viernes, 14 de diciembre de 2018

Moisés: su significado histórico y arqueológico. CITAS A PIE DE PÁGINA DE LAS DOS PARTES


ESTAS SON LAS CITAS DEL ARTÍCULO
MOISÉS: SU SIGNIFICADO HISTÓRICO Y ARQUEOLÓGICO”
SE RECOMIENDA ABRIRLAS A LAS VEZ QUE LAS PÁGINAS DEL ARTÍCULO; QUE SE ENCUENTRA DIVIDIDO EN DOS, EN LAS ENTRADAS SIGUIENTES:
PARTE PRIMERA:
PARTE SEGUNDA:
SE RECOMIENDA ABRIR ARTÍCULO Y CITAS A LA VEZ, PARA TENER LAS DOS PÁGINAS A SU DISPOSICIÓN Y PODER LEER EL ARTÍCULO MIENTRAS CONSULTAN LAS CITAS.
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CITAS:
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(1): Autores como Grehard Herm, en LOS FENICIOS (Ed. Destino, Barcelona 1986) afirman que Canaan significa “país de la púrpura”; dando este significado como etimología generalmente aceptada en el siglo XX. Otros autores, principalmente de origen judío, la asocian con el vocablo hebreo “CAN” que se traduciría por “fundación” y con “MSD” que es “comercio”; en esta linea escribe Isaac Asimov que se trataría de una fundación comercial.
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(2): Ver imágenes con los jeroglíficos de Benu; ave que parece era la garza real, aunque puede identificarse con el AVE FENIX
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(3): Las palabras SIC refiriéndose a lo reyes Hicsos fueron escritas por el sacerdote Manetón (siglo III d. C.) y están recogidas en el libro LOS FENICIOS de Grehard Herm, (Barcelona 1986); capítulo III
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(4): La Biblia menciona que los fenicios sacrificaban niños a sus dioses (II Reyes 23,10) y lo prohíbe condenando a muerte a los que incumplieran esa ley (Levítico 18,21; 20,1-5)
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(5): Así podemos leerlo entre otros pasajes en:
1 REYES 11, 7
7 Entonces edificó Salomón un lugar alto a Quemos, dios abominable de Moab, en el monte que está enfrente de Jerusalén, y a Moloc, ídolo abominable de los hijos de Amón.
8 E hizo lo mismo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
9 Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto se había desviado su corazón de Jehová Dios de Israel, quien se le había aparecido dos veces.
Jeremias 7, 31 y ss.
31 Y han edificado los lugaraltos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemaren el fuego a sus hijos y a sushijas, cosa que yo no les mandéni estuvo en mi corazón.
32 Por tanto, he aquí, vendrándías, ha dicho Jehová, en queno se dirá más Tofet ni valle del hijo de Hinom, sino valle de laMatanza; y serán enterrados enTofet, por no haber lugar.
Jeremias 19, 5 y ss.
5 Y edificaron los lugares altos a Baal, para quemar en el fuego a sus hijos en holocaustos a Baal, cosa que no les mandé, ni dije ni me vino al pensamiento.
6 Por tanto, he aquí, vienen días, dice Jehová, en que este lugar no se llamará más Tofet ni valle del hijo de Hinom, sino valle de la Matanza.
7 Y haré nulo el consejo de Judá y de Jerusalén en este lugar; y les haré caer a filo de espada delante de sus enemigos y en las manos de los que buscan su vida; y daré sus cuerpos como comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.
8 Y pondré a esta ciudad por espanto y por objeto de burla; todo aquel que pase por ella se
maravillará y se burlará a causa de todas sus calamidades.
9 Y les haré comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas; y cada uno comerá la carne de su amigo, en el asedio y en el apuro con que los afligirán sus enemigos y los que buscan su vida.
10 Entonces quebrarás la vasija ante los ojos de los hombres que
van contigo,
11 y les dirás: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de barro, de modo que no puede restaurarse más; y en Tofet se enterrarán, porque no habrá otro lugar para enterrar.
Ezequiel 20, 26
26 Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para que yo los desolase, a fin de que supiesen que yo soy Jehová.
27 Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles: Así ha dicho Jehová el Señor: Aun en esto me
han blasfemado vuestros padres cuando cometieron infidelidad contra mí.
