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letras rojas destacadas.
SOBRE
ESTE PÁRRAFO: A
nuestra izquierda, sello con
la efigie de Johannes Kepler y a la derecha una página final de su
obra “Hamonices Mundi”. En este libro publicado por Kepler en
1619, el científico explica su “Armonía de las estrellas”;
partiendo de la teoría pitagórica. Exponiendo que la velocidad,
distancia y giro de los planetas, es proporcional al que contienen
los intervalos musicales. Es
decir, que las distancias entre tonos en las escalas musicales, están
plenamente relacionadas con los periodos sinódicos de los astros,
con sus revoluciones y con la longitud existente entre ellos. De tal
manera, en imagen vemos la página 207 de este libro V (Harmonices
Mundi); donde podemos observar el “sonido” que él atribuye a los
diferentes planetas -escrito en pauta y con notas renacentistas-. Es
Kepler sin lugar a dudas uno de los grandes puentes desde el
Renacimiento, hacia el siglo de las luces; como amigo de Galileo y
discípulo de Maestlin, sucediendo en su obra y estudios a Copérnico.
Estos cuatro sabios (Copérnico, Maestlin, Galileo y Kepler), podemos
afirmar que fueron quienes llevaron a Europa hasta los albores de “la
ilustración”. Después de haber tenido acceso a las obras clásicas
procedentes de las bibliotecas de Bizancio, importadas hasta Italia
tras la caída de Constantinopla.
Gracias a ellas, estos científicos conocieron las ideas de filósofos
grecorromanos no divulgados hasta entonces; pudiendo estudiar teorías
como las heliocéntricas de los helenos (de Hiparco o de los samios).
Asimismo, a través de la lectura de estas obras clásicas que
afloraron tras la caída de Bizancio; Copérnico, Galileo, Maestlin o
Kepler, pudieron formular teoremas basados en un sentido plenamente
científico y filosófico y ajenos a la teología -tal como se
entendía en el Mundo Antiguo-.
.
ABAJO:
Pieza de la farmacia de El
Escorial coetánea a la fundación del monasterio
(botamen de Talavera del siglo XVII, fabricado en tinte de esponja y
con los sellos escurialenses). Es
un hecho conocido que en este convento-palacio Felipe II guardó una
de las más importantes bibliotecas y boticas de Europa. Pese a ello,
tanto la farmacia como la compilación de publicaciones se vio
afectada por la censura que el propio rey impulsó desde el edicto
de 1558. Momento desde el que
la Inquisición publicó diversos índices de obras prohibidas y
vigiló con celo toda nueva edición y actividad de investigación
-física, alquímica o química-. Unos
hechos que, sin lugar a dudas, trasladaron el mundo de la ciencia al
terreno de lo sospechoso;
convirtiendo a los investigadores en individuos relacionados con la
magia o la herejía. Este y
otros motivos llevaron a que las luces no se “encendieran” en el
Sur de Europa, tal como analizaremos en nuestro artículo de hoy.
A)
- Procedencia de las luces (introducción):
.
Comúnmente
se considera que La Ilustración fue producto de los avances de la
ciencia y del pensamiento del siglo XVII. Una idea que aunque,
sin ser errónea, habríamos de matizar; principalmente en su
campo de visión histórica. Pues para comprender la procedencia
de aquellas “luces” dieciochescas -a mi juicio- habríamos
de retrotraernos al Renacimiento. Más concretamente al final de
la Edad Media y al comienzo de la Era Moderna, con la caída de
Constantinopla. Momento en el que llegan a Europa millares de
ejemplares clásicos; miles de textos grecorromanos que habían
permanecido en los fondos de templos y bibliotecas bizantinas.
Importando infinidad de copias hasta entonces desconocidas y que se
llevaron hasta los palacios italianos; viniendo centenares de hombres
cultos huidos, muchos de los cuales portaban esos bienes que se
rescataban de la Constantinopla abandonada a su suerte -en manos
musulmanas-. Produciéndose por entonces una verdadera
“renovación” cultural llegada por mano de aquellos que llamaban
“griegos” y que en verdad eran bizantinos. Cristianos
ortodoxos, exiliados de la actual Turquía y de sus costas; que
hubieron de refugiarse en islas como Chipre y Creta, en tierras
helenas y sobre todo en Italia (sobreviviendo gracias a vender sus
enseres y su sabiduría). Enseñando el idioma griego clásico en los
palacios y conventos italianos, o impartiendo clases sobre filosofía,
medicina, ciencia y astronomía. Por todo cuanto en Toscana o en
Milán, se comenzó a comprender, leer y traducir a muchos de los
filósofos helenos; casi desconocidos en Occidente hasta aquel
entonces.
.
Es
así como nacen las primeras corrientes neoplatónicas -que en verdad
fueron neopitagóricas- y el modo en que regresan a Europa las ideas
de sabios presocráticos, junto a otros autores esotéricos -como
Hermes Trimegistro-. Divulgándose en la Italia de entonces
infinidad de textos olvidados hasta ese momento; libros que no
habían llegado hasta las bibliotecas monacales durante la Edad
Media, al permanecer ignorados por los doctores de la Iglesia.
Este sería el caso de muchos teóricos de la escuela Jonia (de
Mileto), pero sobre todo de los Samios, también llamados “italos”
al seguir a Pitágoras en su academia de Crotona. Cuyos principios
basados en la astronomía y la matemática les situaban en extremos
opuestos al pensamiento cristiano de comienzos del Medioevo. Una
ideología católica que por entonces pretendió la unificación de
la filosofía grecorromana con la cristiana. Para lo que hubo de
prescindir de toda corriente que mencionase ideas cosmogónicas,
esotéricas o de reencarnación; tanto como aquellas que aludieran
las mitologías antiguas. Consecuentemente, serían ignorados por
los doctores de la Iglesia los textos de sabios como Platón y de sus
seguidores; tanto como las obras de los pitagóricos y de los
presocráticos. Desapareciendo así la mayor parte de la filosofía
anterior a Aristóteles de los conventos occidentales; aunque gran
parte de aquellas teorías presocráticas se conservó en Bizancio
(de donde regresaron a Italia, hacia 1450).
JUNTO ESTE PÁRRAFO: Medalla
esculpida por Pisanello, representando a Juan VIII de Constantinopla.
Penúltimo emperador de la dinastía Paleólogos, hermano
de Constantino el último rey bizantino,
que fue muerto en el asedio turco cuando el Imperio de Oriente cayó
en manos de los Otomanos. Decenios
antes de que los musulmanes se hicieran con su reino, Juan VIII
(Paleólogos) visitó Roma con el fin de unificar la Iglesia ortodoxa
y la católica. Para ello celebraron un concilio en Ferrara (en 1439)
donde Juan VIII asistió acompañado de sus doctores. Uno de sus
grandes próceres era Georgios Gemistos; quien
había cambiado su nombre por el de Pletón, tras convertirse en un
ferviente neplatónico. Este
famoso sacerdote, astrónomo y
sabio bizantino; finalmente fundó la Academia de Florencia (después
del concilio ferrariense). En
ella tradujo para los Medici numerosos ejemplares de filósofos
platónicos y pitagóricos, enseñando griego a sus alumnos;
reintroduciendo las teorías de Platón y de Pitágoras en Occidente.
En esta Academia de Florencia, que apoyó y fomentó Cosme de
Médicis; estudiaron finalmente humanistas como Masilio Ficino,
Malatesta o Leonardo Bruni. Habiendo tenido una enorme influencia en
todo el desarrollo y expansión del Renacimiento.
.
ABAJO:
Fotografía de la fachada
principal de El Escorial.
Este convento-palacio fue
edificado por Felipe II ciento treinta años después de la llegada
de los bizantinos a Europa. Pese a ello, las condiciones de libertad
y estudio en época de Felipe II eran ya muy diferentes; por lo que
su biblioteca y claustro no pudo experimentar el auge ni la expansión
intelectual que vivió la Italia del primer Renacimiento.
