sábado, 8 de junio de 2019

EL ARCA DE LA ALIANZA, LA VARA DE AARÓN Y EL MANÁ: SIMBOLISMO Y SIGNIFICADO HISTÓRICO


ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general de capítulos. PARA CONSULTARLO HACER CLIK sobre:
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El artículo se desarrolla en un texto escrito en negro y se acompaña de imágenes con un amplio comentario explicativo (en rojo y cuya finalidad es razonar las ideas). Podrá leerse completo, pero si desea hacerlo entre líneas, bastará con seguir la negrilla o las letras rojas destacadas.
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, portada del libro EL ARCA DE LA ALIANZA de Óscar Vallet (1) , obra en la que vamos a basar la introducción de nuestro estudio. Abajo, tapiz de Flandes manufacturado en Bruselas hacia 1515, basado en un cartón de Jean Van Roome (tejido en lana, seda y oro); obra depositada por la Catedral Primada de Toledo, en el Museo de Santa Cruz -donde se exhibe y al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Su iconografía representa la “Vida del rey David” y en él vemos al monarca fundador de Israel, entrando en Jerusalén junto a su comitiva, que porta El Arca de la Alianza. Si observamos bien la escena, nos daremos cuenta de que ese “Arcón” se presenta cristianizado, sustituyéndose por una “custodia” catedralicia. Sagrario que en este caso se parece a alguno de los que se fabricaban en España durante la época en que se tejió el tapiz. Por su parte -a mi juicio- no sería desorientado considerar que el personaje central (que representa al rey David) fuera Felipe el Hermoso, marido de Juana I de Castilla y coronado poco antes como Felipe I. Una identificación que parece ratificarse cuando vemos a ese monarca luciendo un enorme collar, que bien parece el Toisón de Oro -galardón de la Casa de Borgoña importado a España por Felipe el Hermoso-.
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JUNTO Y ESTE PÁRRAFO: Retrato hoy considerado anónimo, anteriormente atribuido al Maestro de la leyenda de la Magdalena; donde vemos a Felipe el Hermoso, de joven (hacia 1492). En este perfil podemos observar el parecido con la figura central del tapiz. Recordemos que ese monarca muere en Burgos en 1506, tras haber sido proclamado rey de Castilla, bajo el nombre de Felipe I (por incapacidad se su mujer). Por lo tanto, no sería extraño que su hijo Carlos V, al llegar a España para reinar, encargase a Flandes una serie de tapices dedicados al rey David, iniciador de la monarquía israelita y donde apareciese su padre encarnando este personaje bíblico -realizando un paralelismo entre la Casa de Austria (instaurada por su progenitor en España) y el reino judío-.
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A- INTRODUCCIÓN:
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Esta primera parte del artículo la basaremos en el libro de Óscar Vallet, EL ARCA DE LA ALIANZA, antes mencionado. Debido a que nuestro estudio no tratará de profundizar en lo que ya se ha publicado sobre este cofre sagrado; sino más bien deseamos dar otro significado a el arcón sacro judío. Del mismo modo, queremos encontrar un nuevo sentido al Maná y a la Vara de Aarón, junto a las Tablas de la Ley; reliquias que -como sabemos- se guardaban desde tiempos mosáicos en El Arca de la Alianza. Así pues, para comprender brevemente qué fue este cofre sagrado, resumiremos en nuestra introducción la obra de Óscar Vallet; haciéndonos así una idea general de cuanto de ha escrito e investigado acerca del Arca. Posteriormente, pasaremos a un análisis personal y a presentar nuestras nuevas teorías acerca de esa gran caja relicario y de los objetos que en ella se encerraban.
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A-1) Breve historia del Arca:
Comienza diciendo Vallet que la religión judía no está plenamente supeditada a la aparición de este cofre; que tan solo juega un papel histórico en sus creencias (2) . Posteriormente expresa que en ella se escondía la esencia de Yahveh y de alguna forma, contenía un espíritu divino en su interior (3) . Narra más tarde la Historia del Arca, exponiendo que hasta el reinado de David, se guardaba siempre en una tienda o tabernáculo desmontable y sagrado. Aunque tras la fundación de Israel y la coronación del monarca que vence a Goliat, nace la idea de crear un santuario pétreo y estable, donde recoger la reliquia. Un proyecto que finalmente lleva a cabo el hijo de David; Salomón, quien en el siglo X a.C. levanta el famoso Templo, donde en su lugar principal se guardará y rendirá culto al Arca. Allí permaneció, hasta que la ciudad de Jerusalén fue arrasada por Nabucodonosor (597 a.C.), quien terminó por destruir hasta el Templo, un decenio más tarde. Fue por entonces, cuando tras quince años de asedios y guerras, los babilonios se hicieron con todo el territorio que antes fuera Israel y Judá, enviando al cautiverio a la mayor parte de la ciudadanía hebrea. Desde ese momento, se perdieron en la Historia, diez de las doce tribus, junto a los tesoros del Templo de Salomón (entre ellos, El Arca) (4) .
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Algunos capítulos más tarde, Óscar Vallet menciona que el cofre sacro se adornaba con querubines, cuyas alas formaban un triángulo; todo lo que a mi juicio es una fantasía del autor, intentando ver en el ataúd una figura egipciante (por no decir típicamente faraónica). Asimismo añade, que aquella caja de reliquias era de madera de acacia negra, e iba revestida de oro (por dentro y en su exterior); midiendo 2,5 Codos de largo, 1,5 Codos de alto y 1,5 Codos de ancho. Más tarde entraremos a especificar el significado y la medida exacta de los Codos Judíos; aunque debemos exponer -al margen de las palabras de Vallet- que este patrón metrológico era exacto a los de Egipto, en tiempos de Akhenatón. Correspondiendo el Codo Vulgar hebreo a 0,45 centímetros y el Codo Real a 0,525 ctms. -aprox-; idénticos al Codo Real y Vulgar faraónicos, coetáneos a Amenofis IV. Siguiendo con el libro de Vallet, en este nos relata tal como la Biblia explica que El Arca era transportable gracias a unos anillos de oro que pendían de sus laterales; a través de los que se pasaban pértigas, con las que se levantaba y portaba la reliquia (siempre sin tocarla, pues estaba prohibido poner una mano sobre ella). Dejando la función del traslado del cofre a los Levitas, de la familia de Cath (5) ; quienes cargaban con el arcón en toda peregrinación o viaje.
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Este objeto era tan sagrado por su simbolismo, como por encerrar las reliquias más valiosas de su pueblo. Debiendo ser portado allí donde los judíos mudasen su nuevo hogar, principalmente durante los siglos en los que vivieron como nómadas -hasta lograr dominar la “tierra prometida”-. Asimismo Vallet explica que Guardaba el cofre en su interior: Las Tablas de la Ley, talladas sobre una roca por Yahveh, tras ser recibidas por Moisés, en El Sinaí. Conteniendo también la Vara florecida de Aarón y un trozo de Maná, en una copa sagrada. Por todo cuanto este autor escribe literalmente que “para los hebreos, El Arca de la Alianza era manifestación física de Dios. Tener El Arca era en realidad tener a Dios” (6) .
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos cuadros de Correa de Vivar, representando a los profetas Isaías y Jeremías -propiedad del Museo de Santa Cruz de Toledo, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-. Al lado, el Profeta Jeremías y -bajo este- su biografía, anotada por mí. Como podemos ver en las fechas, Jeremías es contemporáneo a la destrucción del Templo de Salomón y a la pérdida del Arca, junto a los tesoros del gran recinto sagrado judío. Muchos piensan que este profeta pudo cargar con cofre, en su huida hasta Egipto; o bien que fue el mismo Jeremías quien lo escondió en alguna cueva cercana al Templo de Salomón.
Abajo, junto al Profeta Isaías, pintado por Correa de Vivar; hemos recogido los hechos cronológicos que muestran la caída y destrucción de Israel y de Judá -por manos asirias y posteriormente por los neobabilonios-. Desde estos años se pierde el rastro del famoso Arca de la Alianza; que se supone escondida en algún lugar de Israel, o bien trasladada a otra tierra, donde los israelitas huyeron del asedio y destrucción de los asiriobabilonios. Aunque la hipótesis más razonable es pensar que se destruyó en el asedio de Nabucodonosor.
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Sigue narrando Vallet, que durante la más remota antigüedad, era costumbre de los pueblos seminómadas, guardar todos los documentos y reliquias en grandes arcones. Especialmente parece ser un uso normal entre aquellos que vagaban por el “creciente fértil” y por el Sinaí; quienes introducían en esos cofres, los títulos de propiedad, los nombramientos de importancia, contratos y tratados con extranjeros, así como ídolos y pequeñas estatuas sagradas a las que llamaban “terafines”. Cintando posteriormente entre los pueblos que tenían la costumbre de utilizar estos grandes cajones sagrados, a los egipcios, fenicios, arameos, acadios y diversas tribus árabes. Pese a ello, el autor destaca que la diferencia entre los cofres de uso ritual o jurídico y el famoso Arca de la Alianza; pues el arcón judío tenía una esencia divina, albergando en él la existencia misma de Yahveh. Escribiendo literalmente: “contenía la evidencia de los hechos de redención de Dios. El Arca era un memorial que hacía de archivo sagrado, conservando artículos que servían de testimonio y recuerdo. Los Diez Mandamientos, tenían esa función; recordar al pueblo judío que se había comprometido ante Yahveh a guardar esas normas (….) Por ello El Arca no era un simple baul, sino un artefacto religioso, ya que era un emblema de la soberanía y de la presencia divina” (7) .
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Así pues, el verdadero valor de ese ataúd y relicario israelita, se completaba con su contenido. Guardando las Tablas de la Ley (grabadas por Moisés o por Yahvé), un trozo de Maná (contenido en un cuenco) y la famosa Vara de Aarón (florecida de un almendro). Al albergar en su interior el Decálogo (original), el cofre se convertía en sacrosanto y encerraba en sí mismo la Alianza con Dios. Un hecho que se comprende perfectamente en las culturas judeo-cristianas, por reconocerse que los Diez Mandamientos son la “piedra fundacional” de la religión hebrea y del cristianismo. Asimismo, hemos de añadir a las palabras de Vallet, que esas Tablas de la Ley talladas en roca, eran la “clave” del Estado hebreo, puesto que ser judío es profesar una religión; por cuanto todo aquel que siguiera ese código de moral y se prometiera fiel a sus hermanos, podría ser hijo de Israel. Ello, sucedía al margen de razas, tribus o naciones; siendo solo necesario para considerarse judío, confirmar la referida Alianza con Yahveh. Un hecho que a mi juicio se basa en el cumplimiento del Decálogo; pero que antes de ello, se fundamentaría en seguir a Abrahám y su unión con Dios, prohibiendo realizar sacrificios humanos (menos aún el del primogénito, que se exigía comúnmente entre los pueblos semitas). Así pues, aquellos Diez Mandamientos copiados en lajas, podemos considerarlos la losa fundacional de los israelitas, como códice inicial y punto de partida para la unión judía.
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Pero -como hemos dicho- El Arca de la Alianza también guardaba: Un trozo de Maná (recogido en una copa) y la Vara de Aarón. Esta última era el símbolo de la dirección espiritual entre los hebreos; pues cuando floreció como bastón de mando tallado en rama de almendro; indicó que tan solo ese hermano de Moisés -Aarón- y su estirpe, eran los elegidos para el sacerdocio judío. Dicho cetro garminado quedó para siempre en el tabernáculo, tal como Moisés ordenó; para que nadie se rebelase contra la tribu de su hermano (los Levitas) y que por siempre ellos ejercieran la misión de clérigos. Finalmente, el tercer elemento que contenía El Arca era un cuenco, con una parte del famoso alimento del que habían vivido los israelitas, durante los cuarenta años en que vagaron por el desierto. Una porción de Maná, palabra que según Vallet significa en hebreo “lo que es” y que él considera una “esencia de Dios”. Explicando posteriormente que en algunas traducciones de El Éxodo se identifica con semillas de cilantro, con algo similar a la miel, o bien a humedad de hojas y el rocío del alba. Más adelante explicaremos nuestra teoría sobre ese Maná; pero ahora nos limitaremos a mencionar que Yahveh -en El Éxodo- ordenó a Moisés que llenase un “gomor” de ese Maná y lo conservase para sus descendientes; como recuerdo del pan con el que les alimentó Dios, al sacarlos del desierto (8) .
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AL LADO Y BAJO ESTAS LINEAS: Inspiradas en el Arca de la Alianza, durante la Edad Media proliferaron las arquetas y cofres sagrados, guardándose en muchos de ellos reliquias importadas desde Oriente Medio y Tierra Santa. Al lado, Arqueta llamada de San Genaro -o de Alfonso III-, fechada hacia el año 900; una de las joyas del arte prerrománico (agradecemos al Museo Episcopal de Astorga nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, el famoso Arcón de Carrizo (procedente del monasterio de la Ribera de Carrizo); fechado en el siglo XIII y también expuesto en el Museo catedralicio de Astorga -al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes-.
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AL LADO Y SOBRE ESTAS LINEAS: Otro tipo de relicarios de la Edad Media inspirados en El Arca de la Alianza, fueron los cofres y arquetas recubiertos con esmaltes. Al lado, una arqueta del taller de esmaltes de Santo Domingo de Silos. Abajo, urna de Santo Domingo de Silos, fechada hacia 1160. Ambas piezas procedentes del Monasterio de Silos, se exponen en el Museo Provincial de Burgos, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes.
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A-2) Poderes sobrenaturales del Arca:
Continúa Vallet explicando que este arcón, no solo era un objeto capaz de resucitar y dar vida; sino también de provocar la muerte (a quienes la profanasen o no la respetaran). Por ello, anualmente los sacerdotes de Leví le ofrecían un novillo, con el fin de mostrar aquellos poderes, de vida y muerte que el arcón contenía. Unas facultades mortíferas que fueron los filisteos los primeros en experimentar; cuando tras ganar una batalla a los hebreos, osaron robarla. Así fue como los enemigos de Israel se atrevieron a llevar el cofre al templo de su dios Dagón, tras lo que el ídolo del santuario filisteo aparecía cada mañana como caído. Todo lo que asustó a quienes habían usurpado El Arca; y es que ademá -según narra Flavio Josefo- los filisteos comenzaron a contagiarse de lepra y extrañas infecciones desde ese momento. Tras una enorme epidemia de disentería y otros males, los ladrones de la reliquia la colocaron en un tiro con una yunta de bueyes, para devolverla a los judíos; llegando así el cofre hasta manos de sus dueños. Aunque aquellos enemigos que la tocaron y la subieron al carro, también murieron de forma extraña. Todo ello sucedió durante el reinado de David, una etapa en donde veremos muy destacado el poder mortífero del Aca. Tanto, que también mató fulminantemente a un levita que la trasportaba (llamado Ozas); cuando la tocó, solo pretendiendo que el baúl no se volcase. Tal temor levantó el arcón sacro, que David lo dejó en casa de Obededom; desde donde finalmente fue transportada por su hijo -el rey Salomón- hasta el centro del Templo (momento en que se convierte en una reliquia legendaria) (9) .
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Acerca del poder mortífero del Arca, es muy conocido el relato que nos habla de la toma de Jericó; cuando los hebreos la llevaron hasta las proximidades de su fortaleza, para derribar la famosa muralla de esa urbe bíblica (por obra y milagro del cofre divino). Pese a ello, en la siguiente batalla, el baúl sacro no obró con poderes; y cuando los hebreos la portaron para luchar contra la ciudad de Hai, sufrieron una gran derrota. Aunque pronto los sacerdotes levitas comprendieron por qué habían perdido la plaza; descubriendo que fue debido a que un soldado judío había saqueado Jericó, siendo la orden divina que tras su toma, se respetase a la ciudadanía y sus propiedades. Así pues, cuando el ladrón fue capturado y ejecutado; dicen que Yahveh concedió otra vez poderes al Arca, ayudándoles de nuevo y logrado que tomasen Hai. Estos episodios que nos hablan de una preciada reliquia puesta al frente de un ejército, expresan técnicas de guerra muy antiguas y comúnmente mantenidas a lo largo de la Historia. Donde se arengaba a los soldados a combatir por lo más sagrado; llegando a llevar al campo de batalla objetos sacrosantos, por los que era capaz de dar su vida cualquier súbdito. Hablamos de hechos bélicos muy comunes a todos los tiempos, pero que durante La Reconquista española fueron norma de conducta (10) .
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AL LADO Y BAJO ESTAS LINEAS: De nuevo otra foto del tapiz de Flandes manufacturado en Bruselas hacia 1515, basado en un cartón de Jean Van Roome (propiedad de la Catedral de Toledo, expuesto en el Museo de Santa Cruz -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-). Al lado, escena general del paño, que representa la devolución a Jerusalén del Arca y su entrada en la ciudad de David. Abajo, un detalle del dibujo (situado en su parte superior izquierdo) donde se describe el pasaje narrado por el Antiguo Testamento, antes explicado. Viéndose el regreso de El Arca atada a un carro de bueyes, mientras los judíos la reciben con regocijo; asimismo aparecen los filisteos que tocaron la reliquia, muertos de forma fulminante (tal como se observa en el personaje del detalle izquierdo, en primer plano -que también podría tratarse del levita Ozas-).
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AL LADO: Dibujo de la Custodia de Sevilla, realizado por su autor (Juan de Arfe), publicado en 1587 en un librillo donde explican los pormenores de esta obra, que el platero consideraba su mejor trabajo. Un ejemplar de este opúsculo que Juan de Arfe intituló “Descripción de la traza y ornato de la Custodia de plata de la Santa Iglesia de Sevilla”; fue conservado por Ceán Bermúdez, y recientemente ha sido adquirido por la Biblioteca Nacional (a la que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Observamos que El Arca de la Alianza representada en el tapiz renacentista de la Catedral de Toledo, es claramente una Custodia.







AL LADO: Dibujo de la Custodia de Sevilla, realizado por el pintor barroco Valdés Leal. Cean Bermúdez, añadió al cuadernillo publicado por Juan de Arfe, varios diseños, entre ellos este de Valdés Leal, con la misma Custodia sevillana. Vemos así, que las Arcas de la Alianza representadas desde El Renacimiento, eran idealizadas como Sagrarios o Custodias y no tanto con forma de cofre (tal como se hizo durante el medioevo) -agradecemos a la Biblioteca Nacional, nos permita divulgar las imágenes del citado cuadernillo de Cean Bermúdez-.
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Aquel poder terrible del arcón se recoge desde que fue creado y ya está descrito en los primeros relatos de su historia. Narrando el Antiguo Testamento que dos sacerdotes hijos de Aarón, penetraron en el tabernáculo con incensarios de metal -prohibidos en aquel recinto- y fueron devorados por una enorme llamarada de fuego que emergió del Arca. Demostrando de ese modo la fuerza y la importancia que tenía aquel cofre sagrado. Tras este terrible incidente en el que murieron abrasados dos sobrinos de Moisés, Yahveh le habló para advertirle de que Aarón jamás podría entrar sin cumplir el rito en el lugar ocupado por esa reliquia, so pena de morir (pues allí la divinidad se manifestaba en forma de nube). Debiendo presentarse el hermano del libertador, tan solo una vez al año y portando novillo para ofrecerlo en sacrificio -por el pecado-. Ante estos relatos que nos muestran la importancia del ataúd sagrado, al que solo podían presentarse con vestimentas especiales, cumplimentando las honras anuales y sin confundir las ofrendas -bajo el riesgo muerte fulminante-. Vallet se preguntá qué clase de reliquia sería esta y si ejercería un poder especial capaz de crear una alucinación colectiva. Llegando a plantearse si en verdad sería un verdadero acumulador de energías sobrenaturales, o bien -tal como algunos racionalistas han querido ver- se trataba de un cargador eléctrico o magnético (11) .
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Frente a estas cuestiones, el autor opta por creer que podía contener restos de algún aerolito de enormes proporciones, recogido en el desierto. Betilos sagrados formados por varios meteoritos fundidos -o en estado natural-; que se veneraban en los templos antiguos, designándoles una función de comunicación con los dioses -como es manifiestamente sabido- (12) . Llegando este autor a plantearnos si las mismas Tablas de la Ley pudieron ser un gran aerolito caído en el monte Sinaí. Ante tantas hipótesis como las que expresa Vallet -un tanto absurdas-; diríamos que todas ellas son posibles, pero personalmente yo, las considero bastante desacertadas. Pues los hebreos sabían distinguir perfectamente un aerolito, de un texto escrito; y porque -además- un meteorito apenas crea un estado de alteración energética, capaz de modificar la consciencia (menos aún para lanzar rayos fulminantes que abrasen a personas). Así pues, las teorías del magnetismo y la posible electricidad que irradiaba el famoso Arca, a mi juicio pertenecen al mundo de la ufología y del absurdo; ya que no podemos analizar el pasado bajo nuestros parámetros, ni sometiéndolo a los conocimientos modernos. Debiendo pensar que aquello que expresan sobre el cofre, se debe a motivos muy idealizados -quizás sublimados en forma legendaria-; pero que de algún modo sucedió.