-SANTA BIBLIA por Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Otras revisiones: 1862, 1909
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(6): Sobre la última plaga de Moisés:
EXODO 11
4 Y dijo Moisés: Jehová ha dicho así: A la media noche yo pasaré por en medio de Egipto,
5 y morirá todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se
sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que está tras el molino, y todo primogénitode las bestias.
6 Y habrá gran clamor por toda la tierra de Egipto, cual nunca hubo ni jamás habrá.
7 Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro moverá su lengua, para que sepáis que Jehová hará diferencia entre los egipcios y los israelitas
EXODO 12
29 Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales.
30 Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese algún muerto.
31 E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche y les dijo:Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel; e id, servid a Jehová, como habéis dicho.
32 Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí.
33 Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra, porque decían: Todos moriremos.
-SANTA BIBLIA por Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Otras revisiones: 1862, 1909
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(7): El judaismo es una fé cuyo inicio fué claramente Abraham, con este hecho que le distingue muy mucho de otras religiones semitas. Así hemos de considerar claramente como judíos son ya un pueblo nacido en Canaán en el siglo XIX a.C., diferenciándose claramente de otros caananitas pues quienes practicaron esa fé rescataban al niño, sustituido por un animal, mientras sus pueblos hermanos permitían que se matase a la víctima humana. Pese a todo, hubo reyes y gentes de Judá que volvieron a los ritos semitas y practicaron el sacrificio del hijo propio, aunque eran tenidos por degenerados (ver: 1, Reyes, 11, 7. Jeremias 7, 31, y 19, 5. Ezequiel 20, 26 y 26, 20).
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(8): GÉNESIS 17
9 Dijo de nuevo Dios a Abraham: guardarás mi alianza, y tu descendencia después de ti por sus generaciones. 10 Esta será mi alianza, que guardaréis entre nosotros y tu descendencia después de ti tambén hará: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del convenio entre Yahvé y vosotros. 12 Y de edad de ocho días será circuncidado (...) 13 Debe ser circuncidado el nacido en tu casa y el comprado por tu dinero; y estará mi alianza en vuestra carne por convenio eterno (...) 20 Y en cuanto a Ismael, también te he dicho; he aquí que le bendeciré y le haré fructificar y multiplicarse en gran manera. Doce príncipes engendrará, y haré de él una gran nación. 21 Mas yo estableceré mi alianza con Isaac, el que Sara te dará a luz por este tiempo, el año que viene. 22 Y acabó de hablar con él y su bió Dios de estar con Abraham. 23 Entonces tomó Abraham a Ismael, su hijo, y a todos los siervos nacidos en su casa y a todos los comprados con su dinero, a todo varón entre los de la casa de Abraham, y circuncidó la carne del prepucio de ellos en aquel mismo día, como Dios le había dicho. 24 Era Abraham de edad de noventa y nueve años cuando circuncidó la carne de su prepucio. 25 E Ismael, su hijo, era de trece años cuando fue circuncidada la carne de su prepucio.
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17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de dar a luz?
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GÉNESIS 21
3 Y llamó Abraham a Isaac; el nombre de su hijo que le nació y que le dio a luz Sara. 4 Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. 5 Y era Abraham de cien años cuando le nació su hijo Isaac.
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GÉNESIS 22
Y después de estas cosas, aconteció que Dios puso a prueba a Abraham y le dijo: Abraham. Y él respondió: Heme aquí. 2 Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te indicaré (...) 9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y acomodó la leña, y ató a Isaac, su hijo, y le puso en el altar sobre la leña. 10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. 11 Entonces el ángel de Yahvé clamó del cielo y dijo: ¡Abraham! ¡Abraham! Y él respondió: Heme aquí. 12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho ni le hagas nada, porque ya sé que temes a Dios, pues no me rehusaste a tu hijo, tu único. 13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí un carnero asus espaldas trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham, y tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo
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GÉNESIS 23
Y fue la vida de Sara ciento veintisiete años; tantos fueron los años de la vida de Sara. 2 Y murió Sara en Quiriat-arba, que es Hebrón, en la tierra de Canaán; y vino Abraham a hacer duelo por Sara y a llorarla.
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GÉNESIS 17
17 Entonces Abraham se postró sobre su rostro, y se rió, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿Y Sara, ya de noventa años, ha de dar a luz?
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-SANTA BIBLIA por Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Otras revisiones: 1862, 1909
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(9): VER MI LIBRO "HIGA, HIGO, HÍGADO Y AOJO (magia, religión y medicina) "El cuerpo en la
tradición", Valladolid 2007 (ed. fundación Joaquín Díaz).
