sábado, 28 de junio de 2025

EL OSCURO REINO DE LOS CIELOS -capítulo segundo de “Los bigotes del gato cósmico”-

 

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El artículo se desarrolla en un texto escrito en negro y se acompaña de imágenes con un amplio comentario explicativo (en rojo y cuya finalidad es razonar las ideas). Podrá leerse completo, pero si desea hacerlo entre líneas, bastará con seguir la negrilla o las letras rojas destacadas.




SOBRE Y BAJO ESTAS LÍNEAS: dos imágenes de gatos sagrados egipcios, tal como se exhiben en el MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL de Madrid; con motivo de la exposición temporal EL EGIPTO DE EDUARD TODA -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotos-. Se trata de momias y estatuas del felino divinizado, fechadas en el siglo IV A.C..  En el antiguo reino del Nilo, este animal fue sacralizado debido a que sustituyó a las serpientes como guardianes del grano. Pues antes de la domesticación plena del felino, eran cobras (sin colmillos) y otras sierpes menos peligrosas, las que se utilizaban en los silos para ahuyentar roedores. Ya en tiempos de las Pirámides -entorno al 2800 a.C.- aparecería el gato tal como lo conocemos; momento en que fueron adorados en la figura de Bastet (diosa del amor y del hogar) junto a Mafdet (deidad que mataba al ratón y a la culebra). La importancia de este animal entre los moradores del Nilo era tal; que sus enemigos, cuando entraban en batalla, colgaban de los escudos pequeños gatitos. Sabiendo que los egipcios evitarían hacerles daño; sin arrojar flechas indiscriminadamente y provocando su temor por matar esas crías.






JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos fotos de un gato amigo, llamado Zumi. De origen polaco y dueña aristocrática, es uno de esos ejemplares cargados de misterio y de mística. En la imagen de al lado, podemos observar sus magníficos bigotes y en la inferior, su gran aspecto intelectual y noble.








A) INTRODUCCIÓN (muy similar a la del capítulo anterior):

                Recordaremos que esta nueva serie de artículos se intitula “los bigotes del gato cósmico”, en razón a las “múltiples vidas” que tienen estos simpáticos animales. Que son siete, conforme el saber popular nos dice. Entre las que especialmente destaca aquella que sus mostachos le conceden. Dotados para orientarse, medir los lugares por donde puede caber y distinguir si lo que van a ingerir -o beber- está en buen estado (incluso si contiene veneno). Muy pocos seres del Planeta conservan este instinto, que parece propio de los felinos; aunque algunos cánidos también los mantienen (de un modo menos desarrollado). Siendo los bigotes del gato como una brújula natural, con la que se guían en el camino. Sirviéndoles, asimismo, para conocer si entran en un espacio, al proporcionar su longitud una referencia exacta del tamaño de su cuerpo con relación al paso. “Vibrisas” que también le ayudan a conocer la humedad medio ambiental, percibiendo si va a llover o a descampar. Además, esos pelillos, que no solo tienen junto al morro, sino también en las cejas y en las patas; les valen para ubicarse perfectamente. Por cuanto las madres gatas, se los cortan con la boca a sus pequeños, mientras quieren mantenerlos junto a ellas. Un milagro que se completa, si conocemos que gracias a sus bigotes, es muy difícil que estos felinos ingieran, o beban, algo que pueda acabar con ellos. Finalmente, diremos que esas fibras mágicas del minino; le van a indicar cuando está enfermo, e incluso el momento en que morirá; facilitándoles buscar refugio o un buen lugar para agonizar.

           Todo ello, es un verdadero enigma de la naturaleza; aunque no lo es menos la capacidad que tiene el hombre para dilucidar y comprender lo desconocido. Incluso, para intuir aquello que ni la ciencia, ni la tecnología de su tiempo le permita comprobar. Trascendiendo de un modo inimaginable y logrando hallar explicaciones, que por medios deductivos y racionales, no puede alcanzar. Habrá quien me discuta la existencia de este “sexto sentido” en los humanos; ante lo que siempre pongo un ejemplo absolutamente evidente. Tal como fueron las teorías del pitagorismo y su proyección en la astronomía del Renacimiento o en astrofísica moderna. Pues sabemos que Pitágoras, tras estudiar en un templo de Egipto y ser llevado más tarde a Babilonia (raptado por las tropas de Cambises, que invadieron el Nilo entorno al 525 a.C.). Formuló -o más bien aprendió y divulgó- una teoría por la que el Cosmos mantenía una armonía de distancias -sínodos y ciclos entre los cuerpos celestes-; perfectamente correlativa con la de los intervalos musicales. La teoría pitagórica, que en principio resulta un disparate y un absurdo; parece que fue instituida y seguida por los sacerdotes del Antiguo Egipto y de Mesopotamia -desde los tiempos más remotos-. Aunque dos milenios más tarde, sabemos que fue tomada por los griegos y seguida por músicos como Terpandro de Lesbos o la misma Safo.

           Pasaron los siglos y la teoría de Pitágoras quedó en el olvido; considerándose un absurdo cósmico, aunque su sistema de cifrar y localizar las notas se divulgó y mantuvo durante milenios. Pero a comienzos del Renacimiento, los escritos de la Escuela de Samos volvieron a conocerse en Italia; al deshacerse las bibliotecas de Constantinopla, tras la invasión musulmana de 1453. Estas teorías pitagóricas (“refritas” por Platón) dieron lugar a la Escuela Neo-Platónica de Italia y principalmente llegaron a manos de Galileo. Quien las transmitió a Kepler, que basándose en los principios armónicos manifestados por el pitagorismo, logró resolver los sínodos cósmicos. Demostrando que el giro de los astros no era perfectamente circular, sino elíptico y que se regía por un sistema igual al que determinaba el sabio de Samos: Basado en Cuartas, Quintas y Medios (1/2, 3/4, 2/3). Fueron aquellas leyes de Kepler, halladas al imaginar un Cosmos dirigido por una armonía similar a la musical. Las que posteriormente hicieron deducir a Newton su Ley de los Graves. Fundada en un “arpa universal”, cuya fuerza de atracción entre cuerpos del espacio, tenía un principio igual al de cuerdas musicales, perfectamente afinadas.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Arriba, la nave central de la catedral de León (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). En la fotografía se observa como el juego de luces y colores sirve para mostrar la mística de lo sagrado. Al lado, sepulcro en el suelo de la catedral de Cuenca (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). A fines del gótico y comienzos del Renacimiento, se hizo común este tipo de tumbas, talladas en pizarra (cuya conservación es difícil). Muchas de ellas, se policromaban con tonos, simulando fielmente los rasgos del representado; aunque el color solía perderse, lo que añade al enterramiento una sobriedad y serenidad, que no contiene el mármol (siquiera el negro). Por identificar la oscuridad y sombras de la pizarra, con el reino de los muertos. Abajo, Santa Leocadia de Oviedo; basílica sita en el subsuelo de la catedral ovetense, cuyos comienzos se datarían en el prerrománico. Si observamos la arquitectura religiosa visigoda y la tardo antigua (incluso la románica), apenas contiene entradas de luz. No tanto por la dificultad de abrir vanos y añadir ventanas, cubiertas con alabastro; sino, por el propio sentido ritual del templo. Al que se le otorgaba un carácter mistérico alumbrándolo con lámparas de aceite, candiles o velas. Concediendo así un valor espiritual a la luz en cada celebración; destacando entre ellas las “Misas de Tinieblas”. Ritos relacionados con los Oficios de Difuntos, que se llevaban a cabo el miércoles, jueves y viernes santos; donde se rezaban Misereres y se leían Salmos, iluminados únicamente por quince velas. Las luces dispuestas en un enorme candelabro, llamado tenebrario; se iban apagando progresivamente, hasta quedar a oscuras. Se dice, que el Viernes Santo, al dejar el templo en tinieblas; comenzaban a repicar las campanas con desesperación, mientras los fieles hacían sonar las matracas, tambores y cuantos elementos caían en sus manos. Provocando desde ese momento, un ruido ensordecedor dentro y fuera del templo. Llegando los presentes a una situación de éxtasis, mezclada con temor y gran exaltación.




JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Dos tenebrarios, para el Oficio de Tinieblas. Al lado, en la catedral de Palencia (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). He situado una persona a su lado, para observar el tamaño. Abajo, tenebrario en el Museo de la catedral de Astorga (al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen).








B) EL REINO DE LA OSCURIDAD:

B - 1) El Universo tenebroso:

           Creemos que la oscuridad, es un concepto que tan solo podemos entender quienes conocemos la luz; pensando que los invidentes de nacimiento, no saben exactamente qué significa la negritud. Pese a ello, Las Tinieblas (con mayúsculas) componen una idea que todos comprendemos y compartimos, al asociarse con el inframundo. Siendo ese lugar sin claridad ni color, la representación del espectro infernal; el reino del mal. Una idea que nacería del temor humano (conforme dictan antropólogos y psicólogos ); especialmente del miedo natural que se siente a la caída del Sol, cuando llega la noche. Cuando en esas horas tenebrosas no existe siquiera la claridad de la Luna. Cuerpo celeste que entre las civilizaciones más antiguas, fue concebido como una diosa madre; debido a que ilumina con un ciclo aproximado de 29,5 días (similar al de la mujer). Mientras el Sol, se identificó con la figura del padre; habida cuenta que sus rayos dan calor, protegen y generan vida (con poder fecundador sobre la tierra). Siendo así, la oscuridad, se interpretó como una situación infernal; en la que nos sentimos desvalidos ante la posibilidad de sufrir grandes males. Más aun, la noche cerrada; donde el “gran padre y astro rey” está ausente; y ni siquiera la débil madre Luna, nos ilumina. Momento tan solo benéfico para los que acechan y desean atacar en plena oscuridad; tal como hacen las peores alimañas y las serpientes.

