Deseo dedicar este artículo a mi amigo José Diáz; incansable informático, apasionado por la astrofísica y las ideas extrañas (por lo que nos sigue en este blog).
ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general de capítulos. PARA CONSULTARLO HACER CLIK sobre:
http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2016/04/indice-de-articulos-principales-y.html
El artículo se desarrolla en un texto escrito en negro y se acompaña de imágenes con un amplio comentario explicativo (en rojo y cuya finalidad es razonar las ideas). Podrá leerse completo, pero si desea hacerlo entre líneas, bastará con seguir la negrilla o las letras rojas destacadas.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Tres imágenes tomadas en la ladera de Mota del Marqués, durante un atardecer. En ellas explicamos lo que sucedió tras la aparición y perfeccionamiento de la fotografía, a finales del siglo XIX; un hecho, que revolucionaría la física. En la primera (arriba) mostramos de modo simplificado lo que observaron los astrónomos de hace unos ciento cincuenta años, cuando tomaban imágenes fijas del cielo. Viendo que la luz de las estrellas variaban en su situación y vértice cuándo al fotografiarlas, había cerca un astro de gran masa. De tal manera, en una imagen fija, las estrellas estaban en un lugar determinado. Pero si en el cuadro se introducía un gran cuerpo central -como sucedía en los eclipses-; las estrellas variaban de situación (ya no “estaban” en el mismo lugar). Este cambio de posición de los astros -según apareciera o no una enorme masa en ella-; obligó a pensar que no eran las estrellas las que variaban; sino que su luz estaba siendo atraída aquellos planetas o masas del Cosmos (que interceptaban su camino). En la segunda foto -junto a estos párrafos-, vemos el ejemplo más destacado; donde explico con lineas lo que sucedió al perfeccionarse la fotografía. Observando los “fotoastrónomos” (a fines del siglo XIX) que si se introducía un gran cuerpo astral en la imagen, las estrellas aparecían en posiciones cambiadas. La conclusión que se obtuvo es que la luz de aquellas, era atraída por la masa; del mismo modo que cualquier otro objeto pesado. Cayendo hacia el punto en que esta lo intercepta y de forma igual que lo haría una manzana en la Tierra... . Pese a ello, hasta que se inventó la fotografía (instantánea), la luz y su velocidad no habían dejado ver esta propiedad física. Pues es tal su rapidez, que en algo más de ocho minutos llega desde el Sol hasta nosotros (recorriendo un total de 150 millones de kilómetros en apenas 500 segundos); lo que nos impide observar a simple vista su parábola de desvío hacia un punto de masa que la atrae.
Arriba, en imagen también del atardecer en Mota del Marqués; dibujo cómo sería el arco de la luz lunar, si tuviera junto a ella una masa suficientemente potente como para atraerla (hasta el punto que describiera una parábola similar a la de un chorro de agua). Esta forma es la que se observaría si viéramos el viaje de la luz en el Universo, cuando llega a una zona de gran atracción por masa planeteria.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos imágenes de Cuenca. Al lado, vista tomada desde una ventana del claustro de su actual Parador; ubicado en el Monasterio de San Pablo. Observemos la enorme mole pétrea que se sitúa sobre este antiguo convento; parte de las torcas, muelas y hoces, que conforman todo el parque pétreo que circunda a esta ciudad mágica. Donde sus casas parecen colgadas, sus calles semejan estar flotando y sus barrios parecen estar levantados entre nubes de piedra; haciéndonos pensar cómo pudo ser una vida cósmica antaño, y en el Mundo durante sus más remotos tiempos. Pues allí, en Cuenca; uno siente lo que ha podido ser la Creación Cósmica, en estado más puro . Observando la Naturaleza que rodea la ciudad; sin dar crédito a la existencia de calles y edificios, entre las más escarpadas rocas (que parecen cascadas de piedra, a punto de desvanecerse). Muchos creen que esta situación y construcción de Cuenca solo se debe a un motivo defensivo. Pero cuando la vemos, comprendemos que aquello es pura creatividad y belleza: Humana y divina.
Abajo, vista de la ciudad de Cuenca durante la noche (zona del puente de San Pablo).
BAJO ESTAS LINEAS: Interior de la catedral de Cuenca (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). La luz y el espacio, fueron los dos elementos en los que se basó la arquitectura sagrada -desde sus más remotos comienzos-. En la imagen podemos observar un ejemplo de belleza y creación, que nos hace disfrutar de la mística del Espacio y de la Luz. Donde el tiempo también transcurre, pues en los edificios podemos ver modas y estilos de diferentes épocas; llegando a comprender el sentimiento estético de nuestros antecesores. Tal como sucede en la imagen, donde destacan vidrieras modernas, en el entorno de esta catedral gótica, reconstruida en el siglo XX. Espacio y tiempo, luz y volúmenes; son los cánones de juego en el arte, al igual que en la ciencia. Todo ello, envuelto en belleza; lo que nos lleva a disfrutar de la física sublimada. Pudiendo llamarse ciencia sublime, esta que conocieron los grandes artistas del gótico o del Renacimiento; nacidos en años en que apenas tenían nociones de física, ni menos grandes conceptos de astronomía. Pese a o que eran capaces de idealizar el tiempo, el espacio y la luz; de un modo tan bello, que su obra y representación de la astrofísica es tan importante, como la de cualquier gran investigador moderno.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, vidrieras de la catedral de Sevilla (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, cúpula de una de las capillas en la iglesia del monasterio de Nuestra Señora de Bataglia -Portugal- (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen)
Como decíamos, la idealización de la luz, del espacio y el tiempo, llevada a cabo por estos artistas de antaño (que no pudieron conocer apenas nada sobre física y astronomía). Hizo de sus obras una representación inigualable del Cosmos y del Mundo. Para entender la importancia mística de esa sublimación, representada en sus imponentes construcciones. Hemos de pensar que estas obras de arte, frente a la ciencia; tienen el mismo valor de la leyenda, frente a la Historia. Debiendo plantearnos si es más relevante El Cliclo del Rey Aturo, o la Historia investigada de los monarcas ingleses de esta etapa. Tanto como pensar si prevalecerá el mito de rey Minos y la fábula del Minotauro; o bien los hallazgos arqueológicos de Creta. Llegando pronto a la conclusión de que ambas facetas de una misma realidad, son igualmente importantes. Pues el arte es capaz de sublimar ideas y sentimientos, llegando a transmitir aquello que para la ciencia será siempre un imposible hallar -y menos, comunicar-.
1º) LA LUZ DEL UNIVERSO:
A) La Luz en las religiones y en la física contemporánea:
Cuando la física y la matemática moderna buscaron la esencia del Universo, tuvieron que basar sus estudios en el análisis de la Luz. Tras ello y gracias a los cálculos e hipótesis realizados al conocer los parámetros y propiedades de la onda electromagnética y el fotón; la física y la astronomía evolucionó hacia el campo cuántico y relativista -el de Einstein o Planck, y la astrofísica contemporánea-. Consecuentemente, la clave de este gran avance en la ciencia que hoy domina nuestro Mundo -logrando su progreso-, está basado en el estudio de la Luz y su función en el Universo.
Tras leer el párrafo anterior, nos sorprendería observar que en casi todas las grandes religiones, Dios en definido como la “Luz”; simbolizando: El bien y la verdad. Frente a las tinieblas; que se conciben -por antonomasia- como la personificación del mal, de la falsedad (y por lo tanto, el demonio). Así podremos verlo en la Biblia, desde el comienzo del Génesis; cuando en sus frases iniciales leemos: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios se cernía sobre las aguas. Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Vio Dios que la luz era el bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad" (Génesis 1; 1, 1-4) . Del mismo modo, el Nuevo Testamento recoge cuanto expresaba Jesús, para afirmar su palabra como Verdad. Escribiendo San Juan, que Cristo proclamaba: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (San Juan 8;12). Pero no será únicamente el cristianismo y el judaísmo las que promulgan la identificación entre Dios y luz; o de la luz y bien. Pues desde los albores de la Humanidad, encontraremos religiones donde se adoraba al Sol. Destacando entre ellas, la egipcia; cuya divinidad suprema era Amon Rá (Atón-Ra), como símbolo del disco solar y por lo tanto de la luz. De igual modo sucedería en la Mesopotamia sumeria, cuyo panteón estaba presidido por Samash (dios de los astros y de nuestra estrella central). Ello, pese a que ambas civilizaciones (la sumeria y la egipcia) estuvieran asentadas junto al desierto; donde el Sol es terrible y puede causar la muerte en pocas horas -siendo el bien más preciado, el agua dulce y no la luz-.