SOBRE EL TEMA SE PUEDEN CONSULTAR EN LA RED ALGUNOS ARTÍCULOS MÍOS COMO LOS QUE A CONTINUACIÓN RELACIONO:
54ª- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS": CONTINUACIÓN. (Lo invisible en la mitología:
Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXV). -SIGNIFICADO APOTROPAICO
DE LOS ABALORIOS Y COLGANTES QUE SE USABAN Y AÚN UTILIZAMOS PARA COMBATIR
EL MAL FARIO- VER:
55ª- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". CONTINUACIÓN: Pater Libero (Lo invisible en la
mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXVI). -SENTIDO SEXUAL
DE LAS JOYAS QUE PROTEGEN, SU RELACIÓN CON EL MAL DE OJO- VER:
56ª- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". CONTINUACIÓN: Fascinus (Lo invisible en la
mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXVII). -PROTEGERSE DE
LA MIRADA Y DE LOS MALES SOCIALES A TRAVÉS DE LAS JOYAS CON FORMAS
OBSCENAS; LA SUERTE UNIDA A UN COLGANTE QUE EVITABA LAS MALAS MIRADAS- VER:
57ª- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: El Ojo "cónico o en bola"
-"alcorciles y bollas"-. (Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El
Carambolo. Parte XXVIII).-VAMOS DESCUBRIENDO EL MUNDO DE LAS JOYAS EN FORMA DE
BULLA O ESFERAS, RELACIONADAS CON EL OJO Y SUS MALES- VER:
58ª- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: Permanencia del arte egipcio en el
mundo ibérico. (Lo invisible en la mitología: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo.
Parte XXIX). -DEMOSTRACIÓN DE LA PERVIVENCIA DE MODELOS Y SIGNIFICADOS DE
TALISMANES Y COLGANTES DURANTE CINCO MIL AÑOS- VER:
59ª- DE FALOS, JOYAS Y OTRAS... "BOLLAS". Continuación: Dioses de la Fertilidad; Min o Minu
egipcio. -RELACIÓN DEL SEXO Y LAS ENFERMEDADES VENÉREAS CON EL MAL DE OJO,
SU PLASMACIÓN EN LAS JOYAS QUE LO EVITAN- (de Lo invisible en la mitología: Los bueyes
de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte XXX). VER:
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(10): Para comprender la importancia de la presencia de los Pueblos de Mar y de los micenios en Canaán, recomendamos leer nuestro artículo.
LOS HEREDEROS DE MICENAS, su establecimiento en Israel y su relación con Tartessos.
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(11): Éxodo 1, 13, “los egipcios esclavizan a los israelitas y amargan sus vidas obligándoles a trabajar en el adobe y duras labores de arcilla, o con toda faena del campo”
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(12): LA TUMBA DE TUTANKHAMÓN, Howard Carter, Capítulo I // Destinolibro; Barcelona 1988.
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(13): J. Cambell manejó una reedición de la obra de Freud impresa en 1939, editada por Knopf MOSES AND MONTEISM ; Alfred A. Knopf, Nueva York 1939.
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(14): Joseph Campell; LAS MÁSCARAS DE DIOS. Mit. Occidental, cap. 2 -IV “La victoria de los hijos de la luz” // Ed. Alianza Madrid 1992
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(15): Idem cita anterior
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(16): Otto Rank: EL MITO DEL NACIMIENTO DEL HÉROE // BARCELONA, Paidós, 1981
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(17): Mito narrado por Justino (44,4) del que recomendamos leer el estudio que sobre esta leyenda realiza J. Bermejo y Barrera, en MITOLOGÍA Y MITOS DE A HISPANIA PRERROMANA // Akal Madrid 1982 // Cap IV.