           Todo ello, son conceptos puramente animales y podrían considerarse inalienables a la condición de los mamíferos. Pero en la existencia del ser humano, los enigmas se repiten; como si la Naturaleza desease reflejar continuamente ser una obra menor, que imita La Creación. Mostrando en sus peculiaridades, los más grandiosos misterios del Cosmos. De tal modo, los más avanzados estudios de astrofísica, han descubierto un mundo de tinieblas en el Universo, nacido de la Materia y de la Energía Oscuras. Términos que vamos a escribir con mayúsculas, para poder diferenciarlos de lo que serían materias, energías y oscuridades “comunes”.

           Consecuentemente, existe un Cosmos invisible, que no podemos observar, pero sí percibir. Siendo esta zona oculta, la mayor parte del Todo; mientras las energías y materias que vemos, es una porción muy pequeña. Un “mundo invisible”, que se denomina el Universo Oscuro; y realmente es el que afecta o mueve al resto de astros, luces, gases o sombras, de las que tenemos certera evidencia. Por cuanto, una enorme parte de La Creación que es pura tiniebla; siquiera interactúa con la luz; resultando invisible, pero no imperceptible. Constituyendo un 95% del total del Universo (aproximadamente); mientras el 5% corresponde al Cosmos -que vemos-.

            A su vez, aquel mundo de tinieblas, se divide en Materia Oscura y Energía Oscura; siendo en su función absolutamente opuestas. Pues esa Materia tenebrosa actúa como unión y tiene gravedad positiva, aunando el Cosmos. Mientras la Energía de tinieblas, hace el efecto contrario; desuniendo y actuando de revulsivo en el Universo. Ello, en una guerra que han entablado estas dos fuerzas cósmicas, desde el comienzo del principio; refiriéndonos al Big Bang, hace 13.800 millones de años. Lucha en la que la Materia Oscura va uniendo el Todo, mientras la Energía Oscura separa cuanto tiene contacto con ella.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Las luces y las sombras son fuerzas que las religiones observan, como energías que desencadenan La Creación. Todo lo que se recoge y describe en los edificios religiosos, del modo que podremos observar en la arquitectura sagrada. Arriba, claustro del monasterio en la concatedral de San Pedro, de Soria -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Al lado, puerta de entrada al castillo-iglesia de Turégano, Segovia -al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. Abajo, claustro exterior (atrio) en la iglesia de Andaluz, Soria.




            Llega así el momento en que los astrofísicos se plantean cómo surgieron ambas fuerzas, positivas y negativas; considerando que son consecuencia del Big Bang. Momento en que se generó la Materia y la Energía positivas (visibles); a la vez que emergieron las fuerzas contrarias, con una magnitud mucho mayor. Pues, como hemos anotado antes, el Universo Oscuro tiene veinte veces más tamaño, frente aquel otro que observamos (un 95% y un 5%). Sin que aún podamos saber concretamente qué es ese Todo oscuro; del que tan solo percibimos sus efectos sobre el que vemos. Aunque se sospecha que consiste en un Universo igual, y opuesto; es decir, nacido y movido por fuerzas antagónicas al que conocemos. Pues el problema de ese Universo Oscuro, es que resulta invisible, porque no interactúa con la luz; siendo inocua su materia y su energía ante la luminosidad. Por lo que es físicamente inmensurable; aunque se intuye su acción frente a la masa o a cuanto observamos.

            Pese a todo, el nacimiento del Universo, como tal; fue la victoria de ese 5% de Energía y Materia visible, que se hizo realidad, frente al mundo de las oscuridades. Un Cosmos “negativo”, que el Todo positivo, acepta perfectamente en convivencia. Incluso, se observa como la materia convencional, desea unirse a esa otra y opuesta, que llamamos Oscura. Aunque no puede hacerlo, por un problema de radiación, ya que la zona tenebrosa no se relaciona con la luz. Pues la Materia Oscura es atravesada por los fotones, sin que la afecte; por cuanto ese mundo de tinieblas termina atrayendo a la Materia positiva. Aunque al aunarse ambas, se forman nubes de hidrógeno y de helio; como si la parte Oscura consumiera y licuase a la otra. Generando así las estrellas; en un proceso que lleva produciéndose desde los comienzos de la Creación; 180 millones de años después del Big Bang. En un efecto que pudiera compararse con el choque de una placa fina, de hierro incandescente y el agua fría; que al tocarse, se destruyen. Convirtiendo el agua y la placa, en vapores; creando nubes de polvo férreo y vapor.

           De ese modo, la Materia Oscura es como un centro de enorme gravedad, que atrae a la Materia Positiva; generando los cuerpos celestes. Llegando a formar así las galaxias; cuyo aspecto es similar al de nubes que giran sobre sí mismas. Por todo lo que decimos, es absolutamente necesaria esa materia negativa, para que hacia ella se dirijan las partículas de la materia convencional; creando las estrellas y planetas. Del mismo modo que es imprescindible el calor para que se formen las nubes y llueva; pese a que el Sol y las altas temperaturas, provoquen las sequías. Con ello, las zonas donde existe Materia Oscura, es el punto en que se originan las galaxias; de igual forma que allí donde se calienta el mar, será el lugar en que emergen las nubes.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
tres fotografías de la iglesia Santa María Magdalena, de Zamora (capital) -a la que agradecemos nos permita divulgarlas-. En ellas, observamos el modo que desde la Edad Media se representaban las fuerzas de La Creación, simbolizadas entre la tiniebla y el resplandor. Arriba, seres fabulosos o satánicos, en el sepulcro de una dama (posiblemente, Da. Urraca de Portugal). Al lado, capiteles del templo, con figuras demoníacas. Abajo, cabecera de la iglesia (ábside) con un juego de luces y sombras, sobre las que se ha colocado una escultura del Crucificado.





B - 2) El Universo Oscuro y su nacimiento:

            Regresando a otro concepto, si analizamos el Big Bang; llegaríamos a la conclusión de que se genera por gravedad. Es decir, como una tremenda carga de masa acumulada en un átomo central y único, de un Agujero Negro. Como si se tratase del ojo de un tornado, donde se acumula toda la materia; generando tal peso, que esa masa infinita le hace entrar en un un Espacio diferente. Cayendo en una dimensión distinta, donde estallaría ese átomo, generando un Cosmos propio. De ello, consideraríamos que el Big Bang pudo producirse por gravedad; quizá en el centro de un enorme Agujero Negro, entrando su átomo y ojo, hasta un Universo diferente, por su peso (del mismo modo que una madera que flota sobre el agua; llega a mojarse tanto, que se hunde y llega en una “nueva dimensión”).

         Pero, para que nazca materia positiva en ese nuevo Cosmos, creado por el Big Bang; se necesita de Materia Oscura. Del mismo modo que no solo se precisa oxígeno, sino también hidrógeno; para que la madera pese más que el agua y se hunda. Hidrógeno y oxígeno, de cuya unión nacerá ese H2O que impregna la rama. Y aunque no seamos capaces de distinguirlos, al menos a simple vista; en esa unión entre el oxígeno (en el que simulamos la materia positiva) y el hidrógeno (que suponemos la materia negativa). La madera comenzará a flotar, hasta que se haya empapado tanto como para hundirse y pasar de un mundo a otro: Del exterior al subacuático. Momento en que el trozo de árbol comenzará a pudrirse, a germinar, o a crear algas y moho; lo que supone la generación de una nueva vida desde una simple porción de madera. Siendo ello algo similar a lo que pasaría tras el Big Bang, cuando la Materia Oscura se uniría a la Materia Positiva, provocando un “mundo” lleno de telarañas y sombras cósmicas, hasta crear el Universo. Así pues, esas algas, hongos o ramas que van saliendo al trozo de rama en el agua; es similar al modo en que nació el Cosmos, en sus tiempos primigenios (tal como lo conciben los astrofísicos).

           Después de aquella entrada del átomo primigenio en una dimensión diferente, estallará; naciendo el Cosmos. Al igual que una rama de árbol, caída en el agua por su peso; que al hundirse o flotar, generan líquenes y vida. En un modo similar, el Universo comenzó a crearse cuando se estabilizó gravitacionalmente; todo lo que consideran los astrofísicos que duró unos 9000 millones de años. Periodo en que existiría una lucha plena de Energías y de Materias (oscuras contra las positivas); hasta llegar a los últimos 4800 millones de años. Momento en que ya estarían creadas las galaxias, que desde hace unos 5000 millones de años irían separándose por efecto de la Energía Oscura. Fuerza que ejercería la repulsión entre unos y otros grupos cósmicos, por cuanto desde ese momento el Universo comenzaría a expandirse.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Símil de La Creación, desde el Big Bang; como una rama de árbol caída sobre el agua, que germina. Arriba, un árbol junto a un lago. Al lado, una rama del árbol, cae en el agua. Abajo, la rama comienza a criar vida propia en el interior del lago; como si fuera el átomo primigenio del Big Bang.





SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Continúa el símil de La Creación, desde el Big Bang; como un trozo de árbol caído sobre el agua, que germina. Arriba, la rama cría algas, hongos y genera vida. Al lado, la rama se multiplica y con ello, nacen numerosos esquejes, lo que simula la creación de galaxias, desde ese átomo del Big Bang. Abajo, ante las numerosas ramas y esquejes nacidos (galaxias), se necesita ampliar el lago (el Cosmos); con el fin de que puedan generarse más cuerpos (celestes). Ello conlleva la expansión del Universo.



BAJO ESTAS LÍNEAS: dibujo mío donde simulo La Creación, desde un átomo primigenio; nacido en el “ojo” de un Agujero Negro. En la parte superior del diseño, se observa el círculo de espirales que absorbe la materia celeste. En su mitad, con una línea azul, marcamos la zona donde se supera el “Todo gravitacional” y el átomo primigenio cae a una dimensión diferente. Para estallar, generando el Cosmos (en un proceso que actualmente se conoce como Big Bang).



B - 3) El Universo y su expansión:

            Como hemos dicho, la Energía Oscura actúa con efecto revulsivo entre las galaxias y haciendo que se separen. Una fuerza expansiva que no se sabe bien de dónde procede, ni el por qué de su razón; pero que se considera comenzó a producirse hace unos 5000 millones de años, por efecto de ese mundo de tinieblas. Creando un sistema anti gravitatorio; cuyo principio quizás se halla en el vacío entre cuerpos celestes. Una deducción a la que llega la astrofísica, observando que en el momento en que entra en juego esa Energía Oscura, dividiendo las galaxias; es cuando se producen grandes vanos en el Universo. Ya que el Cosmos, antes era más uniforme, sin separarse en grupos de cuerpos (lo que llamamos galaxias). Pero al formarse los centros de astros unidos, se provocarían enormes vanos, sin materia ni energía; creando ese efecto revulsivo, con el que actúa la fuerza oscura.

             El primero en descubrir y demostrar que el Universo se expandía, fue realmente el padre Lemaître (en 1927); aunque dos años después, el astrofísico Hubble difundió la idea. Teoría que muchos siguen atribuyendo a ese científico americano; debido a que Georges Lemaître fue tan honrado y humilde, que siquiera reclamó a quienes copiaban sus principios de astrofísica. Por ello, los cálculos sobre la expansión del Cosmos y sus conclusiones, actualmente se atribuyen a ambos (indistintamente). Aunque, el verdadero mérito del padre Lemaître es la formulación de esa teoría llamada posteriormente Big Bang. Que concibe La Creación desde un átomo primigenio; publicada por el sacerdote en 1931. Idea que obtiene al observar como el Universo se halla en movimiento expansivo; deduciendo que este crecimiento a modo de “balón hinchado” se debía al origen del Todo en un punto inicial. Teorías que a Einstein le producían repulsión; ya que La Relatividad se basaba en un Universo estático. Por lo que ese Premio Nobel alemán, consideraba el pensamiento de Lemaître, absurdo y puro “creacionismo”.

           Pese a todo, finalmente se demostró que el Cosmos estaba en movimiento expansivo, del modo en que este sacerdote advertía; un hecho que la física comprobó pocos años más tarde. Asimismo, a mediados del pasado siglo, debieron admitir la idea del átomo primigenio; aunque hasta entonces la habían bautizado como el Big Bang (a modo de burla). Pues, tras decenios ironizando sobre Lemaître y su explosión inicial; cuyo nombre (Big Bang) se debe al científico Hoyle, refiriendo el reloj londinense que marcaba el principio del año. Tuvieron que reconocerla como la idea más probable, sobre el origen del Universo. Momento en que se apoderan de ella otros astrofísicos, entre los que destacaron: Stephen Hawking, Roger Penrose y George Ellis. Quienes la enfocaron desde un punto de vista materialista, pretendiendo demostrar a través de ella, la inexistencia de Dios. Todo lo que supone una contrariedad; ya que es aseverar que no hubo Creación, manteniendo y promulgando un principio creacionista (como el de Lemaïtre).

          Regresando al Universo en expansión, el problema que surge al plantearnos su gradual crecimiento; es que si aumente de ese modo tan progresivo, llegará el momento en que el tamaño del Cosmos superará su capacidad de “espacio-tiempo”. Ello supone que se destruirá, al superar lo que pueden soportar las materias y las energías que lo forman. Pero no solo este es el único reto, al concebir un Universo con un movimiento globular expansivo. Pues, a mi juicio, hay otra idea que nos llegará pronto a la mente; al conocer que cuanto más se alejan las galaxias unas de otras, mayor es la velocidad con la que se separan. Lo que nos lleva a pensar que, un día, pueden alcanzar una aceleración de disgregación que superase a la velocidad de la luz. Todo lo que nos hace deducir qué sucedería si en ese movimiento gradualmente progresivo de las galaxias, alguna supera los 300.000 kilómetros por segundo (en el vacío).

          Su respuesta desde la Teoría de la Relatividad, es que toda materia se destruye al viajar más rápido que la luz; necesitando una energía y una masa infinitas, superar esos 300.000 kilómetros por segundo. Pese a ello, en un Universo donde las galaxias van separándose y cada vez con mayor aceleración, es posible pensar que en un momento esos cuerpos celestes lleguen a romper el principio hiper-lumínico y desaparecer. Aunque no hace falta llegar a plantearse la progresión hasta ese marco lumínico, para concebir una hipótesis que varíe los principios de velocidad, espacio y tiempo. Bastando considerar que si nos encontramos en una galaxia que viaja 150.000 kilómetros segundo, frente a otras (lo que es un medio de la velocidad de la luz). Los cuerpos celestes que anteceden a esa galaxia, si viajan a una velocidad muy lenta, le enviarían su luz con una fuerza vez y media mayor (300.000 + 150.000 kilómetros segundo = 450.000 kmts. seg.). Ya que se sumarían ambas velocidades (la lumínica y la nuestra de avance). De igual forma, las galaxias que siguen a esta, que viaja al límite del fotón; recibirían su luz en relación a su velocidad sumada a la lumínica. Todo lo que supone un reto, pues hemos de pensar que cuando se superan los 300.000 kilómetros segundo; la materia, el tiempo y la energía, se destruyen o modifican absolutamente.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de la iglesia de San Pedro Apóstol, en Ávila -a la que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotografías-. Llama la atención observar, el modo en que desde los tiempos más antiguos, la arquitectura sagrada combina luces y sombras; usando proporciones de matemática mistérica (entre las que predomina el número “fi”). Asimismo, las medidas, en longitudes y alturas; no solo afectan a la luminosidad del recinto, dándole ese carácter oculto. Sino también a su acústica; otorgando una “elevación” a los sonidos que allí se producen (sean instrumentales, cánticos, rezos o plegarias)





B – 4) Materia Oscura y regulación del Universo; su inexistencia en La Relatividad:

          Regresando a las fuerzas de la tiniebla, sabemos que gracias a la Energía Negativa, el Cosmos tiene vanos. Por cuanto esa presión Oscura produce el vacío, logrando que los cuerpos estelares se mantengan en estado gravitatorio. Ya que de lo contrario, sin esa fuerza tenebrosa; el Universo se colmaría de gases y cuerpos celestes, chocando unos contra otros, hasta destruirse. Asimismo, actúa sobre el Cosmos visible la Materia Negativa, como una fuerza que crea una estructura paralela, obligando a la Materia Convencional a no deformarse. Ello, explica la necesidad de esos agentes Oscuros; que, de no existir provocarían el caos cósmico, al carecer el Universo de vacíos y de fuerza reparadora. Por su parte, hay quienes mantienen que esa parte “Negra”, también sirve para crear un nuevo Cosmos, al disgregar paulatinamente el nuestro. Aunque no sabemos si algún científico se ha planteado lo que expresábamos en el párrafo anterior. Al preguntarnos qué pasaría si esa fuerza expansiva y revulsiva, actúa de tal modo que alguna galaxia supere la velocidad de la luz; tras miles de millones de años en esa aceleración constante, que separa los cuerpos estelares.

          Continuando con el mundo de las oscuridades; hay quienes opinan que la Masa y Energía tenebrosas, procederían de otros Universos; por lo que su empuje vendría del exterior del nuestro. Aunque otros científicos creen que solo son un medio para llegar al colapso cósmico y provocar un nuevo Big Bang. En mi opinión de lego, pero con cierta intuición; deberíamos plantearnos si ese Cosmos Oscuro puede ser materia y energía que han superado la velocidad de la luz; transformándose en otro tipo de fuerzas. Es decir, que tras el Big Bang, una pequeña parte de La Creación (el 5%) quedase bajo el dominio de la luz; siendo este el mundo visible, al que afectan los fotones, por viajar a menos de 300.000 kilómetros segundo. Mientras el 95% de lo nacido tras la explosión del átomo primigenio, alcanzase tal velocidad, que escapó a nuestro mundo positivo; trasladándose a otra esfera al superar el principio lumínico. Siendo ese, el Espacio invisible, al que no afectarían los fotones; por tratarse de materia y energía que han viajado a más de 300.000 kilómetros segundo. Un hecho que las habría convertido en “Oscuras”; componiendo el 95% del Todo. Mientras la parte del Cosmos que no superó a la luz, sería nuestro Universo (el que observamos, un 5% del total).