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Por todo ello -a mi juicio-, esos extraños poderes del Arca debemos unirlos a momentos históricos de los judíos, durante los que vivieron multitud de hechos inexplicables. Asociados a pasajes bíblicos, donde nos hablan de zarzas ardiendo y de llamas que emergen de la tierra; junto a estados de trance vividos en el desierto y en montañas con fuegos interiores (como las del Sinaí). Todo lo que a mi entender recogería situaciones en que los personajes de la Biblia vivieron grandes crisis y fuertes fenómenos telúricos; tanto, como para que alterasen su psique y el estado emocional colectivo. Nos referimos episodios del Antiguo Testamento ligados a zonas de actividad sísmica, donde las emociones y el sentimiento místico se modifican. Tal y como recientemente la ciencia ha podido demostrar; exponiendo los investigadores que en situaciones de crisis magmática se interfiere la mente, debido al magnetismo que emite la tierra -principalmente en puntos cercanos al geosinclinal; más concretamente donde hay simas, fallas activas y grandes movimientos geológicos-. Este magnetismo emerge desde las “hendiduras”, naciendo del interior de la tierra (de la actividad tectónica); estando científicamente probado que es capaz de interferir el hemisferio izquierdo del cerebro, afectando posteriormente sobre el derecho y generando lo que se denominan: “Apariciones” o bien “posesiones”. Un estado de trance en el que el hombre comienza a tener visiones y hasta la sensación segura de contactar con los espíritus o con Dios.
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SOBRE, JUNTO, Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Diferentes fotografías de Maebashi; Japón. Arriba y al lado, un templo sintoísta en las cercanías de Maebashi; abajo, cementerio santuario donde está enterrada mi familia japonesa (en Tzukíono, Gunma). Tal como decimos, la ciencia ha podido demostrar que la actividad sísmica produce en el cerebro una interferencia magnética que afecta al hemisferio izquierdo, trasladando su espectro al derecho; provocando visiones y generando un éxtasis en el que los individuos creen entrar en contacto con espíritus o con los dioses. Ello explicaría los santuarios de la antigüedad, elevados sobre puntos de enorme actividad telúrica. Pero asimismo este hecho nos puede llevar a entender por qué los pueblos que habitan esos lugares con grandes movimientos telúricos, son muy creyentes. Este es el caso de los japoneses y de los griegos -en la antigüedad-; aunque en la era moderna la actividad sísimica se ha reducido en el Egeo, lo que asimismo explicaría su cambio de costumbres religiosas.
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Acerca de todo ello, diremos (como experiencia vivida) que al residir en Japón nos encontraremos entre una población la enorme fe religiosa -incluso supersticiosa-. Pues la gran mayoría de quienes viven en sus islas, son profundamente creyentes; practicando el budhismo y sintoismo, a la vez que adquieren otras religiones y filosofías conforme viajan o estudian (llegando a configurar un promedio de 3,7 religiones por habitante). Personalmente y en principio, atribuí estas creencias a su larga Historia y a un sistema social, basado en doctrinas antiquísimas y panteístas. Pero actualmente podríamos comprender la fe de los japoneses -tanto como su facilidad para admitir la muerte- nacida desde la actividad sísmica existente en la tierra que habitan. Situada en el Cinturón de Fuego del Pacífico, donde las ondas telúricas emiten un magnetismo que llevarán indudablemente a esos estados de éxtasis -tal como la ciencia ha podido recientemente demostrar y tal como yo personalmente he vivido en algún momento de actividad geológica-. Ello puede explicar la fe de los japoneses y su falta de miedo hacia la muerte. Asimismo, si analizamos relatos de la Antigüedad atendiendo a la teoría expuesta; estos hechos nos servirían para comprender que en el Antiguo Testamento se asocie la aparición de Yahveh con lenguas de fuego emergiendo de la tierra, o con luces blancas y llamas que no cesan (fenómenos que se producen en los terremotos y en grandes crisis tectónicas). Del mismo modo, ello nos llevaría a explicar por qué Yahveh es buscado en el Sinaí y más concretamente en sus montañas; ya que ese desierto y sus cordilleras son un área de una enorme actividad sísmica. Finalmente diremos que muchas de las leyendas y relatos atribuidos al Arca, también deben unirse a este momento en que los judíos vagaban por el Sinaí (cuando observarían fenómenos inexplicables, cuyo magnetismo telúrico pudo hacerles entrar en un éxtasis colectivo).
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Este fenómeno, que la ciencia médica ha podido demostrar hace pocos años, es el motivo para que situasen determinados santuarios sobre cortados y grietas telúricas. Simas de las que emanaban aguas y gases, que luego eran utilizados por los sacerdotes del templo (para sugestionarse o bien para drogarse y emitir oráculos). Debido a ello, durante el siglo XIX y XX, los arqueólogos pensaban que el motivo para elevar templos en estos puntos telúricos, fueron esas extrañas aguas, o las emisiones de aires procedentes del interior de la tierra (con las que los pitonisos entraban en éxtasis). Pero hoy en día, se cree que la razón primera radicó en ser una falla tectónica -un lugar de enorme actividad sísmica-; por cuanto emitían ese magnetismo terrestre que afecta al cerebro, provocando a las personas un trance. Siendo este un hecho para el que la ciencia no encuentra explicación, debido a que no hay razones ni motivos comprensibles, para que la actividad sísmica genere esta alteración “visionaria” del cerebro. Aunque a mi juicio, quizás puedan entenderse los cambios de consciencia, como un método de defensa que la naturaleza otorga a la mente humana. Actuando sobre el cerebro el magnetismo terrestre que la actividad sísmica provoca, con el fin ayudarnos a sublimar la realidad; logrando así que una persona sometida a un terremoto, pueda superarlo (en vez de quedar aterrorizado).
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De este modo, al sufrir las convulsiones del suelo y ante uno de los hechos más terribles que se pueden vivir (como es ver que la tierra tiembla y se abre); quizás el magnetismo terrestre haga creer a ser humano que está entrando en contacto con Dios. Consiguiendo de ese modo darle valentía, para que no quede inmovilizado por el miedo y salvándolo así de la hecatombe. Todo ello explicaría que aquellos movimientos sísmicos o aquel gas con fuego que mana de de la tierra en lugares sísmicos; se identifiquen con señales divinas. Pudiendo de esta manera la población convivir con tan extraños fenómenos y superar los seísmos, sin temor a morir abrasado o enterrado -como suele suceder en los terremotos-. Esta es mi teoría personal, que puede explicar por qué el magnetismo terrestre ejerce ese cambio de consciencia en el cerebro. Asimismo, nos explicaría las razones que llevaron a levantar oráculos como los de Delfos, Delos, Eleuisis y largo etcétera de santuarios situados sobre grietas volcánicas o magmáticas (13) . Aunque también podemos comprender las apariciones y fenómenos extraños que relata El Antiguo Testamento (como los del Arca); asociados comúnmente a montes y a lugares del desierto con alta actividad tectónica.
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Por todo ello -a mi juicio- las menciones de Moisés y las apariciones bíblicas de Yahveh, relacionadas con llamas de fuego, o bien con zarzas ardiendo y rayos fulminantes; deben de comprenderse en razón a lo antes expuesto. Sobre todo, porque el Sur del desierto del Sinai es un lugar de enorme vida sísmica; lo que puede explicar esos estados de trance de personajes bíblicos, asociados con fogonazos y lenguas flamígeras. Por todo cuanto expreso, nos resulta imposible seguir las teorías que expone Oscar Vallet, llegando a afirmar que las Tablas de la Ley fueran aerolitos y que debido ello se cargaban de una energía especial -tanta como para provocar fenómenos como los que el Antiguo Testamento describe- (14) . Pensando personalmente que aquellos sucesos vinculados al fuego y a las apariciones divinas recogidos en La Biblia, están más unidos a explicaciones como la anteriormente expuesta; quizás provocados por la estancia de los judíos en lugares con actividad geológica, o simplemente en tierras donde el petróleo no dejaría de manar y arder. Hechos que hoy podemos explicar, pero que antaño parecerían sobrenaturales y que por todo ello, se añadieron como leyenda a cuanto se narraba sobre Moisés, El Éxodo o El Arca de la Alianza.
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos fotografías 1991; días en los que llegué al Japón, poco después de casarme. Están tomadas en el camino desde Maebashi hasta Nikko y aparezco junto a mi mujer. En ambas se observa la orografía japonesa que llama enormemente la atención, porque es fruto de la actividad volcánica y no de movimientos tectónicos producidos a lo largo de millones de años (como sucede en Europa). De ello, son muy particulares las montañas picudas -nacidas de erupciones- a la vez que sus ríos escondidos, en ocasiones entre caudales de lava petrificada (tal como vemos en la imagen de al lado). Abajo, mi mujer y yo en la ribera de uno de los muchos lagos de cráter que hay en Japón. Al ser muy antigua la fotografía no se distingue verdadero el color de su agua; amarillenta, por su enorme cantidad de sulfuros ácidos y azufres. Los nippones viven junto a todos estos fenómenos naturales tan extraños, tal como los suizos pueden convivir con la nieve, o los habitantes del desierto con las arenas. Siendo para ellos normal que un volcán cercano, entre en erupción; o bien que la tierra tiemble casi a diario. Así pues, se hace natural en Japón que por la noche el suelo comience a moverse como si aquello fuera un vagón de tren; o bien que las montañas más próximas empiecen a expulsar fumarolas, emitiendo incluso gases y cenizas. Esos fenómenos confieren una enorme sensación de fragilidad a la Sociedad; obligando a pensar lo débil que es el ser humano y lo efímera que es la vida. Estos y otros motivos, llevan al pueblo japonés a tener una enorme fe en sí mismo y en el Más Allá; debiendo poner su confianza en los dioses, para poder afrontar la existencia en un lugar tan inseguro (sísmicamente hablando).
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos fotografías recientes con jardines de Kioto, tomadas por mi mujer (Chiho Onózuka). Al lado un Karesansui (jardín seco) del templo Ryoanji Goryonoshita-cho; cuyas ondas peinadas sobre las arenas imitan a agua. Abajo, el famoso Pabellón de Plata. En ambos casos vemos este gran arte del Japón que es la jardinería imitando la vida; minimizándola y sublimando las fuerzas naturales. Realizado con el mismo sentido místico al de un cristiano que recrea en el interior de sus iglesias un ambiente semejante al Cielo y construyendo bóvedas o cristaleras -en las que sitúa angelitos volando, pinta nubes con santos junto a María, Cristo y al mismo Dios-. Los japoneses en sus templos y santuarios, imitan la Naturaleza minimalizada, como si ellos fueran El Creador que genera y domina la el Universo. De ese modo, en sus jardines rinden culto panteísta a las fuerzas naturales; admirando y alabando la belleza de cuanto Dios ha hecho en nuestro Planeta. Todo ello tiene un sentido sintoista, religión que adora a la Naturaleza, comprendiendo que el hombre es tan solo un ser más en el Cosmos.
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JUNTO ESTE PÁRRAFO:La gran ola” de Hokusai. Como decíamos, la jardinería japonesa y los cultos sitoistas están plenamente relacionados entre sí, pero a mi juicio todo ello nace desde la situación telúrica y marítima del Japón. Debiendo comprenderse que para los nippones (acostumbrados a volcanes y terremotos) la vida es efímera y frágil; por cuanto hay que rogar a “la madre Tierra”, cuidar del grupo y olvidarse de individualidades. Por su parte, estos hechos llevan a idealizar montañas y cráteres, siendo uno de los lugares más sagrados del Japón, el monte Fuji (al que llaman Fuji-San). En la imagen -al lado- podemos ver representado este volcán en el famoso grabado llamado “La gran ola”, obra del pintor Hokusai, impreso en primera tirada hacia 1833 (agradecemos a IBASEN Co. y a su presidente, el Sr. Yoshida, nos permitan divulgar esta imagen editada por su empresa). En el ukiyoe se observan las fuerzas de la naturaleza, sometiendo al hombre: Al fondo, el famoso Monte Fuji, y en primer término el mar embravecido (no sabemos si por un terremoto o por una galerna). Entre las aguas se distinguen tres barcos con japoneses a bordo, a los que vemos rezar bajando sus cabezas (tal como hacen los nippones cuando piden perdón del modo más fervoroso). Parece evidente que en estas situaciones de temporales o tifones y conviviendo en una tierra que no para de temblar; aquel que no tenga una enorme fe, no soportará fácilmente la vida. Aunque la ciencia actualmente ha podido demostrar que precisamente en estos lugares donde se producen continuados terremotos, se genera un magnetismo telúrico que hace transcender a las personas; llegando a provocar esa imantación terráquea estados de éxtasis (todo lo que debe ayudar enormemente a adquirir la fe necesaria para sobrevivir en medios tan duros).
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A-3) Viajes y desaparición del Arca:
Continúa Óscar Vallet su libro con un capítulo que intitula “El arca peregrina”, donde muestra que gran parte de la esencia de este cofre fue precisamente su condición de objeto fabricado para viajar, guardando en él las reliquias (los enseres más sagrados del pueblo seminómada que lo portaba). Por esta razón, cuando los judíos comenzaron a establecerse en el Creciente Fértil, parece que empiezan a darle una utilidad distinta; como fue la de usarla para llevarla al frente y lograr la victoria gracias a sus poderes (15) . Aunque la verdadera la función del Arca en esas segunda etapa, sería la de actuar como un aliciente para la tropa; fortaleciendo al ejército, que se vería obligado a luchar como fuera, para no perderla en batalla. Un uso que también tuvo en diversas ocasiones anteriores y desde la etapa mosaica (desde que se crea por orden de Yahveh). Precediendo al pueblo judío en sus marchas, sirviendo como estandarte de avance -tal como hemos recogido en cita anterior, donde transcribimos las palabras de Flavio Josefo sobre la toma de Jericó-. Tras numerosas guerras en las que participó el cofre santo, ya habíamos relatado que finalmente cayó en manos de los filisteos; aunque la desgracia se cernió sobre aquellos que la robaron. Provocando disenterías, cóleras y enfermedades entre los secuestradores del ataúd de Yahveh; por cuanto esos filisteos lo subieron y lo entregaron de nuevo a sus dueños. Ya en poder de los judíos, por entonces comenzó a provocar el miedo también entre los súbditos de David, cuando al trasladarla hasta Jerusalén mató a un israelita -el mencionado Ozas, quien cayó abatido tan solo por tocarla para que no se balancease-. Así, tras ser llevada a Jerusalén fue allí guardada por Obededom; pero al morir David, su sucesor encargó una tienda especial donde refugiarla, en espera de terminar el Templo. Pasando posteriormente a guardarse en el sanctasantórum del famoso santuario elevado por Salomón entorno al 960 a.C. -en cita (16) recogemos el relato de Flavio Josefo sobre estos hechos: El robo del Arca por los filisteos, la devolución a los israelitas, el temor que levantaba entre los judíos y su posterior disposición en el recinto sagrado salomónico-.
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Aquel Templo de Salomón sabemos que estuvo inspirado en el templete móvil que ordenó Yahveh construir a Moisés, tras fabricar El Arca. Un lugar sacro elevado con maderas y telas (a modo de tienda de campaña), llamado Tabernáculo y que los judíos transportaban en todo viaje -para montarlo nuevamente, donde parasen-. Ese templo desmontable tenía una enorme carpa sujeta por mástiles, que se orientaban al Este, como señal de devoción a Yahveh. En su centro y habitación más sagrada, se guardaba El Arca escondida entre velos; impidiendo de ese modo que fuera vista por todos los fieles (ya que solo tenía acceso a la zona del cofre, el sumo sacerdote). En aquel Tabernáculo móvil, realizaron sus ritos los judíos, durante siglos; fuera cual fuese el lugar en que se asentaban. Pese a ser un recinto efímero, sus columnas y condiciones tenían una enorme complejidad y peso, lo que implica que en sus traslados habían de realizar un gran esfuerzo para transportarlo. Pues tal como describe La Biblia, ese Tabernáculo se debía montar en un gran llano, con forma rectangular; observando el enorme tamaño de sus recintos sagrados. Con el fin de guardar en su interior, además del Arca, varios altares y todos los enseres sagrados de celebración. De ese modo, el templo móvil se sustentaba por columnas de cedro, con capiteles y bases de plata o bronce (sosteniendo una enorme carpa de lino blanco, símbolo de la pureza y otra de piel de cabra, que lo refugiaría de lluvias y frios). Las medidas que nos da Vallet en su libro no son las que refiere el Antiguo Testamento (17) , por lo que a continuación vamos a relatar cómo era este Tabernáculo y su Arca, tal como lo recoge El Éxodo (en sus capítulos XXV y XXVI) y como describe Flavio Josefo (18) .
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En la extensa cita anterior de Flavio Josefo vemos la complejidad y el enorme tamaño del Tabernáculo, que estaba formado por diez cortinas de lino de 28 Codos cada una con una altura de 4 Codos; unidas de cinco en cinco (diez paños de unos 14,7 metros de largo por 2,1 mts de alto). A su vez, iba cubierto por una carpa de pelo de cabra fabricada con once paneles de 30 Codos cada (15,75 mts), con igual altura a las cortinas (dos Codos, ó 2,1 mts.). Se apoyaban todas estas lonas y pieles, sobre columnas de madera de acacia, con basas de bronce, capiteles de plata y engarces de oro. Creando un recinto sagrado de enorme tamaño, tal como se desprende de los datos que nos aporta El Éxodo y Flavio Josefo. Que describen unas proporciones en sus lonas, por las que debe entenderse que el referido Tabernáculo mediría en su totalidad unos 36,75 x 36,75 mts. (en caso de que su planta fuera cuadrada; pero que al ser rectangular, tendría unos 1351 metros cuadrados). Pudiendo pensarse -a mi juicio- que su medida era de 50 por 100 Codos (26,25 · 52,5 = 1378,125 metros). Corroborando la idea de que el Tabernáculo medía cien por cincuenta Codos Reales judíos, cuanto refiere Flavio Josefo (18a) ; junto a descripciones que narran como llevaba cincuenta lazadas por cada lado y tenía cincuenta ganchos para cada cortina.
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De todo lo expuesto se desprende que aquel Arca pertenecía al mundo trashumante judío, donde lo sagrado debía someterse a necesidades que permitieran su fácil traslado. Un concepto que no cuadra con nuestra mentalidad cristiana; donde la piedra y lo inalterable, es el eje que simboliza una filosofía en la que lo efímero se identifica con algo alterable y muy lejano a conceptos sagrados. Aunque esa característica migratoria hebrea, que necesitaba la movilidad de todos y de todo (hasta de lo más santo); encaja perfectamente con la de otras culturas coetáneas, como la fenicia o la egea -pueblos marinos y marineros-. Así pues, esas tribus judías caravaneras, que vivieron durante siglos abriendo comercio entre Egipto y Mesopotamia; precisaban de un templo móvil y de un arcón sagrado donde guardar sus principales reliquias. Siendo el Tabernáculo y El Arca, un templo y relicario transprtables, que podría resolver las necesidades religiosas hebras, coordinándolas con su vida en trashumancia.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, dibujo de El Tabernáculo de El Escorial, publicado por Pierre Perret (1555-1655) incluido en su librillo “Sumario y breve declaración de los diseños y estampas de la fábrica de San Lorencio de El Escurial” -Madrid, 1589-. Sabido es que Juan de Herrera inspiró el monasterio escurialense en el Templo de Salomón, por cuanto ese “doble Tabernáculo” es un recuerdo del recinto sagrado y móvil, donde se reunían los judíos (que a su vez fue el modelo del edificio salomónico). Todo lo que nos habla del recuerdo de templete levantado con lonas y postes en el Sinaí, unos tres mil años más tarde. En la imagen de abajo vemos un ingenio llamado Tabernáculo de El Greco, realizado por este pintor para el Hospital de Tavera en 1595. Contiene en su interior una figura tallada por Domenikos Theotokopulus, que representa un Cristo desnudo en acción de ascender a los cielos, introducido en un receptáculo que imitaba el famoso Tabernáculo de Herrera (antes, en dibujo). El referido ingenio tenía varillas -aun conservadas- que servían para elevar la figurita del Cristo resucitado mecánicamente; simulando su camino a la Gloria -saliendo por el techo del templete de madera y camino de los cielos-. Antaño, este artilugio creado por El Greco, se encontraba en el altar mayor de la iglesia en el Hospital de Tavera; poniéndose en funcionamiento los días del Corpus, con el fin de emular la Ascensión de Jesús.
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Es de destacar que este mecanismo y la escultura de un Redentor desnudo -subiendo al Cielo-, fueron realizados por un artista nacido en Creta. Pues debemos suponer que por sus orígenes ortodoxos, El Greco sería devoto de adorar a Cristo en Ascensión y no tanto al Crucificado, como comúnmente realizan los católicos. Así se entiende esta curiosa obra, donde aparece El Salvador desnudo y resucitado, para venerarlo el día del Corpus. Una fecha de enorme importancia antaño, en que se rendía homenaje al Cuerpo de Cristo; reverenciando las Sagradas Formas en sus sagrarios y Custodias. No siendo tan común rendir homenaje al Cristo ascendente, pese a que esta era la forma más extendida de venerarlo entre los ortodoxos. Agradecemos al Hospital de Tavera de Toledo -su fundación e iglesia-, nos permita divulgar nuestras imágenes -la del tabernáculo de El Greco y la lámina del Tabernáculo de Herrera-.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de la Custodia de Sevilla; obra de Juan de Arfe, el mismo orfebre que fabricó la de Toledo -agradecemos a la catedral de Sevilla nos permita divulgar nuestras fotos-. Al lado, una toma general de la sacristía con la Custodia expuesta, donde podemos hacernos una idea del tamaño (al lado de ella se encuentra el Sr. Peugheol y su esposa; famoso arquitecto y restaurador de iglesias góticas europeas). Abajo, la pieza creada por Juan de Arfe, tal como actualmente se expone. Estas Custodias se paseaban por las calles durante la procesión del Corpus; día que antaño era una de las más importantes fiestas del año. Como sabemos, en esta fecha se conmemora la ascensión de Jesús a los Cielos, siete semanas después de su muerte en la Cruz. Durante la fiesta del Cuerpo de Cristo se procesionaban por las calles de toda España, las Custodias y Sagrarios de catedrales y parroquias; aunque hoy en día tan solo perdura esa costumbre en algunos lugares -como Toledo-. El valor de esa festividad y de su reliquia, haría que en las pinturas y grabados renacentistas representen El Arca de la Alianza, idealizada como una Custodia. Algo que cuadra con el concepto sacro que contenía el cofre judío, pues en él se contenía la esencia de “Dios”. Para terminar este comentario de imágenes, añadiremos que la idea de un Pentecostés también existe en Asia; tanto que los japoneses esperan 49 días para enterrar al muerto -considerando que tras esas siete semanas, el fallecido deja la Tierra y se encamina hacia el Mas Allá-. Debido a ello, los restos cremados del difunto se mantienen en la casa donde vivió durante ese periodo, para ser enterrado el día 49; reconociendo que entonces marcha hacia el cielo. Un rito japonés, que puede relacionarse con nuestro Corpus y con las fiestas que conmemoran la Ascensión de Jesús a la Gloria.
