sábado, 23 de junio de 2018

SIMBOLISMO HISTÓRICO DE ABRAHAM E ISAAC Y DE JACOB JUNTO A JOSÉ:


ÍNDICE GENERAL: Pulsando el siguiente enlace, se llega a un índice general, que contiene los artículos más importates que hasta ahora hemos editado en "De Cnossos a Tartessos” . PARA LLEGAR A ELLOS, hacer clik sobre:
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Este artículo ha pasado a pertenecer a nuestro blog: "Arte, simbología y humanismo".
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Los capítulos se desarrollan en un texto escrito en negro y se acompañan de imágenes con un amplio comentario explicativo (recogido en rojo y cuya finalidad es razonar ideas). Si desea leer el artículo entre líneas, bastará con seguir la negrilla y las letras rojas destacadas.
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, terracota que representa una nave considerada una birreme, seguramente púnica; fechada hacia el siglo IV a.C., fue hallada en el Cerro de las Balsas, Alicante. Es propiedad del Museo Arqueológico de Alicante, que la expone tal como la vemos y al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen. Abajo, fotografía detallada de la misma terracota, en la que podemos contar el número de sus orificios para remos; resultando un total de veinticuatro en su eslora de estribor (la inferior).
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A) INTRODUCCIÓN:
Este artículo es un resumen corregido y aumentado de otro mío, publicado hace unos meses en el blog “ARQUEOLOGÍA, FLAMENCO Y PREFLAMENCO” -intituladoCANAÁN Y LOS PUEBLOS QUE COLONIZARON IBERIA...”- . A los interesados en consultar este trabajo inicial, les recomendamos hacerlo a través del enlace que presentamos en cita (1) ; donde accederán a varios capítulos que formaban parte de un gran libro que redacté entre los años 2008 al 2010. Un estudio muy extenso, dedicado a los orígenes del folklore del Sur peninsular y que pensaba titular: “Prehistoria e Historia del Flamenco”. Finalmente, este proyecto de libro que ya había acanzado las seiscientas páginas -aunque tan solo llegaba a la etapa romana-; no encontró apoyos académicos (ni empresariales) para conocer la luz, por lo que quedó inédito. Por lo que desde el año 2015 decidí divulgarlo en este blog llamado “ARQUEOLOGÍA, FLAMENCO Y PREFLAMENCO” (2) donde voy recogiendo los capítulos escritos tiempo atrás.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Arriba, dibujo mío de una trirreme griega, de unos treinta y cinco metros de eslora y amplia vela. Con una embarcación de este tipo se podía alcanzar una velocidad media superior a los seis nudos, lo que suponía avanzar unas 144 millas diarias (navegando las veinticuatro horas; tal como era común hacer, ya que desde el amanecer se orientaban con las sombras y durante la noche por las estrellas). Ello permitía viajar unos 270 kilómetros diarios y cargar miles de kilos en mercancías, pues una nave de gran tamaño podía transportar más toneladas que su longitud en metros (hablamos de 35.000 kilos en este caso). Todo ello convertía por entonces en zonas aisladas, aquellas que estaban alejadas de los mares. Pues el transporte por caminos, era difícil y peligroso; pudiéndose hacer tan solo con carros tirados por animales, que apenas cargaban una tonelada y solo avanzaban unos cincuenta kilómetros al día. A ello había de sumarse la posibilidad de asaltos y de cierres de las vías, debido a que los propietarios de las tierras negasen paso o bien a las guerras que se librasen. Todo esto convertía las áreas de interior lejanas al mar, en zonas mal comunicadas y muy atrasadas. Tanto que debemos pensar que hace tres mil años, Fenicia estaba más cerca de Gadir, que Cádiz de Madrid. Pues desde las costas de Canaán se podían transportar miles de kilos de carga y centenares de hombres, en una trirreme y apenas en quince días. Mientras desde Gadir al centro peninsular llevar cuarenta carros tendría un enorme riesgo y necesitaría más días de viaje. Abajo, una “pentera” fenicia también dibujada por mí.
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.1- La franja roja llamada Canaán:
Dos etimologías tiene el apelativo que toma esa “media luna” de tierra situada desde el actual Libano, hasta la Península del Sinaí (fronteriza con Anatolia y Egipto). La primera y más admitida, nos dice que Canaán significa “país de la púrpura”, y que procedería del término acadio “Kinahu”, cuyo sentido en aquel idioma de Mesopotamia era “rojizo”. Sabemos que este nombre era ya dado por los egipcios desde el siglo XV a. C. a toda la zona que nos referimos; denominación que aparece igualmente en tablillas babilónicas cuneiformes y que pasa con igual sentido a los textos veterotestamentarios bíblicos. Este es el origen de la palabra Canaán que admiten la mayoría de autores, aunque haya otros que la consideran derivada de un término de raíz propia que significaría “comercio”, o “tierra de comerciantes” (3) . En cualquier caso y sabiendo que las telas tintadas con el murex (púrpuras) fue el producto más significativo de esa cultura -con el que más comerciaron los caananitas-; ambos términos pudieran haberse confundido. Tanto que la voz “comercio” debió ser análoga a la de “púrpura”, tal como sucedió en otras lenguas, donde vocablos muy cercanos terminan por ser sinónimos -algo que podemos ver en el castellano antiguo, donde “plata”, “vellón” y “dinero”, fueron palabras análogas (pues el valor de mercado se medía en los precios de las lanas, que se intercambiaban fundamentalmente por dineros acuñados en plata y llamados vellones, como la piel del cordero)-. Sea como fuere, la palabra Canaán es sin lugar a dudas un sinónimo casi exacto a “Fenicia”; una segunda denominación que procede del griego “foinix” (foinix), que significaba rojizo y se aplicaba tanto a los fenicios como a los cartagineses -siendo “foinix” el origen a la voz “púnico”-.
Pero los hebreos (también habitantes de la Tierra de Canaán) no se consideraban del todo pertenecientes a esta “estirpe roja”. Lo que corroboraría la teoría de que fenicio y canaáneo fueran voces entendidas como sinónimos desde mediados del II milenio a.C.. Debido a ello, otros pueblos ajenos a Fenicia pero habitantes de la zona, no aceptaban realmente el apelativo de “hijos de Canaán”. Un hecho que se muestra en el Génesis (10, 6), donde escribe que tales canaánitas son anteriores a la emigración de Israel y los categoriza como “hijos” de Cam: Camitas, tal como lo eran Kush (Etiopía), Mishayim (Egipto, Alto y Bajo) y Punt (o Put, en el sur del Nilo). Considerando pues, que Canaán nace de la influencia de Egipto en la zona de Oriente Medio y en tiempos premosáicos; definiendo así a los canaánitas anteriores a Israel, como pueblos originados de migraciónes procedentes del sur (camitas o hijos de Cam, de procedencia africana). Por cuanto La Biblia menciona poco después (Gen.10, 15 ss) entre los otros hijos de Canaán, a Sidón (Fenicia) y a Jet (los hittitas); lo cual demuestra que el concepto de canaánita para los israelitas se identificaba totalmente con el de egipcio emigrado a las costas de Asia Menor. Gentes unidas a su vez con los indoeuropeos invasores, procedentes de Anatolia y llegados hasta Fenicia con la expansión del Hierro (desde el siglo XIV a.C.).
BAJO ESTAS LINEAS: El Mundo del Génesis” tal como lo identifican Robert Graves y Rafael Patai en su libro "Los Mitos Hebreos" (agradecemos a los herederos de Graves-Patai nos permitan divulgar este mapa). En este observamos las culturas que poblaban por entonces el Mundo Antiguo, que se consideraban todas descendientes de Noé, quien tuvo tres vástagos: Sem, Cam y Jafet de los cuales se originan las tres "razas" o civilizaciones humanas -semítica, camítica y jafética- (4) . Entre ellos, Sem será el antecesor de Israel, mientras otros canaáneos descenderían de Cam. Pues tal como podemos leer en el Génesis (X; 15-19) “Canaán engendró a Sidón, su primogénito, y a Het, y al jebuseo, y al amorreo, y al gergeseo, y al heveo, y al araceo, y al sineo, y al arvadeo, y al zemareo y al hamateo; y después se dispersaron las familias de los cananeos. Y fue el territorio de los cananeos desde Sidón, viniendo a Gerar hasta Gaza, hasta entrar en Sodoma y Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa”. Continuando El Génesis con la genealogía de Sem, del siguiente modo (X; 21-31): “También le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Heber, y hermano mayor de Jafet.Y los hijos de Sem: Elam, y Asur, y Arfaxad, y Lud y Aram. Y los hijos de Aram: Uz, y Hul, y Geter y Mas. Y Arfaxad engendró a Sala, y Sala engendró a Heber. Y a Heber le nacieron dos hijos: el nombre de uno fue Peleg, porque en sus días se dividió la tierra; y el nombre de su hermano, Joctán. Y Joctán engendró a Almodad, y a Selef, y a Hazarmavet, y a Jera, y a Adoram, y a Uzal, y a Dicla, y a Obal, y a Abimael, y a Seba, y a Ofir, y a Havila y a Jobab; todos éstos fueron hijos de Joctán. Y fue su habitación desde Mesa, camino a Sefar, hasta la región montañosa del oriente. Éstos fueron los hijos de Sem por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones”.

De esta genealogía bíblica, sucederá que la estirpe judía nazca solo de Sem; a quien se deben todos los hijos de Heber -hebreos-. Pero además se observará que entre los vástagos de Canaán está Amorreo, quien es sin duda el tronco de los Amorritas o de las tribus que vinieron desde la Península Arábiga hacia el 2200 a.C.; llegando al Sinaí para invadir posteriormente esa zona de Oriente Medio y Mesopotamia. Los que son indiscutiblemente el origen histórico de los pueblos beduinos que crearon varias de las tribus Sináicas; como fueron los judíos e israelitas (de quienes hablaremos más tarde).
Continuando con el modo en que La Biblia narra el poblamiento de Canaán por los israelitas: Éxodo -17- menciona una victoria contra los Amalequitas (antiguos habitantes canaanitas del Sinaí) y más tarde Josué -11- intitula su pasaje como “conquista del Norte de Canaán”. Tras ello, en Josué -12- se citarán “los monarcas y pueblos de Canaán” vencidos y expulsados por los israelitas. Estos son, entre otros: Amorreos, Canaanitas, Guirgaseos, Hittitas, Hivitas etc.; igualmente mencionan como expulsados a los cadmoneos, giblitas, sidonios y filisteos (es decir: A los de Biblos y Cadmo, a los Fenicios de Tiro y Sidón y a los Pueblos del Mar asentados en Gaza). Por su parte, en los siguientes versículos de Josué se exponen las victorias y conquistas sobre distintas ciudades y reyes de estas tierras. Así, en esta última lista de pueblos que menciona El Antiguo Testamento, observamos una mezcla de culturas entre los que se hallan los propiamente originarios de Canaán (amorreos y canaanitas) junto a otros que se consideran invasores de la zona; como fueron los llamados Pueblos del Mar y los Hittitas (llegados a Oriente Medio desde Anatolia a partir del siglo XVI a. C.). Por su parte, El Antiguo Testamento presenta otra relación de gentes contra las que Israel lucha y que eran propiamente fenicios o egipciopúnicos; como los sidonios o los giblitas (naturales de Sidón o Biblos).

En todo ello se percibe el deseo claro y conciso de distinguir a los judeo-israelitas de otros pueblos que cohabitaron con ellos en tierras de Canaán. Destacando comúnmente entre los enemigos -por su proximidad fronteriza- a los de estirpe fenicia (sidonios y giblitas); pero sobre todo a los más odiados por los judíos, como fueron los hititas y los filisteos -de origen marino e indoeuropeo-. Siendo hoy los filisteos considerado un Pueblo del Mar que invadió Canaán; a nuestro modo de entender se trataría de cretochipriotas llegados a Oriente Medio tras la guerra de Troya (hacia el siglo XII a.C). Cuando los dorios comienzan a asediar Creta y Chipre, acabando con la cultura minóica; por cuanto considero probado que aquellos filisteos eran micenios y minóicos, huidos hasta las costas de Canaán en los años en que el hierro se expande y sus culturas se desvanecen (como otras civilizaciones del bronce que tocaron a su final entre el siglo XII y el XI a.C.). Aunque debemos considerar una primera migración “filistea” cuando estalla el Tera-Santorino; volcán sito junto a Creta cuya caldera revienta en 1680 y sigue erupcionando hasta el 1580 a.C.. Un siglo de temblores y erupciones en el que quedará devastada la cultura minóica y la chipriota; debiendo huir los habitantes de estas islas hasta tierras lejanas, estabeciéndose en zonas como Canaán o Egipto. Por cuanto recogemos, la primera llegada de los filisteos a Canaán sería casi coetánea a las fechas que lo hicieron los judíos mosáicos; debido a lo que se entiende que algunos de los filisteos se integrasen entre las tribus de Israel, formando parte principalmente de las asentadas en Golán (conformando la llamada Tribu de Dan).
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JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos imágenes de los frescos del palacio Hicso de Avaris (paredes en reconstrucción del edificio de Tell el-Daba). Agradecemos a Jose Luis Santos (de TERRAE ANTIQVUAE) nos permita divulgar estas fotografías que desde su valiosa página ha dado a conocer en la Red. En ambos frescos podemos observar varias fases de “taurokatapsia” (lucha o juego con el toro) muy semejantes a las del Palacio de Cnossos. El carácter de estas escenas, lo que representan, su colorido y su técnica; demuestran que las decoraciones del palacio hicso de Avaris (Tell-el-Daba) son absolutamente paralelas con las de Creta y muy similares a los frescos coetáneos hallados en Tera (bajo las cenizas del volcán). Todo lo que demostraría que estos reyes hicsos tendrían un enorme componente cretense; pudiendo haberse tratado de cretochipriotas huidos del desastre volcánico, unidos a gentes e Mitani y ayudados por los canaánitas -que también marcharían de sus tierras por idéntico motivo-.
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B) LA TIERRA DE CANAÁN (orígenes y confluencia cultural con la Península Ibérica)
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1º) - Los orígenes:
Hacia el 5000 a.C. Jericó ya era una gran ciudad comercial y centro de agricultura. Además sabemos que durante ese V milenio a.C. en Canaán se intercambiaban objetos llevados desde el Tigris y Éufrates al Nilo (y viceversa). Iniciándose la Edad el Cobre en la zona del Sinaí sobre el 4500 a.C., y mil quinientos años después, la del Bronce (hacia el 3000 a.C., coincidiendo con el comienzo del periodo dinástico en Egipto). Por su parte, el puerto de Biblos, parece evidente que se funda a mediados de ese V milenio y pervivió miles de años con una igual finalidad, cumpliendo durante miles de años su misión de exportar madera hasta el Nilo. Pues la mayor actividad y función de esta ciudad era ya desde las fechas de su fundación; la venta y transporte de cedros del Líbano a esa zona que luego sería el próspero Egipto faraónico. Contribuyendo a la economía del Nilo con aquella materia prima, de la que el desierto carecía; logrando así el inició y progreso de esa gran civilización. Tanto fue así, que hacia la mitad del V milenio a.C., ya se llevaban desde la naciente Biblos y hasta el delta, los cedros en “pateras de cabotaje”; vendiéndose los troncos en aquellos lugares del Nilo donde la madera era un bien muy preciado. Todo ello pese a que su transporte por entonces podía suponer unos diez días de viaje; debido a que se recorrían de forma precaria las cuatrocientas millas de distancia que separan las costas del Líbano con las de Egipto.
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Así nació, floreció y permaneció Biblos, la cabeza comercial que dió origen a Fenicia; una legendaria ciudad que incluso otorgó nombre al libro (debido a que desde Biblos se importaron y extendieron por todo el Mediterráneo los papiros faraónicos). Un puerto y urbe llamado por los egipcios Ilubna, luego por los sumerios Gubla, que se menciona en la Biblia como Guebal, y que entre los canaaneos se denominaba Gabal. Emporio que se situaba a unos quince kilómetros al norte del actual Beirút y que parece comenzó durante la primera mitad del V milenio a.C., como un simple campamento de taladores de cedros -quienes construirían todo tipo de enseres con esa madera-. Además de la construcción de barcos existían otros motivos y usos que hacía imprescindible al cedro en Egipto: Como fue la utilización de su aceite y su resina en forma de bálsamo. Pero sobre todo, su importancia nacía del uso de esta esencia como conservante mortuorio. Lo que se realizaba empapando con el líquido resinoso del cedro las vendas de las momias; labor que principalmente se llevaba cabo con cadáveres de personas importantes (de ello la presencia continua de Biblos y de sus materias primas en el mundo religioso del Nilo y especialmente en el faraónico). Costumbres y cultos que se unieron unas a otras orillas; llegando a divulgar entre algunos súbditos de Egipto, la obligación de peregrinar hasta el lugar en que nacían los cedros.

JUNTO Y BAJO ESTAS LINEAS: Al lado, otra imagen de los frescos del palacio Hicso de Avaris (paredes en reconstrucción del edificio de Tell el-Daba). Agradecemos a Jose Luis Santos (de TERRAE ANTIQVUAE) nos permita divulgar las fotografías que desde su valiosa página ha dado a conocer en la Red. En la foto de nuevo podemos observar la lucha y juego con el toro; pintada de un modo muy semejante a como las veremos en el Palacio de Cnossos. Estas decoraciones del palacio hicso de Avaris (Tell-el-Daba) son absolutamente paralelas a las de Creta y muy similares a los frescos hallados en Tera (bajo las cenizas del volcán). Todo lo que demostraría que los reyes hicsos tendrían un enorme componente cretense; pudiendo haberse tratado de cretochipriotas huidos del desastre volcánico.
Abajo, falucas en El Nilo; fotografía tomada por mi mujer hace unos años. Para comprender la importancia de Biblos bastará pensar en que el medio principal de comunicación y transporte de Egipto era este río; aunque en sus tierras apenas se hallaban árboles (muy pocos y los que se cultivaban eran frutales tales como el olivo, la higuera o la palmera). Por todo ello, la necesidad de madera para fabricar barcos y falucas era primordial; siendo Biblos esencial para el dearrollo de la civilización faraónica. Un puerto situado junto a los montes poblados de cedros de Líbano; donde se obtenían las más nobles maderas, que permitían construir naves, vigas, muebles o herramientas de gran calidad.
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Consecuentemente, en la Era de las Pirámides era ya sobradamente conocida la utilidad de aquellos bosques y de los árboles cercanos a Biblos. Siendo su explotación y riqueza uno de los principales motivos que generan grandes cambios y migraciones hacia esa zona de Oriente Medio -desde estas tempranas fechas-. Consecuentemente, entre el 2300 y el 2000 a.C. se producen los traslados de los denominados Amorritas, que emigraron desde la actual Península Arábiga en dos direcciones: Los primeros dirigiéndose a Mesopotamia, fundando la misma Babilonia; los restantes, hacia Palestina-Fenicia, invadiendo y creando Canaán (aunque algunos teóricos piensan que dichos Amorritas fueran tribus mesopotámicas; sublevadas junto al Eúfrates, que luego avanzan hacia el Oeste). Es entonces, hacia el 2200 a.C., cuando entran estas nuevas hordas guerreras venidas del desértico Sureste, destruyendo y cambiando las antiguas ciudades que allí existían. Atacando Biblos, la urbe más importante y que ya por entonces tendría más de dos mil años de Historia. Por todo cuanto hemos de pensar que los Amorritas fueron una unión de pueblos trashumantes, que se unificaron con el fin de liberarse del gran poder comercial y político de Egipto en la zona de Canaán, consiguiendo para ello gran apoyo de Mesopotamia (pues sus hermanos de origen habían triunfado en el Eúfrates, construyendo misma Babilonia).
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De tal manera, estos habitantes de Oriente Medio se compondrían en aquel tiempo de una amalgama formada por pre-fenicios autóctonos (pueblos costeros y navegantes anteriores a los fenicios); junto a egipcios allí asentados (en Biblos) y sobre todo de beduinos llegados del desierto (amorritas) ayudados por sus parientes y “clientes” de Mesopotamia. Un hecho, además, nos hace suponer que una gran parte de esta invasión o migración llegada a Canaán, lo hace para liberar de Egipto a los pueblos “hermanos” allí asentados. Este es el dato histórico que obtenemos al conocer cómo poco antes de aquellas migraciones y guerras (hacia el año 2300 a.C.), el faraón Pepi I envió a sus ejércitos varias veces a las zonas de Fenicia y Sinaí, para acabar con las revueltas y seguir dominando esas tierras desde el Sinaí hasta Biblos.
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Al lado, un fresco del palacio de Cnossos, fechado hacia el 1500 a.C. y propiedad del Museo de Heraklion -al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. En la imagen podemos observar el enorme parecido con los frescos del palacio hicso de Avaris, fechados hacia el 1600 a.C. (un siglo antes). Abajo, la caldera del Tera en 1950 entrando de nuevo en erupción.
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2º) - Los Amorritas y Abraham:
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Como decíamos, después de estas luchas entre Pepi I y los habitantes de lo que iba a ser Canaán, aparecen en la zona las mencionadas tribus venidas desde la Península Arábiga. Gentes que frecuentaban antes de forma nómada el desierto del Sinaí, pero que sobre el 2200 a.C. llegan ya con el fin de invadir todo Oriente Medio (unas mismas tribus que atacan Mesopotamia). De entonces procede su nombre que es un apelativo summerio, quienes llamaban “amurru” a esos “Occidentales”; significando Amorrita en lengua de Summer: “venido de Oeste”. Dichos pueblos Amorreos (Amorritas) florecerían a nuestro juicio con la expansión del Bronce tras el 2400 en la zona del Sinaí y Península Arábiga; su fuerza debió ser imparable, pues no solo invadieron y acabaron con Summer, sinó también se hicieron con el poder hasta el norte de Canaán. Aprovechando la decadencia del Antiguo Imperio Egipcio, que sobre el 2000 a.C. se debilitaba y caía en luchas intestinas (fragmentándose en pequeños feudos). Los amorritas se expandieron por las zonas fronterizas a este, ocupando esos reinos cercanos al Mediterráneo que antes los faraones habían dominado.
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Tenían todos los de Amurru una lengua parecida o común, llamada de tronco semítico, de la cual nacerían los posteriores idiomas hablados en Fenicia y en Judá-Israel. Pese a ello, tras la invasión amorrita de la costa y aún cien años después de la caída del Imperio Antiguo del Nilo, la mitad de la población que vivía en Biblos era egipcia; hablando y vistiéndose en esta ciudad a modo faraónico, todavía en los siglos XX y XIX a.C. (pudiéndose comprobar que igualmente los giblitas escribían por entonces en idioma jeroglífico). Como dijimos, esa invasión Amorrita que llega a destruir la Antigua Biblos y su recuerdo en la Historia, se recoge en el Génesis de forma confusa. Pues ya vimos que se cita a Amorreo como hijo de Canaán, nieto de Cam, y por lo tanto ajeno al pueblo hebreo, que era descendiente de Sem -semita- (Gen 10, 15).
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Pese a tal confusión que hace de los Amorreos gentes ajenas a Israel y Judá; la verdadera Historia de la invasión y emigración de este pueblo hacia Canaán y Mesopotamia no es otra que la narración bíblica de la llegada allí de los primeros “judíos”. Escrita en el Génesis, donde se personifica en la figura de Abraham a esos Amorritas. Una “leyenda” que hubo de ser conservada oralmente al menos durante nueve siglos, hasta plasmarla por escrito en el Libro Sagrado, conteniendo su relato gran parte de verdad histórica. Puesto que la figura del “padre Abraham”, recoge de modo personificado la llegada y conquista de aquellos amorritas -a fines del III milenio-; quienes por entonces dominaban la zona comprendida desde Mesopotamia al Sinaí y a Fenicia. De tal manera, en Génesis (11, 31 ) leemos como Abraham nace en Ur de los Caldeos y tras ver una Babel destruida (una Babilonia vencida), se dirige hasta el lugar de los canaáneos. Donde consigue llegar, para realizar una alianza con Yahvé; quien le entrega esa tierra, para él y su descendencia (Gen.12, 7). Más la zona era pobre y Abraham se ve obligado a emigrar a Egipto por hambre, entrando en contacto con el mismo Faraón -quien les trató bien; enamorándose de su mujer-. Dándoles los egipcios ganado, trabajo y siervos (Gen. 12, 16) se ve obligado a regresar a su país junto a su gente; cuando el rey del Nilo descubre que la amante que había tomado, era la esposa del Abraham y no su hermana, tal y como el marido dijo al llegar.

JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos pinturas sobre Abraham. Al lado una tabla de Jan Proovost que representa a Sara, junto a su marido y un ángel (propiedad del Museo del Louvre, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Abajo, cuadro de James Tissot donde vemos a Sara antes de ser entregada al faraón (esta obra historicista del pintor inglés Tissot se encuentra en el Jewish Museum de Manhattan, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen). Abrahám es sin lugar a dudas la personificación de las tribus y comerciantes que llegaron desde Mesopotamia a Canaán, a comienzos del segundo milenio a.C.; huyendo de una gran crisis y hambrunas extendidas por el Eúfrates y logrando establecerse en Egipto. La historia que narra cómo el faraón se enamora de su mujer (Sara) y el patriarca le dice que es su hermana, entregando la esposa al rey del Nilo. Relaciona plenamente los matrimonios reales egipcios con los que quizás intentaron copiar las gentes de Abrahám; pues como es sabido, el futuro faraón debía casarse durante la niñez con su hermana. Mi teoría personal acerca de estos enlaces endogámicos es que la niña princesa concebía -en virginidad- del hombre más culto o inteligente del Nilo. Siendo fecundada por inyección de semen, tal como hacían los pastores para mejorar la especie de ganado. Así, nacerían en plena adolescencia de la princesa los futuros príncipes de Egipto; descendientes en linea faraónica directa (sin duda); como vástagos de los dos hermanos hijos del Faraón, pero logrados por los médicos con la semilla del Shaty o del Sacerdote Supremo -grandes arquitectos que solían tener como sobrenombre “padre de dios”-. No negamos, que en algunas ocasiones pudo haber contactos incestuosos y vástagos nacidos de los príncipes hermanos (que se malograrían por endogamia). Pero lo común sería servirse del hombre más privilegiado, para traer al trono a personas de gran inteligencia a través de ritos iniciáticos. A estas costumbres egipcias aludiría la historia de Abrahám cuando el faraón le pregunta sobre Sara y el responde que se trata de su hermana (como lo eran el rey del Nilo y su esposa).
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Evidentemente, este episodio bíblico situado entre los siglos XX y XIX ac. C., narra los contactos entre amorreos (pre-isrraelitas) y egipcios en época del Imperio Medio. Cuando esas tribus nómadas y comerciantes -emigrados desde Arabia y Mesopotamia-, debieron mantener una buena relación con fructuosos pactos establecidos en el Nilo. Justo antes de que Sestrosis III enviara sus ejércitos contra Canaán (en el 1850 a.C.) Pues tras esta última fecha, el Faraón Sestrosis volvió a entrar en guerra con los del Sinaí y su zona Norte; a los que Egipto dominará y someterá nuevamente por la fuerza. Dando la sensación de que solo por un periodo de doscientos años (desde la caída de Biblos en manos amorreas), parece que estuvieron los egipcios comerciando y pactando con las tribus del desierto palestino. Evitando enfrentamientos y cambiando mercancías, grano, animales, e incluso oro y plata; hasta que Sestrosis III manda sus ejércitos a la zona de Canaán. Debido a que este intercambio comercial era imprescindible para los del Nilo, ya que se trataba principalmente de productos transportados por estos nómadas desde y hacia Mesopotamia (incluso mercadeando con ellos esclavas o mujeres; como se deja ver en el relato bíblico).
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En referencia a este último punto, existe un hecho que llama poderosamente la atención en toda la historia bíblica; al narrar cómo Abraham cuando llega a Egipto, afirma que su esposa era su hermana y deja que la ame el Faraón. Ello muestra -quizás- el modo en que esas tribus venidas hasta el Nilo del otro lado del Mar Rojo; comerciaban con mujeres (propias y ajenas), además de mercancías. Por cuanto habríamos de deducir que -posiblemente- los egipcios compraban esclavas a esos beduinos, sin saber que eran de su mismo grupo (amorritas). Y que tras haberlas obtenido -cabe pensar- se vieran envueltos en problemas y enfrentamientos con las familias o pueblos del vecino y fronterizo desierto. Así narra la Biblia cómo el propio Faraón sufre graves males tras enamorarse de la esposa de Abrahám, descubriendo finalmente que estos “daños” se deben a haber amando la mujer del patriarca (a quien creía soltera y su hermana). Unos hechos legendarios, que pueden significar cuanto hemos interpretado; simbolizando a mi jucio cómo al vender las tribus amorritas (de Abraham) esclavas a Egipto, obtenidas raptando mujeres en Canaán. Pudieron verse los egipcios envueltos en problemas con los habitantes de esas tierras fronterizas (con patriarcas o familiares de aquellas). Tanto debió ser así, que narra el Antiguo Testamento cómo este fue el motivo por el cual obligan a salir del Nilo a Abraham y los suyos; debiendo regresar a Canaán. Aunque también cuenta la Biblia que volvieron de allí ricos, cargados de oro, plata y ganado (entregado por el Faraón). Todo lo que muestra las primeras fases de establecimiento de los pueblos amorritas en Canaán y su contacto con los poderes de Egipto, así como una primera integración inicial en el Nilo (a comienzos del segundo milenio a.C.).
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos libros editados por Charles River, sobre Biblos y Sidón.













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3º) Los Hicsos y José:
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Tras este periodo de unos doscientos años con paz y comercio entre Egipto y las tribus de mercaderes que vivían -o viajaban- por el Sinaí y Canaán (amorritas). Hacia el 1850 a.C. se produce el ataque del Sestrosis III sobre el vecino “creciente fértil” y la victoria del ejército faraónico en aquellas tierras. Momento en que nuevamente cayó el yugo egipcio sobre el Sinaí, llegando hasta Biblos; aunque su poder omnímodo duró poco tiempo, porque un siglo más tarde el Imperio Medio se debilitaría. A esta crisis en Egipto habrá que sumarle la fuerza que alcanzaría el Estado de Hammurabi (Babilonia); que se convierte en el 1770 a.C. en la capital del Mundo Antiguo. Lo que provoca indirectamente que unos decenios después, el reino del Nilo se disgregase; entrando en crisis durante todo el siglo XVIII a.C., debido a luchas internas. Inestabilidad que pasa a recibir un golpe mortal con la aparición de los Hurritas en tierras de Canaán, atacándolas con carros de guerra. Estos Hurritas eran tenidos por una tribu “bárbara” (entiéndase extranjera y sin civilización común a la del Nilo), que nace en el Asia Central; cuyo secreto bélico fue el dominio y doma del caballo, pero sobre todo la creación del carro de guerra. De tal manera, valiéndose de aquel ingenio, se lanzaron desde el Caúcaso con sus caballos; primero hacia Babilonia, llegando a vencer a Hammurabi y luego se dispusieron a invadir Canaán.
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Finalmente, los nuevos guerreros de procedencia indoaria (mezclados con tribus de los montes donde nacen el Tigris y el Eufrates); tras haberse enfrentado a Mesopotamia, fundaron el reino de Mitani. Asimismo se hicieron con el poder de gran parte de Anatolia (exceptuando sus costas) donde crearon el imperio Hittita; y tras atacar Oriente Medio, se alían con los Canaaneos para ir contra Egipto. Los nuevos invasores ocuparán el Nilo antes de 1650 a.C.; debido a sus necesidades de expansión. Lo que logran en gran parte gracias a la fuerza y vigor de estos pueblos pastores hurritas; bien armados, formados por ejércitos de hombres altos y valiéndose con carros de guerra. Aunque a mi juicio, el hecho que verdaderamente les obliga a emigrar hacia Egipto y les facilita la entrada en los dominios del faraón, fue un primer estallido del volcán Tera-Santorino. Cuya caldera -como ya dijimos- revienta inicialmente hacia el año 1680 a.C.; devastando la zona cercana a Creta (incluido los campos de Anatolia, donde se situaba Mitani y Hatti).
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De tal modo, forzados por la hecatombe del Tera -a mi juicio- hubieron de huir dirección Sur estos Hurritas (Hittitas de Mitani); iniciando un camino hacia el Nilo, junto con los Amorreos y otros pueblos canaánitas. Tras verse sumidos en años sin verano, cubiertos por nubes tóxicas procedentes del volcán y después de tener sus tierras destruidas por polvo y lluvia con sedimentos ácidos. A ellos se sumarían los Canaáneos, ayudando en la expedición de esos Hurritas, para alcanzar nuevas tierras al Sur; e incluso los huidos de Creta y Chipre, quienes primeramente se dirigirían hacia allí, buscando refugio en los dominios del Faraón (tras escapar por mar y a toda prisa, de sus islas destruidas). Llegando así unos y otros hasta el Delta; donde sin enfrentamientos ni prácticamente combates, se adueñarían de la zona del Sinaí y de la desembocadura. Debido a que encuentran un Nilo débil, temeroso y en total decadencia; porque los ejércitos y las élites faraónicas habían huido hacia la zona de Luxor tras las catástrofes del Tera Santorino. De este modo y antes del 1650 a.C., Hurritas, canaaneos y cretochipriotas, crearon en el delta del Nilo un reino propio, generando una nueva época, llamada de los reyes Hicsos -cuya traducción parece ser que es la de “reyes extranjeros”-. Etapa destacada por lo ajeno al mundo faraónico y al Antiguo Egipto de quienes gobiernan esa zona Norte de Egipto (ya que a mi juicio se trataba de gentes huidas y de migraciones llegadas tras la hecatombe volcánica vivida en Creta hacia el 1680 a.C.).
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Aquel nuevo reino que se asentó en la desembocadura egipcia, tuvo su capital en una ciudad con nombre indoeuropeo: Avaris. Lo que hace evidente que fué de fundación “jafética”, pues en mi teoría tal denominación para la urbe significaría en idioma indoariano “en el agua” (procediendo del radical sánscrito “vari” = agua). Quedando así demostrado que tal y como Falvio Josefo afirmaba, los reyes Hicsos llegaron del Norte (Anatolia); pudiendo ser probablemente Hittitas (en parte), pero con toda seguridad, cretochipriotas de raigambre e idioma ario. Mientras comenzaban a reinar en el Bajo Nilo estos nuevos gobernantes venidos de Creta, Chipre, Hatti, Mitani y Canaán (Anatolia y sus islas o de Oriente Medio). Los verdaderos egipcios se reorganizaban y huían al Sur, buscando apoyo y creando nuevas ciudades lejos de las costas mediterráneas -en las proximidades de la capital, Luxor-. Ya que los reyes Hicsos nunca fueron bien aceptados por los antiguos habitantes del imperio; no solo por su condición de extranjeros, sino principalmente por su incultura jeroglífica, su religión ajena al Nilo y su falta de costumbres faraónicas. Consecuentemente, se sabe que la verdadera patria y pueblo que los Hicsos consideraban suya, era Canaán y las tierras más al Norte (Chipre, Creta y Anatolia). Tanto que a ciento cincuenta kilómetros de Jerusalén, en el límite de la actual Israel (Tell-Hasor;,cerca de Dan), se levantó una villa conocida como el palacio de Hazor; creado como un emporio Hicso-Canaáneo, donde se conservaron las leyendas e historias de esos gobernantes y de esta etapa en la que reinaron sobre Egipto.
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BAJO ESTE PÁRRAFO: Mapa que hemos trazado del reino Hicso y de la zona de influencia hicsa, durante los siglos XVII y XV a.C. (sobre un mapa de Israel publicado en el libro de M.J.STEVE “Por los caminos de la Biblia” página 86 -Barcelona 1967-). En lineas discontinuas rojas he marcado las fronteras de ese reino hicso; en lineas azules, el área de gran influencia de su gobierno, que tenía como frente Norte de importancia la zona de Meggido y Hazor (señaladas con un círculo rojo). Asimismo podemos ver en letras rojas la capital hicsa Avaris y su segunda ciudad Memfis; y en letras verdes la situación de Biblos. Puerto de influencia egipcia, de cuya destrucción o sustitución nacerían los emporios fenicios desde el siglo XV a.C. (Sidón y Tiro), fronterizos con Israel y con las tierras de los filisteos (Gath -Gaza- y Golán). Por su parte, hemos de destacar que tras la caída del reino Hicso del Nilo, estos invasores asentados en el delta huyeron en su mayoría hacia Canáan, estableciendo sus palacios en ciudades como Hebron o Jerusalén. Construyendo un “nuevo reino Hicso” canaaneo que comprendía prácticamente las fronteras de lo que más tarde iba a ser Israel, Judá y Fenicia.
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En esta época hemos de situar la conocida y bella historia bíblica de José, nieto de Isaac (Gen. 17 y 18) y bisnieto de Abrahám (Gen. 10 y ss.). Relato del Antiguo Testamento -recogido también por Flavio Josefo- que nos narra cómo Jacob, el padre de los “doce hijos de Israel” (Gen. 29 y 3) y cuya estirpe simboliza las Doce Tribus hebreas; tenía como hijo menor y preferido a José. Debiendo interpretarse que entre esas tribus, la más joven -o la recién llegada a Canaán- posiblemente es la que personificaría ese último vástago de Jacob (José; Gen. 37 ). Por su parte, esta organización que la Biblia describe, hablando de un reino dividido en doce tribus; nos recuerda plenamente a muchas otras formas de gobierno del Mundo Antiguo. Entre las que podemos recordar la Etrusca e incluso la Unión Helena; que se estructuraban igualmente en ligas y alianzas de siete o doce ciudades -según el número sagrado en cada caso-.
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Pero volviendo a José, como personificación de una Tribu o Ciudad-Estado hebrea; cuentan las Sagradas Escrituras que fue vendido a unos comerciantes de esclavos por sus hermanos, quienes después dijeron a su padre que había muerto. Tras ello, llegará a Egipto donde sirve a Putifar (Gen.39) pero acaba injustamente en la cárcel. Allí se descubre como augur lector de sueños (Gen.40) y por sus aciertos es llevado ante el Faraón, quien le toma como asesor, llegando a nombrarle su visir (Gen.41). Finalmente, entre los capítulos 42 al 46 del Génesis, vemos como llegan los hermanos de José hasta Egipto buscando grano y provisiones, cuando este los descubre. Alegre al verlos, aunque apenado por cuanto le hicieron; finalmente él mismo les comunica que es su hermano José, al que vendieron como esclavo y que en ese momento vivía como Shaty del Nilo (primer ministro). Perdonando la terrible afrenta recibida en el pasado por esos familiares, les da su apoyo para que junto su padre (Jacob) se establecieran a vivir en la prosperidad de Egipto. Una bella narración que muestra el modo en que los israelitas se trasladan al Nilo en una época que se identifica con el reino Hicso. Introduciéndose en parte en Egipto, posiblemente gracias a aquellos beduinos del Sinaí o de Canaán a los que vendían como esclavos. Pues como hemos visto, la historia de Jose parece dejar claro que los amorritas comerciaban con mujeres y personas, que facilitaban a los egipcios como mercancía -junto a cuantos objetos, especias o metales importaban desde Mitani, Hatti o Mesopotamia-.
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Acerca de este interesante pasaje bíblico, investigadores y egiptólogos del pasado siglo XIX realizaron magníficos análisis; donde identifican la figura de José con la llegada de los hicsos. Pues tras la lectura de los jeroglíficos y el descubrimiento por los historiadores de la invasión Hicsa del Nilo; se consideró este relato del Antiguo Testamento una leyenda judía donde se narraba la entrada de los israelitas en el Nilo, junto a los hicsos. Nosotros -incluso- nos aventuraríamos a interpretarla de un modo más evemerista, afirmando que no solo José simboliza las tribus hebreas que emigran al Nilo con estos reyes extranjeros que conquistan Egipto. Sino que más bien José, es la personificación de alguna tribu menos antigua (las más pobres y recientes) de las establecidas en el Sinaí. Gentes que probablemente fueron “usadas” o vendidas como mercenarios, para luchar en esas guerras entre el Nilo y Canaán -entre el faraón y los amorritas, cuyo comienzo se fecha con Sestrosis III desde el 1850 a.C.-. Aunque José también pudiera personificar a los mas jóvenes que habitaban en las “doce tribus”; adolescentes que sus propias familias entregarían como soldados a las hordas que invadieron Egipto, para luchar contra el faraón, al mando de esos “reyes extranjeros” llamados hicsos.
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Sea como fuere, José representa aquellos del Sinaí “vendidos” para servir a los Hicsos, que tras la victoria de los nuevos dueños de Egipto, pasaron a formar parte de quienes dominarían el Delta. Todo descrito en una narración bíblica que explica y razona magistralmente Jaques Pirenne; cuando afirma que -a su juicio- los Hicsos fueron famosos por su ignorancia y por su desorganización, debido a que se trataban principalmente de tribus de pastores nómadas anatólicas y mesopotámicas. Por lo que tras dominar Egipto hubieron de establecer un sistema Estatal para el que no estaban preparados. De ello, piensa este egiptólogo francés, que hubieron de tomar entre sus filas “mercenarios o esclavos” de la burocracia, llevando hasta el Nilo gentes que supieran escribir, leer y calcular (debido a que las élites egipcias conquistadas no estaban dispuestas a trabajar para aquellos que les habían invadido). De ese modo, muy pronto algunos de los llegados a Egipto desde Canaán como servidores, ocuparían puestos de alto rango junto al nuevo Faraón. Así José, representa a estos canaáneos (judíos) formados, cultos y que conocían la contabilidad, la escritura y el orden estatal. De allí su función como lector de sueños y organizador de las arcas del Estado.
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos cuadros atribuidos a Murillo, donde se representa a José perseguido y acosado por la mujer de Putifar. Al lado, un pequeño lienzo que se expuso en Bilbao en el cuarto aniversario del pintor; y pese a que Matías Díaz Padrón no reconoce del todo la autoría de Murillo, no deja de tener una enorme valía (se halla en colección privada, a cuyo propietario agradecemos nos permita divulgar la imagen). Abajo, una gran obra del artista sevillano; con igual iconografía y propiedad de la Gemäldegalerie Alte Meister im Schloss Wilhelmshöhe -Museumslandschaft Hessen Kassel- de Alemania (a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen). En ambos casos representan una misma escena, donde la esposa de Putifar (primer amo de José) intenta yacer con su esclavo; mientras este se niega a traicionar al señor al que servía. Pese a ello, la historia narra que la mujer, despechada y teniendo miedo de que su sirviente la denunciara, se apresuró a contar a Putifar que había sido el esclavo quien intentó violarla y que por ello conservaba un trozo de sus vestimentas -arrancadas con sus propias manos mientras se defendía-. Esa falsa denuncia llevará a José a la cárcel, donde conocerá al copero del faraón; camarero real que tras salir de prisión habla al rey del Nilo sobre las lecturas de sueños y las profecías que oyó narrar a ese compañero suyo de celda. Todo lo que le hizo ser llamado por el faraón y tras augurar y acertar José los famosos siete años de vacas flacas y siete de vacas gordas, fue nombrado visir o asesor del monarca del Nilo. Un cargo en el que volverá a ver sus hermanos, que le habían vendido años antes como esclavo; cuando estos llegaban hasta tierras de Egipto en busca de trigo, durante una época de hambrunas en Canaán.
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De tal manera, la historia de José personificaría el periodo en que se creó una clase burócrata y gobernante del Nilo de origen hebrea; durante la referida fase del reino hicso en Avaris. El hecho final que narra La Biblia es que gracias a José -esos funcionarios allí establecidos como élite-, se traslada a Egipto toda la estirpe de Jacob (las Doce Tribus de Israel). Durante una etapa que debió ser grata y confortable para los judíos en el Bajo Nilo, pero solo hasta que los Hicsos son derrotados y expulsados del país. Tras ello, regresaron los antiguos “dueños” egipcios al Delta; quienes -como dijimos- odiaban a esos extranjeros invasores, a los que llamaban bárbaros o extraños (hicsos). Quienes se ven obligados a huir del Nilo y se establecen principalmente en ciudades de Canaán, teniendo sus plazas fuertes en urbes como Hebrón o Jerusalén (que se supone fundada por los Hicsos bajo el nombe de Salem). Por su parte, las antiguas dinastías y los nobles del viejo Egipto regresan al Norte, tras haber conservado su reino y su capital en las cercanías de la actual Luxor, a cientos de kilómetros al Sur de la desembocadura. Después de siglos de invasión y esperando para recuperar el codiciado delta del Nilo. Por ello, seguramente, tras la incursón hicsa nunca más volverían a situar sus ciudades principales cerca del Mediterráneo; por temor a que se repitiera cuanto los extranjeros hicieron con Memfis o en Avaris -dominándola y destruyendo la cabeza del Bajo Egipto-.
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De lo anteriormente expuesto, entendemos asimismo que todos los colaboradores de los hicsos cayeran en desgracia; y entre ellos, fundamentalmente los israelitas. Lo que explicaría su cautiverio y la esclavitud posterior sufrida en Egipto; unos hechos que se sitúan entorno al final del mencionado reino extranjero y cuando nace el Imperio Nuevo de Egipto. Hacia el 1580 a.C; momento en que los canaaneos serían tenidos por enemigos del “verdadero Faraón”. Una etapa que narraría su posterior esclavitud, de la que les liberará Moisés. Pero antes de entrar en el periodo Mosaico vamos a analizar la realidad histórica de la etapa hicsa desde otros aspectos, muy interesantes y en referencia a lo que fué la colonización del Mediterráneo a fines del II milenio a.C..
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SOBRE JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Fotografías del Palacio real de Cnossos, Creta (agradecemos a la institución “Palace of Knossos”, nos permita divulgar nuestras imágenes). Arriba, una vista del exterior del edificio, en un lugar cercano a la Sala del Labrys; donde se adoraba al hacha doble, llamada en eteocretense Labrys o Laubry. Al lado, fresco representando un guerrero minóico, con un estilo muy parecido a los que había en los edificios extranjeros de Avaris. Abajo, una de las salas cercanas al atrio del trono, donde igualmente vemos grabados con delfines, semejantes a los existentes en el recinto hicso Avaris, pero también a los de Akrotili (en Tera). El palacio de Cnossos es posterior a la caída del reino Hicso del Nilo, aunque su diseño se asemeja mucho a los recintos que allí levantaron los invasores del delta durante el siglo XVII a.C.. Muy por el contrario, los frescos de Akrotili, hallados bajo los restos de la erupción del Tera-Santorini, son inmediatamente anteriores a los de Avaris. Pues se fechan en la época de la voladura del volcán (circa 1680 a.C.), momento en que se abandonó Akrotili, cuando todos los habitantes que pudieron hubieron de huir de esta isla y de la de Creta. La coincidencia de estilos y fechas hace obvio que los reyes hicsos procedían en gran parte del mundo minóico.
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4º) – Los Hicsos (otras cronologías); su relación con Creta y los Filisteos:
La importancia del reino y época hicsa en Egipto es primordial; no solo para entender el nacimiento de Judá, Israel y de Fenicia, sinó sobre todo para comprender la historia de los pueblos que forjaron y aculturaron nuestras tierras. Una Península Ibérica cuyas colonizaciones y dominios procedieron de civilizaciones llegadas desde la zona de Canaán. Gentes venidas desde el Creciente Fértil al menos en dos periodos cruciales y que cubren más de dieciseis siglos en nuestra Historia: Refiriéndonos primero a la precolonización creto-chipriota y a la colonización canaanea (cretense y filisteo fenicia); tanto como a la posterior invasión árabe llegada al sur peninsular después del 711 d.C.. De todo ello comprendemos cómo los pueblos canaánitas y los de su entorno, fueron tan importantes en la civilización penínsular; tanto como pudo ser la influencia de Grecia para Roma. Pues los contactos culturales y cívicos más tempranos que tuvo la Iberia antigua procedieron de aquella zona; estando mucho más ligada España a Oriente Medio que a Europa -al menos desde el punto de vista artístico y cultural-.
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Regresando al Nilo, una gran parte de los egiptólogos mantienen que la mencionada invasión de los dominios faraónicos llevada a cabo por tribus Hurritas, Canaaneas e Indoeuropeas; se produce sobre el 1730 a.C.. Aunque otros investigadores fechan su entrada a mediados del siglo XVII a.C.. Pese a ello, a mi juicio, no deberíamos confundir la aparición de los Hurritas en Mesopotamia y en Canaán; con la entrada de los Hicsos en Egipto. Pues a mi entender, la invasión de los extranjeros en el delta del Nilo, es consecuencia de la huida de los hittitas, hurritas, mitanios y canáneos. Del desastre del Tera y no fruto de unas campañas militares preparadas. Ya que esa “victoria” Hicsa sobre Egipto se produce durante unos años en los que gran parte de los súbditos del faraón habían abandonado la desembocadura del Nilo. Así creo que poco a poco se irían abandonando las tierras cercanas al Mediterráneo, a consecuencia de los “malos presagios” que observaban los súbditos nilotas a orillas de ese mar (olas de gran tamaño, piedras volcánicas, cambios en el color de las aguas, nubes de gases y polvo magmático etc). Todo lo que permitiría a esos que escapaban del volcán y sus terremotos -desde el año 1680 a.C.-, internarse sin grandes problemas en el delta faraónico. Por todo ello, antes de fijar la fecha de inicio del reino hicso, habríamos de diferenciar una primera etapa y anterior; en la que los hurritas y mitanios atacan el Nilo repetidamente con sus ejércitos de caballería y carros (sin lograr hacerse con el poder allí).
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En esta hipótesis y en cronologías paralelas se mueven personalidades tan prestigiosas como Jaques Pirenne (5) ; considerando que lo más probable es que la llegada de los Hurritas a las fronteras de Egipto se produjera hacia el 1730 a.C.. Un momento que -a mi juicio- deberíamos marcar como inicio de asedio e intento de invasión bárbara; aunque no la del nacimiento del reino hicso (que se produciría tras la crisis del Tera-Santorino). De este modo, concuerdan con mayor precisión cronológica las diferentes migraciones, etapas históricas y movimientos de pueblos, sucedidos en el Mediterráneo de la época. Todo lo que comprobamos al observar cómo en fechas y circunstancias paralelas data Paul Fauré sus estudios sobre Creta Minoica (6) . Proponiendo como motivo probable para la entrada de los Hicsos en Egipto, un gran terremoto ocurrido en la zona -en el siglo XVIII a.C.- . Así, en las cronologías de Fauré vemos como hacia 1730 a.C. incluye la existencia de un gran seísmo en Siria-Palestina y la aparición tras el terremoto de los Hicsos en la zona de Canaán. Dicho desastre afectaría y destruiría también partes de Creta y Egipto, por lo que hemos de concluir que el desastre debió ser de gran magnitud y que provocó el declive del Reino Medio faraónico (que entra en crisis desde estas fechas). Asimismo, el seísmo de 1730 precedería a siglo y medio cargado de movimientos telúricos y erupciones, que azotaron y devastaron la zona durante mas de ciento cincuenta años. Posiblemente, a consecuencia de este tremendo terremoto de 1730 a.C., vinieron hasta aquellas debilitadas tierras de Canaán los invasores Hurritas–Hittitas, aprovechando las circunstancias de crisis; llegando desde Mitani (o bien de Anatolia) y pretendiendo hacerse con el Nilo y sus puertos comerciales (Biblos, Creta o Chipre). Lo que motivaría en Creta de este momento, un cambio de periodo que da paso al Minoico Medio III (conocido como “era de Los Palacios 2º”), tras sufrir una gran devastación y cambio cultural.
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Consecuentemente con lo antes expuesto y suponiendo que las incursiones Hicsas comenzaran en el 1730 a.C.; tras el mencionado primer terremoto que aprovecharían Hurritas y Mitanios para atacar el Canáan y el Nilo. Realmente el reino de Avaris no comienza hasta el 1680; culminando unos decenios después -a fines del siglo XVII a.C.-. Ello explica que Creta tenga entonces una cronología en paralelo con Egipto y que se desarrolle el Minoico Medio III en iguales fechas al final del Reino Medio y al Reino Hicso del Nilo: Inciándose en el 1730, culminando en el 1680 y acabando entorno al 1580 a.C.. Una última fecha en la que de nuevo erupciona el volcán Tera (Santorino); la isla griega mas meridional, sita al Norte Creta -a una distancia aproximada de unas ochenta millas de Cnossos-.
En nuestra cita (7) comprendemos la magnitud del desastre que causaría grandes maremotos, destruyendo incluso los puertos de Oriente Medio y gran parte de los de Canáan -llevando nubes tóxicas, piedra pómez y lava hasta las orillas del Nilo-. Pues sabemos fue mayor que el estallido del Krakatoa. Habiendo comprendido bien lo que fué el Krakatoa, entenderemos lo que supuso el desastre del Tera en 1680 a. C.; cuya erupción sucedería tras casi medio siglo de “avisos” sísmicos y magmáticos, provocando una última voladura hacia 1580. Casi un siglo y medio de cataclismos volcánicos, sucedidos en la caldera de Santorino; con los que podremos comprender la Historia Antigua concerniente a esta etapa que va desde el 1730 al 1580 a.C.. Pues tras reflexionar e imaginar los seísmos, maremotos, lluvias de cenizas, incendios, explosiones y la devastación que debió producir el Tera, en las costas de Creta, Canaán, Grecia y Egipto. Nos es fácil entender como justo entre el 1680 y el 1580 a.C. cambian todas la eras y etapas históricas de esta zona del Mediterráneo. De tal manera, en Creta cae el Imperio Minoico y se destruye esta civilización, pasándose del llamado Minoico Medio, al Reciente (dominado por Micenas). Por su parte en las islas de la futura Hélade (aún por nacer), se cierra el ciclo de Cicládico Antiguo y se pasa al Reciente; al igual que en el continente griego se llega del Heládico Antiguo al Moderno. Naciendo por entonces y debido a ello: Micenas. Pero centrándonos en los pueblos que estábamos estudiando; igualmente es en el 1580 a.C. cuando lo Hicsos comienzan a retroceder en Egipto, y unos veinte años después (hacia el 1560) el reino del Nilo es recuperado por sus antiguos dueños, quienes comienzan la etapa denominada Imperio Nuevo, con la XVIII Dinastía.
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SOBRE Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos fotografías de Creta. Arriba, una imagen del valle de Gortina con el Monte Ida al Fondo (donde dice la leyenda que se crió Zeus, ocultado allí de su padre Cronos). Abajo, el autor de estas lineas en Aguia Nikolaus; uno de los puertos antiguos más importantes del Nordeste de Creta, situado bajo el Monte Dikte, que guarda la cueva “diktina” donde Rea parió a Zeus. El nacimiento y la ocultación del dios supremo heleno, como mito conservado y ligado a Creta, narra y describe el modo en que el origen de la cultura egea está completamente vinculado a esta tierra. Una isla que ya en el IV milenio a.C. ocupaba un puesto entre las civilizaciones de gran importancia; teniendo plenos contactos comerciales con el Egipto ya desde etapa predinástica.
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Tras el nacimiento del Imperio Nuevo (entre el 1580-60 a.C.) los Hitittas llegaron desde Anatolia a las fronteras del Nilo. Posiblemente con el fin de ayudar a sus “socios” los Hicsos; o bien para dominar parte de la tierra de Canaán, que por entonces entró en un periodo de confusión y de grandes dificultades (tras la caída del reino de Avaris). Por su parte, los pueblos marineros ribereños de Creta y de Chipre huyen en su mayoría; apareciendo sus gentes en las costas de Anatolia y de Oriente Medio. Cuando muchos supervivientes de las erupciones últimas del los terremotos y el volcán de Tera; tras el 1580 a.C. parten de Creta y Chipre, escapando unos hacia Oriente Medio y poniendo rumbo otros hacia Occidente (Sicilia) o a la zona continental de Grecia. Pero en su mayoría parece que se establecen en las costas de Anatolia y del Sur de Canaán, muy cercanas a Chipre. “A la sombra de ellos” y de sus conocimientos en náutica, sobre construcción de embarcaciones, navegación, rutas comerciales y etc.; comienzan a “formarse” como marineros experimentados los habitantes de las costas norte de Oriente Medio. De este hecho creemos que nace propiamente Fenicia, varios decenios después de la caída de los Hicsos (aunque sobre este punto y de los pueblos surgidos en este momento, trataremos más adelante).
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Cuanto expresamos, concierne a la navegación durante la Edad del Bronce, que sabemos estaba dominada por los cretochipriotas. Tanto que hasta el siglo XVI a.C. apenas había grandes puertos, ni emporios capaces de comerciar con el Occidente mediterráneo; y los pocos existentes tan solo podemos situarlos en Creta o Chipre. Por lo que tras la caída de Creta y del mundo Hicso -en el 1580-, surgen otras fundaciones capacitadas para emprender viajes marítimos de larga distancia y que denominaremos proto-fenicias. Un momento que aprovechan los grandes puertos antiguos de Oriente Medio (como Biblos). Pues aunque Biblos ya existía desde milenios atrás, es en esta etapa cuando se pone a la cabeza de esos emporios que reciben a los huidos de Creta y Chipre; recibiendo y heredando los conocimientos y las rutas cretochipriotas. Comenzando un periodo en el que realmente aparecen los grandes puertos que luego serían bases fenicias, como el famoso de Ugarit. Siendo nuestra teoría que los púnicos heredaron desde esta etapa histórica, las rutas marítimas y los secretos de cretenses y chipriotas. Quienes huidos hasta sus costas, quizás obtuvieron el favor de establecerse en su litoral a cambio de aportar enseñanzas de náutica y orientación a quienes les recibían en sus tierras (sobre todo el secreto de las rutas de los metales minóicas).

JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos fotografías de Creta. Al lado, el que redacta estas lineas tocando la guitarra en las playas cercanas a Eluonda, junto a Spinalonga. Abajo, un escarabeo del faraón Amenofis III encontrado en las cercanías de Xania, tal y como el museo de esta ciudad lo expone (agradecemos al Museo Arqueológogico de Xania nos permita divulgar nuestra imagen). El hallazgo de este escarabeo en tierras cretenses, al igual que la aparición del anillo y real de oro de Nefertari en los mares de Uluburún (junto a la actual Turquía); muestra la unión comercial y cultural de estas zonas con el Egipto de Amenofis III y IV.

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5º - Los Filisteos (David y Goliat):
Exiliados por el volcán Tera, fueron -en dos ocasiones- hacia costas cercanas a Biblos y Canaán, un pueblo de origen cretense al que llamaron los Philistaios (los Filisteos, tan famosos en la Biblia por ser enemigos de los hebreos). Huidos hasta el litoral de Fenicia-Israel primeramente tras el desastre del Tera (en el siglo XVI a.C.); aparecen definitivamente documentados en las costas de Gaza tras la invasión de los dorios y la caída de Micenas y Creta en manos de indoeuropeas (hacia el sigo XII a.C.). Por cuanto los “verdaderos” Filisteos que conocemos por La Biblia, constituyeron esa segunda migración que llegó a Canaán procedente del mundo minóico-micénico destruido por los indoeuropeos. Llegando a las costas cercanas a Haifa, desde El Egeo, Creta y Chipre; a principios del siglo XII a.C., tras la caída de Troya y la expansión de los dorios (armados con hierro). Pero no hay que olvidar una primera migración de cretenses que vendrían al Creciente Fértil cuando escapaban de las islas arrasadas por el Tera Santorino, desde el 1680 a.C.; apareciendo ya en el siglo XVII a.C. junto a las costas continentales cercanas de Fenicia y Anatolia, muchos de los huidos del fuego volcánico minóico.
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El segundo éxodo traerá a las costas de Canaán, los que escapan de una Micenas derrotada y del mundo de Minos invadido por el Hierro. Quienes sabemos huyen a Oriente Medio tras la Guerra de Troya y con la dispersión de los indoeuropeos; para llegar a tierras de Palestina desde el 1195 a.C., donde son denominados “Gilsteos”. Un nombre (Gilsteos) de a estas nuevas gentes venidas de Creta o Micenas, que a nuestro juicio es de origen aqueo (griego arcaico); lo que explica que realmente su migración fuera contemporánea a Troya. Aunque la denominación de “filis-teos” también se correspondería con el idioma que hablaron los súbditos de Minos (un dialecto aqueo, tal como Ventris afirmó). Siendo la traducción de “Filisteo” desde el griego antiguo (micenio): “los que aman a dios” (de las voces filo + teos) o bien la tribu de dios (de la palabra dios = teos unida a fulh = tribu). Pese a ello, más adelante veremos que su apelativo egipcio era “Peleshet”, y se identifica con las voces helenas que significan marinero (pelagio) o bien mercenario (pelete). Aunque más parece un nombre de origen cretense el de estas gentes exiliadas que a Canaán -tan bien organizadas estatal como militarmente-. Por lo que chocarían con los judíos al establecerse en esas tierras y no aceptar las formas de vida semitas.
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En lo que respecta a los “otros” cretenses llegados a Canaán en el siglo XVII y XVI a.C., todo hace pensar que los Hicsos del Nilo pudieron apoyarlos, al estar muy relacionados con su cultura; dándoles tierras costeras al norte de Egipto. De tal manera esos primeros filisteos (cretochipriotas establecidos en Canaán) servirían como marinos a los dueños del Nilo; aunque tras la caída de los Hicsos seguirían colaborando con Egipto para el control de Canaán. Y pese a actuar como aliados del faraón, al final del reino de Avaris debieron ser sometidos por los ejércitos del Nilo, cuando renace el Imperio Nuevo (desde el 1560 a.C.). Debido a esta situación, los cretochipriotas por entonces hubieron de aliarse con los primeros fenicios (que llamamos proto-fenicios); con quienes compartían mar y frontera. Pues desde este momento veremos a Chipre, siempre como protegida o aliada de Tiro y Sidón; ciudades púnicas que mantenían puertos en la isla vecina, con los que podían guarecerla de asedios y de gentes venidas de Anatolia o del Egeo. Aunque esa posible paz (o colaboración) en la que vivieron fenicios y filisteos hasta el siglo XI a.C., parece truncada tras el nacimiento del reino judío de Israel-Judá. Momento en que algunos de los filisteos se integran entre las tribús de Jacob (como hicieron los de Gat-Golán). Pero la mayoría se verán empujados hacia la costa, asediados por Israel y Judá -tras la conquista judía de “la tierra prometida”-.
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Varias representaciones de David vencedor de Goliat: Arriba, el David de Miguel Angel, en la actual copia depositada en la Plaza de la Señoría de Florencia. Abajo, el David de Verrochio, en una vista posterior tal como se expone en el Museo Barguello, Florencia (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes).







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Al lado y abajo: El David de Donatello tal como se expone en el Museo Barguello, Florencia (al que agradecemos nos permita divulgar nuestras imágenes.