Pues aunque El Escorial fue terminado casi un siglo y medio después
del concilio de Ferrara y de la fundación de la Academia de
Florencia. Durante el
desarrollo del siglo XVI se produjo un hecho fundamental que impidió
el progreso; como lo fue la implantación generalizada de La
Inquisición. Un sistema de control y cesura de todo texto e idea,
que se interpuso de forma sistemática en cualquier investigación
científica. Institución que ganó mayor fuerza tras la llegada de
Felipe II al trono; quien desde 1558 endureció las medidas de
intervención y proceso del Santo Oficio.
Unos hechos que -a mi entender- impidieron se desarrollaran las ideas
e investigaciones en nuestras tierras; quedando
finalmente España al margen de esas “luces” que se iban
encendiendo en el norte de Europa e Inglaterra.
.
Una
última circunstancia enfocó la vida de Felipe II hacia una
mentalidad medieval, ajena a los principios del Renacimiento: Las
guerras de religión que decide llevar a cabo después de su victoria
en Lepanto. Confundiendo la lucha contra el enemigo sarraceno, con
las contiendas contra los protestantes;
desde 1585 se embarca en el intento de invasión de las Islas
Británicas, después de años enfrentándose a los “herejes” en
centro Europa (Flandes). Finalmente, aquellas contiendas religiosas
llevadas a cabo por quien debía haber sido un rey moderno,
terminaron arruinando el país. Todo
ello sucedía en una nación como España, que decenios antes había
sido la élite de Europa; al igual que lo fueron Italia y Portugal.
Donde hasta 1520 se discutía con libertad sobre astronomía, arte,
ciencia o teología. Promoviéndose
centros de estudio, como la Escuela de Sagres lusa, las academias y
universidades italianas o las españolas (sin lugar a dudas, las
mejores hasta entonces). Donde afloraron figuras como Miguel Servet,
Francisco de Vitoria y hasta el famoso maestro Ciruelo; todos
anteriores a ese edicto de
1558 desde el que Felipe II se propone censurar y controlar cualquier
escrito o idea a través de la Inquisición. Momento en el que se
acabaría en el Sur de Europa la capacidad de investigación y
estudio; puesto que las
autoridades habían confundido la ciencia con magia y el pensamiento
libre con la herejía (1) .
Como
hemos expuesto antes de las imágenes, la Iglesia bizantina en el
siglo XV muy poco tenía que ver con los principios férreos que el
catolicismo preconizó después -especialmente desde mediados del
XVI-. Tanto fue así, que muchos de los cardenales y obispos
ortodoxos en 1450 se dedicaban a la astronomía o a las prácticas
esotéricas y filosóficas más antiguas. Siendo común incluso
que predicaran ideas sobre la reencarnación y hasta politeístas.
Tal como hizo Georgios Gemistos (Pletón) quien terminó sus días en
tierras de Grecia, postulando la existencia de varios dioses e
incluso enseñando a sus discípulos cómo rendir culto a deidades
del panteón heleno. Todo cuanto narramos, influyó no solo en el
pensamiento del Quattrocento; sino además tuvo una enorme
repercusión en las artes, motivando que los creadores representasen
dioses grecorromanos. Naciendo así una enorme fuente de
inspiración de donde procederán infinidad de pinturas y esculturas
renacentistas, con imágenes de mitología antigua.
.
Pero
asimismo, este influjo bizantino generó una corriente de estudio
filosófico y científico partiendo desde las teorías de las
escuelas helenas. Ideas muy antiguas en las que ya se afirmaba el
heliocentrismo o la rotación y traslación de la Tierra. Teorías de
sabios griegos que -con toda seguridad- pudieron leer científicos,
como Copérnico. A quien se considera el primero en concebir un
Sistema Solar con un astro rey en el centro y el globo terráqueo
girando, junto al resto de los planetas. Aunque ese modelo
copernicano sigue otros muy similares, que ya plantearon algunos
pitagóricos; como Heráclides Póntico o Aristarco de Samos (en
siglo III a.C). Ideas griegas que el astrónomo polaco pudo leer
durante su juventud, cuando desde 1496 a 1507 estudió en Bolonia,
Roma, Padua y Ferrara (regresando en algunas ocasiones a su
Cracovia natal, donde fue nombrado canónigo, embajador y
gobernador). Asimismo, sabemos que Copérnico vivió
posteriormente largas estancias en Italia; al menos hasta 1523. Todo
lo que debió permitirle no solo leer los textos griegos que
referimos, sino también comprobar junto al Mediterráneo las
observaciones realizadas por los helenos miles de años antes.
.
Durante
el tiempo que Copérnico residió parcialmente en Italia (hasta 1523)
no había una confrontación religiosa en Europa. Pero en esos años
se produjo el cisma luterano y debido a ello, gran parte de los
sabios centroeuropeos quedaron del lado protestante. Siendo este el
principal motivo por el cual el heliocentrismo se estudió y admitió
rápidamente entre los que apoyaban a Lutero (con el fin de
contradecir a Roma). Siguiendo algunos de estos científicos
protestantes el sistema copernicano, previamente incluso a que el
autor lo publicase en su libro póstumo (donde el astrónomo
finalmente lo divulgaba). Debido a que muchos de esos discípulos del
sabio polaco habían conocido de primera mano esas ideas que
Copérnico no se atrevió a editar en vida -seguramente por temor y
al carecer de permiso eclesiástico; ya que él permaneció en el
catolicismo-. Entre estos se encontraba Maestlin, un destacadísimo
matemático que trabajó como diácono luterano y profesor de
Heidelberg. Quien aceptó y enseñó por primera vez las teorías
heliocéntricas, mostrándoselas en Tubinga a un jovencísimo
Johannes Kepler; un discípulo adelantado, con el que mantuvo gran
amistad. Por su parte, Kepler en sus principios estaba más
interesado en el mundo esotérico; por cuanto debió influir mucho
para que su admirado maestro calculase el “número de oro”. Una
Sección Áurea que Maestlin resuelve por primera vez en la Historia;
al describirla en una carta que dirige a su alumno Johannes,
definiéndola como: “Raíz cuadrada de cinco partida por dos más
un medio”; que es el valor real de F
= (1,61803...) (2) .
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.
.
.
ARRIBA:
Los famosos “Cuatro Postes” de
Ávila; humilladero a la salida de la ciudad, junto al antiguo camino
de Valladolid-Salamanca.
Famoso monumento donde rezaban y se despedían los viajeros, al
abandonar la villa amurallada, antes de partir. Se
dice que fue en este lugar donde Santa Teresa se quitó las sandalias
y las golpeó para hacer caer de ellas la arena; pronunciando la
famosa frase “de Ávila ni el polvo”. Esta anécdota, que no
sabemos si es verdadera, reflejaría el problema en el que se veía
inmersa la santa entre 1574 y 1575. Cuando La Inquisición estudiaba
una causa contra ella y
repetidas denuncias por hereje, que finalmente la llevaron a prisión
un año más tarde. Poco
antes (1574 -75), sabemos que se dedicó a viajar entre Salamanca,
Medina del Campo y Valladolid. Por lo que es posible que en alguno de
sus traslados saliera enfadada de Ávila; y sin conocer aún la causa
que El Santo Oficio seguía contra ella, se quitara allí las
sandalias, pronunciando aquella frase. Pensando seguramente que la
animadversión manifestada por sus conciudadanos, nacía de su
reforma en la Orden Carmelita; cuando exigió que en sus fundaciones
se mantuvieran descalzos. Esta regla que quiso imponer en sus
conventos, le enfrentó con los carmelitas calzados; a quienes la
santa consideraba miembros de una institución feudal, en la que
entraban tan solo para vivir cómodamente -bien vestidos, bien
comidos y bien calzados-.
