sábado, 19 de julio de 2025

LA ARCILLA DE ADÁN -capítulo tercero de “Los bigotes del gato cósmico”-

ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice de capítulos contenidos en este blog. PARA CONSULTARLO HACER CLIK sobre: http://decnossosatartessos.blogspot.com.es/2016/04/indice-de-articulos-principales-y.html

El artículo se desarrolla en un texto escrito en negro y se acompaña de imágenes con un amplio comentario explicativo (en rojo y cuya finalidad es razonar las ideas). Podrá leerse completo, pero si desea hacerlo entre líneas, bastará con seguir la negrilla o las letras rojas destacadas.




SOBRE Y JUNTO ESTAS LÍNEAS:
Arriba, Zumi, un gato aristocrático, de origen polaco; que nos ha dejado en estos días. Por lo que sus dueños se han quedado bastante tristes. A ellos y a su amigo desaparecido, dedicamos este artículo. Al lado, tumba de la reina Beatriz de Portugal (mujer de Juan I de Castilla), en Monasterio de Sancti Spíritus de Toro, Zamora (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). El magnífico sepulcro está decorado con esculturas que representan felinos, devorando cabezas de humanos, e incluso a niños. Escena que guarda un simbolismo relacionado con el tránsito de la muerte, hacia la vida eterna. Pudiendo interpretarse el león, que ingiere una persona; el modo en que el cadáver se transforma y penetra en lo sobrenatural (alcanzando la inmortalidad).




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres detalles del mismo sepulcro, donde observamos esos leones comiendo personas y perros. La otra iconografía se debe a ser el can, símbolo de la fidelidad eterna; acompañando a su amo hasta en la muerte. Creyendo que llegaba a señalarnos el camino hacia el paraíso, sin abandonar al dueño durante la nueva vida. Es importante observar que mientras los perros tienen un sentido de fidelidad y servicio; los felinos (como el gato) se relacionan con el mundo mistérico y las fuerzas sobrenaturales. Lo que se debe a los recursos de supervivencia, la agilidad, la astucia y las enormes condiciones intuitivas que tienen los félidos.




A) INTRODUCCIÓN (preliminar de capítulos anteriores):

           Recordaremos que esta serie de artículos se intitula “los bigotes del gato cósmico”, en razón a las múltiples vidas de esos simpáticos animales. Siete, conforme el saber popular nos dice; entre las que especialmente destaca aquella que sus mostachos le conceden. Usados para orientarse, medir donde caben y distinguir lo que van a ingerir o beber (sabiendo gracias a ellos, si está en buen estado; incluso, si contiene veneno). Bigotes que también le ayudan a conocer la humedad y el tiempo medio ambiental, para guarecerse o evitar inundaciones. Además, esas “vibrisas”, unidas a las de sus cejas y patas, les valen para orientarse; por cuanto las madres gatas, cortan con la boca las de sus pequeños, mientras quieren mantenerlos cerca. Finalmente, diremos que estas fibras mágicas del minino; le van a indicar cuando está enfermo, e incluso el momento en que morirá; facilitándoles tiempo para buscar refugio o un buen lugar donde agonizar. Todo ello, es un verdadero enigma de la naturaleza; por lo que hemos dibujado un paralelismo entre “los bigotes del gato” y la capacidad del hombre para dilucidar y comprender lo desconocido. Intuyendo aquello que ni la ciencia, ni la tecnología de su tiempo le permite comprobar. Trascendiendo de un modo inimaginable; logrando alcanzar ideas, que por medios deductivos y racionales, no puede alcanzar.