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Pese a su fuerza y organización, hacia el año 1000 a. C. se considera que los israelitas vencieron a los filisteos -de la segunda migración-; quienes en teoría eran mucho más poderosos que los de Judá e Israel juntos. Pero aquellos judíos (más débiles), actuaron tan unidos que consiguieron relegarles a una franja en la costa. Sin recuperando los filisteos nunca más sus tierras; debiendo vivir por siempre en aquella pequeña zona junto a las playas (ver mapas bajo estas lineas). En este periodo comienza el reinado de David, quien triunfa ante el gran Filisteo Goliat (I Paral. 20) ; historia que recoge La Biblia mencionando cómo en las fechas referidas los filisteos fueron vencidos y arrinconados en un margen del litoral mediterráneo palestino. Donde permanecieron, en esta estrecha franja de costa cercana a Haifa; viviendo allí hasta el siglo VII a.C, cuando Assur (Asurbanipal) conquistó Canaán (8) .
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Para terminar este epígrafe, diremos que nuevamente hemos visto otra de las grandes historias bíblicas y su relación con sucesos históricos, recogidos de forma legendaria en la personificación de David y Goliat (I Paralipómenos 18, 1). Donde entendemos el significado de ese “gigante” filisteo, enemigo de los judíos al que abate el “pequeño rey de Israel” con un golpe de honda. Siendo Goliat la personificación de la ciudad de Gat, el emporio principal de aquel pueblo originario de Creta, Chipre o Grecia (9) . Por otro lado, en esta época de expansión y organización de los judíos (el siglo X a.C.) es cuando muchas ciudades, tribus y reinos asentados hasta entonces en Canaán, se ven forzados a retirarse a las costas. Huyendo algunos de las zonas cercanas al Sinaí, mientras otros muchos se embarcaron buscando nuevas patrias llegando hasta tierras muy lejanas, en Occidente (para sobrevivir a la expansión israelita). Debido a estas circunstancias históricas, sabemos que la mayoría de los asentados en Canaán que y no eran judíos, decidieron construir fortalezas elevadas para vivir en un recinto amurallado -en islas de las costas-. Incluso creando arrecifes fortificados artificialmente y junto a litoral de Oriente Medio (como fueron Tiro y Sidón). Por lo explicado antes, no es de extrañar que coincida la época de creación del reino de Judá Israel, con la llegada de colonizadores venidos desde Canaán hasta nuestras costas; gentes que hoy se denominan precolonizadores de iberia y que importaron objetos de tipo micénico y caánanita (10) . Todo ello en un momento en que los dorios acababan de terminar con Micenas y el Egeo comenzaba de ser dominado por gentes del Hierro.
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BAJO ESTOS PÁRRAFOS: Mapa que contiene en su página 162, el libro LOS PUEBLOS DEL MAR (de N.K. Sandars; Madrid 2005 -a cuyo editor agradecemos nos permita divulgar esta imagen-). Veamos en él cómo sitúa el lugar de asentamiento de los filisteos en dos zonas: Por un lado en el litoral de Oriente Medio, en un área muy cercana a Chipre; tanto como igualmente contempla a los Peleset (filisteos) en la actual franja de Gaza. Ese doble emplazamiento de aquel Pueblo del Mar, sin duda y en nuestra opinión se debe a que aquellos que los judíos llamaron filisteos (y los egipcios peleset) eran originarios del Egeo y del área cercana a Chipre, donde primero los sitúa la Historia. Aunque hacia el año 1180 aparecen luchando en Egipto contra Ramses III, época en que se mencionan ya asentados en la franja de tierra que hasta entonces había sido egipcia y que tomó el nombre de Gaza. Voz que en mi opinión procede de Gath, ciudad filistea con un famoso héroe homónimo que llamado G-lath (Goliat). Palabras cuyo origen consideramos proceden del arameo "GLTH" y que significan: "Errantes, el que vaga, el que peregrina".
Sandars, en LOS PUEBLOS DEL MAR, explica con detalle las turbulencias que sufrió El Egeo, Anatolia y Oriente Medio tras la caída del imperio hitita y la difusión del hierro. Un periodo que comienza en el primer tercio del siglo XIII a.C., con la Batalla de Qadesh (1274 a.C.) y se "acelera" poco después, cuando el reino hittita de Hattu entra en crisis. Culminanado hacia el 1212 a.C. con la guerra de Troya, siendo su etapa más dura la denominada "expansión de los Pueblos del Mar"; gentes errantes cuyos ataques a zonas como Egipto se documentan entorno al 1175 a.C.. Tras ello y debido también a invasiones que llegan a Grecia Continental desde el Danubio y los Balcanes, se produce un estado absoluto de deterioro en el área Oriental mediterránea; entrando en involución las culturas y estados que habían heredado a las del Bronce. Destruyéndose Micenas que había liderado desde el siglo XV a.C. el progreso en la Hélade y sus islas; civilización que procediendo desde Creta y Anatolia fue la continuadora del sistema minóico, y que había sido sucesora de las culturas de "El Bronce en el Egeo", actuando como "puente" entre el mundo hittita y Egipto. Tras la caída de Hattusa y la expansión del hierro -sucedida desde Troya-, la magnifica cultura micénica se derrumbó en pocos años, sin saberse muy bien qué pudo ser de las gentes que la conformaron. En este libro, Sandars expone una clara visión de la época, tanto como de la Historia que hubo de suceder. Recogiendo en ocasiones con claridad, cómo entre los llamados Pueblos del Mar se hallaron algunos de aquellos micenios que durante casi todo el siglo XIII a.C., tuvieron de dedicarse a navegar buscando asentamiento o nueva patria. Batallando y atacando puertos o zonas de litoral al quedarse sin su territorio, rumbo social, ni hogar. Llegando a poner sus ataques en peligro la seguridad del Egipto de Ramses III; dado que realizaban tremendas razzias con miles de soldados y centenares de barcos, pretendiendo así establecerse en tierras del Faraón
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6º – Caída y final de los Hicsos, Canaán como enemigo de Egipto:
Decíamos que en nuestra forma de ver la Historia, tras la segunda fase de explosiones y movimientos sísmicos del Tera-Santorino (1580 a.C.) retroceden los reyes Hicsos hasta Canaán, prácticamente sin combatir y por debilitamiento de sus huestes. Así, creemos que abandonan Egipto simplemente por el desastre de la erupción que provocaría de nuevo maremotos y lluvia de lava con cenizas sobre las ciudades costeras -desde el Nilo hasta Anatolia-. Por lo que en mi opinión, la caída de esta dinastía Hicsa no se debió a ser propiamente “expulsados” por los antiguos dueños de aquella tierra (como los vencedores quisieron escribir). Sino más bien a problemas de destrucción de su armada y sus puertos, por el volcán del Tera. Además, en aquel momento, los súbditos del faraón aprovecharían la situación de caos para reorganizarse y avanzar hacia la desembocadura (donde se hallaba Avaris). Viniendo desde el Sur y desde el Alto Nilo, con el fin de expulsarles; haciendo frente a los hicsos todos aquellos que se consideraban “verdaderos egipcios”. Quienes habían mantenido su cultura milenaria, consiguiendo incluso muchos habitantes del delta no ser sometidos por la invasión bárbara; mientras otros retirados hacia Luxor se organizaban como una resistencia -en esta capital llamada por ellos “Lunu-sema” (la Heliópolis ó Tebas, grecoegipcia)-. Donde se reorganizaron como un Nuevo Egipto Faraónico, para acabar con el reino Hicso de Avaris.
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De ese modo y tras el debilitamiento de los Hicsos, los viejos egipcios consiguen expulsarlos promoviendo un renacimiento; dando así paso al Reino Nuevo. Que comienza en este momento -entre los años 1580 y 1560 a.C.-; manteniendo el poder en Luxor (donde lo situaron desde el comienzo del Reino Medio; en el 2050 a.C.; con una capital escondida a centenares de kilómetros y muy lejos del mar; fuera de los posibles ataques extranjeros). Allí, los “verdaderos egipcios” promueven tras la caída de esa dinastía bárbara, la expulsión o la esclavitud de todos los habían colaborado con esos reyes extranjeros. Pueblos en su mayoría llegados desde Canaán; entre los que se encontraba el hebreo -que como hemos dicho habría entrado con los hicsos en el delta, para establecerse allí como una burguesía comerciante y con capacidad de organizar gestiones de tesoro y administración- . Así caerían en desgracia, pues tras siglo y medio de dominio extranjero fácil es imaginar la sed de venganza que los egipcios antiguos tenían hacia los colaboradores de los hicsos. Tanto era ese odio, que fue denostada la misma ciudad de Biblos; aunque durante miles de años había sido tenida por sagrada y aliada del Faraón . Pasando a considerar a los bibliotas unos grandes traidores; afirmando los egipcios que Biblos había iniciado una política de expansión, aprovechando el gobierno Hicso, sin ayudar a sus “hermanos” faraónicos y vendiendo a su propia nación. Siendo así como hacia el 1570 y el 1550 a.C., Ahmosis y Tutmosis II expulsaron definitivamente a aquellos “ gobernantes extranjeros” del Delta, que según narran las crónicas de los mismos egipcios eran “reyes pastores, tiranos e ignorantes, bajo cuyo reinado no hubo prosperidad” (11) .
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Este periodo de dominación bárbara, llevaría a Egipto a tener un fuerte sentido patrio y a fortalecerse militarmente; pero sobre todo a desear destruir Canaán (de donde consideraban procedían aquellos invasores). Llegando los egipcios hasta las tierras vecinas, en diferentes incursiones; donde atacan y en gran parte, acaban con ciudades tan importantes como la de Biblos. En esos primeros avances territoriales de Egipto, llegan a dominar la zona del Líbano por completo. Tras ello, se alía Tutmosis II con el reino de Mitani (unidos a Babilonia) para repartirse Canaán y someterlo totalmente; creando así un fortísimo imperio faraónico que comprendía Líbano y Siria, llegando hasta el Eúfrates. Pues tanta era la furia de los del Nilo en estos años contra los pueblos originarios de Canaán; que un siglo después de la caída del los Hicsos, Tutmosis III en 1462 a.C. atacará Mitani por el Eúfrates para controlar totalmente a los semitas (recordemos que esta civilización mesopotámica de Mitani, había sido de fundación Hurrita -de igual raíz a la de los Hicsos-).
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Es esta la época del “gran renacimiento” y gloria egipcia, en la que se crea un periodo de arquitectura incomparable, y -entre otras maravillas- el famoso Valle de los Reyes, así como innumerables templos junto a su capital (la actual Luxor). Pese a ello, el nuevo reino renacido (el Imperio Nuevo) ya no se acercará tanto al Mediterraneo, como hicieron los antiguos reinos con capital en Memfis; y ese Egipto posterior a los Hicsos, permanecerá siempre temeroso(hasta xenófobo, cerrado en sí mismo). No deseando que los extranjeros conozcan sus entrañas sociales, ni menos sus secretos -religiosos o de ciencia-. Pretendiendo alejarse de otras civilizaciones a quienes se limitará a someter; más que conquistarlas y a civilizarlas, como antaño había hecho. Por su parte, los canaánitas que no huyeron del Nilo al caer el mundo Hicso, pasaron a ser lo peor de la Sociedad faraónica (esclavos); al igual que cuantos prisioneros hicieron en Oriente Medio los ejércitos egipcios. Que acosaban aquella zona de Canaán, donde durante este periodo del Reino Nuevo se intentaban liberar como podían del yugo egipcio. Lográndolo tan solo algunas ciudades muy fuertes, principalmente las situadas en costa y unidas a la organización filistea; porque los filisteos debieron servir a los egipcios por entonces como aliados -actuado como mercaderes y sobre todo de transportistas marítimos-. Pues la invasión faraónica de Canaán y de las zonas limítrofes en esos años fue tan severa, que hasta los cedros del Líbano pasan a ser adquiridos como recaudación de impuestos. Debiendo pagarlos obligatoriamente Biblos y las ciudades adyacentes; dejando de ser así los egipcios compradores o aliados de la zona y cuyos cobros e impuestos en tiempos de los Tutmosis (II, III y IV) fueron verdaderamente duros. A estos faraones citados, le suceden los Amenotheps; entre los que Amenofis II y III actuaron con menos militarismos y con más dedicación a la cultura. Relajando un tanto el yugo sobre Canaán y las fronteras (pese a que conservaron el Imperio Medio y su gloria). Llegándose así hasta el momento en que un rey “extraño” decidió reformar la religión y el país del Nilo.
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Dos fotografías tomadas en el Museo de Luxor. Al lado: Akhenatón el faraón hereje. Abajo tres de mis sobrinos junto a la famosa estatua de Amenoteph, hijo de Hapu; famoso escriba, perteneciente a la familia real y al que se le rendía culto como hombre de ciencias y de humanidades. Siendo su carácter divino asociado con el que desde un milenio antes se veneraba a Imnhotep; este escriba hijo de un famoso legislador vivió su última etapa bajo el reinado de Amenofis III, conociendo ya las pugnas entre el clero y la realiza por imponer cultos renovados y nuevas normas (tal como finalmente haría poco después Amenofis IV, Akhenatón).


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7º- Akhenatón el rey “hereje” y el Yahvismo de los judíos:
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En el 1377 a.C. (fechas aprox. +/- 30 años) sube al trono Amenofis IV, el gran “rey hereje Akhenatón”, quien dedica todo su reinado al “florecimiento” cultural y espiritual; pero sobre todo a la reforma religiosa que decide llevar a cabo. Una “herejía” con la que intentó imponer lo que se ha denominado “el monoteismo” de Egipto; transformando gran parte del culto y costumbres del Imperio hacia la veneración a un dios único (Atón). Sus cambios llegaron hasta el punto de modificar la capital del reino, que ya dijimos habían situado en el actual Luxor hacia el 2050 a.C. -por motivos de defensa y de nueva política-. Poniendo la nueva ciudad y corte en la llamada Akhenatón; una urbe “bautizada” con su mismo nombre -que significaba el “Horizónte de Atón- ubicada junto a la actual Amarna (a medio camino entre Luxor y la desembocadura del Nilo). Por su parte, el monoteísmo de Amenofis IV -del que tanto se habla-, no fue más que una reforma en la que se sustituye al rey de las divinidades (Amón), por el nuevo dios único: Atón (personificado en el disco solar). Un culto que ya se había iniciado en época de su padre (Amenofis III); aunque la transformación religiosa del hijo fue de carácter más reaccionario. Tanto como para perseguir a quienes venerasen al antiguo dios. Así este faraón llamado “hereje” y que reinó unos diecisiete años, ordena destruir todas las estatuas del antiguo Amón y sustituirlas por la imagen de Atón; del mismo modo que borra el nombre en las inscripciones de Amón-Ra, obligando crear nuevos templos y bajorrelieves en favor del dios único representado en el disco-Sol (Atón). Asimismo, Akhenatón, bajo este nuevo rito se inviste como pontífice supremo; aunque con ello lo que realmente buscaba era restar poder al sacerdocio, para detentar todo el gobierno desde la corona.
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Pese a todo, el credo del antiguo Egipto se dirigía a un solo dios-rey; en la forma del Sol (Ra), muy similar al que proclamará luego Akhenatón. Y por cuanto hemos expuesto, no nos debe quedar la menor duda de que en las posteriores creencias de todo el Mediterráneo Oriental, será fundamental la historia de Osiris primigenio; como “dios padre” -dios único y creador verdadero-. Por todo ello, afirmar que Akhenatón pretendía instituir el primer monoteísmo con fines filosóficos, creemos que pudiera ser tan erróneo como considerar que la armonía de las estrellas fue una idea de Platón (ya que este filósofo la copió literalmente de los textos y de las enseñanzas de los pitagóricos -principalmente, los que compró a la familia de Filolao-). Pero el hecho importante es que el faraón trató de imitar cultos canaaneos y mitanios de su época; seguramente para llegar a una confluencia con estos pueblos vecinos. Pese a ello, infinidad de estudios que hacen referencia al origen de los hebreos, repiten la afirmación de que el Yahvé bíblico está muy influido del Atón de Akhenatón. Aunque muy por el contrario, en nuestra opinión fue Amenofis IV quien toma un dios similar al que adoraban los semitas; posiblemente en un intento por acercarse a países cercanos y a su organización estatal. Seguramente con fines de alianza y para evitar guerras con tierras limítrofes, en un momento de gran crisis fronteriza y de enormes convulsiones internas en el Nilo.
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De tal manera, esa nueva deidad única impuesta por el “faraón hereje”, se acerca más al divo del fuego que al dios del Sol; y con ello, se asimila mejor Atón a los Baal (o reyes) que todas las ciudades y religiones semíticas tenían. Pues con la voz Baal -que significaba “señor” en lenguas semita- representaban al mismo monarca; y así, el señor -su dios- hablaba por boca del propio gobernante, a través del que era adorado. También conocemos que para la veneración de estos “Baal” se realizaban sacrificios humanos en el templo; donde se contenía la efigie del monarca y señor (de la urbe o del reino). Siendo así, como “dueño” de la Ciudad o del Estado, fue venerado simbolizado en el mismo fuego, representando la luz y las estrellas (el Sol). Por lo que era común entre estos pueblos, quemar en nombre del Baal a personas -vivas o recién sacrificadas y ofrecidas sobre un pebetero sagrado-. En especial a los primogénitos que las familias adoradoras del rey (las nobles), que entregaban a sus hijos con este fin. Tales ritos y usos se sabe se llevaron a cabo entre semitas y sobre todo tenemos testimonio de haberse practicado en los templos fenicios y cartagineses (especialmente del Baal Melkarte en ciudades como Tiro, Sidón, Cartago o Cádiz). Pese a ello, aquellas inmolaciones del primogénito fueron precisamente la piedra de toque para la creación de una nueva religión y de una nueva civilización. Nacida desde Abrahám, cuando se acabó con este cruento ritual de ofrecer el hijo primero (tal como muestra la historia del famoso Sacrificio de Isaac).
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Al lado; imagen del libro de Athanasius Kircher “Oedipus Aegyptiacus”, editado por primera vez entre 1652 y 1655. En esta se representa al dios Moloch de los infieles, que se identifica con el Melkart de los fenicios y al que se entregaban vidas de niños para rogarle protección. Citado por La Biblia y mencionado por los israelitas como una de la más profanas deidades; se sabe que en sus templos existía una gran estatua de bronce, donde Moloch (Melkart) se representaba con los brazos extendidos y con un enorme pebetero -horno- en su pecho. Hay diferentes versiones acerca del modo en que se inmolaban sus víctimas, aunque todos coinciden que los cuerpos de los niños se ponían entre aquellos brazos de bronce, para que rodasen hasta el horno; donde ardían, tras caer por su peso. Se supone que el sacrificio ritual era realizado con hijos que los padres no deseaban y por ello ofrecidos al templo; aunque en caso de grandes desgracias, de guerras o de epidemias, sabemos que los nobles tenían la obligación de entregar a sus primogénitos (recordando la Historia holocaustos en los que se inmolaron trescientos niños a la vez, en un mismo altar de Moloch). Esta religión de origen semita y que obligaba sacrificar al hijo primero, era profesada desde la Alta Edad del Bronce por algunos pueblos canaanitas. Unos cultos que se negaron a seguir los israelitas (desde el siglo XX a.C.), narrando la historia bíblica el modo en que el Patriarca Abrahám logra una nueva “alianza”, consiguiendo no estar obligado a matar a Isaac. A cambio, circuncida a su hijo y puede ofrecer un carnero a Yahvé; quien le manda el ángel y la res, para indicar cómo han de ser los nuevos sacrificios desde aquel momento.
ABAJO: Máscara de oro del sepulcro de Tutankhamón -tal como la exhibe el Museo arqueológico de El Cairo, al que agradecemos nos permita divulgar nuestra imagen-. De este rey sabemos con certeza que comenzó llamándose Tutankh-Atón (el que vive en Atón). Aunque tras lograr reconciliarse con el clero antiguo del Nilo, devolvió el pleno dominio al sacerdocio, regresando al culto de Amón y tomando el nombre con el que le conocemos (cuyo significado fue “el que vive en Amón”). No sabemos si era hijo de Akhenatón (como muchos consideran) o si fue simplemente uno de sus yernos; aunque sí está clara la función que cumplió, regresando a los cultos antiguos y desechando la herejía impuesta por Amenofis IV. De igual modo, parece que la tumba que ocupó fue la de Nefertiti (mujer principal de su padre); vaciada para poder albergar rápidamente a este rey que murió con tan solo diecinueve años. Todo ello hace pensar en un verdadero odio hacia Akhenatón y sus creencias por parte de quienes le continuaron, tanto como para llegar a desahuciar a Nefertiti de su última morada. Estas profundas crisis religiosas y familiares, llevaron a que tras Tutankhamón llegasen al trono de Egipto el visir y suegro de Akhenatón (Ay) y después un general del mismo Amenofis IV (Horemheb); finalizando así la dinastía XVIII.
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8º- El Atón de Akhenatón inspirado por el Yahvé de los israelitas:
Por cuanto hemos expuesto, si consideramos que es Akhenatón quien se inspira en un modelo semita religioso, pretendiendo atraer hacia Egipto a estas culturas coetáneas, que por entonces nacían e iban fortaleciéndose en Canaán y el Sinaí (como fueron la fenicia y la israelita). Comprendemos bien, como Atón no solo es un nuevo dios, sino principalmente un intento de aliarse con Mitani, los Canaaneos y Amorritas. Pretendiendo este faraón débil y decadente aunarse con aquellos pueblos vecinos. Principalmente cuando observa como los Hittitas “llegaban” desde Anatolia, realizando terribles razzias y conquistando antiguas tierras de frontera faraónica en el Medio Oriente. Pues no hay que olvidar que es en estos años cuando los pueblos de Anatolia comienzan a experimentar con el primer armamento de hierro; unas espadas y puñales que todavía distaban mucho de las de acero (logradas en el siglo XIII a.C.). La fortaleza de Hatti y se sus hordas armadas con el primer hierro es tal que durante el reinado de Akhenatón pasan a manos hittitas prácticamente la totalidad de la actual Siria y el Líbano. Zonas que hasta Amenofis III dominaba perfectamente Egipto; al igual que los territorios sináicos que alcanzaban hasta Mesopotamia. Debido a estas circunstancias políticas, creemos que su retroceso de fronteras fue acompañado por el intento de reformar la religión; con la intención segura de atraerse la amistad de mitanios y canaanitas. Pero esta postura y la introducción de nuevos cultos, produjeron en el Nilo todo tipo de protestas; provocando escisiones en los ejércitos que guardaban sus tierras lejanas.
Cuanto antes expresábamos lo comprendemos al observar cómo Amón Ra era dios del día y de la noche (es decir de la oscuridad y la luz y por ello, en verdad un dios único); mientras el Atón reformado por Akhenatón, es solo el señor de la claridad y niega las tinieblas. Partiendo desde un planteamiento maniqueo, plenamente semita; donde las tinieblas no pueden ser adoradas porque representan el mal. De ello nos atrevemos a afirmar que este faraón reformador es quien se inspira en religiones extranjeras y no el que influye en ellas -tal como comúnmente se dicta-. Por tanto habríamos de negar la idea tan proclamada de que los judíos y su Yahvé nazcan desde este Atón y Akhenatón; siendo además imprescindible observar que el Dios de la Biblia es absolutamente distinto a Atón. Tanto que Yahvé no se puede representar en efigie y se expresa o simboliza con fenómenos tan semitas como “la zarza ardiendo”(Exodo, 3, 3) y sobre todo como una simple voz (más nunca en la forma del Sol, la Luna, ni otro astro). Pues ya en El Decálogo se prohíbe expresamente la creación de imágenes de Dios, del cielo o los infiernos (Exodo. 20, 4-6). Siendo por tanto el Dios de Judá, una idea abstracta, sin representación terrenal y que se manifiesta solo en la forma necesaria para comunicarse (la palabra) -bien para entregar La Ley Mosaica (Gen. 19) o bien para evitar el sacrificio del primogénito (común en los rituales del Baal)-.
Las características antes descritas nos enlazan plenamente con algunas deidades semitas y babilónicas, relacionando este Yahvé con ideas comunes a códigos de leyes mesopotámicas, como fue el del rey-dios Hammurabi (del siglo XVIII a.C.). Aunque su vez lo aparta del sacrificio humano y del primogénito, que se sabe practicaban los fenicios y mesopotamios en sus templos. Tanto que la transformación religiosa hacia el Yahvé judío se produce en razón a que el Dios de la Biblia ordena el llamado “rescate”, con el que se sustituye un animal por la persona a sacrificar. Así lo vemos en la inmolación de Isaac (Genesis 22), tanto como en el “rescate” que se llevaba a cabo en los templos levíticos; matando un animal en vez de un hombre, cuando el niño se presentaba ante Dios por primera vez. Y por cuanto hemos explicado, parece claro que Yahvé ya está determinado como monoteísmo en época de Abraham (unos cinco siglos antes de Akhenatón); distinguiéndose además de los dioses semitas, pues no permite el sacrificio humano en su nombre, sustituyéndolo por el de una res. Más tarde estudiaremos los orígenes de este Dios de los judíos, que en el siglo XIX a.C. haría nacer unas nuevas civilizaciones; desde las que proceden algunos pueblos sináicos y las doce tribus de Judá e Israel.
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Continuando con la Historia de los judíos y su unión a la figura de Akhenatón, añadimos que hay numerosas referencias históricas y arqueológicas, para relacionar al pueblo hebreo con tribus del Sinaí y con hurritas (tanto como con migraciones de origen mesopotámico). No debiéndose considerar su inicio en tiempos de Akhenatón y mucho menos en el momento del Éxodo (como algunos creen). Por lo demás, en lo que se refiere a su religión; la gran reforma que genera el pueblo judío, es la imposición del rescate y la negación de sacrificio ritual humano -una inmolación de personas, común en la mayoría de los cultos en estas épocas-. Transformando así realmente esos ritos semitas, generando celebraciones que se abrirán hacia una nueva etapa, hasta llegar al monoteísmo moderno. Puesto que derogar la inmolación sagrada de humanos a principios del II milenio a.C., debió de ser un enorme avance. Por cuanto aquel Sacrificio de Isaac debemos considerarlo un hecho de enorme relevancia por entonces; todo que quizás consiguió mantener el espíritu de un pueblo unido durante siglos -tanto que aún hoy ha permanecido cohesionado y no ha desaparecido-. Puesto que en la época que tratamos (hacia el siglo XIX a.C.), la mayoría del Mundo Antiguo subsistía en el las sombras Eneolítico y tal solo las zonas más avanzadas habían comenzado una plena Edad del Bronce -quinientos años antes-. Por ello, en una etapa donde el poder se organizaba aterrorizando a los súbditos con ritos esperpénticos, para que rindieran plena pleitesía a los gobernantes; la supresión de sacrificios humanos rituales debió de ser tan novedosa como impensable.
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Reflexionando brevemente sobre ello, observaremos cómo en la Europa del siglo I a.C., aún todas las religiones celtas llevaban a cabo en sus santuarios terribles inmolaciones de personas. Tal como realizaban los etruscos; quienes solían matar a víctimas propiciatorias con el fin de leer sus vísceras y el hígado (al igual que hacía casi todos los pueblos indoarianos asentados por toda Europa). Costumbres que los romanos combatieron y erradicaron de Italia antes del siglo III a.C.; aunque no hay que olvidar que entre los latinos se mantuvo el sacrificio de vírgenes Vestales. Del mismo modo en Grecia existieron templos dedicados a diosas como Artemisa, Hécate y deidades demoniacas (Daimones); donde se ritualizaba la muerte sagrada de humanos. Todo ello con un último sentido e intención: Dominar al pueblo, que impávido y sin hacer nada para salvar al inocente, contemplaba en grupo las ejecuciones sagradas (donde se les mostraba que de no obedecer, ellos serían asesinados de manera igual). Unos ritos crueles religiosos comunes a todas las Sociedades neolíticas y eneolíticas; tanto que los encontraremos igualmente en las culturas precolombinas. Mantenidos en América hasta la aparición de los españoles en el siglo XV; extendidas por lugares como el México amerindio, donde el número de sacrificados en templos eran más de treinta mil a año. La mayoría entregados por sus propias familias en el honor de los dioses; ofreciendo niños para ahogarlos ante el dios de las aguas (Tlaloc) o doncellas para diferentes rituales de muerte -junto a hombres a los que extirpaban el corazón en los atares o bien eran desollados vivos por sacerdotes como los de Hiutchilopotchli-.


JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Al lado, tres de mis sobrinos en la entrada al Museo Arqueológico de El Cairo. Observemos la cara de estudiosos de arqueología que tienen; principalmente el del centro, que es japonés. Abajo: imagen de los llamados Colosos de Memnón, junto al Valle de los Reyes (cerca de Medinet Habu). Estas gigantescas estatuas representaban al padre de Akhenatón en dos figuras de unos dieciocho metros de altura; en posición sedente y mirando al Oriente puro.



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9º- Abrahám y su reforma religiosa (el origen del pueblo judío):
Por cuanto hemos expuesto, hubo de ser absolutamente innovadora aquella religión surgida en Canaán sobre 1850 a.C.; cuando en la montaña de Moirá se prohíbe el sacrificio del hijo primogénito -como recoge la Biblia-. Un ritual de inmolación que muchos semitas practicaban como rito iniciático y que asimismo era llevado a cabo por la mayoría de los pueblos por entonces (12) . Siendo este un hecho tan transcendental e importante -históricamente hablando-, que explica la creencia de los judíos de ser el pueblo de Dios (tras haberse negado primero al sacrificio humano ritual). Todo lo que asimismo explicaría la existencia y cohesión de estas gentes bajo un mismo culto; pues hay que recordar que el pueblo hebreo no lo compone una raza y ni siquiera un país determinado, sino de una religión. Creencias que entendemos partiendo desde este punto originario; conociendo que en el siglo XIX a.C. hubo gentes que se negaron a entregar a sus hijos para sacrificarlos en nombre del dios (el Baal o el señor-rey). Una negativa que por entonces suponía la condena al destierro de las ciudades y la obligación a quedar solos en el desierto. Comprendiéndose así el significado y origen de aquel grupo que más tarde se asienta en Canaán; cuya cohesión pudo estar rubricada durante milenios en base a ese principio: No admitir sacrificios humanos en el templo y menos entregar familiares para ese fin (tal como otros hacían). Todo lo que sería el origen del pueblo hebreo, sin relación alguna con el monteismo de Akhenatón; y nacido desde tribus que preferían vagar por el desierto, antes de someterse a las leyes del Baal. Unos hechos que mantendrían unidos a los judíos por su religión; absolutamente innovadora en plena Edad del Bronce, donde las inmolaciones sagradas eran la base del poder y del gobierno eclesiástico.
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Consecuentemente, la Historia religiosa de Canaán es muy distinta a la de Egipto; por lo que se hace difícil compararla con el cisma de Amarna (la herejía de Akhenatón; con la que apenas tiene nexos). Pues no solo hemos visto que el monoteismo de Amenofis IV parece estar inspirado en el de los pueblos de Canáan. Sino, que además la historia judía se inicia en etapas muy anteriores las del referido faraón. Con su episodio más transcendental, que se data hacia el siglo XIX a.C.. Donde la aparición de Abrahám y del Dios de Judá tiene como misión acabar con el rito común de inmolar al hijo mayor (Isaac). Narrando el Génesis (22) el modo en que Yahvé envía un ángel, que ordena a Abrahám no sacrificar a su primogénito, cuando ya se disponía a asesinarle; indicando donde hay una zarza en la que está atrapado el carnero que ha de inmolarse en sustitución del hijo. Este episodio es el que marca la diferencia verdadera entre el pueblo judío y los demás de Canaán; incluso entre los hebreos y otras tribus sináicas de igual origen racial, pero que seguían realizando sacrificios humanos. Habiendo de suponerse que aquellos que no admitieran estos ritos del Baal, se verían expulsados de las ciudades y obligados a vagar por el desierto. Debido a ello, hemos de entender al pueblo judío como aquellos que preferían vivir fuera de las urbes protegidas y amuralladas -errando por Canaán- antes de someterse a la inmolación del hijo. Generando así un grupo de referencia unido, que nacería entorno al 1850 a.C.; hechos que La Biblia explica en la figura de Abrahám y que sitúa en tierras de camino entre Ur (Babilonia) y el Sinaí (13) .
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Como venimos repitiendo, este es el momento histórico donde hay que marcar el inicio de los hebreos; cuya diferenciación con otros no fue racial, ni de territorio o político; sino solamente religiosa. Pues el judaísmo marca su orígenes claramente en esa época de Abraham y con este hecho que lo distingue totalmente de otras religiones semitas. Así hemos de considerar claramente como hebreos pudieron ser ya un pueblo cohesionado en Canaán durante el siglo XIX a.C.; diferenciándose claramente de otros caananitas que practicaron las religiones que ofrecían personas al rey (o al Baal). Mientras aquellos a los que hoy llamamos judíos, nacerían cuando instituyen la ceremonia llamada de “rescate”, donde se sustituye al niño por un animal. Acogiendo entre ellos a todos los expulsados de ciudades o de las fronteras, cuando se negaban a matar víctimas humanas en efigie y ofrecimiento al “señor”. Aunque hubo reyes y poderosos de Judá que volvieron a los ritos semitas y practicaron el sacrificio del hijo propio. Siendo considerados monarcas o personajes degenerados entre los judíos; tal como podremos leer en el libro de los Reyes; donde Jeremías o bien Ezequiel hablan de ellos -entre otros pasajes bíblicos que recogen cómo se practicaban esas terribles costumbres; ver cita (14) -.
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Por cuanto hemos expuesto, consideramos que la afirmación de que el Yahvé de la Biblia nace del monoteismo de Atón, es una apreciación alejada de la realidad histórica. Muy por el contrario, en episodios del Antiguo Testamento que se fechan en tiempos cercanos al reinado de Akhenatón -tal como es el Éxodo (era de Moisés)-, sí veremos ritos de tipo semita o caananeo en Egipto. Basta recordar el famoso episodio de las Diez Plagas, cuya última maldición consiste en la muerte de todos los primogénitos (animal o humano) como narra el Exodo -ver cita (15) -. Con motivo de esta décima plaga, que traerá la muerte incluso al heredero del Faraón; se instituye la Pascua (Exodo 12) por mandato divino y en la que los judíos tienen la obligación de matar el cordero (cabrito) de un año de vida -comiéndolo en familia con agradecimiento a Yahvé-. Realmente, este relato de la décima plaga que puede resultar “extraño”; es comprensible históricamente cuando conocemos las prácticas religiosas de los caananeos y semitas. Quienes ofrecían sus hijos al templo; cuando se producían catástrofes climatológicas, epidemias, hambrunas, guerras o crisis de Estado. Momentos en los que era obligado llevar a los vástagos ante los dioses -principalmente primogénitos-, para sacrificarlos sobre el altar divino y frente a la mirada de la familia (que no debía ni gemir presenciando la escena; en la que normalmente era degollado el niño, antes de ser arrojado al fuego sagrado...). Con lo relatado, comprendemos el simbolismo de cuanto narra el Éxodo, advirtiendo de que de no liberar al pueblo judío (que negaba el sacrifico de infantes), morirían todos los primogénitos; antes los de los animales, pero después habrían de matar a los de humanos. Al estar practicándose ritos que admitían esas ceremonias de inmolación; cuya pirámide religiosa comenzaba por ofrecer el primer nacido de cada animal, pero terminaba matando al heredero de cada casa (en efigie del príncipe real).
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Al lado un grabado en que vemos a Abrahám con Melquisadec; abajo un oleo en que se representa a Abraham y su esposa Sara, ante el rey Abimelech -obra del círculo de Johann Heinrich Roos-. Sin lugar a dudas, el relato de este gran patriarca narra y recoge el periodo en que diversas tribus -que compusieron el pueblo amorrita- trashumaban por el desierto, entre los siglos XX y el XVII a.C.. Viajando desde Mesopotamia hasta Oriente Medio, y de allí al Sinaí; entablando relaciones de amistad o comerciales con Egipto y con otros reinos, como el de Amibelech -que parece simbolizar los pueblos de origen cretochipriota asentados en las costas de Canaán, posteriormente conocidos con el nombre de filisteos-. Sobre estos encuentros nos dirá Flavio Josefo: “El rey de Sodoma se encontró con él en un sitio llamado Campo real, donde lo recibió el rey de la ciudad de Solima, Melquisédec. Este nombre significa "rey justo"; y lo era, en opinión de todos. Por esa razón lo hicieron sacerdote de Dios. Y a Solima luego la llamaron Jerusalén. Melquisédec abasteció generosamente al ejército de Abram dándole abundantes provisiones. Y mientras se hallaban festejando lo elogió y alabó a Dios por haber sometido al enemigo a sus manos. Abram le dió la décima parte del botín y él la aceptó”.
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10º- Abrahám y José en Flavio Josefo y en El Antiguo Testamento:
Terminaremos este capítulo recogiendo cuanto se relata sobre las figuras de Abrahám y sus descendientes, en Antigüedades Judías y en el Libro del Génesis. Tomaremos la traducción de Flavio Josefo -publicada por J.Farré- (16) y la versión de La Biblia de Casiodoro Reina, revisada por Cipriano Varela -1569 y 1602- (17) .
ABRAHÁM EN ANTIGÜEDADES JUDÍAS DE FLAVIO JOSEFO:
LIBRO I