JUNTO ESTE PÁRRAFO: Fotografía que
tomé hace un tiempo frente a la fachada de la catedral de Salamanca;
y en la que vemos unas monjas en primer plano, “iluminadas” por
un extraño rayo que se cruzó entre ellas y mi cámara. La escena me
recordó algunas descripciones del éxtasis de Santa Teresa... . Como
decíamos, la Inquisición supuso una tremenda regresión para
España; pues la censura que ejercía era tal que llegó a encarcelar
a personajes como Santa Teresa y a San Juan de la Cruz. Actuando como
un revulsivo contra el saber en las universidades españolas, que
hasta el siglo XVI habían sido las más avanzadas de Europa. Tal fue
la represión inquisitorial, que hacia 1575 el Santo Oficio también
se atrevía a procesar profesores salmantinos con la talla de Fray
Luis de León. Por lo que
desde aquellos momentos, los alumnos universitarios de nuestro país
vivieron una crisis de valores de enorme magnitud; tanto que muchos
fueron capaces de mofarse de personajes como Francisco Salinas. De
ese modo, ya en el siglo XVII la regresión y la ignorancia habían
alcanzado las universidades españolas -debido a la censura
inquisitorial- y pronto aquellos centros de enseñanza se
convirtieron en un nido de “señoritos”. Conteniendo un alumnado
a veces incontrolado y peligroso; donde ni los corchetes se atrevían
a actuar contra esos chicos que vivían en una cuasi anarquía
(cometiendo excesos de todo tipo y hasta crímenes, sin que
intervinieran las autoridades).
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B)
- Nacimiento de la “religión del pensamiento” (el origen de “las
luces”):
.
Como
es sabido, desde comienzos del siglo XVI, Europa sufrió la división
en dos partes; declarándose una zona protestante y otra católica
-mediterránea-. Momento histórico de grandes conflictos,
durante el que comienzan guerras de religión intestinas en nuestro
Continente (unos hechos que no habían sucedido desde la Alta
Edad Media). A esta división religiosa, se sumó cierta debilidad
intelectual entre los prelados que dependían del Vaticano. Quienes
al verse superados por los conocimientos científicos de sus
homónimos luteranos o anglicanos, optan por negar el método
científico como medio de transcender. Es así como entre los
católicos, desde 1550 se ordena a la Inquisición juzgar las ideas y
censurar o ratificar todo escrito. Lo que supuso un retroceso de tal
magnitud, que en 1615 hasta se negaron las teorías heliocéntricas
de Copérnico (aceptadas anteriormente por una gran mayoría). A
consecuencia de esa regresión intelectual condenaron a Galileo;
actuándose de forma igual contra todo método de estudio inductivo
-intentando acabar también con los sistemas deductivos, nacidos del
Renacimiento-. Mientras esto ocurría en el mundo católico, los
protestantes (en contraposición) fomentaban la ciencia; potenciando
astrónomos como Maestlin o Kepler. Durante unos mismos años en
los que el Santo Oficio prohibía toda publicación “moderna”,
actuando como una “maza” intelectual; tan injusta y dura, que
encarceló personajes con la relevancia de San Juan de la Cruz, Santa
Teresa o Fray Luis de León (entre otros cientos de místicos y
estudiosos penitenciados).
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De
un modo muy diferente, los investigadores protestantes que buscaban
la mística, desarrollaron métodos de estudio para trascender a
través del conocimiento. Destacando entre ellos Kepler, del que ya
dijimos, era un pitagórico convencido. Ideología que en su
tiempo se denominaba “neoplatónica” y que en Italia procedió
principalmente de los conocimientos que desde 1440 se habían
divulgado en la Academia de Florencia. Teorías filosóficas
enseñadas primeramente por el famoso diácono bizantino “Platén”
(Georgios Gemistos), continuadas por sabios como Marsilio Ficino,
Luca Pacioli o Pico della Mirandola; unas ideas que a comienzos
del siglo XVI comenzó a prohibir la Iglesia. Muy por el contrario,
en el mundo anglosajón y germano, se potenciaron aquellos estudios
científicos (muchos de ellos procedentes del esoterismo más
puro); naciendo de ese modo figuras cruciales para la historia de
la astronomía y la matemática. Como los fueron Kepler y Newton;
quienes logran establecer las bases de la mecánica celeste y crear
sistemas de cálculo o de pensamiento, basados en el pitagorismo.
.
Será
así como llegamos al siglo XVIII con la gran cabeza científica de
la Historia, coronada en Newton: Genio matemático y físico; pero
asimismo como filósofo, sabio y místico. Cuyo nombre y sus teorías,
alejan toda duda acerca del concepto de la verdad en su tiempo; pues
en sí mismo los escritos de Newton se convierten en La Verdad.
No solo por su revolución y revelación intelectual en ciencia o
astronomía, ni unicamente tampoco por sus innovaciones en el campo
de la física o de los inventos; sino además por el valor
teológico y místico de sus descubrimientos. Debido a que Newton -al
igual que antes hizo Kepler- había buscado a Dios en todos sus
análisis científicos. Pretendiendo alcanzar y comprender la belleza
de la Creación divina, a través de las proporciones en la física,
en el significado del número y en la mecánica celeste. Un método
casi igual al que utilizó dos mil años antes el famoso Pitágoras,
pero que en el caso de Newton sirvió para resolver enigmas con la
importancia de la ley de los graves. Teoría que formuló el
científico inglés partiendo desde las premisas de Kepler y
concibiendo un Universo creado a modo de un “gran arpa”;
donde las proporciones y movimientos de los astros guardaban una
relación semejante a la que existe entre las notas musicales. Un
paradigma pitagórico, para muchos increíble; pero que Newton logra
resolver demostrando que los cuerpos se sustentan en base su masa y
al cuadrado de su distancia. Del mismo modo que los intervalos
musicales se establecen en base la tensión de la cuerda (en
proporción del cuadrado) y a la distancia entre los tonos; siendo
siempre la razón de la Octava musical “una raíz de dos”
(cuadrada, quinta, sexta etc...) (3) .
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Será
este momento cuando nace la “nueva religión”, con su única fe
en la ciencia. Apareciendo así desde comienzos del siglo XVIII lo
que hemos denominado “la religión de las luces”, basada en los
conocimientos. Cuyo máximo exponente se fija en la figura de Newton,
al que podemos considerar el “San Pedro” del culto al
racionalismo ilustrado. El gran santo de ese momento histórico
llamado La Ilustración, donde nacen enormes figuras de la sabiduría
y la ciencia. Creyéndose en ellos del mismo modo que antes la
Sociedad había tenido fe en los mas destacados hombres del
cristianismo. Por todo cuanto desde este tiempo, en las naciones
ilustradas, los representantes del clero pasan a un segundo plano;
ocupando las élites los científicos y los investigadores. Todo
lo que genera una etapa basada en la razón, donde cualquier idea no
fundamentada en principios científicos carecía de sentido.
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ABAJO:
Billete antiguo de una Libra, con la
efigie de Isaac Newton; un
científico que principalmente buscaba a Dios, a través de sus
estudios. Tanto fue así, que
sus escritos teológicos superan con mucho las horas y hojas que
dedicó al tema empírico. Algo
similar le sucedía a Kepler, quien necesitaba darse respuestas
místicas a través de la mecánica celeste. Ambos se plantean un
Universo creado bajo unos parámetros y proporciones matemáticas,
regidas por las reglas de belleza y armonía que contiene la música.
Partiendo desde esa premisa que nos puede parecer una locura,
lograron resolver el movimiento de los astros o las distancias y
equilibrios entre ellos; formulando Newton la ley de gravitación
universal y Kepler sus “tres leyes”. Todo
ello generó un pensamiento que prevalece en el siglo XVIII y donde
la verdad será la palabra del científico; que como estos dos
genios, lograban resolver los misterios de la vida. Una nueva verdad
que hará tambalear los cimientos de las creencias religiosas; hasta
entonces indiscutibles, pero que desde la Ilustración comienza a
enfrentase al conocimiento. Por
cuanto las razones bíblicas o de fe dejaron de ser tenidas en
cuenta, pasándose a creer en la verdad científica.
C)
- Del Rey Sol, al Faraón de Francia:
.
Esta
ideología ilustrada no solo aportó ciencia y filosofía; sino
además indujo numerosos inventos que promovieron la Revolución
Industrial. Por su parte, es en este siglo de “La luces” cuando
se decide compartir los conocimientos y la cultura;
haciendo creer a todos que definitivamente la sabiduría y la verdad
“salían por fin del secretismo eclesiástico” y que se sacaban
de los conventos, para ser divulgados. Siendo
así como teóricamente se dan a conocer los misterios de la ciencia
o de medicina; que la religión habría guardado bajo llave.