         Todo lo expuesto, implicaría en parte, modificar La Relatividad; lo que nos llevaría a una complejidad cuasi irresoluble, por tener que superar a Einstein. Pese a lo que, siendo evidente que existen la Materia y la Energía Oscuras; es obvio que las teorías de este físico han de modificarse. Ya que en la idea de Einstein, no cabe la posibilidad de un agente que actúa en el Cosmos, ajeno a lo que físicamente comprobamos (masa, velocidad, fuerza y etc). Por todo ello, es de enorme importancia estudiar qué sucede en los Agujeros Negros y en otros puntos del Universo, que no atienden a leyes físicas ni comunes.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de Ávila, capital; al atardecer, cuando comienza a ser iluminada con sistema eléctrico. Arriba, la plaza de la catedral, con el Palacio de Velada. Al lado, la entrada a la muralla, desde San Vicente. Abajo, la basílica de San Vicente. Es curioso observar como aumenta la belleza, cuando se entremezclan las dos luces (la natural y la artificial). Realizando un juego de sombras exteriores, semejante al que crea la arquitectura sagrada en su interior. Todo lo que nos lleva a reflexionar sobre el poder de la luz y su significado; que en física marca el límite de la velocidad y del Cosmos, mientras en la religión simboliza a Dios, muestra su camino, o el bien.



C) LA OSCURIDAD Y EL TODO:

C – 1) Sagitario A y la Antimateria:

          Estudiando los Agujeros Negros, podríamos llegar a deducir qué significa el Universo Oscuro y cual es su función real. Entre ellos, el más destacado es ese centro de nuestra galaxia, llamado Sagitario A; que actúa como “sumidero”, absorbiendo el grupo estelar donde está La Tierra. Agujero tenebroso, que se halla a unos 26.000 años luz del planeta que habitamos; mientras su potencial se calcula en cuatro millones de veces la masa del Sol. Actuando como un eje gravitacional intermedio; por lo que, cuanto sucede en su zona central, posteriormente se va reproduciendo en el resto de nuestra Vía Láctea. Un ojo de atracción, que tiene unos 500 años luz de diámetro. Donde se producen enormes explosiones; provocando gases, licuaciones de masa y todo tipo de fenómenos. Convirtiendo en un volcán cósmico ese disco interior de Sagitario A. Por su parte, estos terribles episodios que se viven en el centro del Agujero Negro que gradúa y regula la Via Láctea, provocan dos “cúpulas”, compuestas de materia y gases. Naciendo desde este punto, lo que los astrónomos denominan “chupetes” de Sagitario A; que pudieran compararse con colinas líquidas. Pese a ello, la observación solo deja entender la sombra de lo que allí sucede, al verse aquellas burbujas que emanan del Agujero Negro; cuyo tamaño total se estima en unos 90.000 años luz, de diámetro. Considerándose que en su centro existe una enorme cantidad de Antimateria, que vive o se destruye; en ese vano circular, con unos 283.000 años luz de tamaño (90.000 · p ).

          Este elemento denominado Antimateria fue descubierto hace aproximadamente un siglo; cuando se teorizó sobre un ente cósmico, que sería lo contrario a la materia (debido a su carga). El científico inglés Paul Dirac, en 1938 la mencionó como necesaria; para entender La Relatividad (de Einstein), unida a la Física Cuántica (de Bohr). De tal modo, propuso Dirac que debía haber átomos con la carga contraria a los de la materia, por lo que los llamó antipartículas (formadas por anti-electrones, anti-protones y anti-neutrones). Por lo que, al contactar ambas, se aniquilarían; desapareciendo la materia y su oponente (antimateria). Todo lo que se pudo comprobar en el año 1955, dentro de un acelerador de partículas; donde se generaron esos anti-protones, anti-electrones y anti-neutrones. Llegando a crearse un anti-átomo en 1995, gracias a los nuevos estudios nucleares, que lograron generar la antimateria en nuestro Planeta.

          Lo antes expuesto, hizo concluir a los astrofísicos que los rayos gamma emitidos por el centro de nuestra galaxia (Sagitario A); son esa antimateria, que al unirse con los cuerpos celestes convierte todo en radiación. Considerando los científicos que este Agujero Negro de la Vía Láctea, produce diez mil millones de toneladas de antimateria por segundo; aniquilando todo lo que toca. Lo que lleva a la hipótesis de que es la Materia Oscura la que generaría esa antimateria, con el fin de destruir la masa y regular el espacio gravitacionalmente (actuando como basureros cósmicos y evitando el choque entre cuerpos estelares).

           Pese a ello, existen asimismo Agujeros Negros errantes, que navegan por el Universo, sin pertenecer a galaxias. Cuya función sería la de sumideros que atraen la materia; aunque, hasta que no la absorben, no podemos verlos (tan solo percibir que existen, por su efecto gravitatorio sobre otros cuerpos). De tal modo, cuando dos agujeros negros se encuentran, giran uno entorno al otro, hasta que ambos alcanzan un medio de la velocidad de la luz; momento en que explotan. Es decir, si un Agujero Negro errante, entrase en el sistema gravitatorio de Sagitario A; ambos “sumideros cósmicos” comenzarían a dar vueltas (uno entorno al otro). Hasta que ambos llegasen a los 150.000 kilómetros por segundo; instante en que implosionarían para desaparecer, formando de nuevo un solo Agujero Negro.

           Lo antes explicado, me lleva a pensar (como lego en el tema, pero intuitivo) que quizás el interior de aquellos Agujeros Negros está solo formados por materia y energía que viajan a más velocidad que la luz. Logrando superar a los fotones, simplemente, girando a 150.000 kilómetros segundo (la mitad). Por lo que en medio del círculo, se superaría el marco lumínico; pasando a otra dimensión o estado, todo lo que en ese centro cae ( sea masa, fuerza, tiempo y etc). Siendo quizás esto, lo que deberíamos considerar Materia y Energía Oscuras; como una parte del Universo sometido a mayor velocidad que la luz.



SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
En las arquitecturas sagradas, a lo largo de todos los tiempos, se conjugaron medidas mistéricas (basadas en proporciones matemáticas), con fórmulas celestes (de luces y sombras) y sistemas de resonancia acústica. Como principios de elevación; con el fin de conducir al ser humano hacia la reflexión o el éxtasis (ante la belleza y la grandiosidad). Arriba, Aljibe en el museo de Cáceres, que originariamente fue mezquita. Al lado, la mezquita de Córdoba (exterior). Abajo, La Giralda de Sevilla.





C – 2) ¿Universo Oscuro o Cosmos que superó a la luz?:

          Como decíamos al finalizar nuestro anterior epígrafe; a mi entender, es posible que la Materia y la Energía tenebrosas, se formen desde esa parte de La Creación que viajó más rápido que los fotones. Transformándose después de romper la barrera lumínica; del mismo modo que el sonido se convierte en explosiones, cuando viaja más rápido que la onda acústica. Lo que se denomina Mach 1 (unos 1234 kilómetros hora), momento en que desde el exterior solo se percibe un reventón (al sobrepasar una nave la velocidad del sonido); mientras, dentro del avión, se oye perfectamente el motor. Ello supone, que quizás esas materias y energías trasladándose más rápidas que la luz, interiormente no perciban cambio alguno (al igual que cuando volamos a más de Mach 1, escuchamos todo perfecto). Mientras, exteriormente, percibamos aquella parte del Universo que ha superado el umbral lumínico, como Oscura. Es decir, un Anti-Cosmos; compuesto por Anti-Materia, Anti-Masa y Anti-Energía. Capaz de atrapar a las fuerzas positivas de nuestro “mundo” para convertirlas en el suyo; atrayéndolas hacia ese “sumidero celeste”. Un Agujero Negro, que las llevaría a girar, hasta alcanzar la mitad de la velocidad de la luz; logrando que en su “ojo” se superen los 300.000 kilómetros segundo. Generando de ese modo, el cambio total; cuando las Energías Positivas tocan el “centro” de ese “tornado estelar”. Entrando en un ciclo que superaría la velocidad de los fotones; transportándolas más allá de la luz. Es decir, al Cosmos de las Tinieblas.

           Por todo lo expuesto, es fácil comprender que cuando se encuentran dos Agujeros Negros, liberan una cantidad inimaginable de energía (infinitamente mayor a la que se produce en las colisiones de estrellas). En lo que se refiere a la masa, nos es fácil comprender que se licue o varíe en sus formas; como sucede con los metales, al sobrepasar su punto de incandescencia. Aunque -asimismo- energías como la gravitatoria, también se verían alteradas ante tal choque de fuerzas; que deforman el Espacio-Tiempo. Por cuanto, si concebimos un encuentro entre Agujeros Negros, en el que una enorme masa estelar, gira y choca; destruyéndose o mutando. La fuerza gravitacional del entorno, variará en fracciones de segundo. Afectando al Tiempo, como tal. Pues todo aquel que esté junto al centro de absorción, percibirá mucho más rápido el paso del tiempo; por lo que -teóricamente- envejecería más, al verse liberado a toda prisa de una fuerte atracción gravitatoria. Todo lo que se resume en la afirmación de los físicos; al considerar el modo en que la Gravedad afecta al Tiempo. Por lo que una persona que viaja por el espacio, se ve afectada más rápidamente por el tiempo; que quienes se hallan sobre la una órbita gravitacional. Un hecho que se puede comprobar, al intuir qué sería de esa medida temporal, si viviéramos en un planeta donde se superase por miles, la masa del nuestro. Sometidos a una fuerza gravitacional diez o veinte veces mayor que la terrestre. Llegando a la conclusión de que en ese estado, el tiempo es más lento; debido a las condiciones más retardadas para la observación y medición (por efecto de la gravedad).

