caer. Pues la idea que los discípulos de Einstein manifiestan, es que la física newtoniana quedó superada, debido a que es la masa lo que atrae a la luz y no la gravedad. Personalmente, esta teoría de la masa, prescindiendo de la gravedad; “suena” muy parecido a aquello que nos decían en La Mili, cuando nos explicaban el modo de calcular la parábola del proyectil. Terminando el instructor por afirmar -con gran sorna-:

    - “La bala, del cañón o fusil, debe ser lanzada teniendo en cuenta su caída, por efecto de la gravedad. Hemos de estudiar siempre la parábola que describe; porque si no hubiera gravedad, caería por su propio peso”-.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba, fotografía del eclipse lunisolar de abril del año 1931; cuando se probó con imágenes, que las estrellas cambiaban de “situación” al posicionarse una gran masa junto a ellas (foto de la Enciclopedia Británica, a la que agradecemos nos permita divulgarla). Al terminar el eclipse y durante la noche, se tomó una instantánea idéntica a esta, donde percibieron que los astros “habían vuelto a su sitio”. La conclusión fue confirmar la hipótesis formulada por Einstein decenios antes, afirmando que la masa atraía al fotón (del mismo modo que todo elemento de la naturaleza, era afectado por la gravedad). Esta idea es la base de toda la física einsteniana y gran parte de la moderna; que nace desde el principio de que la luz es atraída por el peso los astros -del mismo modo que los asteróides o los cometas-.



Al lado, simulación del lugar original de las estrellas en el eclipse del año 31; al no ser atraída su luz por efecto la gravedad.

Abajo, dibujo mío de Einstein con un chiste (en español y traducido al japonés, escrito en romanji).





No deseo parecer irreverente, ni menos una persona con prejuicios; al calificar de absurdos a quienes dictaminan que Einstein superó la física de Newton. Pero en mi opinión, tal afirmación sería como decir que Beethoven superó a Bach. Toda una paradoja, que en sí misma no puede explicarse; pues el iniciador del romanticismo fue seguidor y admirador del gran maestro barroco. Tomando Beethoven como ejemplo, base armónica e inspiración, toda la obra de Bach; al que consideraba “el padre de la música”. De igual modo, Einstein es el reformador de la física moderna; gracias a haber partido desde las premisas de Newton; pues una de sus ideas fundamentales, dicta que “la luz pesa”. Habiendo logrado el sabio alemán, demostrar que los fotones son atraídos por la masa. Ante esta premisa Einsteiniana, nace un primer problema; al plantearnos si la luz debería considerarse materia, cuando es afectada por el peso y la distancia de los elementos que la rodean. Pero los fotones no son propiamente materia, sino energía electrómagnética; por cuanto en este punto, nos encontramos con el segundo problema einsteniano. Al recordar que para este sabio la energía se transforma en materia y viceversa; conforme a su ecuación: E = MC2 . Es decir: La energía (E) es igual a la masa (M) multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz (C2)”.


La fórmula anterior, recogida por la Teoría de la Relatividad; demuestra que todo cuerpo en reposo, emite una energía (E) equivalente a su masa (M) multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz (2) . La base de este paradigma es que un simple protón contiene una gran cantidad de energía, proporcionalmente a su tamaño; lo que se manifiesta en toda masa. Así pues, masa y energía son conceptos equivalentes para el físico, en las que interviene siempre el movimiento; pues además, la masa, cuando no se halla reposo, contiene una energía añadida absolutamente proporcional a su velocidad. Este último concepto nos es muy fácil de entender, porque cualquier objeto en movimiento desprende una energía conforme a su peso e inercia. Por su parte, la fórmula de Einstein (E = MC2), nos servirá para convertir unidades de masa en unidades de energía y viceversa (pudiendo utilizarse cualquier mensuración para calibrarlas). Pese a ello, el problema que nos plantea, es que si la masa y energía son equivalentes; la luz puede considerarse de algún modo “materia”. Ello explicaría que el fotón (que en teoría es tan solo energía) sea afectado por el peso de cuanto le rodea; a consecuencia de la ley de la gravitación universal. Atendiendo a la famosa fórmula de Newton que dicta: Fuerza = Gravitación multiplica: Masa de un cuerpo, multiplicada por la masa de otro cuerpo; dividiendo ambas por el cuadrado de la distancia entre ellas.


Este principio, lo halló en genio inglés a través de la mística y creyendo profundamente en en sistema pitagórico. Una filosofía milenaria donde se afirmaba que el Cosmos era “una lira” creada por Dios; cuyos planetas se sustentaban en base a la una armonía similar a la musical. Siendo aquellos “hilos” que sujetaban las órbitas planetarias, fuerzas armónicas con intervalos similares a los de las notas de la Escala. Por cuanto Newton halla sus leyes y fórmulas de la gravitación, siguiendo a Kepler; quien también pensaba que el Universo estaba armonizado conforme el pitagorismo enseñaba (en base a la medida armónica de la música). Deduciendo así el físico británico que: “Esas fuerzas que sustentan a los astros en sus Órbitas; deben ser inversamente proporcionales a los cuadrados de sus distancias -medidas desde el centro en torno al cual giran-”. A imagen y semejanza de una gran lira divina; donde los cuerpos celestes se sustentan en base a fórmulas de armonía acústica, proporcionados con intervalos o distancias semejantes a las Escalas y Octavas (en las afinaciones clásicas y filosóficas).


Pero regresando a Einstein; podríamos considerar que los fotones se ven sometidos al mismo principio gravitatorio de Newton, porque “su masa” actuaría y reaccionaría frente a la de cualquier otro cuerpo estelar. Aunque el problema nace al conocer que el fotón carece de materia, pues es tan solo energía. Ante lo que podemos plantearnos, si la energía puede contener masa... . Siendo evidente qué la masa afecta a la luz; llegaríamo a preguntarnos cuál es la diferencia entre “masa y energía”, según Einstein. Quien en base a su fórmula expresa que entre una y otra, media la multiplicación (o división) por el cuadrado de la velocidad de la luz. En esta situación, habríamos de plantearnos si el fotón, mientras viaja a esos 300.000 kilómetros por segundo; ve sometida su energía aun factor que intenta multiplicar su velocidad (atraída por un enorme astro). Lo que generaría materia en la luz, que así se vería afectada por la gravedad; cambiando el curso de la linea de luz y dirigiendo el haz hacia los cuerpos que -por su enorme peso- la atraen. Ello explicaría que el fotón fuera sometido por fuerzas gravitatorias, como sucede con todo otra materia del Universo.


Por último añadiremos, que -al parecer- cuando a un fotón se le somete al estrés de la medida mínima, que puede recorrer; encerrándolo en lo que se denomina la distancia de Plank (3) . Este comienza rebotar en los límites de esa “cerca cerrada”, alcanzando enormes temperaturas, hasta convertirse en materia (como si se tratase de una pelota de tenis, botando a enorme velocidad, entre dos paredes con una pequeñísima distancia). De ese modo existe una hipótesis que plantea este hecho como generador del Big Bang; a través de neutrones o protones, que entraron en un espacio tan pequeño como el que Planck definió. Girando o rebotando en “las paredes” de aquella “cerca cerrada”, de un modo indescriptible; hasta alcanzar las temperaturas más altas, y estallar convertidos en materia. Sería este el crisol de Planck, de donde habría surgido probablemente el Universo, al caer un simple protón en ese límite y sin poder salir de allí. Siendo el cerco tan pequeño (límite de Planck) que generaría un infinito estrés al protón; logrando que suba hasta cientos de miles de grados de temperatura, en millonésimas de segundo. Cociéndose o concinándose así el Cosmos; que habría nacido tras estallar ese protón “encarcelado” en esa longitud mínima del Espacio.