Por cuanto decimos, durante el esa
centuria del XVIII se crea un nuevo método de pensamiento, enseñanza
y Sociedad. Aunque pese a sus
innovaciones, la Sociedad siguió
plenamente arraigada a la cultura anterior; pues su fin nunca fue
destruir el mundo heredado, sino mejorarlo -pese
a pretender modificar muchos de los valores religiosos y morales
previos-.
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Aquel
espíritu de la Ilustración provocó finalmente la Revolución
Francesa; fracasando de lleno en sus intenciones y premisas, pues
cuanto se planteó como una “fraternidad, igualdad y legalidad”,
terminó en una carnicería civil sin parangón en la Historia gala.
Pese a ello, los principios del ilustrado serían heredados por
las élites del XIX; aunque tras los sucesos de Francia y con la
llegada de Napoleón, el sistema de pensamiento entró en plena
crisis. Ya que esa revolución que pretendió la justicia social,
iniciada bajo las ideas de “las luces”; provocó lo nunca visto.
Un enfrentamiento entre franceses, que cuando se encaminaba hacia una
guerra civil, fue parado por quien se coronó emperador
(pretendiendo instituir un modelo de Estado faraónico). Cayendo así
en descrédito -o en el olvido- la Ilustración y los valores del
siglo XVIII; donde tantos filósofos habían escrito sobre teoría
política y durante el que multitud de científicos aportaron
infinidad de avances. Consecuentemente, todo llevó a pensar que
aquel arsenal de ideas “luminosas”, en el fondo tan solo habían
servido para promover luchas intestinas; obligando a Francia a
retornar al pasado y a las fórmulas más antiguas (como la del
imperio). Así y tras comprobarse que la Humanidad no puede
gobernarse por leyes científicas, ni por razones puras; las élites
europeas a comienzos del XIX consideraron que los problemas sociales
no debían ser resueltos por la ciencia, ni menos por la religión.
De tal modo, debieron pensar que era mejor regirse por la
intuición, el orden, la milicia y la emoción (olvidando la razón).
Llegando a crear unos Estados y países utópicos (cuasi
“ilusorios”), asentados en valores imaginarios, donde los
intelectuales cayeron en la melancolía o en la nostalgia.
Pretendiendo retornar a los tiempos de los caballeros, a Egipto o
a Roma -promoviendo modas como el nuevo imperio, el romanticismo y el
neoclasicismo-.
.
Mientras
los ideales de la Ilustración habían quedado totalmente heridos, la
Inglaterra de comienzos del XIX logró mantenerse unida en esos
valores; pero desde la visión del sistema teocrático británico.
Lo que finalmente llevó al resto de naciones a a imitar el Reino
Unido, instituyendo de nuevo monarquías absolutistas en toda Europa,
tras la expulsión de Napoleón. Debido a ello, gran parte del viejo
Continente pasó a “desconfiar en sí mismo”; dejando de creer en
su ciencia, en sus ideas y en su pasado. Máxime cuando la
autoridad moral partía desde un imperio como el Inglés; que
sustituía en gran parte al español, en sus funciones de ultramar y
en su labor “occidentalizadora” del Planeta. Debido a esta
situación tan extraña, desde 1850 los sentimientos y las
ideologías europeas se “maximizaron” hacia los extremos.
Existiendo una parte de población continental que se avergonzaba de
pertenecer a imperios rococós; mientras el resto vivía el sueño
romántico de los reinos coloniales. Asimismo, los filósofos y
los hombres de estudio se dividieron; distinguiéndose entre quienes
apoyaban la mentalidad imperial y quienes la denostaban. De tal
modo, llegó la crisis y ruptura social a fines del siglo XIX; con
opiniones enfrentadas. Donde los militaristas chocaban
frontalmente con quienes se oponían a todo ejército y propugnaban
una Europa internacional, sin fronteras, ni clases. Provocando
todo ello un Continente tan erosionado en sus principios, como
fraccionado socialmente; con una población que solo atendía a dos
posturas contrarias. Donde fue una excepción la Inglaterra
victoriana; que permaneció inamovible a los principios
ilustrados y hacia su monarquía imperial. Junto a una España
decimonónica paupérrima, con enormes crisis económicas; que
ajena al mundo europeo, llegó a intentar una “Restauración”,
pretendiendo imitar el sistema inglés -en estas fechas de ruptura-.
JUNTO ESTAS LÍNEAS:
Portada del libro HISTORIA DE LA
DECADENCIA Y CAÍDA DEL IMPERIO ROMANO de Edward Gibbon (ed.
Turner). A mi juicio, lo
vivido en Europa desde la aparición de la Ilustración, es muy
semejante a lo sucedido durante la caída de Roma. Siendo similares
las crisis ocurridas desde el siglo IV en el Imperio, con las del
siglo de las Luces y la posterior Revolución Francesa, seguida de
las guerras del XIX, que llegan hasta 1945. Todo ello a
mi entender sería comparable
con los hechos que se sucedieron en Roma desde la subida al Trono de
Constantino el Grande, en el año 306; hasta la segregación del
imperio, a partir del 456. Comenzando la crisis en Roma cuando se
hace oficial la nueva religión, que ya era la de una gran mayoría
de su población. Lo que actúa sobre aquel imperio del mismo modo
como la Ilustración hizo en Europa: Llevando a desaparecer la
cultura anterior y dividiendo el Continente, tras terribles luchas
intestinas. Ciento cincuenta
años de transformación y segregación del imperio o de Europa;
provocados por profundos cambios sociales que se acompañan de una
gran decadencia de las élites y del abandono de los valores
antiguos.
.
Por
todo lo que decimos, desde el siglo XVIII y hasta mediados del XX en
Europa se vivió algo semejante a lo ocurrido en Roma entre
el 306 y el 456; cuando una terrible crisis llevó al descrédito del
sistema clásico. Derrumbe de valores motivado porque su antiguo
Estado Imperial había quedado obsoleto, al estar cimentado sobre la
esclavitud y la milicia. Utilizando los antiguos romanos una gran
dureza y crueldad para dominar a pueblos que conquistaban
(absolutamente atrasados e incívicos). Para
lograr sus fines, llegaban a diezmar las legiones, a crucificar a los
insurrectos e invadidos y a celebrar juegos circenses con quienes no
se sometían o con los esclavos y presos de guerra (donde la
muchedumbre aplaudía la masacre personas en la arena). Unos
métodos y un Estado que en sus comienzos se aceptaba y que además
era el más avanzado por entonces.
.
Pero
con el tiempo, el propio carácter civilizador de la estructura
romana, hizo que sus ciudadanos comenzasen a denostar aquellos
valores basados en la milicia, la fuerza y la veneración al
Emperador. Por cuanto
decimos, las persecuciones
de Diocleciano sobre los cristianos y los horrores hasta entonces
cometidos; provocaron que se
fuera extendiendo la nueva religión cristiana
(al observar la población multitud de martirios y excesos). Una
filosofía de paz, que se oponía a la esclavitud y cuyo problema
principal residía en que atacaba a las bases primarias del Imperio
(cimentadas precisamente en
el culto al emperador, en las legiones y en los esclavos).
Por cuanto la aceptación del cristianismo como religión oficial
provocaría finalmente un nuevo orden. Todo lo que posteriormente
llevó a la división, la anarquía y a infinidad de guerras
internas. Principalmente cuando Teodosio sube al trono en el 379 y
comienza a perseguir a quienes no eran cristianos de Nicea;
fomentando las matanzas de paganos y sobre todo de herejes arrianos.
Unos hechos semejantes a lo
sucedido en la Revolución Francesa; cuya idea era de “igualdad,
fraternidad y legalidad”, termino pasando a cuchillo a todo aquel
que no fuera reconocido como revolucionario.
Así, del mismo modo que hicieron en 1789, en el 379 se utilizó una
filosofía de paz y fraternidad para cometer crímenes y
persecuciones; lo que provocó un periodo decadente. Crisis que en
Francia entroniza a Napoleón y que en Roma terminará acabando con
el imperio, entorno al 456.