CAPÍTULO V
"Los pueblos derivados de los hijos de Noé. Origen de los hebreos"
4. Sem, el tercer hijo de Noé, tuvo cinco hijos, que habitaron las tierras del Asia que comienzan en el Eufrates y llegan al océano Indico. Elam dejó a los elamitas, antepasados de los persas. Asur vivió en la ciudad de Nínive, y llamó a sus súbditos asirios; fué la nación más afortunada. Arfaxad dió nombre a los arfaxadeos, que son ahora los caldeos. Aram originó a los arameos, a quienes los griegos llaman sirios. Lud fundó a los ludos, que ahora son llamados lidos. De los cuatro hijos de Aram, Us fundó la Traconita y Damasco, entre Palestina y Celesiria. Ul fundó a Armenia; Geter a los bactrianos; Mes a los mesaneos, región que ahora se llama Espasina Carax. Arfaxad fué padre de Salas, y éste de Héber, de cuyo nombre se llamó originalmente hebreos a los judíos. Héber engendró a Juctas y a Falec, llamado así porque nació cuando se desparramaron las naciones en sus respectivas tierras. Porque Falec en hebreo significa división. Juctas, uno de los hijos de Héber, tuvo los siguientes hijos: Elmodad, Salef, Azermot, Ires, Adoram, Ezel, Declas, Ebal, Abimael, Sabeo, Ofir, Evilates y Jobab. Habitaron junto al río Cofen, un río de la India. y en una parte de la Aria adyacente. Y con esto será suficiente en cuanto a los hijos de Sem.
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5. Ahora hablaré de los hebreos. Falec, hijo de Héber, engendró a Ragav, cuyo hijo fué Serug, a quien le nació Nacor; hijo de éste fué Tare, que fué el padre de Abram, que fué por lo tanto el décimo después de Noé; nació doscientos noventa y dos años después del diluvio. Porque Tare engendró a Abram a los setenta años (...) Abram tuvo dos hermanos, Nacor y Arán; de ellos Arán dejó un hijo, Lot, y dos hijas, Sara y Melca, y murió en una ciudad de Caldea llamada Ur, donde todavía puede verse su monumento. Los dos hermanos se casaron con sus sobrinas; Nacor con Melca y Abram con Sara.
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CAPITULO VII Abram se instala en la tierra de Cancún
1. Como Abram no tenía hijos adoptó a Lot, hijo de su hermano Arán y hermano de su esposa Sara, y abandonó la tierra de Caldea. A los setenta y cinco años de edad y por orden de Dios se trasladó a Canaán, donde residió y dejó la tierra a sus descendientes (...) Cuando los caldeos y otros pobladores de la Mesopotamia se levantaron contra él por sus doctrinas, creyó conveniente abandonar la región. Y por orden y con la ayuda de Dios fué a vivir a la tierra de Canaán, donde una vez instalado erigió un altar y ofreció un sacrificio a Dios.
2. Beroso menciona a nuestro padre Abram sin nombrarlo. cuando dice: "En la décima generación después del diluvio hubo entre los caldeos un hombre justo y grande, y entendido en la ciencia del cielo." Hecateo hizo algo más que nombrarlo; dejó todo un libro sobre él. Nicolás de Damasco, en el cuarto libro de sa historia, dice: "Abram reinó en Damasco, siendo forastero, y habiendo llegado con un ejército de una tierra situada más allá de Babilonia que él llamaba Caldea. Poco tiempo después se trasladó con su familia a la tierra llamada entonces Canaán y que ahora se llama Judea...."
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CAPITULO VIII "Hambre en Canaán. Abram se transiada a Egipto y en seña a los egipcios"
1. Cuando invadió el hambre a la tierra de Canaán y Abram averiguó que los egipcios estaban en buena situación, se dispuso a trasladarse allí para participar de su abundancia y escuchar la opinión de sus sacerdotes sobre los dioses, y luego seguirlos si los conceptos de ellos fueran mejores que los suyos, o convertirlos si los de él resultaran más verdaderos. Como tenía que llevar con-sigo a Sara y temía la intemperancia de los egipcios con respecto a las mujeres y de que el rey lo matase por la gran belleza de su mujer, recurrió al expediente de hacerse pasar por su hermano, y la instruyó para que dijera lo mismo, asegurándole que sería en su beneficio.
Cuando llegó a Egipto sucedió lo que Abram había sospechado; la fama de la belleza de su mujer se había extendido por todas partes. El faraón, rey de Egipto, no se conformó con lo que le informaron, quiso verla personalmente, preparándose de antemano a gozarla. Pero Dios detuvo sus injustos deseos, enviándole una peste y una rebelión contra su gobierno. Cuando preguntó a los sacerdotes cómo se podría librar de las calamidades, le respondieron que su desdicha se debía a la ira de Dios, por haber querido abusar de la esposa del extranjero. Dominado por el temor, preguntó a Sara quién era y con quién había venido. Cuando supo la verdad pidió disculpas a Abram; creyendo que la mujer era su hermana y no su esposa, había querido emparentar con él casándose con la mujer y no abusar de ella incitado por la lujuria. Le dió grandes riquezas y lo relacionó con los egipcios más eruditos, con quienes Abram conversó, destacando y aumentando su virtud y su reputación.
2. Los egipcios tenían anteriormente diversas costumbres, y se despreciaban mutuamente sus ritos sagrados, odiándose y ridiculizándose entre sí. Abram conferenció con cada uno de ellos refutando las razones que daban en abono de sus respectivas prácticas, y demostrando que esas razones eran vanas y carentes de verdad. Todos lo admiraban como a un hombre sabio, ingenioso y perspicaz cuando hablaba de cualquier tema; y no sólo para pensarlo sino también para explicarlo y lograr el consentimiento de los que lo escuchaban. Les enseñó aritmética y la ciencia de la astronomía; porque antes de la llegada de Abram a Egipto no conocían esas disciplinas, que llegó de Caldea a Egipto y de ahí pasó a los griegos.
3. En cuanto Abram volvió a Canaán dividió su tierra con Lot, debido a las disensiones de los pastores sobre las tierras de pastoreo, dejando a Lot la opción de elegir la parte que quisiese; y él se quedó con la parte restante, que eran las tierras más bajas situadas al pie de las montañas. Vivió en Hebrón, ciudad siete años más antigua que la de Tanis en Egipto. Lot poseyó la tierra de la llanura y el río Jordán...
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CAPITULO IX
Guerra de los sodomitas con los asirios
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CAPITULO X
Abram vence a los asirios, pone en libertad a los prisioneros y recupera el botín
2. Abram libertó a los cautivos tomados por los asirios, salvó también a su pariente Lot y volvió en paz a su casa. El rey de Sodoma se encontró con él en un sitio llamado Campo real, donde lo recibió el rey de la ciudad de Solima, Melquisédec. Este nombre significa "rey justo"; y lo era, en opinión de todos. Por esa razón lo hicieron sacerdote de Dios. Y a Solima luego la llamaron Jerusalén. Melquisédec abasteció generosamente al ejército de Abram dándole abundantes provisiones. Y mientras se hallaban festejando lo elogió y alabó a Dios por haber sometido al enemigo a sus manos. Abram le dió la décima parte del botín y él la aceptó.
4. Abram vivía cerca del roble llamado Ogiges (un sitio que pertenecía a Canaán, no lejos de la ciudad de Hebrón). Preocupado por la esterilidad de su mujer, rogó a Dios que le concediera descendencia masculina. Dios le dijo que tuviera ánimo, que a todos los dones que le había acordado desde que lo sacó de Mesopotamía, agregaría el de darle hijos. Sara, de acuerdo con las órdenes de Dios, le llevó a la cama a una sierva llamada Agar, de ascendencia egipcia, para que le diera hijos.
Cuando ésta estuvo embarazada miró con desprecio a Sara, como si el poder estuviera destinado a pasar a las manos de su prole. Abram la entregó a Sara para que la castigara y la mujer optó por huir y rogó a Dios que se compadeciera de ella (…) En el desierto le salió al encuentro un ángel de Dios y le ordenó que volviera a la casa de sus amos; si se sometía a su prudente consejo, viviría mejor en lo sucesivo. (…) Volvió y obtuvo el perdón de sus amos y poco tiempo después nació Ismael, que significa oído por Dios, porque Dios escuchó los ruegos de su madre.
5. Abram tenía ochenta y seis años cuando nació el hijo que hemos dicho. A los noventa y nueve Dios se le apareció y le pro. metió que tendría otro hijo con Sara, y le ordenó que le pusiera de nombre Isaac; anunciándole que de su hijo saldrían grandes naciones y reyes, que por medio de guerras obtendrían toda la tierra de Canaán, desde Sidón hasta Egipto. Pero le prescribió que, para que su posteridad no se mezclara con otras, deberían circuncidarse a los ocho días de haber nacido. La causa de la circuncisión la explicaré en otro lugar.
Preguntado por Abram si Ismael viviría, Dios le informó que sería longevo y padre de grandes multitudes. Después de agradecer a Dios por sus favores Abram se circuncidó, así como todos los que estaban con él y el niño Ismael, que tenía a la sazón trece años en tanto que él contaba noventa y nueve.
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CAPITULO XI
Cólera de Dios por los pecados de los sodomitas. Destrucción de Sodoma. Las hijas de Lot .
CAPITULO XII
Los árabes, descendientes de Ismael, hijo de Abram
1. Abram partió hacia Gerar, en Palestina, llevando consigo a Sara como si fuera su hermana, usando la misma simulación que la vez anterior. Temía a Abimélec, el rey de aquella tierra, que también se enamoró de Sara y se propuso corromperla. Pero una grave enfermedad que le envió Dios le impidió satisfacer su lujuria. Cuando sus médicos desesperaban de curarlo se durmió y recibió en sueños la advertencia de que no debía inferir agravio a la esposa de su huésped.
2. Poco tiempo después Abram tuvo un hijo de Sara, como le había predicho Dios, y le puso de nombre Isaac, que significa risa. Así lo llamaron porque Sara se había reído cuando Dios le dijo que pariría; no esperaba tener prole a su edad. Sara tenía noventa años y Abram cien. El hijo nació al año siguiente, y fué circuncidado al octavo día, y desde entonces los judíos acostumbran a circuncidar a sus hijos dentro de ese término. Los árabes a los trece años, porque Ismael, generador de su pueblo, hijo de Abram y su concubina, fué circuncidado a esa edad. De lo cual daré ahora una explicación detallada.
3. Sara amó al principio a Ismael, nacido de su sierva Agar, con el cariño que hubiese dispensado a su propio hijo, porque estaba destinado a ser el sucesor en el gobierno. Pero cuando dió a luz a Isaac, no quiso que Ismael se educara junto con el niño, porque era mayor y podía perjudicarlo cuando muriera el padre. Persuadió a Abram que lo mandara con su madre a un país lejano.
Al principio no accedió al pedido de Sara, pensando que era una medida inhumana despedir a un niño y una mujer carentes de recursos, pero al final consintió (porque Dios estaba conforme con lo que Sara había resuelto) ; entregó a Ismael a su madre, porque todavía no sabía andar solo, y le mandó que se llevara una botella de agua y una rebanada de pan y se fuera, guiada por la necesidad. Marchó hasta que se encontró en mala situación por falta de provisiones; cuando estaba por terminarse el agua dejó al niño,
que estaba por expirar, al pie de un abeto, y siguió andando sola para no presenciar su muerte. Pero un ángel de Dios le salió al encuentro, le indicó una fuente próxima y le ordenó que cuidara al niño y lo criara porque su salvación sería la felicidad de ella.
4. Cuando el niño creció y llegó a la edad adulta se casó con una mujer oriunda de Egipto (de donde era también su madre). Con la cual tuvo Ismael doce hijos (...) Habitaron las tierras que se extienden entre el Eufrates y el mar Rojo, y llamaron a la región Nabatea. Son árabes y sus tribus llevan sus nombres, por su propia virtud y por la dignidad de su padre Abram.
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CAPITULO XIII
Dios ordena el sacrificio de Isaac
1. Abram amaba mucho a Isaac, porque era su unigénito y le había sido dado por Dios en los límites de la senectud. El niño a su vez se ganaba la benevolencia y el amor paternos practicando todas las virtudes, cumpliendo con su deber hacia sus padres y observando piadosamente la adoración de Dios. Abram también cifraba su felicidad en la esperanza de que a su muerte dejaría a su hijo en situación próspera, y la obtuvo por la voluntad de Dios. Queriendo probar la piedad de Abram, Dios se le apareció y le enumeró todos los beneficios que le había concedido; le recordó que lo había hecho superior a sus enemigos y que el nacimiento de su hijo Isaac, motivo principal de su presente felicidad, se lo debía a él; y le dijo que quería que le ofreciera a su hijo como sacrificio y víctima. Le ordenó que lo llevara al monte Morio, que levantara un altar y lo ofreciera en holocausto; esa sería la mejor manera de manifestar su piedad, anteponiendo a la salvación de su hijo lo que era grato a Dios.
2. Abram juzgó que no era justo desobedecer a Dios y que estaba obligado a servirlo en todas las circunstancias de la vida, porque todos los seres vivos gozaban de la vida por su providencia y sus dones. Ocultando la orden de Dios y sus propósitos de sacrificar a su hijo a su mujer y sus siervos, para que no le impidieran obedecer a Dios, tomó a Isaac con dos siervos y cargando en un asno lo necesario para el sacrificio partió hacia la montaña.
Los siervos marcharon con él dos días; al tercer día, cuando vió delante de sí a la montaña, dejó en el campo a los siervos que lo acompañaban y siguió adelante con su hijo. Era la montaña en la cual el rey David levantó después el Templo. Llevaba todo lo necesario para el sacrificio menos el animal que había de ser ofrendado. Isaac tenía veinticinco años de edad. Y cuando estaba construyendo el ara preguntó a su padre qué sacrificio ofrecerían, ya que faltaba la víctima para el holocausto. Le contestó que Dios proveería la víctima, porque él tenía el poder de suministrar todo lo que el hombre necesita y de privar de lo que tienen a los que se creen seguros; por eso si Dios quería que le fuera propicio el sacrificio proveería él mismo la víctima.
3. Cuando estuvo preparado el altar y Abram depositó la leña y todo estuvo listo, habló de este modo a su hijo: -¡Oh, hijo! Muchos votos hice a Dios para que tú nacieras. Cuando viniste al mundo te eduqué con los mayores cuidados, no habiendo nada que te fuera útil que no me empeñara en conseguir, y nada que me hiciera más feliz que la idea de verte hecho un hombre y de dejarte a mi muerte como sucesor de mis dominios. Pero como fué voluntad de Dios que yo fuera tu padre, y ahora es su voluntad que renuncie a ti, acepta con valor tu consagración....
4. Isaac (que era de ánimo generoso, como hijo de su padre), quedó muy satisfecho del sermón (...) Y se dirigió inmediatamente al altar para ser sacrificado. El hecho se habría consumado si Dios no se hubiera opuesto; llamando en voz alta a Abram por su nombre, le prohibió que matara a su hijo. Y le dijo que no era por deseo de sangre humana que le había mandado matar a su hijo, ni quería apartarlo de aquel a quien había hecho su padre, sino para explorar su ánimo y saber si obedecería la orden. Conociendo ahora la prontitud y disposición de su piedad, se alegraba de haberle concedido sus favores y no dejaría de velar por él y por toda su descendencia. Su hijo viviría muchos años y después de gozar de una existencia feliz dejaría una fuerza potente a una posteridad grande y legítima. Le predijo asimismo que su familia crearía numerosas naciones y que los patriarcas dejarían una fama eterna. Su posteridad obtendría la tierra de Canaán y concitaría la envidia de todos los hombres.
Dicho esto, Dios hizo aparecer de pronto un carnero para el sacrificio. Habiendo recibido la promesa de tantos grandes favores, res, Abram e Isaac se abrazaron, y después de hacer el sacrificio volvieron a reunirse con Sara y vivieron felices todos juntos, asistidos por Dios en todo lo que necesitaban.
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CAPITULO XIV
Muerte de Sara
1. Sara murió poco después, habiendo vivido ciento veintisiete años. La sepultaron en Hebrón; los cananeos les cedieron un sepulcro público, pero Abram compró la tierra por cuatrocientos siclos a un tal Efrain, un habitante de Hebrón. Allí edificó Abram su monumento y el de sus descendientes.
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CAPITULO XV
Los trogloditas, descendientes de Abram y Cetura
1. Después Abram se casó con Cetura, con la que tuvo seis hijos, hombres de trabajo y de agudo ingenio: Zambrán, Jazar, Madán, Madián, Josubac y Suc. Los hijos de Suc fueron Sabatán y Dadán. Los de éste Latusim, Asuris y Luames. Los hijos de Madián fueron: Efas, Ofrés, Anoc, Ebidas y Eldas. Para todos sus hijos y nietos Abram instaló colonias ocupando las tierras trogloditas y la región de la Arabia feliz, que se extendía hasta el mar Rojo. Ofrés hizo la guerra a Libia y la conquistó, y sus nietos, que la habitaron, pusieron su nombre al país y lo llamaron Africa.
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CAPITULO XVII
Muerte de Abram
1. Poco tiempo después murió Abram. Fué un hombre de virtudes incomparables, favorecido por Dios por su gran piedad. El total de su vida fué de ciento setenta y cinco años; fue sepultado en Hebrón, junto con su esposa Sara, por sus hijos Isaac e Ismael.
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CAPITULO XVI
Enlace de Isaac con Rebeca
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CAPITULO XVII
Muerte de Abram
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CAPITULO XVIII
Esaú y Jacob, hijos de Isaac. Matrimonio de Esaú. Isaac
bendice a Jacob
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CAPITULO XIX
El sueño de Jacob. Raquel. Jacob huye a la Mesopotamia
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CAPITULO XX
Jacob vuelve a Canaán. Su encuentro con Esaú
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CAPITULO XXII
Muerte de Rebeca y de Isaac
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ABRAHÁM EN EL GÉNESIS (resumen de los capítulos según la Biblia de Reina y Valera):
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CAPÍTULO 11
Todos los hombres hablan el mismo lenguaje — Ellos construyen la torre de Babel — Jehová confunde su lenguaje y los dispersa sobre toda la tierra — Entre las generaciones de Sem, se cuenta a Abram, cuya esposa fue Sarai — Abram sale de Ur y se establece en Harán.
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CAPÍTULO 12
Abram llegará a ser una gran nación — Él y su descendencia bendecirán a todas las familias de la tierra— Él viaja de Harán a la tierra de Canaán — Debido a la hambruna, Abram desciende a Egipto — Abram
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CAPÍTULO 13
Abram regresa de Egipto — Él y Lot se separan — Jehová hará la descendencia de Abram tan numerosa como el polvo de la tierra — Abram se establece en Hebrón.
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CAPÍTULO 14
Lot es capturado en las batallas de los reyes — Él es rescatado por Abram — Melquisedec administra pan y vino, y bendice a Abram — Abram paga los diezmos — Él se niega a aceptar el botín de la conquista.
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CAPÍTULO 15
Abram desea tener progenie — Jehová le promete una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo — Abram cree en la promesa — Su descendencia será extranjera en Egipto — Entonces, después de cuatro generaciones, ellos heredarán Canaán.
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CAPÍTULO 16
Sarai da su sierva Agar por esposa a Abram — Agar huye de Sarai — Un ángel manda a Agar que vuelva y sea sumisa a Sarai — Agar da a luz a Ismael.
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CAPÍTULO 17
Se manda a Abram ser perfecto — Él será padre de muchas naciones — Se le cambia el nombre por el de Abraham — Jehová hace convenio de ser el Dios de Abraham y de su descendencia para siempre — Además, Jehová le da la tierra de Canaán en heredad perpetua — La circuncisión llega a ser una señal del convenio sempiterno entre Dios y Abraham — Se le cambia el nombre a Sarai y se le da el de Sara — Ella concebirá a Isaac, con quien Jehová establecerá Su convenio — Abraham y los varones de su casa son circuncidados.
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CAPÍTULO 18
Abraham atiende a tres hombres santos — Ellos prometen que Sara tendrá un hijo — Abraham mandará a sus hijos ser justos — Jehová se le aparece — Conversan sobre la destrucción de Sodoma y Gomorra.
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CAPÍTULO 19
Lot atiende a los hombres santos — Los hombres de Sodoma tratan de abusar de los huéspedes de Lot y son heridos con ceguera — A Lot se le manda salir de Sodoma — Jehová hace llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra — Las hijas de Lot conservan su descendencia en la tierra.
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CAPÍTULO 20
Abimelec desea a Sara, quien es protegida por Jehová — Abraham ora por Abimelec, y Jehová bendice a Abimelec y a su casa.
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CAPÍTULO 21
Sara da a luz a Isaac — Él es circuncidado — Agar y su hijo son echados de la casa de Abraham — Jehová salva a Agar y a Ismael — Abraham y Abimelec se tratan honorablemente.
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CAPÍTULO 22
Se manda a Abraham que sacrifique a su hijo Isaac — Padre e hijo se someten a la voluntad de Dios — La descendencia de Abraham será tan numerosa como las estrellas y como la arena — En su descendencia serán bendecidas todas las naciones — Betuel engendra a Rebeca.
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CAPÍTULO 23
Sara muere y es sepultada en la cueva de Macpela, la cual Abraham compra a Efrón, el heteo.
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CAPÍTULO 24
Abraham manda que Isaac no se case con mujer cananea — Jehová guía al siervo de Abraham para que escoja a Rebeca como esposa para Isaac — Rebeca es bendecida para ser la madre de millares de millares — Ella se casa con Isaac.
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CAPÍTULO 25
Abraham se casa de nuevo, tiene descendencia, muere y es sepultado en la cueva de Macpela — Se enumera su descendencia a través de Ismael — Rebeca concibe, y Jacob y Esaú luchan en su vientre — Jehová revela el destino de ellos a Rebeca — Esaú vende su primogenitura por un plato de guisado.
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Al lado, famosa estatua de etapa ptolomáica representando a Imhotep, deificado como sumo arquitecto y príncipe sagrado (agradecemos al Museo de El Cairo nos permita divulgar esta pieza de su propiedad). Abajo, una fotografía general del gran templo de Karnak, en Luxor. Publicamos en este caso la imagen de Imnhotep como dios, para explicar que su figura es un caso similar al de los personajes bíblicos. Pues este príncipe sagrado se supone que fue el gran arquitecto del faraón Djoser; y pese a que no hay testimonios históricos que puedan ratificar su verdadera existencia, parece obvio que hubo un gran artífice en toda la obra de este periodo llamado Saaqara, donde se elevaron las primeras pirámides (como la escalonada de Djoser). De un mismo modo, figuras como las de Abrahám o José personifican etapas del pueblo hebreo, narrando una historia “simplificada” que se conservaba en verso y con cánticos (ya que por aquel entonces no tenían escritura propia). De este modo, conservaron poemas ancestrales que relataban la historia de personajes homónimos o héroes semilegendarios; con los que se rememoraba lo acontecido durante una época o una dinastía. Debiendo entenderse por Abrahám una etapa en la que aquel pueblo amorrita que trashumaba entre Mesopotamia y el Sinaí, se regía con estos patriarcas; llegando a tener contacto con el Nilo, estableciéndose en Canaán. Mientras otras, como la de José, describiría una fase posterior en la que estos antecesores de los judíos se internan en el Egipto Hicso.
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LOS DESCENDIENTES DE ABRAHÁM, HASTA JOSÉ, EN FLAVIO JOSEFO:
Antigüedades Judías; LIBRO II
Abarca un lapso de doscientos veinte años
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CAPITULO I
Esaú y Jacob se reparten sus dominios. Esaú se queda con la Idumea y Jacob con Canaán
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CAPITULO II
Prosperidad de Jacob. Los sueños de José
1. Jacob alcanzó una felicidad tan grande que difícilmente algún otro hombre la habrá igualado. Era el más rico de los habitantes de su tierra, y fué envidiado y admirado además porque tenía hijos virtuosos, sin defectos, laboriosos y aptos y de aguda inteligencia. Dios le concedió su providencia y cuidó su dicha, acordándole grandes beneficios aun en las condiciones que parecían las más penosas y preparó la salida de nuestros antepasados de Egipto, por medio de Jacob y sus descendientes. Fué de la siguiente manera: José, hijo de Raquel, era al que más amaba de todos sus hijos, por la belleza de su cuerpo y las virtudes de su alma (porque era superior a todos en sabiduría). El afecto de su padre y los sueños que vió y que contó a su padre y sus hermanos, y que predecían su felicidad futura, provocaron la envidia y el odio de sus hermanos. La naturaleza humana es proclive a envidiar la prosperidad ajena, incluso la de los parientes más próximos....
4. Esta fué la interpretación, no desacertada, que hizo Jacob del sueño; pero el presagio causó gran pesar a los hermanos de José. Lo sintieron como si fuera un extraño el que recibiría las cosas buenas contenidas en el sueño, y no un hermano con el que podrían compartir todos los bienes. Estando unidos por el parentesco del nacimiento serían también partícipes de la felicidad.
Resolvieron matar a su hermano, y confirmándose en su resolución, en cuanto recogieron la cosecha se trasladaron a Siquem (tierra apta para el pastoreo). Allí llevaron a pacer a sus rebaños, sin comunicar a su padre el sitio adonde iban. Jacob, que no sabía dónde estaban sus hijos ni tenía noticias de los rebaños, temiendo por ellos envió a José con el encargo de que averiguara lo que ocurría y le trajera la información.
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CAPITULO III
Los hermanos de José traman su muerte
1. Cuando los hermanos lo vieron venir se alegraron, no por la llegada de un pariente y un enviado de su padre, sino por la presencia de un enemigo que la voluntad de Dios ponía en sus manos. Resolvieron no dejar pasar la oportunidad y matarlo.
2. Estas y otras cosas dijo Rubén, rogándoles y tratando de impedirles que mataran a su hermano (…) Les pidió que no mataran a su hermano con sus propias manos, y que más bien lo arrojaran a la cisterna que había en el desierto, y lo dejaran morir allí; de ese modo no se mancharían las manos con su sangre. Los jóvenes aceptaron rápidamente el consejo. Rubén tomó una cuerda, ató al niño y lo descendió suavemente al pozo, que no tenía nada de agua. Hecho esto, siguió su camino buscando pastos para el ganado.
3. Judá, otro de los hijos de Jacob, al ver unos árabes, descendientes de Ismael, que conducían a Egipto especias y productos de Siria de la tierra de Galaad, después de irse Rubén aconsejó a sus hermanos que sacaran a José del pozo y lo vendieran a los árabes; porque si moría entre extraños a mucha distancia de allí, ellos se librarían de la responsabilidad de esa acción brutal. Así lo resolvieron; sacaron a José de la cisterna y lo vendieron a los mercaderes por veinte minas. Tenía diecisiete años.
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CAPITULO IV
José en la casa de Putifar. La castidad de José
1. Los mercaderes vendieron a José a Putifar, un egipcio que era jefe de los cocineros del rey Faraón y que lo trató con mucha amabilidad y le dió la educación y los alimentos correspondientes a hombres libres y no a esclavos. Además, lo nombró administrador de sus bienes. Gozando de todas estas ventajas, José no abandonó, sin embargo, con motivo de su cambio de posición, las virtudes que poseía anteriormente, demostrando que la prudencia puede fiscalizar las inseguras pasiones de la vida cuando se la posee realmente, y cuando no es solamente apariencia impuesta por una prosperidad pasajera.
2. Cuando la esposa de su amo se enamoró de él, por la belleza de su cuerpo y su habilidad para manejar las cosas, la mujer pensó que con sólo decírselo lo haría acostarse con ella, considerando una gran dicha el que su ama quisiera divertirse con él. (Ella pensaba en su condición de esclavo, y no en su moralidad, que siguió siendo la misma después de su cambio de condición.) Le comunicó, por lo tanto, sus inclinaciones y lo invitó a satisfacerlas. Pero él rechazó sus ruegos, considerando que sería injusto ceder a sus instancias e inferir una ofensa al que lo había comprado y le había concedido tantos favores. La invitó, en cambio, a refrenar su pasión, haciéndole ver la imposibilidad de conseguir sus deseos, los que podría dominar al saber que no lograría complacerlos. Estaba dispuesto a sufrir cualquier contratiempo antes que cometer ese delito. Porque aunque un esclavo, como él, no debía contrariar a su ama, podía ser disculpado en un caso como aquél. La negativa inesperada de José exacerbó la pasión de su ama. Acosada dolorosamente por su perversa pasión, trató de satisfacerla haciendo una nueva
tentativa.
5. Diciendo estas y otras cosas José trató de refrenar la violenta pasión de la mujer, y retrotraer sus sentimientos a los límites de la razón. Pero ella sintió cada vez más vehementes sus deseos, y desesperada de convencerlo le puso las manos encima para obligarlo por la fuerza. (…) Putifar no podía dejar de creer lo que le decían las palabras y las lágrimas de su mujer, y lo que él mismo veía, y seducido por su amor a su mujer no se detuvo a investigar la verdad. Seguro de que su esposa era una mujer púdica, condenó a José por perverso y lo envió a la prisión de los malhechores. Y se formó una opinión más elevada de su mujer, de cuya modestia y castidad había recibido el mejor testimonio.
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CAPITULO V
En la cárcel. Los sueños del copero y del panadero. Las visiones del Faraón
1. José, encomendando todas sus cosas a Dios, no trató de defenderse ni de relatar la verdad de lo sucedido, y aceptó silenciosamente el cautiverio, creyendo firmemente que Dios, que sabía la causa de su contrariedad y la verdad de los hechos, sería más fuerte que los hombres que lo castigaban (…) Los demás prisioneros, terminadas sus pesadas labores, solían conversar entre sí, como es habitual entre los que comparten el mismo sufrimiento, y preguntarse las causas que a cada uno de ellos los habían llevado a la prisión. Entre ellos estaba el copero del rey, a quien éste apreciaba y luego lo había encarcelado en un momento de enojo. Este hombre estaba en la misma cadena que José y se hizo muy amigo de él. Después (al advertir que José era más inteligente que los demás), le contó un sueño que había tenido y le pidió que se lo interpretara, quejándose de que aparte de las penas que debía sobrellevar a causa del rey, Dios le había añadido las que le producían sus sueños.
2. Y le dijo que había visto en sueños tres racimos de uvas colgando en tres ramas de una vid, grandes y maduros para ser recogidos; y que él los exprimió dentro de una copa que el rey sostenía en la mano. Después de colar el vino se lo dió a beber al rey, quien lo recibió amablemente. Esto era lo que había visto, dijo, y quería que José, si entendía algo de esas cosas, le dijera qué pronosticaba su visión.
José le respondió que no se desanimara y conservara la esperanza de que dentro de tres días lo pondrían en libertad, porque el rey requeriría sus servicios y lo repondría en su antiguo cargo. Le hizo saber que el fruto de la vid era un bien que Dios concedía a los hombres; el vino es ofrecido a Dios, es el compromiso de fidelidad y confianza entre los hombres, pone fin a las disputas, aleja el dolor y la pasión y alegra las mentes. (…) El copero, como es natural, se alegró al oír esa interpretación de su sueño, y esperó que se cumpliera lo que le había presagiado.
3. Pero había otro servidor del rey, jefe de panaderos, que estaba en la prisión con el copero. Alentado por la interpretación de José del sueño del copero, quiso que José le interpretara el suyo (porque había tenido uno la noche anterior), y le dijera lo que significaban las visiones que se le habían presentado. Eran las siguientes:
-Me parecía -dijo-, que llevaba en la cabeza tres canastas, dos llenas de hogazas y la tercera llena de dulces y otras viandas, como las que suelen prepararse para los reyes; pero las aves venían y se lo comían todo, sin hacer caso de mis esfuerzos por ahuyentarlas.
El panadero esperaba una predicción semejante a la del copero. Pero José, después de reflexionar sobre el sentido del sueño, le dijo que de buena gana hubiera preferido ser intérprete de buenas noticias y no de las que el sueño declaraba; pero que sólo tenía dos días de vida (que era lo que significaban las canastas), y que al tercer día sería crucificado y devorado por las aves, sin poder evitarlo. Ambos sueños se cumplieron tal como José lo había predicho; al tercer día, cuando el rey celebró su cumpleaños, hizo crucificar al panadero y libertó al copero y lo repuso en su cargo anterior.
4. Después de sufrir José dos años de encierro, sin que el copero lo ayudara, porque había olvidado su promesa, Dios lo libró de la cárcel arbitrando el siguiente medio: El rey Faraón había visto en sueños dos visiones en una misma noche, junto con las interpretaciones de ambas; pero olvidó las interpretaciones, reteniendo solamente las visiones. Preocupado por lo que había visto (que le parecía triste), al día siguiente reunió a los más grandes sabios de Egipto para que le interpretaran los sueños. Como ellos vacilaran en hacerlo, el rey se sintió más perturbado aún. Fué entonces cuando el copero del rey, viendo la confusión de Faraón, recordó a José y su inteligencia para entender los sueños. Habló de él a Faraón contándole el sueño que había tenido en la cárcel y de qué modo se cumplió su predicción. Añadió que el jefe de los panaderos había sido crucificado el mismo día de su liberación, también de acuerdo con la interpretación de su sueño hecha por José. Le informó que José había sido enviado a la cárcel por Putifar, el jefe de los cocineros, por ser esclavo, pero que pertenecía a la clase más noble de los hebreos, y era hijo de un padre ilustre. (…) El rey ordenó que condujeran a José a su presencia, y así lo hicieron los enviados, después de ocuparse por indicación del rey de atenderlo y acicalarlo. (...)
5. El rey lo tomó de la mano y le dijo: (…) Quiero queno me ocultes nada por miedo, que no me adules con mentiras o diciéndome cosas que me agraden, aunque la verdad tenga aspecto horrible. En mi sueño me pareció ver marchando junto al río unas vacas gordas, muy grandes, en número de siete, que iban del río hacia los pantanos; otro número igual de vacas fué a su encuentro procedente de los pantanos; eran vacas muy delgadas y feas y se comieron a las gordas y grandes, pero no mejoraron de aspecto y siguieron siendo consumidas por el hambre. Después de esa visión desperté, pero preocupado por lo que pudiera significar mi sueño me volví a dormir y vi otro sueño, más extraordinario que el anterior, que me preocupó y atemorizó aún más: vi siete espigas que crecían en una misma caña, dobladas por el peso de los granos y maduras para la siega; y cerca de ellas vi otras siete espigas, magras y marchitas por falta de lluvia, que con gran estupefacción mía devoraron a las que estaban maduras.
6. José respondió:
-Este sueño, ¡oh, rey! aunque se presentó bajo dos formas, se refiere a un mismo acontecimiento; las vacas, animales hechos para el arado y el trabajo, que viste devoradas por las otras más débiles, y las espigas comidas por las más estropeadas predicen hambre en Egipto, por falta de productos de la tierra, que seguirá a un lapso de igual número de años de prosperidad. La abundancia de los años de fertilidad será consumida durante el mismo número de años de escasez, y esa escasez de provisiones necesarias será difícil de subsanar. (…)
7. El rey se maravilló de la discreción y la sabiduría de José; y le preguntó de qué modo podría disponer de las cosechas abundantes de los años buenos que precederían al hambre, para hacer tolerable el período de austeridad. José agregó entonces el siguiente consejo: Que escatimara las cosechas buenas y no permitiera a los egipcios derrocharlas, guardando los sobrantes para satisfacer las necesidades de la época de escasez. También le exhortó a que retirara el trigo a los agricultores y les diera sólo lo suficiente para su alimentación. El rey, admirado no sólo por la interpretación de José, sino también por el consejo que le había dado, le encargó que se ocupara del trigo, dándole poder para hacer todo lo que creyera beneficioso para el pueblo de Egipto y para el rey, convencido de que el mismo que había ideado el recurso sería el más indicado para ponerlo en acción.
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CAPITULO VI
José, después de haberse hecho famoso en Egipto, somete a sus hermanos
1. José cumplió treinta años de edad, gozando de grandes honores de parte del rey, que por su prodigiosa sabiduría lo llamaba Psotomfanej, palabra que significa "descubridor de secretos". Se casó con una mujer de alta alcurnia, la hija de Potifera, uno de los sacerdotes de Heliópolis; era una virgen llamada Asenet. Tuvo con ella hijos antes de que llegara la escasez: Manasés, el mayor, nombre que significa "olvido", porque su actual felicidad le había hecho olvidar su desventura anterior, y Efraím el menor, nombre que sinificaba "restituidor" porque le había sido devuelta la libertad de sus antepasados. El rey llamó a José, que distribuyó trigo, convirtiéndose en el reconocido salvador del pueblo. Pero no sólo abrió el mercado del trigo para los del país; todos los extranjeros tuvieron libertad para comprarlo. José quería que todos los hombres, que eran parientes entre sí, recibieran ayuda de los que vivían en la prosperidad.
2. Cuando Jacob supo que el mercado estaba abierto para los extranjeros, envió a todos sus hijos a Egipto a comprar trigo, porque la tierra de Canaán sufría terriblemente por el hambre; (la calamidad había invadido a todo el continente). Sólo retuvo a Benjamín, hijo de Raquel y hermano de José de la misma madre. Los hijos de Jacob llegaron a Egipto y se dirigieron a José para pedirle que les permitiera comprar trigo; porque nada se hacía sin su aprobación, y hasta el homenaje que se tributaba al rey sólo era provechoso cuando se honraba también a José. José reconoció a sus hermanos, mientras que ellos no lo reconocieron a él, porque era muy joven cuando lo dejaron, y ahora había alcanzado una edad mucho mayor y las facciones de su rostro habían cambiado. Además la gran dignidad que revestía no les permitía ni sospechar siquiera que pudiera ser él. José los puso a prueba para tantear sus sentimientos; se negó a venderles trigo diciendo que habían ido a espiar los asuntos del rey: y que procedían de distintos países, habiéndose reunido para simular que eran parientes; porque no era posible que un particular hubiese criado tantos hijos, y de tan hermosa prestancia; ni los mismos reyes podían dar a tantos hijos una educación como la de ellos. Esto lo dijo para averiguar qué había sido de su padre después de su partida, y la suerte que había corrido su hermano Benjamín; porque temía que hubiesen hecho víctima a Benjamín de la misma perfidia que habían cometido con él.
3. Los hermanos, llenos de terror y confusión, creyeron que los amenazaba un gran peligro; pero sin pensar en su hermano José se defendieron rechazando con firmeza la acusación, Rubén habló en nombre de todos. (…) Nuestro padre se llama Jacob, un hebreo que tuvo doce hijos con cuatro esposas. Cuando los doce vivían, formábamos una fa. milia feliz; pero cuando murió uno de nuestros hermanos, llamado José, nuestras cosas empeoraron, porque mi padre, sin poder evitarlo, lo lloró durante mucho tiempo y nosotros sufrimos doblemente, por la pérdida de nuestro hermano y por la aflicción de nuestro anciano padre. Ahora vinimos a comprar trigo, después de dejar la atención de nuestro padre y de nuestra familia al cuidado de nuestro hermano menor, Benjamín. Si mandas a comprobarlo a nuestra casa, podrás averiguar que no hemos incurrido en ninguna falsedad en nuestras palabras.
4. De este modo trató Rubén de inspirar en José una opinión más favorable a su respecto. Después de enterarse de que su padre vivía y que sus hermanos no habían matado a su hermano, los envió temporariamente a la, cárcel, para estudiar detenidamente el caso cuando tuviera más tiempo. Al tercer día los mandó llamar y les dijo: (....) Con esto la pena de los hermanos aumentó; lloraron, se lamentaron, recordando la desdichada historia de José, diciendo que esa desgracia era el castigo que Dios les infligía. Rubén los reprochó largamente por su tardío arrepentimiento, que no beneficiaba a José. Y los exhortó a sobrellevar con paciencia los sufrimientos, porque era un castigo de Dios. De este modo hablaron entre sí, sin imaginarse que José entendía su idioma. Ante las palabras de Rubén todos sintieron una honda tristeza y se arrepintieron por su acción, como culpables del hecho cometido y por el que Dios los castigaba con justicia. Cuando José los vió afligidos de ese modo, se sintió conmovido hasta las lágrimas, y no queriendo que lo vieran llorar, se retiró. Un rato más tarde volvió y reteniendo a Simón como garantía de que sus hermanos volverían, les mandó tomar el trigo que habían comprado y que se marcharan. A su mayordomo le ordenó privadamente que pusiera en cada uno de los sacos el dinero que habían traído para comprar el trigo, y los despidiera; aquél hizo lo que le ordenó.
5. Cuando los hijos de Jacob llegaron a la tierra de Canaán contaron a su padre lo que les había ocurrido en Egipto; que fueron sospechados de haber ido a espiar al rey, y que cuando dijeron que eran hermanos y habían dejado a su undécimo hermano acompañando al padre de ellos, no les habían creído; añadieron que habían dejado a Simón en poder del gobernador hasta que Benjamín fuera a atestiguar la verdad de sus manifestaciones. Rogaron a su padre que no temiera nada y enviara a su hermano con ellos.(...) Pero el trigo que compraron se terminó y como el hambre seguía apretando, Jacob, obligado por la necesidad, resolvió enviar a Benjamín con sus hermanos, ya que no podían volver a Egipto si no lo llevaban como lo habían prometido. Como la miseria era cada día mayor y sus hijos le rogaban, no le quedó otro recurso que adoptar en aquellas circunstancias.(...) Jacob quedó finalmente convencido; les entregó a Benjamín, y les dió el doble del precio del trigo. Envió también obsequios a José, frutos de la tierra de Canaán, bálsamos, resinas, trementina y miel. Tanto ellos como su padre derramaron
muchas lágrimas al partir. (...)
7. Cuando se acostaron a dormir, después de la cena, José ordenó a su mayordomo que les diera las medidas de trigo, y que volviera a esconderles el precio en los sacos; y que en la bolsa de Benjamín pusiera la copa de plata en la que a José le gustaba beber. Lo cual tenía por objeto poner a prueba a sus hermanos y comprobar si defenderían a Benjamín cuando éste fuera acusado de haber robado la copa y se hallase en peligro, o si lo abandonarían y basándose en su propia inocencia volverían a la casa de su padre sin él. Los sirvientes cumplieron las órdenes recibidas, y los hijos de Jacob, sin sospechar nada, se pusieron en marcha llevando consigo a Simón y sintiéndose doblemente felices, porque también volvía con ellos Benjamín, a quien llevaban de vuelta a su padre,
como le habían prometido.
De pronto los rodeó un pelotón de soldados a caballo, acompañados por el sirviente de José, el mismo que había puesto la copa en el saco de Benjamín. Alarmados por el inesperado ataque, les preguntaron a qué se debía que asaltaran de ese modo a un grupo de hombres que poco antes habían sido considerados por su amo dignos de una honorable y hospitalaria recepción. Los hombres respondieron llamándolos malvados y diciéndoles que habían olvidado el trato amable y hospitalario de José, no vacilando en perjudicarlo; se habían llevado la copa con la que José tan amistosamente había brindado por ellos, sin considerar su amistad, como tampoco el peligro que correrían si fueran
apresados.
8. Los soldados condujeron a Benjamín a presencia de José, seguidos por sus hermanos. Cuando José vió a Benjamín arrestado y a su hermanos con ropas de duelo, les dijo: (...)
Los hermanos se confesaron culpables para salvar a Benjamín, y recordaron de nuevo la perversa acción que habían cometido con José. Manifestaron que él era ahora más feliz que ellos, si estaba muerto, porque se había librado de las miserias de la vida, y si estaba vivo porque podía gozar viendo la venganza de Dios tomada contra ellos. Añadieron que eran una calamidad para su padre, porque al anterior dolor por José le agregaban ahora el nuevo pesar por Benjamín.
9. José, dominado por la emoción e incapaz de seguir fingiendo enojo, ordenó a todos los presentes que salieran para darse a conocer a sus hermanos cuando estuvieran solos. Todos se retiraron y José se dió a conocer a sus hermanos,diciendo:
-Alabo vuestra virtud y vuestra bondad para con nuestro hermano. Veo que sois mejores de lo que esperaba por lo que hicísteis conmigo. La verdad es que hice todo esto para probar vuestro amor fraternal. (...)
Dicho esto José abrazó a sus hermanos, que lloraban conmovidos. Pero la generosa bondad de su hermano no les dejaba lugar al temor de que fueran castigados por lo que habían tramado y hecho contra él. Luego celebraron un banquete. Cuando el rey se enteró de que los hermanos de José habían ido a verlo, se alegró mucho, como si fuera un acontecimento de su propia familia; les dió carros llenos de trigo, oro y plata para que los llevasen a su padre. Recibieron otros presentes de José, para llevarlos a su padre y como regalos para ellos, siendo mayores los de Benjamín. Luego partieron.