Sea como fuere, hay motivos para pensar que el fotón, en su proceso de viaje por el cosmos; al verse junto a una enorme masa astral, quizás sufre un proceso similar al antes descrito. En una reacción que convertiría parte de la luz en materia, durante unas millonésimas se segundo; siendo así atraída la luz por la fuerza de la gravedad. Demostrándose quizás así, que tal como dijo Einstein: Masa y energía son dos conceptos tan equivalentes, como susceptibles de convertirse una en la otra.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba, fotografía de un San Antonio abad, en el claustro de la catedral de Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarla). Como venimos afirmando, el concepto de la luz, unido al de Dios; es una idea común en la gran mayoría de las religiones. Asimismo, en la arquitectura sagrada de todos los tiempos, la luz juega un papel preponderante; dominando las proporciones y las formas. Astros y luces, son principios que hicieron trascender al hombre desde el comienzo de los tiempos; al igual que son los elementos que la física más moderna continúa estudiando, para comprender el origen y significado de la vida -junto a la del Universo-.

Al lado: celosía de confesionario, en un convento de Braga (Portugal). La mística en el interior de los templos y monasterios suele lograrse por medio del juego de luces.

Abajo: Entrada por la puerta Este de la catedral de Sevilla (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto). Junto a ella, la tumba de Fernando III el Santo. Observemos la curiosa luminosidad que guarda la imagen.





JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, interior del convento destruido de Santa Clara en Coimbra (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra fotogafía). En la imagen del templo semi-derruido se puede ver el modo en que al construirlo, se fueron completando vanos y arcos; simulando una bóveda celeste y jugando con su luminosidad.

Abajo, interior de la sacristía en la catedral de Cuenca (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra fotografía). En este caso, la magia de la luz actúa convirtiendo el lugar en un escenario cargado de mística.





JUNTO Y BAJO ESTAS LINEA
S: Al lado, fotografía de la catedral de Cuenca (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra fotografía). En sus arcos y bóvedas, vemos claramente que los grades templos idealizan e imitan el Cosmos. Tanto es así, que se consideran la “casa de Dios”, simbolizando los Cielos. Este concepto cristiano une el Paraíso con el mundo celeste; considera a Dios la Luz y el mal, a las tinieblas.

Abajo, un curioso paso en la ciudad de Gijón, donde en su fondo vemos la escultura de Don Pelayo. El efecto de la luz en nuestro entorno, es quizás lo que más nos hace transcender. Ya que el ser humano es capaz de pasar horas y días observando la Luna y las estrellas; concluyendo en la Antigüedad que entre ellas habitaban los espíritus de nuestros antepasados (los dioses o las fuerzas de la Creación Universal). Mientras la mente moderna estudia la luz y el Cosmos; para comprender el origen, o el significado de la vida y del Universo.




JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Al lado, fotografía de la catedral de León (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra fotografía). En el interior de estos templos se combinan los colores de las vidrieras, junto a reflejos, techos, bóvedas y cúpulas, que simulan el Cosmos idealizado. Como ya hemos repetido, a fines del medievo, se desconocía casi todo sobre el Universo y mucho de la astronomía. De este modo, los cielos se idealizaban como “el hogar de Dios”; imitando la grandeza de ese Cosmos en las cúpulas, bóvedas y construcciones sagradas.

Abajo, claustro del monasterio de Junqueira (Orense). Desde el comienzo de la Edad Media, se idealizó la luz y la piedra en la arquitectura sacra. Ambas, como símbolos de la creación divina: Significando la piedra, la creación meteórica o planetaria; y la luz, el origen de lo inmaterial o espiritual.



B) El peso de Dios:


He de decir, que en ocasiones he recibido una enorme decepción al leer cartas o escritos de Einstein, en los que este físico comenta sus creencias religiosas. Sobre todo, aquellos donde el sabio afirma que El Talmud o La Biblia, no son más que una sarta de mentiras; todo lo que demuestra una gran incultura (a más del más absoluto desconocimiento de la mística y la filosofía). Hablamos de una enorme falta de cultura, porque libros sagrados como los antes referidos, son la esencia de nuestra cultura y civilización. Por lo que considerar “bobadas” a La Biblia o El Talmud -como Einstein manifestó- es comprable a calificar La Iliada y La Odisea, obras inútiles y absurdas. Evidentemente, todos somos muy libres para expresar nuestras opiniones y creencias; aunque no es admisible hacerlo con una absoluta falta de respeto y de valores cívicos. Pues los libros sagrados, además de ser la base de diversas religiones; contienen un origen milenario y un valor enorme arqueológico e histórico (guardando un peso cultural inigualable, al ser los pilares de nuestra civilización).


Dicho esto, pasaremos a comentar las frases sobre teología y física que añadió Hawking a sus teorías; unas ideas pseudo-filosóficas, que deslucen totalmente su supuesta genialidad. Una capacidad intelectual que ponemos muy en duda; no solo porque este seguidor de Einstein se instituyó como padre de la idea del Big Bang, sin serlo. Sino principalmente, porque cuanto dice, no cuadra con lo que preconiza. Ello sucede cuando repetidamente Stephen Hawking quiso demostrar que no había un Creador supremo; haciendo suya la idea de un Universo nacido desde una enorme explosión (lo que llamaba Big Bang). Teoría que ya había sido propuesta antes de que el físico inglés naciera; aunque él la hizo famosa, tras tomar la denominación dada por un compañero suyo. Otro investigador llamado Hoyle, que la llamó Big Bang, para ironizar con una propuesta científica que despreciaba. Pese a ello, Hawking popularizó esta idea como propia, divulgándola con esa denominación tan “comercial”, que recuerda al reloj de tiempo infinito... . Pero la verdad es que el primero en divulgarla fue Edwin Hubble, hacia 1940; quien a su vez la copió de Georges LemaÌtre (sacerdote y catedrático de astrofísica en Lovaina). Un jesuita que realmente fue el ideólogo del Big Bang, considerando el Cosmos originado por una explosión. De este modo, hoy sabemos que Lemaître fue el verdadero precursor de esa teoría, cuyo fundamento teológico se basa en que el Universo había sido creado y no fruto de la evolución. Así sería como el sacerdote, desde 1918 comenzó a formular la idea del “átomo primigenio”, desde el que “todo” se originó; partiendo de un primer protón, cuya explosión generó el Todo desde la Nada (tal como narra la Biblia; aunque en menos tiempo, pues según las escritura Dios hizo el Universo en siete días).