Momento en que las invasiones bárbaras se acompañan de contiendas
civiles, degradando todo el
sistema; llegando a negarse el sentido propio de Roma, su ideología
inicial y su filosofía de Estado.
.
Tras
la caída del Imperio Romano, surgirá de sus cenizas el Imperio
Cristiano. Que comienza a renacer tres siglos más tarde, con
los primeros intentos de reunificación bajo la nueva religión.
Cuyos principios civiles y sociales eran muy semejantes a los que
tuvo el antiguo Imperio; aunque bajo una filosofía nueva, dominada
por el cristianismo (que reinterpretó y modificó toda la visión
del Mundo Clásico). De un modo muy similar, durante el siglo XVIII
surge La Ilustración, expandiendo sus ideas
y su pensamiento como una religión de igualdad, fraternidad y
legalidad. Todo lo que
eclosiona en la revolución de 1789; aunque esta incorporación de
nuevas filosofías y ciencias al espectro continental conllevó
multitud de revueltas, guerras y regresiones
(llegándose a las peores crisis que jamás conoció Europa,
sucedidas entre 1789 y 1845). De
un modo semejante, Roma sufrió el deterioro y caída desde que el
cristianismo se extiende por su territorio; debido a que los
principios imperiales de crueldad y belicismo estatal, se oponían a
los de esa fe. Provocando
todo tipo de luchas internas, crisis y enfrentamientos;
principalmente cuando Tedosio
utiliza el cristianismo como forma de poder y para atacar a todo
aquel que no siguiera su culto.
Algo similar sucedió en Europa desde fines del siglo XVIII y hasta
mediados del XX (cuando el idealismo ilustrado se apodera de las
mentes iluminadas; generando ciento cincuenta años de choques y
conflictos).
.
ABAJO:
Interesante patena de vidrio
fechada en el siglo IV, recientemente hallada en las cercanías de
Cástulo (perteneciente al
Museo de Linares, al que agradecemos nos permita divulgar nuestras
imágenes). A nuestra derecha
fotografía de la pieza de
cristal, restaurada; tal como
se muestra en las vitrinas de Linares. A
la izquierda el cartel explicativo, donde se observa la iconografía
de Cristo en Majestad, sujetando la cruz y los Evangelios; rodeado
por dos personajes con áurea
(que se suponen apóstoles). A
los lados, dos palmeras muestran claramente el origen africano de la
evangelización de la Penísula Ibérica;
de donde llegó el cristianismo durante ese siglo IV por mano de
mártires como San Felix y San Cucufate (venidos desde Argelia y
Túnez). Procedía el nuevo
culto de tierras africanas, lo que nos lleva a pensar que los
primeros conversos peninsulares debieron ser arrianos. Tal
como puede serlo esta patena, cuya representación no solo contiene
palmeras (el famoso árbol de la vida de Cartago) sino dos personajes
junto a Jesús que más bien parecen la Virgen y María Magdalena.
Como hemos dicho anteriormente, las
modificaciones filosóficas y de pensamiento que conllevó la
expansión de la nueva religión, provocarían la inevitable caída
del Imperio; basado en la fuerza, la crueldad, la milicia y el poder.
Valores de la Edad del Hierro, que quedaron obsoletos tras cientos de
años de paz y que fueron cuestionados en el siglo IV.
D)
– La caída del Imperio Cristiano:
.
Cuanto
vimos en el epígrafe anterior explica por qué Europa llegó a un
siglo XX envuelta en turbulencias y tensiones. A consecuencia de no
poder superar La Ilustración, que se impuso desde el siglo XVIII
como un nuevo tipo de pensamiento y religión; provocando finalmente
la caída de la corona de Francia, en el 1789. Una Revolución
Francesa, asentada sobre las bases ilustradas, que fue tan trágica
como cruel; por lo que pronto regresaría a este país la monarquía
-repetidamente-. Primero en la figura del emperador Napoleón y
después en la de un absolutismo paralelo y similar al que se impone
en casi todas las naciones europeas. Reinstaurándose desde 1815 en
todo el Continente casas reales estrechamente emparentadas, con la
finalidad de evitar nuevos conflictos (para que no surgiera
“otro” Bonaparte, desestabilizando y sembrando de sangre Europa).
Pese a los intentos de equilibrio, en verdad había una enorme
rivalidad entre estos reyes de familias tan cercanas; y más aún se
odiaban los países que aquellos gobernaban. Por cuanto los
choques y las tensiones fratricidas comenzaron tras la muerte de
Victoria de Inglaterra; quien era madre, tía o abuela, de la
mayoría de esos monarcas.
.
De
ese modo, mientras la Europa del siglo XIX fue dirigida por
emperadores de opereta y de cuento romántico; el pensamiento
ilustrado continuó existiendo. Aunque tras el fracaso de la
Revolución Francesa, sus teóricos fueron radicalizándose al verse
rechazados
por los principios absolutistas decimonónicos (dominantes entonces).
De este modo surge una ideología de izquierdas que paulatinamente
fue endureciéndose; y
que desde las Trade Unions (de 1824) va convirtiéndose en un
pensamiento maximalista reafirmado con la aparición de El Manifiesto
Comunista (Londres, 1848). Obra
de Engles y Marx que completará la idea “socialista científica”
con la publicación de El Capital, unos veinte años más tarde.
.
De
ese modo consideramos que comenzó la última fase de caída del
“Imperio Cristiano”. Siguiendo un proceso a imagen y semejanza
del final de Roma; y así, citando a Marx diremos que:
"La
historia ocurre dos veces: la primera como tragedia y la segunda como
farsa”
(4)
.
De tal modo, a
mi juicio podemos
equiparar la aparición del socialismo científico, con uno de los
hechos más trascendentes durante la caída del Imperio Romano; como
fue la invasión de Alarico.
Pues si comparamos el surgimiento del comunismo y el derrumbe de las
monarquías europeas, con lo sucedido en Roma. Llegamos
a intuir muy semejantes, la sublevación de los godos, con la
creación de aquella nueva fuerza de izquierdas.
Un levantamiento contra el orden establecido que alcanza
su victoria desde el 408, cuando Alarico se declara enemigo del
monarca de Roma y decide asediar la capital del Imperio. Llegando a
asolar Italia, sometiéndola a la hambruna y conquistando sus
ciudades principales.
Momento en que el emperador Honorio
(hijo de Teodosio) no puede evitar que su hermana Gala Placidia sea
capturada por el invasor; ni menos repeler el saqueo de Roma, que cae
definitivamente en manos de Alarico en el 410. Unos hechos que
podríamos considerarlos paralelos al Octubre de 1917 (la Revolución
Rusa) y a la primera Guerra Mundial.
.
ABAJO:
Cuadro comparativo realizado por
mí, en el que veremos el paralelismo entre la “caída del imperio
romano” y la del “imperio cristiano”; dos sistemas, nacidos el
uno del otro. Del tal manera,
mientras Roma fue fundada
hacia el siglo VIII a.C. y entró en profundo declive desde el año
379; el Sacro Imperio fue creado hacia el siglo IX-X y comienza a
decaer desde el 1700 (con la Ilustración) llegando a la crisis de
1789 (la Revolución Francesa). Observemos
en el cuadro superior el momento en que Constantinopla es invadida
por los otomanos (1453 d.C.), haciendo ello que lleguen a Europa
nuevas ideas y filosofías desde la derrotada Bizancio -lo que
finalmente generará el Renacimiento y posteriormente la
Ilustración-. Ello podemos compararlo al momento en que Roma crea el
Imperio (27 a.C.) y comienzan a forjarse nuevas filosofías; ideas
entre las que triunfa el cristianismo (que se expande desde el año
40). Más tarde, en Roma se producirán las persecuciones de los
seguidores de Cristo (durante los siglos de las dinastías
imperiales); del mismo modo que sucede en Europa cuando se lleva a
cabo la Reforma, intentado renovar la Iglesia; lo que provocará dos
bandos y la persecución del contrario, en cada zona dividida
-atacando a católicos en países protestantes y a protestantes entre
los católicos-. En el año 306 sube al trono romano Constantino,
autorizando la religión cristiana; tras los martirios de
Diocleciano. De forma similar en la Europa del siglo XVIII, Newton y
Leibnitz reforman todas las bases de la matemática y la física;
generando y confirmando un nuevo movimiento del que surgirá la
Ilustración (como nueva fe social).