CAPITULO VII
El traslado del padre de José con toda su familia, a causa del hambre
1. En cuanto Jacob se enteró, al regreso de sus hijos, de las noticias sobre José, de que no sólo había escapado a la muerte, por la que todavía Jacob llevaba luto, sino que vivía feliz, rodeado de esplendor y gobernando a Egipto, junto con el rey que le había encargado casi todas las cosas, no consideró increíble lo que le decían, juzgando la grandeza de la obra de Dios y su bondad para con él, aunque esa bondad había sido intermitente en los últimos tiempos, e inmediata y fervorosamente se preparó para ir a reunirse con José.
2. Cuando llegó al pozo del juramento, ofreció sacrificio a Dios. Luego se sintió temeroso de que la felicidad que reinaba en Egipto tentara a su posteridad a quedarse allí, y no pensara volver a la tierra de Canaán para poseerla como Dios les había prometido; temió también que su descenso a Egipto no contara con la voluntad de Dios y que su familia fuera por eso destruida; le preocupaba, sobre todo, la idea de abandonar esta vida sin haber visto a José. Revolviendo esas dudas en su mente se quedó dormido.
4. Animado por su sueño, Jacob fué más alegremente a Egipto, con sus hijos y todas sus pertenencias. Eran en total setenta. Pensé que sería mejor no anotar los nombres de esa
familia, sobre todo por su difícil pronunciación. Pero en general creo que es necesario mencionarlos, para refutar a los que creen que no procedemos originalmente de Mesopotamia, sino que somos egipcios. (....)
5. Cuando José supo que venía su padre, porque su hermano Judá llegó antes y le anunció su arribo, salió a recibirlo, y se encontraron en Herópolis. Jacob se sintió desfallecer ante la grande e inesperada alegría. José lo reanimó, aunque él mismo tampoco pudo resistir la impresión, y el placer del encuentro estuvo a punto de provocarle el mismo efecto que a su padre. Pero logró dominarse mejor que éste. (...)
6. Jacob se presentó ante el rey y lo saludó y le deseó prospe. ridad a su gobierno. Faraón le preguntó qué edad tenía; cuando le respondió que tenía ciento treinta años, se admiró de su longevidad. Jacob añadió que no había vivido tanto como sus antepasados, y el rey le dió permiso para residir con sus hijos en Heliópolis. Porque en esta ciudad tenían sus prados los pastores del rey.
7. El hambre aumentó entre los egipcios. El grave flagelo se hizo más opresivo; el río no desbordó porque no había llegado a su anterior altura, ni Dios les mandó lluvia. Tampoco hicieron acopio de provisiones, porque ignoraban lo que debían hacer. José les vendió trigo por dinero. Cuando les faltó el dinero, compraron trigo con el ganado, y con los esclavos, y los que tenían algún pequeño terreno lo cedieron para adquirir comida; de ese modo el rey se convirtió en dueño de todas sus cosas. Tuvieron que ser trasladados unos a un sitio, otros a otro, para que la posesión del país quedara firmemente en las manos del rey; excepto las tierras de los sacerdotes, que siguieron en su poder. El hambre los convirtió realmente en esclavos, de cuerpo y alma; finalmente los obligó a procurarse el sustento por medios deshonrosos. Pero cuando terminó la miseria, y el río desbordó y cubrió la tierra, y ésta dió abundantes frutos, José fué a todas las ciudades, reunió en cada una al pueblo y les devolvió la tierra que, por su propio consentimiento, debía ser de propiedad exclusiva del rey y para su exclusivo provecho. Los exhortó a considerarla como propiedad de cada cual, y a que se dedicaran con entusiasmo a la agricultura y pagaran como tributo al rey la quinta parte de los frutos de la tierra que el rey, siendo suya, les devolvía. Todos se alegraron al verse inesperadamente dueños de sus tierras, y cumplieron con diligencia lo que les mandaron. De este modo aumentó el ascendiente de José sobre los egipcios, y el cariño que sentían por el rey. La ley de pagar la quinta parte como tributo se mantuvo hasta el último de los reyes.
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CAPITULO VIII
Muerte de Jacob y de José
1 Después de vivir diecisiete años en Egipto, Jacob cayó enfermo y murió en presencia de sus hijos (...) En cuanto a José, lo elogió por haber olvidado la maldad de sus hermanos, y haber sido generoso con ellos, dándoles favores que ni siquiera concedían los benefactores.
Ordenó luego a sus hijos que admitieran a los hijos de José, Efraím y Manasés, entre los suyos, y dividieran en común entre ellos la tierra de Canaán, sobre lo cual hablaremos más tarde. (…) Con permiso del rey José condujo el cadáver de Jacob a Hebrón, y allí lo sepultó con gran pompa. Sus hermanos no quisieron al principio volver con él, porque temían que, muerto el padre, los castigaría por sus conspiraciones contra él, ya que había desaparecido aquel por quien los había tratado tan bien. Pero José los convenció de que no temieran nada ni desconfiaran de él. Los llevó consigo, les dió grandes propiedades y nunca dejó de preocuparse por ellos.
2. José murió a los ciento diez años, habiendo sido un hombre de admirable virtud; condujo todos sus asuntos con prudencia. Usó su autoridad con moderación, causando la felicidad de los egipcios, aun cuando procedía de otro país y en las terribles circunstancias que ya hemos relatado. Con el tiempo sus hermanos murieron, después de haber vivido felices en Egipto. Los descendientes de estos hombres un tiempo después condujeron sus cuerpos a Hebrón y allí los inhumaron. En cuanto a los restos de José lo llevaron después a la tierra de Canaán, cuando los hebreos salieron de Egipto, porque José lo había hecho prometer con juramento. Pero lo que a cada uno de esos hombres ocurrió, y con qué medios tomaron posesión de la tierra de Canaán, se verá luego, después que haya explicado por qué dejaron la tierra de Egipto.

LOS DESCENDIENTES DE ABRAHÁM, HASTA JOSÉ, EN EL GÉNESIS (según resúmenes de capítulos editados en la Biblia de Reina y Valera):
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CAPITULO 26

Jehová le promete a Isaac una posteridad tan numerosa como las estrellas del cielo — En 

su descendencia serán bendecidas todas las naciones — Jehová hace prosperar a Isaac 

temporal y espiritualmente por causa de Abraham — Isaac ofrece sacricios Esaú se 

casa con mujeres heteas para tristeza de sus padres.
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CAPÍTULO 27
Rebeca guía a Jacob para que éste reciba bendiciones — Jacob es bendecido para tener dominio y para gobernar sobre pueblos y naciones — Esaú aborrece a Jacob y piensa matarlo — Rebeca teme que Jacob tome esposa de entre las hijas de Het.
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CAPÍTULO 28
Isaac prohíbe a Jacob casarse con una cananea — Isaac bendice a Jacob y a su descendencia con las bendiciones de Abraham — Esaú se casa con una de las hijas de Ismael — Jacob ve en una visión una escalera que toca el cielo — Jehová le promete que su descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra — Jehová también promete a Jacob que en él y en su descendencia serán bendecidas todas las familias de la tierra — Jacob hace convenio de pagar diezmos.
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CAPÍTULO 37
Jacob ama y favorece a José, quien es aborrecido por sus hermanos — José sueña que sus padres y hermanos se inclinan ante él — Sus hermanos lo venden para Egipto.
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CAPÍTULO 39
José, prosperado por Jehová, llega a ser mayordomo de la casa de Potifar — José se resiste a las insinuaciones de la esposa de Potifar; es acusado falsamente y echado en la cárcel — El jefe de la cárcel pone los asuntos de la prisión en manos de José.
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CAPÍTULO 40
José interpreta tanto el sueño del jefe de los coperos como el del jefe de los panaderos de Faraón — El copero se olvida de hablar acerca de José a Faraón.
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CAPÍTULO 41
Faraón sueña con las vacas y con las espigas — José interpreta los sueños como siete años de abundancia y siete de hambruna — José propone un programa de almacenamiento de grano — Faraón lo hace gobernador de todo Egipto — José se casa con Asenat — José recoge grano como la arena del mar — Asenat da a luz a Manasés y a Efraín — José vende grano a los egipcios y a otras personas durante la hambruna.
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CAPÍTULO 42
Jacob envía a sus hijos a Egipto a comprar grano — Ellos se inclinan
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CAPÍTULO 43
Persuaden a Jacob a que envíe a Benjamín a Egipto — Los hermanos de José le muestran respeto — Todos ellos comen y beben juntos.
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CAPÍTULO 44
José dispone las cosas para detener el regreso de sus hermanos a Canaán — Judá se ofrece para tomar el lugar de Benjamín por causa de su padre.
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CAPÍTULO 45
José se da a conocer a sus hermanos — Todos ellos se regocijan juntamente — Faraón invita a Jacob y a su familia a morar en Egipto y a comer de la grosura de la tierra.
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CAPÍTULO 46
Jehová envía a Jacob y a su familia, compuesta de setenta almas,
a Egipto — Se enumeran los descendientes de Jacob — José se reúne con Jacob.
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CAPÍTULO 47
Los israelitas se establecen en Gosén — Jacob bendice a Faraón — José vende grano a los egipcios — Faraón recibe el ganado y las tierras de los egipcios — Jacob desea ser enterrado con sus padres en Canaán.
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CAPÍTULO 48
Jacob narra la aparición de Dios a él en Luz — Adopta a Efraín y a Manasés como sus propios hijos — Jacob bendice a José — Pone a Efraín antes que a Manasés — La descendencia de Efraín formará multitud de naciones — Los hijos de Israel volverán a la tierra de sus padres.
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CAPÍTULO 50
El cuerpo de Jacob es embalsamado — José lo sepulta en Canaán — José consuela a sus hermanos — Los hijos de Israel se multiplican — José promete que Dios sacará a Israel de Egipto y lo llevará a Canaán — José muere en Egipto y es embalsamado.
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JUNTO Y BAJO ESTE PÁRRAFO: Al lado, fotografía del “padre del psicoanalisis” Sigmund Freud; quien basó gran parte de su teoría analítica en interpretar los sueños; tal como intituló su trabajo de mayor importancia (“La interpretación de los sueños”, publicada en 1900). Fundamentando su obra desde esa comprensión del subconsciente manifestado mientras dormimos; revelará siempre un profundo sentido arqueológico y mítico en todos sus postulados. Pues no solo interpreta a través de figuras mitológicas los hechos cotidianos o el comportamiento, sino que -creemos- pudo sentirse profundamente identificado con “el lector de sueños” José. Generando unas nuevas teorías sobre la psique y el pensamiento, nacidos de algún modo desde la sabiduría y el recuerdo de este personaje bíblico. Ya que Freud, al igual que José, interpretará los sueños de un modo personal; ligado a su propia forma de ver la vida y al valor de los símbolos en su Sociedad (conforme al tiempo en que vivió). Tanto es así, que -a mi modo de ver- pienso firmemente que Sigmund Freud se sintió abducido y hasta inmerso en la figura de José; creyendo de algún modo que aquella interpretación de los sueños -como arte milenario- podía capacitar al hombre del conocimientos superiores (tal como le sucedió al hijo de Jacob).
Abajo, famosísimo lienzo de Velázquez representando “La túnica de José”; momento en que los hijos de Jacob enseñan al padre las ropas de su hijo, para hacerle creer que había sido atacado y devorado por alguna fiera (agradecemos al museo Monasterio de El Escorial, Madrid; nos permita divulgar la imagen de esta obra de su propiedad). Tal como hemos dicho, José simboliza sin lugar a dudas las juventudes que los pueblos del Sinaí facilitaron a los hicsos; ofreciéndoles gentes de sus tribus para que luchasen contra los egipcios (sin gran esperanza de que estos pudieran vencer en el Nilo). Pero los hiscos, al llegar al delta faraónico, encontraron un territorio medio abandonado, donde casi todos los súbditos de importancia y rango habían huido hacia el Sur (marchando hasta Luxor, tras el terremoto del Tera-Santorino, que hacia 1680 a.C. había sumido esta zona del Mediterráneo en una catástrofe). Así fue cómo se asentaron pronto los nuevos reyes del delta del Nilo y allí atrajeron a sus aliados en Canaán (entre ellos los judíos); todo lo que se conservaría en la famosa historia de José. Cuyo relato bíblico termina recogiendo el modo en que este visir de origen hebreo habló a los suyos; diciendo antes de fallecer: “-Yo voy a morir; más Dios ciertamente os visitará y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró Abraham, a Isaac y a Jacob”-. Y José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis llevar de aquí mis huesos. Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron, y fue puesto en un ataúd en Egipto” (Génesis 50; 25 y 26). Para finalizar añadiremos que estos ciento diez años que vivió José son los que más o menos duró el reinado hicso de Egipto; que comenzó hacia el 1670 a.C. para finalizar hacia el 1560 a.C. (con el inicio del Imperio Nuevo). Confirmándonos que José simboliza la personificación de aquellos judíos que lograron una gran categoría y relevancia durante el reinado hicso de Avaris.