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Siguiendo con la historia del Arca, hemos de recordar que a la muerte de Salomón (hacia el 930 a.C.) los hebreos se dividieron en dos Estados: Israel -al Norte y con capital en Samaria-; frente a Judá -al Sur, cuya urbe primera era Jerusalén, donde se guardaba el cofre sagrado-. Tras siglos de vicisitudes, incuso de luchas internas debidas a que los israelitas eran más liberales que sus conservadores hermanos judíos; en el año 722 a.C. el asirio Sargón atacó la capital de Israel (Samaria) destruyendo este reino. Llevando a cautiverio desde el 720 a.C. a gran parte de su población; que desapareció sin dejar rastro, por lo que fueron conocidos como las diez tribus perdidas de Israel. Por su parte, las otras dos tribus que habitaban junto a Jerusalén (Levitas y Judíos), parece que resistieron a duras penas al referido ataque asirio. Aunque en el 701 a.C. se vieron obligados a pactar con este enemigo y someterse. Con ello, Judá y su monarca quedaron como tributarios de Asiria; logrando cierta prosperidad, al menos durante unos cien años. Pues aunque sobreviven a la ocupación, e incluso llegan a crecer económicamente; tras diversas crisis sirias, en el 598 a.C. aparecen en tierras hebreas los neobabilónicos. Un enorme ejército al mando de Nabucodonosor II, que asedia Judá y conquista Jerusalén en pocos meses. Momento en que la ciudad santa y su Templo de Salomón fueron saqueados (aunque no destruidos); mientras una parte de sus ciudadanos eran deportados a la capital del Eúfrates. Así se sometió la ciudad al tributo impuesto esta vez por Nabucodonosor, considerando al monarca judío súbdito del babilonio. Aunque diez años más tarde, el rey de Judá Sedecías, decide rebelarse contra Babilonia; aliándose con Egipto y favoreciendo al faraón Nekao. Todo lo que provocó la ira de Nabucodonosor, quien esta vez arrasó Jerusalén, destruyó el Templo y mandó al cautiverio a la mayor parte de los judíos, secuestrando a casi todos los que aún vivían en esa tierra (en el 587 a.C.) (19) .
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Entre las numerosas referencias al saqueo del Templo, llevado a cabo por los soldados babilonios (que podemos leer en cita anterior); no se habla nunca del Arca, lo que hace pensar a algunos que antes de la destrucción, algunos levitas podrían haberla sacado del recinto sagrado (salvándola). Pese a ello, tampoco vuelve a mencionarse la presencia del Arca cuando se reconstruye el recinto sagrado y los judíos regresan a su tierra. Sin existir mención al cofre en época del Segundo Templo; tras reconstruir Jerusalén y su santuario, después de que el rey Ciro conquistase Babilonia; liberando y devolviendo a su patria a los hebreos. Hechos que suceden en el año 539 a.C., cuando el rey persa libera a los judíos, obligando a los babilonios a devolverles los objetos saqueados en el Templo; de los que solo se mencionan los vasos -ver cita (20) -. Por cuanto decimos, algunos creen que el Arca no fue robada, al no encontrarse en la mencionada lista de enseres expoliados; aunque mejor sería considerar que aquella reliquia debió de arder o ser destruida durante la destrucción del Templo por Nabucodonosor. Ello explicaría que cuando levantaron el segundo santuario en Jerusalén (entre los años 520 y 515 a.C.); jamás se menciona el Arca en su interior. De ese modo escribe Flavio Josefo que en el Segundo Templo había una losa de piedra, en el lugar donde antes se hallaba el cofre santo. Losa sobre la que el sumo sacerdote realizaba las ofrendas que antes se hacía frente al Arca; celebrando ante aquella piedra el famoso sacrificio del novillo anual. Todo lo que obliga a pensar que el cofre santo se había perdido irremisiblemente en el 587 a.C.; cuando los babilonios arrasaron el Templo.
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Una de las últimas referencias al Arca en el santuario de Jerusalén, se fecha en el 701 a.C. -mencionada por Isaías (37, 14-20)-; considerando algunos por ello que la desaparición del cofre sucede en época del malvado rey Manasés (697-642 a.C.). Monarca que se declaró súbdito de Asurbánipal y sembró el dolor entre los judíos, para que todos se sometieran al rey asirio. Regresando Manasés a los ritos semitas, consintió los sacrificios humanos (incluso el de infantes) y elevó a sus altares al Baal de Asiria, incluso dentro del Templo de Salomón. Ello explicaría que tras la muerte de Manasés y durante el reinado de sus sucesores (Amón y Josías, circa 640 a.C.), los escritos hablan de que el Arca ya no estaba en el sanctasantorum de Jerusalén. Mencionando que se hallaba ya fuera del Templo y que los sacerdotes estaban cambiándola de emplazamiento -probablemente debido a la síncresis de cultos hebreos con religiones asirias- (21) . De tal modo, Josías menciona hacia el año 621 a.C., que deberían devolver el cofre a su sanctasantorum, para evitar los Levitas tener que moverla y cargar con ella en sus ritos (tres décadas antes de que Nabucodonosor destruyese Jerusalén). No sabemos si finalmente el arcón fue devuelto a su lugar, en el edificio salomónico; lo que habría supuesto que unos treinta años más tarde los soldados de Babilonia la habrían expoliado (junto al resto de tesoros del Templo). Aunque para muchos, es llamativo que en todos los textos donde se relata el saqueo de este recinto sagrado por Nabucodonosor, no se hable del Arca, ni de la destrucción de esa importante reliquia.
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Varias historias más existen acerca de este cofre perdido, entre las que se encuentra la conocida hipótesis de que fue llevada hasta Egipto, en tiempos de Manases; o bien cuando los judíos se aliaron con el faraón, poco antes de la destrucción de Jerusalén (pues la consecuencia de su pacto con Nekao, fue al asedio de los babilonios). De ese modo, quienes piensan que la reliquia pudo ser trasladada al reino del Nilo, antes del ataque de Nabucodonosor; basan su hipótesis en las buenas relaciones entre el faraón Nekao y el rey de Israel, existiendo por entonces diversas colonias judías en el territorio nilota (especialmente en Alejandría y Luxor). Otra de las teorías hablan del Arca en Etiopía, una idea que se fundamenta en la narración judía que nos transmite como mientras Moisés vagaba por el desierto, se casó con la hija del rey de Etiopía, llamada Tarbis (22) . Lo que mostraría un linaje judeo-etíope en aquella tierra a la que llamaban Saba; unos hechos que asimismo se ratificarían porque Aarón despreciaba a la esposa de Moisés, al ser etíope y no judía (23) . Por lo demás, sabemos que Salomón se casó con la reina de Saba, suponiendo la leyenda que tuvo un hijo que reinó en la actual Etiopía. Debido a ello, los etíopes siguen esta linea para vincular una réplica exacta del Arca a su tierra; afirmando que cuando Salomón se casó con Belkis (reina de Saba) esta quedó embarazada y regresó a su país. Allí pariría a Menelik I, fundador de una dinastía de la que procedería directamente Haile-Selasie. Narrando la supuesta historia, que aquel Menelik hijo de Salomón (iniciador del linaje); fue enviado a vivir con su padre hasta cumplir los veinte años. En Jerusalén aprendió las costumbres y religión judías. Por lo que antes de regresar a su tierra como rey, su progenitor le regaló una copia exacta del Arca, para que la custodiasen en Etiopía y con el fin de que los “falashas” (judíos etípes) tuvieran su propio cofre sagrado.
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Para finalizar este epígrafe, añadiremos que otras teorías afirman que el Arca se halla aún escondida en las proximidades del Templo. Donde la habría ocultado Jeremías; del que se dice también escondió otros tesoros sagrados en una cueva de Jerusalén. Concluiremos añadiendo que unos setenta años atrás se hallaron en cavernas cercanas al Mar Muerto los documentos Qumran. Entre ellos se distinguió un rollo hecho en bronce, formado por dos láminas grabadas, conteniendo una lista de sesenta y cuatro tesoros sagrados y el lugar donde fueron escondidos. Algunos piensan que se trata de la ocultación realizada antes del asedio de Babilonia (atribuyendo el rollo y sus palabras, al mismo profeta Jeremías). Aunque los arqueólogos han determinado que hablan de dinero y joyas salvadas de los romanos; cuando tras las revueltas frente a Roma, Tito comenzó a asediar Judea y destruyó el Segundo Templo (24) . Así pues, este rollo de cobre sería un listado de bienes y tesoros del Segundo Templo, no del primero; por cuanto nada tendría que ver con el Arca y su desaparición.
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, un grabado con una estela en bajorrelieve representando al rey babilonio Nabucodonosor. Abajo, xilografía de 1891 con la roca inscrita junto al templo de Philae (Egipto, Asuán; Lago Nasser). Existe una teoría acerca del Arca de la Alianza, manteniendo que antes de que Nabocudonosor asediase por segunda vez Jerusalén, la habrían trasladado hasta Egipto. Donde algunos judíos huyeron de los ataques asirios o incluso del impío Manases; conformando allí varias colonias (al Norte y Sur del Nilo, en las principales ciudades). Desconocemos si esta leyenda sobre el cofre puede considerase una hipótesis con base histórica, aunque es real la existencia de una enorme población judía asentada al menos desde el siglo VII a.C., en el delta del Nilo (junto a la posterior Alejandría). Otro de los lugares donde se supone que pudieron huir los Levitas portando el Arca, fue a las cercanías de Asuán; junto al famoso templo de Philae y la isla de Elefantina. Diciéndose de que en este islote en mitad del Nilo, se guardaba el Arca.
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos fotografías tomadas por mi mujer un verano de hace ya bastantes años. Al lado, mis sobrinos -uno japonés y dos españoles- bañándose en la Ribera de la Isla Elefantina (en el Nilo); les ayudan a buscar el Arca dos divertidos egipcios. Abajo, falucas en las proximidades de Elefantina (junto a la presa Nasser).



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B- SIGNIFICADO DE LA VARA DE AARÓN Y DEL MANÁ:
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Hace ya más de cinco años, publicábamos varios artículos en mi blog TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE (25) , donde explicábamos mi teoría personal sobre la Vara de Aarón y el Maná. A continuación resumiré algunas de las ideas que presentaba en estos artículos (26) , con el fin de que entendamos claramente qué pudieron ser -en nuestra opinión- esas dos reliquias guardadas en El Arca y su simbolismo unido a Las Tablas de la Ley. Pero para comprenderlo mejor, antes explicaremos qué significaba La Medida unificada y La Norma común; desde la más remota antigüedad. Fórmulas sin las que era imposible constituir una Sociedad, unir a la población, o crear un comercio próspero y bien regulado.
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B-1) Significado de la medida y el peso, en la Antigüedad:
Decíamos en nuestro artículo antes citado, que hace miles de años la manutención -o la unificación- de una misma metrología era imprescindible para el progreso; ya que de lo contrario se hacía casi imposible establecer relaciones comerciales. Esta costumbre, convertida en norma social durante el Imperio Romano, tristemente se terminó perdiendo durante la Edad Media; donde cada señor establecía su "Patrón" sin importarle el de sus vecinos (provocando una enorme dificultad para el mercaado y la prosperidad). Sabiendo los antiguos que sin lazos de metrología regulada no era posible el comercio, y que sin comercio antes o despúes se producían guerras (de reinos, ciudades, o civiles). Incluyeron entre sus dogmas religiosos la preservación de estas medidas sagradas, para que la Sociedad fuera estable. Ponderales y longitudes cuya imposición era de origen milenario -en el caso de culturas como la del Nilo o las de Mesopotamia- y que se guardaban de manera inalterable en los recintos sagrados. Convirtiendo a los templos y a sus clérigos en unos verdaderos custodios de aquellos Patrones, que se tuvieron comúnmente dictaminados por ley divina.
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Si deseamos comprender lo que significaba la metrología para los antiguos, podemos consultar -por ejemplo- el Libro de los Muertos egipcio; mandando en el juicio supremo de Osiris, que el fallecido debía jurar no haber alterado jamás las medidas ni los pesos. De igual manera, La Biblia menciona las medidas, cubicajes y longitudes del Templo de Salomón, dándoles un carácter absolutamente ritual y primordial (27) . Atribuyendo las religiones antiguas a dictámenes sagrados el establecimiento de estas magnitudes y volúmenes; todo lo que en verdad se relaciona con el hecho cierto de que al modificarse, o adulterarse, se suelen producir grandes regresiones. Pues no solo el mercado se ve dañado (y hasta destruido) con la modificación fraudulenta de las medidas, sino que ese cambio puede afectar a los conocimientos. Ya que aunque se modifique el Patrón por ley y en acuerdo común, sin perjudicar el comercio; unas nuevas proporciones podían mermar los análisis astronómicos -al variar las coordenadas de medición, generando enormes problemas entre los estudiosos del cielo-. De este modo y sabiendo que las culturas del desierto tomaban sus patrones desde medidas geodésicas, que les servirían para orientarse. Al modificarse, provocarían errores en el cálculo y lectura de los astros; lo que podía incapacitarles para conocer hora o día, pero sobre todo para marcar las rutas entre las arenas (a través de cuadrantes o alidadas). De todo cuanto narramos -en mi opinión- nació el dogma sobre el "numero y la medida" en la Antigüedad; surgiendo una "fe" relacionada con la física y la astronomía, que siguieron civilizaciones como la egipcia o la sumeria. Pensamiento que permaneció entre muchos de los pueblos del desierto que precisaban guiarse y viajar a través de la cúpula celeste. Todo lo que podemos ver aún en algunos de los cultos y costumbres de Israel, que como heredera directa de Egipto y Babilonia, mantuvo parte de esta filosofía unida al número sagrado y a la medida perfecta. Un pensamiento que más tarde sería aprendido por los pitagóricos y practicado por platónicos y neoplatónicos, en Occidente.
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Tal como decimos, los "dogmas" sobre el número, el peso, la medida y el patrón inalterable; no solo sentaban sus bases en la necesidad de una unificación metrológica para el buen comercio, sino sobre todo en la de los progresos en la ciencia -algo sabido durante la más remota la Antigüedad-. Puesto que sería inviable el avance en los conocimientos, si no se mantenían unas medidas universales, pasando de unas generaciones a otras. Debido a ello, los ilustrados intuyeron que Egipto y Mesopotamia habían alcanzado el valor del Grado Geodésico con bastante perfección (midiendo el tamaño del Meridiano, comparando sombras en linea recta de Norte a Sur). Por lo que en el siglo XVIII observaron que la metrología más antigua se unificó con estos fines; basándose en distancias geodésicas, para orientarse gracias a la estimación aproximada del arco terrestre. Siendo discutido por entonces, si aquellos antiguos habían logrado -o no- dar con el tamaño más o menos aproximado del Grado. Científicos como Newton, tanto como otros muchos sabios del Renacimiento y del Barroco; mantenían que teorías como la pitagórica -y la de otros samios-, confirmaban que los egipcios y los mesopotamios conocían bastante bien el tamaño de la Tierra. Afirmación que obligaba a suponer que el origen de gran parte de los conocimientos de la Escuela samia, estaba en el Nilo y en Babilonia; habida cuenta que allí se formaron estos filósofos griegos. Debido a ello, a fines del siglo XVII, las universidades inglesas -por iniciativa del mismo Isaac Newton- gastaron grandes cantidades de dinero en enviar exploradores a Egipto; con el fin de medir los edificios más antiguos del Nilo, deseando obtener así un patrón común del Codo faraónico (por reducción). Para poder dictaminar exactamente el tamaño de la circunferencia de nuestro Planeta; sabiendo que llegarían a dar con esta longitud del Arco (bastante exacta), si se conocía la metrología usada por los egipcios hace cuatro mil años. Hipótesis y fórmula de trabajo, nada aventurada ya que el tamaño del meridiano se encuentra estimado -con bastante precisión- en textos "grecos-alejandrinos", como los de Heratóstenes de Cirene (heleno que fue bibliotecario de Alejandría y explicó cómo medían los egipcios el perímetro terrestre, sirviéndose de sombras).
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ARRIBA: Parte lateral del friso del Arco de Tito (hacia el año 67) de Roma. La escena refleja la dispersión de los israelitas, mostrando algunos cautivos judíos huyendo, el expolio y soldados romanos cargados con los tesoros del Templo de Jerusalén. Entre los enseres sagrados que portan estos expulsados de su tierra, se encuentra una "extraña caja" en la parte delantera, que he marcado con una flecha porque quizás ese arcón pudiera tratarse de una réplica del Arca de la Alianza (hecha durante la fase del Segundo Templo). Sobre ella, figuran una escuadra y un triángulo; y a su lado, un vaso ceremonial (todo lo cual cubre de misterio la representación). Teniendo cruzadas encima dos trompetas litúrgicas, con la imagen de ser semejantes a varas como la de Aarón. Más adelante trataremos sobre esta curiosa figura y sobre el posible sentido metrológico del Arca de la Alianza, puesto que como veremos -en mi opinión- la Vara de Aarón y el Maná, pudieron ser patrones (de longitud y volumen) custodiados en esa caja sagrada (medidas que quizás se encuentran representadas sobre este cofre que lleva un vaso y una escuadra -o medida-).
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ABAJO: Detalle del lienzo donde se representa "El paso río Jordán" con el Arca de la Alianza (oleo atribuido al pintor Juan Montero de Rojas y propiedad de los fondos del Museo del Prado-al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-). La escena recrea a los judíos junto al Jordán, mientras el cauce queda seco para que pudieran cruzar los levitas que portaban el Arca; tras ellos logran pasar sobre el caudal parado, los israelitas que les seguían (tal como narra Josué III). Ya hemos expresado la idea de que quizás en el famoso Arca de la Alianza se guardaban también los valores o medidas sagradas hebreas. Simplemente contenidas en las dimensiones del cofre, o quizás en la Vara de Aarón; bastón sagrado del hermano de Moisés y que La Biblia narra se depositó en el Arca. Lo que pudo ser perfectamente un patrón métrico muy antiguo establecido y custodiado en el "sagrario santo" judío.
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Todo ello hizo que los ingleses en el siglo XVIII desearan conocer perfectamente esa metrología tenida por sagrada en la antigüedad; al intuir que determinados sistemas tenían un origen geodésico. Lo que explicaba que permaneciera su valor casi inalterable durante milenios; tal como sucedió -por ejemplo- con el Codo de Gudea o el Faraónico. Manutención y creación de un patrón sagrado, que no solo servía en Egipto o Mesopotamia para propiciar el establecimiento de sistemas de comercio, posibilitando procedimientos de fijar cambios con otras civilizaciones. Sino que sobre todo promovió los medios para el avance científico, en un progreso que permitiría el estudio de los astros durante siglos (llevado a cabo desde los zigurats o desde los templos egipcios). Dando así con fórmulas para orientarse a través el cielo y generando gracias a ello, las "Civilizaciones del desierto"; de las que más tarde nacieron "las del mar" (Malta, Creta o El Egeo). Culturas cuya defensa durante la Edad del Bronce, se basó simplemente en aislarse y prosperar en un lugar inaccesible para otros (un oasis en medio de las arenas, o bien en islas lejanas). Civilizaciones cuyo fundamento inicial estuvo en la inteligencia y no en la barbarie, ni el la fuerza; poniendo como murallas kilómetros de dunas o de olas y generando Sociedades que pudieron florecer, sin recibir la visita de "bárbaros".
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Solo así y de este modo, nacieron "mundos" como el egipcio o el de Mesopotamia; tanto como el cretochipriota, el maltés, o el sardo-siciliano (entre otros). Protegidos por su lejanía y aislados de la brutalidad, gracias al conocimiento de los astros y a la inteligencia para navegar. Para todo lo cual es evidente que fue imprescindible el estudio del Cosmos y el conocimiento de medios de orientación, que no son posibles sin partir desde desde una Tierra esférica (o al menos, semiesférica, como promulgaban los sumerios hace cinco mil años). Ello asimiso explica que el fraude de patrones fuera un terrible delito en el Mundo Antiguo. Tanto que ya en el siglo XXIV a.C., el código de Urukagina, perseguía como criminal a todo aquel que hubiera hecho una medida falsa; denominada por estos textos legales "GUR" (adulterada) (28) . La normativa equiparaba esa falsificación, al robo o al impago de fuertes deudas -por su gravedad-; aunque se destaca a su vez en la redacción de la mencionada ley, que la norma también se refiere a "aquel que ha establecido" una falsa medida. Lo que no solo supone simplemente falsificarla, sino incluso modificarla por vía de decreto particular de quienes gobiernan. Por lo que el edicto advierte a los mandatarios para que nunca impongan una metrología diferente y nueva; siendo delito también entre los que ostentaban el poder, alterar la metrología "oficial" (29) .