.
Más
tarde, en Roma llegaremos al año 379, con la llegada de Teodosio;
una fecha que podemos comparar con el año 1789 en Europa. Pues este
emperador comienza con la persecución de los paganos, obligando a
todo ciudadano del imperio acatar la religión cristiana de Nicea.
Ello genera un descrédito y unos desequilibrios enormes; del mismo
modo que sucedió en 1789, cuando siguiendo las pautas y las teorías
de la Ilustración se lleva a cabo la Revolución Francesa (que
finalmente también fue una persecución). Es este el momento que
podemos considerar el comienzo de la caída de Roma (año 379) y el
del Imperio Cristiano de Europa (año 1789). Pues en el primer caso,
tras Teodosio, su hijo Honoriono no pudo evitar el asedio de los
godos y que su reino fuera invadido por Alarico (que roba a su
hermana para tomarla por esposa y generar una dinsatía descendiente
de la imperial). Instante histórico de Roma que comparamos con la
aparición del comunismo a mediados del siglo XIX y con la gradual
caída de las monarquías europeas decimonónicas desde 1875.
Pudiendo ser paralela la aparición de Atila en el año 450 y el fin
del Imperio Romano, con el surgimiento de los fascismos y las
ideologías radicales a comienzos del siglo XX; lo que provoca el
derrumbe total del Imperio Cristiano, cuya fecha límite sin duda
sería 1945.
JUNTO
ESTAS LÍNEAS: Pilar
y capitel visigodo de la iglesia de San Salvador de Toledo
(a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). El
mundo godo heredará el imperio romano de un modo parecido como el
socialismo y los Estados Unidos
(nacidos en 1776) heredaron la
Europa de las monarquías absolutistas:
Tras enormes crisis de valores, una gran decadencia y continuas
guerras intestinas (motivadas por la corrupción y la pérdida de
sentido del Estado). Durante unos doscientos años el
mundo godo fue el sucesor directo de la Roma Imperial de Occidente;
tanto que hacia el año 800 el imperio vuelve a surgir gracias a
ellos. Creado ya como un
nuevo imperio, el Cristiano de Europa; cuyo origen estuvo en la
coronación de Carlomagno (el año 800), que culminará con el Sacro
Imperio Romano Germánico, que surge el 962 (con la de Otón). Tras
ello, se producirá un “renacimiento” llamado “Románico”
-regreso a Roma que se
desarrolla del siglo XII al XIII-
desde el que surgirán los restantes movimientos culturales y
artístiscos.
.
ABAJO:
Disco de Theodosio (o Teodosio)
tal como lo muestra el Museo
Romano de Mérida -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra
imagen-. Es
una réplica
del original hallado en Almendralejo, que guarda la Real Academia de
la Historia. Teodosio,
nacido en España
(probablemente en Coca) es
el emperador que motiva realmente la regresión de Roma.
Pues si desde Constantino se había admitido la religión cristiana
debido a la conversión generalizada en la población y a las
atrocidades que Diocleciano hizo con los seguidores de Cristo.
Teodosio actuó de manera
radical, admitiendo solo el cristianismo de Nicea, intentando
erradicar toda otra secta (como la arriana) y persiguiendo a los que
siguieran creencias diferentes. Promoviendo matanzas de paganos,
prohibió los juegos y destruyó los templos no cristianos;
demoliendo hasta el Serapeum de Alejandría -y probablemente su
biblioteca-. Todo ello
erosionó el prestigio del cristianismo y el de las autoridades
romanas, que se vieron de nuevo en evidencia (tal
como sucedió con Diocleciano, cuyos martirios de seguidores de
Cristo solo sirvieron para que aumentasen los bautismos). De tal
manera, consideramos que
Teodosio fue para el cristianismo algo similar a la Revolución
Francesa para las teorías de la Ilustración. Pues ambos casos
motivaron la desconfianza de todos, hacia la ideología que
promulgaban. Ya que la etapa
de Teodosio, al igual que la Revolución, terminó siendo un baño de
sangre y una venganza de unos contra otros. Finalmente,
debido a las persecuciones y al descrédito de Teodosio, su hijo
Honorio cayó en manos de los godos; quienes eran arrianos y por lo
tanto herejes muy perseguidos por su padre.
De igual forma, tras la
Revolución Francesa surgió un periodo de regresión y negación del
mundo ilustrado, debido a la escabechina que realizaron en nombre de
los valores “igualdad, fraternidad y legalidad”.
Tal
como planteamos, es posible comparar la caída de las monarquías
europeas del siglo XIX, con la desaparición de Roma. Observando que
tras Alarico y la debilidad total de Honorio, se sucederán decenios
conflictivos en los que el mundo godo va ganando terreno al latino,
hasta que finalmente heredará gran parte del Imperio de Occidente.
Llegándose así hasta el año 430, cuando esos nuevos dueños se
hacen definitivamente con Hispania, Galia y Britania (que caerá en
manos de los distintos pueblos francos). Momento semejante a nuestros
años treinta (del siglo XX); cuando tras el desastre de la primera
Guerra Mundial y la crisis de las luchas fratricidas entre las
diferentes monarquías europeas; triunfa el socialismo. Aunque
asimismo se produjo por entonces el nacimiento de los fascismos,
surgiendo figuras como la de Hitler. Un personaje que considero
semejante a Atila; quien en plena crisis absoluta, aparece con sus
hordas hacia el año 450, pretendiendo arrasar y dominar a godos y
romanos. Así fue como los nazis, al igual que los hunos, no lograron
subyugar Europa y finalmente fueron derrotados -principalmente por
los godos-. Aunque poco después (tras el 456) podemos considerar
que Roma ya termina; al igual que en 1945 el Continente europeo entra
en una nueva fase; tras la derrota alemana y el dominio de Rusia
junto al mundo anglosajón.
.
De
esa manera el Imperio romano se diluyó desde la fecha dada (el
456) y tardará tres siglos y medio en volver a resurgir,
renaciendo como un Imperio Cristiano. Un nuevo mundo europeo heredado
por los godos, que se organizan como un Estado de Estados y bajo la
guía común de la religión católica. Todo lo que se logra
hacia el 800, con la famosa coronación de Carlo Magno como rey de
los romanos, que daría paso al posterior Sacro Imperio fundado el
962. Una unión europea de países cristianos que con sus crisis y
sus diferencias, se mantuvo uniforme y estable hasta la Revolución
Francesa. Momento en que la religión queda apartada como fundamento
de poder, sucediéndose infinidad de rupturas en el Continente
(durante el siglo XIX); lo que aboca a las dos Guerras Mundiales y a
la Revolución Rusa. Todo lo que llevará a que en 1945
definitivamente podamos decir que desapareció el Imperio Cristiano
de Occidente -después de permanecer en crisis desde 1789-.
Siendo sustituido por otras fuerzas y otros países (ajenos a la
Europa continental) que desde esa fecha lideran su destino.
SOBRE
ESTAS LÍNEAS: De nuevo otro
gráfico, aunque en este caso ya vemos la trayectoria de los dos
imperios (el romano y el cristiano).
Para
una mejor comprensión de las fechas y hechos que damos los
analizaremos paso por paso:
*
Siglo
VII a.C.: Fundación
mítica del imperio romano
Año
800 (d.C.): Coronación
de Carlomagno -fundación del Sacro imperio-.
*
Años
509 a.C.: Inicio
de la República romana
Año
962 d.C.: Creación del
Sacro Imperio Romano Germánico.
*
Siglo
III a.C.: Nacimiento
de la Roma clásica a imagen de la Grecia Helenística.
Siglos
XI al XII d.C.: Se inicia
en Europa el románico, como un renacimiento y regreso al modelo
romano.
*
Siglo
I a.C.: República
tardía; plenitud del mundo clásico.
Siglos
XIII al XV: Nace el
gótico, plenitud y superación en la Edad Media.