Regresando a Hawking; hemos de recordar la infinidad de programas y libros de divulgación que realizó, haciéndose pasar por el progenitor de la idea del Big Bang. Aunque realmente, solo logró que aquella teoría fuese conocida por casi todos; divulgándola con un nombre tan “llamativo”. Pero en verdad, no parece que entendía su esencia. Ya que Hawking en todas sus colaboraciones manifiesta que Dios no existe (ni hace falta); porque para iniciar el Universo, tan solo se necesitan tres elementos: Energía, materia y espacio. Ante estas manifestaciones, siempre me he quedado perplejo; pensando quién -o qué- crea estos tres elementos iniciales, desde la Nada. Es decir, suponiendo que nada existe (ni siquiera el Tiempo); hemos de creer que en un momento dado, la energía, la materia y el espacio se conmutan; explotando y dando origen al Cosmos. De este modo vemos que no concuerda lo que manifiesta Hawking con lo que nos dice la teoría del Big Bang; pues si el Cosmos parte desde cero, no puede generarse desde un punto de convención entre energía, materia y espacio (que son tres elementos físicos). Esta incongruencia se debe a que la teoría del inglés, realmente no es suya; sino de un teólogo -como fue Lemaître-, que precisamente promovía la existencia de un Dios creador con tal idea. Iniciando el Universo desde en un átomo primigenio; protón primero, que -a modo de Dios- interactúa, fraccionándose y originando el Cosmos.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEA
S: Arriba, iglesia y mezquita de Almonaster (Huelva). Este templo de posible origen romano, estaba consagrado en tiempos de los visigodos y luego fue reutilizado como mezquita por los árabes; volviendo a convertirse en iglesia, durante tiempos posteriores a la Reconquista. En su interior, podemos observar el modo en que de durante la Edad Media, se idealizaba y expresaba, la unión entre religión, tecnología, cultura y belleza. Allí disfrutamos de sus arcos y columnas, como como ejemplo técnico de su época; realizado con enormes limitaciones, pero con una sensibilidad inigualable. Ellas expresan que ese templo simboliza la Casa de Dios; utilizando todo cuanto el ser humano podía crear durante su tiempo, con pocos medios y grandes sacrificios. Hay quienes hoy observan este tipo de edificios, calificándolos de “pobres” o “simples”. Ello se debe al carácter altivo que nuestra época inculca a la población, enseñándonos que los hombres de antaño eran ingenuos e incapaces. Aunque hemos de plantearnos qué hubieran sido Einstein o Hawking, de haber nacido en la Huelva del siglo XI. Ya que muy probablemente elegirían trabajar como imanes de esta pequeña iglesia mezquita; cuyo prestigio en su época era similar al que hoy tienen las mejores universidades del Planeta.


Al lado,
la iglesia de San Martín, en Mota del Marqués, antes de ser restaurada (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Bastará observar las claves y nervios de sus cúpulas interiores, para comprender que su construcción idealiza el Cosmos y las estrellas. Todo ello en un alarde de esfuerzo material, conocimientos arquitectónicos y de ingeniería; donde se muestra que antaño, todos dedicaban la vida a crear algo bello para la posteridad. Hay quienes piensan que estos edificios son fruto de la explotación de las gentes comunes y de la locura de unas élites. Ante lo que hemos de plantearnos la diferencia que hay entre localidades como El Escorial, Aranjuez, Chinchón, Guadalupe, Trujillo, Pedraza y largo etcétera de municipios bellísimos; comparados con otros lugares que permanecen en el olvido (y que jamás podrán gozar de un desarrollo, gracias al turismo cultural que promueven los monumentos).

Abajo, paso entre la zona vieja y el claustro, en la catedral de Cuenca (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). La restauración y nueva iluminación eléctrica instalada en estos edificios; nos muestran los juegos de luces que antaño había en su interior, valiéndose de luminarias y antorchas. Estos brillos y sombras realizaban un papel preponderante en la percepción del mundo sagrado, entre aquellos que asistían a los oficios. Viendo, o sintiendo entre sus veladuras, el reflejo de los espíritus, los ángeles o la idealización de pensamientos religiosos.




JUNTO Y BAJO ESTAS LINEA
S: Al lado, una de las capillas de la Colegiata de Ampudias, Palencia (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). En ella vemos las tumbas de sus benefactores, labradas en mármol blanco. Ya desde tiempos de los primeros faraones, el hombre deseó transcender realizando edificios y sepulturas de este tipo. Tal como ha sucedido en todas las grandes civilizaciones, esos cenotafios y templos, han reflejado la grandiosidad del ser humano. Actualmente existe una tendencia a comprender el pasado, juzgándolo y pensando que todo debió ser como hoy lo comprendemos. Así oiremos que los faraones eran unos simples tiranos y que quienes levantaron las catedrales fueron explotadores del pueblo. Pese a ello, nadie se atrevería a derruir una sola catedral, ni a desmontar las pirámides; so pena de ser considerado una bestia (culturalmente hablando). Pues estos edificios, todavía siguen siendo la esencia de la civilización y el motor económico, de cada lugar en los que fueron levantados. Unos hechos que muy bien comprendían sus constructores y quienes los sufragaron.

Abajo; de nuevo, la preciosa iglesia mezquita de Almonaster la Real (Huelva).



Pese a lo expuesto, la fórmula del Big Bang hoy no es totalmente admitida por la gran mayoría de los astrofísicos. Pero lo más importante de ella, es conocer que en un principio fue propuesta por el padre Lamaître; como una forma relacionada con la Creación Bíblica. Poco después de formularse esta hipótesis (que el jesuita desarrolla desde 1920) el astrónomo Havel descubre en sus telescopios, que las luces del Cosmos tienden a enrojecerse con el paso del tiempo. El color rojizo de los astros se explicará poco después; concluyendo que esa luminosidad y tonos tintos, se debe a que los astros van alejándose. Concluyéndose entonces, que los cuerpos celestes se separan gradualmente; y que por ello, el color de las estrellas o planetas es ese “bermellón”, que indica una expansión progresiva entre las galaxias. Es entonces, cuando se recordará la idea que el sacerdote Lemaître publicó desde 1930; por lo que un compañero de universidad (llamado Hubble), la “recicla” creando la primera teoría del Universo nacido desde una explosión. Demostrándose porque las galaxias se distancian y toman tonos rojizos; avanzado debido a la inercia de la onda generada por los efectos de la deflagración inicial. Nacimiento del Universo que procedería desde un primer átomo, que antes de reventar contuvo en sí mismo el Cosmos entero.


Es así como la idea de lo que luego llamaron Big Bang está unida a dos hechos: Primeramente, a la Creación concebida por Lemaître (desde la partícula primigenia, que sería la obra de Dios). En segundo lugar, con la demostración de que astros y galaxias van expandiéndose progresivamente; lo que se interpreta como un residuo de inercia desde esa deflagración primera. En lo que se refiere a Einstein, este sabio jamás admitiría nada de cuanto hablamos; pues consideró la física de Lemaître “abominable”. Pese a ello, se vio obligado a reconocer que los cálculos y las conclusiones del sacerdote, eran ciertos y certeros. Pero el hecho que diferenció a ambos, no solo procedía desde un choque de creencias; sino nació del Universo, tal como fue concebido por Einstein, Que lo había considerado en estado inmóvil; bajo una constante estable y sin cambios. Bajo este parámetro, era cierto que las aportaciones de Lemaître modificaban gran parte se los principios einstenianos. Algo que finalmente tuvo que reconocer el físico alemán; cuando ya a mediados del siglo XX expresa que uno de sus grandes errores, fue concebir el Cosmos sin inercia de expansión. Tras lo que generó una nueva teoría, por la cual ese Espacio avanzaba y crecía por efecto de una energía interna; al modo que hace un bollo al ser introducido en un horno. Así, expone que si introducimos pasas en ese bizcocho que simula el Universo y las concebimos como si fueran galaxias. Tras ser calentado el pastel y sometido al efecto de las levaduras; el bizcocho va creciendo y las pasas, separándose. Ello, según Einstein sería debido a un empuje interno del Universo; energía que calibró en un protón por metro cúbico.


Para el famoso sabio alemán, era muy duro leer las teorías de Lemaître; principalmente cuando el clérigo afirmaba que “aunque ciencia y religión debían seguir un camino diferente; el fin de ambas era el mismo: Llegar a comprender la verdad”. Tristemente Einstein, no quiso entender la enorme mística del jesuita; tanto que ese otro gran físico, ha quedado en el olvido. Pese a que algunas de sus teorías y conclusiones, superaron las del alemán y constituyen un hito universal en su época. Aunque en verdad, el olvido en el que duerme Lemaître es el mismo en el que se halla su compañero de orden y de filosofía, Teilhard de Chardin. Quien igualmente generó una teoría sobre la evolución, afirmando que esta camina hacia el punto “Omega” (en un viaje de espiral); para alcanzar un lugar primigenio, cuyo fin es logra la naturaleza de Dios. Creando el concepto de Tiempo, como cuarta dimensión; lo que asimismo tomó la Relatividad de Einstein. Pese a lo que actualmente, ni a Lemaître, ni menos a Teilhard de Chardin; se les dedica una simple linea en los libros de texto estudiantiles. Quizás porque la Iglesia no se ha apresurado a hacerles santos; después de la persecución que sufrieron por parte de las instituciones eclesiásticas (debido a sus novedosas ideas). Pero parece que los jesuitas optaron desde los años cincuenta, dedicarse a la política en vez de a la ciencia; y han preferido olvidar a estos dos grandes místicos, para ensalzar solo sus figuras religiosas con “ideologías llamativas”.