           Ejemplo de lo que mencionamos fueron las teorías del pitagorismo y su proyección en la astronomía del Renacimiento o en la astrofísica moderna. Pues sabemos que Pitágoras formuló -o más bien aprendió y divulgó- una idea, donde el Cosmos mantenía una armonía de distancias perfectamente correlativa los intervalos musicales -en sus sínodos y ciclo celestes- . Principios del filósofo de Samos, seguramente aprendidos en Egipto y en Mesopotamia; que -racionalmente- pueden considerarse un disparate. Aunque dos milenios más tarde a él, fueron la base del progreso en los estudios del Universo. Cuando el pitagorismo se divulgó hacia el Occidente; tras deshacerse las bibliotecas de Constantinopla (en 1453). Llegando a Italia sus teorías (“refritas” por Platón) y originando la Escuela Neo-Platónica del Renacimiento. Conformando una guía que fue la base para grandes avances científicos. Destacando los alcanzados por la familia Galilei; primero Vincenzo (el padre) y después Galileo (el hijo). Quien las transmitió a Kepler; que basándose en esos principios armónicos, logró resolver los sínodos en la mecánica celeste. Demostrando que el giro de los astros, no era perfectamente circular, sino elíptico; y se regía por un sistema relacionado con el imaginado por el sabio de Samos: Basado en Cuartas, Quintas y Medios (1/2, 3/4, 2/3). Unas Leyes de Kepler, nacidas de un equilibrio Universal similar al musical; que posteriormente hicieron deducir a Newton su Teoría de los Graves. Fundada en un “arpa cósmica”, cuya fuerza de atracción de masas contenía un principio similar al de las cuerdas de un instrumento (perfectamente tensadas y afinadas, sosteniendo y obligando a rotar los astros).




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Imágenes de la Capilla de los Benavente, en la iglesia de Santa María, de Medina de Rioseco (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes). Mandada construir a mediados del siglo XVI, por la familia que le dio nombre (los Benavente). Representa numerosas escenas, en una decoración maravillosa; plena de esculturas, grutescos y escenas relacionadas con el Antiguo Testamento. Teniendo como protagonistas, aquellas que nos hablan de La Creación y de Adán y Eva. Arriba, “la expulsión del paraíso”; donde observamos como los castigados salen de las tierras de Dios, para encaminarse hacia un esqueleto (que toca la guitarra o vihuela), como símbolo de la muerte. Al lado, vista de la misma parte de la capilla, tomada desde un punto más bajo; con dos cariátides de tipo renacentista. Abajo, imagen de la mitad de su cúpula, donde se contiene una iconografía claramente cripto-judía. Destacando en la parte alta, los planetas (Marte, Mercurio, etc) junto a Profetas bíblicos (Daniel, Isaías, etc). Bajo ellos, la figura central de Yahvé y La Creación; con el Sol y la Luna a su lado. En su parte inferior, escenas de Adán y Eva. A nuestra izquierda, el “árbol de la vida”; en el centro, el nacimiento de Eva, desde la costilla del hombre; a la derecha, la antes referida “Expulsión del Paraíso”.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Al lado, la cúpula completa en la Capilla de los Benavente. Abajo, detalle de la escena con el nacimiento de Eva, desde una costilla de Adán. Hemos de destacar, que en nuestros estudios sobre mitografía, ya vimos la relación de la “costilla”, con la figura de la Luna. Satélite terrestre, que refleja la luz del Sol; considerado este segundo el dios padre, por las antiguas civilizaciones. Consecuentemente, la Luna, se identificó con la madre, no solo por ser el reflejo del astro rey; sino también, por sus ciclos sobre las aguas (de unos 28 días de duración y los lunisolares, de unas 29,5 jornadas). Siendo representada esa madre Luna con el jeroglífico de una costilla, por su forma, similar al de un gajo de naranja. Debido a lo que se entendió como “la costilla” del Sol, que crecía o menguaba.




B) EL ORIGEN DE LA VIDA:

B-1) La arcilla de Adán:

        Entendemos la vida, como la parte del Cosmos que por sí misma crece, en ocasiones puede trasladarse (llegando a ser semoviente) y para todo ello, se alimenta. Además, los seres vivos, contienen un principio y un final propio; a los que denominamos, nacimiento y muerte. Ante esta exposición, para comprender qué es la vida, tenemos que plantearnos de dónde proceden los elementos que pueden producirla. Siendo estos, principalmente: El oxígeno, el nitrógeno y el carbono. Componentes, que nacen al destruirse una estrella Supernova; que tras reventar, forjará un fuego nuclear, donde aparecerán elementos como: Fósforo, nitrógeno, oxígeno y el referido carbono. Siendo la clave para originar vida; crear cadenas de moléculas, capaces de generarla. Lo que conocemos como “química orgánica”, que subyace en el principio de todo ser vivo; siendo esa la razón física de su multiplicación, nacimiento y muerte.

