El título que elegimos, no solo se refiere al Tartessos, origen greco-ibero-púnico del sur de Hispania. Ni al Cnossos minoico, hijo de Egipto y de Anatolia, padre de Micenas; abuelo de la Hélade, Tartessos y de Etruria. Porque nuestro De Cnossos a Tartessos, quiere significar también aquel misterio que las civilizaciones y las culturas esconden, en el que sin poder demostrarse la filiación de unas y otras, se intuyen paralelismos y uniones. Igualmente deseamos tratar hípótesis y pensamientos sobre el mundo del arte, la Historia, la arqueología o la mitología; ideas y sensaciones que en muchas ocasiones puedan mostrarse, aunque a veces, no demostrarse. Teorias que deben pensarse y deducirse, sin que muchas de ellas puedan ser probadas de forma fidedigna ni absoluta.
Ello, porque la Historia, el arte o la arqueología, no son ciencias exactas, sinó humanísmos cuyo estudio sirve para el cultivo del espíritu, o el culto a la Humanidad y a las civilizaciones. Y aunque entendamos que una parte de las ciencias exactas y físicas, pudieran tratarse igualmente como disciplinas del humanismo (filosofía matemática y epistemología física). La diferencia entre estas y las puramente humanistas radica en que la demostración en unas se puede intuir, mientras en las ciencias exactas, se debe probar.
De cuanto exponemos, nuestro De Cnossos a Tartessos; en el que queremos mostrar aquello que muchas veces no se puede demostrar, pero sí se puede intuir como una verdad cultural o intelectual plena. Pues la verdad en el mundo del humanismo, pertenece al terreno de la belleza y de la imaginación; mientras la verdad científica, vive dentro de la realidad (del mundo objetivo). Aunque cierto debe ser que exista una Verdad (con mayúsculas) en disciplinas tales como la música, la escultura, la poesía o, incluso, en las "artes menores".
Unas verdades mostrables (pero no demostrables) que ya desde Vitrubio o Pitágoras podemos leer determinadas y descritas. Escritas en textos de sabios grecorromanos, quienes enseñan que: La medida, el número, la distancia, los colores o las ondas acústicas; relacionan las artes con la física y la matemática; y la matemática con la belleza y la armonia, y la armonía con el cosmos, y el cosmos con la luz y la luz con la pintura, y la pintura con la perspectiva y la perspectiva con la fisica, y la física con las ondas que transmiten la música y la música con la combinatoria o la numerología, y la numerología con la astronomía, y la astronomia con el conocimiento de la medida universal, y la medida universal con los cánones de belleza, y la belleza con la espiritualidad, y la espiritualidad con imaginación y la imaginación... Con la ciencia.
Algo que comunmente solo podemos expresar por medio de un lenguaje objetivo-subjetivo; es decir, alegórico; a través del uso de la parábola o de la comunicación mitológica Por que todo cuanto hemos intentado expresar anteriormente -y que no lo conseguiremos nunca comunicar, sinó solo transmitir-, a veces habrá de exponerse en alegoría. Debido a esa necesidad, nos serviremos de este blog, en el que comunmente usaremos un lenguaje mitológico para mostrar aquello que solo de forma intelectual puede entenderse como una Verdad Humanística.
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