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(18): “Jan Assmann y Moisés el egipcio. La memoria de Egipto en el monoteísmo occidental”. Cambridge, Harvard University Press, 1997
Greg Johnson: Counter-Currents Publishing; Books Against Time "Notas sobre Moisés el Egipcio de Jan Assmann" Greg Johnson
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(19): Para más información sobre el hermetismo, véase Garth Fowden, The Egyptian Hermes: Un enfoque histórico de la mente pagana tardía [Princeton: Princeton University Press, 1993], Frances A. Yates, Giordano Bruno y la Hermetic Tradition[Chicago: University of Chicago Press , 1964], y Florian Ebeling, La historia secreta de Hermes Trismegistus: hermetismo de la antigüedad a la época moderna [Ithaca, NY: Cornell University Press, 2007]
CITA TOMADA DEL AUTOR DEL QUE EXTRAEMOS FRASES (Greg Johnson)
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(20): Greg Johnson: NOTAS SOBRE “Jan Assmann y Moisés el egipcio. La memoria de Egipto en el monoteísmo occidental”. Cambridge, Harvard University Press, 1997. SIC: “Los monoteístas bíblicos también rechazan el misticismo unitario como blasfemia. La idea de creación ex nihilo significa que las criaturas no son idénticas a Dios sino que simplemente dependen de Dios para su existencia. La enseñanza mística perenne es que el propio ser de uno es idéntico al ser / dios como tal, mientras que la idea de creación significa que nuestro ser más próximo es precisamente nuestra nulidad, es decir, nuestra absoluta dependencia de un Dios trascendente y totalmente otro. La teología de la creación plantea un abismo metafísico entre Dios y la creación que no puede ser superado por ningún acto de criatura (...) ¿Por qué, entonces, los politeístas, desde la antigüedad tardía hasta los tradicionalistas actuales, intentan convencer a los monoteístas bíblicos de que existe un orden religioso más elevado que puede reconciliar sus contradictorios relatos de lo divino?. La razón principal es su deseo de combatir la intolerancia monoteísta y la persecución. Esto era necesario incluso en la antigüedad, cuando los monoteístas bíblicos vivían bajo regímenes politeístas que intentaban restringir sus peores tendencias. Se hizo aún más urgente cuando los monoteístas bíblicos podían usar el poder coercitivo del estado para perseguir a los no creyentes y herejes”.
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(21): Counter-Currents Publishing; Books Against Time "Notas sobre Moisés el Egipcio de Jan Assmann" Greg Johnson
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(22): En el capítulo inicial del libro, “Mnemo-historia y la construcción de Egipto”, Assman
expresa a Akenatón y Moisés como los creadores de las contra religiones monoteístas que fueron asociadas a los mitos Egipcios y pueden haber sido conectadas -ambas en la historia-. Tolerancia religiosa y ley internacional fundados en la idea cosmoteísta de un orden común divino detrás de las diferentes religiones vs intolerancia religiosa y enemistad internacional que surge de la “Distinción Mosaica” entre verdaderas y falsas religiones (que deben ser suprimidas). El dios creador trascendente del monoteísmo bíblico vs el dios inmanente del panteísmo o del panenteísmo del “cosmoteísmo”, que enseña que un solo dios oculto –que se manifiesta así mismos de forma diversa en particulares dioses, mortales y la naturaleza como un todo – habita la naturaleza como un alma habita al cuerpo. Assman asemeja su libro a un calidoscopio, en el cual todos estos elementos son puestos en un tubo, y en cada capítulo trata con una nueva “vuelta” que forma una constelación con estos elementos en un patrón diferente.
SIC Greg Johnson
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(23): El capítulo 2, “Historia suprimida y memoria reprimida: Moisés y Akenatón”, empieza con un fascinante sondeo de Assmann de informes del antiguo Egipto y grecorromanos del éxodo que claramente contienen rastros bloqueados del reinado de Akenatón, que fue asociado con dos crisis históricas. Akenatón proclamo que el dios Aton, representado por el disco solar, era el único dios verdadero, y cerró templos de los otros dioses y suprimió su culto, cortándole a la gente el orden divino tal cual como lo habían experimentado durante mil años. Al final del reinado de Akenatón, una plaga arrasó el Oriente Próximo. Esta etapa de horror duró unos veinte años, asoló incontable cantidad de población, y desestabilizó el orden político y el panorama internacional. Luego de la muerte Akenatón, los viejos dioses fueron restaurados, y el nombre de Akenatón y sus hechos fueron tan profundamente expurgados de los registros egipcios que él fue olvidado en la historia por más de 3000 años. Sin embargo, los egiptólogos han discutido que es posible la supervivencia de rastros de la memoria del reinado de Akenatón. Manetón que era un sacerdote e historiador egipcio vivió en la primera mitad del tercer siglo a.C. bajo el faraón Macedonio Ptolomeo II. Fragmentos de la historia de Manetón fueron preservados por el escritor judío Flavio Josefo (primer al segundo siglo d.C.) en su Contra Apionem, una defensa del judaísmo de sus críticos egipcios y griegos. De acuerdo a Manetón, Moisés fue un sacerdote egipcio de Heliópolis conocido como Osarsiph. El Rey Amenhotep – que es el nombre original de Akenatón así como el de su padre- quería percibir a los dioses directamente. Los egipcios creían que los dioses estaban ocultos, y que el faraón así como también los cultos religiosos fueran establecidos como sus representantes visibles. Su deseo de ver a los dioses directamente, por lo tanto, fue implícitamente revolucionario, ya que haría que tanto la “iglesia” como el “estado” no sean ya necesarios.