No es muy diferente la cosmovisión de lo luminoso que nos darán las primeras creencias de la India, donde podremos encontrar identificadas las palabras “día” y “dios”. Que en sánscrito se equiparan con el término “dêvah”, voz de la que surge “divino” y “deidad”. Tras decantarse a través del término indoeuropeo “dyaus” (dyeu); que significó en lenguas celtas: “luz del día”. Asimismo, desde este mismo radical indoariano, nacerán palabras como “deiw”, que en gaélico se traduce por “brillo” o “rayo de luz”. Pero principalmente nombres como el de Zeus; cuyo origen está en el término “Diayus”, que se traduce igualmente por “luz” o “día” -como ya dijimos-. Acerca de todo ello, hay quienes afirman que Júpiter hemos de suponer que significó inicialmente Diu-pater (dios padre). Aunque -a mi juicio-, esa denominación de la deidad suprema del panteón romano, atendería al concepto de Iu-Pater (como padre común; pater de la unión = “iu-piter”). Sea como fuere, prácticamente en todas las religiones del Mundo existe una identificación entre el bien y lo divino con la luz; mientras las tinieblas simbolizan el mal y lo infrahumano.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Diferentes fotografías de vidrieras en catedrales. Arriba, detalle de un rosetón y ventanas en la catedral de Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Al lado, una capilla y sus techos en el mismo templo burgalés. Abajo, cúpula y vidrieras de una capilla en la catedral de Palencia (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). La importancia de la luz en estos grandes templos del gótico, es esencial; tanto como lo fue en su pintura. Jugando con colores y diferentes posiciones del Sol durante el día; que expresaban no solo belleza, sino también la idea de “Tempus fugit”. Un “tiempo volátil”, que se medía a través de la situación del astro rey (durante el día) y por la posición de las estrellas (por la noche). De este modo y por aquel entonces, tiempo y luz eran una misma idea; de forma parecida a la que actualmente lo es el Espacio-Tiempo, en la física moderna. Al considerarse hoy que el Tiempo es una sucesión de Espacios. Pese a ello, deberíamos plantearnos si el Tiempo, por sí solo existiría; si no hubiera Espacio. Diciéndonos el sentido común que puede transcurrir Tiempo antes de que aparezca el Espacio; ya que hay capacidad intelectual y científica para pensar en la hipótesis de “un segundo antes del Big Bang”.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, vista desde una de las ventanas del Parador de Alcañiz (Teruel), donde se aprecia la torre de su castillo-iglesia (al fondo). Abajo, otra fotografía de la catedral de Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarla); en este caso, las vidrieras modernas del claustro. Al igual que las frágiles ventanas de las maravillosas catedrales; las teorías físicas sobre la luz y el Universo, pueden “fracturarse” en el momento más inesperado. De un modo similar, en cuanto aparece una rotura, ya no es posible llegar a una buena solución; por lo que suelen cambiar el marco entero de la ventana, colocando en ellas nuevos cristales. Quizás, sin darse cuenta, que sería mejor imitar los antiguos. De igual manera, sucede con las teorías de la física, que cuando se superan en algún punto; se suelen desechar en su mayor parte (sin un gran fundamento). Adoptando ideas nuevas, que en ocasiones no tienen más que una base hipotética.
Pasando de nuevo al concepto físico de la luz, su análisis y propiedades. Hemos de comenzar explicando cómo hasta el siglo XVII se consideró su velocidad infinita; creyéndose generalmente que la llegada del haz a todo punto del Universo, se producía de forma inmediata (sin trasladarse). Pese a ello; desde la más remota antigüedad, varios científicos y escuelas filosóficas -principalmente unidas al Islam- promulgaban que la luz tenía una velocidad y un modo progresivo de avanzar (semejante al del sonido). Pero no fue hasta el siglo XVII, cuando se propusieron medirlo; usando experimentos con espejos, luces y hasta explosiones de cañones. Así, fue como Galileo Galilei intentó hallarla; usando faroles encendidos y espejos, colocados en diferentes puntos y sin lograr un resultado. Finalmente será el astrónomo Ole Romer, quien hacia 1676 se percató de que los eclipses de planetas eran más o menos largos, según la Tierra mantuviera una órbita más o menos cercana a aquellos astros. Observando que durante ciclos en que la Tierra se aproximaba hacia Júpiter, sus eclipses eran más cortos; mientras en los momentos en que ambos planetas se separaban, aquellos duraban más. Un hecho que solo podía deberse a lo que esa luz colapsada y emitida por Júpiter junto a sus satélites, tardaba en llegar hasta nosotros. Necesitando menos tiempo, cuando la Tierra se acercaba a ese planeta; y más al distanciarse en sus órbitas.
Así fue como Ole Romer -hacia 1680- midiendo la diferencia de secuencias entre los eclipses y teniendo en cuenta la posible distancia entre Júpiter y la Tierra; concluye que la luz viaja a unos 214.000 kilómetros por segundo (una estimación bastante aproximada a la realidad). Aunque no será hasta 1725 cuando James Bradley logre confirmar que la luz viaja a 301.000 klmts/seg.; tan solo comparando los brillos de la constelación del Dragón, observándola desde diferentes posiciones de la Tierra. Finalmente hacia 1870, se llega a establecer la velocidad de la luz; gracias a “las ecuaciones” de J.C. Maxwell. Que tras estudiar sus ondas electromagnéticas durante años; determinó que el haz viaja en el vacío, con una constante de 299.792.458 metros por segundo (unos trescientos mil kilómetros/segundo). Posteriormente llegará Einstein; observando que la luz, sin ser materia era un cuerpo celeste que es atraído por la masa – como si la fuerza de la gravedad actuase en ella-. Todo lo que podía observarse en fotografías de los astros y principalmente durante los eclipses; que al contener una gran concentración de materia en un punto de la imagen, hacía cambiar la situación de los brillos estelares. Originando esta idea la teoría de la Relatividad; que se pudo comprobar con enorme precisión años después. Cuando se obtuvieron fotos perfectas de un gran eclipse en 1931; en las que el “arco” de atracción del brillo por efecto de la masa, hacían pensar que las estrellas habían cambiado de posición. Aunque ello se debía a una fuerza como la gravitatoria; que “absorbe” la luz hacia puntos cósmicos de enorme “peso” -tal como he representado en las primeras imágenes, al comenzar el artículo-.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos imágenes de la catedral de León (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Al lado, vidriera antigua conservada y restaurada al modo de antaño. Abajo, vista del interior del templo, bajo la luz de sus vidrieras.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos imágenes más de la catedral de León (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Al lado, de nuevo otra vidriera conservada y restaurada, como antes estuvo. Abajo, ventanal con vidrieras originales (restauradas).
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos fotos de relojes de sol en paredes de templos Al lado, reloj solar en una iglesia de Villalpando (Zamora). Abajo, cuadrante solar en el exterior de la parroquia mayor de Villafáfila (Zamora). Como podemos comprobar, antiguamente la luz y las sombras, era lo que medía y hasta producía el tiempo. Durante el día, regulado por el Sol y durante la noche por la Luna y las estrellas.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos imágenes de relojes de arena, propiedad del Museo Naval de Madrid (al que agradecemos nos permita divulgarlas) Al lado, ampolla de arena el siglo XIX, para medir dos horas. Con estos ingenios se calibraba el tiempo en el interior de los barcos; con el fin de hallar la “longitud” en grados y para conocer la velocidad crucero a la que se navegaba. Desde la más remota antigüedad se navegaba con clepsidras de agua, ampollas de arena y otros sistemas de medición; como tinas de agua que se vaciaban por goteo y llamas constantes, que ardían en una lámpara durante un tiempo (conocido y determinado). Finalmente, aparecieron los relojes mecánicos y hasta los de pulsera o portátiles; con los cuales era relativamente fácil localizar la “longitud”. Simplemente observando a qué hora nacían o desaparecían determinadas estrellas en el firmamento (principalmente el Sol). Abajo, dos ampollas para mediciones en los barcos, junto a una cesta usada para protegerlas. Estos relojes se usaban principalmente para el lanzamiento y cálculo de “corredera”. La corredera consistía en una “caja” abierta que se arrojaba al mar por la popa, atada a una larga cuerda y durante el tiempo que marcaba la ampolla de arena. Recogiéndose al finalizar los minutos que ese reloj dictaba; pudiendo calcularse así la velocidad de la nave, observando la medida que el cabo de la corredera había logrado.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Dos tipos de relojes de sol portátiles. Al lado, reloj solar romano hallado en Baelo Cláudia (Bolonia, Cádiz); que se colocaba en diferentes lugares preferentes de esta urbe y puerto romano -tal como lo expone el Museo Arqueológico de Madrid, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Contiene un sistema de representación del Cosmos babilónico; en el que aparece el cuadrante en forma cóncava e inversa. Sobre este existe un vano para que entre el rayo de sol; pero donde también se colgaba una bola en su centro con un hilo, para que se reflejase la sombra y la luz (marcando las horas y el estado del cielo). Abajo, diferentes relojes de sol de mano, de los siglos XVI al XVIII, tal como los expone el Museo del Descubrimiento, en Palos de Moguer (al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). La lectura de estos cuadrantes de mano, era bastante compleja; debiendo orientarse hacia los puntos cardinales, a determinadas horas del día.
B) Luz y Tiempo:
Desde la más remota antigüedad, el tiempo se midió a través de la luz. Debido a ello, los conceptos de Luz y Tiempo, estuvieron tan unidos hasta el siglo XVIII como posteriormente sucedió con las categorías Espacio-Tiempo. Podemos plantearnos si las “categorías” de Kant “Espacio y Tiempo” confundieron en un momento la Luz y Tiempo; debido a que tras aquel filósofo alemán se consideró que el Tiempo era una sucesión de Espacios. Aunque el “error” se produce al instaurarse los relojes mecánicos (principalmente durante el siglo XVIII), no necesitando ya leerse la luz, para calcular el tiempo. Un tiempo que pasa a concebirse desde Kant como una sucesión de espacios. Es decir, que el movimiento en el Universo era lo que iba determinando el tiempo, por cuanto un año era 365 días solares (más el bisiesto). Lo que se correspondía con doce meses de 30 y 31 jornadas; dividiéndose el día en 24 horas y estas en 60 segundos (tal como ya hicieron en Egipto y Mesopotamia hace más de cinco mil años). Debido a cuanto expreso, para los antiguos -y principalmente antes de Kant-; Tiempo y Luz, eran dos hechos absolutamente inseparables. Aunque durante el Renacimiento, se inventaron y difundieron los relojes mecánicos por toda Europa. Momento en que cambió el sentido del tiempo y de la luz, cuanto ya no fue la posición del Sol (o del gnomon de la torre) lo que regía las horas; sino las manillas del reloj colocado en los campanarios de esas iglesias.