Tal fue el olvido en que quedó Lemaître, que en los años ochenta se hizo un refrito de sus ideas y se divulgaron bajo el nombre de teoría del Big Bang; intentando expresar lo contrario que manifestó el que primero formuló la hipótesis. Tomando Howkigns el timón de aquella nave “refritada” -que no reflotada-, pretendiendo demostrar al mundo entero, que Dios no existía (inversamente a lo que pretendía el jesuita que ideó el átomo primigenio). Pero la afirmación de Hawking, prodigando que no hubo Creación y que Dios “no hacía falta en el Universo”; chocaba frontalmente con el principio del Big Bang, que precisa: energía, materia y espacio, para que se produzca. Siendo imprescindibles estos tres elementos para que surja el Espacio y el Tiempo; nos podemos preguntar si no será Dios aquel que crea estos tres elementos; o bien, si vive Dios en ellos mismos.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEA
S: Arriba, entrada a la iglesia románica de Andaluz (en Soria). Este precioso pueblo, cercano a Berlanga de Duero, seguramente nació por la repoblación mozárabe durante la Reconquista. Quizás en tiempos de Ramiro I, quien llegó tomar estas tierras sorianas, partiendo desde la Asturias que sembró de arte ramirense. En el atrio de su iglesia vemos las columnas con arcos, que representan figuras mitológicas y que simbolizan la grandeza de las formas cósmicas. Significando las columnas, árboles místicos; y sus arcos, las zonas de cúpula celeste.

Al lado, entrada a la bellísima Cartuja de Miraflores en Burgos. En el interior de este edificio se observa y se siente la gran belleza espiritual que guardaban los hombres de ciencia y religión, que desde la Edad Media se refugiaron en este monasterio. Como decimos, en nuestros días hay quienes piensan que aquellos monjes eran personas incultas y atrasadas, que tan solo buscaban su bienestar, logrando pertenecer a una rica orden eclesiástica. A ellos les diremos que es muy fácil juzgar el pasado, pero muy difícil conocerlo; siendo mayor su dificultad si se desea comprender. Así pues, cuando escuchamos este tipo de juicios (o prejuicios), considerando a los monjes del medievo, gentes inútiles y absurdas; basando su poder en creencias o en la explotación de pueblo. Tan solo pensamos que esas afirmaciones son producto de la incultura plena que puebla este siglo nuestro, en que se educa a las personas intentando que se sientan superiores a sus antecesores. Enseñando el mínimo conocimiento sobre el Medievo e inculcando una obcecación supremacista sobre nuestra época, para que no comprendan nada del pasado.

Abajo, interior del palacio neogótico de Busaco (Portugal). Las formas arquitectónicas del medievo fueron reinterpretadas por los arquitectos del siglo XII y comienzos del XX; quienes consideraron el gótico como una cumbre mundial. Actualmente parece que todo lo que contenga valores o estética de hace siglos, es algo anticuado, retrógrado y hasta incomprensible. Este hecho se debe, a posturas como las que toman algunos científicos; intentando mostrarnos una Humanidad inculta a lo largo de la Historia (por no decir idiota). Así es como los “sabios” de hoy en día, muchas veces descalifican nuestro pasado; en vez de estudiar realmente cuales fueron las dificultades a las que se enfrentaron y los conocimientos que realmente tenían.




JUNTO Y BAJO ESTAS LINEA
S: al lado, interior del monasterio derruido de Santa Clara, en Coimbra (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). En la foto podemos ver los arbotantes y columnas, sujetando arcos, en cuyo interior había antes cúpulas. Todas ellas sublimando la idea del Cosmos (el Cielo, de los cristianos).

Abajo, interior del claustro de la catedral de Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Luz, arcos, vanos, columnas y cúpulas son el símbolo del Universo celeste de Dios.







JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, Santa Ma. de Celanova en Orense (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen) . Este es un caso de sincretismo religioso milenario. Pues junto a la pequeña ermita mozárabe del siglo XI -en imagen-, hay un santuario ibérico (con sus cazoletas) y al lado se eleva un enorme monasterio; de origen románico, con naves góticas y terminado en el barroco. Casi dos mil años de historia religiosa, concentrada en este mágico lugar llamado Celanova. Lo más curioso es que la pequeña capilla mozárabe, está dedicada en parte al culto solar. De tal modo, cada equinoccio entra la luz del Astro rey por la ventana que el templecito tiene en su ábside (la saetera que vemos en foto); señalando así que la primavera o el otoño dan comienzo -que el Sol se halla en su altura media-.

Abajo, una preciosa sacristía en Burgos; precisamente en un pueblecito llamado iglesia (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).



C) El “peso” de la gravitación:


Uno de los problemas mayores que plantea la física en nuestros días, es combinar las leyes gravitatorias de Newton, con las nuevas teorías. Principalmente conjugarla con la Cuántica, donde existen numerosas dudas, problemas y “colapsos de interpretación”; que desencajan la realidad del mundo subatómico (la verdad de estas ideas del Cuanto). Esas diferencias entre lo que la física Cuántica espera que suceda y lo que se produce, se denomina “fallo permanente”; sobre lo que no hay explicación científica (aunque se admite como un hecho inevitable). Pero entre las irregularidades mayores de esta física, alguna afecta a la aplicación de la gravitación universal. Al haberse observado que las grandes galaxias no contienen masa suficiente, como para permanecer compactas. Es decir, que en el interior de esas galaxias no hay suficiente materia, ni peso; por lo que al orbitar en forma de hélice y con la fuerza que se observa, sus estrellas habrían de salir despedidas. Lo que sucede en este caso, es como si accionasemos una batidora sobre una superficie casi plana; sin que el liquido allí depositado se derrame hacia los lados. Si así sucediera, la idea sería concluir que lo batido allí, es compacto o denso (como una gelatina); y que por ello, el centrifugado no lo esparce hacia fuera. Pero si sabemos que en el plato llano lo que tenemos es algo tan ligero como leche o agua; es obvio que al girar debe salir despedido, por velocidad centrífuga. Para explicar por qué las galaxias no se degradan y esparcen hacia los lados, al girar con tanta fuerza; existe una teoría que más tarde explicamos. Pero a mi juicio, estos grupos de estrellas y planetas se mantendrían unidos, debido a que en su centro contienen un Agujero Negro. Un enorme boquete aspirador, que les equilibra y les obliga a girar; absorbiendo toda la energía rotatoria que emite.


Aunque para numerosos astrofísicos no es eso lo que sucede con las galaxias; que moviéndose a alta velocidad y conteniendo tan poca masa, deberían “derramar” sus astros por el Cosmos. Tal es el problema expresado para muchos investigadores; que las nuevas teorías matemáticas intentan demostrar (con cálculos) que estas galaxias no son una realidad material, sino un holograma. Un espectro tridimensional, procedente de una imagen bidimensional suya; y que habría sido grabada antes de que desaparecieran (previamente a caer en un Agujero Negro). Esta es una de las teorías más novedosas y la capitanea el astrofísico Leoard Susskind; quien fue tomado por loco al exponer públicamente, que parte del Cosmos podía ser un holograma (hace algunos años). Pues, en verdad, la idea es descabellada; pero con esta nueva fórmula, la física Cuántica resuelve todas sus incógnitas. Así quedan solucionados los problemas de cálculo y “colapso” de la teoría del Cuanto, al plantear por qué las galaxias no se destruyen al girar. Considerando que las luces cósmicas son holográficas y no una realidad. Debido a ello la idea está siendo admitida; por lo que Susskind llega a plantear que ese holograma se forma justo antes de que los cuerpos caigan en un Agujero Negro. En su siguiente paso, el investigador manifiesta que para la física la materia no se destruye, ni desaparece en el Universo (sin dejar registro de su existencia). Por cuanto, mantiene que al entrar los astros en un Agujero Negro, no se perderían. Sino, quedarían antes de caer, grabados en una imagen bidimensional; tomada en la burbuja de giros que contiene y rodea a cada Agujero Negro.