         Pese a ello, en nuestro tiempo, se ha descubierto que el silicio también pudo ser capaz de crear carbono. Habiéndose hallado (o considerado) un proceso de vida cuya composición está en el sílice, desde la llamada molécula “silicio-carbónica”. Al experimentar que las bacterias modifican su composición y son capaces de asimilar el silicio en su estructura. Por lo que, quienes han imaginado está fórmula, tras crear ese silicio-microbio en un laboratorio; llegan a considerar que los alienígenas estarían formados de ese elemento. Un hecho que diferenciaría a los extraterrestres, de la vida que conocemos en la Tierra; pues aquella sería alternativa y ajena a nuestro proceso de creación, basado en el carbono.

          Lo expuesto en el párrafo anterior, nos lleva rápidamente a considerar las mitologías más antiguas, donde se narra la Creación del ser humano. Explicando que procedemos de arcilla, sometida a la mano de Dios. Ni que decir tiene que ese relato tan relacionado con el origen de Adán, también se fundamenta en la historia de los alfareros. Un oficio, que desde la más remota antigüedad, solían realizar principalmente mujeres; quedando para los hombres labores más rudas y fuertes (como la caza o la guerra). Debido a que la cerámica necesita conocimientos sobre los tipos de barro y cierta delicadeza en las manos. Lo que un individuo dedicado a matar y a luchar, no conserva del todo; pues con el ejercicio cinegético y la pelea, suele perder el buen pulso e incluso se sufren amputaciones. Por todo lo expuesto, principalmente fueron las mujeres del eneolítico, las que fabricaban esos cacharros de barro. Ya que tenían mejores manos y realizaban los trabajos de cocina; por cuanto pudieron crear los primeros hornos de alfarería, nacidos de las fogatas donde preparaban alimentos. Por este hecho: también se une la figura femenina al mundo de los primeros metales y de su fundido. Trabajados en los mismos fogones, que ellas alimentaban y controlaban para cocinar o cocer los barros.

           Por su parte, la intuición humana ancestral hizo concebir que la vida, se generaba en el lodo, de un modo cuasi milagroso. Al observar como desde los barros de un río, nacían insectos y seres. Del mismo modo que al derramar agua en las arenas más yermas del desierto; brotaban vegetales. Un hecho que pudo llevar hasta ese mito del Hombre que fue creado con arcilla. Fábula mística, recogida en el Antiguo Testamento, que nos lleva a plantearnos un profundo problema científico. Cuando estudiamos el origen de la vida y sus conclusiones, deducidas por los materialistas más puros. Aquellos, que deseando demostrar la inexistencia de Dios y siguiendo a Darwin, se propusieron descubrir que la vida solo nacía de los elementos químicos existentes en el Cosmos (hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y etc). Entre los que destacó Alexander Oparin; quien unos cien años atrás propuso y dedujo que el origen de los seres vivos se producía desde un “caldo primigenio”. Una concentración inicial, formada por agua, mezclada con magma volcánico (en polvo); que al ser sometida a altas temperaturas y descargas eléctricas, producían los coacervados. Lo que pudo probar en laboratorio, con una probeta de agua destilada (herméticamemnte cerrada); donde introdujo esa “arcilla” magmática. Provocando sobre ella descargas fotovoltáicas y exponiéndola a los efectos de rayos ultravioletas; observando bajo microscopio como surgían allí los “coacervados”. Protobiones, desde donde se originarían los primeros seres unicelulares; que por evolución llegarían a ser pluricelulares, produciendo la vida vegetal y animal en el Planeta. Un hecho que, teóricamente, demostraría la inexistencia de un Creador.