*
Años
27 y 40 a.C.: Imperio
romano. Nacimiento del cristianismo.
Años
1440 al 1453: Caída de
Constantinopla y llegada de las bibliotecas bizantinas a Europa.
Origen del Renacimiento, quattrocento.
*
Siglos
I, II y III d.C.:
Dinastías imperiales, persecuciones de cristianos.
Siglos
XVI y XVII: Del
Renacimiento hasta los cismas de protestantes. Comienza el siglo XVI
con libertad de pensamiento, pero desde 1525 se inician guerras y
persecuciones de religión en toda Europa.
*
Año
306: Constantino, la
religión cristiana oficializada en Roma.
Desde
1700: El
pensamiento ilustrado y científico, oficializado en el mundo
protestante. Las zonas católicas lo considerarán herejías.
*
Año
379: Teodosio sube al
trono y prohíbe todo culto que no sea el cristiano de Nicea;
comienzan las persecuciones de paganos (a consecuencia de ello muchos
buscan el apoyo de los pueblos godos, que profesaban el arrianismo).
Año
1776: Independencia
americana. Llevada a cabo con el apoyo francés y bajo los valores
del siglo de las luces. Es la única revolución que triunfa (junto
con la posterior de Rusia), en el epígrafe final hablamos de ella.
Año
1789: Revolución
Francesa. Bajo la ideología ilustrada, la utopía se convierte en un
desastre. Todo ello mancha el buen nombre de la ilustración, cuyas
teorías se ponen en duda al observar las consecuencias de la
revolución.
*
Año
408: Alarico
se declara enemigo de Roma; asedia la capital y rapta a la hija del
emperador Teodosio. Comienza el declive final con las sucesivas
guerras intestinas e invasiones.
Año
1808: Napoleón
acaba con las revueltas de la revolución y extiende su poder por
Europa; este será también el comienzo del fin en el imperio
cristiano de Europa; aunque muchas de sus naciones intentarán
regresar a las colonias imperiales.
Año
1848: Manifiesto
comunista.
*
Años
456-476: Caída del
Imperio Romano.
Año
1875: Crisis
de los imperios coloniales europeos.
Año
1914: Guerra entre las
monarquías europeas (Gran Guerra).
Año
1917: Revolución Rusa.
Año
1930: Los fascismos.
Año
1941-45: Segunda
Guerra mundial. Final de los imperios cristianos de occidente.
.
ABAJO:
De nuevo un gráfico de fechas; en
este caso recogidas de modo más lineal y junto la foto de una
preciosa lápida fundacional. Se
trata de una estela de
consagración de la basílica de Sta Mária de Mérida (siglo VII);
perteneciente al Museo de
Arte Visigodo emeritense -al que agradecemos nos permita divulgar
nuestra imagen-. Sobre y bajo
ella, podemos ver de nuevo las cronologías de las que hablamos.
E)
– Conclusión; La caída del Imperio Cristiano y las revoluciones
que triunfaron:
.
Cuanto
hemos expuesto en el epígrafe anterior muestra el modo en que surgió
y desapareció el Imperio Romano y el Cristiano; ambos nacidos y
caídos de maneras muy parecidas. Así vimos que de forma
paralela, Roma se prolongó durante un milenio -aproximadamente- y
tardó ciento cincuenta años en disolverse (decayendo paulatinamente
desde el 408 d.C.). De un modo semejante, el imperio cristiano de
Occidente se origina desde el Sacro Imperio (que surgió tres siglos
después de Roma); entrando en crisis con la Revolución Francesa,
para desaparecer después de las Guerras Mundiales -durante una fase
de crisis decadente de siglo y medio-.
.
Todo
ello nos muestra un paralelismo indiscutible en el cual vemos que los
godos heredaron Roma; del mismo modo que las dos únicas revoluciones
que lograron triunfar en el siglo XVIII y XX, serán las que más
tarde gobernarán sobre Europa. Nos referimos a la Rusia posterior a
1917 y a los Estados Unidos nacidos de las teorías ilustradas y que
en 1776 lograron la independencia. Una separación de Inglaterra
conseguida con el apoyo de Francia; lo que a su vez motivará que
años más tarde los norteamericanos avalasen la Revolución
Francesa. Aunque tristemente aquella otra revuelta no tuvo una
misma orientación; pues el enemigo en el caso de los galos estaba
dentro del territorio y la liberación allí consistió en acabar con
todo individuo que no pensase como uno mismo... .
ARRIBA
:
Capitel del tetramorfos
(con los cuatro evangelistas)
en el museo arqueológico de Córdoba -al que agradecemos nos permita
divulgar nuestra imagen-. Este
capitel de mármol fechado en el siglo VII, es un ejemplo de la
belleza y sencillez del estilo visigodo. Donde se guardaban las
formas clásicas de manera simplificada y esquematizada (tal como
actualmente parece haber sucedido con las artes, que sufren un
periodo de enorme esquematización o simplificación).
.
ABAJO:
Cancel del siglo VII, perteneciente
al museo de arte visigodo de Mérida
-al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Estos
bloques de piedra, eran usados en los edificios públicos e iglesias,
para marcar la separación entre zonas; señalando con aquellas
paredes pequeñas los lugares que debían ocupar personajes de
relevancia, los sacerdotes y etc.. El
que tenemos en foto, es de una enorme belleza y sencillez;
representando árboles y lo que parecen palmeras y un granado -el
fruto de Perséfone-. A mi juicio, cuanto sucede en el mundo del arte
contemporáneo es muy semejante a lo que se vivió durante la época
visigoda. En la que se pretendió imitar el mundo clásico romano,
aunque por falta de medios y de técnica; todas las artes se
simplificaron llegando hasta expresiones tan sencillas como el naif.
Antes
de las imágenes expusimos cómo las dos únicas revoluciones que
triunfaron durante el declive del Imperio Cristiano, fueron: La de
Estados Unidos (llevada a cabo entre 1775 y 1783) y la posterior de
Rusia (nacida directamente de la Primera Guerra Mundial). Habiendo
sido esos dos los únicos casos en que finalmente se llegó al
gobierno de ideologías nacidas desde la ilustración y de teorías
totalmente ajenas al Imperio Cristiano. Debiendo considerarse a mi
juicio, que ambos casos tienen un paralelismo absoluto con la de los
godos, germanos y francos en Roma -la aparición histórica de
Rusia (la Unión Soviética) y de los Estados Unidos-. Quienes
finalmente se hacen con los restos del imperio; viniendo a
asediarlo tras su decadencia plena, en el año 408. Momento en que
aquellos pueblos de la Europa central y del Norte, heredan realmente
el sentido y la fortaleza del sistema romano. Tanto que ya en el
siglo IX Carlomagno deseó hacerlo renacer; algo que logran los
germanos en el 962. Recreando su arte, al que llamaron románico;
recomponiendo sus leyes, a las que denominaron fueros; o rehaciendo
sus costumbres y formas de vida.
.
Todo
lo que en verdad realizaron esos pueblos que heredaron Roma, fue
imitarla y finalmente volver a crearla. Aunque en el Mediterráneo se
llame bárbaros a estos godos, con un enorme sentido xenófobo
-un apelativo que significaba salvaje, además de inculto e
incívico-. Pero en verdad, aquellos bárbaros lograron oponerse a
una Roma decadente y salvar gran parte de sus valores. Tanto que los
merovingios, los visigodos, los francos o los germanos; fueron los
verdaderos sucesores del Imperio Romano de Occidente. Sustituyéndolo
en un momento histórico en que las familias hipanorromanas,
galorromanas o italorromanas; vivían la plena decadencia, la
incultura y hasta la podredumbre. Tanta como para que estos
nobles romanos se dedicasen a perseguir a paganos, a los herejes
arrianos o a los mitraicos; del mismo modo como antes habían hecho
con los cristianos: Destruyendo sus imágenes, derrumbando sus
templos, quemando bibliotecas y matándolos de las maneras más
crueles (tan solo por profesar un culto distinto). Una decadencia
romana que generó infinidad de luchas intestinas, mandadas por
gobernantes tan corruptos como decadentes. Todo lo que puede
compararse con los sucesos vividos en Europa durante la primera mitad
del siglo XX. Cuando las guerras fratricidas solo llegan a
superarse en su degradación y degeneración, con hechos tan
terribles como el Holocausto nazi.