           Debido a lo antes dicho, en el vacío, la velocidad de la luz es de unos 300.000 kilómetros segundo; pero cuando el fotón se somete a la gravedad, es atraído por ella y disminuye en su constante. Trabajando del mismo modo que un potente chorro de agua, cuya fuerza se va reduciendo, por efecto de la gravedad; hasta que toca el suelo. Así pues, el tiempo se ve sometido de la misma forma y por iguales fuerzas. Debido a ello, cuando escapa del círculo gravitatorio, gana en velocidad y cuando es sometido a la atracción de un cuerpo, pasaría más lento. Cuanto expresamos se comprueba en la distorsión que tienen los relojes terrestres, por efecto de la gravedad. Con ello, si regresamos a la fuerza de los Agujeros Negros; en su interior y por efecto del peso, el tiempo se ralentizaría enormemente. De ese modo, podríamos considerarlos una “maquina temporal” donde todo sucedería más lento. Tanto es así, que en ese centro de “tornado”, el tiempo cesaría. La luz se convertiría en curva (no en recta) y la medición de Espacio-Tiempo podría llegar a desaparecer (según nos acercásemos a su punto de máxima atracción). Por cuanto, a mi juicio de lego (pero intuitivo); podríamos pensar que si cayésemos dentro de un Agujero Negro, pasaríamos al Universo Oscuro (no solo a la Anti-Materia; también al anti-tiempo, a la anti-masa y a la anti-gravedad). Allí donde la gravedad tiene un efecto contrario y de revulsión; haciendo separarse a las galaxias (Energía Oscura). Por cuanto, al ser materia, nos convertiríamos en radiación; al contacto con la antimateria; o bien en Materia Oscura. Nuestro tiempo se invertiría y concebiríamos que el Universo desapareció hace 13.000 millones de años: entendiendo la fecha del Big Bang, como la de destrucción de ese Cosmos Oscuro -donde entraríamos al internarnos en el Agujero Negro-.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
tres dibujos explicativos, acerca de lo que hemos expuesto. Arriba, ejemplo con un ovni que se supone pueda viajar a mayor velocidad que la luz. En este caso, desde el exterior, se observaría una radiación (explosión); aunque dentro de la nave, nada se habría modificado. Si la observásemos de frente, su luz nos llegaría al doble de la velocidad del fotón (600.000 kmts. segundo); quizá convertida en Energía Oscura. Pero si la viéramos desde un punto situado tras ese ovni, quedaría convertida en Materia Oscura. Al lado, el símil de un avión que viaja a mayor velocidad que el sonido (Mach 1 = 343,2 metros segundo). Suponiendo que cuanto sucede con la acústica de ese jet que vuela a más de 1234 kmts. hora; puede semejarse a lo que pasaría en un ovni que se traslada por encima del umbral hiper-lumínico. Abajo, un dibujo donde imaginamos que una nave supera la velocidad de la luz. Momento en que podría pasar a ser Materia y Energía Oscuras.



C – 3) Gravitación, Espacio y Tiempo:

            Conforme hemos ido exponiendo en anteriores epígrafes, el peso de los cuerpos estelares, no solo afecta a la luz (atrayéndola) sino que -asimismo- modifica el tiempo. Un hecho que el sentido común explica, pues no se mueve igual un elefante de cuatro toneladas, que un ratón de doscientos gramos. Ello implica que el mundo del elefante es mucho más lento y complejo; mientras el del roedor apenas tiene problemas de equilibrio y traslado. Lo que obliga a deducir que el tiempo sin un gran efecto gravitatorio, transcurre de manera rápida y constante (como la luz). Mientras si lo sometemos a una altísima fuerza de atracción en masa, se ralentiza; al igual que los fotones viajan más lentos cuando actúa la gravedad. Por lo que el peso de las estrellas o planetas, curvan la luz, tanto como el Espacio; lo que afectaría igualmente al tiempo (“deformándolo” y aminorando su marcha).

           Pero si observamos estos hechos en los casos más extremos gravitacionales; como es el interior de los Agujeros Negros. El Tiempo y el Espacio, se doblarían; más que curvarse. Es decir, hemos de pensar que en el centro de esos sumideros galácticos, ya se produciría un nuevo Espacio-Tiempo; al que veríamos como doblado, desde el nuestro. Desmontándose y encaminándose hacia un nuevo Universo. Algo que podríamos simular en una caja de cartón, perfectamente cerrada, en tres dimensiones; que se fuera descomponiendo. Es decir, imaginemos que seis paredes de cartón, unidas en una caja; pero que, en un momento y por la fuerza del giro, se van aplastando. Llegando a desmontarse, para quedar convertida en seis piezas, separadas y bidimensionales. De allí, esos seis cartones, se transformaría en una línea de papel, por efecto de una especie de licuación; pasando así a una segunda dimensión y lineal. Finalmente, todo ello, se convertiría en un punto (de cartón y unidimensional); logrando transportarse de ese modo hasta un nuevo Cosmos (un Universo negativo o bien Oscuro). En el que el punto se reconstruiría nuevamente, convirtiéndose en línea; luego en paneles bidimensionales y finalmente en una caja de seis lados. Pero todo conservando un sentido inverso; habiendo dado la vuelta a sus caras; por lo que ese Universo nuevo sería de tinieblas (opuesto a la luz).

            Esta explicación que antes hemos dado, es la que mi imaginación deduce (como lego y solo de un modo intuitivo). Aunque los científicos piensan que en esos puntos de alta gravedad, podrían existir “agujeros de gusano” por los que se traspasaría el Espacio-Tiempo. Entrando en un sumidero galáctico y llegando a otro estado del Espacio o del Tiempo (incluso regresando al pasado). Hechos que se me hacen difícil concebir, ya que el presente, pasado y futuro, son conceptos humanos; pero no universales. De ello, los animales no entienden esos estados temporales; ni tampoco las plantas, por cuanto menos se concibe entre los seres sin vida. Debido a lo que, a mi juicio, regresar al pasado en el Cosmos, sería simplemente concebirlo de manera inversa y oscura. Considerando que el Big Bang fue el comienzo de la destrucción de las Materias y Energías tenebrosas, y no el principio de La Creación. Pese a todo, Einstein y otros muchos astrofísicos, nos dirán que es posible pasar de uno a otro Tiempo; cayendo en Agujeros Negros o en esos “agujeros de gusano”, desde los que saldríamos a otra época (futura o pasada).




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Arriba, ejemplo de lo que sucede cuando se encuentran dos Agujeros Negros. Primero, se atraen, gravitacionalmente; luego, girarán hasta alcanzar un medio de la velocidad de la luz (150.000 kmts. segundo). Finalmente, pasarán a desaparecer, formando un enorme Agujero Negro, al caer ambos en una zona donde se superó los 300.000 kilómetros segundo. Al lado, el ejemplo sobre una caja, mostrando lo que sucede con la materia, cuando es absorbida por un ente que la traslada a mayor velocidad que la luz. Primero, la caja de seis lados (tres dimensiones); luego se descompone en partes bidimensionales; más tarde, se alinea tomando una sola dimensión. Finalmente, es convertida en un punto (adimensional), al pasar por el ojo del Agujero Negro o bien al superar la velocidad de la luz. Abajo, el ejemplo imaginado del túnel que atraviesa la Tierra; permitiendo trasladarse desde España a Nueva Zelanda, en unos segundos. Como modo para entender los “agujeros de gusano”; que (a mi juicio) no llevarían a modificar espacio-tiempo; sino a pasar desde una dimensión a otra. De una zona del Mundo hasta la opuesta, cambiando solo la fecha, no el tiempo.



C – 4) El Tiempo Oscuro:

           La astrofísica nos habla de la Energía y la Materia Oscuras; pero no vemos que mencione un Tiempo tenebroso. Algo que se concebiría como el “anti-tiempo”, por lo que deberíamos enterderlo de un modo inverso. Es decir, un tiempo que cuenta su final, desde el inicio de la Creación; por cuanto en el Big Bang el Universo Oscuro comenzó a decrecer. Dando paso a un Cosmos positivo, que nosotros observamos plenamente y en el que habitamos. Para explicar este concepto de la temporalidad negativa, bastaría entender lo que sucede en nuestras antípodas y en la zona del hemisferio Sur. Donde las horas son las mismas, pero invertidas; es decir, cuando en un lado se marcan las doce del mediodía, en el otro están a las doce de la noche. Asimismo, mientras en una parte del Mundo se vive el verano; en la opuesta nos hallaríamos en invierno. Siendo junio, el mes con mas luz diurna, en unas coordenadas geodésicas; mientras en el contrario, el día más largo se produce en diciembre. Un ejemplo que -de algún modo- mostraría la diferencia entre el Universo positivo (el nuestro): frente al Cosmos negativo (el Oscuro e invisible). Conociendo y observando perfectamente, cuanto pasa en nuestro lado del Planeta; aunque solo podríamos imaginar lo que sucede en las antípodas, invirtiendo lo que vivimos.