          Aunque -a mi juicio-, La Creación según Oparin, se relaciona demasiado con la mitología heredada por numerosas religiones ancestrales. Donde se explica que ser humano procede desde los barros (como Adán). Todo lo que dejamos expuesto y sin más desarrollo. Con el fin de comprender esos “bigotes del gato cósmico” que las personas tienen. Gracias a los que -en tantas ocasiones- se llega deducciones, imposibles de probar y comprobar (pues son simples intuiciones o extrañas revelaciones).




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
imágenes de la iglesia de San Pedro, de Pampliega (Burgos) -a la que agradecemos nos permita divulgarlas-. Arriba, altar mayor, con un retablo tallado por Domingo de Amberes (circa 1556); donde podemos observar dos preciosas esculturas de Adán y Eva. Llama la atención que en una cabecera de iglesia puedan situarse dos figuras desnudas, tan realmente representadas. Todo lo que nos habla de la carencia de puritanismo en esos años; por mucho que algunos se obcequen en destacar la falta de libertades de nuestro país en el siglo XVI. Al lado, detalle de la figura de Adán, en el retablo. Abajo, la obra de Domingo de Amberes, completa.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos fotos más del mismo retablo. Al lado, Eva. Abajo, el altar mayor y el ábside de San Pedro Cátedra, en Pampliega.








B-2) Adán y su origen desde las estrellas:

          Siguiendo con lo antes explicado, sobre el modo en que se generan los elementos de los que procede la vida universal. Sabemos que tras explotar una Supernova, se llegará a la aparición de las primeras células vivas. A través de procesos químicos y térmicos, sufridos por el hidrógeno, el oxígeno, el carbono y otros elementos; hasta generar cadenas moleculares más complejas, creando estructuras en los ácidos y aminoácidos. Logrando formar, finalmente, el ADN; dando fruto a las moléculas, que por evolución originarán seres vivos. Vida que nace desde esos elementos que existen y viajan por todo el Cosmos. Debido a ello, se buscaron en Marte con gran interés, tras alcanzar las naves terrestres la superficie de ese planeta. Logrando encontrar en 2018 un lago de agua fresca, en uno de sus cráteres que contenía moléculas orgánicas. Por lo que al ser este el elemento principal de la vida; conociendo la existencia de H2O en Marte, considera que pueden darse allí seres pluricelulares y hasta superiores.

          Asimismo, sabemos que el agua existe en todo el Universo y no solo en la Tierra; de lo que podemos cerciorarnos por los enormes bloques de hielo que navegan por el Espacio. Un hecho que hace suponer la existencia de otros seres vivos superiores en el Cosmos; pues el agua es la que promueve y domina nuestra vida, componiendo un 60% del cuerpo humano. Residiendo la clave para su importancia química, en la capacidad de disolver los componentes. Pudiendo batirse en ella las piedras, los metales, los líquidos y hasta los gases; que al entrar en contacto, se mezclan y unen. A este hecho se suma, la transparencia del agua; que permite ser atravesada por la luz. Ello, unido a su conducción, logra que las descargas eléctricas y los rayos ultravioletas actúen sobre esos “caldos mezclados”. Debido a lo expuesto, se supone que en todo planeta donde hay agua, puede existir vida; aunque atendiendo a su temperatura. Pues en cuanto esta no supere los cero grados centígrados; se convertirá en hielo, perdiendo su capacidad de disolver y mezclar los elementos del Cosmos. A lo expuesto, hemos de añadir que la ciencia ha deducido que en el Universo existen mares muy similares a los nuestros; al haberse encontrado en el interior de algunos meteoritos H2O y NaCl. Es decir, agua con cloruro sódico; o lo que es igual: Agua salada (marina).