El problema que manifestamos no es pequeño; ni menos lo es el cambio de concepto desde Luz que rige el tiempo, a Espacio que ordena las horas. Bastando pensar para comprenderlo, qué significaban los miles de obeliscos egipcios, menhires, cromlechs y grandes gnomons megalíticos; levantados por doquier desde el neolítico. Cuyos herederos fueron los observatorios sagrados y los relojes de sol grecorromanos, situados en todo lugar preferente; sustituidos posteriormente por las torres de las iglesias, que funcionaban como obeliscos. En algunos casos, por tener en sus paredes un cuadrante solar; pero principalmente porque la misma torre del campanario actuaba de gnomon. Pudiéndose leer la hora en ellas desde largas distancias; al verse desde las afueras de pueblos y ciudades. De este modo y debido al conocimiento calendárico que aportaban esas torres de iglesias, cuando se celebró el Concilio de Nicea (en el año 325); los prelados advirtieron que por entonces el año comenzaba tres días más tarde de lo que debía hacerlo. Porque la sombra solar más larga y corta anual, no se observaba en aquellas torres cada 21 de diciembre, ni el 21 de junio (cuando cambiaba el Solsticio); sino tres jornadas después. Este hecho se debía a un fenómeno que desconocían los astrónomos de Nicea; como fue el error del calendario que estableció Julio César (en el 45 a.C.), que tan solo contenía un bisiesto cada cuatro años. Sin tener en cuenta que el año trópico dura 365,2422 días (no 365,25 como el Calendario Juliano suponía); por lo que cada cien años se debe restar un bisiesto, para regularlo conforme a un ciclo más justo. Así, los convocantes el Concilio de Nicea, sin conocer el ciclo de bisiestos, se habían percatado de que en 325 las sombras de los campanarios, se producían tres días más tarde de lo que debían hacerlo. Por cuanto corrigieron la fecha de inicio en tres jornadas, el año siguiente a Nicea (el 326); pero sin rectificar la duración del calendario (quizás pensando que el desajuste se debió a una falta de precisión inicial, al fijar el primer Año Juliano con ese error).
Cuanto hemos narrado anteriormente, lo he recogido con el fin de mostrar cómo la luz y el tiempo eran dos conceptos absolutamente unidos, hasta la aparición de los relojes mecánicos. Pues en Nicea siquiera sabían la duración del año trópico y pudieron ajustar perfectamente el calendario; tan solo observando las sombras del solsticio y el equinoccio. Debido a ello, nos surge la pregunta de si en verdad las categorías inseparables son Tiempo y Luz; en vez de Espacio-Tiempo; pudiendo plantearnos si antes del Big Bang existieron esos dos “elementos”: Luz y Tiempo. Cuando expreso se justificaría porque la luz en estado de reposo no tiene masa (no necesita Espacio). Así pues, Tiempo y Luz (sin movimiento) serían dos categorías que han podido existir, antes de que comenzase el Espacio e incluso antes de que la masa naciera. Porque -como decimos- la Luz carece de materia. Hay quienes consideran que cuando el fotón alcanza su velocidad constante (300.000 kmts/seg) la Luz se carga de materia y contiene masa. Convirtiéndose entonces en un cuerpo que es atraído por la gravedad y que no puede superar una velocidad máxima; debido a la resistencia del fotón por su “peso”. Otros, piensan que el fotón jamás toma materia, y que es atraído por la masa; no por efecto de la gravitación, sino por la fuerza del peso de esas masas cósmicas. Aunque esta última afirmación parece se acerca a aquello que nos decían en “la mili”, cuando explicaban que:
- “El proyectil discurre su trayectoria describiendo una parábola, que es debida a la gravedad; por lo que al final de este recorrido en curva, cae al suelo. Aunque, de no caer por efecto de la gravedad, lo haría por su propio peso”....
Por ello, no debemos de descartar que el fotón adquiera materia cuando alcanza su velocidad máxima y viaje a esta constante. De este modo, lo que expresamos como transformación de la Luz; desde un elemento sin materia (en reposo) hasta una materia con fotones pesados -cuando viaja a los 300.000 kmts/seg.-. Sería un fenómeno similar al que sufre el agua el interior de una nube; que cuando baja hasta una determinada temperatura y se convierte en gotas. Por cuanto al entrar el vapor de agua en contacto con el frío y no poder sustentarse en el aire; el líquido que antes fue gas, cae de nuevo a la Tierra (convertido en lluvia, nieve o granizo). Este hecho que produce las nubes y la lluvia, puede ser comparable a lo que sufre el fotón; al dejar el reposo y tomar velocidad. Cogiendo masa y teniendo resistencia en su movimiento; por lo que muchos físicos creen que no logrará nunca superar los 300.000 kilómetros por segundo. De todo cuanto hemos expuesto se deduce que la Luz y el Tiempo, pudieron existir antes de que el Espacio y la Materia fueran creados; siendo algunos de los primeros elementos, previos al Big Bang (junto a energías como la atracción gravitatoria y otras).
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Tres imágenes de ventanales. Arriba, ventana en el monasterio de Tibaes, en las proximidades de Braga (Portugal). Al lado, ventana en el museo Diocesano de Cuenca. Abajo, ventana de la biblioteca en el Hospital de Tavira (Toledo) -a los que agradecemos nos permitan divulgar nuestras fotos-. En las imágenes que vemos, se observa claramente un concepto diferente de la luz, entre las personas de hace cientos de años y las de nuestra época. Tanto, que en la arquitectura de nuestros días, la luz carece de mística y hasta de belleza; por lo que tan solo se utiliza como un medio de iluminar espacios (sin misterio alguno).
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, de nuevo las vidrieras de la Catedral de León. Abajo, corredera del claustro del convento de Santa Clara, en Salamanca -a los que agradecemos nos permitan divulgar nuestras fotos-. En la parte alta de este pasillo se observa un maravilloso techo mudéjar, donde se representan estrellas. El juego de luces y ricos colores, en los edificios sagrados; era una representación idealizada de la belleza del Universo.
2º) UNIVERSO Y LUZ:
A) Un segundo antes del Big Bang:
Todos llegamos a entender la teoría del Big Bang, que explica el origen del Universo desde un conglomerado de masa de infinitesimal tamaño y con enorme densidad. Materia mínima, que en un momento alcanzó cientos de miles de grados; tras lo que explotaría por efecto del calor. Naciendo el Cosmos, que nació en fracciones de segundos, expandiendo sus pedazos sobre el vacío; del mismo modo que los trozos de una granada de mano, cuando revienta. Hasta aquí, la hipótesis de expansión del Universo y de sus orígenes, que puede comprenderse de un modo lógico y físicamente explicable. Pese a ello, habríamos de pensar qué hubo antes de aquel Big Bang; y que hizo mil pedazos al Pre-Cosmos (hasta entonces unido en una infinitesimal masa). Así pues, esa “mínima bola” que llegó a acumular una gran densidad y que generaría los posteriores elementos del Cosmos; estaba necesariamente compuesta por una porción de materia, aunque carecería de Espacio. Siendo quizás la falta de ese Espacio, lo que provocó el estallido de aquella masa inicial.
De tal manera, una posibilidad es que la falta de distancia y de espacio, provocase su expansión (o explosión); ya que no existía antes del Big Bang lugar para que las partículas viajasen. Ello pudo llevar a que la materia inicial, que componía aquello que reventó generando el Universo, llegase a temperaturas que le hicieran estallar. Habida cuenta que los elementos menores no podían cumplir su ciclo necesario de movimiento. Pues como el profesor J.L. Fernández Barbón (1) explica en sus libros y conferencias; a través del acelerador de partículas se ha conseguido conocer de qué se compone el Vacío. Un Vacío que tiene partículas con masa y otras carentes de materia. Las primeras, que se componen de masa; toman posiciones y se mueven conforme “desean”, pudiendo lograr el reposo absoluto (permanecer paradas en el Vacío). Pero las partículas sin materia, viajan hasta llegar a la velocidad de la Luz, rebotando, si no tienen más Espacio para avanzar. Finalmente, gracias a viajar a 300.000 kmts/seg.; estas partículas se cargan de masa -como le sucedería al fotón-; convirtiéndose en materia, que pueden “vivir” en el Vacío, logrando posicionarse conforme necesita (incluso parándose). Todo lo que lleva a pensar que la creación de la masa procede de partículas que inicialmente carecían de materia; pero que al avanzar al modo de la luz en el Vacío, alcanzan su velocidad máxima y logran materializarse (tomando un “peso”, que les obligará a no sobrepasar los 300.000 kmts/seg. en su viaje por el Cosmos o en la distancia donde rebotan).
Aquellas partículas que viajan a la velocidad de la luz, sin masa; tienen una característica más. Cómo lo es, que si se les cierra su espacio “condenándolas” a una distancia determinada; en sus millones de rebotes se van cargando de masa y llegan a crear un Agujero Negro. Ello se produce cuando no se supera la llamada “longitud de Planck”, que se corresponde aproximadamente con un centímetro, dividido por diez, elevado a 35 -más exactamente (1,6 · 10 elevado a menos 35) metros- (2) . De ese modo, si introducimos en esta “distancia de Planck” (que viene a ser una micro treinta y tres millonésima de centímetro) un partícula sin materia -como un fotón-; esta comenzará a moverse a la velocidad de la luz, rebotando cientos de millones de veces en un segundo, contra sus límites. Su movimiento genera una energía y masa de tal densidad, que crea un Agujero Negro. Así pues, y volviendo al momento en que el Universo era una micro partícula de enorme peso, podemos pensar si cada elemento del Cosmos puede estar compuesto por una de estas minúsculas partes, sin materia y sometida a la “distancia de Planck”. Es decir, que una partícula (similar a un fotón), dentro de un “micro espacio” menor a un centímetro dividido por diez elevado a 33 (longitud Planck); pudo generar la primera “bola de masa” previa al Cosmos. Pasando más tarde a explotar, debido a la temperatura que alcanzó; provocando todos los gases y materias cósmicas. Tras llegar a cientos de miles de grados de temperatura, implosionando y haciendo nacer el Universo -provocando el famoso Big Bang-. A continuación, en imágenes, explicamos cómo pudo suceder cuanto expongo.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Con unas fotos del enigmático Lago de Sanabria, relatamos nuestra teoría sobre “un segundo antes del Big Bang”. Arriba, imagen del lago en el que suponemos que se va a producir “La Creación y el Big Bang”, siendo el Cosmos y el Vacío, el agua y el aire de aquel pantano. En primer lugar, varias partículas sin materia, son sometidas a un momento sin distancia; entrando en un espacio de Planck, en un lugar ajeno a nuestro Cosmos. Con ello, se cargan de materia y provocan un Agujero Negro, absorbiendo la materia de aquel otro-espacio (un Universo ajeno al nuestro) y emitiéndolo hacia nuestra realidad o Espacio. Así se generaría la materia en nuestro Cosmos, que comienza a caer en forma de “recipientes” (a los que llamamos átomos, partículas etc). Al lado, los recipientes a modo de bolsas de infinita elasticidad comienzan a caer en el Espacio que se crea; representando en el lago y el aire (como un pre-cosmos, antes del Big Bang; que sabemos era la enorme masa de gases y materias). Así es como las partículas que generaron el Agujero Negro, que atrae desde otro Universo materia, va absorbiendo partículas, hasta la amalgama que luego reventará y originará el Cosmos (tal como lo conocemos). Abajo, los “recipientes” (puntos de materia) que cayeron, van tomando forma de bolsas o cuencos y reciben la lluvia y elementos del lago o del aire. Creando su aparición, una mayor masa sobre el agua, que llegará a rebosar finalmente; rompiendo la “presa del lago”, por el exceso de peso (que se corresponde a lo que sucede en el Big Bang, al alcanzar cientos de miles de grados de temperatura).
BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Comienza el Universo y los recipientes serían las galaxias (correspondiendo los astros, a gotas de agua y materia, dentro de los cuencos -que representarían cada grupo de constelaciones-). Todos ellos avanzan ya por la fuerza del agua tras estallar la presa; empujados por una energía de expansión debida al agua, que ha “reventado” o se ha desbordado.
B) Creación desde “casi” la Nada:
Tal como hemos expuesto, una hipótesis sería pensar que el Big Bang y cuánto generó el Cosmos, se habría producido debido a partículas sin materia; que sometidas a una distancia “mínima”, se cargaron de masa, hasta crear un enorme Agujero Negro. Es decir, al introducir un fotón, dentro de una longitud menor a un centímetro dividido por 10 elevado a 35 -“distancia de Planck” (1,6 · 10 elevado a menos 35) metros-; ello pudo producir partículas con masa de tal densidad, que generasen el Agujero Negro. Desde allí procedería la carga y la explosión, al alcanzar aquella materia cientos de miles de grados. Otra forma de verlo (entre las que me incluyo) sería considerar que el Agujero Negro producido por la partícula inmaterial cargada de masa; arrastró planetas y galaxias desde otro Cosmos, trasladándolo hasta el nuestro. Es mi forma de verlo; aunque la física afirma que el Universo se creó desde la nada; sin proceder desde uno diferente y ajeno al que vemos.
Esa es la teoría que presenta Pedro Villaroig Aroca en su “conferencia” sobre “El origen de la materia y la energía en el universo”, cuyo texto resumimos en cita (3) . Donde nos explica que el Cosmos se habría iniciado desde una partícula infinitesimal, hasta alcanzar el tamaño actual. Planteando como primera cuestión cuál fue el tamaño de ese primer minúsculo “trozo” desde el cual nace el Universo y cómo era el espacio en que se movía. La solución la tenemos en los cálculos de Cuántica que presentó Planck hacia 1900; donde explicó qué era la masa mínima, cuál fue el tiempo menor que pudo existir y cuánto medía la distancia más pequeña imaginable en el Espacio. Siendo la partícula mínima, de unos diez elevado a menos ocho; kilos; y la distancia menor (1,6 · 10 elevado a menos 35) metros -tal como ya dijimos-. Tanto como el tiempo Cuántico mínimo, es aquel que tardaría la Luz en cruzar el espacio antes descrito. Pese a ello, carecemos de una teoría cuántica sobre la gravitación, lo que deja en el aire el tema de “energía” unida a la materia, el espacio y el tiempo. Es decir, desconocemos cual es la gravedad mínima, que podría cuadrar con la longitud, masa y tiempo de Planck (los Cuantos de Materia, Espacio y Tiempo). Ello -a mi juicio- plantea problemas como el de la gravitación en la Luz, o de la atracción por masa en el haz lumínico. Que no sabemos por qué se produce y si las partículas inmateriales, al viajar a esa velocidad de unos 300.000 kmts/seg, pueden generar masa o son atraídas por la gravedad.
A continuación, Pedro Villaroig Aroca nos dice sobre la partícula de Planck: “Esta masa es realmente pequeña y no ha podido dar lugar a todo el universo. Surge entonces la pregunta ¿de donde procede el resto de la masa y la energía?. Existen algunos fenómenos que la teoría de la gran explosión no puede explicar o, incluso, predice efectos que contradicen la experiencia. Tales son el problema del horizonte y la planitud. Para justificarlos se introdujo la teoría de la inflación.”. Dicha hipótesis, es la que explica que el Universo sufre un proceso progresivo que lo “infla” y que el profesor Barbón explica como la reacción que tiene un bizcocho, al que se echa levadura y se mete en el horno. Ejemplo donde las galaxias serían las pasas introducidas en el pastel -que va cocinándose- y la masa creciendo, el vacío aumentando. De este modo y desde las teorías de Einstein, nos sigue exponiendo J.L. Fdez. Barbón que esta energía que actúa separando los cuerpos estelares -al modo en que se hincha un bollo en el horno-; se debería a diferentes motivos. Unos la explican como procedente de una antigravedad; es decir, un principio por el que la gravedad cuando no actúa (o los cuerpos están muy lejanos) produce un efecto contrario; obligando a las galaxias y materias del Cosmos, a separarse gradualmente. Otros, creen que es simplemente la fuerza del Big Bang lo que actúa; como energía que propulsa la expansión del Cosmos, fruto de la explosión.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, claustro del monasterio que actualmente alberga el Museo Arqueológico de Guimaraes (Portugal) -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. Abajo, galería superior del actual Museo de Escultura de Valladolid (antiguo Colegio de San Gregorio -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-). En los templos antiguos es evidente que se sublimaba la belleza en las proporciones de la Naturaleza y del Universo.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, interior de la iglesia de Simancas (Valladolid) -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. Abajo, galería del claustro de convento de Santa Cruz de Toledo (actual museo de Santa Cruz -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-). Estos, son otros casos en los que siempre veremos unido el concepto de “cielo” o paraíso, con el de cúpula universal.
Continuando con la energía que separa los cuerpos celestes; hace unos veinte años, se ha podido comprobar que la inflación del Universo se acelera, progresando cada vez más. Lo que significa que no es solo la energía del Big Bang, la que disgrega los astros. Un hecho que ya intuyó Einstein; quien había calculado que el volumen del Cosmos aumentaba en una razón progresiva que dobla su tamaño, cada diez mil millones de años. Ello, unido a la aceleración de velocidad en el avance de los astros cuando se separan en el Universo; implicaría que en un momento futuro, estos podrían superar la velocidad de la Luz. Un hecho que la teoría de la Relatividad no admite; pues nada puede viajar a mayor velocidad que la Luz, para Einstein y su seguidores. Así, en base a cuanto hemos expuesto, es como el profesor Barbón nos dice que la idea de Espacio-Tiempo de Einstein es la de que el Espacio se autogenera, como ese bizcocho que se infla (es decir, el Espacio se crea a sí mismo y desde él, nace el Tiempo). Debido a lo antes expuesto, deberíamos añadir que -a mi juicio- el problema frente a Einstein surge cuando concebimos el Tiempo como una sucesión de Espacios; considerando que no pudo haber Tiempo antes de la existencia del Espacio (de ello he intitulado el anterior epígrafe: “Un segundo antes del Big Bang”). Siendo así, el Tiempo no sería tan solo un elemento físico, sino un concepto interno del hombre; ajeno a la propia ciencia. Aunque también podríamos llegar a mantener que el Tiempo es la esencia de la creación misma; pues cuando este cesa, todo se “apaga”. Por lo que quizás debiéramos separar el Tiempo físico (como medida de una sucesión del Espacio); del Tiempo humanístico, como concepto; que es imaginable como una categoía anterior a la creación de todo Espacio.
De tal manera, para Einstein, el Tiempo es solo concebido como una sucesión de Espacios; por lo que al crecer o regenerarse el Espacio, ello crearía el Tiempo. Así pues, las categorías “Espacio-Tiempo” en el creador de la Relatividad deberíamos considerarlas: Espacio y su movimiento (medido en segundos, minutos etc). Pero no como dos “categorías” separadas y con entidad propia. Todo lo que obliga a pensar que la filosofía de Einstein es puramente materialista; ya que solo concibe aquello que existe, sin admitir un Tiempo ajeno al Espacio. Tanto es así, que llega a afirmar que quien viajase a la velocidad de la Luz, nunca envejecería -tal como no envejece el fotón-; lo que a mi juicio es una entelequia (por no decir, un absurdo). Ante lo expuesto, podemos afirmar que el Tiempo para Einstein ya no existe, porque solo hay Espacio; un espacio que crece y cuyo movimiento o variaciones, crean el Tiempo. Pero este concepto, aunque sea científico no de real. Pues el cadáver de Einstein y sus libros se hallan en nuestro espacio (en un lugar); aunque su Tiempo se haya parado, desde que falleció -mientras para el resto de los vivos sigue corriendo-. Por lo cual, Tiempo y Espacio no son dos conceptos unidos, más que cuando deseamos que el Universo se genere desde la Nada. Algo que se hace imposible admitir, ya que se puede pensar perfectamente en “un segundo antes del Big Bang”. Un Tiempo anterior a la existencia del Espacio.