           El símil anterior que nos ha servido para imaginar un Universo Oscuro frente a uno positivo; quizá resulta un tanto simple. Pero nos ayuda a comprender el posible contraste entre nuestro Mundo y el tenebroso. Por ello, vamos a ampliarlo, suponiendo que abriésemos un túnel directo, conectando el lugar que habitamos con sus antípodas. Lo que uniría España con Nueva Zelanda, atravesando la Tierra. Tras ello, imaginemos que en ese túnel, colocamos un medio de transporte que permita llegar de un lado a otro, en menos de un minuto. Momento en que pasaríamos del invierno, al verano y de la noche, al día; en unos segundos (emergiendo en una y otra zona del Planeta). Viaje imaginario, que nos sirve como ejemplo para suponer el significado de esos “agujeros de gusano” (mencionados por los astrofísicos); en los que “cayendo” desde un punto, aparecemos en otro Espacio-Tiempo. Es decir, si existiera ese túnel desde España a Nueva Zelanda y su vehículo interior, capaz de transportarnos en segundos; en menos de un minuto pasaríamos de las doce de la noche a las del medio día y de una estación calendárica anual, a su opuesta. Asimismo, si observásemos el cielo en cada lado, se verían estrellas, constelaciones y planetas totalmente diferentes. Unas, pertenecientes al Hemisferio Sur y otras situadas en el Norte; por lo que su Espacio sería absolutamente distinto y nos habríamos de orientar de forma muy distinta.

           Ello, supone un cambio de horas (invertidas), una fecha anterior o posterior y un distinto clima; debido a la situación opuesta en el Globo. Pero no podemos admitir que aquellas variaciones afecten a nuestro pasado, al futuro o al envejecimiento. Es decir, aunque viajemos en unos segundos, desde Nueva Zelanda a España, recuperando así medio día; nunca seremos doce horas más jóvenes y simplemente habremos retrasado el reloj. Por lo que si el día que cumplimos años, a las doce de la noche, nos trasladásemos desde esas antípodas hasta nuestro país. Pese a llegar a España a las doce del medio día y una jornada antes del cumpleaños; no supone que rejuvenecemos, ni que el tiempo tenga otra medida. Simplemente habrá variado el uso horario y el calendario; al posicionarnos en las antípodas de la Esfera. Todo lo que -a mi juicio- puede mostrar de algún modo, lo que supondría entrar en un “agujero de gusano”. Que, seguramente puede relacionarse mucho con la entrada en un Agujero Negro o caer a un Universo Oscuro.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Tres imágenes de la iglesia de San Gil, en Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Un templo donde se plasma y se siente la presencia del “tiempo oscuro”. Siendo una bellísima parroquia, en la que se juega con las luces, las sombras y los diferentes tipos de tumbas. Conservándose muchas de pizarra, que en esta construcción “tenebrista” lleva a meditar sobre la muerte y su significado.






           Regresando al Tiempo en la Oscuridad; es decir, al Anti-Tiempo. Habríamos de plantearnos una fuerza que al contactar con el Tiempo positivo (el que conocemos), actuase como una fuerza que aniquilase a ambos. De tal manera, ya dijimos que podríamos concebir esa Cronología Negra, como aquel que marca el final de su existencia, desde el inicio de La Creación (al producirse el Big Bang). Es decir, una medida temporal que actúe desde la Materia y la Energía Oscura; cronometrando un Cosmos tenebroso. Por cuanto su cuenta sucede de forma inversa, tal como se realiza al marcar una salida, señalando: 5, 4, 3, 2, 1, 0. Siendo el cero, o la nada, el punto inicial para medir su existencia (o su inexistencia, sería mejor decir). Algo que podríamos también entender con otro ejemplo, como es, la numeración de los siglos en nuestra civilización; donde hablamos de periodos anteriores y posteriores a Cristo (a.C. y d.C. en español // B.C. y A.D. en inglés). De ello, si fijamos la fecha de partida de nuestra Cultura, en el año primero d.C.; en el primero a.C., habría terminado la etapa anterior. Todo lo que puede enseñarnos una comparación entre el Tiempo y el Anti-Tiempo (del Cosmos). Pues existirían unos siglos I, II, III y etc, antes de Cristo; junto a otros con igual numeración, posteriores a Cristo (lo que en este caso nos sirve como símil del Big Bang; marcando el comienzo y el final de épocas).

            Por su parte, numerosos astrofísicos afirman que el tiempo es un modo de recoger lo que el hombre percibe y mesura. Actuando del mismo modo que un jarro o una botella; donde se pueden marcar sus medidas, para saber la cantidad de líquido que se contiene. Debido a ello, desde Aristóteles se definía al Tiempo como una “categoría”; un hecho que hace elevar este concepto a Kant, quien afirma que todas las categorías se conocen o estudian, por medio del tiempo. Llegando a las descripciones más modernas, que concibieron el Tiempo como una sucesión de Espacios; pues de no existir el Espacio, tampoco se daría el Tiempo. Siendo unida la concepción de Espacio-Tiempo que ya aporta Einstein, quien demuestra que ambos están plenamente relacionados y que se deforman o modifican, en virtud de diversos factores físicos (como la gravedad, la velocidad, etc). Lo que repetidamente hemos explicado, cuando decíamos que por efecto de la absorción centrífuga de un Agujero Negro; el Espacio se deformaría (del mismo modo que se doblaría una placa de hierro con el calor). A la vez que esa enorme fuerza gravitatoria, aceleraría el Tiempo; o que situarse bajo una terrible atracción de masa, lo ralentizaría todo.

           De ello, hay quienes consideran que el Tiempo y su valoración es como un jarro o una botella, donde se mide un líquido; que disminuye cuando es apretada (por la gravedad) y aumenta al ser sometida a dilatación (ante una falta de presión). Aunque habríamos de plantearnos qué sucede si ese recipiente se rompe, por efecto de centrifugación frente a un Agujero Negro. Ejerciendo este sumidero estelar, una fuerza semejante a la de un tornado; sobre el Tiempo. Destrozando el jarro donde se guardaba su medida; dispersando el líquido del interior. En ese caso, habríamos de pensar que cuando el recipiente se destruye o deforma totalmente, derramando el contenido; al pasar por el centro del Agujero Negro, alcanzando la velocidad de la luz. Esa medida se transformaría en un Anti-jarro para contener Anti-Tiempo. Algo similar a lo que sucede cuando una persona muere, momento en que ya no cumple años; marcando la fecha del fallecimiento su calendario de recuerdo. Por cuanto el Anti-Tiempo cósmico sería similar al día en que un ser querido desaparece; siendo cuando fenece lo que fijará su recuerdo. Haciéndose común expresar: “hoy hace tantos años, meses o días, que esta persona murió”; mientras apenas se celebra -ni menciona- el cumpleaños de un finado.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
De nuevo, otras tres imágenes de la iglesia de San Gil, en Burgos (a la que agradecemos nos permita divulgarlas). Como podemos apreciar, en este lugar sentimos la presencia del “tiempo oscuro”. A través de sus luces, sombras y debido a los diferentes tipos de tumbas en pizarra; que otorgan una enorme belleza tenebrista a su arquitectura.








D) OSCURIDAD Y DECONSTRUCCIÓN CÓSMICA:

D – 1) EL EQUILIBRIO EN EL CAOS:

           Las mitologías clásicas nos hablarán de una anarquía total, anterior al orden y la paz que finalmente logran los “buenos” dioses. Equilibrio conseguido a través de numerosas luchas entre gigantes, titanes y deidades; que hasta imponer su poder estable y justo, deberán sufrir como héroes en diferentes batallas. Algo similar a cuanto nos narran los astrofísicos, al hablarnos sobre el Cosmos; afirmando que los Agujeros Negros -pese a su agresiva y terrible función- son los que regulan y crean el Universo. Pues su fuerza destructiva, logra limpiar el Todo y hasta “reciclarlo”. Actuando como sumideros o basureros galácticos; que nacen cuando se produce una Supernova. Una estrella que colapsa o muere y desaparece, al perder su combustión. De ese modo, algunos cuerpos estelares, después de millones de años luciendo; gracias a un proceso nuclear -consumiendo helio y nitrógeno, principalmente-. Sufren un colapso en su fusión atómica; apagándose y provocando una enorme masa. Donde se genera una tremenda gravedad, debido al peso del núcleo (sobre el que caen todos sus elementos, con una increíble densidad). Se llega a así a la incandescencia, reventando definitivamente el centro de la estrella, expandiendo todos sus restos. Naciendo en ese lugar, un astro formado por neutrones o bien un Agujero Negro (debido al peso del polvo y materiales que explotaron y quedaron esparcidos por ese punto). Siendo su velocidad de escape mayor que la de la luz, por cuanto de aquel lugar donde muere o se produce una Supernova; no sale luminosidad, siquiera.

           Ahora bien, este suceso que podemos considerar como un proceso terrible; será el que finalmente reducirá la masa del Universo, regulando los cuerpos estelares. Debido a que las galaxias van produciendo estrellas por doquier, y de no existir aquellos Agujeros Negros o sumideros celestes; todos los elementos nacidos terminarían sin espacio (colapsando unos con otros). Por cuanto, esas masas tenebrosas que absorben y aniquilan material galáctico; actúan como “ratas” cósmicas que comen y reciclan la basura. Por lo que, pese a la mala fama de estos roedores y de los abismos oscuros; ambos, sirven para limpiar y regular perfectamente la existencia (en la Tierra o en el Universo). Así pues, en cada extremo de una galaxia encontraremos esos “puntos negros”, donde se producen “tornados”; que los astrofísicos denominan “jets”. Un lugar en perpetua disgregación, en que no pueden aparecer nuevas estrellas; debido a que la atracción giratoria va devorando la masa, el polvo y los gases que le llegan. Aunque frente a este punto de destrucción, existen otros de construcción y generación de masa estelar; donde nacen nuevos cuerpos celestes. Lo que se vive en los extremos de las galaxias; en los que a modo de hélice, va surgiendo y dispersándose, materia y gases (por la acumulación de restos o la atracción desde otras zonas).