           Por último, destacaremos, que para que aparezca la vida es imprescindible la luz. Pues sin los ultravioletas, no se romperían las moléculas, ni se desencadenarían las reacciones que la originan. Así pues, agua y luz, son los dos elementos de los que nace la vida; todo lo que de nuevo nos lleva hasta las mitologías más antiguas. Donde se identifica al padre con el Sol (o la luz) y a la madre con la Luna (o el agua); de cuya unión se produciría La Creación. Tal como vemos reflejado en Egipto; con un Osiris gran dios de la Sol y a su esposa Isis, figurada en las aguas (del río Nilo). Idealización sobre el origen del Todo, que se repite en infinidad de antiguas religiones y civilizaciones. Entre las que distinguiremos El Génesis, que da comienzo con los siguientes versículos: Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios: «Exista la luz». Y la luz existió. Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. Y dijo Dios: «Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas». E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento”. Frases del Antiguo Testamento, a las que hemos de añadir que en sus versiones más antiguas, se escribe directamente: “El espíritu de la luz, se cernía sobre las aguas”.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
tres imágenes de la Catedral de Plasencia (Cáceres) -a la que agradecemos nos permita divulgarlas-. Arriba, altar mayor, con su retablo, obra de Gregorio Fernández (hacia 1625). En este caso volvemos a ver dos personajes desnudos en la cabecera de la iglesia, mostrando a los padres primigenios. Al lado, detalle de Eva. Abajo, Adán, situado a los lados del retablo.








B-3) Luz y Creación:

          Si el agua es el elemento fundamental para que la vida se origine; no lo es menos la luz. Aunque los fotones con alto poder lumínico, pueden ser también fuente de destrucción de los seres vivos. Por lo que antes del ADN parece que en la Tierra existió el ARN (ácido ribonucleico), mucho más resistente a los rayos solares. Hablamos de hace más de cuatro mil millones de años, cuando la atmósfera no protegía la corteza terrestre del modo en que ahora. Momento en que la radiación era cien veces mayor a la actual; debiendo nacer los seres vivos desde un proceso ligado a ese ARN. Surgiendo más tarde y cuando se redujo la fuerza de la luz, una vida mas compleja procedente del ADN; originando a los seres superiores, nacidos ya bajo una atmósfera que les envolvía debidamente.

          En lo que se refiere a los fotones y la Creación, se considera que para producir vida en el Universo; es preciso una determinada fuerza en los rayos ultravioletas. Creyéndose que no puede darse junto a las estrellas enanas rojas, que se catalogan así por tener un diámetro y masa menor a la mitad del Sol. Además, esas pequeñas “antorchas” cósmicas suelen estallar; por cuanto destruirían en su explosión, la vida que se generase a su lado. Por ello, la fuente de luz para que nazcan seres vivos debe ser similar a la solar; un dato que nos otorga la probabilidad de que solo un 4% de todas las estrellas puedan haber generado vida. Porcentaje de cuerpos celestes con las características del Sol, en todo el Universo. Pese a lo expuesto, existe una teoría que afirma como esas “larvas” vitales pudieran viajar también en meteoritos; especialmente en el hielo estelar. Considerando algunos que la vida puede trasladarse en un asteroide, que al chocar con otro lograría germinarlo. Una teoría que se basa en la indestructibilidad de las bacterias, sobreviviendo al impacto y efectos de esa caída sobre un planeta. Esta idea del origen extraterrestre de nuestra vida, se denomina Panstermia; creyendo algunos científicos que la existente en la Tierra pudo proceder de Marte (donde hace miles de millones de años, habría existido una temperatura infinitamente más alta).