El escalón siguiente a tan extraña teoría, es considerar que los Agujeros Negros son “hermanos” del horizonte del Universo (actúan como un límite del Cosmos) y como tal, antes de que en ellos desaparezca la materia, la fotografían para conservar toda su información. Realizando así lo que la física Cuántica indica, al afirmar que nada en el Espacio se destruye, ni se modifica; sin dejar rastro o impronta de toda su existencia. Ello supone que cuando “un objeto” cae en el Agujero Negro, sufre el mismo proceso que si atravesara el Horizonte del Universo y por ello quedaría su imagen en dos dimensiones, guardándose el “disco duro” universal de su composición y existencia. Todo lo que posteriormente se reflejaría desde la burbuja formada por aquel Agujero y provocará un holograma, como recuerdo de aquello que el vano cósmico tragó en su día. Este holograma sería lo que nosotros percibimos como un Universo real y tridimensional (siendo solo un reflejo).



SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, de nuevo vamos a recordar las fases de formación de un Agujero Negro, simuladas en un lago en nuestro anterior artículo (habíamos elegido el mágico emplazamiento de Sanabria, en Zamora). La imagen en cuatro fases describe lo que se produce cuando la “tensión superficial del Cosmos” se hunde, por “exceso de peso” -como sucede en el agua-. Provocando algo semejante a lo que haría un cuenco de enormes dimensiones, que se va llenando, hasta llegar un momento en que deja de flotar; tragando al hundirse gran parte de lo que le rodea. Se crea así un remolino, que en el caso del Agujero Negro, termina siendo un “aspirador”. Un “sumidero” que actúa como si el lago perdiera un trozo de su fondo (por efecto de un meteorito que cayese en su superficie). Abriéndose una enorme sima en su interior, que nunca se llena y por donde se va el agua de contínuo.

En la imágenes vemos:

-1 : El cuenco (la galaxia o el astro) se llenan paulatinamente (se va compactando de átomos). Aumenta su peso hasta que el agua (el Cosmos) no puede soportarlo.

-2 : Aquel enorme recipiente (estrella,o planeta) tiene tal masa que se hunde paulatinamente (en el agua o en el Cosmos). Lo que le sostiene va cediendo y deformándose (porque no soporta la masa de este astro)

-3 : Deja de flotar violentamente y su peso es tal, que abre una sima en el interior del lago. El agujero en el fondo (del embalse o del Universo) provoca todo tipo de remolinos y atraerá cuanto que se acerque a él.

-4 : Bajo el lago (o el Cosmos) se abre un boquete por efecto del peso de este cuenco, que rompe el “vaso” de fondo y actuará como un sumidero; tragando cuanto le rodea. Todo lo que se le acerque a este vacío, será absorbido e irá a “otra dimensión” tragado por la fuerza centrífuga del vano. Por ello, se rompe la geometría clásica y cuando se pretende tomar una medida de ese Agujero Negro (lanzando arpones o luz a los lados, para triangularlo). Veremos que esas lineas del triángulo se arquean, hasta configurar una circunferencia. Finalmente llegando a caer los arpones (o la luz) dentro del “sumidero”.

Abajo, de nuevo, dos imágenes que ya explicábamos en las que se simula ese Agujero Negro en un lago.

-1 y 2: Dos fotografías donde vemos la caída de objetos flotantes en el lago, dirigidos hacia “otra dimensión” al ser absorbidos por el “vano cósmico”. Antes de llegar a este centro de fuerza; los objetos (astros o materia) rotando, puede ser expulsada hacia el exterior. Pero una vez superado el centro gravitatorio del sumidero, entra en lo que se denomina Horizonte de Sucesos, del Agujero Negro. Este Horizonte de Sucesos es el límite de gravedad sin retorno y en él se cree que puede fijarse la información de toda materia antes de ser tragada por el “boquete” cósmico. Sería donde se graban los hologramas, que luego vemos como una realidad tridimensional.



BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes que representan los hechos descritos, antes simulados un lago, pero imaginados ahora en en el cielo.

-1: Un enorme astro se rodea de tres estrellas y al juntarse van atrayéndose, creando un campo gravitatorio. La presión de este campo es tal, que si trazásemos un triángulo, lanzando un reflejo entre las tres estrellas, las lineas de luz se deformarían. Como se observa, los caminos que toman los haces luminosos, se curvan por efecto de la atracción que ejercen los campos de masas.

-2: Las estrellas se ven afectadas por el centro gravitatorio del peso del astro que hay en su mitad; van girando entorno a él. Es así como lo que antes eran lineas de luz que se curvaban, pasan a ser semicírculos perfectos, formando una circunfencia entorno a su punto medio. Ello se produce cuando las estrellas entran en el Horizonte de Sucesos, del Agujero Negro; no pudiendo salir ya de su fuerza, siendo absorbidas por el vano (antes después).



BAJO ESTAS LINEAS: Una fotografía del Lago de Sanabria durante este verano, en cuyo lado aparece quien redacta este artículo. En su centro vemos simulado el Agujero Negro, ya con una burbuja, en la que según el astrofísico Susskind, se grabarían los datos de toda materia que traga este gigantesco vano. Este es el principio del holograma que luego veríamos, como recuerdo de aquello que cayó por el Agujero Negro. Siendo por lo tanto el Universo un enorme reflejo, cuya base está en los Horizontes del Cosmos y en estos Horizontes de Sucesos de los Agujeros Negros (que han ido grabando en forma bidimensional, todo lo que existía y fue pasando desde ellos, a otra “dimensión”). Sobre el cielo de la imagen, se representan los hologramas que reflejarían los Horizontes del Agujero Negro, como si fueran espejismos.



Según numerosos investigadores de nuestros días, la física Cuántica tiene un fallo que le obliga de continuo a colapsar. Pues aunque se basa en la función de onda, estudiando el mundo atómico y subatómico (en base a parámetros reales); llega un momento en que introduce valores subjetivos o de probabilidad. Ello sucede porque sus análisis siempre son experimentales; pero finalmente, todo depende de la medida que usemos en cada caso y del observador que realiza cada prueba. El hecho cierto, es que hay un problema filosófico porque para que funcione la teoría, no hay que preguntarse sus interpretaciones; ya que las conclusiones son en ocasiones anti-físicas (más bien contra-matemáticas). Existiendo conceptos subjetivos que se han de introducir en la teoría del Cuanto; pese que esta explica la relación entre luz y materia, ya que hay hechos sin otra respuesta. Debido a ese “fallo”, gran parte de los físicos que la desarrollaron, renegaron del sistema Cuántico (principalmente Einstein). Aunque el problema surgió ya desde su planteamiento inicial y en los primeros días; cuando su creador (Planck) comenzó a analizar la realidad bajo un prisma diferente. Su sistema consistió en trocear todos los parámetros, hasta crear variables diminutas; con el fin de lograr unas conclusiones mejores, en el resultado de sus experimentos. Ello lo vamos a entender si explicamos que alguien desea medir los grados a los que hierve el agua; pero en vez de regular esa mensuración de uno a cien centígrados; lo hace en mil milésimas de grados. Resultando que así pudiera hallarse que el agua no se evapora a los 100º exactos; que lo hace a los 99,99999999998º cents.. De este modo, lo más importante que descubrió Planck con su sistema de graduar infinitesimalmente la realidad; fue que al haber fraccionado tanto la medida de la energía. Antes de que se produjera cualquier proceso (de luz, calor, etc) se podían calcular mejor los hechos -se adelantaban las hipótesis científicas-. Ello, porque había fraccionado en millones de milésimas las variables continuas, que antes eran menores; llegando a observarse todo hecho físico con mayor perfección. Tras esto, Einstein manifestará que la energía está cuantificada y distribuida en “paquetes”; lo que en el caso de la luz se componía en “paquetes” de fotones. Iniciándose de este modo la física Cuántica.