           Regresando a esos “tornados cósmicos” denominados “jets”, diremos que su tamaño puede ser “ultramasivo”; superando en diez mil millones, el peso del Sol. De estos, el más próximo a la Tierra, llamado Sagitario A (centro de nuestra galaxia); tiene una masa cuatro millones de veces superior a la solar. Pese a lo expuesto, se considera que el tamaño de esos Agujeros Negros conocidos como “jets”, contiene un límite; no pudiendo superar los cincuenta mil millones de veces la masa del Sol. Lo que supondría un diámetro mayor al del Sistema Solar y más peso que nuestra Vía Láctea entera. Agujeros Ultramasivos, que contienen una característica inexplicable; al ser notablemente mayores que cuantos cuerpos “absorben”. Sin poderse explicar por qué crecen tanto, ya que tragan galaxias enteras y aumentan de un modo desorbitado y progresivamente. Pudiendo colisionar entre ellos, generando una multiplicación de energía; lo mismo que sucede cuando dos galaxias chocan, momento en que sus Agujeros Negros se sitúan en el centro de ambas y comienzan a girar al unísono, a modo de un sumidero duplicado. Siendo así como nacen los cuásares; desde esos Agujeros Negros unidos, que emiten gran cantidad de energía (en forma de luz y radiaciones). Del mismo modo, ese enorme caos cósmico genera ondas gravitacionales inmensurables; que afectan, o crean, un Espacio-Tiempo propio.

           Por su parte, si es asimétrica la fuerza de dos Agujeros Negros que orbitan chocando; emitirá una energía gravitatoria desigual y no coordinada, con efectos terribles. Entre los que se halla el “temblor” del Espacio e incluso la expulsión del Agujero Negro de menor intensidad; que saldrá disparado como una bola de billar suelta y golpeada, tomando un impulso de millones de años luz. Llegando hasta un grupo de masa, que puede destruir o absorber de forma irregular, al no tratarse del “jet” central de estos cuerpos estelares. Para terminar esta breve exposición sobre los Agujeros Negros, sabemos que dentro de La Vía Láctea hay varios; y que nuestra galaxia llegará a chocar con Andrómeda. Momento en que ambas se unirán bajo el dominio de su centro oscuro; que es supermasivo. Pudiendo ese caos absorber nuestro sistema, o bien dispararlo hacia un infinito, de millones años luz. Pues los Agujeros Negros que no son tan pesados, regulan las galaxias; pero aquellos que tienen una masa inmensurable, las destruyen.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
tres imágenes tomadas en el Museo Arqueológico Nacional (MAN de Madrid), al que agradecemos nos permita divulgarlas. En ellas vemos piezas de cerámica griega (ática), fechadas en el siglo V a.C.; que representan escenas cotidianas y mitológicas de esta cultura. Cuya cosmogonía de la Creación concibe el Universo inicial como un Caos, donde van imponiéndose los dioses primigenios, que en forma de titanes luchan entre sí. Una gigantomaquia, cuyo final será la victoria de las deidades olímpicas y el reparto del mundo en tercios, sobre los que reinarán tres hermanos: Neptuno en el mar; Zeus en el cielo; y Hades en el inframundo. Estos mitos se inspiran en la intuición que los antiguos tuvieron acerca del origen del Universo; personificando fuerzas y dioses de un modo muy imaginativo, con el que describen algunas de las ideas que siglos o milenios más tarde, demostrarían los científicos. De tal modo, podemos identificar a Zeus, con la luz; un concepto del que nace su nombre, cuya etimología procede de “día” (en indoariano Diayus) significando el resplandor o la iluminación. Mientras Hades sería la oscuridad; pues en griego la ceguera o lo invisible se decía “A-des” (sin vista: Aδης)



D – 2) EL CAOS EN EL EQUILIBRIO:

          Muy bello es saber que el color de las estrellas marca su envejecimiento; pues las galaxias más rojizas, son las que menos tiempo permanecerán encendidas. Ya que ese tono bermejo, se debe a que los gases que proporcionan luz a sus cuerpos celestes, se están calentando demasiado. Así pues, las estrellas más ancianas, son rojizas; debido a que su combustión se termina y brillan al modo de una vela carente de cera (tomando el tono del pabilo). Pues al recalentarse los gases, su color es el de un fuego más candente; todo lo que significa que muy pronto cesará esa luminosidad rojiza (al terminarse su combustible). Por el contrario, sabemos que las estrellas nuevas nacen gracias a los gases fríos; originándose de ese modo y comenzando a navegar por las galaxias, provocando “vientos” que se mueven en forma de luz. Pero cuando una masa celeste se acerca al centro del Agujero Negro; este la absorbe “fulminándola”. Ello genera una enorme fuente de energía y luz, que se mezcla con el polvo y el gas existente entorno al “sumidero tenebroso”; dando paso a la creación de nuevos efectos o cuerpos galácticos.

           Entorno al caos y equilibro de los Agujeros Negros, generan un enorme problema cósmico aquellos que en un momento preciso, dejan de tomar energía de su propia galaxia; absorbiendo gases y materia de otra. Un hecho que hace envejecer las estrellas propias y cuanto gira entorno a ellos; matando al sistema que antes alimentaba. Es decir, hay “jets” que comienzan a aceptar energía de galaxias ajenas a la que inicialmente regulaban; dejando sin combustión, ni regeneración, esa a la que antes pertenecían. Siendo conocidos esos Agujeros Negros como Geiser Rojos, debido a que junto a ellos se halla una masa lumínica con este tono (provocada por la debilidad de esos gases recalentados, que van acabando con el sistema que antes dominaban). Suponiendo los astrofísicos que este puede ser el final de La Vía Láctea; que algún día se convertirá en uno de esos Geiser Rojos, y cuya muerte progresiva se intuye al observar el color de su luz (cada vez más bermeja). Aunque lo mismo podría suceder con Sagitario A; si hasta allí llegase una enorme nube de gas, que provocase su implosión. Encendiéndose como una mecha que gira, hasta reventar convertido en un Agujero Negro, de luz moribunda. Un hecho que no debemos descartar, ya que hay una gran masa de gas que se encamina hacia este Sagitario A.



JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
dos imágenes de esculturas barrocas, propiedad del Museo Diocesano de Tudela -al que agradecemos nos permita divulgarlas-. Representan un San Miguel expulsando al diablo del paraíso; cosmogonía que se relaciona con los ciclos astrales y cultos ancestrales. Debido a que los pueblos semitas del segundo milenio a.C., consideraban al planeta Venus como la diosa del amor “prohibido”. Ya que este astro aparece junto al Sol, por el Este, iniciando el amanecer. Mientras durante el ocaso, vuelve a verse al Oeste; perdiéndose en el horizonte junto al rey del firmamento. Esa unión con el Sol y el hecho de caer cada tarde por Occidente, viajando con él, para salir cada mañana por el Oriente. Identificó al planeta Venus con una amante que duerme con gran el padre de la luz, mientras la madre Luna quedaba sola durante la noche y al cuidado de sus hijos (a los que iluminaba en las tinieblas). De tal modo, si el Sol se identificó con el progenitor y la Luna con su esposa; indudablemente Venus sería la amante, que dormía con el rey de la luz. Por cuanto se adoraba como la diosa de la belleza y del erotismo, entre los pueblos fenicios y los canaaneos; dándole por nombre Ishtar. Aunque los judíos la identificaron con el mal y la infidelidad, considerando el demonio a este planeta “luxifero”, tan venerado por sus enemigos del Creciente Fértil.



D – 3) CAOS Y MINIMALISMO:

          Uno de las más extraños supuestos, es la existencias en el Universo de los Agujeros Negros microscópicos. Hay quienes afirman que no podemos demostrar su realidad y efectos, aunque otros muchos aseveran que gran parte de los desastres que se producen en nuestra galaxia, los provocaron esos minúsculos boquetes oscuros. Ya que su velocidad de escape superaría a la luz; pese a que numerosos científicos mantengan que nada viaja más rápido que los fotones. Debido a ello, infinidad de astrofísicos niegan la existencia de esos pequeños orificios tenebrosos. Aunque otros, llegan a postular que cayeron en la Tierra, generando lo que se cree hicieron enormes masas de meteoritos. Todo lo que sería un gran enigma, pues podríamos suponer que los dinosaurios desaparecieron por la entrada en nuestro planeta de un Agujero Negro microscópico; destruyendo una parte de materia terrestre. Pese a ello, también habríamos de pensar que si el boquete es tan minúsculo, el daño debería ser igual o semejante a su diámetro; todo lo que supondría no poder valorar la masa que destruyen esos mini Agujeros Negros. Aunque vistos de otro modo, se concebirían como un “rayo láser”, que podemos identificar con un chorro milimétrico de agua, saliendo a gran profundidad por una presa; cuya fuerza superaría a una bala. Lo expuesto acerca de esos infra-boquetes; explicaría que los Agujeros Negros supermasivos, permitan acercarse más a su núcleo (haciendo girar cuanto se aproxima a ellos); mientras los de menor tamaño, absorben pronto la masa que tienen cerca.