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JUNTO ESTAS LINEAS: Dibujito pintado por mí del famoso gobernador Gudea; segundo soberano de Lagash en su dinastía, durante el llamado "renacimiento sumerio" del siglo XXII a.C.. Su corto mandato -cercano a tres lustros, hace más de cuatro mil años- nos dejó un enorme legado histórico; compuesto por innumerables construcciones, obras de arte y representanciones. Entre estas, destacan las características estatuas del mandatario esculpidas en diorita (como la que he pintado), de las que hoy se conocen aproximadamente una treintena. Al menos en dos de ellas, el príncipe-sacerdote Gudea aparece sedente y tallado sobre la medida del Codo; el patrón de longitud reformado e impuesto por esta próspera saga de Lagash. En las referidas esculturas, podemos ver (a los pies del gobernador) perfectamente cincelado aquel Codo, con sus subdivisiones y fracciones, minuciosamente recogidas. En mi opinión, esas representaciones en diorita no solo servían para la veneración de su persona, sino también se hacían para la conservación de la medida sagrada impuesta por él. Ya que el "Patrón Codo", que se recoge con absoluta precisión en estas tallas sobre una durísima piedra, a mi entender tendría como finalidad que no pudieran modificar el "modelo estandarizado". Habiendo sido de gran utilidad las estatuas "de Gudea y su Codo" en caso de litigio; pues sobre ellas se podrían comprobar perfectamente los verdaderos tamaños de "la medida". Todo lo que nos hace entender por qué este príncipe-sacerdote es recordado por la Historia como el generador de un periodo de paz y de enorme prosperidad en Mesopotamia.
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Con lo expuesto, podemos comprender por qué para todas las grandes civilizaciones (que han basado su progreso en el la ciencia, el comercio y la producción), el patrón métrico era tan sagrado como inalterable. Pues de no conservarse adecuadamente, los Estados -reinos o ciudades-, se verían incapacitados para vender o comprar mercancías. Regresando antes o después al trueque. De tal manera, si aquella metrología no se guardaba con suma cautela, no podrían valorar las mercancías en metales, ni los impuestos; sin controlar siquiera la producción, impidiendo a los gobernantes cobrar justamente sus tributos. Menos aún los templos, calcularían los diezmos, o las cantidades justas que los fieles debían entregar al recinto sagrado (como ofrendas obligadas). Ya que para todo lo antes dicho, era absolutamente imprescindible pesar con exactitud el grano, la carne o el pescado; tanto como medir perfectamente la cerveza o el vino -con los que se comerciaba, pagaban impuestos o se rendía tributo a los dioses-. Aunque principalmente, lo que se hacía imposible sin una metrología fijada, era ponderar los metales; ya que sin un patrón común y bien determinado, no hay quien establezca el precio de algo tan sutil como el oro y la plata, su referencia en cbre o estaño y su valor cambio por productos. De lo que al hacerse más complejas y avanzadas las Sociedades Antiguas, precisaron establecer estos sistemas metrológicos perfectamente regulados. Puesto que la metalurgia no solo servía crear armas, sino también para hacer todo tipo de nuevas herramientas. Tasando así el bronce como un valor económico de producción, con el que debieron crear una base equitativa de correspondencia de este material de alto uso, con otros productos; llegando finalmente a introducir en el cambio de equivalencias metales de lujo y sin utilidad alguna (como el oro o la plata).
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El nacimiento de ese patrón "metal precioso", procede a mi juicio de la idealización del oro y la plata, como adorno; pero sobre todo porque con ellos se podían crear "objetos indestructibles" (enseres que no se alteraban a lo largo de los tiempos). Por lo que comenzaría a proliferar la orfebrería para ofrendas divinas y votivas, o como atributos femeniles o de prestigio (tanto como símbolos reales o de riqueza). Así, civilizaciones como la egipcia o la mesopotámica, pasaron a considerar el oro uno de los más preciados bienes, habida cuenta que todos los objetos hechos en este metal permanecían inalterables (por los siglos de los siglos, como si tuvieran "vida eterna"). Por todo cuanto narramos, desde comienzos del tercer milenio a.C. se generaría un mercado ya perfectamente medido en valores de metal; ponderación que regulaban en Egipto y Mesopotamia funcionarios pesadores, quienes tasaban la pureza y el peso del bronce, del oro o la plata, asignándoles una correspondencia. De un modo similar como hoy se sigue haciendo en el mercado internacional de cambio, dando un precio relativo entre los metales y otras mercancías. Control de cambios que se llevaba a cabo comúnmente en los templos o por trabajadores del Estado, quienes regulaban minuciosamente los pesos y valores de las mercancías, con el fin de que el comercio prosperase, procurando no tener que recurrir de continuo al trueque.
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AL LADO: Portada del interesantísimo libro de Manuel Molina LA LEY MÁS ANTIGUA Textos legales sumerios" (Ed. Universidad Barcelona, Madrid 2000). Tal como venimos repitiendo, para el progreso mercantil por entonces, era imprescindible el mantenimiento de unos patrones exactos e inalterables -para evitar engaños y fraudes-. Lo que no solo hacía prosperar el comercio interno, sino que principalmente permitía el mercado con extranjeros. Ajenos al reino o la ciudad, que se acercaban a ella para trocar, confiando en un sistema justo y bien regulado; introduciendo de ese modo mercancías desde lugares lejanos y fomentando con ello el mayor progreso de la zona. De tal manera, hemos de entender que las leyes tratasen por todos los medios, impedir que se modificaran o adulterasen las medidas; porque los cambios y engaños en los ponderales durante la Antigüedad se asemejarían a lo que hoy es falsificar moneda. Ya que un patrón mal defendido (en un reino o ciudad que lo "otorgaba"), al ser falsificado, rescindiría toda posibilidad de progreso al "emisor" de aquella medida y peso. Por ello, las Ciudades Estado o las Sociedades antiguas, velaban y custodiaban sus Patrones (pesos y "pesetas") de un modo semejante como más tarde guardaron la tasación y el valor de la moneda en oro o plata (todo lo cual repercutía directamente en sus arcas nacionales, ya que del Tesoro procedían los fondos para pagar a funcionarios y soldados). Siendo así, se comprenderá la sacralización y la no alteración de los pesos y medidas en ocasiones durante miles de años; tal como sucedió en Egipto y Mesopotamia, donde durante más de treinta siglos su metrología apenas varío.
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Por lo demás -como ya hemos dicho- estos sistemas métricos nacieron a mi juicio desde unas longitudes de origen geodésico, con el fin de poder orientarse en el desierto (o en el mar) y para medir los ciclos astrales. Algo que solo se lograba, con la permanencia de una mismas medidas durante siglos y a través del estudio de los movimientos cósmicos, desde idénticas coordenadas. Observando el cielo cientos de años, durante unos mismos puntos establecidos en los templos, en monolitos, pirámides o en los zigurats -construidos con ese fin-. Un análisis del Universo que facilitaría la capacidad de orientarse por medio de las estrellas, pudiendo así dirigir caravanas en largas singladuras entre las dunas. Algo que en si mismo fue la base del comercio y que generó civilizaciones cuyos principios ya no se asentaba en la guerra, sino en el mercado y en la mejora de las condiciones de la población. Prefiriendo ocultarse entre las arenas y ser guiados espiritualmente por estos astrónomos y sabios (llamados sacerdotes en Egipto y magos en Mesopotamia), antes que verse de contínuo sometidos a luchas y a la visita de la barbarie.
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AL LADO Y ABAJO: Dos ejemplos de medidas estandarizadas, para comprobarse públicamente. Al lado, marcas en las paredes del famoso pueblo vinícola La Guardia; señalando los patrones de "Ladrillo", "Teja", "Media Vara" y "Vara". Con estas hendiduras en la pared de un edificio situado en la plaza, podrían comparar las medidas los comerciantes y compradores, para evitar fraudes. Abajo, famosa columna situada en la plaza del mercado de Zafra; población famosísima por sus ferias y comercio. En el centro de su fuste y bien marcado, vemos la Vara extremeña.





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AL LADO: Báscula municipal, de Ponte de Lima (Portugal). La función de esta báscula a día de hoy, es que la usen quienes se acercan a vender sus productos y no tienen medios para pesar. Pero sobre todo, sirve para que los clientes comprueben si les han ponderado bien las mercancías que han comprado. Pues el engaño en la báscula fue uno de los más comunes fraudes, a lo largo de toda la Historia. Debido a ello, el Libro de los Muertos obligaba a todo hombre, jurar ante Osiris que no habían alterado jamás las medidas. Fuera mercader, soldado o sacerdote; pues si un comerciante engañaba en la báscula; un soldado al alterar el patrón, modificaría los cálculos de orientación o de mira sobre terreno. Del mismo modo que el sacerdote, si cambiaba la medida o el peso; provocaría enormes problemas a los astrónomos y a los funcionarios, cuya misión era valuar impuestos o metales.
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B-2) Significado de El Arca de la Alianza, como garante de las normas, medidas y pesos:
Tal como hemos explicado, durante la Antigüedad los patrones metrológicos se guardaban en un “sactasantorum”; custodiados por sacerdotes y funcionarios capaces de analizarlos perfectamente, en caso de litigio. Todo ello, de un modo similar y tal como hicieron al crear el Metro (estableciendo el sistema métrico decimal); realizando un modelo en platino y ordenando a varias organizaciones internacionales vigilar por su valor y pesos (30) . Siendo así, tras estudiar las reliquias guardadas en El Arca (Las Tablas de la Ley, El Maná en una copa y la Vara de Aarón); mi opinión es que en este cofre se custodiaban los tres pilares del pueblo judío: La norma suprema, la medida estandarizada y su peso. Ello supone -de algún modo- afirmar que en el arcón sagrado de los judíos se contenía su Constitución, el Metro y un ponderal de decilitro -o de kilo, en agua-. Todo lo que era imprescindible durante la antigüedad para “sobrevivir” como Sociedad, pues sin una norma común y un sistema metrológico establecido, era imposible tener un mínimo de orden ni organización. Nuestra idea se comprende mejor cuando pensamos que durante la Edad del Bronce -época de Moisés- la justicia, el cambio de metales, el cálculo de valor en mercancías, la tasación de metal y etc.; se administraba y realizaba en los templos o por funcionarios asimilados a sacerdotes. Ya que era ardua y muy difícil la labor de estas regulaciones en peso, valuación de objetos, tanto como la tasación en pureza de cobre, estaño, plata y oro. Por cuanto tenían clérigos y funcionarios que determinaban exactamente los ponderales y medidas, que los templos garantizaban. Asimismo, en caso de litigio, solían ser los propios sacerdotes los que juzgaban; a menos que los Estados tuvieran una casta de jueces, aunque aquellos se sometían a normas que procedían de leyes creadas en los templos y ratificadas por el soberano. Siendo así y teniendo en cuenta que el pueblo judío era nómada hasta su establecimiento en el Creciente Fértil; se hacía necesario para ellos guardar y custodiar en algún arcón sus normas (de forma que no se borrasen) junto a sus patrones métricos. Debido ello -a mi juicio- en El Arca guardaba El Decálogo (leyes grabadas en piedra) junto a la Vara de Aarón (que marcaría el valor de la medida) y el Maná (que indicaría su “mina”, o cubicaje del patrón métrico).
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B-3) La Vara de Aarón y la medida sagrada; el Maná y la mina judía:
Cuanto hemos expuesto nos hace entender el significado social -y religioso- que tuvo la metrología (no solo su aspecto económico). Algo que quizás podemos percibir claramente en La Biblia, cuando nos habla de las medidas del Templo de Salomón, de los cubicajes de sus pilas, de su "Mar" central y de las longitudes de sus recintos. Siendo muy de destacar que quizás el mismo Arca de la Alianza pudiera detrerminar también el "patrón" de las longitudes sagradas; porque el tamaño de este cofre era de "dos Codos y medio de largo, por uno y medio de ancho y uno y medio de altura" (Éxodo, 25:10,11, 17-22 y 37: 6-9.). Bastando medirla exteriormente, para obtener los patrones lineales y posteriormente cubicando. Por su parte, sabiendo que el Codo Sagrado hebreo era igual al egipcio del Imperio Nuevo (de 52,49 centímetros aproximadamente), aún hoy podemos conocer que el arcón medía más o menos: 131,25 centímetros de longitud y 78,75 de alto y de ancho. Y por todo lo expuesto, nos es fácil comprender que a los judíos, para mantener su sistema metrológico, les bastaría con observar minuciosamente las paredes del cofre sacro y concluir el tamaño del Codo (lo que explica que se estuviera prohibido tocarla -más aún abrirla-). Pese a ello, esta forma de comprobación no parece la más indicada para conservar un modelo métrico. Por lo que creo personalmente que en la famosa Vara de Aarón, era donde se custodiaba esa medida sagrada (31) .
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Podemos plantearnos cómo se comprobaría aquel patrón, si El Arca no podría ni siquiera tocarse... . Aunque quizás la prohibición de acercarse al cofre fue muy posterior; cuando los Levitas observaron que aquel bastón ya no florecía y que el jarro o copa del Maná no contenía nada... . Ya que la tradición afirmaban que en el vaso se contenía un trozo del alimento sagrado del desierto y que la Vara de Aarón siempre se mentendría con ramas verdes. Un hecho que señaló al hermano de Moisés para ser nombrado sacerdote; narrando El Éxodo que su elección como clérigo supremo se produjo cuando aquel bastón seco hecho de almendro, floreció en sus manos (naciendo en ella yemas eternas). A mi juicio todo ello tiene un significado poético y alude inicialmente a una "vara" métrica, útil y fructífera (no a un bastón germinado); hablando de la mina (Maná) como un valor de peso y líquidos -no a una comida del desierto-. Pero entenderemos mejor mi hipótesis, al observar que Moisés en La Biblia también vive unos curiosos pasajes, en los que usa su báculo (o el de Aarón) de un modo que nos recuerda a una confrontación de metrologías. Nos referimos el momento en que toma un cayado de las manos de Aarón y lo lanza frente al faraón, naciendo del palo una gran sierpe; ofidio que traga las cobras que habían surgido de las varas puestas en el mismo lugar por los sacerdotes egipcios (33) . Después, asimiso el libertador de los judíos, también separará los mares tocando el agua con su vara; seguramente indicando que este bastón era un método para guiarse o una alidada para comprender el camino a tomar.
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AL LADO Y ABAJO: Al lado, Medias medidas unidas, de Codo Real (codo plegable, de 52,4998 centímetros exactamente); dividido en dos partes y procedente del ajuar de utensilios encontrados en la tumba del arquitecto "Kha" (TT-8 de Tebas), de tiempos de Amenofis II (agradecemos al Museo de Luxor, que guarda este, nos permita divulgar la imagen). El que vemos es igual en su medida y divisiones (en 28 Dedos, agrupados en Palmos) al de la tumba de Maya, el tesorero de Tutankhamon y ambos prácticamente miden 52,5 centímetros; todo lo que testimonia una vez más que en la Dinastía XVIII el valor del Codo Real era este, siendo el mismo que conservaron los judíos como Patrón (Codo sagrado hebreo de 525 milímetros). Observando este "objeto para uso y trabajo", comprendemos la facilidad de crear patrones comunes, bastando en el caso de volúmenes y pesos, hacer un cajón de madera perfecto en el que cada lado tuviera la medida elegida. Tras ello y confirmada la exactitud de aquel gran vaso cuadrado -que en el caso del Codo al Cubo mediría unos 52,498 ctms. cb. (144686,58 ctms cb.)- bastará con barnizarlo para que no tomase líquido y llenarlo de agua. Después, la medida estandarizada se fraccionaba en diferentes subdivisiones. Sabemos que en Egipto la más común de todas ellas era la Hekat, que se correspondía a 1/30 de este Codo cúbico y equivalía a unos 4,8 litros (conforme la época habida cuenta que el valor del Codo Real durante Imperio). ABAJO, Codo Amenofis II; dibujo Laura Donatelli según LA VIDA COTIDIANA DE LOS EGIPCIOS, museo Turín.
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El fragmento bíblico mencionado antes, con Moisés frente al faraón y los distintos cayados convertidos en serpientes; probablemente alude de manera poética a sistemas métricos y a reformas del Codo de época mosáica en Egipto. Habida cuenta que durante el Imperio Nuevo existieron varias modificaciones del Codo, hasta situarlo en una longitud igual a la que conservaron los hebreos (52,489 ctms). Pues tal como he expuesto en numerosos artículos, es evidente que la metrología hebrea fue importada del Nilo y mantenida por los hebreos milenios, desde tiempos de Moisés, con un valor inalterado. Pues el tamaño de los Codos (Sagrado y Común) en Israel, es exactamente igual al de los Codos (Real y Vulgar) faraónicos, durante la dinastía XVIII. Algo que podemos constatar porque los edificios faraónicos de esta época están construidos con una medida correspondiente a 52,489 centímetros -exacta a la que permanece entre los israelitas como Codo Sagrado-. Todo lo que se demuestra además arqueológicamente al observar que los Codos faraónicos (votivos o de uso), hallados en tumbas correspondientes a excavaciones al tiempo de Tutankhamon y Horemheb; tienen una longitud de unos 52,489 centímetros (para el Real y 44,99828... ctms. para el Vulgar). Siendo idéntico al Codo Judío Real (unos 52,49 cmts) y al Codo judío Vulgar (unos 44,9 ctms). Todo lo que indicaría, que el Éxodo hemos de marcarlo en el momento en que Egipto daba este valor exacto a sus medida; entre mediados y final del siglo XIV a.C..
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Ello obliga a situar a Moisés en la época antes referida; lo que encaja con la hipótesis de un Éxodo relacionado con Akhenatón, que como ya hemos relatado que, son las más admitidas. Siendo así, las varas de Aarón y la de Moisés -que tanto menciona La Biblia- pueden referirse a patrones metrológicos procedentes del Nilo, posiblemente corregidos en tiempo del rey Akhenatón (el rey hereje, que todo lo cambió). Por todo, ello nos atrevemos a interpretar, que cuando La Biblia menciona la Vara de Aarón, custodiada en el interior del Arca de la Alianza; nos habla de ese patrón métrico y sagrado, que equivalía al Codo importado de Egipto. Una medida geodésica que hubieron de guardar con suma cautela, en el lugar más vigilado; al menos hasta que se construyera el templo. Pues tras edificarse el santuario salomónico no necesitarían ya un "modelo"; habida cuenta que todas las paredes, columnas, salas y hasta llos objetos de este recinto sagrado, estaban perfectamente delimitados en Codos -ver cita (33) - . Ello concuerda con lo que sabemos sobre esta Vara, que en algún momento anterior a la construcción del primer Templo, fue sacada del Arca junto a la copa con Maná. Dejando allí tan solo Los Diez Mandamientos (tal como Flavio Josefo expresa, cuando afirma que en el cofre tan solo se guardaba El Decálogo). Pudiendo interpretarse que fueron obtenidos esos patrones métricos desde el arcón; para construir a su escala y medida exacta todas las pilas, paredes y columnas del Templo. Siendo así, una vez terminado el gran santuario de Jerusalén, la Vara de Aarón y la copa que medía la capacidad de la “mina”, ya no serían de utilidad -porque en cualquier pila, estanque, pared o escalón; podrían comprobar los hebreos el tamaño de su metrología-. Lo que explica que no volvieran a introducirlos en El Arca; pues se daba la paradoja de que en el interior de la copa no habría alimento alguno -al ser esa misma el Maná o la "mina" de metal que les ayudó a sobrevivir-. Haciendo lo mismo con aquella Vara de Aaron, al ver que carecería de germinación, ni ramas verdes -pues su flor se debía a que marcaba un patrón geodésico, útil para guiarse en el desierto-.
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Por cuanto hemos expuesto, creemos que la Biblia recoge que aquella Vara de Aarón fue posteriormente sacada del Arca, tras elevarse el Templo de Salomón. A i juicio, porque una vez contenidas las medidas en el gran edificio, no necesitarían custodiar un sistema metrológico guardando el modelo del Codo en el cofre. Ya que en caso de litigio -por longitudes o ponderales- para una absoluta precisión en el tamaño exacto del Codo Sagrado, bastaría con tomar como referencia cualquier zona del Templo -cuyas medidas se establecen perfectamente en Éxodo (26 y 27)-. Entendiéndose así por qué La Biblia menciona varias veces que tras la construcción del Templo de Salomón, se sacó la Vara del Arca. Algo que igualmente se hizo con un trozo de Maná que hasta entonces se había guardado en el referido cofre sagrado. Lo que nos obliga deducir que el Maná se relacionaba también con estos sistemas ponderales que tras edificarse el recinto sagrado, ya no necesitaban guardarse en el arcón (porque estaban contenidas en el edificio -en sus pilas de agua sagrada, sus objetos, columnas y habitaciones-).
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, fragmento del Codo en el Museo de Turín. Abajo, Codo Real, del arquitecto Kha TT8 de Tebas, tiempos de Amenofis II. Es igual en su medida y divisiones al de la tumba de Maya, el tesorero de Tutankhamon. Mide 525 ctms, exactamente el mismo valor tenía el Codo Real Judío desde tiempos de Moisés; lo que puede indicar que el Éxodo se produjo en el siglo XIV a.C.; cuando el Codo Real de Egipto tenía estas proporciones (más concretamente, en tiempos de Akhenatón).