El problema surgió poco después (hacia 1920), cuando tanto Planck como Einstein, estaban topando con el mundo atómico; que hasta entonces no se tenía en cuenta. Pero sobre todo se encontraban con la física subatómica y sus múltiples “incoherencias”. Una realidad desconocida hasta entonces y que cambiaría todas las reglas de la física clásica. En este momento se produce una tremenda incertidumbre que intentó solventar Schrödinger; aunando el mundo clásico del conocimiento, con lo que empezaban a hallar. Para explicarlo, lo hizo valiéndose de la longitud de onda que produce la cuerda de un instrumento; observando que se obtienen unas notas conforme se pulse en un determinado punto de distancia. Traduciendo las notas a ondas acústicas; curiosamente, había un paralelismo entre estas y el comportamiento de la luz. Lo que se experimentó obteniendo luminosidad desde gases sometidos a altas temperaturas y fotografiando sus espectros. Pero a raíz de estas investigaciones, se produjo el hallazgo de que la luz y la electricidad se comportaban de un modo inexplicable; situando sus electrones de un modo ilógico (hallándose el electrón tan solo conforme a un cálculo probabilidades, pues su posición era aleatoria). Fue en ese momento en el que Schrödinger quiso explicarlo, dictaminando que el electrón se situaba de manera armónica y conforme producía luz más bella (tal como sucedía con las notas y la música). Tristemente, pronto desmintieron su teoría; probando que el electrón aparecía en el lugares impredecibles, por lo que tan solo un cálculo de probabilidades y la intuición, podría ayudar a posicionarlo.


Así pues, la función de onda que descubre la física Cuántica, no queda resuelta; pues depende de cuándo se mide, dónde y quién o hace -provocando lo que comúnmente denominan “colapso científico”-. Pese a todo, aquel fallo también sucede en la música y tristemente Schrödinger no pudo verlo (completando así su teoría). Pues la inestabilidad del mundo subatómico, que obliga a utilizar la intuición y no tanto la ciencia; traducida a la música, supone que en cada caso, las notas son diferentes, pulsando en los mismos intervalos. Todo lo que a mi juicio es absolutamente cierto, pues para que dos cuerdas produzcan una nota igual, a una idéntica distancia; se precisaría que las ambas fueran exactamente iguales en material, grosor, longitud, estando sometidas a la misma tensión (algo imposible). Pese a ello, aunque dos cuerdas idénticas dieran la misma nota, en un mismo intervalo; pronto se desajustarán por efecto de su tensón. Siendo el oído y la intervención humana, lo que regula la cuerda, en tensión y distancias. Por cuanto aquella graduación del músico, buscando la nota exacta (tirando más o menos de la clavija y logrando una tensión) es lo que lleva a la nota. Nunca una medida exacta. Siendo imposible realizarlo de un modo matemático; porque cada cierto tiempo, la cuerda se desafina y hay que graduarla. Así pues, el error de Schrödinger fue comparar onda de la luz con la onda acústica, sin reparar que realmente la afinación se logra por distancias (por intervalos) no en base a Hertzios. Siendo esas notas unas longitudes y medidas que van variando en cada caso, lo que obliga afinar regularmente los instrumentos. Es decir, que la física Cuántica se muestra tal como es la realidad de la vida: Inexacta, variable y conforme intuimos (no de un modo rígido y absoluto, como desean los científicos).


Esto que he expresado, es lo que denomino la idea de la cuerda desafinada, que demuestra cómo el comportamiento de los electrones es muy semejante al de las notas. Ya que nunca se puede calcular qué tensión hay que producir con una clavija, para alcanzar el tono exacto (del mismo modo que jamás puede predecirse exactamente dónde van a aparecer los electrones). Ello supone que la teoría de Schrödinger es perfectamente admisible y el comportamiento del mundo subatómico es equiparable al de la cuerda de la guitarra. En la que el llamado componente “psi” (y) de la ecuación de Schrödinger; en el mundo de la música, sería la variable de probabilidades para calcular tensiones a aplicar sobre la cuerda (conforme su grosor, material etc.; donde juega un enorme papel, la humedad del ambiente y la vejez de la cuerda). Con este ejemplo queremos mostrar que las irregularidades que contiene la Física Cuántica no son más que la expresión de la realidad en la que vivimos; que en ciertos momentos es inmensurable. Algo que en el caso de una guitarra se puede comprender perfectamente; pues demuestra que una misma cuerda, a las pocas horas de haber sido tañida; ya no afina con igual tensión. Debiendo corregirse su fuerza de tiro, girando la clavija; todo lo que afecta claramente a su diámetro y resistencia, que cada vez que se ve más forzada y delgada. Ello indica que el lugar dónde aparece la nota es impredecible, tal como sucede con el electrón. Pudiéndose revindicar plenamente la ecuación de Schrödinger como un hecho real y cierto (que se cumple no solo en la física Cuántica, sino también en el mundo más sencillo de la física, como es el de la graduación de escalas musicales).




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Varias imágenes sobre música y matemática o astronomía que ya hemos publicado en varios de nuestros artículos.

Arriba, representación geométrica de las notas musicales por afinación clásica; donde vemos que en base a los intervalos pitagóricos, se pueden representar como 2/3; ¾ y ½.

Al lado, los mismos intervalos (pitagóricos), ya expresados en la guitarra.

Abajo, el sistema Solar representado como notas, siendo sus ocho planetas, los ocho tonos de una escala musical pitagórica (observemos que tienen plena relación armónica las distancias entre planetas y las que separan las notas).

A los interesados en este tema, les recomendamos consultar nuestras publicaciones y artículos recogidos en cita (4) .




JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Dos imágenes de los más importantes científicos del siglo XX, que tristemente han caído en el olvido. Al lado, el padre P. Teilhard de Chardin, que a mi juicio es el mayor filósofo de los últimos cien años. Su metafísica recoge la idea de que la Humanidad camina hacia el punto “omega”. Un lugar del semi-infinito, al que se logrará llegar en un avance progresivo (aunque con sucesivas regresiones y que en forma de espiral). Pero el progreso, llevará a todos hasta el Creador que se halla en ese punto final (W). Por estas y otras ideas, fue perseguido e incluso expulsado de la Compañía de Jesús; al considerar sus escritos “heréticos”. Sin duda, es junto a Lemaître, uno de os grandes filósofos y místicos de nuestro tiempo.

Abajo, Georges Lemaître, también jesuita y el verdadero padre de la idea del Big Bang. Sin duda alguna, debemos considerarle entre los tres mejores físicos y astrofísicos del siglo XX (junto a Planck y Einstein). También su figura ha caído en el olvido, y al igual que sucedió con Teilhard de Chardin; sus escritos e ideas fueron revisadas por las élites de la Iglesia. Tristemente, el Vaticano no se ha dedicado a estudiar y promover figuras de verdadero peso intelectual (como Teilhard y Lemaître); preocupándose más de la política y de la diplomacia, que de las verdades universales.