B-4) La arcilla de la mano derecha y de la izquierda:

          Sabemos que los átomos de nuestro cuerpo proceden del Cosmos; aunque también hemos de considerar que pudieran llegar de astros muy diferentes. Ya que el conglomerado que ha unido los elementos de las diferentes zonas de nuestro ser, posiblemente vinieron de estrellas o lugares muy diversos. Un hecho de gran belleza, que acuñó la frase astrofísica que enseña como nuestras manos procederían de cuerpos estelares distintos. Pese, a que tal como demostraron las teorías de Oparin; todo nacería desde una “sopa inicial” compuesta por arenas y gases, sometidos a la luz y a descargas eléctricas. Ideas comprobadas de forma más científica por Stanley Miller. Quien en los años cincuenta del siglo pasado, logró probar la idea del “caldo primigenio”; al proponer que la atmósfera terrestre de hace cuatro mil millones de años estaba compuesta por agua (H2O), gas de amoniaco (NH3), metano (CH4) e hidrógeno (h2). Comprobando que una vez introducidos esos componentes en una probeta herméticamente cerrada, y tras semanas sometida a rayos eléctricos y a los de luz; allí nacían suficientes aminoácidos para originar vida.

          Desde ese momento, se generó la idea de que los aminoácidos podrían dar lugar a la existencia. Un hecho que, de algún modo, fue probado al caer sobre Australia un meteorito, con mayor antigüedad que la Tierra. El referido trozo de cielo, contenía grasas y su olor a putrefacción delató que guardaba y trasladaba “vida”. Por lo que tras ser analizado, observaron que contenía aminoácidos. Asimismo, al tener mas años el meteorito que nuestro Planeta, su presencia significaba que estos generadores de vida fueron anteriores a la Tierra. De tal manera, hay quienes creen que los seres vivos viajaron por el Espacio, hasta llegar a nuestro hogar; mientras otros consideran que su origen está en el referido “caldo primigenio”. Aunque nuevos planteamientos sugieren que esa “sopa inicial” pudo proceder de las chimeneas de volcanes marinos. Lava submarina de la que manarían aguas altamente alcalinas y totalmente ácidas; generando seres unicelulares al liberarse progresivamente del mundo mineral. Naciendo así los corales o las esponjas; antecesores al resto de seres vivos terrestres.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
tres imágenes del claustro de la catedral de Ciudad Rodrigo (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Arriba y abajo, capiteles con Adán y Eva. Al lado, basa con una escena erótica.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS: Capitel de la concatedral de Santo Domingo en Soria, donde se representa la Expulsión del Paraíso.









C) MADRE LUNA, ESPOSA DEL AGUA:

          Sabemos que en la mayoría de las antiguas religiones, el astro rey fue identificado con el padre. Mientras la Luna se consideraba su esposa, entendida como madre del Cosmos. Al unir esas culturas ancestrales la luz y el rayo; con la espada, la lanza y hasta con la función genésica del pene. A la vez que la maternidad se asimilaba al agua y a los misterios de la noche; por cuanto nuestro satélite afecta a los mares y nos cuida durante las horas sin luz. Considerando las cosmogonías más conocidas, que primero fue la luz y más tarde nacieron las aguas; y de la unión de ambos elementos, se originó la vida. Unos principios que podremos observar en los mitos egipcios, en los babilonios, en los griegos y en el propio Génesis. Por lo que siguiendo con los paralelismos cosmogónicos, en nuestro estudio debemos plantearnos de dónde proceden esos dos elementos imprescindibles. Preguntándonos de dónde nace la luz y qué originó las aguas.

C-1 La creación de las aguas:

          Antes de comenzar este epígrafe, hemos de exponer que la Tierra fue originariamente un planeta seco; aunque que pasó a ser el único conocido, pleno de humedad y vida. Llegando el agua a nuestro hogar en forma de dos nubes que unos 4600 millones de años atrás viajaban por el Sistema Solar. Al encontrarse esa masa de hidrógeno con la de oxígeno, se formó una gran estructura de hielo; que comenzó a caer en forma de meteoritos sobre la superficie terrestre. Pero al comenzar a lucir el Sol, esa nube de H2O se volatilizó en forma de vapor; escapando del Sistema Solar una cantidad superior a 3000 millones de veces, el agua terrestre. Es decir, antes de que el Sol fuera una estrella, en nuestro entorno había una almacenamiento mayor a 3000 millones de la que contienen los mares y los ríos. Pese a ello, una gran parte del H2O que existe en los astros vecinos, quedó conformado en hielo y gases; creando planetas como Júpiter y Saturno, compuestos por esos elementos líquidos.