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B-4) El Maná y la mina judía:
Comúnmente se considera aquel "Maná", una resina, planta, un liquen -o semilla-, existente en el desierto y de la que se pudieron alimentar los hebreos durante su diáspora. Ello porque algunos creen que la palabra "maná" procede de una voz egipcia cercana que podría significar "alimento"; mientras otros traducen "maná" desde el hebreo considerando que ha de interpretarse por una pregunta cuya traducción es: "¿Qué es eso?". Siendo esta última etimología la más aceptada, no puede tenerse como muy acertada. Por mi parte -personalmente-, considero que Maná más probablemente sea el término que significa en los idiomas semitas "mina"; voz que da nombre al bloque de metal que se tenía como patrón de peso. Lingote o talento que en los idiomas acadios, sumerios y babilonios, se expresaba exactamente así: "Mana" (34)
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Aquella Mina -o "mana" mesopotámico- en los tiempos que hablamos, era el ponderal correspondiente a la cubicación de la medida sagrada: Codo Egipcio o Vara Real de Gudea, que entre los sumerios se valoraba en unos 49,8 centímetros. Patrón que cubicado generaba una mina (Mana) equivalente a 60 siklos (o Gin), acercándose muchísimo su peso a 500 gramos (ya que hemos dicho como el Siklo de Gudea, llamado Gin, era de unos 8,33... gr.). Por lo tanto, no sería extraño pensar que ese "Maná" referido en la Biblia y del que comieron durante años los judíos, hasta tener una tierra donde asentarse; fuera una alegoría de alguna "mina" de metal hallada o explotada por ellos (oro, plata o bronce). Aunque también pudo tratarse de un comercio de metales llevado a cabo desde Mesopotamia a Egipto, establecido por los israelitas (gracias manejar perfectamente el sistema de ponderales en minas). Inclinándome a pensar que se refiere probablemente a yacimientos de cobre que pudieron hallar y trabajar los hebreos en el territorio de la actual Jordania (rica por entonces en este mineral). A la vez que indica el modo en que los judíos se convierten ya en cambistas, prestamistas y tasadores de metales (oficios que nunca dejaron).
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De tal modo y pudiendo deducirse que ese Maná se refiere a la "mina" -talento o lingote, tal como se pronuncia e idiomas semíticos-; entendemos por qué un trozo del Maná se guardaba en una jarra dentro del Arca de la Alianza. Ya que la mina sería el ponderal de líquidos, metales y pesos, que se calculaba en base al volumen del agua cubicando el modelo de longitud. Es decir, una jarra (o copa) que marcaba el valor fundamental del peso. Algo fácil de entender porque para hallar las metrologías se partía desde ese Patrón (elegido conforme los astrónomos o sacerdotes dictasen); y trás ello se cubicaba la medida, para obtener los valores de volumen y capacidad (de cebada, trigo etc). Llenando posteriormente con agua el modelo cubicado, para así lograr los ponderales de líquidos y sus pesos -entre los que estaban como fracciones menores, los usados en metales-. Todo de un modo exactamente igual al seguido en el sistema métrico decimal, durante el siglo XVIII (que copió los métodos metrológicos antiguos). Donde una medida (un Metro) es una longitud "sagrada" (geodésica = la diezmilésima parte del Cuadrante Terrestre) y un decímetro cúbico -de volumen- lleno de agua, es un litro-kilo de agua. Método mensurador que se realizaba de manera muy similar desde la Antigüedad; aunque subdividían en muy distintas fracciones los valores, en relación a sus diferentes sistemas matemáticos (no en una base 10, tal como guarda el métrico-decimal) (35) .
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Por cuanto explicamos, es muy fácil entender por qué debían valorarse los pesos en volumen de líquidos, habida cuenta que ese era el medio para que nunca variasen; ya que bastaba con cubicar el Patrón y llenarlo de agua, para llegar al peso exacto establecido (mina, libra, siklo etc). Un método que sobre todo permitía el cambio y la tasación de metales, de un modo inalterable. Por lo que es posible intuir qué escondía aquella jarra o copa que contenía el Maná (hebreo); siendo a mi juicio un ánfora con la capacidad correspondiente a una Mina en agua. Cantidad que en el caso de Israel correspondía al peso del líquido introducido en 1/256 del Codo Sagrado hebreo cubicado -aproximadamente, unos 567 gramos-. Medida de metales y líquidos que tras la construcción del Templo de Salomón, ya no se tendría que custodiar en copa, ni cofre alguno; puesto que se contenía en todas las jarras y pilas del recinto sagrado, hasta en el Mar que se había colocado en el centro de aquel edificio (especificando igualmente Éxodo 26 y ss. las proporciones de aquellos estanques, fuentes y pilas en Codos Cúbicos). Por todo lo expuesto, creo personalmente que tanto la Vara de Aarón como la jarra que contenía el Maná, eran los dos patrones -de peso, volumen y longitud-, que se custodiaban en el lugar más vigilado del mundo judío, hasta que pudieron ser guardados en las medidas del Templo. Arca de la Alianza, también llamada "el armario santo" o "el cofre sagrado", donde lógicamente hubieron de guardarse los fundamentos de la Sociedad israelita, entre los que se encontraba también el código máximo: Los Diez Mandamientos.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Curiosísima pintura existente en la tumba de Tutmosis III, donde vemos al faraón junto al sicomoro sagrado (agradecemos a la institución "Valle de los Reyes, dinastía XVIII" nos permita divulgar la imagen). Tras la figura del rey, existe una inscripción que habla de la diosa Hathor que amamanta al rey difunto. Frente al árbol, se halla Tutmosis de cuya boca -a mi juicio- sale el símbolo jeroglífico de la medida sagrada: " El Codo"; que en Egipto se pronunciaba "Meh" (M´H) y cuyas formas comunes fueron "Codo Real" ("meh nesu" -de unos 525 mm.-) y "Codo Vulgar" ("meh sherer" -de unos 450 mm.-). Por su parte, el rey estaría marcando sobre un trozo del árbol "la longitud" sagrada con sus manos, en lo que a primera vista pudiera parecer una rama o una parte del tronco. Aunque observando el dibujo bien, vemos que esa zona del sicomoro contiene en forma de "V" la representación de algo muy semejante al jeroglífico de "Codo" (Mh); pero que realmente, es un brazo humano doblado (con puño cerrado); todo lo que confiere cierto "misterio" a la escena.
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Esta representación en que aparece la figura real y el árbol sagrado, a mi modo de ver, es una alegoría de la mensuración, de la ley y de la astronomía. Pues, aunque parece evidente que el faraón está pronunciando la palabra "Codo", también lo es que a su vez marca sobre una rama la medida a cortar. Todo lo que creo que no solo significa la longitud sagrada, sino también una advertencia -o sentencia- sobre la pena que caerá al que roba, o expolie la tumba. Castigo que será probablemente el de cortar el brazo al ladrón, a la altura que señala el faraón (el codo). Pudiendo hacernos pensar este dibujo tan sencillo, situado frente a la tumba de Tutmosis, que quizás había sido allí puesto como una "anuncio" con fines mágicos y reales, pretendiendo evitar expoliadores o ladrones. Un cartel para alejar la tentación de llevarse algo antes de cerrar la tumba, dirigido a los descendientes -o familiares- del faraón; para que todos respetaran el legado que debían depositar en ella. Advirtiendo que la diosa Hathor protegería al muerto, por lo que antes o después, sería apresado el ladrón (fuera quien fuese), para hacer justicia con él -aplicándole la medida... Cortando el Codo, cómo señala en la escena Tutmosis-.
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos fotografías de ponderales. Al lado, “vasos anidados” en libras castellanas, del primer cuarto del siglo XVI, pertenecientes a la Fundación Eugenio Fontaneda (tal como fueron expuestos en el Museo de Las Ferias, de Medina del Campo, a los que agradecemos nos permitan divulgar nuestra imagen). Abajo, pesos del siglo XIII, tal como los exhibe la Catedral de Ávila en su claustro (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto). Observamos la diferencia entre ambos ponderales; marcando unos la tosquedad y falta de precisión del siglo XIII, frente a la precisión de los vasos anidados del XVI. Un momento en que ya se necesitaban medidas de líquidos y sólidos con gran exactitud (para comerciar los metales preciosos, el mercurio y etc). Pues una de las diferencias comunes entre las Sociedades avanzadas y las atrasadas, reside en la falta de un sistema metrológico exacto y la no estandarización de sus medidas.
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B-5) El Decálogo, el Maná y la Vara de Aarón; conclusiones a su significado como reliquias del Arca:
Una Sociedad no puede prosperar sin una ley y unos patrones comunes; pues se produciría el caos, si en cada caso se aplicasen unas normas y unas medidas distintas. Así pues, no me cabe la menor duda de que El Arca guardaba esos fundamentos del pueblo judío; basados en una primera ley (Los Díez Mandamientos) y en unas medidas: El Codo Real (o Vara de Aarón) y la Mina (Maná) nacida de cubicar el Codo. Por lo tanto podríamos plantearnos qué significado tuvo el Maná durante la travesía del desierto; llegando -a mi juicio- a dos únicas conclusiones: Primero, que fuese una mina -quizás de cobre- hallada por los hebreos en el Sinaí y de la cual obtuviesen beneficios suficientes para mantenerse y alimentarse. Aunque la segunda opción -y más acertada- sería pensar que aquella Mina que les dio de comer, pudo referirse al arte de los judíos para medir, pesar, tasar y conocer los metales. Una labor que por entonces era de enorme dificultad, ya que no solo debían conocer la pureza del oro, la plata, cobre y estaño; sino que además necesitaba haber desarrollado un sistema de mensuración milimétrico. Pues sabemos que ya durante esta época, en Mesopotamia y Egipto se tasaba el oro casi en miligramos. Métodos por los que lograban valuar el metal, pesando con balanzas de hilo y valiéndose granos de arroz, trigo o bien de cuentas pétreas; cuya estimación los arqueólogos han tasado en fracciones de centigramos. Ya que un gramo de oro o de plata en la época que hablamos (siglos XV al X a.C.) era muy valioso.
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Así pues, la teoría más propicia para interpretar ese Maná, quizás fuera considerarlo como el arte que los judíos tenían para medir, tasar, valorar o conocer las minas y por ende, los metales (quizás como una técnica aprendida en Egipto). Siendo capaces de comerciar el oro, la plata, el cobre y el estaño, que les llegaba de tierras lejanas; para distribuirlo en el Nilo y en Mesopotamia (al Este y al Oeste de donde moraban). Pero hemos de entender que para conocer la pureza del metal, por entonces, era fundamental estimar con enorme precisión su peso y volumen. Siendo durante la Antigüedad este método, el único modo de lograr saber si eran puros. Tras introducirlos en agua y luego pesarlos, con el fin de comparar si su peso se correspondía con el volumen líquido expulsado. De ello, si los judíos comerciaban con metales; la Mina y sus subdivisiones, eran imprescindibles, ya que con un juego de vasos anidados (como los que vemos arriba en imagen), puede compararse el volumen y peso de una pieza, concluyendo si se trata de oro, plata, cobre o estaño (más o menos puros). Por lo demás, para ejercer esa función de tasador de metal; era imprescindible -asimismo- la balanza de hilos, como las que usaban los orfebres desde la más remota antigüedad. Logrando saber de ese modo, si la pieza que nos ofrecían estaba hecha del metal que afirmaban, contenía una aleación, o era una falsificación. Todo este proceso, lo supieron resolver perfectamente en Mesopotamia y en el Nilo, durante la Edad del Bronce. Como muestra el hecho de que en Egipto tuvieran funcionarios cuya misión precisamente era tasar los metales, fundirlos en piezas valuadas y crear exactamente pesos egipcios (cuya fracción principal era el Shaty, de unos 7,5 gramos y del cual nació el Shekel -judío y fenicio-). Pues al no existir moneda, el único medio de comerciar -al margen del trueque- era este de crear aros o anillos de oro y plata, oficializados por funcionarios y con los cuales se realizaban los pagos (recordemos que la acuñación se inicia por los griegos de Lidia, en el siglo VII a.C.). Por lo demás, este arte de manejar las “minas” o el comercio de metales, parece haber sido una constante en el pueblo judío (tanto como en el fenicio); todo lo que confirmaría la idea del Maná como la “mina” metrológica.
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Finalmente añadiremos que para entender plenamente la procedencia sagrada de la Vara de Aarón (interpretada como el patrón del Codo Real judío); hemos de destacar que procedería del Codo Real egipcio y por lo tanto sería medida geodésica de gran exactitud. Ello haría comprender las evidencias innegables y existentes, que demuestran el conocimiento del tamaño de la Tierra por parte de los hebreos en tiempos de Moisés. Tal como se muestra en las medidas sagradas del judaísmo, relacionadas con una estimación del Meridiano. Tanto es así, que la distancia permitida para recorrer en un Sabath, es de 112.037,316 centímetros. Algo más de ciento once metros. Esta misma la base para medir la milla hebrea, que se tasa en diez Tehum y que es igual a 1120.373,16 centímetros. Aunque a su vez, la milla judía marcará la parasangra (conocida como pasanagra en castellano); cuyo valor es de cien millas, es decir 112.037,316 centímetros; lo que es casi igual a la décima parte del Grado. Por cuanto hemos de concluir que estas medidas pueden derivar directamente del Meridiano terrestre; ya que diez pasanagras (parasangras judías) 112,037 kilómetros, son prácticamente equivalentes al Grado, cuyo valor sabemos que es de 111,11... kilómetros.
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Las proporciones del Tehum (distancia del Sabath), la milla hebrea y la parasanagra (o pasanagra), están actualmente un tanto rectificadas; pues en la antigüedad debieron corresponderse con a Codos. Siendo un Tehum 250 Codos Vulgares, igual a unos 112,5 metros. Por lo que la estimación del Grado en época de Moisés, podemos considerarla cercana a los 112,5 kilómetros (con un error en el Meridiano de 500 kilómetros; ya que desde un Grado de 112.500 metros se obtendría un arco total de 4.5000.000 metros). Un valor que -a mi entender- podemos considerar daban al tamaño de la Tierra los judíos en etapa mosáica. Aunque posteriormente lo corregirían y reducirían el grado hasta 112,037316 kilómetros; lo que genera un perímetro terrestre de 40.333.433,76 metros (con un error de unos trescientos kilómetros). De este grado de unos 112 kilómetros, nacería la pasanagra (parasangra judía, de un décimo de Grado), tanto como la Milla (una centésima de Grado) y el Tehum (la distancia a recorrer en el Sabath, igual a una miésima de Grado). Para todos los interesados en el tema, recomendamos leer nuestra cita (36) , comprobando que tanto los egipcios, como los mesopotamios y los judíos (en época mosaica), conocían el perímetro de Globo terráqueo. Debido a que les era imprescindible para guiarse por el desierto y para estudiar los astros.
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Finalmente, hablaremos sobre El Decálogo, el primer “código” de leyes hebreas; tanto que se consideraba escrito por Yahveh; algo que no debemos interpretar literalmente, sino hemos de entender que aquellas leyes procedían directamente de Dios (de su Derecho Natural). De tal manera, este Decálogo entregado a Moisés era tenido por el fundamento de la justicia entre los israelitas (como más tarde lo fue para los cristianos) y por ello puede considerarse la Norma Suprema judía -lo que hoy sería la Constitución-. Unas “leyes principales” que se denominaban entre los latinos “códigos”, nombre que Justiniano dio a su compendio legislativo y que procedía de la palabra “codex”, cuyo significado es “tronco”. Creyendo los etimólogos que aquella denominación de “codex” procede de que los códigos se mantenían escritos en papel o madera de árbol (de tronco arbóreo). Aunque -a mi juicio- su nombre se refiere a dos términos: El “codo” como medida y el “codo” (tronco) como unión. Pero no solo ello, sino que su más primitivo sentido estuvo unido al hecho cierto de que una de las medidas que los códigos propugnaban, era el cortar manos -o brazos- al ladrón o al impío. De tal manera, aquel que engañaba modificando el “Codo” métrico, sería castigado perdiendo su antebrazo, hasta el “codo”. Por cuanto la ley del “codo”, el códice, el código y la medida sagrada, se unían con un mismo sentido; desde normas que se consideraban dadas por los dioses. Debido a ello, en Egipto el jeroglífico de “Codo” métrico (Meh) se unía a la representación del brazo doblado o cortado, considerándose quizás una ley divina que quien robase, tuviera que perder esa parte del cuerpo.
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Para para terminar el artículo de hoy y regresando a Los Diez Mandamientos, guardados en El Arca. Añadiremos que -a mi juicio- su custodia en el cofre tan solo confiere realidad a la idea de que El Decálogo fuera tenido como una primera piedra del Estado de Israel. La Constitución del país que Moisés soñó y que finalmente creó David (unos cuatro siglos más tarde). Asimismo, el hecho de que el judaísmo afirmase que la esencia de Yahvéh se contenía en El Arca, también se relaciona con la Vara de Aaron y el Maná. Pues aquellos dos patrones metrológicos, procederían de valores geodésicos y por lo tanto cósmicos. Conteniendo así el Arca: Las leyes y la medidas universales (la norma divina y los patrones de longitud y número del Cosmos).
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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos imágenes de la exposición llevada a cabo en el Museo de las Ferias de Medina del Campo, dedicada al cambista y banquero Simón Ruiz (benefactor de la Villa) -agradecemos a esta institución nos permita divulgar nuestras fotos-. Al lado y abajo, diversos vasos anidados, juegos de pesas y balanzas de comienzos del siglo XVI; usados para cálculo de metales y tasación de su pureza.







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JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, diversas barras de medición y estuche del sigo XVIII, con largueros para tomar distancias, tal como los expone el Museo de Marvao (en Portugal, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Estos utensilios tenían una función militar y también estratégica; calculando con ellos las posibles distancias hasta el enemigo, o hasta el lugar donde queríamos llegar. Asimismo fueron usados por los ingenieros para valorar el Meridiano, que a finales del siglo XVIII lograron estimarlo en 40.000.000 metros (pese a tener errores). Abajo, de nuevo una foto de la exposición del Museo de las Ferias de Medina del Campo, dedicada al cambista y banquero Simón Ruiz -agradecemos a esta institución nos permita divulgar nuestras imágenes-. En este caso vemos pesas más rudimentarias, junto a cartas y letras de cambio del siglo XVI.

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AL LADO: El autor de este artículo, hace varios años; junto a una columna con la estatua del rey David (tocando el arpa), a la entrada de la Catedral de Santiago de Compostela.
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CITAS:
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(1): EL ARCA DE LA ALIANZA; Óscar Vallet (Edimat, Madrid 2007)
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(2): Op. Cita (1) pag 8.
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(3): Op. Cita (1) pag 19.
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(4): Op. Cita (1) pags 21-22.
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(5): Suponemos que Vallet aquí se refiere a los Colhnagim, descendientes de Aarón.
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(6): Op. Cita (1) pags 61-62.
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(7): Op. Cita (1) pags 64-65.
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(8): Op. Cita (1) pags 69-73.
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(9): Op. Cita (1) pags 74-75.
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(10): Acerca de las reliquias, su uso bélico y cultural, o sus traslados durante La Reconquista; recomendamos leer la separata de Andrea Mariana Navarro (de la Universidad de Tucumán)
SANCTI VIATORES: PREDICACIONES, VISIONES, APARICIONES Y TRASLADO DE RELIQUIAS EN ANDALUCÍA (S. V –XVII)
HID 39 (2012) páginas 153-183
liberada en la Red, formato Pdf
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(11): Op. Cita (1) pags 80-83.
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(12): Para comprender esta función de los betilos aerolíticos en la antigüedad y su veneración en los templos más remotos. Les recomendamos leer mis artículos:
- Dioses del comercio y la prosperidad, venidos del cielo. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXIII). -PROCEDENCIA DIVINA DE LOS METALES Y SENTIDO SAGRADO DE LAS JOYAS-
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/01/1-6.html
- Mercurio dios del comercio y la prosperidad. (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXXIV). -
LOS DIOSES QUE ENVÍAN EL ORO Y LA PROSPERIDAD, RELACIÓN DE LA JOYERÍA CON LOS ASTROS-
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/01/1-9.html
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(13): A los interesados en el tema de los Oráculos en la antigüedad y su situación sobre cooredenadas telúricas, recomendamos leer nuestro artículo:
SECRETOS DE LOS ORÁCULOS" (Capítulo 106 de: "Los bueyes de Gerión en el Tesoro de El Carambolo"): LLEGAMOS A LA CONCLUSIÓN DE QUE LOS OMPHALOS SITUADOS EN LOS TEMPLOS ORACULARES TIENEN SUS ORÍGENES EN PUNTOS GEODÉSICOS. MÁS CONCRETAMENTE PUEDE DEMOSTARSE QUE LA FUNDACIÓN DE GIZA EN EL PARALELO 30º, O DE ATENAS EN EL 38º; SE LLEVARON A CABO POR MOTIVOS DE ORIENTACIÓN. SITUADOS SOBRE PUNTOS GEODÉSICOS, IMPRESCINDIBLES DURANTE LA ANTIGÜEDAD PARA PODER VIAJAR Y LOCALIZAR POBLACIONES. http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2015_07_01_archive.html
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(14): Desde la página 85 y hasta más allá de la 95, Óscar Vallet se afana en exponer teorías propuestas pr varios investigadores modernos, y que a mi juicio son absurdas. Pues llegan a considerar El Arca un posible condensador eléctrico, un sistema de energías magnéticas e incluso un generador nuclear. Todo ello llega a unirlo con el poder de las Pirámides, creando el típico batiburrillo en el que siempre terminan aterrizando los extraterrestres.... Pues nada de lo que se dice tiene sentido ni explicación.
Op. Cita (1) pags 85-95.
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(15): DE ESTE MODO NARRA FLAVIO JOSEFO SU USO COMO ESTANDARTE DE AVANZADA Y APOYO A LOS EJÉRCITOS ISRAELITAS.
Flavio Josefo Antigüedades judías. Texto traducido desde el griego por J. Farré; publicado en
Buenos Aires, en 1961 (Ed. Acervo Cultural).