Pero regresando al problema de la física Cuántica, quizá una palabra que hemos utilizado a hablar del holograma universal, puede aclarar gran parte de su planteamiento irregular. Nos referimos a la expresión “espejismo cósmico”, antes expresada. Pues probablemente lo que “estabiliza” la física Cuántica es entender que en el Universo se pueden producir “espejismos”; a los que consideraríamos hologramas o simplemente trasformaciones de luz. Pese a ello, existe una idea inquietante en el pensamiento de Susskind, cuando expresa que parte de nuestro Espacio esta impreso en dos dimensiones y no es tridimensonal. Ya que desde esta idea, se avanza hacia la creencia de que el Cosmos pudo nacer como un plano. Una estructura bidimensional; que al crecer y agrandarse, tomaría gradualmente una forma tridimensional. Ello se ha llegado a observar en la primera foto que conocemos del Universo, donde desde el reflejo del llamado “fondo de microondas” hemos conocido cómo fue hace 13500 millones de años. Observando que tiene estrías, tal como las que se producirían en un balón de fútbol, que hubiera sido guardado durante años sin hincharse (aplastado) y al que de pronto se introdujera el aire. Por lo tanto, la idea de un Universo plano (en sus orígenes); a más de inteligente, parece absolutamente real. Sobre todo, si pensamos que el proceso más sencillo de concebir un volumen es que vaya desarrollándose en sucesivas dimensiones.


Ello, me obliga a proponer y pensar que quizás en su origen, el Universo fue solo un punto. Es decir, que ni siquiera tuviera dimensión y que fue “parido” desde un Agujero Negro. Al tratarse de un átomo, o un elemento del tamaño de un protón, cuya masa superase la gravedad y la tensión superficial del Espacio del cual partía. Siendo así, podemos imaginarnos un punto existente en un Universo Inicial, cuya carga de masa provocaría el Agujero Negro, por el que se liberaría aquella materia del tamaño ínfimo (al que vamos a llamar “átomo negro”). Desde el boquete cósmico caería el “átomo negro”, hasta una nueva dimensión; manteniéndose entero al viajar dentro del Agujero Negro (debido a su minúsculo tamaño y a su enorme masa). Con una infinitesimal dimensión y un inmensurable peso, tras caer en el vano aparecería en otra dimensión; dando lugar a nuestro Cosmos. Llegando como un simple punto de masa hasta una nada, donde es sometido a una gravedad diferente. Así entra en una mayor presión gravitatoria, en ese nuevo estado (el lugar donde le envía el Agujero Negro); lo hace que se fisione, convirtiéndose en dos. Es así como nacería la primera dimensión (la linea, entre los dos puntos existentes) y se crearía el Espacio. Acto seguido, volverían a fraccionarse los dos “átomos negros” en dos más, creando el plano o la segunda dimensión (al unirse esos cuatro puntos o átomos). Finalmente, de nuevo se doblarían los cuatro “átomos negros”, convirtiéndose en ocho, dando lugar a la tercera dimensión (un cubo formado por seis planos, en base a esos ocho puntos unidos). El siguiente paso sería un Universo formado por 64 átomos, con planos de múltiples caras, para pasar a otro de 4096 (lo que corresponde a 64 al cuadrado). Extendiéndose así, hasta pretender llegar al infinito, para intentar el Cosmos ser perfectamente esférico, aunque nunca lo logrará; pese a que su apariencia pudiera ser la de una esfera.


Este Universo “parido” por un Agujero Negro, es una de las posibilidades más realistas, a mi modo de entender. Porque considero que hemos de plantearnos lo que sucede con la materia que “cae” por los “sumideros universales”. Agujeros Negros que -pese a su mala imagen-, sirven realmente para regular y crear el Cosmos. Ya que las galaxias -a mi juicio-, se mantienen unidas gracias a la fuerza gravitatoria que existe en estos “boquetes negros”, que dominan y mueven cada grupo de astros, gobernándolos desde su centro. Debido a cuanto expreso, no necesitamos deducir que las galaxias sean hologramas, sino deberíamos suponer que la fuerza centrífuga de estos Agujeros Negros; provocan el movimiento giratorio de los astros que les rodean. Galaxias en forma de hélice, que son movidas por el sistema de aspiración, del vano situado en su centro. Absorbiendo el Agujero Negro hacia su interior, aquello que necesita para regular el buen estado de las galaxias (que de otro modo perderían estrellas de un modo desorbitado, al girar con velocidad y carecer de masa suficiente como para permanecer unidas). De esa forma, serían los Agujeros Negros aquellos que fusionan los grupos de astros (uniendo las galaxias); y los que -además- pudieron dar origen al Universo. Pariendo lo que he denominado el “átomo negro”.


Finalmente desearía añadir a la hipótesis personal de un primer “átomo negro”, caído por un Agujero Negro (sucediéndose en diferentes dimensiones y creciendo, hasta formar el Cosmos). Que -a mi juicio- para todo ello tan solo se necesitaría la gravedad. Es decir, la fuerza gravitatoria sería la que dejaría caer desde un Universo Inicial ese “átomo negro”, a través del vano; cuando el peso y masa sería insoportable para el Espacio donde este se formó. Asimismo, por efecto de la gravedad, podría fisionarse y fusionarse el “átomo negro” al aparecer en un nueva dimensión; tras atravesar el Agujero Negro y donde su peso ya será soportado. Porque la tensión superficial del nuevo lugar en el que se situó ese “átomo negro”, debió ser de gran resistencia. Como si un objeto que flotase en un lago agua, de pronto cayese a una cueva interior, con un estanque de mercurio. Ello implicaría que al entrar en el Agujero Negro y hundirse en la nueva superficie cósmica; el “átomo negro” se rompería y saldría a flote, generando gradualmente el Universo al partirse sucesivamente. De un modo similar al que se narra, en el proceso de un Big Bang.


Finalmente, esta teoría que presento, podría explicar por qué el Cosmos se expande de manera gradual y acelerada. Un crecimiento y separación de las galaxias, que no responde a una explosión inicial; tal como se pensó en los años treinta, al descubrir que los astros se separaban. Pero hoy sabemos que esta segregación de galaxias se acelera gradualmente; y de haber sido originada desde un “bang”, se relentizaría. Debido a ello, podemos afirmar que la separación del Cosmos, no procede de un Universo que revienta al nacer. Pudiendo surgir aquella dispersión -a mi juicio-, del recuerdo de la caída por el Agujero Negro. Pretendiendo los astros escapar de la primera fuerza de gravedad que dio origen al Espacio; la del “sumidero negro” por el que fue absorbido cuando iniciaba su existencia. De ello, se deduciría que toda la Creación podría ser debida a la gravitación. Una energía que en un Universo Inicial (anterior) fusionó billones de trillones de átomos, comprimiéndolos en un espacio infinitesimal, por lo que caería hasta otra dimensión. Ya que tal sería el peso y masa de aquel “átomo negro” formado por billones de trillones; que no se sustentaba en el Espacio donde se formó. Pasando por un “agujero de gusano” (6) hasta otra dimensión, que al ser más resistente y dura, partiría el átomo negro en los millones de billones de trillones que lo formaban. Generando el Cosmos.


Siendo así, lo único necesario y lo primigenio, sería la fuerza gravitatoria; que originaría la materia. Una masa que nace cuando la energía de la gravedad se divide por el cuadrado de la velocidad de la luz; tal como expresa la ecuación de Einstein (E = MC2). Siendo así, desde la fuerza gravitatoría, pudo nacer la masa y a su vez la gravedad originaría el “átomo negro”, fusionando millones de billones de trillones de átomos (y comprimiéndolos). Por cuanto hemos expuesto, desearíamos terminar este capítulo mencionando que las bases de la armonía musical se ajustan a las de la armonía gravitatoria. Siendo esta la que enseñó Newton cuando nos dijo que se correspondía con la “Masa de un cuerpo, multiplicada por la masa de otro cuerpo; dividiendo ambas por el cuadrado de la distancia entre ambas”. Unos principios que repetidamente hemos aplicado al sistema pitagórico de intervalos, y explicado en numerosos artículos; demostrando que la armonía universal y la musical son equitativas y están plenamente unidas -ver cita (4) -.