Siguiendo con Einstein, tal como expone J.L. F. Barbón; este científico considera que la energía del Vacío sería lo que generaría esta inflación del Universo. Siendo aquel “vacío” como la levadura y el calor que van hinchando el bizcocho (Cosmos) lleno de pasas (galaxias). Llegando a calcular cuál sería la energía necesaria para que el Vacío, provocase la expansión del Universo al ritmo que Einstein dice (doblando su tamaño cada diez mil millones de años). Esta -al parecer- sería tan solo la de un protón por cada metro cúbico. Añadiendo el prof. Barbón lo siguiente: “Pensemos que en un metro cúbico de agua hay 10 elevado a treinta protones y neutrones. Por lo que esa energía del vacío sería muy pequeña” -ver cita (1) - . Si en un metro cúbico de agua hay 1000.000.000.000.000.000.000.000.000.000 (un millón de cuatrillones) de protones y neutrones; podemos imaginar que las energías en el Universo precisan apenas “nada” para trabajar. Pese a ello, ese protón por metro cúbico que existe en el Vacío, provoca la expansión del Universo, llegando a duplicar su tamaño cada diez mil millones de años.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, interior de la iglesia de Santa Ma. de Lena (Oviedo) -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. Abajo, claustro de los Colegios Menores de Salamanca. Casi quinientos años separan a estos dos edificios; pese a ello, los arcos y columnas de tipo sirio (prerrománicos) que contiene Santa Ma. de Lena, fueron un ejemplo de “modernidad” y belleza en su época. Tal como lo fue la resolución con arcos en forma de yugo, que adornan este claustro de la Universidad de Salamanca. Todos estos elementos creados por los constructores de iglesias y edificios sagrados, son una alegoría de la creación universal.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, de nuevo, la iglesia de Duratón (Segovia). Abajo, galerías de las ruinas del convento gótico de Melón (Orense). En ambos casos se observan claramente los rasgos de imitación de la bóveda celeste.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, interior de la iglesia de Gradefes (León) -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. Abajo, claustro de la catedral de León -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. De nuevo, es fácil identificar sus techos y cúpulas, como la idealización del Cosmos.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, la famosa Giralda de Sevilla. Abajo, concatedral de Talavera de la Reina (Toledo) -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. En los dos casos, sus decoraciones en forma de estrellas y sus arcos, subliman las fuerzas y formas del “cielo” (donde se encuentra el Paraíso para árabes y cristianos).
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado y abajo, interior de la catedral de Cuenca -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado interior de la catedral de Cuenca -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. Abajo, claustro del convento de Santa Clara, en Toledo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra foto-. De nuevo, en todas estas imágenes se observa la sublimación de las formas cósmicas; como ideal del cielo (el Paraíso celeste).
Siguiendo con el origen del Universo, explica Vilarroig Aroca que su expansión (Big Bang) se produjo en la siguiente forma y progresión: Como si un protón se llegara a convertir en una galaxia, tan solo en la fracción de diez elevado a menos 34 segundos. Una implosión en la que toda materia debe viajar a una velocidad muy superior a la de la Luz (millones de veces más rápida). Todo lo que violaría la Relatividad y las leyes de Einstein, que afirman nada puede trasladarse más rápido que la Luz. Lo antes expuesto, además implica que Espacio-Tiempo arrastraría la Luz consigo y la métrica debería variar; no pudiendo cifrarse en los valores que conoce la Relatividad.
Continúa Pedro Vilarroig exponiendo el proceso del Big Bang, en los primeros momentos. Narrando que cuando se produce en estallido, suben hasta cientos de miles los grados en su interior; por lo que no pueden existir partículas de materia (propiamente dichas). Escribiendo el profesor Vilarroig: “En los primeros instantes solamente existen quarks, ya que la temperatura es tan alta que cualquier otra partícula que quisiera formarse a partir de ellos es inmediatamente disociada. Instantes más tarde, a medida que la temperatura desciende, se generan las primeras partículas actuales, es decir, protones, neutrones, electrones, piones, tauones, muones, neutrinos y fotones. Todos ellos conviven dinámicamente con sus respectivas antipartículas” (…) “una especie de partícula cualquiera y su antipartícula. Ambas se unen para generar un fotón; quien, a su vez se descompone en un nuevo par-partícula y antipartícula; que puede volver a ser la misma de antes o cualquier otra. Todas las partículas de esta sopa primitiva siguen las leyes de la mecánica estadística”. Así, a medida que baja la temperatura, se comienzan a crear distintos tipos de partículas; generándose fotones, más tarde electrones y protones; apareciendo moléculas de gases, como el hidrógeno. La progresión de elementos que van naciendo conforme se enfría el Universo, originan la materia que conocemos -los elementos de la física-. En una sucesión de hechos en los que materiales como el hierro, son convertidos en luz; por la interacción del helio (naciendo así numerosas estrellas).
Todo cuanto narramos ha podido llegar a ser fotografiado, gracias a que la luz viaja tan solo a 300.000 kilómetros por segundo; por lo que aquel reflejo de lo que sucedió hace millones de años, ha sido tomado en imágenes por una sonda enviada desde la Tierra (llamada Planck -como el científico que sentó las bases cuánticas-). Apenas hace una década, fue fotografiado el Universo tal como era, cuando tan solo tenía cuatrocientos mil años (más concretamente 380.000; una imagen que podremos ver más abajo). Donde se observa que en ese tiempo -hace unos 13.400 millones de años-, el Cosmos fue una masa unida y con enorme densidad; donde aún no se habían separado sus galaxias, del modo en que hoy lo están. Pues de forma muy distinta a la que vemos en foto, actualmente el Espacio está preferentemente compuesto por Vacío; debido a que la materia se ha ido disgregando gradualmente en el Universo. Tanto es así, que como afirma el prof. Barbón; tan solo hay un 5% de materia (galaxias, astros y átomos con masa) en todo el Cosmos. Frente a un 70% que es vacío; existiendo un 25% más de un componente que no comprendemos ya que no podemos verlo, porque no interacciona con la Luz y al que llamamos “materia oscura”. Siendo así como lo vemos hoy; tal como quedó configurado el Universo, durante los trece mil ochocientos millones de años que tiene. Desde que en un momento y hace unos 13.800 millones de años, surgió el Cosmos desde una partícula sin materia que se aceleró, produciendo el Big Bang. Una sucesión de hechos que vamos a intentar explicar en imágenes a continuación; poniendo como modelo de Universo un embalse de agua (simulado en el enigmático Lago de Sanabria).
SOBRE ESTE PÁRRAFO: Imagen tomada por la sonda Planck en 2013, con el Universo hace unos 13.400 millones de años; apenas con unos 380.000 años y cuando acababa de nacer. Se observa que era una amalgama de materia, muy unida todavía; los tonos rojizos son regiones más calientes y densas, mientras las zonas azules, son más frías.
Fotografía tomada desde “Elsa Planck” (a la que agradecemos nos permita divulgarla); del artículo EL MUNDO DE PLANK
http://www.astronoo.com/es/articulos/universo-planck.html .
SOBRE, Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Arriba, una partícula sin materia, entra en un espacio con la distancia Planck; comenzando a rebotar millones de veces a la velocidad de la Luz. Debido a ello, se carga de materia, llegando a crear una masa superior a o que la velocidad de la luz soporta en su traslado; generando un Agujero Negro. Así y en teoría de los físicos, se origina el Universo, al explotar aquella partícula cargada de masa “hiperdensa”. Abajo, vemos esos “recipientes” que caen sobre el lago y que simbolizan las galaxias, que llegaran flotando como en agua, expandiéndose gradualmente.
BAJO ESTE PÁRRAFOS: El lago se desborda (Big Bang, en última fase) y las galaxias comienzan a navegar, mientras que el agua y lo que en ella flota, se expande por doquier (las galaxias van separándose, flotando en el Universo). Este sería el Big Bang representado en un lago que revienta; donde sus aguas comienzan a arrastrar cuanto flota en ellas (las galaxias, representadas como recipientes en la imagen). El destino del agua; tras encontrar numerosos pozos y cauces, que actuarán como Agujeros Negros, será llegar al mar. Momento que podemos interpretar como el instante en que el Cosmos navegue a mayor velocidad que la Luz y por ello desaparezca. Pues cuando se viaja más rápido que la Luz, esta desaparece (por lógica). Pasando a convertirse el Cosmos en partículas sin luz pero con materia; al igual que sucede con el agua de un lago, que cae al mar y será evaporada, convirtiéndose nube por efecto del calor.
Abajo, de nuevo los dos pantanos. En el que llueve y cae agua, el cauce se ha desbordado. Además, por efecto del frío se han creado bloques de hielo, que navegan por la superficie; un embalse que ha roto y camina como el Cosmos (expandiéndose). El peso, del agua; la gravedad, el empuje de la rotura en la presa y etc; actuarían como agentes de inflación. Realizando lo que en el Cosmos genera la expansión y alejamiento de materia; regida por el impulso del Big Bang, la energía del vacío, la antigravedad y etc.. Los bloques de hielo, en este caso son las galaxias, que se forman al bajar las temperaturas y navegan flotando por aguas que se bifurcan y extienden. La alegoría vista en un lago explica bastante bien lo que es el Universo en expansión por efecto del vacío; al modo de las aguas, cuya fuerza va regando praderas y llanuras, camino del mar o de los ríos. Donde asimismo se encontrará con pozos y grandes simas, que pueden “tragarlas” (junto a todo cuanto contienen) en el modo que hacen los Agujeros Negros con el Espacio. A mi juicio, pasando esos Agujeros desde un Universo a otro, la materia que absorben a modo de un sumidero.
3º) ORIGEN DEL TODO:
A) Alegoría de la Creación en Sanabria:
Si hace miles de años explicásemos ante un “consejo de ancianos” el origen de los lagos y ríos, como agua procedente de los mares; traída por las nieves y lluvias a través de la evaporación. Nos dirían que estábamos locos; es más, podrían llegarnos a juzgar como impíos, debido a que muchas religiones afirmaban que la Tierra era plana y el mar la circundaba, regándola. Sucediendo todo como imaginaban. Sobre un enorme plato con líquido en el que flotaba la zona habitable -como un corcho-, por cuyos bordes caían los mares a los cielos. Revirtiendo sus aguas hasta el Cosmos, donde al entrar en contacto con la luz solar, hervían; haciéndose vapor, para finamente convertirse en lluvia, granizo o nieves. Así pues, el origen de los ríos no se producía por una evaporación; sino porque el cielo absorbía esas aguas que caían desde el plato terrestre al Universo, revertidas hasta el Cosmos a través de los confines del Mundo (pasando a los infiernos, donde hebullían). Es decir, como si los bordes de los océanos tuvieran un sumidero, que condujera a la cúpula celeste; donde unas infernales zonas se encargaban de calentarlas y convertirlas en nubes, para que desde allí manasen de nuevo, saneadas y sin sal, camino de la Tierra.