LIBRO V
CAPITULO I
Josué, comandante de los hebreos, hace la guerra a loscananeos, los vence, los destruye y divide la tierra por sorteo entre las tribus de Israel
3. Dos días más tarde Josué hizo pasar al ejército y toda la multitud de la siguiente manera: Primero avanzaron los sacerdotes, con el arca; luego los levitas conduciendo el tabernáculo y los vasos de los sacrificios; después les siguió la multitud, por tribus, llevando a las mujeres y los niños en el centro, para que no los arrastrara la corriente.
4. Los hebreos avanzaron cincuenta estadios más e instalaron el campamento a diez estadios de Jericó. Josué erigió un altar con las piedras que los jefes de las tribus, por orden del profeta, habían sacado de la profundidad, para que fuera un recuerdo del retroceso del río y para ofrecer en él sacrificios aDios. En aquel sitio celebraron la pascua, y consiguieron en abundancia todas las cosas que querían, porque cosecharon el
grano de los cananeos, ue estaba a punto, y tomaron otras cosas como botín, porque ya no recibieron más el maná, que había sido anteriormente su alimento y que habían comido durante
cuarenta años.
5. Mientras hacían eso los israelitas, los cananeos no los atacaron; permanecieron quietos dentro de sus murallas, y Josué resolvió ponerles sitio. El primer día de la fiesta2 los sacerdotes condujeron el arca, rodeada por un grupo de hombres armados, para hacerle guardia. Los sacerdotes iban delante, soplando las siete trompetas, y exhortando al ejército a que tuviera valor y marchara alrededor de la ciudad, seguido por el senado.
6. Dicho esto, y después de poner en orden al ejército, lo condujo contra la ciudad. Volvieron a marchar en derredor de ella, con el arca a la cabeza, y los sacerdotes animando al pueblo a obrar con fervor. Dieron siete vueltas a la ciudad y permanecieron un instante inmóviles y luego las murallas se derrumbaron sin que los hebreos les hubiesen aplicado ningún instrumento guerrero ni ninguna otra fuerza.
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(16): Flavio Josefo Antigüedades judías. Texto traducido desde el griego por J. Farré; publicado en
Buenos Aires, en 1961 (Ed. Acervo Cultural).
LIBRO V
CAPITULO XI
Los filisteos derrotan a los hebreos y se apoderan del arca.
Muerte de Eli
1. En aquel tiempo los filisteos hicieron la guerra a los israelitas,
instalando el campamento en la ciudad de Afee. Poco
después se presentaron los israelitas, y al día siguiente
entablaron combate. Los filisteos obtuvieron la victoria y
mataron más de cuatro mil hebreos, persiguiendo al resto de la
multitud hasta su campamento.
2. Temiendo los hebreos lo peor, llamaron al senado y al sumo
sacerdote y pidieron que trajeran el arca de Dios, porque,
estando en formación con el arca entre ellos, serían difíciles de
vencer. No pensaban que aquel que los había condenado a sufrir
esa calamidad era más grande que el arca y que sólo por él se
honraba al arca.
Trajeron el arca y con él a los hijos del sumo sacerdote, a
quienes su padre les había dicho que si pretendían sobrevivir a
la toma del arca no volvieran a presentarse ante él. Fineés ya
oficiaba a la sazón como sumo sacerdote, porque su padre había
renunciado al cargo en su favor, por su avanzada edad.
Los hebreos se sintieron llenos de valor, suponiendo que con
la llegada del arca serían difíciles de vencer por el enemigo.
También el enemigo se sintió preocupado, temerosos por la
llegada del arca de los israelitas. Pero el resultado no fué como lo
preveían ambos bandos. Entablada la batalla la victoria que
esperaban los hebreos fué ganada por los filisteos, y la derrota
que temían los filisteos, le tocó a los israelitas, quienes
comprobaron que habían confiado en vano en el arca (...)
3. Cuando llegó a Siló la noticia de la derrota con la captura
del arca (un joven benjaminita, que había combatido, actuó como
mensajero), la ciudad se llenó de lamentos. Eli, el sumo
sacerdote, que se hallaba sentado en un trono alto junto a una de
las puertas, oyó el llanto y los gritos y pensó que había ocurrido
algo extraño a su familia. (...)
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LIBRO VI
Comprende un lapsode treinta y dos años
CAPITULO I
Los filisteos y su tierra sufren calamidades, por la ira de
Dios, a causa de haberse llevado cautiva el arca. La de
vuelven a los hebreos
1. Cuando los filisteos capturaron el arca de los hebreos, como
dije poco antes, la llevaron a la ciudad de Azot, y la pusieron
junto a su dios, que se llamaba Dagón, como parte del botín. Pero
cuando entraron a la mañana siguiente en el templo, para
adorar a su dios, lo encontraron adorando a su vez al arca:
estaba tirado en el suelo, como si se hubiese caído de su pedestal.
Muy preocupados, lo levantaron y lo colocaron de nuevo en su
sitio. Y cada vez que entraban hallaban a Dagón tendido en el
suelo, en actitud de adorar al arca 1. Los filisteos quedaron
sumamente preocupados y confusos.
Finalmente Dios envió una enfermedad destructora a la
ciudad y la comarca de Azot; muchos fueron víctima de la
disentería o flujo, mal doloroso que mataba de golpe. Antes de
que el alma pudiera, como es habitual en las muertes sencillas,
separarse del cuerpo, a los atacados se les revolvían las
entrañas, vomitaban todo lo que habían comido y quedaban
completamente putrefactos por la enfermedad.
En cuanto a los frutos del campo salió de la tierra una gran
cantidad de ratones que no perdonaron ni las plantas ni los
frutos. Mientras el pueblo de Azot sufría estas calamidades
insoporta (...)
3. Resolvieron aceptar como prudentes las palabras de esos
hombres, e hicieron lo que habían indicado. Llevaron el carro a
un cruce de tres caminos y lo dejaron. La yunta de vacas tomó el
camino correcto, como si alguien la guiara, mientras los jefes
filisteos la seguían deseosos de averiguar dónde se detendría o a
donde se dirigiría. (...)
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CAPITULO II
La expedición de los filisteos contra los hebreos, y la victoria de
éstos bajo el mando del profeta Samuel, que fué su
general
1. Mientras el arca estuvo en la ciudad de Cariatiarima todo
el pueblo se dedicó a ofrecer continuamente oraciones y
sacrificios a Dios, demostrando celo y empeño en su adoración.
Viendo el profeta Samuel que estaban muy dispuestos a cumplir
con su deber, pensó que aquél era el momento oportuno para
hablarles sobre la recuperación de la libertad y las bendiciones
que ésta traía consigo. Para eso usó las palabras que consideró
más apropiadas para excitar su inclinación y para convencerlos
que lo intentaran.
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CAPITULO IV
David derrota dos veces a los filisteos que atacan a Jerusalén.
2. Después del feliz resultado de la batalla, David creyó conveniente,
consultándolo con los ancianos, los jefes y los capitanes
de las milicias, enviar a buscar a los compatriotas de todo el país
que estaban en la flor de la edad, a los sacerdotes y a los levitas,
para dirigirse a Cariatiarima a sacar el arca de Dios de esa
ciudad y transportarla a Jerusalén, donde la conservarían,
ofreciendo ante ella los sacrificios y las honras que complacían a
Dios. Si lo hubiesen hecho en el reinado de Saúl, no habrían
sufrido tantas desventuras.
Reunido el pueblo como lo habían resuelto, el rey se dirigió
hacia el arca, que el sacerdote sacó de la casa de Aminadab, y la
depositó en un carro nuevo, permitiendo a sus hermanos e hijos
que la arrastraran junto con los bueyes. Delante marchaba el rey
y toda la multitud del pueblo, cantando himnos a Dios y todas
sus canciones habituales y así llevaron el arca a Jerusalén, entre
los sones de los instrumentos musicales, trompetas y címbalos,
danzando y entonando salmos.
Al llegar a la era de Cidón, Ozas fué muerto por la ira de
Dios; porque como los bueyes sacudían el arca tendió la mano
para sostenerla. Como no era sacerdote y tocó el arca, Dios lo
hirió de muerte.
El rey y el pueblo quedaron muy afligidos por la muerte de
Ozas; aquel sitio se llama desde entonces Quiebra de Ozas.
Temeroso David de que si recibía el arca en la ciudad podría
sufrir la misma suerte que Ozas, la llevó a la casa de un hombre
justo, llamado Obedam, de familia levita, y la depositó allí.
Quedó en ese sitio tres meses, durante los cuales hizo prosperar
a la casa de Obedam y le confirió muchas bendiciones.
Cuando el rey supo lo que le había ocurrido a Obedam, que de
hombre pobre que era se había vuelto de pronto opulento y era la
envidia de todos los que veían o preguntaban por su casa, y
animado por la esperanza de que no sufriría desgracias, transfirió
el arca a su casa. La transportaron los sacerdotes,
precedidos por siete compañías de cantores, preparados por el
rey, y él mismo que tocaba el arpa y acompañaba la música.
Cuando lo vió su esposa Mijal, la hija de nuestro primer rey
Saúl, se echó a reír. Trajeron el arca y lo instalaron bajo el
tabernáculo preparado por David y éste ofreció costosos
sacrificios y ofrendas de paz.
4. Viendo el rey que sus cosas progresaban a diario, por la
voluntad de Dios, pensó que sería ofenderlo si dejaba el arca en
un tabernáculo, mientras él vivía en casas de cedro de gran
altura magníficamente arregladas. Decidió construir un templo
dedicado a Dios, como el que Moisés había predicho que se
levantaría. Después de discutirlo con el profeta Natán, que lo
animó a hacer lo que pensaba, puesto que Dios estaba con él y
era su asistente en todo, se dispuso con más ánimo a edificar el
templo.
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CAPITULO XIV
David hace preparativos para la construcción del Templo.
Sublevación de Adonías. David nombra sucesor a Salomón
2. David llamó a su hijo Salomón y le encargó que cuando
recibiera el trono levantara un templo a Dios.(...)
David exhortó a los jefes del pueblo a que asistieran a su hijo
en la construcción, y que luego, libres de desventuras, emplearan
el tiempo libre en honrar a Dios. De este modo gozarían de paz y
de una vida dichosa, con cuyas bendiciones Dios recompensa a
los piadosos y justos. Ordenó además que cuando estuviese construido
el templo, depositaran en su interior el arca y los vasos sagrados,
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LIBRO VIII
Comprende un lapso de ciento sesenta y tres años
CAPITULO III
La construcción del Templo. Sus dependencias.
3. Instaló en el sanctasantórum, que tenia veinte codos de ancho
e igual dimensión de largo, dos querubines de oro macizo de
cinco codos de alto cada uno; tenían dos alas cada uno tendidas
en una extensión de cinco codos. Salomón los puso uno cerca del
otro, de modo que con un ala tocaban la pared austral de la
cámara, y con la otra la septentrional; las otras dos alas, que se
tocaban entre sí, cubrían el arca, instalada entre ellas. Pero
nadie sabe, ni se imagina siquiera, qué forma tenían esos
querubines.
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CAPITULO IV
Salomón translada el arca al Templo, ruega a Dios y le
ofrece sacrificios públicos
1. El rey Salomón concluyó esas obras , esos grandes y
hermosos edificios, con todos los tesoros depositados en el
Templo, en el término de siete años, dando una demostración de
sus riquezas y su decisión al realizar en tan poco tiempo una
obra de esa magnitud, que cualquiera que la viera creería que
había demandado siglos para hacerla. Escribió entonces a los
jefes y los ancianos de los hebreos ordenándoles que reunieran al
pueblo en Jerusalén para que vieran el Templo y para
transportar el arca de Dios. Recibida la citación de concurrir a
Jerusalén, se reunieron finalmente en el séptimo mes, el que
nuestros compatriotas llaman tisri y los madeconios
hiperbereteon. Era precisamente la época de la fiesta de los
Tabernáculos, celebrada por los hebreos como una de las
solemnidades más santas e importantes.
Fueron a buscar el arca y el tabernáculo que había erigido
Moisés y todos los vasos destinados al servicio de los sacrificios
divinos, y los transportaron al Templo. (....)
De estemodo fué conducida el arca. Pero cuando hubo que introducirla
en el sanctasanctórum el pueblo se retiró y únicamente los
sacerdotes la transportaron y la colocaron entre los dos
querubines, que con los extremos unidos de sus alas (así los
había hecho el artífice), cubrieron el arca formándole encima una
especie de tienda o cúpula.
El arca no contenía más que dos tablas de piedra que conservaban
grabados los diez mandamientos transmitidos por Dios a
Moisés en el monte Sinaí. El candelabro, la mesa y el altar de
oro, los pusieron en el Templo delante del sanctasanctórum”
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(17): Op. Cita (1) pags 102 y ss.
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(18): CONSTRUCCIÓN DEL TABERNÁCULO
EXODO CAP. 25:
"8. Y me harán un santuario, y yo habitaré entre ellos. 9 Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo y el diseño de todos susenseres, así lo haréis. 10 Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, y suanchura de codo y medio, y su altura de codo y medio. 11 Y la recubrirás de oro puro; por dentro y por fuera la recubrirás, y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor. 12 Y para ella fundirás cuatro argollas de oro, que pondrás ensus cuatro esquinas, dos argollas a un lado de ella y dos argollasal otro lado. 13 Y harás unas varas de madera de acacia, las cuales recubrirás de oro. 14 Y meterás las varas por lasargollas a los lados del arca, parallevar el arca con ellas. 15 Las varas quedarán en las argollas del arca; no se quitarán de ella. 16 Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré. 17 Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio 18 Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo y los harás en los dos extremos del propiciatorio. 19 Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en elotro extremo; harás el propiciatorio con los querubines en sus dos extremos, de una sola pieza. 20 Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo el propiciatorio con sus alas; sus rostros estarán el uno enfrente del otro; mirando hacia el propiciatorio los rostros de los querubines. 21 Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yote daré. 22 Y allí me reuniré contigo, y hablaré contigo desde el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, de todo lo que yo te mande para los hijos de Israel. 23 Harás asimismo una mesa de madera de acacia; su longitud será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio. 24 Y la recubrirás de oro puro y le harás una cornisa de oro alrededor. 25 Le harás también una moldura alrededor, del ancho de un palmo menor, y le hará una cornisa de oro alrededor de la moldura. 26 Y le harás cuatro argollas de oro, las cuales pondrás en las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro patas. 27 Las argollas estarán cerca del borde para colocar en ellas las varas para llevar la mesa. 28 Y harás las varas de madera de acacia y las recubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa. 29 Harás también sus platos, y sus cucharas, y sus cubiertas y sus tazones con que se libará; de oro fino los harás. 30 Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente. 31 Harás además un candelabro de oro puro; labrado a martillo se hará el candelabro; su pie, su caña, sus copas, sus cálices y sus flores serán de una sola pieza. 32 Y saldrán seis brazos de sus lados: tres brazos del candelabro de un lado y tres brazos del candelabro del otro lado.
33 Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, un cáliz y una flor; y tres copas en forma de flor de almendro en el otro brazo, un cáliz y una flor; así en los seis brazos que salen del candelabro. 34 Y en la caña del candelabro habrá cuatro copas en forma de flor de almendro, sus cálices y sus flores. 35 Habrá un cáliz debajo de los dos brazos del mismo, otro cáliz debajo de los otros dos brazos del mismo, y otro cáliz debajo de los otros dos brazos del mismo, conforme a los seis brazos que salen del candelabro. 36 Sus cálices y sus brazos serán de una sola pieza, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro. 37 Y le harás siete lámparas, las cuales encenderás para que alumbren hacia delante. 38 También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro. 39 De un talento de oro fino lo harás, con todos estos utensilios. 40 Y mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte”.
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ÉXODO, CAP. 26
1 Y harás el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, y azul, y púrpura y carmesí; y las harás con querubines de obra primorosa. 2 La longitud de cada cortina será de veintiocho codos, y la anchura de cada cortina será de cuatro codos; todas las cortinas tendrán la misma medida. 3 Cinco cortinas estarán unidas la una con la otra, y las otras cinco cortinas unidas la una con la otra. 4 Y harás lazadas de azul en la orilla de la última cortina del primer conjunto; lo mismo harás en la orilla de la última cortina del segundo conjunto. 5 Cincuenta lazadas harás en la primera cortina, y cincuenta lazadas harás en el borde de la cortina que está en el segundo conjunto; las lazadas estarán contrapuestas la una a la otra. 6 Harás también cincuenta ganchos de oro, con los cuales unirás las cortinas la una con la otra, y se formará un tabernáculo. 7 Harás asimismo cortinas de pelo de cabra para una cubierta sobre el tabernáculo; once cortinas harás. 8 La longitud de cada cortina será de treinta codos, y la anchura de cada cortina será de cuatro codos; la misma medida tendrán las once cortinas. 9 Y unirás cinco cortinas aparte y las otras seis cortinas separadamente; y doblarás la sexta cortina en la parte frontal del tabernáculo. 10 Y harás cincuenta lazadas en la orilla de la cortina al borde del primer conjunto, y cincuenta lazadas en la orilla de la otra cortina del segundo conjunto. 11 Harás asimismo cincuenta ganchos de bronce, los cuales meterás por las lazadas; y así unirás la tienda, para que se haga una sola. 12 Y el sobrante que resulta de las cortinas de la tienda, la mitad de la cortina que sobra, colgará a espaldas del tabernáculo. 13 Y un codo de un lado y otro codo del otro de lo que sobra en la longitud de las cortinas de la tienda, colgará sobre los lados del tabernáculo a un lado y al otro, para cubrirlo. 14 Harás también a la tienda una cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, y una cubierta de pieles de tejón encima. 15 Y harás para el tabernáculo tablas de madera de acacia que colocarás verticalmente. 16 La longitud de cada tabla será de diez codos, y de codo y medio la anchura de cada
tabla. 17 Dos espigas tendrá cada tabla, trabadas la una con la otra; así harás todas las tablas del tabernáculo. 18 Harás, pues, las tablas del tabernáculo; veinte tablas para el lado del sur, hacia el sur. 19 Y harás cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas: dos basas debajo de una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de la otra tabla para sus dos espigas. 20 Y al otro lado del tabernáculo, al lado norte, harás veinte tablas, 21 y sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de la otra tabla. 22 Y para el lado posterior del tabernáculo, al occidente, harás seis tablas. 23 Harás además dos tablas para las esquinas del tabernáculo en los dos ángulos posteriores, 24 las cuales se unirán desde abajo, y asimismo se juntarán por su alto con un gozne; así será con las dos; formarán las dos esquinas. 25 De suerte que serán ocho tablas, con sus basas de plata: dieciséis basas, dos basas debajo de una tabla y dos basas debajo de la otra tabla. 26 Harás también cinco barras de madera de acacia para las tablas de un lado del tabernáculo, 27 y cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para el lado posterior del tabernáculo, que está al occidente. 28 Y la barra del centro pasará a media altura de las tablas, de un extremo al otro. 29 Y recubrirás de oro las tablas, y harás sus argollas de oro para meter por ellas las barras; también recubrirás de oro las barras. 30 Y armarás el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte. 31 Y harás también un velo de azul, y púrpura, y carmesí y de lino torcido; será hecho de primorosa labor, con querubines. 32 Y lo colgarás con clavijas de oro sobre cuatro columnas de madera de acacia recubiertas de oro, sobre basas de plata. 33 Y colgarás el velo debajo de los ganchos, y detrás del velo colocarás el arca del testimonio; y aquel velo os hará separación entre el lugar santo y el lugar santísimo. 34 Y pondrás el propiciatorio sobre el arca del testimonio en el lugar santísimo.
35 Y pondrás la mesa fuera del velo, y el candelabro enfrente de la mesa en el lado sur del tabernáculo; y pondrás la mesa en el lado norte. 36 Y harás para la entrada del tabernáculo una cortina de azul, y púrpura, y carmesí y lino torcido, obra de bordador. 37 Y harás para la cortina cinco columnas de madera de acacia, las cuales recubrirás de oro, con sus clavijas de oro; y fundirás para ellas cinco basas de bronce”.
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SANTA BIBLIA, EN VERSIÓN REINA-VARELA
Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569) revisada por Cipriano de Valera (1602)
Otras revisiones: 1862 y1909
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NARRA FLAVIO JOSEFO LA CONSTRUCCIÓN DEL TABERNÁCULO Y LA DEL ARCA, EN ANTIGÜEDADES DE LOS JUDÍOS
LIBRO III
CAPITULO VI
El tabernáculo que Moisés construye en el desierto en honor de Dios, y que sirve de templo”
1. Jubilosos por lo que habían visto y oído a su conductor, los
israelitas no fueron remisos en demostrar sus habilidades;
trajeron plata, oro y bronce, maderas de las mejores clases, que
no se arruinarían por la putrefacción, pelo de camellos, cueros de
carnero, algunos de ellos teñidos de azul, otros de rojo. Unos
trajeron la flor para el color púrpura, otros para el blanco, y
lana, teñida con las flores nombradas, y lino fino, y piedras
preciosas, que los que usaban adornos costosos engastaban en
monturas de oro. Llevaron también gran cantidad de especias.
Con estos materiales Moisés construyó el tabernáculo, que no
difería en nada de un templo móvil y ambulante. Reunidas con
gran diligencia todas esas cosas, porque todos tenían la ambición
de hacer más de lo que podían, nombró los arquitectos para la
obra, por orden de Dios, que fueron por cierto los mismos que el
pueblo habría elegido si les hubiesen encargado la elección. Sus
nombres figuran en los libros sagrados; eran Beseleel, hijo de
Uri, de la tribu de Judá, nieto de Miriam, la hermana del
conductor, y Eliab hijo de Isamac, de la tribu de Dan.
El pueblo prosiguió la tarea que había emprendido con tanta
actividad que Moisés se vió obligado a contenerlos, proclamando
que lo que habían traído era suficiente, según informaban los artífices.