          Así pues, hasta hace 4600 millones de años, la Tierra era un lugar seco y muy caliente. Aunque tras la llegada de la nube de hidrógeno con oxígeno, se fue convirtiendo en un lugar húmedo. Por cuanto, tan solo 60 millones de años más tarde, el agua quedó atrapada en la corteza terrestre; cuando esta se enfrió al cubrirse con la atmósfera. Por su parte, se desconoce desde donde provinieron esas rocas de hielo, que fueron cayendo a nuestra superficie; creyendo los astrofísicos que procedieron quizás del cinturón de Kuiper. Por lo que se supone que unos 4000 millones de años atrás, infinidad de cometas viajaron desde esa zona, hasta parar en la Tierra. La teoría llevó a pensar que todo ocurrió cuando la Luna y nuestro planeta se alinean; variando la masa y el equilibrio del Sistema Solar. Obligando las nuevas fuerzas, avanzar hacia la órbita que ocupamos los referidos cometas cargados con hielo. Asimismo, pudieron llegar hasta aquí miles de asteroides, arrastrados por una nueva presión en la atracción general; cuerpos celestes que traerían también agua (entre otros muchos elementos). Lo que explicaría que la composición de los océanos sea similar a la acuosa que contienen esos meteoritos y los hielos caídos. Este hecho, nos hace entender por qué hay humedad a 4800 kilómetros bajo la corteza terrestre; aguas que procederían de los referidos choques. Pese a ello, hay quienes consideran que ese H2O del interior de la Tierra es precisamente la originaria del planeta; ajena a la exterior (que se correspondería con la venida desde el Espacio).

            Como decíamos, al alinearse los cuerpos celestes entorno al Sol; y tras varios cambios de órbitas, para llegar a su actual posición. Muchos de ellos arrastraron grandes masas de hielo hacia el Sistema. Momento en que caen millones de asteroides en la Tierra, provocando volcanes que deshicieron el hielo y generaron las primeras lluvias. Un hecho que se produjo hace unos 4000 millones de años. En ese momento, Marte y Venus estaban repletos de agua; teniendo una atmósfera similar a la nuestra. Aunque Venus se secó debido al cambio de su órbita, recalentándose y evaporizándose la mayor parte de ella. Algo semejante sucedió en Marte, que por falta de masa la fue perdiendo por gravedad; y en ese proceso se oxidó lentamente, por cuanto su color exterior es el rojo. Debido a lo expuesto, de los cuatro planetas del Sistema Solar que se crearon con elementos comunes; tan solo en el nuestro terminó produciéndose vida. Ya que Venus, Marte y Mercurio, sufrieron procesos que terminaron con la pérdida o congelación de las aguas. Mientras la Tierra logró convertirse en la arcilla de Adán.



SOBRE ESTAS LÍNEAS: Detalle del bajorrelieve existente en el atrio de la iglesia románica de Rebolledo de la Torre (Burgos); donde se representan a Adán y Eva -que hemos marcado con un recuadro-. La escena está firmada por el maestro Juan de Piasca y fechada el 22 de diciembre del año 1186.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
tres imágenes más de el referido atrio de Rebolledo. Abajo podemos ver de nuevo la ventana con el bajorrelieve de Adán y Eva.










JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
otras dos fotos de la galería y tallas en piedra, de Rebolledo de la Torre.










D) PADRE SOL, DIOS DE LA LUZ:

          La conocida frase “Yo soy la luz del Mundo”; nos indica el paralelo entre Dios y esa iluminación que nos hace ver y vivir. Un hecho que observarán todas las religiones y cosmogonías antiguas; donde el Sol será adorado como padre creador, generador de vida y de la inteligencia. Al ser la luz imprescindible para que todo animal o vegetal pueda desarrollarse. Una luminosidad que, como vimos en artículos anteriores, procede de la alteración de los electrones; que al variar de intensidad en su energía se transforman en fotones. Produciendo lo que más tarde será el haz, que viaja a 300 mil kilómetros por segundo y permite ver o iluminar el Universo.