En las fotos anteriores, hemos simulado la creación del Universo (el Big Bang) desde dos hipótesis. Primero partiendo del pensamiento generalizado, que afirma el Cosmos nació de la Nada. Frente a una segunda teoría -que me parece más adecuada- por la que un Agujero Negro inicial, habría absorbido masa desde otro Universo paralelo. Aunque si pensamos que el Cosmos nace desde la nada; siempre hay que partir de que su origen necesita al menos de una primera partícula inmaterial, junto a una distancia mínima (la de Planck). A su vez, precisa del movimiento que genera aquella partícula, viajando a la velocidad de la Luz; hasta cargarse de masa y formar un Agujero Negro (reventando en un Big Bang; o bien, tomando materia desde otro Cosmos).
Sea como fuere, la alegoría del Big Bang descrita como las aguas de un lago, desbordadas al sobrecargarse su cauce y debido los hielos (cuando baja la temperatura y vienen las lluvias). Creemos que se asemejaría en mucho a un Universo nacido de un Agujero Negro, que absorbió la masa desde otro Cosmos paralelo. Una teoría que se une a la del llamado “Multiuniverso”; en la cual se piensa que no solo existe un Espacio (como es el nuestro), sino que habría otros muchos, en los que las materias y las condiciones serían muy diferentes. Ello supondría una diversidad de lagos, todos ellos separados; pero comunicados por las nubes y aguas interiores. Actuando esos “trasvases”, a modo de Agujeros Negros; transportando las aguas de unos a otros pantanos. Para entenderlo mejor, a continuación vamos a intentar explicar lo que son estos Agujeros Negros; que pudieron dar origen a nuestro Universo, incluso tomando masa desde otros Cosmos.
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Tres imágenes donde simulamos lo que sería un Agujero Negro, recreado en el Lago de Sanabria. Arriba, imaginemos que en el agua flota un recipiente de enorme y desmesurado tamaño, del que queremos saber su medida (recordemos que estos cuencos simbolizaban galaxias flotando en el Cosmos). Para ello lanzamos unas cuerdas atadas a unos arpones, con el fin de conocer por triangulación sus dimensiones. Es decir; mandamos tres arponcillos, con sus respectivas cuerdas, para calcular dónde se tocan y así hallar el área de aquella masa que flota en el lago. Pero, es tal la fuerza que tiene el peso del objeto, que deforma la línea de trayecto que recorren los arpones, obligando su peso a que adopten la línea en que el objeto absorbe el agua (la estela que sus olas y peso superficial provocan).
Abajo, sigue llenándose el gigantesco recipiente que flota en el lago y queda tan solo con el borde a la vista. En este momento volvemos a lanzar los tres arponcillos con cuerdas y estos son totalmente absorbidos por aquel objeto que ha comenzado a llenarse ya con agua del lago (aunque todavía no se ha hundido). Este es el comienzo de un Agujero Negro, que va a actuar como un “sumidero” atrayendo hacia su vano interior, todo lo que le rodea y hasta haciendo que la luz gire en redondo entorno a él.
Abajo, se genera el Agujero Negro, que absorbe cuanto hay a su alrededor. El recipiente se hace inmenso al llenarse de líquido y llega a tocar el fondo del lago, mientras sigue absorbiendo aguas y todo cuanto hay a su lado. Es entonces, cuando el suelo del pantano se rompe, debido al peso del recipiente y se provoca un pozo interior; por donde el agua escapa a gran velocidad. Así es como este Agujero Negro abierto en medio del embalse, toma el agua como si fuera un sumidero y la lanza hacia donde no sabemos; atrayendo hacia sí a todo objeto que se le acerca (luz, galaxias, materia o gases; que giran entono a él, antes de caer en su sima negra).
SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Tres imágenes, de un Agujero negro en el Espacio y el problema que genera en la Luz, la atracción por la masa. Arriba; sobre el cielo de Mota del Marqués suponemos que hay tres estrellas y un cuerpo celeste en su centro, que tiene una gran masa. Como queremos medir las distancias entre las estrellas, realizamos una triangulación, enviando un haz de luz a cada una de ellas. De ese modo, calculando cuánto tarda en llegar la luz hasta cada una, podremos saber la longitud que las separa y además calcularemos el área que hay en el centro de ellas (el área del triángulo).
Al lado; la luz es atraída por la gravedad o por la masa. El problema surge cuando al lanzar luz, esta se ve atraída por el cuerpo celeste central, cuyo “peso” es enorme y hace describir a la luz un trayecto en forma de parábola. Ahora, a través de trigonometría esférica podríamos intentar hallar el volumen y capacidad del objeto que hay en el centro, tanto como la distancia entre las estrellas.
Abajo; el peso del astro central se hace mayor de lo que puede soportar el Universo. Mandamos luz hasta aquellos cuerpo celestes; pero mientras lo hacemos, caen varios meteoritos en el centro; aumentando su masa. Es así como el peso de este enorme cuerpo crece tanto, que el Espacio no puede soportarlo y le sucede como al cuenco que se llena demasiado, comenzando a hundirse en el agua. La luz que enviamos, entonces se pone a girar entorno a él (como lo hacían los arpones cuando se hundía el recipiente en el lago). Pronto, las tres estrellas y la luz serán absorbidas por aquel punto, que así se convierte en Agujero Negro. Un “sumidero” del Cosmos, por el que cae “todo” hacia “no se sabe dónde”... . Aunque el sentido común nos lleva a pensar que sería el punto de origen de otros Cosmos; tal como sucede con las aguas, que cuando desaparecen bajo tierra, crean pozos o renacen en otros ríos y lagos lejanos.
B) Alegoría de la destrucción:
Uno de los problemas mayores para un “lego” en astrofísica, radica en la comprensión de lo que es un Agujero Negro. No porque seamos incapaces de imaginar un “inmenso sumidero”, donde la fuerza sea de tal magnitud, que absorbe cuanto hay a su alrededor. Algo fácil de entender, si pensamos que en el fondo de un lago se abre en una gigantesca sima, por efecto de un terremoto; cayendo en aquel enorme vano, el contenido acuífero antes retenido en el pantano. Aunque el problema en el caso del Agujero Negro, nace al deber concebir cómo aquello que absorbe una masa inmensurable del Cosmos; “cae” como si se tratase del casco de un enorme barco partido, que al hundirse va generando remolinos, tragando cuanto hay cerca. Esta idea de una nave que desaparece en el mar (absorbiendo todo lo que le rodea), es muy semejante y la del Agujero Negro. Asimismo, el viaje de las galaxias sobre el Universo, también puede semejarse a la flotación de cuerpos sobre las aguas. Unos objetos que finalmente navegan arrastrados por efecto del desbordamiento (o rotura) del cauce o la presa; cuyas aguas van expandiéndose desde aquel Big Bang que produjo esa “riada” imparable, llamada Cosmos.
Hasta aquí todo resulta más o menos comparado y fácilmente imaginable; pero de pronto chocamos con la luz. Nunca mejor dicha esta expresión de “chocar” contra la luz; porque con ella nos enfrentamos a diversos problemas que siquiera la mente puede dilucidar. El primero es su velocidad constante en el vacío, que plantea una situación similar a la del sonido; todo lo que fácilmente comprendemos si comparamos ambos hechos físicos. Así, cuando vemos dar una patada a una pelota en un campo de fútbol y oímos el golpe segundos más tarde; sabemos que la onda acústica viaja a una velocidad más baja que la lumínica (que nos ha mostrado el momento del “chute”). Para la medición del sonido, bastará observar cuánto tarda este en trasportarse por la atmósfera; pues en el vacío no puede hacerlo -tal como realiza la luz-. Hallándose de manera muy simple; bastando disparar un cañón lejano y calculando el tiempo que discurre entre el fogonazo y lo que tardamos en oír el cañonazo. En el caso de la luz, vimos que dilucidar su velocidad era mucho más complejo y logró medirse por vez primera hacia 1680, gracias a las diferencias comparadas en los eclipses. Observando diferentes duraciones de luz, cuando la Tierra se acercaba o alejaba de los cuerpos astrales eclipsados; aunque finalmente se hizo a través de ondas electromagnéticas (que determinaron una constante de unos 300.000 kilómetros segundo).
El problema una vez descubierta la velocidad del sonido y la de la Luz, es cuando se conoce que la onda acústica solo viaja en la atmósfera y la lumínica mantiene en el vacío esa constante de 300.000 k/s.. Además, tras experimentar que la Luz es atraída por la masa (tal como las fotos del siglo XIX mostraron); pasamos a plantearnos si cuando es afectada por los cuerpos celestes, esta varía en su velocidad. Aunque la primera conclusión es que la Luz no aumenta, ni aminora su velocidad, al encontrar una gran masa; y tan solo cambia en su trayectoria (aparente). Convirtiendo su camino en una curva, cuando esa gran materia la “absorbe”. Aquella atracción que ejerce la masa sobre la onda lumínica puede o no considerarse gravedad (según opinen las distintas escuelas de físicos); pero es evidente que se trata de una capacidad de “succión” que tienen los grandes cuerpos celestes sobre la Luz, tal como hace cualquier otra materia del Cosmos. Desde este momento, ya entramos en otro planteamiento, acerca de si la luz contiene materia o no; pues de lo contrario sería imposible que fuera atraída por la masa... .
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, cúpula de una capilla en la catedral de Palencia (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Abajo, iglesia de Rubí de Bracamont (Valladolid) -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, cúpulas en la iglesia de Cigales (Valladolid) -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Abajo, techos de la catedral de Cuenca -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-.