Se entregaron entonces a la construcción del tabernáculo. Moisés
les informó, de acuerdo con las directivas de Dios, las medidas que
debía tener, y su tamaño; y cuántos vasos debía contener para uso
de los sacrificios. También las mujeres querían hacer su parte, con
respecto a las vestimentas de los sacerdotes y de otras cosas,
que harían falta, tanto para los ornamentos como para el mismo servicio divino.
2. Preparadas todas las cosas, el oro, la plata, el bronce, los tejidos,
Moisés, que había anunciado anticipadamente que se haría una fiesta,
ofreciéndose sacrificios de acuerdo con la capacidad de cada cual,
erigió el tabernáculo. Midió el atrio abierto, de cincuenta codos de ancho
y cien de largo, puso columnas de bronce, de cinco codos de altura,
veinte en cada uno de los costados más largos, y diez columnas en
el ancho posterior. Todas las columnas tenían un anillo. Los capiteles
eran de plata, pero las bases de bronce; parecían puntas de lanza y
eran de bronce, fijas en el suelo. Pasaron cuerdas por los anillos, atados
por la otra punta a clavos de bronce de un codo de largo, clavados en
el suelo junto a cada columna, para sostener el tabernáculo y evitar
que lo sacudiesen los vientos. Una cortina de lino fino y suave rodeaba
todas las columnas, y colgaba libremente de los capiteles; envolvía todo
el espacio y parecía una pared que lo rodeara.
Así fué la estructura de tres costados del recinto. El cuarto,
que tenía cincuenta codos de longitud, era el frente del conjunto;
veinte codos eran para la abertura de las entradas, donde había
dos columnas de cada lado, pareciendo puertas abiertas; estaban
hechas totalmente de plata, pulidas, excepto las bases que eran
de bronce. A cada lado de la entrada tres columnas, insertadas
en la base cóncava del portal, con el que hacían juego.
Rodeándolas había una cortina de lino fino. En el portal mismo,
de veinte codos de largo y cinco de altura, la cortina era de
púrpura, rojo y azul, lino fino y bordado con muchas y diversas
clases de figuras, excepto figuras de animales. Dentro del portal
estaba la jofaina de bronce para la purificación, con una base
debajo, del mismo metal, donde el sacerdote pudiera lavarse las
manos y rociarse los pies. Esa fué la construcción ornamental del
recinto que rodeaba el atrio del tabernáculo, y que estaba
expuesto al aire libre.
3. En cuanto al tabernáculo mismo, Moisés lo ubicó en el
centro de ese atrio, dando frente al este, de modo que recibiera
los primeros rayos del sol. Su longitud, una vez instalado, era de
treinta codos, y su ancho de doce. Una de las paredes daba al sud
y la otra estaba expuesta al norte, quedando el oeste en la parte
posterior. Fue necesario que su altura fuera igual a su ancho.
Había también columnas de madera, veinte a cada lado; estaban
talladas de forma rectangular, de un codo y medio de ancho y
cuatro dedos de espesor; tenían colocadas de ambos lados finas
placas de plata en dos lados, el de dentro y el de fuera; cada una
de ellas tenía dos espigas de plata insertadas en la base,
habiendo en cada base un receptáculo para recibir las espigas.
Las columnas de la pared del oeste eran seis. Las espigas y
los quicios, exactamente fijados unos en otros, de modo que las
junturas fueran invisibles, parecían una sola pared unida,
cubierta de oro, por dentro y por fuera. El número de columnas
era el mismo en los lados opuestos; había veinte en cada lado.
Cada una de ellas tenía un espesor de un tercio de palmo, y de
ese modo formaban los treinta codos entre ellos. Pero en la pared
posterior, donde las seis columnas sólo sumaban nueve codos,
hicieron otras dos columnas, de un codo, y las pusieron en las
esquinas, haciéndolas igualmente finas como las otras.
Todas las columnas tenían anillos de oro en la cara externa,
como si se hubieran arraigado en las columnas, y formaban una
fila por la que pasaron varillas forradas de oro, de cinco codos de
largo cada una, las que unían las columnas pasando la cabeza de
un varilla dentro de la otra, como las espigas insertas una en
otra. En la pared de atrás sólo había una fila de varillas que pasaba
por todas las columnas, en cuya fila entraban las puntas de las varillas
de los costados de la pared más larga, machihembrados firmemente
para que el tabernáculo no se moviera, ni sacudido por el viento ni por
otros medios, y para que permaneciera continuamente quieto e inmóvil.
4. En cuanto a la parte interior, Moisés la dividió a lo largo en
tres porciones. A diez codos del extremo más secreto Moisés situó
cuatro columnas, hechas de igual manera que las otras y con la
misma base, y colocadas a poca distancia una de otra. El espacio
al que rodeaban estas columnas era el lugar más sagrado. El
resto del espacio era el tabernáculo, abierto para los sacerdotes.
Esta proporción de las medidas del tabernáculo resultaron
ser una imitación de la organización del mundo; porque esa
tercera parte que estaba dentro de las cuatro columnas, en la
que no podían entrar los sacerdotes era, por así decir, un cielo,
reservado a Dios. El espacio de los veinte codos era, por así decir,
mar y tierra, accesible a los hombres; por eso esta parte estaba
reservada a los sacerdotes.
Al frente, donde se hizo la entrada, pusieron columnas de oro,
sobre bases de bronce, en número de siete; luego tendieron sobre
el tabernáculo velos de lino fino, de color púrpura, rojo y azul, y
bordados. El primer velo tenía diez codos por lado, y lo extendieron
sobre las columnas que dividían el templo, ocultando el
sitio más sagrado; ese velo hacía que esa parte no fuera visible
para nadie. Todo el templo se llamaba el lugar sagrado, pero esa
parte que estaba dentro de las cuatro columnas, en la que no
podía entrar nadie, se llamaba el sanctasanctórum.
El velo era muy hermoso, bordado con las flores que produce
la tierra, y llevaba tejidas todas las variedades que pudieran ser
ornamentales, exceptuando formas de animales. Había otro velo
cubriendo las cinco columnas de la entrada. Era como el anterior
en su tamaño, textura y color. En la esquina de cada columna un
anillo lo sostenía de arriba abajo hasta la mitad de las columnas
siendo la otra mitad una entrada para los sacerdotes que se
desli. zaban debajo de él. Sobre aquél había un velo de lino, del
mismo largo que el anterior; se corría hacia un lado o hacia el
otro por medio de cuerdas, cuyas anillas, fijadas en el tejido del
velo y en las cuerdas, servían para correrlo y descorrerlo y para
soste. nerlo en las esquinas, de modo que una vez corrido no
estorbase la vista del santuario, sobre todo en los días solemnes.
En otros días, especialmente cuando el tiempo amenazaba nevar,
se extendía, suministrando al velo una cubierta de diversos
colores. De ahí de. riva nuestra costumbre de colocar sobre la
entrada, después de la construcción del templo, un hermoso velo
de lino.
Las otras diez cortinas tenían cuatro codos de ancho y veintiocho de
largo, con broches de oro, para unir una cortina con otra,
lo que hacían tan exactamente que parecían una sola cortina en.
tera. Estaban extendidas sobre el templo y cubrían toda la parte
superior y partes de las paredes, a los costados y por detrás,
hasta un codo del suelo. Había otras cortinas del mismo ancho,
pero una más en número, y más largas, porque tenían treinta
codos de largo; estaban tejidas con pelo, con la misma delicadeza
que las de lana, y caían flojamente hasta el suelo, pareciendo en
el portal un frente triangular con una elevación; la undécima
cortina era usada precisamente con ese objeto.
Encima de aquéllas había otras cortinas hechas de piel, que
daban cubierta y protección a las hiladas, pero cuando hacía
calor y llovía. Era grande la sorpresa de los que veían esas
cortinas desde lejos, porque no se diferenciaban en nada del color
del cielo. Las que estaban hechas de pelo y de piel llegaban hasta
abajo como el velo del portal, y protegían contra el calor del sol y
contra los daños que pudiera ocasionar la lluvia. De ese modo fué
erigido el tabernáculo.
5. También hicieron un arca, consagrada a Dios, de madera
fuerte que no se pudría. La llamaban, en nuestro idioma, erón.
Fué construída de este modo: Su largo era de cinco palmos, y su
ancho y alto de tres palmos cada uno. Estaba toda recubierta de
oro, por dentro y por fuera, de modo que no se veía la madera.
Tenía además una cubierta, unida por medio de goznes de oro,y
de una manera extraordinaria; la cubierta era pareja por todas
partes, y no presentaba eminencias que ocultaran su exacta
unión. Había además dos anillas de oro en cada uno de sus
tablas más largas, que pasaban por toda la madera; corrían por
ellas varillas de oro que se extendían por todo el largo de cada
tabla, para que por medio de ellas se pudiera moverla y sacarla,
cuando llegara la ocasión. Porque no era conducida en un carro
por bestias de carga, sino en los hombros de los sacerdotes.
Sobre la cubierta había dos imágenes, que los hebreos llaman
querubirn. Son seres alados, pero su forma no es parecida a
ninguna de las criaturas que hayan visto los hombres, aunque
Moisés dijo que él había visto seres como ésos junto al trono de
Dios. En esta arca puso las dos tablas que tenían escritos los diez
mandamientos, cinco en cada una, dos y medio de cada lado. El
arca la instaló en el santuario.
6. En el templo sagrado puso una mesa, como las de Delfos.
Su largo era de dos codos, su ancho de un codo y su altura de
tres palmos. Tenía patas, cuyas partes inferiores eran completas,
como las que los dorios ponían en las camas, y las superiores de
forma cuadrada. La mesa tenía un hueco en cada extremo, y una
cornisa de cuatro dedos que la rodeaba como una espiral, por
arriba y por abajo. En cada una de las patas había un anillo,
cerca de la cubierta, por la que pasaban varas de madera dorada,
para sacar la mesa cuando hacía falta, habiendo una cavidad
donde se unía con los anillos. Porque no eran anillos enteros;
antes de redondearse terminaban en agudas puntas, una de las
cuales se insertaba en la parte prominente de la mesa y la otra
en la pata; por ahí era conducida cuando viajaban.
En esa mesa, que se hallaba al norte del templo, no lejos de la
parte más sagrada, había doce hogazas de pan ázimo, seis en
cada pila, una sobre otra. Estaban hechas con dos décimas
partes de la harina más pura; la décima parte es una medida de
los hebreos, y contiene siete cotylae atenienses. Encima de las
hogazas había dos redomas llenas de incienso. Cada siete días
cambiaban hogazas, el día que nosotros llamamos el sabat;
porque al séptimo día le decimos el sabat. Pero de esas hogazas
volveremos a hablar en otro sitio.
7. Por encima de la mesa, cerca de la pared del sud, había un
candelabro de oro fundido; hueco por dentro, pesaba cien minas,
peso que los hebreos llaman cincares. Traducido al griego
significa talento. Tenía sus borlas, sus lirios, sus granadas y sus
cuencos (adornos que sumaban en total setenta) ; de ese modo la
caña se elevaba desde una sola base y se desparramaba en
tantos brazos como el número de planetas, incluyendo la luna.
Terminaba en siete cabezas, puestas en fila, una al lado de la
otra. Esos brazos llevaban siete lámparas, imitando el número
de planetas, que miraban hacia el este y hacia el sud, estando el
candelabro en posición oblicua.
8. Entre el candelabro y la mesa que, como dijimos, estaban
dentro del santuario, se hallaba el altar del incienso, hecho de
madera, pero de la misma madera con que habían hecho los
vasos anteriores, que no podía pudrirse. Estaba completamente
revestido con una placa de oro. Su ancho en cada lado era de un
codo, pero su altura el doble. Encima había una reja de oro,
extendida sobre el altar, con una corona de oro que la rodeaba y
Delante de este tabernáculo erigieron un altar de bronce, pero
hecho de madera por dentro, de cinco codos por lado y tres de
alto, adornado igualmente con láminas de bronce brillantes como
el oro. Tenía también un hogar de malla, porque como no tenía
base para recibirla, el suelo recibía el fuego del hogar. Junto al
altar estaban los tazones, las redomas, los incensarios, las calderas,
hechas de oro. Los otros vasos, para los sacrificios, eran de
bronce. Esta era la construcción del tabernáculo; y éstos son los
vasos que le correspondían”.
Flavio Josefo Antigüedades judías. Texto traducido desde el griego por J. Farré; publicado en
Buenos Aires, en 1961 (Ed. Acervo Cultural).
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(18a): Flavio Josefo Antigüedades judías.
LIBRO III CAPITULO VI
2. Preparadas todas las cosas, el oro, la plata, el bronce, los tejidos,
Moisés, que había anunciado anticipadamente que se haría una fiesta,
ofreciéndose sacrificios de acuerdo con la capacidad de cada cual,
erigió el tabernáculo. Midió el atrio abierto, de cincuenta codos de ancho
y cien de largo, puso columnas de bronce, de cinco codos de altura,
veinte en cada uno de los costados más largos, y diez columnas en
el ancho posterior. Todas las columnas tenían un anillo. Los capiteles
eran de plata, pero las bases de bronce; parecían puntas de lanza y
eran de bronce, fijas en el suelo.
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(19): Flavio Josefo Antigüedades judías.
LIBRO IX , CAPITULO VI
Expedición de Nabucodonosor contra Necao. Pesimistas
profecías de Jeremías. Nabucodonosor entra en Jerusalén;
asesinato de Joacim. Reinado de Joaquim
1. En el cuarto año de su reinado, Nabucodonosor asumió el
gobierno de los babilonios. Por el mismo tiempo y muy bien
pertrechado,ascendió al pueblo de Carcamesa, situado en el
Eufrates, con el propósito de hacer la guerra a Necao, rey de los
egipcios. Bajo el dominio del último se encontraba toda la Siria.
Enterado Necao de los propósitos de la expedición que el
babilonio dirigía contra él no se abandonó, y dispuesto a hacerle
frente, marchó hacia el Eufrates. Pero fué vencido en la batalla y
perdió miríadas de hombres. En cuanto al babilonio, una vez
pasado el Eufrates, sometió a su poder la Siria hasta Pelusio, con
la excepción de Judá.
En el cuarto año del reinado de Nabucodonosor, que era el
octavo desde que Joacim gobernaba entre los hebreos, el
babilonio con un gran ejército llevó la guerra contra los judíos,
exigiendo un tributo a Joacim, amenazándolo con la guerra en el
caso de que se negara. Atemorizado, éste compró la paz con
dinero y pagó durante tres años el tributo que se le exigía.
3. Poco después llegó el rey de los babilonios con un gran
ejército, y Joacim lo recibió, por miedo de lo que había predicho
el profeta, y con la esperanza de que nada malo acontecería,
puesto que no le cerraba las puertas ni se había preparado para
la guerra. Pero aquél, una vez dentro de la ciudad, no cumplió lo
prometido, sino que hizo perecer a los más fuertes y hermosos de
los jerosolimitanos juntamente con el rey, al cual mandó dejar
insepulto fuera de las murallas; nombró a su hijo Joaquim rey de
la ciudad y de la región. Hizo prisioneros a los principales del
pueblo en número de tres mil y se los llevó a Babilonia; entre
ellos se encontraba el profeta Ezequiel, todavía niño. Éste fué el
fin del rey Joacim, habiendo vivido treinta y seis años y reinado
once. Su sucesor, Joaquim, reinó tres meses y diez días; su
madre era una ciudadana, de nombre Nosta.
CAPITULO VII
Sitio de Jerusalén. Joaquim es reemplazado por Sedecías.
Impiedad de Sedecías. Profecías de Ezequiel. Sedecías se
subleva contra los babilonios. Derrota de los egipcios, alia
dos de Sedecías. Jeremías predice la ruina de Jerusalén y
del Templo
3. Después de ocho años de fidelidad a la alianza hecha con
los babilonios, rompió sus compromisos, y se inclinó por los egipcios,
con la esperanza de que, si se unía con ellos, abatiría por
completo a los babilonios. Al saber esto el rey de los babilonios
marchó en su contra, devastó la región y ocupó las plazas
fuertes, y llegó a la misma ciudad de Jerusalén con el propósito
de sitiarla.
4. En el año noveno del reinado de Sedecías y en el día décimo
del décimo mes, de nuevo el rey de los babilonios marchó contra
Jerusalén, acampó frente a la ciudad y la sitió con gran ardor
por espacio de dieciocho meses. Simultáneamente sobre la
Jerusalén sitiada se abatieron el hambre y la peste, dos terribles
plagas, que se propagaron en gran manera.
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CAPITULO VIII
Sitio de Jerusalén. Caída de la ciudad. Sedecías es captu
rado. Duración del reino de los judíos. Saqueo e incendio
del Templo; deportación del pueblo y de los nobles. Muer
te de Sedecías
5. El babilonio envió a Jerusalén a su general Nabuzaradán
para que saqueara el Templo; le ordenó que lo incendiara al
igual que el palacio real, que arrasara la ciudad y transportara
el pueblo a Babilonia. Llegó a Jerusalén en el año undécimo del
reinado de Sedecías, saqueó el Templo, expropió los vasos de oro
y plata consagrados a Dios, así como la gran vasija dedicada por
Salomón, las columnas de bronce con sus capiteles, las mesas de
oro y los candelabros. Después que se apoderó de todo esto,
incendió el Templo en el quinto mes, en el día primero, año
undécimo del reinado de Sedecías y el décimoctavo de
Nabucodonosor. Incendió también el palacio y arrasó la ciudad.
El Templo fué incendiado a los cuatrocientos setenta años, seis
meses y diez días de su fundación 1 hacía mil sesenta y dos años,
seis meses y diez días que el pueblo había salido de Egipto.
Desde el diluvio hasta la destrucción del Templo habían pasado
mil novecientos cincuenta y siete años, seis meses y diez días; y
desde la creación de Adán, tres mil quinientos trece años, seis
meses y diez días. Esto en cuanto al número de años; lo que
aconteció durante este período lo hemos explicado
detalladamente.
El general del rey de los babilonios, después de destruir el
Templo y deportar al pueblo, hizo cautivos a Sareas, el sumo
pontífice, y al que estaba en segundo lugar, Sofonías, a los tres
jefes de la guardia del Templo, colocado al frente de
los hombres de armas, siete amigos de Sedecías, su escriba y
otros sesenta jefes. A todos ellos, con los vasos que robó, los llevó
a Reblata, ciudad de Siria. Allí el rey hizo cortar la cabeza al
pontífice y a los jefes, y se llevó a los cautivos a Babilonia, entre
ellos a Sedecías. Además se llevó encadenado a Josadoc, sumo
pontífice, hijo del sumo pontífice Sareas, a quien mató en
Reblata, como hemos dicho antes.
7. El rey, una vez en Babilonia, retuvo a Sedecías en la cárcel
hasta que murió. Lo sepultó con honores reales. Dedicó a sus
dioses los vasos de que había despojado al Templo de Jerusalén.
En cuanto al pueblo lo estableció en el país de Babilonia y libró
al pontífice de las cadenas.
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(20): Flavio Josefo Antigüedades judías.
LIBRO XI , CAPITULO I
Reconstrucción de Jerusalén y del Templo. Restitución de
los vasos sagrados
1. En el año primero del reinado de Ciro, esto es a los setenta
años de la transmigración de nuestro pueblo a Babilonia, Dios se
apiadó de su cautividad y tribulaciones, según lo predijo
Jeremías antes de la destrucción de la ciudad o sea que después
de estar cautivos al servicio de Nabucodonosor y sus sucesores
por espacio de setenta años, de nuevo regresarían a su tierra,
edificarían al Templo y retornarían a la antigua prosperidad. Así
lo predijo. Conmovieron estas profecías a Ciro
3. Ciro les devolvió los vasos de Dios que el rey Nabucodonosor
trasladara a Babilonia, después de haber hecho saquear el
Templo. Encargó de estas tareas a Mitrídate, su tesorero, con
orden de entregarlos a Abasaro, para que los guardara hasta que
el Templo estuviera edificado, y luego se los diera a los
sacerdotes y a los efes del Templo que lo reemplazarían.
También envió una carta de este tenor a los sátrapas de Siria:
"El rey Ciro a Sisines y Sarabasanes, salud.
"He permitido a los judíos que habitan en mi reino, que si es
de su agrado, regresen a su patria, reedifiquen su ciudad y restauren
el Templo de Dios en Jerusalén, en el mismo lugar donde
se encontraba antes. He enviado también a Mitrídate, mi
tesorero, y a Zorobabel, jefe de los judíos, para que pongan los
fundamentos del Templo y lo edifiquen, de una altura de sesenta
codos y otros tantos de amplitud; harán tres ringleras de piedra
lisa y una de madera del país, como también un altar en el que
sacrificarán a Dios. Quiero tomar por mi cuenta los gastos que
todo esto ocasione. Además he entregado a Mitrídate, mi
tesorero, y a Zorobabel, jefe de los judíos, los vasos que el rey
Nabucodonosor sus. trajo del Templo, para que los lleven a
Jerusalén y los restituyan al Templo de Dios. Son los siguientes:
cincuenta vasos de oro para refrescar, y cuatrocientos de plata;
cincuenta copas de oro, y cuatrocientas de plata; cincuenta
jarrones de oro, y quinientas de plata; cuarenta vasos de oro
para las libaciones, y trescientos de plata; treinta copas de oro y
dos mil cuatrocientas de plata, y además mil utensilios de
diversas clases"
Flavio Josefo Antigüedades judías. Texto traducido desde el griego por J. Farré; publicado en
Buenos Aires, en 1961 (Ed. Acervo Cultural).