D-1) Las Supernovas:

          Se trata de estrellas gigantes (al menos, unas ocho veces mayores que el Sol), que al estallar provocan una gran catástrofe cósmica. De ellas, la más cercana a nosotros es conocida como Betelgeuse, que supera seiscientas veces el tamaño solar y se halla a unos 600 millones de años luz. Está al final de su vida y se supone que estallará antes de mil años; en una explosión que se verá día y noche, durante unas dos semanas. Betelgeuse no se considera una gran amenaza para nosotros, debido a su lejanía con en Sistema Solar. Aunque la explosión de una Supernova genera traumáticos cambios en el Cosmos. Creando nuevos sistemas planetarios y de estrellas, procedentes de los restos de su masa y gases; tanto como estos se expanden por el Universo disperdando enormes cantidades de gases y materiales.

          Para comprender cómo se produce una Supernova y su final, hemos de explicar que una estrella es una fusión de gravedad y energía. Es decir, la unión de un sistema de combustión de tipo nuclear, que consume hidrógeno y la llevarían a abrirse (hacia el exterior). Mientras el peso de sus elementos, la hacen comprimirse; a través de la Gravedad. Pero la diferencia de presión, entre esa compresión por masa y su expansión al arder; la llevará finalmente a reventar. Ello se produce en un proceso donde el helio se termina y se convierte en carbono; posteriormente, unos mil años después, el carbono se hace neón, para terminar fusionado en silicio y llegar a ser solo hierro. Para comprender la idea, bastará pensar en qué sucedería si creamos un horno con temperaturas extremas y lo dejamos arder durante años. Cayendo el hogar del fuego al suelo, por efecto del calor (rompiéndose en mil pedazos); o bien creándose un elemento compacto y nuevo, tras haberse fundido y reventado.

           De tal manera, cuando la Supernova llega a ser de hierro, la combustión se termina y su núcleo alcanza miles de millones de grados de temperatura, pasando a diferentes fases. Primeramente, se genera un cascarón sobre este centro de la estrella, por lo que el interior se disuelve, provocando una terrible presión en todo su cuerpo celeste. Es así como implosiona, al caer toda ella hacia su núcleo en fracciones de segundo, quedando solo el hierro que contiene. Un proceso que carece de explicación física hasta hoy, aunque algunos consideran que antes de explotar -en su núcleo-, tan solo contiene allí neutrones, llegando a descomponer el hierro, lo que la lleva a reventar. Una destrucción que se podrá ver durante unos catorce días terrestres; dejando restos radiactivos en el Espacio por meses y naciendo de ella elementos comunes a los que tenemos en la Tierra.

           De tal modo, podríamos considerar que una Supernova es la esencia misma de Dios; ya que en sus remanentes y en los elementos que de su explosión se dispersan, están todos los componentes que compartimos quienes vivimos en el Cosmos. Pudiendo considerarse que de la destrucción de aquella gran estrella, nacen las vidas y los sistemas planetarios. Todo lo que sumado al Big Bang, demostraría que La Creación existe. Pues nada más creacionista hay que la teoría del Big Bang, donde vemos que en micro fracciones de segundo se pasa de la Nada al Todo. Al igual que sucede con estas Supernovas, que en un momento explotan, expandiendo por el Cosmos esos elementos que más tarde serán los constructores de la vida y del Universo.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres fotografías de la iglesia de San Martín de Fromista (Palencia) -a la que agradecemos nos permita divulgarlas-. Arriba, vista del templo. Al lado y abajo, el capitel con La Expulsión del Paraíso.









JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
 
Al lado, capitel de Adán y Eva en la iglesia de Santiago de los Caballeros (Zamora) -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Abajo, como imagen final: De nuevo Fumi; un gato que nos ha abandonado hace unos días, y del que esperamos esté ya en las estrellas del firmamento. 






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