Acerca de si la Luz contiene masa; diremos que, al parecer carece de materia el fotón (que la transporta a unos 300.000 klmts/seg.). Por lo que la ley gravitatoria no solo afectaría a los cuerpos y partículas materiales, sino que actuaría del mismo modo con otros componentes del Cosmos, carentes de masa, peso o consistencia. Siendo así, el principio de Newton habría que aplicarlo para toda partícula del Universo, tenga o no materia. De ello, como sabemos que cualquier partícula sin masa; una vez sometida a la distancia mínima (longitud de Planck), comienza a rebotar y se carga de materia, hasta llegar a generar un Agujero Negro. Habríamos de plantearnos tan solo si aquel Agujero Negro, por muy pequeño que nos parezca y aunque se produzca en la distancia de Planck; simplemente se genera por ser demasiado pesado para su enano tamaño. Es decir, pensar si todo Espacio tiene un máximo de “aguante”, para sustentar flotando algo; por lo que al aparecer un “objeto” que excede esa tensión superficial del Cosmos, este se hunde (pasando quizás a otro Universo; del mismo modo que sucede en el agua y con los barcos que van al interior de grandes simas, en los mares). Si así fuera, aunque la longitud de Planck sea solo la de un centímetro dividido por 10 elevado a 35 (aprox); de situar allí una partícula que pesa más de lo que el Universo “soporta”, aquella rompería la tensión superficial, hundiéndose y convirtiéndose en un Agujero Negro: Un sumidero por el que cae “el todo” hacia “otro lugar” (quizás hacia un Cosmos paralelo).
Al margen de lo anteriormente explicado; existen otros Agujeros Negros, que son reales, podemos ver y comprobar (fotografiados en el Cosmos). Sobre estos, dijimos que se habrían producido de un modo similar al cuenco que se llena y finalmente se hunde. En ese segundo caso, nacerían como un gran cascarón que mientras flota en el lago, en su interior van depositándose residuos (materia celeste). Hasta que llegan a pesar tanto, que su borde de flotación pasa a estar bajo la superficie -hundiéndose y provocando los remolinos de atracción que una enorme masa genera cuando camina hacia el fondo-. Debido a ello, en el preciso momento de entrar bajo las aguas y cuando su linea de flotación está en el límite de tensión superficial; todo cuanto le rodea comienza a girar a su alrededor, por efecto de la gravedad. Tal como sucede en un sumidero de baño; que si está en el hemisferio Norte, rotará hacia la derecha y si nos encontramos en el Sur, lo hará en sentido contrario (siguiendo el peso de la Tierra). Así pues, es la gravedad lo que genera los Agujeros Negros en el Espacio y su límite estaría en el de la tensión superficial del Universo. Una elasticidad que es similar a la del agua; donde un objeto puede flotar siempre que no rompa las leyes de tensión de su superficie; que se asocian al peso o densidad de ese líquido.
Siendo así, parece que en el Cosmos habría dos grandes fuerzas iniciales; una de ellas sería la gravedad y otra las ondas electromagnéticas, capaces de transportar al fotón a 300.000 k/s. (la Luz). De ello, energías como la Luz o la gravitatoria, pueden considerarse previas a la existencia del todo; pudieron ser anteriores al Big Bang. Pese a lo dicho, hemos de destacar que la Luz se ve afectada por la masa (como muestra el arco que describen en su trayectoria los haces, cuando viajan por el espacio sometidos al peso de otros cuerpos). Mientras no sabemos si la gravedad es afectada por la Luz; pudiendo determinar que la Luz no modifica la Masa. Todo lo expuesto, podría demostrar que una energía es anterior y dominante sobre la otra. Es decir, que antes existió masa, que Luz -aunque no hubiera materia- y que es anterior la energía gravitatoria a la electromagnética (que transporta el fotón).
Todo lo que parecería un sinsentido, si no pensamos en esa partícula inmaterial, que al entrar en el Espacio de Planck toma masa y “se cae” por “exceso de peso” del Cosmos; convirtiéndose en un Agujero Negro, dando origen al Big Bang. Lo que sucedería principalmente, por efecto de la gravedad; aunque si no queremos llamar así a esta energía, al no existir todavía varias masas que se atraen. Habríamos de hablar sobre una “fuerza” que marca un máximo de elasticidad (peso) que el Universo puede soportar. Actuando del mismo modo que la densidad del agua; delimitando los objetos que pueden flotar y viajar sobre ella. Un tope o límite que se rompe en el momento en que el cascarón, la partícula, o la galaxia que allí se sostiene; pesa más de lo que aquella fuerza del vacío puede sostener. Fuerza gravitatoria según Newton; aunque los seguidores de Einstein deseando superar la Ley de los Graves, afirmen que la luz y lo inmaterial no es atraído por la gravedad, sino por la masa. Por cuanto deberíamos de hablar de una energía que al consistir en un equilibrio de masas sustentadas en el espacio, sería la gravitatoria; pero que cuando atrae a la luz y a partículas sin materia, se debería denominar “tope de elasticidad Cósmica” o bien “resistencia de la tensión del Universo”. Una fuerza que en cuanto se ve superada en elasticidad, rompe la tensión del Cosmos; enviando cuanto encuentra al rededor, hacia otro “lugar” o Universo” (al modo de un sumidero). A mi juicio, con el único fin de que aquel Universo no se parta o se destruya en su totalidad, tal como hace el agua, que si permitiese flotar sobre ella objetos de millones de metros cuadrados y billones de kilos de peso, desparecería (aplastada y por falta de evaporación). Del mismo modo trabajaría el Cosmos; evitando que algo demasiado pesado pueda flotar en él. Tal como actúa un embalse, preparado para soportar un número determinado de litros y una presión en las paredes; teniendo un sumidero por donde “escapa” el agua (en caso de riadas), para que nunca se supere lo que su estructura es capaz de aguantar.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, patio del convento de Santa Clara en Tordesillas -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. De construcción mudéjar y fundado por Pedro I, es una de las obras más destacadas en este estilo, que guarda Castilla. Abajo, techos de la sala capitular en la catedral de Cuenca -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-.
JUNTO Y BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Al lado, artesonado mudéjar en el Convento de Santa Clara de Toledo -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. De nuevo, encontramos en la decoración de origen árabe, la repetición de motivos cósmicos. Algo que se debe a la importancia que las estrellas y las matemáticas tenían para las culturas del, desierto; que deben guiarse a través del cosmos durante las noches de travesía, por las interminables arenas. Abajo, cúpulas del monasterio de Samos (Orense) -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-.
C) Lux Mundi:
Para terminar este primer capítulo, diremos que -en verdad- toda la física moderna se basa en el estudio de la Luz. Un elemento que según Einstein no podía aumentar, ni superarse en velocidad; afirmando el genio de la física que si se viajaba esos 300.000 kmts/seg. (aprox.) el hombre ni siquiera envejecería. Tal como sucedía con el fotón, que no perdía ni su fuerza, ni su capacidad de “vuelo” en el Espacio; porque era eterno al trasladarse con esta rapidez. Pese a todo, la afirmación de que un ser humano no envejece al moverse a 300.000 k/s.; es algo que no tiene base científica, pese a que contenga toda su explicación física. Unos hechos que se probarán (antes o después) ya que en un futuro no tan lejano, nuestros descendientes se transportarán a velocidades superiores a la Luz y llegarán igualmente a ancianos... . Si alguien duda sobre la posibilidad de viajes humanos superando a la Luz; diremos que hace tres siglos era impensable un avión supersónico, que vuela a unos dos mil kilómetros hora y menos un cohete espacial, que necesita una velocidad de escape mayor a 50.000 k/h. Tanto es nuestro avance, que hasta los trenes de hoy en día -que alcanzan trescientos kilómetros hora- eran inimaginables cien años atrás. Pues cuando el ferrocarril -en el siglo XIX- superó al caballo en rapidez, afirmaban que quienes viajasen por encima de lo que marca la naturaleza, podrían morir. Algo que yo he escuchado de un tío abuelo; al que sus ancianos le recomendaban no ir más aprisa que el galope en un equino. Pues de lo contrario, se sufría enfermedades y todo tipo de males. Del mismo modo, las hipótesis que propone Einstein sobre la alteración del Tiempo y el Espacio en un humano, cuando viaja a la velocidad de la Luz; parecen ideas del XIX. Al igual que lo sería aquella otra teoría que manifiesta este genio de la física, al afirmar que si viajamos superando a la Luz, todo se destruiría... . Sin considerar Einstein fuerzas como la inercia; nacida de la gravedad y que atraería a la luz. Por lo que un hombre viajando a esa velocidad; tendría luz y se movería dentro del habitáculo que lo transportase, seguramente gracias a la simple inercia interior.
Aunque -a mi juicio-, si viajamos a la velocidad de la luz, lo que sucedería es que no veríamos nada frente a nosotros. Es decir, que desaparece la luz existente delante de nuestro vehículo o nave. Por lo que, si suponemos que unos extraterrestres tuvieran medios de viajar más rápidos que la Luz y subimos a ellas. Tras colocar un faro, en la mitad exterior de aquel ovni y al superar los 300.000 k/seg.; aquella bombilla no iluminaría hacia el frente, aunque sí daría reflejo para atrás. En las imágenes siguiente hemos representado este hecho, que tiene una segunda variante; como lo es, que en el interior de la nave existiría inercia. Una energía basada en la gravedad o en la masa y que atrae a la luz. Por lo tanto, debido a esa inercia, si encendemos una bombilla en el interior de la nave que viaja a esa velocidad; se iluminarían de forma igual, todas las partes internas del ovni (al verse afectada por la inercia). Tan solo al parar, o al acelerar a nave, aquella luz interior cambiaría; del mismo modo que lo hace un pasajero que camina por el pasillo de un tren y el transporte frena de golpe. Para imaginarlo mejor, consideremos que en vez de dos bombillas de luz colocadas en el exterior e interior de la nave; fueran dos fuentes de agua, que dirigieran sus chorros hacia delante y la segunda para atrás. Así, cuando viajamos a la misma velocidad y fuerza con la que el agua sale de aquellos grifos; en el caso de la exterior, el chorro dirigido al frente nunca avanzará, cayendo el agua para atrás (dispersada). Mientras la fuente externa que mira hacia la parte trasera de la nave; saldrá con una enorme fuerza. Muy por el contrario; dentro del ovni, los dos grifos tendrían una misma potencia (debido a la inercia) y solo se modificarían en caso de frenar o al parar la nave -de forma rápida-.