           Regresando a los hipermasivos, se cree que fueron esos grandes orificios tenebrosos, los que conformaron la luz; ya que su existencia está unida a la del Universo. Pues el Cosmos fue en su estado primigenio una bola de energía, que generó gases y al enfriarse entró en la era universal oscura. Momento en que se generaría la luz. De tal manera, tras una etapa oscura del Todo, se produciría la reionización; nacida desde las mini estrellas (a juicio de algunos). Aunque parece más lógico pensar que esa reionización surge principalmente por efecto de los Agujeros Negros. Por lo que volviendo a Lemaître, si pensamos en un Universo creado desde un átomo primigenio; quizás podríamos comprenderlo con un símil que se nos ocurre. Partiendo de que ese átomo primero y generador del Cosmos, fuese creado en el centro de un gigantesco Agujero Negro, generando en él un peso y una masa sin igual. Hasta el momento en que no pudiendo soportar la fuerza de esa partícula, el Espacio donde se halla; el átomo hipercargado de masa, cae por efecto gravitatorio a otro plano, donde revienta. Para entenderlo pondremos como ejemplo el funcionamiento de una balsa de salvamento náutica, que se conserva comprimida en un gran “huevo” de plástico. Una lancha doblada y cerrada al vacío, preparada en el casco de un barco; que al tocar agua, se hincha y despliega. Imaginando que ese átomo primigenio fuera uno de estos salvavidas; pero suponiendo que en ella se ha concentrado tal cantidad de masa, que la nave no la puede soportar. Volcando la embarcación hacia el lado en que se halla la balsa de plástico comprimida; cayendo esta al agua, donde se abre (saliendo de ella todo cuanto se fue concentrando en su interior). De tal modo, el peso de ese átomo sería lo que le llevaría desde un Espacio a otro, provocando la apertura de la materia que esconde (comprimida por Agujeros Negros). De este modo, primeramente saldría de esa partícula, la “gran oscuridad” que la ha comprimido, lo que provocaría energía necesaria para generar la reionización. Tras lo expuesto, por cuanto razonamos; podría aseverarse que detrás de todo Agujero Negro puede haber un Big Bang.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
Ejemplo de la partícula primigenia, como una balsa salvavidas comprimida, que se carga de peso y cae al agua, al no poder ser soportada por el navío que la lleva en su cubierta. Arriba, un barco, donde suponemos que se halla esa lancha plegada, en una bolsa cerrada. Al lado, el dispositivo se carga de peso. Abajo, debido a la masa, no puede el barco con ella y cae al mar, donde se abre.



D - 4) MATERIA Y OSCURIDAD CÓSMICA (conclusión):

           Como hemos visto, esa masa tenebrosa es la clave del Universo; tejido que no podemos observar, pero que se percibe y concibe como la mayor parte del Todo. Una sustancia espectral que conecta veinte mil millones de galaxias. Y de tal manera, el sub-átomo primigenio del cual procede el Big Bang (comúnmente conocido como “mota inicial”) se considera principalmente formado por Materia Oscura. Un “huevo cósmico” compuesto por energía y masa sub-atómica desconocida; proponiendo algunos físicos que el choque entre dos de esas “partículas negras” provocaría el primer electrón, dando origen así a la Materia Ordinaria. Desde allí, nacería el helio y el hidrógeno, produciendo las estrellas; aunque el problema es hallar por qué y en qué momento, la gravedad se inicia, uniendo las partículas hasta formar los astros. Determinando algunos astrofísicos que el efecto se produjo por colapso de los gases, que iniciarían esa fuerza de atracción en el Cosmos. Siendo la otra opinión, que esa Materia Oscura provocó la generación de los astros directamente; al actuar como primera forma gravitatoria. Uniendo así los gases y formando las primeras estrellas.

            De tal modo, se puede considerar que tras convertirse la Mota Primigenia, en hidrógeno y helio; esa Materia Oscura haría que se unieran y colapsasen, configurando el Todo (tal como lo vemos). Siendo así, se cree que en el inicio se formaron las Estrellas Negras; modo en que se denomina a los enormes astros formados por esa masa tenebrosa, que darían lugar posteriormente a gigantescos Agujeros Negros (que superan el peso del Sol en 12000 millones). Tras ello, se formarían, por efecto de la gravedad, las estrellas comunes; naciendo así el Cosmos que observamos. Aunque aquel otro que resulta invisible se nutre de esa Materia Negra; como combustible de las Estrellas Negras, que una vez destruidas darán paso a los Agujeros tenebrosos.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
luces, sombras y tinieblas; ha sido siempre el idioma en que la arquitectura sagrada nos ha hablado. Arriba, ventana prerrománica en Santa Cristina de Lena (Asturias) a cuya institución agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen. Al lado, un recodo en el Convento Franciscano de Palma del Rio (actualmente convertido en hotel). Abajo, Cristo románico del convento de San Salvador en Palacios de Benaver (Burgos) a cuya institución agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen.





            Para terminar, recordaremos que esa Materia Oscura equilibra y distribuye las galaxias; de modo regulado por un efecto aglutinante, similar al de la gravedad. Pues aquella parte invisible del Cosmos, conservó siempre su fuerza, obligando a la Materia Ordinaria a soportar su presión. Actuando del mismo modo que un encofrado de edificio; marcando las pautas de su estructura. Algo que podemos comprender como hilos que tejen las formas del Universo, impidiendo que se colapsen los cuerpos celestes. Un hecho que fue descubierto por el astrónomo Fritz Ziwiky, hace unos noventa años; quien observó un extraño comportamiento en las galaxias, proponiendo la teoría de la Materia Oscura como eje que las estructuraba. Razonando la idea de que el giro galáctico era errático y extraño; tanto que sus movimientos y velocidad, las haría escapar de la fuerza gravitatoria. Es decir, que Ziwiky pudo demostrar como el viaje de las galaxias superaba su resistencia. Para que lo comprendamos, observó que se trasladaban del mismo modo que un grupo de canicas lanzadas al aire; que de no ir envueltas en una bolsa, se separarían. Esa fuerza que las hacía permanecer unidas, es la llamada fuerza de la gravedad complementaria. Lo que se comprobaba debido a que las estrellas interiores y las exteriores, rotaban a la vez; como si estuvieran puestas sobre una rueda. Un hecho que resulta imposible, si las entendemos unidas tan solo por efecto de la gravedad; pues de ser así, los cuerpos estelares exteriores deberían ir mucho más lentos que los de dentro. Para comprenderlo, imaginemos un tiovivo donde hay asientos cercanos al eje central y otros exteriores. Pese a que existe una mayor velocidad en la parte interior y menor en la de fuera; todos rotan al unísono. Pero, siguiendo con el ejemplo; ahora supongamos que del tiovivo atamos cuerdas con pesos; lo que haría que las sogas fueran a una velocidad muy diferente, dependiendo de su lastre y su longitud (por efecto gravitatorio).

           De un modo tan ingenioso como el que hemos descrito, podemos comprender que las galaxias no se estabilizan tan solo por la fuerza de la gravedad. Pues giran al unísono, en lugar se tener una rotación al modo de pesos atados con hilos a un émbolo central (del que da vueltas). Ello, hizo concebir a Ziwiky, que las estructuras galácticas no se deformaban por efecto de esa Materia Oscura que las envolvía (obligándolas mantenerse como una gigantesca rueda). Tras esta idea, hay quienes suponen que esta masa tenebrosa se trata de un ente incapturable e inperceptible; tantom que llega a atravesarnos sin que podamos evitarlo. Mientras otros astrofísicos proponen que se trata de un Cosmos paralelo. Un Universo de Tinieblas, que -aunque no podemos ver- nos domina; tratándose de una réplica del nuestro (cual el negativo de una antigua foto de papel). Es decir, un segundo Todo, igual al que vivimos; que duplica nuestra materia y energía, pero formado por átomos de tinieblas. Lo que nos llevaría pensar si el Mas Allá podrá estar en ese otro Mundo Oscuro; donde algunos proponen que cuanto existe en nuestro Universo, tiene allí un paralelo.

            Siendo así, para finalizar podremos concluir que la Materia y la Energía Oscuras, son dos entes intangibles; pero perfectamente demostrables. Actuando la Materia de tinieblas, como un mecano, que estructura la Masa Ordinaria del Cosmos (cuanto vemos y vivimos). Mientras la Energía Negra genera un efecto de repulsión entre los cuerpos estelares; creando un empuje similar a la gravedad, aunque inverso. Es decir, como un poder de revulsión, que separa progresivamente cuanto existe en el Universo. Pudiendo considerarse una “fuerza demoníaca” que disgrega las galaxias, de modo acelerado. Tanto, que en mi opinión (de lego); pudiera llegar el día en que esa velocidad de expansión cósmica, superase a la luz; modificando enteramente el Espacio-Tiempo (quizás, destruyendo la Creación). Por cuanto es pensable que la inteligencia humana, y los estudios de astrofísica; tengan como último motivo, solucionar este problema. Llegando en el futuro un día, en que la humanidad sea capaz de generar una tecnología capaz de frenar a esa Energía Oscura. Parando la revulsión entre los astros y salvando al Universo.




SOBRE, JUNTO Y BAJO ESTAS LÍNEAS:
luces y sombras en el interior de las Iglesias Arriba, Cristo Yacente, en el interior de una urna; tal como se conserva en el templo dedicado a Nuestra Señora de la Asunción de Tudela de Duero (Valladolid; al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen). Al lado, parroquia de El Salvador, en Lagartera; localidad muy próxima a Oropesa de Toledo (a la que agradecemos nos permita divulgar nuestras fotos).








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