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CITAS:
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(1): CANAÁN Y LOS PUEBLOS QUE COLONIZARON IBERIA: Capítulo 1º INTRODUCCIÓN (Fenicios, cartagineses e israelitas).
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http://historiasdelflamenco.blogspot.com/2015/09/parte-primera-origenes-del-flamenco-y.html
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(3): Autores como Grehard Herm, en LOS FENICIOS (Ed. Destino, Barcelona 1986) afirman que Canaan significa “país de la púrpura”; dando este significado como etimología generalmente aceptada en el siglo XX. Otros autores, principalmente de origen judío, la asocian con el vocablo hebreo “CAN” que se traduciría por “fundación” y con “MSD” que es “comercio”; en esta linea escribe Isaac Asimov que se trataría de una fundación comercial.
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(4): GÉNESIS VI
10- Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet.
GENESIS X
1 ÉSTAS son las generaciones de los hijos de Noé: Sem, Cam y Jafet, a quienes nacieron hijos después del diluvio.
2 Los hijos de Jafet: Gomer, y Magog, y Madai, y Javán, y Tubal, y Mesec y Tiras.
3 Y los hijos de Gomer: Askenaz, y Rifat y Togarma.
4 Y los hijos de Javán: Elisa, y Tarsis, Quitim y Dodanim. Por éstos fueron repartidas las
5 islas de las gentes en sus tierras, cada cual según su lengua, conforme a sus familias en sus naciones.
6 Los hijos de Cam: Cus, y Mizraim, y Fut y Canaán.
7 Y los hijos de Cus: Seba, Havila, y Sabta, y Raama y Sabteca. Y los hijos de Raama: Seba y Dedán.
8 Y Cus engendró a Nimrod; éste comenzó a ser poderoso en la tierra.
9 Éste fue poderoso cazador delante de Jehová, por lo cual se dice: Así como Nimrod, poderoso cazador delante de Jehová.
10 Y fue el comienzo de su reino Babel, y Erec, y Acad y Calne, en
la tierra de Sinar.
11 De esta tierra salió Asur y edificó Nínive, y Rehobot, y Cala
12 y Resén entre Nínive y Cala, la cual es ciudad grande.
13 Y Mizraim engendró a Ludim, y a Anamim, y a Lehabim, y a Naftuhim,
14 y a Patrusim, y a Casluhim, de donde provinieron los filisteos, y a Caftorim.
15 Y Canaán engendró a Sidón, su primogénito, y a Het,
16 y al jebuseo, y al amorreo, y al gergeseo,
17 y al heveo, y al araceo, y al sineo,
18 y al arvadeo, y al zemareo y al hamateo; y después se dispersaron las familias de los cananeos.
19 Y fue el territorio de los cananeos desde Sidón, viniendo a Gerar hasta Gaza, hasta entrar en Sodoma y Gomorra, Adma y Zeboim, hasta Lasa.
20 Éstos son los hijos de Cam por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones.
21 También le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Heber, y hermano mayor de Jafet.
22 Y los hijos de Sem: Elam, y Asur, y Arfaxad, y Lud y Aram.
23 Y los hijos de Aram: Uz, y Hul, y Geter y Mas.
24 Y Arfaxad engendró a Sala, y Sala engendró a Heber.
25 Y a Heber le nacieron dos hijos: el nombre de uno fue Peleg, porque en sus días se dividió la tierra; y el nombre de su hermano, Joctán.
26 Y Joctán engendró a Almodad, y a Selef, y a Hazarmavet, y a Jera,
27 y a Adoram, y a Uzal, y a Dicla,
28 y a Obal, y a Abimael, y a Seba,
29 y a Ofir, y a Havila y a Jobab; todos éstos fueron hijos de Joctán.
30 Y fue su habitación desde Mesa, camino a Sefar, hasta la región montañosa del oriente.
31 Éstos fueron los hijos de Sem por sus familias, por sus lenguas, en sus tierras, en sus naciones.
32 Éstas son las familias de los hijos de Noé por sus descendencias, en sus naciones; y de éstos fueron divididas las naciones en la tierra después del diluvio.
-SANTA BIBLIA por Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Otras revisiones: 1862, 1909
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(5): HISTORIA DEL ANTIGUO EGIPTO Jaques Pirenne (Capítulo del Reino Hicso; tomo II; edición DESTINO Barcelona 1977) Reino Hicso, lo fecha hacia el 1730 a.C.
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(6): LA VIDA COTIDIANA EN LA CRETA MINÓICA. Paul Fauré. (Argos Vergara, Bercelona 1984). Concusión y cronologías comparadas -pag 284-
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(7): La catástrofe del Tera se sabe que fue mayor que la del Kratatoa, desastre que en 1883 de nuestra era, fue documentado por quienes allí sobrevivieron. Así se pudo comprobar que las explosiones del Krakatoa se oyeron a mas de tres mil quinientos kilómetros y su derrumbe provocó un maremoto con una ola de mas de cuarenta metros de muro, que barrió costas a miles de kilómetros. Estuvo erupcionando durante más de dos días liberando lava, cenizas y magma con gases que llovieron de forma continuada en un area de cuatromil kilómetros a la redonda del volcán. Piedras volcánicas, gases y hasta cadáveres, en semanas llegaron a mas de diez mil kilómetros desde su lugar de origen. Tras ello, durante años, la atmósfera de toda la Tierra se cubrió de azufres y partículas de cenizas, que proyectaron una luz solar distinta, tanto como para bajar varios grados la temperatura de todo nuestro planeta.
ACERCA DE LA DATACIÓN DE LA ERUPCIÓN DEL TERA HAY DIFERENTES TEORÍAS. LA MÁS COMÚN LA FECHA ENTORNO AL 1630 A.C.; AUNQUE NOSOTROS SEGUIMOS DOS CRONOLOGÍAS DIFERENTES.
LA EXPLOSIÓN DE 1680 Y LA DE 1580 COMO FECHAS MÁS PROBABLES DE LOS GRANDES CATACLISMOS EN SANTORINI.
Sobre el tema recomendamos el libro:
EL FIN DE LA ATLÁNTIDA de J.V. Luce (Ed. Destino; Barcelona 1975) Capítulo III “Tera y su volcán”.
Acerca de la datación del Tera, les recomendamos leer este artículo de TERRAE ANTIQVUAE
Para más información. Pueden consultar la página Erupción Minóica de WIKIPEDIA
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(8): Pese al pequeño área en que quedaron relegados estos filisteos; el emperador Adriano denominó a toda esa región con su nombre. Llamando a esa tierra Palestina (Philistea), con el fin de borrar de allí el recuerdo de los rebeldes judíos e israelitas -continuamente sublevados contra Roma-.
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(9): I Paralip. 18, 1: “después de esto, David batió a los filisteos y los sometió, arrancándole a Gat sus villas anejas de manos filisteas” .
A los interesados en la formación de Israel y en la historia de los filisteos, recomendamo leer mi artículo:
LOS HEREDEROS DE MICENAS: Su establecimiento en Israel y su relación con Tartessos .
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(10): A LOS INTERESADOS EN EL TEMA, RECOMENDAMOS LEER NUESTROS ARTÍCULOS:
-PROTOCOLONIZACIÓN Y PRECOLONIZACIÓN A DEBATE (PARTE PRIMERA: ANÁLISIS DE LAS CONCLUSIONES DEL PROFESOR ESCACENA) -Capítulo 117 de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo"-. Comenzamos desde este artículo a analizar el libro “Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate"; un magnífico compendio del análisis de distintos investigadores; dirigido y coordinados por el prof. Sebastián Celestino (junto a N. Rafel y X.-L. Armada). En el presente capítulo estudiamos la aportación del prof. Escacena; donde expresamos no estar de acuerdo en su planteamiento. Pues la colonización ibérica no pudo ser simplemente una aculturación fenicia; algo que se observa comprobando que los alfasilabarios con los que escribieron los iberos eran de origen cretochipriota y no púnicos. No habiendo una aculturación fenicia en el Sur peninsular (propiamente dicha); pues estas civilizaciones procedentes de Tiro, Sidón o Cartago no dejaron en nuestras tierras ni un corpus de inscripciones que pueda destacarse como ibero-fenicio (o tartesso-fenicio). Siendo los epigramas prerromanos peninsulares resdactados con unos caracteres que procedían de Creta y Chipre; o en el mejor de los casos, de la Jonia (como el grecoibérico levantino). Por lo demás, negar la unión entre el mundo nurágico y el mundo ibérico; nos parece una contranatura. Dado que Cerdeña y la Península eran riquísimas en cobre y las únicas tierras con minas de estaño en todo el Mediterráneo; teniendo en cuenta que hablamos de la Edad del Bronce donde el mineral cúpreo y la casiterita eran imprescindibles. Finalmente, debido al trabajo en orfebrería de las piezas de El Carambolo; y su valor, al ser casi tres kilos de oro puro. No podemos considerar gran parte de este tesoro en la forma que lo interpreta el profesor Escacena: Como un ajuar para colgar de la frente y solomillos de unas reses antes del sacrificio. Tampoco creemos que hubiera sido arrojado al cenicero sagrado del templo, tras haberse "amortizado" (dejado de usar); pareciendo más lógico pensar en una ocultación en el basurero ritual -antes de huir y quemar el edificio, tal como hacían los tartessios al verse asediados-. En el artículo datamos El Carambolo en las siguientes fases: 1º.- Carambolo V y IV -quinto y cuarto estrato que se corresponden con el más antiguo edificio y el siguiente- (entre el 850 y el 750 a.C.) "Periodo del santuario indígena // 2º.- Carambolo III y II; el tercero de influencia frigia (entre el 740 y el 672 a.C.) y el segundo de influjo fenicio (entre el 672 y el 550 a.C.) "Fase oriental" // 3º.- Carambolo I, destrucción por los cartagineses hacia el 535 a.C.
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-CHIPRE, COLONIZADOR PENINSULAR DURANTE LA EDAD DEL BRONCE (Mariano Torres Ortiz y Jose Ma. López Castro en “Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico. La precolonización a debate") -Capítulo 118 de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo"-. Continuamos analizado la obra que en nuestro anterior artículo habíamos comenzado a estudiar: “Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate" . En este caso comentando el artículo del prof. Torres Ortiz: LOS «TIEMPOS» DE LA PRECOLONIZACIÓN; y el del prof. López Castro: LAS RELACIONES MEDITERRÁNEAS EN EL II MILENIO A.C. Y COMIENZOS DEL I EN LA ALTA ANDALUCÍA (EL PROBLEMA DE LA ‘PRECOLONIZACIÓN’ FENICIA). Vemos como con gran acierto Torres Ortiz comienza señalando que el profesor Almagro Gorbea, hace unos veinte años, clasificó cronológicamente diversos artículos encontrados en la Península, y que este investigador consideraba “objetos precoloniales”(...) diversos elementos vinculados con Chipre o los Pueblos del Mar; todos ellos, previos a la aparición de los fenicios en nuestro litoral. En su siguiente epígrafe trata ya de “la colonización, como un fenómeno diacrónico”; donde comienza expresando que este periodo anterior a la llegada de los fenicios, hubo de ser muy largo y complejo (tal como señaló Almargo Gorbea). Un tiempo especialmente difícil de seguir en su etapa intermedia y que parece de enorme influencia chipriota; en la que hay que dilucidar si quienes vienen a nuestras tierras eran chipriotas autóctonos o bien de gentes influidas por los micenios (durante los siglos XII y XI a.C.). Por su parte, el profesor López Castro, escribe que “En lugar de precolonización, que implica un vicio teleológico como es la consideración de la posterior colonización; sería más sensato hablar de contactos durante l Edad del Bronce o durante el II milenio a.C.".Añadiedo con gran inteligecia que “El problema estriba en que admitimos los contactos atlánticos pero dudamos de los mediterráneos o los sobrevaloramos, sin término medio” (SIC). Parasá el profesor a fechar los periodos de precolonización como: “1º-Un Bronce Tardío postargárico comprendido entre 1615 a.C. y 1375/1350 a.C., con intervalos extremos en torno a c. 1700-1300 a.C. // 2º-Le seguiría el Bronce Final del Sureste, datado entre c. 1300-920 a.C.// 3º-Para Andalucía Occidental el Bronce Final Tartésico, coetáneo en líneas generales del Bronce Final del Sureste estaría comprendido en el intervalo c. 1250-950 a.C., aunque sólo estaría bien documentado arqueológicamente entre 1150-900 cal a.C.// 4º-Entre 920 y 750 a.C.; o a partir de 890/800, como mínimo se situaría el intervalo cronológico de la etapa inicial de la colonización fenicia". Partiendo desde estas idea añadimos las nuestras que se resumen en la evidencia de que en una nave de remo y vela se puede llegar desde Creta a tierras de Iberia en unas tres semanas. Así, considerando que nos encontramos en la Edad del Bronce donde era imprescindible el cobre y el estaño; que escaseaban totalmente en el Mediterráneo. Habiendo visto en nuestros estudios como tan solo había minas de casiterita en Cerdeña (con muy mala calidad); mientras la Península era riquísima en estaño, cobre, plata y oro. Parece obvio que el contacto entre ambas orillas del Mediterráneo hubo de ser constante y continuado (eso sí, a mi juicio llegando a Iberia de manera tan secreta como vigilada; pues en el secreto de las rutas del estaño y el cobre residiría el poder y la riqueza de imperios como el minóico).
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-LA PRECOLONIZACIÓN A DEBATE: La precolonización a debate (parte tercera): Jose Clemente Martín de la Cruz -comentario a su estudio, intercalando ideas del profesor Delibes-. Capítulo 119 de: "Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo". Continuamos comentando y resumiendo y la obra que hemos analizado en los dos últimos artículos: Contacto cultural entre el Mediterráneo y el Atlántico (siglos XII-VIII ane) La precolonización a debate". En este caso analizando el capítulo del prof. Martín de la Cruz: EL VALLE MEDIO DEL GUADALQUIVIR. Donde comienza el prof. Martín de la Cruz enumerando diversos hallazgos que demuestran la llegada a nuestras tierras de gentes del Mediterráneo oriental, en épocas anteriores a la colonización (previas al siglo VIII a.C.). Consecuentemente con cuanto plantea el autor, diferenciamos en cuatro grupos estas distintas muestras de precolonización. Objetos que conforme a su tipología podemos clasificar en: Mesas altares con cuernos; puntas de flecha y armas; cerámicas a torno; joyas o abalorios. De tal manera, durante todo el extenso artículo vamos a estudiar primero las mesas con forma de toro (o con astas) que se dan en Creta, Chipre y el Egeo. Cuyos más antiguos ejemplares contienen cuernos y asemejan toros; aunque a final del Bronce comenzarían los altares a parecer un Labrys (bipenna) y asimismo una piel de buey (como veneración al metal y al comercio en reses, cueros y en lingotes valorados como cabezas de ganado). En segundo lugar, pasamos a estudiar las puntas de lanza y los objetos del Bronce; llegando a la conclusión de que son muchas las influencias orientales de cuanto aparece en la Península durante el Bronce. En toda nuestra exposición anterior recogemos ideas del Prof. Delibes sobre la Edad del Bronce y épocas anteriores; observando que estas aportaciones pueden darnos una visión más clara y certera de la época. Por último, exponemos cuanto Martín de la Cruz escribe acerca de las cerámicas a torno y los abalorios procedentes del Levante mediterráneo; fechados antes del siglo IX a.C. y hallados en nuestras tierras (comprobando que son muchos los datos que inciden en un contacto continuado entre las dos orillas). Para finalizar proponemos una cronología partcular de la Península, comprendiendo desde el megalitismo a la colonización. Cuyas fases serían: 1º-5500 al 4500 a.C.: INICIO DEL MEGALITISMO Civilización ballenera y canoera: // 2º-4500 al 3500 a.C.: MEGALITISMO PLENO Rutas del ámbar y pepitas de oro o plata, viajes de canoa por el Atlántico europeo // 3º-3500 al 2700/2500 a.C.: LOS MILLARES (megalitismo bajo; eneolítico y cobre) Contactos entre Oriente medio y la Península (cultura de los ojos) // 4º-2700/2500 al 1800/1600 a.C.: VASO CAMPANIFORME Y ARGAR (Bronce Antiguo y Pleno) Aculturación llegada de Oriente // 5º-1800/1600 al 1200/1100 a.C.: COGOTAS I, ARGAR EN DECADENCIA (Bronce Bajo) Protocolonizadores // 6º-1200/1100 al 850 a.C. PRECOLONIZACIÓN EN EL BRONCE FINAL (decacencia de Cogotas I; final del Bronce hasta inicio del Hierro y colonización). Precolonizadores
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(11): Las palabras (SIC) refiriéndose a lo reyes Hicsos fueron escritas por el sacerdote Manetón (siglo III d. C.) y están recogidas en el libro LOS FENICIOS de Grehard Herm, (Barcelona 1986); capítulo III
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(12): La Biblia menciona el modo en que los fenicios sacrificaban niños a sus dioses (II Reyes 23,10) y lo prohíbe condenando a muerte a los que incumplieran esa ley (Levítico 18,21; 20,1-5)
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(13) : Lo que según el Antiguo Testamento, sucedería en el monte de Moriá y en la ruta que seguía este pueblo pre-israelita. En un altozano cuyo nombre se repite en la colina donde Salomón edifica su templo; aunque el nombre de Moirá habríamos de interpretarlo más bien como los “montes Ammorreos”.
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(14): Así podemos leerlo entre otros pasajes en:
1 REYES 11, 7
7 Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, dios abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.
8 E hizo lo mismo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
9 Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto se había desviado su corazón de Jehová Dios de Israel, quien se le había aparecido dos veces.
Jeremias 7, 31 y ss.
31 Y han edificado los lugaraltos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemaren el fuego a sus hijos y a sushijas, cosa que yo no les mandéni estuvo en mi corazón.
32 Por tanto, he aquí, vendrándías, ha dicho Jehová, en queno se dirá más Tofet ni valle del hijo de Hinom, sino valle de laMatanza; y serán enterrados enTofet, por no haber lugar.
Jeremias 19, 5 y ss.
5 Y edificaron los lugares altos a Baal, para quemar en el fuego a sus hijos en holocaustos a Baal, cosa que no les mandé, ni dije ni me vino al pensamiento.
6 Por tanto, he aquí, vienen días, dice Jehová, en que este lugar no se llamará más Tofet ni valle del hijo de Hinom, sino valle de la Matanza.
7 Y haré nulo el consejo de Judá y de Jerusalén en este lugar; y les haré caer a filo de espada delante de sus enemigos y en las manos de los que buscan su vida; y daré sus cuerpos como comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.
8 Y pondré a esta ciudad por espanto y por objeto de burla; todo aquel que pase por ella se
maravillará y se burlará a causa de todas sus calamidades.
9 Y les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas; y cada uno comerá la carne de su amigo, en el asedio y en el apuro con que los afligirán sus enemigos y los que buscan su vida.
10 Entonces quebrarás la vasija ante los ojos de los hombres que
van contigo,
11 y les dirás: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de barro, de modo que no puede restaurarse más; y en Tofet se enterrarán, porque no habrá otro lugar para enterrar.
Ezequiel 20, 26
26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para que yo los desolase, a fin de que supiesen que yo soy Jehová.
27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Aun en esto me
han blasfemado vuestros padres cuando cometieron infidelidad contra mí.
-SANTA BIBLIA por Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Otras revisiones: 1862, 1909
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(15): Sobre la última plaga de Moisés:
EXODO 11
4 Y dijo Moisés: Jehová ha dicho así: A la media noche yo pasaré por en medio de Egipto,
5 y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se
sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénitode las bestias.
6 Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo ni jamás habrá.
7 Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hará diferencia entre los egipcios y los israelitas
EXODO 12
29 Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.
30 Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese algún muerto.
31 E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche y les dijo:Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel; e id, servid a Jehová, como habéis dicho.
32 Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí.
33 Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra, porque decían: Todos moriremos.
-SANTA BIBLIA por Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Otras revisiones: 1862, 1909
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(16): Flavio Josefo Antigüedades judías. Texto traducido desde el griego por J. Farré; publicado en Buenos Aires, en 1961 (Ed. Acervo Cultural). Pags. 25 a la 98
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(17): SANTA BIBLIA- ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO (REINA-VALERA 2009)
Antigua versión de Casiodoro de Reina (1569) . Revisada por Cipriano de Valera (1602)
Otras revisiones: 1862, 1909
PRIMER LIBRO DE MOISÉS LLAMADO GÉNESIS