Lo que explico, nos lo dicta el sentido común y se prueba en hechos físicos tales, como el vuelo superando al sonido. Momento en que nada se modifica en la cabina del piloto, quien sigue oyendo como si se hallase en Tierra (exceptuando el ruido de motores). Por el contrario, en el exterior -si nos encontramos parados cerca de aquel avión-; escucharemos una explosión, cuando pasa junto a nosotros superando esos 1236 kilómetros hora. Aunque no ocurre lo mismo, si viajamos en otro supersónico a su lado y a la misma velocidad. Siendo así, lo que el sentido común dicta es que si un ovni se trasladase a más velocidad que la luz y colocamos dos bombillas en su mitad (una dentro y otra fuera de la nave). En su exterior nada se vería, desde su mitad y en la parte delantera. Pero sí iluminaría ese faro externo hacia atrás y con enorme potencia (debido a que duplicaría la constante de la luz). Ya dijimos que si dentro de aquel ovni se ponía una bombilla (en su mitad); esta daría igual luz hacia delante que hacia atrás, por efecto de la inercia. Así es como el sentido común dicta, que también, si viajasen dos naves a esta velocidad y en paralelo; ambas observarían lo mismo, si sus ocupantes mirasen por las ventanillas. Careciendo de luminosidad exterior en la mitad delantera las dos; pero con iluminación detrás de aquella bombilla externa. Igualmente observarían de un lado y de otro, cómo dentro de ambos ovnis habría luz plena. Pues debido a la inercia en ambas; su iluminación interior llegará a ser vistas desde una segunda nave (debido a que la gravedad o la masa afecta a la luz – en este caso, en paralelo-). Pese a ello; cuanto observásemos desde el exterior y si estamos parados, será muy distinto. Pues cuando el ovni supera los 300.000 k/seg.; veríamos frente y tras él, tan solo líneas de luces equívocas y fugaces (por efecto de la velocidad y situación que tome el objeto que la emite). Pero sobre todo, al pasar junto a nosotros aquella nave, provocaría una explosión lumínica (tal como sucede con un avión que vuela cercano y con más rapidez que el sonido). Estos hechos, los explicamos en imágenes a continuación; a modo de final y como una introducción para el siguiente capítulo, en esta serie de artículos.
Abajo, ahora imaginemos dos naves viajan juntas y a la velocidad de la Luz. Ambas están sometidas a la inercia y en ambas ocurrirá lo mismo; viendo desde una el interior iluminado de la otra y siendo incapaz la luz de superar la parte delantera de ambas.
BAJO ESTOS PÁRRAFOS: El autor de este artículo, en el Lago de Sanabria, fotografiado en verano de 2020. En el centro de la imagen, he “representando” un simbólico “Agujero Negro”, tal como lo hemos explicado. Este lago de origen glaciar, fue objeto de numerosas de leyendas y contiene diversos misterios; algunos, incluso trágicos. En él se inspiró Miguel de Unamuno cuando escribió “San Manuel; bueno, mártir”, tras pasar unos días de vacaciones en Sanabria. Allí oyó el escritor, la historia de que se hallaba un pueblo hundido, en sus simas (al fondo de las aguas, pertenecientes al cráter de volcán). Decían que al bañarse, si se buceaba en horas de misa, se podían escuchar las campanas de ese lugar sumergido; al que los lugareños llamaban Valverde de Lucena. Este fue el nombre que dio Unamuno a la localidad donde se desarrolla la novela existencialista, que trata sobre el “cura Manuel”. Un buen sacerdote, que quisieron canonizar los de su pueblo; aunque en los prolegómenos de beatificación, descubrieron su falta de fe (pese a que guardaba todos los principios cristianos). Unos cuarenta años más tarde de publicar esta novela Miguel de Unamuno; que hizo tan famoso al Lago y su leyenda. Durante una fría noche de 1959, reventó la presa de un pantano, que se construía a unos kilómetros y sobre aquel lugar. La gran pared que debía aguantar el peso de las aguas del río Tera, no soportó la presión; arrasando de madrugada el pueblo, bajo su cauce (llamado Ribadelago). Casi ciento cincuenta personas murieron a consecuencia del desastre y desde entonces hubo parte de una localidad, bajo las aguas del lago sanabrés (tal como narraba esa antigua leyenda, que así quedó maldita). En memoria de aquellos que sufrieron este horrible trance y en la de este lugar tan destacado para la Historia de España y Portugal; hemos recreado sobre fotos de sus aguas, las imágenes del Big Bang (simuladas en su superficie).
…....................
CITAS:
(1): A los interesados en el tema. Recomendamos ver esta magnífica conferencia del profesor J.L. F. Barbón: EL FIN DEL ESPACIO-TIEMPO
https://www.youtube.com/watch?v=kq0g4xvynVI
.
(2): The Planck Length por John Baez (publicado en 1999)
https://math.ucr.edu/home/baez/planck/node2.html
.
(3): El origen de la materia y la energía en el universo
PEDRO VILARROIG AROCA
MACLA 4/5 2006 SEMINARIOS
SIC:
"el universo habría nacido a partir de un tamaño infinitesimal y luego habría iniciado una expansión hasta alcanzar el tamaño actual. La pregunta que surge es ¿cómo de pequeño era el universo en su inicio?
(...)
No podemos comprimir el universo indefinidamente ya que, en un momento dado, el tamaño alcanzará una escala en donde los fenómenos cuánticos serán apreciables . En ese mismo momento la gravedad será intensa y convivirán dos fenómenos que la fís ica aún no ha sido capaz de unificar. Para estudiar el fenómeno se necesitaría disponer de una teoría cuántica de la gravitación, cosa que aún no está consolidada. Existen unos primeros rudimentos sobre esta teoría y nos dice que, precisamente en esta escala es necesario detenerse.
(...)
Existe una distancia mínima, llamada radio de Planck, que constituye un cuanto de espacio. Igualmente, la luz tardará un tiempo tp (tiempo de Planck) que define, igualmente, un cuanto de tiempo. Para deducir estas cantidades, imaginemos un diminuto agujero negro cuyo radio sea lo suficientemente pequeño como para obtener efectos cuánticos. Según la definición de radio de Schwarzschild de un agujero negro, rs=2Gmp/c2, siendo mp su masa, ya la cual llamaremos masa de Planck para el caso que nos ocupa. Su radio será el recién definido radio de Planck. Según la relativi dad especial, la masa de este agujero negro contiene una energía Ep=mpc2, y si como hemos supuesto, existen efe ctos cuánticos, habrá una indeterminación dada por el principio de Heisenberg: DtDE3h. Combinando todo ello resulta una masa de Planck”
(..)
MÁS O MENOS IGUAL A 10 ELEVADO A MENOS OCHO kilos
(...)
“Esta masa es realmente pequeña y no ha podido dar lugar a todo el universo. Surge entonces la pregunta ¿de donde procede el resto de la masa y la energía? Existen algunos fenómenos que la teoría de la gran explosión no puede explicar o, incluso, predice efectos que contradicen la experiencia. Tales son el problema del horizonte y la planitud. Para justificarlos se introdujo la teoría de la inflación.
(...)
Aquí vemos que durante un tiempo espectacularmente corto (10-34 segundos) el universo sufrió una expansión (1060) comp arable a la que sufriría un objeto desde un tamaño inferior a un protón hasta el de una galaxia. Esta expansión se produce a una velocidad enorme que supone millones de veces más rápida que la de la luz c. Aunque esto parece violar la relatividad especial, la teoría general de la relatividad permite exp andirse al espacio sin limitación alguna. En estos instantes, la métrica del espacio-tiempo es tal que arrastra a la luz consigo, alcanzando valores muy superiores al actual c.
(...)
Aparentemente, el bosón de Higgs ha generado dos tipos de partículas diferentes . Digamos que ahora hay partícul as con masa y sin ella, generando lo que llamamos gravedad y otra fuerza, llamémosla x. A medida que la temperatura desciend e, la fuerza x se divide nuevamente y aparecen las interacciones fuerte y electrodébil, escindiéndose ésta última finalmente en débil y electromagnética. Si se realiza la operación inversa, es decir, se eleva la temperatura, las interacciones se unifican al llegar a TI en donde solamente existe una interacción, por lo que se denomina la Gran Unificación . Estas escisiones han generado lo que se denomina materia de espejo (mirror matter), que comparte con nosotros la gravedad (primera escisión) pero no otras interacciones como la electromagnética, por ej emplo, con lo cuat ni la podemos ver, ni interactúa con nuestros electrones pudiendo interpenetrarse con la materia ordinaria. Hoy en día se postula que la materia oscura del universo podría estar formada en gran parte por este tipo de materia.
(...)
En los primeros instantes solamente existen quarks, ya que la temperatura es tan alta que cualquier otra partícula que quisiera formarse a partir de ellos es inmediatamente disociada. Instantes más tarde, a medida que la temperatura desciende, se generan las primeras partículas actuales, es decir, protones, neutrones, electrones, piones, tauones, muones, neutrinos y fotones. Todos ellos conviven dinámicamente con sus respectivas antipartículas
(...)
Aquí se indica con a, una especie de partícula cualquiera y a - su antipartícul a. Ambas se unen para generar un fotón g quien, a su vez se descompone en un nuevo par partícula-antipartícula representado por b, que puede volver a ser la misma de antes o cualquier otra. Todas las partículas de esta sopa primitiva siguen las leyes de la mecánica estadística, que se pueden englobar en la distribución de Maxwell-Boltzmann" (sic)
No hay comentarios:
Publicar un comentario