SOBRE Y JUNTO ESTE PÁRRAFO: Arriba, de nuevo, imagen tomada por la sonda Planck en 2013, con el Universo hace unos 13.400 millones de años. Apenas tenía el Cosmos unos 380.000 años (acababa de nacer). Se observa que era una amalgama de materia, muy unida todavía; los tonos rojizos son regiones más calientes y densas, mientras las zonas azules, son más frías. Los expertos han visto en la fotografía restos de estrías, que demostrarían como el Cosmos pudo haber nacido plano, haciéndose gradualmente tridimensional (5)A lado, el Universo pintado por Fernando Gallegos en una cúpula de la universidad salmantina, llamada Cielo de Salamanca (tal como se expone en los Colegios Menores, a los que agradecemos nos permitan divulgar nuestra imagen). En este enorme mural, están recogidas las constelaciones, tal como la mitología y la astrología relata. Idealizando de manera maravillosa el significado del Cosmos.





SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Arriba, simulación en el lago de Sanabria, del modo en que el “átomo negro” cae en las profundidades; creando un Agujero Negro debido a su enorme peso. Lo haría del mismo modo que un enorme meteorito, cuya masa rompiera el fondo del lago; entrando en el subsuelo. Donde se dividiría por efecto del choque con los elementos que topase; creando así un Nuevo Universo (otro lago, en el interior de la tierra).

Al lado, el “átomo negro”, tras tomar una masa inmensurable; se hunde, pasando a una nueva dimensión, donde crearía nuestro Universo.

Abajo, el mismo proceso; representado en otro dibujo nuestro.






JUNTO ESTAS LINEAS:
Figuración de cómo ese átomo inicial parte la superficie que le sostenía y cae a otra dimensión, generando nuestro Cosmos.









SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS:
Las tres dimensiones espaciales, creadas por el “átomo negro” al caer desde el Agujero Negro:

Arriba, generación del espacio unidimensional tras fraccionarse en dos; surgiendo la linea.

Al lado, nacimiento del espacio bidimensional, al convertirse en cuatro y crear el plano.

Abajo, el átomo dividido ya en ocho, genera el cubo y el espacio tridimensional.






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CITAS:

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(1): Decíamos en el capítulo anterior
Ole Romer -hacia 1680- midiendo la diferencia de secuencias entre los eclipses y teniendo en cuenta la posible distancia entre Júpiter y la Tierra; concluye que la luz viaja a unos 214.000 kilómetros por segundo (una estimación bastante aproximada a la realidad). Aunque no será hasta 1725 cuando James Bradley logre confirmar que la luz viaja a 301.000 klmts/seg.; tan solo comparando los brillos de la constelación del Dragón, observándola desde diferentes posiciones de la Tierra. Finalmente hacia 1870, se llega a establecer la velocidad de la luz; gracias a “las ecuaciones” de J.C. Maxwell. Que tras estudiar sus ondas electromagnéticas durante años; determinó que el haz viaja en el vacío, con una constante de 299.792.458 metros por segundo (unos trescientos mil kilómetros/segundo)”

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(2): El cuadrado de la velocidad de la luz, viene a ser (3·10 elevado a 8) metros por segundo. Lo que equivale a 90.000.000.000 de kilómetros segundo.

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(3): La llamada “longitud de Planck”, se corresponde aproximadamente con un centímetro, dividido por diez, elevado a 35 -más exactamente (1,6 · 10 elevado a menos 35) metros-

Ver:The Planck Length por John Baez (publicado en 1999)

https://math.ucr.edu/home/baez/planck/node2.html

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(4): Angel Gómez-Morán Sanfafé:

Creación, temperación e improvisación en SIMPOSIO SOBRE PATRIMONIO INMATERIAL; LA VOZ Y LA IMPROVISACIÓN (pags. 34 y ss) Fundación Joaquín Díaz Valladolid 2008.

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-PLATÓN Y LA PRIMERA DESCRIPCIÓN DE UNA TEMPERACIÓN* EN NUESTRA CULTURA (hipótesis para su exposición): Hipótesis arqueológica sobre las primeras temperaciones y escalas musicales (capítulo 3)

http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2013/08/platon-y-la-primera-descripcion-de-una.html

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- Hipótesis arquelógica sobre las primeras temperaciónes y escalas musicales (capítulo 4) http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2013/11/hipotesis-arquelogica-sobre-las.html

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- EL PROBLEMA DE LOS TEMPERAMENTOS Y SU RESOLUCIÓN EN FILOLAO Y PLATÓN. Capítulo 5 de "Hipótesis arquelógica sobre las primeras temperaciónes y escalas musicales".

http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2013/12/el-problema-de-los-temperamentos-y-su.html

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- LA INEXISTENCIA DE LA "QUINTA DEL LOBO" Y EL ORIGEN LAS DOCE NOTAS MUSICALES (NACIDAS DE LA AFINACIÓN PITAGÓRICA). Capítulo 6 de "Hipótesis arquelógica sobre las primeras temperaciónes y escalas musicales". http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2014/01/la-inexistencia-de-la-quinta-del-lobo-y.html

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- SOBRE EL ORIGEN EGIPCIO DEL TEMPERAMENTO PITAGÓRICO: De la "Tetratkis" o la década; base matemática del Nilo (Capítulo 7 de "Hipótesis arquelógica sobre las primeras temperaciónes y escalas musicales").

http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2014/02/sobre-el-origen-egipcio-del.html

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- HIPÓTESIS PLANETARIA EN LA AFINACIÓN PITAGÓRICA: La belleza y el número como símbolo del Cosmos -el temperamento enarmónico- (Capítulo 8 ). http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2014/03/hipotesis-planetaria-en-la-afinacion.html

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- El tono inicial como sonido de la Creación -universal o geodésica- (diapasones y litófonos en el Mundo Antiguo). -Capítulo 9 de HISTORIA DE LOS TEMPERAMENTOS-. http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2014/05/el-tono-inicial-como-sonido-de-la.html

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- TEMPERAMENTOS Y AFINACIONES ANTIGUAS -una explicación para todos- (capítulo intermedio entre el 12º y el 13º: HISTORIA DE LOS TEMPERAMENTOS) http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2014/08/temperamentos-y-afinaciones-antiguas.html

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- EN BUSCA DEL PLANETA PITAGÓRICO

http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2015/06/musica-para-celebrar-nuestros-cinco-mil.html

.-NUEVO MODO DE INTERPRETAR LOS “MODOS”, “GÉNEROS” Y “TONOS” HELENOS (Pseudo Plutarco y La Música). Parte I

https://decnossosatartessos.blogspot.com/2020/03/nuevo-modo-de-interpretar-los-modos_29.html

-NUEVO MODO DE INTERPRETAR LOS “MODOS”, “GÉNEROS” Y “TONOS” HELENOS (Pseudo Plutarco y La Música). Parte II

https://decnossosatartessos.blogspot.com/2020/03/nuevo-modo-de-interpretar-los-modos.html

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(5): Fotografía tomada desde “Elsa Planck” (a la que agradecemos nos permita divulgarla); del artículo EL MUNDO DE PLANK

http://www.astronoo.com/es/articulos/universo-planck.html

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(6): Agujero de Gusano: Expresión que primeramente usó Einstein para describir el paso de una dimensión a otra, "cayendo" o atravesando Agujeros Negros.