.
Finalmente
añadiremos que cuanto hemos expuesto y reflexionado, nos lleva a
pensar que si los norteamericanos y los rusos realizan sobre el
Imperio Cristiano la misma función que los godos hicieron en el
romano: Luchar contra su corrupción, participar en las guerras
intestinas y heredar sus formas de vida. No nos ha de caber la menor
duda, de que en los tiempos venideros -en un siglo al máximo-; unos
y otros fundaran un nuevo orden que sucederá a esa Europa que murió
en el siglo XX (tras ciento cincuenta años de crisis). De tal modo,
todo lo que hoy se denomina globalización debería atender a esa
idea de regeneración y renovación del Mundo Clásico. Aunque
también parece claro que esa globalización no llega a entenderse
de pleno; debido a que las bases filosóficas del “nuevo mundo”
por venir, aún no han sido del todo definidas. Ademas a ello se
suma uno de los problemas actuales que reside en que la estética y
ética del arte contemporáneo. Un arte que ha quedado en “estado
bárbaro”; ajeno a la filosofía clásica y buscando tan solo
estéticas muy sencillas o simples (como sucedió en etapa goda).
Una crisis artística y de valores que se superará cuando surja
un nuevo renacimiento, que busque el regreso a las fórmulas clásicas
-tal como hizo en su día el románico y más tarde el quattrocento-.
.
IMAGEN AL LADO: Excavación y restos en el interior de la basílica de Santa Eulalia de Mérida (del siglo VI) -agradecemos a esta institución nos permita divulgar la imagen-. Como ya hemos comentado en otros artículos, Santa Eulalia fue una de las más veneradas en España durante los inicios del cristianismo. Pues al parecer se trataba de una niña de Mérida, que con unos doce años sufrió martirio por no querer rendir culto a los dioses paganos (en época de Diocleciano, hacia el año 304). Sabemos que el cristianismo entró a la Península en gran parte desde África, ascendiendo por la ruta de la Plata; en muchos casos importado por legionarios romanos que se dirigían a sus puestos de milicia situados en Lugo, Astorga y León. Ello explica la importancia de esta santa y de su basílica en Mérida, que poco después de su muerte (desde la época de Constantino) ya se convirtió en un lugar de culto y peregrinación.
IMAGEN AL LADO: Excavación y restos en el interior de la basílica de Santa Eulalia de Mérida (del siglo VI) -agradecemos a esta institución nos permita divulgar la imagen-. Como ya hemos comentado en otros artículos, Santa Eulalia fue una de las más veneradas en España durante los inicios del cristianismo. Pues al parecer se trataba de una niña de Mérida, que con unos doce años sufrió martirio por no querer rendir culto a los dioses paganos (en época de Diocleciano, hacia el año 304). Sabemos que el cristianismo entró a la Península en gran parte desde África, ascendiendo por la ruta de la Plata; en muchos casos importado por legionarios romanos que se dirigían a sus puestos de milicia situados en Lugo, Astorga y León. Ello explica la importancia de esta santa y de su basílica en Mérida, que poco después de su muerte (desde la época de Constantino) ya se convirtió en un lugar de culto y peregrinación.
.
ABAJO:
Tres planos de una misma pilastra del
siglo VII; tal como se exhibe en el Museo Visigodo de Mérida
(al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imagen). Si
observamos las fotos detenidamente veremos el “eclecticismo” y
mezcla de estilos que contiene el pilar.
Que por un lado parece egipcio, en otras zonas asemeja el arte sirio
y en otros cantos es ya una pieza tardoromana y goda. Ello
se debe a la herencia que guardó el pueblo visigodo de España, que
en verdad sucedió en gran parte todo cuanto supuso Roma
-cuando los hispanorromanos ya apenas recordaban en el siglo VII, lo
que había sido aquel imperio-. Pese a ello, la
simplificación es la pauta que muestra cómo aquellos bárbaros no
habían resuelto el mundo clásico y sus misterios artísticos;
porque nunca conocieron los métodos para crear técnicamente
esculturas como las griegas o las romanas (algo que tan solo se
volvió a lograr en época del Renacimiento).
A mi juicio, algo semejante
sucede hoy en día con las artes, las letras y la filosofía; cuya
simplificación actual en música, pintura o literatura, solo
demuestra aquella incapacidad para entender el mundo clásico
(de un modo semejante y como pasaba en época de los godos).
CITAS:
…........................................
(1):
PARA
COMPRENDER MEJOR LO QUE SUPUSO LA INQUISICIÓN EN EL MARCO DE FELIPE
II, PODEMOS LEER EL SIGUIENTE TEXTO DE LAS:
Actas
del Simposium (1/4-IX-1993) EL ESCORIAL 1994
Felipe
II, El Escorial y la ciencia europea del siglo XVI
JOSE
MANUEL SÁNCHEZ RON
III.
EL ESCORIAL, CIENCIA E INQUISICIÓN
SIC:
“el rey
Felipe
no dudó en promulgar en septiembre de 1558, desde Valladolid,
una
pragmática
anunciando
su
intención
de
endurecer
l
censura
de
libros
para
proteger
a
sus
subditos
de
las
herejías
que
amenazaban
a
la
religión
católica.
La
idea
era
que
ningún
librero
pudiese
importar,
poseer
vender
libros
cuyo
contenido
atentase
contra
las
enseñanzas
de
la
Iglesia
romana
-pag.
50-
(...) Aunque los distintos índices (1559,
1584,
1612, 1632, 1640 y
1707)
se concentraron en libros teológicos de la Reforma y traducciones
vernáculas de la Biblia, también incluyeron autores y textos
científicos”
-pag. 51-
.
En
la pag 52, aparece una referencia de libros y autores famosos
prohibidos; entre los que encontramos:
Keplerus,
Joannes 1632
Osiander,
Andreas 1584
Paracelsus,
Teophrastus 1584
Rheticus,
Georgius 1584
Servetus,
Michael 1559
.
En
la pag. 53 vemos un listado de libros prohibidos:
La
distribución por religiones es consistente con los datos anteriores.
En la primera clase predominaban los luteranos (43%), protestantes
(34%) y calvinistas (10%), seguidos a distancia por católicos (4%)
tipos
de libros prohibidos
Medicina...........................
203 ............... 53
Astrología.........................
110 ................ 41
Matemáticas....................
82 .................. 16
Filosofía
natural.............. 54 ................... 25
Historia
natural................ 50 ................... 7
Geografía........................
37 ................... 6
.
pag
56 menciona la solución para poder adquirir ejemplares para la
biblioteca de EL Escorial, debido los muchos que estaban prohibidos:
SIC:
“La solución definitiva llegó en 1613, ya muerto, pues, Felipe
II, a través de una licencia especial, otorgada por el Inquisidor
general
Sandoval
el 12 de noviembre; en ella se confirmaba el permiso para
tener
libros prohibidos, aunque con acceso reservado exclusivamente
al
Prior, al bibliotecario y a los catedráticos del Colegio de El
Escorial. En esta licencia se dedicaba un apartado específico a
obras
científicas,
en el que se decía lo siguiente: «Y así mismo damos licencia al
religioso que ha hecho la botica del dicho convento, para que sólo
él y no otra persona alguna,
para
las destilaciones de las Quintas esencias y para otros usos de
importancia
pueda tener y provecharse de algunos libros de la facultad de
medicina, cuyos autores son de la primera clase»”.
(2):
(Ѵ5
: 2) + ½ = 1,6180339887498948482045868343656 = F
(3):
Desde
la época de Newton, la afinación bien temperada se basa en raiz de
dos. De tal modo, para lograr una Escala de doce notas se aplica
actualmente “Lambda” que equivale a
12Ѵ2
(raíz doceava de 2) = 1,0594630943592952645618252949463 = (2 elevado
a 1/12).
(4):
CARLOS
MARX
"Dieciocho
de Brumario, de Luis Bonaparte", Capítulo I
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