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(21): II CRÓNICAS; cap 35
Cita tomada de Op. Cita (1) pag 124
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(22): Flavio Josefo Antigüedades judías. Texto traducido desde el griego por J. Farré; publicado en
Buenos Aires, en 1961 (Ed. Acervo Cultural).
LIBRO II (Moisés), CAPÍTULO X
"Tarbis, la hija del rey de Etiopía, vió a Moisés
conduciendo las tropas hasta la muralla y peleando con gran
valor. Admirada por la sutileza de sus acometidas, y
comprendiendo que él era el autor de los triunfos de los egipcios,
que antes desespera. ban de recobrar la libertad, y el causante
del gran peligro en que se hallaban los etíopes, que antes se
jactaban de sus grandes victorias, se enamoró profundamente de
él. Impulsada por su pasión, le envió al más fiel de sus sirvientes
para tratar con él de su matrimonio. Moisés aceptó la oferta, con
la condición de que se rindiera la ciudad; y le aseguró con
juramento que la tomaría por esposa y que después de tomar la
ciudad no quebrantaría su pro. mesa. Hecho el trato, se cumplió
inmediatamente. Derrotados los etíopes, Moisés dió gracias a
Dios, realizó el enlace y condujo a los egipcios de vuelta a su
patria”
.
(23): Flavio Josefo Antigüedades judías. Texto traducido desde el griego por J. Farré; publicado en
Buenos Aires, en 1961 (Ed. Acervo Cultural).
LIBRO II (Moisés), CAPÍTULO XII
.
(24): A los interesados en el tema, les recomendamos este interesante articulo de la Jorge Álvarez
.
Tanto como el que presenta Wikipedia
.
(25): Indice general del blog TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE. En el que se contiene las más de cien entradas que hasta ahora hemos subido.
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(26): ARTÍCULO PUBLICADO EL: domingo, 16 de marzo de 2014
METROLOGÍA Y PONDERALES EN EL MUNDO PRE-TARTESSIO -Siguendo a Ruiz-Gálvez- (Parte primera: El significado de la Metrología en la Antigüedad)
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(27): Éxodo 16:32-34 /// Hebreos 9:4 // Números 17:10 // I Reyes 8:9 // II Crónicas 5:10 //
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(28): LA LEY MAS ANTIGUA Textos legales sumerios.Edición y traducción Manuel Molina Universidad de Barcelona (Madrid 2000)-pag 54 en LAS REFORMAS DE URUKAGINA hacia siglo XXIV a.C. ( texto XI-20 A 29):"al que estaba endeudado, al que había establecido una medida-gur falsa, al que había llenado inapropiadamente una medida (gur-falsa) con cebada, al ladrón, y al asesino"
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(29): Acerca del mismo tema, se conservan textos legales pertenecientes a los tiempos cercanos a Gudea. Recogiendo el profesor Molina las leyes de Ur-Nama (siglos XXII al XX a.C.) en que el tercer rey de Ur emprende una enorme reforma de pesos y medidas. Todo ello, con el fin de reavivar el comercio y de generar prosperidad; aunque tras la lectura detallada de las normas podemos deducir que las reformas tuvieron como fin también poder adaptar su metrología a las de otros reinos muy lejanos. Tanto que en uno de sus principales fragmentos refiere claramente que gracias a estas modificaciones de pesos y medidas se logró devolver al reino de Ur el "mercado con tierras lejanas, que hasta entonces se hallaba en manos de los navegantes"
LEYES DE UR-NAMA siglos XXII AL XX aC Sulgi rey III de Ur emprende reformas de pesos y medidas
PAG 68 (fra 114 y ss) HICE REGRESAR EL COMERCIO LEJANO QUE SE HALLABA EN MANOS DE NAVEGANTES.
PAG 68. (FRA 150 160): EN ESE TIEMPO REGULÉ EL TRÁFICO DE BARCAS EN LAS ORILLAS DEL TIGRIS, EN LAS ORILLAS DEL EÚFRATES Y EN LAS DE TODOS LOS RIOS. Hice que los caminos fueran seguros? para los mensajeros?
LA LEY MAS ANTIGUA Textos legales sumerios. Edición y traducción Manuel Molina
Ibidem cita anterior -ver (28) -
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(30): Algunas de estas organizaciones internacionales encargadas de velar por la exactitud en la medida y peso métrico decimal son:La Oficina Internacional de Pesas y Medidas (BIPM, por sus siglas del francés, Bureau International des Poids et Mesures), cuya sede esté en Sevres un suburbio de París
DATOS TOMADOS DE WIKIPEDIA
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(31): Para los interesados en metrología del Templo de Salomón, ya hemos aconsejado ver nuestro artículo publicado en este blog:
http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2010/10/el-mar-del-templo-de-salomon.HTML 
Acerca del contenido del Arca de la Alianza nos dice La Biblia que allí durante un tiempo se guardó en el Arca la "jarra de oro que contenía el maná y la vara de Aarón, que echó ramas" (Números 20:22-29)
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(32): Éxodo 7:8-13
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(33): En algún momento anterior a la construcción del templo de Salomón, sacaron del Arca la jarra con el Maná y la Vara de Aarón. (Heb 9:4; Éx 16:32-34; Nú 17:10; 1Re 8:9; 2Cr 5:10.). SOBRE EL MANÁ: Éxodo 16:22.
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(34): “M´Na” voz que en idiomas semitas indica una medida cercana a la Libra (de aproximadamente unos 500 gramos. La “Maná” hebrea partía desde la cubicación del Codo. Así pues:
CODO HEBREO = 52,5 ctms. , que al cubo es 144703,125 y dividido por 256 = 565,24658... gramos = MINA ISRAELITA.
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(35): Estos sistemas se aplicaron para las longitudes, volúmenes y pesos en las civilizaciones antiguas; siendo -por ejemplo- el estandarizado de líquidos en Egipto: La Hekat. Que tal como vimos en artículos anteriores, se correspondía aproximadamente a una jarra de 4,8 litros y era 1/30 del Codo Real cúbico -lleno de agua y con un Codo de 52,498 ctms-. Hekat de la que también procedían los valores de ponderación de pesos en metales; entre los que se destacaban el Deben (90 gramos oro) que correspondía a 12 anillos o Shaty (de 7,5 g. oro), que era la parte (64·10) de la Hekat. Puesto que las medidas en Egipto se subdividían en base a 2 elevado a 2; hasta llegar a 64. Así el Shaty era igual a 1/64 de la jarra Hekat (dividido por 10); es decir (4800/64 : 10) = 7,5 gramos; tanto como el Deben era 12 Shatys; es decir (4800/64 · 12/10) = 90 gramos (aprox).
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(36): ESCRIBÍAMOS EN NUESTRO ARTÍCULO DE TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE:
CONCLUSIÓN FINAL A LA METROLOGÍA Y PONDERALES; DE LA EDAD DEL BRONCE A LA DEL HIERRO -su pervivencia en época grecorromana y su perduración hasta nuestros días-.(sic)
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Además, dijimos en nuestros artículos anteriores que aquellas longitudes de origen humano (dedo, brazo ó pie), se concebían asimismo como una parte del Cosmos. Habida cuenta su carácter geodésico ya explicado, nacido de que las culturas del desierto -y las marineras- precisan como absolutamente necesario manejar una referencias relativas al arco terrestre (sin las cuales se pierden en las arenas, o entre las olas). De ello, indudablemente hemos de reconocer como un hecho histórico, que los Codo sumerios, acadios, babilonios o egipcios; fueran creados como una parte del perímetro de la Tierra. Dado que el Grado es muy fácil de conocer en zonas como Mesopotamia o en Nilo, donde basta calcular la distancia entre dos puntos situados en linea Norte-Sur, cuya sombra varíe 1 de 90 partes, en una misma fecha.
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Por todo ello ya dijimos que en la etapa de Gudea (siglo XXII a.C.), establecen este Codo en 498 mm.; longitud que hemos de suponer significó para los sumerios algo similar a lo que resulta para nosotros el Medio Metro -una vigesimo millonésima parte del Cuadrante-. De igual forma, que medio milenio antes -en tiempos de Imhotep, hacia el siglo XXVIII a.C.- se había impuesto el Codo Real egipcio de unos 523 mm.. Estos patrones se mantuvieron casi intactos durante treinta siglos, un hecho que tan solo se explica al ser un modelo geodésico. Todo lo que hace entender por qué veinticinco siglos después de la implantación del Codo Real faraónico, Eratóstenes de Cirene describa un Arco terrestre con bastante exactitud y de 75600000 Codos (252.000 Estadios de 300 Codos).
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Algo que puede ayudarnos a entender la forma en la que durante el tercer milenio a.C. habían calculado el Meridiano, en Mesopotamia o en tierras del faraón. Con longitudes proporcionales a lo explicado y con un Grado igual a 210000 Codos Reales de Egipto, o de 220000 Codos de Gudea. Lo que significaria en el primer caso una estimación de la circunferencia terrestre de 39538800 kmts. y 75600000 Codos Reales faraónicos (siendo el Grado de unos 109830 metros = 210000 C.R.). Tanto como en Lagash habríamos de considerar que su Meridiano fue de unos 39441600 kmts. (79200000 Codos), con un Grado de 109560 mts. (220000 Codos de Gudea). Sea como fuere, ambos Grados -el que obtenido desde el Codo del Nilo y el mesopotámico- son casi iguales, muy próximos y con una diferencia de tan solo 270 mts. Todo lo que me hace pensar que ambas medidas fueron correlativas a la consideración común de un Meridiano cercano a los 39.441.600 kmts.. Cálculos para los cuales repetimos, tan solo hace falta medir perfectamente las sombras en una misma fecha y las distancias entre aquellas (sin más aplicación de trigonometría, ni de observación geodésica).
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CONTINUÁBAMOS EXPONIENDO SOBRE EGIPTO y la evolución de un Codo que perduró durante casi tres milenios:
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Desde los conceptos antes descritos vamos a establecer unos valores definitivos metrológicos, comenzando por el Codo Real de Egipto, que sabemos impuesto en tiempos de Saqqara (hacia el siglo XXVIII a.C.), con una longitud algo menor (entorno a los 523 mm.). Posteriormente y en tiempos de las pirámides, aquella longitud debió aumentar un tanto, llegando a los 523,6 mm.; tamaño que ya vimos se mantuvo hasta el final del Reino Antiguo. Siendo así, sus ponderales y divisores serían los siguientes, que podemos consultar en Tabla 1ª de concordancias http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/tablas-de-concordancia-del-articulo.html . Más tarde, tras la caida del Imperio Antiguo que coincide aproximadamente con los tiempos de Lagash, debió de coordinarse esta longitud del Codo Real y su Shaty con los ponderales sumerios, equiparándolos en la forma 9/10. Siendo así, sabiendo que el Gin de Gudea pesaba 8,3 gramos, su coeficiente de paso al Shaty sería de (8,3 · 9 = 10 Shatys egipcios = 74,7). Quedaría el Shaty en 7,47 durante el Reino Medio (2050 1750 a.C.), lo que supondría además que el Codo Real se regulase sobre unos 523,44 mm. como podemos ver en la Tabla 2ª correlativa VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/tablas-de-concordancia-del-articulo.html.
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El tamaño del Codo Real, ya vimos que aumenta en Egipto con toda seguridad por trasladar la capital al Sur y cuando se establece en Tebas -Luxor- durante el Reino Medio. Habida cuenta que el Grado tiene mayor medida cuanto más nos acerquemos al Ecuador (por efecto del achatamiento del planeta). Siendo así, parece que prosigue en su aumento durante el Reino Nuevo (1580-1085 a.C.) cuando sabemos se convierte en unos 525 milímetros (más concretamente 52,489 ctms), todo lo que llevaría a valer al Shaty 7,536 gramos (ver tabla de concordancia Tercera http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/tablas-de-concordancia-del-articulo.html .). Finalmente, tras la caida del Imperio Nuevo y con la llegada del Hierro pleno, entrarían valores más recientes y que dejarían el Codo Real por encima de los 526 mm., destacando como última reforma de las medidas la llevada en etapa Saita que aumenta un tanto más su estimación (aunque no queda bien delimitada, pues las diferentes crisis de civilización egipcias afectan también al estabecimiento y estudio de su metrología que se desajusta).
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Pese a ello, podemos delimitar el Codo Real del primer milenio en 526 mm. (algo superior en etapa saita) y desde el cual surgiría un Shaty de unos 7,58 gramos. Medida tambien llamada por algunos "Shenns" que identificamos con el Siklo filisteo, denominado Pim, que este tenía exactamente este mismo peso -muy proximo a los 7,6 gramos y que probablemente se tratara de un ponderal de origen micénico (importado por los filisteos a Canaán)-. Desde aquí, ya todos los valores de Egipto encajarían con la metrología de la Edad del Hierro, siendo el Shaty igual al Siklo filisteo cuyo cambio era de 2/3 con el Shekel israelita. Ver Tabla de concordancia Cuarta http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2014/05/tablas-de-concordancia-del-articulo.html
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ACERCA DE ISRAEL Y SU METROLOGÍA EXPLICÁBAMOS QUE ERA EL PUENTE ENTRE LA DE BABILONIA Y EGIPTO, EXPONIENDO:
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Habiamos visto como se produce un desajuste importante en el momento en el que el Codo Real egipcio aumenta -en una proporción que consideramos nacida de sucesivas mediciones nuevas del Arco Terrestre, rectificándolo para lograr que 75600000 Codos Reales, se ajustaran a nuestros 40.000 kmts.-. Siendo así, en época Saita progresa su valor por encima de los 526 mm.; todo lo que lleva a que sus pesos igualmente crezcan (de modo geométrico). Consecuentemente, el Shaty, el Deben, o la jara Hekat -que guardaban la fórmula de 1/30 del Codo al cubo; o bien 1/300·64 ; tanto como 1/1600 del Codo cubicado-. Pasan a valer los siguientes gramos: Jarra Hekat 4,8512 litros (gramos agua); Deben 90,96 gramos y Shaty (siklo) 7,58 g. (con una aproximación de +/- 0,01 %).
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Por todo ello, el problema debió ser por entonces realizar equivalencias entre el mundo babilonio (los ponderales y medidas del Segundo milenio a.C.) y estos nuevos del Nilo. Habida cuenta que los valores de Egipto eran muy diferentes al nacer de un Codo que tenía al menos un milímetro más. Por lo que en Oriente Medio debieron buscar el sistema correlativo de cambio entre ambos; un hecho que se observa de modo fehaciente en la metrología de Israel, que seguramente comerciaba con ambas civilizaciones debiendo tener un coeficiente de paso para Egipto y para Mesopotamia. Aunque al haber conservado los judíos las longitudes sagradas de la Dinastía XVIII -manteniedo unos Codos Reales y Vulgares iguales a los de Egipto, en etapa de Akhenatón-. Desde aquellas antiguas medidas, la transformación hacia las babilonias era inmediata; pues ya vimos que el Codo Vulgar Persa (de 495 mm.) se convertía en el Vulgar faraónico simplemente aplicando un coeficiente de 11/10. Un igual al paso había que hacer desde el Codo Común de Israel (de 45 ctms.) al de Babilonia, bastando saber que (11 · 450 mm.) = (10 · 495 mm.).
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Por su parte en lo que se refiere al siglo más antiguo que usarían los judíos debió ser también uno intermedio entre el de Gudea-Babilonia (de 8,33333 gramos de peso) y el Shaty (de 7,5 g.). Sabiendo nosotros que 9 Gin (o siklos de Babilonia) eran 10 Shatys (siklos faraónicos), dijimos que su punto intermedio podía establecerse en el llamado siklo monetal mesopotámico que se correspondía prácticamente con 11,25 gramos. 11,25 g. equivalentes a la 10781100 parte de un Codo Vulgar Babilonio (al cubo) y que a su vez corresponde a 3/2 Shatys (1,5 · 7,5 gramos). Un peso desde el que se desarrolla un siklo mayor babilónico cuyo valor era de 6/5 del monetal; es decir 11,25 · 6/5 = 13,5 gramos. Que a su vez tenía un siklo menor equivalente a su mitad y de 6,75 g..
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Por cuanto hemos narrado, a nuestro juicio, los primeros valores del Shekel judío se establecerían entorno a los 11,25 gramos -igual al siklo mesopotámico-, con un Shekel menor equivalente a sus 3/5; es decir (11,25 · 3/5 = 6,75 gr.). Aunque -como decimos-, al crecer el Shaty egipcio en la Edad del Hierro hasta los 7,58 g., los judíos -al igual que otros pueblos de Oriente Medio que mercadeasen con el Nilo y con Mesopotamia-, debieron verse obligados a establecer un sistema que regulase pesos y medidas propios, con los ajenos. Siendo así, parece que el método de hallar un coeficiente de paso fuera precisamente el conocido como cambio del Pim al Shekel (del siklo judío al siklo filisteo), con una correspondencia de 3/2 entre ambos. De tal manera, 3 Siklos filisteos de 7,58 g. (iguales al Shaty egipcio de la época) eran 2 Shekel judíos, que así pasaron a valer 11,37 gramos. Un peso del Shekel Israelita que simplificado sería 11,4 g. -tal como normalmente los arqueólogos escriben- y que se correspondería con el valor también simplificado que dan el Pym -o siklo filisteo, comunmente valorado por los historiadores en 7,6 gramos (7,6 g. · 3/2 = 11,4 g.)-.
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Siendo así, la Mina de 50 Shekel judíos, valdría lo mismo que 75 Shatys del Nilo (iguales a 75 Pim) pesando 568,5 gramos. Una cantidad que a su vez eran 68,22 siklos de Babilonia (de 8,333 g.). Aunque en la misma época (entre los siglos IX al VII a.C.) en Babilonia establecerían otra escala de correspondencias con los valores de la Edad del Hierro, creando un siklo procedente de aquel de 6,75 gramos (que equivalía a 3/5 de 11,25 g.) y que se corregiria hasta los 6,73 g. -un peso que comunmente los historiadores valoran en 6,72-. Este es el llamado Siklo Menor de Babilonia, cuyo valor exacto de equivalencias para nosotros ha de quedar en 6,7381875 g., con un coeficiente de paso hacia el Shaty (y al siklo filisteo) de 27/24 (27 siklos babilonios por cada 24 siklos filisteos) y con una equivalencia al Shekel judío de 27/16 (16 Shekel, por cada 27 siklos babilonios). Como decimos, nosotros hemos de escribirlo como 6,7381875 g. para poder aplicar los coeficientes de paso, aunque los arqueólogos lo estiman en 6,72 g. -o bien 6,73 g.-; cuya Libra de 50 Siklos valdría unos 336 gramos; y la Mina de 60, unos 403,2 g..
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Finalmente. diremos que existe un ponderal en el que se unirían todos los valores de la Edad del Hierro; un peso que los judios determinaron como Bat (baño o pila) y que regulaba la metronomía israelita. Esta se correspondía a 32 shekel de 11,37 gramos, quedando establecido en paso de correspondencias por mí con un valor de 363,862125 gramos. Pese a mi valoración, en Israel a día de hoy el Bat (Piscina o baño) se tasa en unos 36,44 gramos; como una centésima parte del Bat (pila). Además habríamos de observar que este peso y volumen que rige la metrología hebrea, es una "Mina" con coeficiente de paso en todos los sistemas de la Edad del Hierro (de unos 364,4 gramos-agua). -VER TABLA DE CONCORDANCIA OCTAVA-
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Por su parte, este Bat (baño o pila sagrada) surge curiosamente desde un Codo Real egipcio de época saita y no se corresponde exactamente al Codo Sagrado hebreo. Ya que 364,4 multiplicado por 400 es igual a la Cubicación del Codo egipcio de etapa Saita. Es decir: (364,4 · 400) = (526,2 mm. al Cubo). De lo que mi valoración del Bat (pila sagrada de 36,3862125 litros-kilos agua ) y de una "Mina" judía de 32 Shekel o 1/100 de Bat, de 363,862125 gramos; creo que es perfectamente ajustada a los sistemas de peso de entonces. Ya que supondría exactamente Codo Real faraónico (de 526 mm.) al cubo y dividido por 400. Es decir 52,6 ctms. cubicados (145531,576) partidos por 400 (= 363,82894) -con un error mínimo sobre mi cálculo que daba 363,862125 g.-. Además -tal como veremos-, este Bat y su centésima parte, son una "Mina", "Libra" o "Lingote"; en la cual coinciden todos los pesos y cambios de la época.
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Como decimos, la medida llamada "piscina" "pila" o "baño" entre los hebreos, es la clave para encajar todos los sistemas metrológicos de la Edad del Hierro. Una etapa cuyo patrón común se une en 36,3862125 kilogramos-agua; desde el cual parten las equivalencias de todos los ponderales. Ya que el Dracma heleno antiguo -y el primer Denario- hemos de estimarlo igual a un Bat dividido por 800 = 4,5482765625 gramos (Mina de 363,862125 : 80). Un siklo Filisteo y un Shaty egipcio de la época eran igual al Bat dividido por 4800 = 7,5804609375 gramos (Mina de 363,862125 : 48). Un Siklo Púnico correspondía al Bat fraccionado por 5000 = 7,2772425 gramos (Mina de 363,862125 : 50). El Siklo Babilonio era el Bat dividido en 5400 = 6,7381875 gramos (Mina de 363,862125 : 48). Y, finalmente, el Shekel judío mayor o más antiguo y de correspondencia, era la 3200 parte del Bat = 11,37069140625 gramos (Mina de 363,862125 : 32). Para terminar diremos que este peso igual a la centésima parte de un Bat (un ponderal hebreo de 32 Shekel y 363,862125 gramos); aparece en lingotes del litoral atlántico peninsular fechados en la Edad del Hierro (el especial en Galicia, donde proliferan las llamadas "tortas-lingote" de plata y oro con u peso cercano en todas a los 364 gramos).


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