Para revelar a los dioses, el sabio Amenhotep, hijo de Hapu (una conocida figura histórica) le aconsejó al rey de purificar la tierra de los leprosos. El rey llevó a 80000 leprosos a trabajar en excavaciones del desierto del este. Entre los leprosos había sacerdotes. No está claro si eran leprosos ellos mismos o simplemente sacerdotes enviados a servir como ministros. Pero el sabio anticipó el castigo divino por este tratamiento a los enfermos: ellos recibirán ayuda exterior, conquistar Egipto, y gobernar por 13 años. Con miedo de decirle al rey, el sabio escribió esta profecía y se suicidó. Después de un tiempo, el rey permitió a los leprosos moverse a la ciudad desértica de Avaris, que había sido la capital de los Hicsos, los invasores semíticos que habían dominado Egipto por más de un siglo antes de que fueran expulsados, alrededor de 200 años antes del tiempo de Akenatón. Una vez instalados en Avaris, los leprosos eligieron a Osarsiph, un sacerdote de Heliópolis, como su líder. Osarsiph entonces proclamó nuevas leyes basadas en el principio de la inversión normativa. Todo lo que los egipcios tenían como sagrado ahora está condenado, y todo lo que ellos condenaban ahora es sacralizado. Sus seguidores recibieron palabra de mantenerse alejados de los otros pueblos. Osarsiph fortifico Avaris, llamó a los Hicsos a regresar, y luego atacó Egipto. El Rey Amenhotep se fue de Nubia con los animales sagrados egipcios. Los leprosos/semitas tuvieron el control de Egipto por 13 años, cometiendo cada abominación contra-religiosa. El rey Amenhotep y su nieto Ramsés regresaron y sacaron a los leprosos/Semitas de Egipto. Osarsiph, su líder, tomó el nombre de Moisés, y así empezó el judío errante”.
SIC Greg Johnson
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(24): “En esta historia, tres crisis históricas egipcias están combinadas: la invasión de los semíticos Hicsos, la herejía de Akenatón, y la gran plaga que lo siguió. Los egipcios naturalmente asociaron a los Hicsos con los judíos, dado que ambos eran semitas. Además, aunque los Hicsos adoraban a Baal y otros dioses, un Rey Hicso, Apophis, adoraba solo a Baal, quien los Egipcios identificaban con Set y los griegos con Tifón. Por lo tanto Avaris fue asociado en la mente de los egipcios con los invasores semíticos, dioses de la tormenta, y el monoteísmo (o por lo menos monolatría – la adoración de un solo dios). Después del tiempo de akenaton, los egipcios empezaron a tomar a Set menos como un dios y más como un contra dios – una figura demoníaca. Plutarco también registra una tradición Egipcia que identificaba a los judíos con los hijos de Set. Puede incluso ser el caso de que los Hicsos y los judíos sean el mismo pueblo, pues la dominación de los Hicsos puede muy bien ser la realidad histórica detrás la historia bíblica de José, que llegó al poder en Egipto e invocó a su pueblo a deshuesar a los Egipcios, pero cuyo poder fue acabado por un faraón patriótico “que no conocía a José” y liberó a su pueblo de los parásitos extranjeros. La historia de Osarsiph claramente se relaciona con la de Akenatón. La herejía de Amarna tuvo lugar entre el reino de Amenhotep III (El padre de Akenatón) y la ascensión de Ramses I, el fundador de la décimo novena dinastía. Los dos incluso pueden haber tenido relación de abuelo y nieto, aunque la fundación de la nueva dinastía indica que sólo podría haber sido matrilinealmente. De cualquier forma, la restauración de los viejos dioses tomó lugar bajo el mando del conocido nieto de Amenhotep, Tutankamón (cuyo nombre luego fue suprimido junto al de Akenatón). También es significante que no es menciona alguna del hijo de Amenhotep, ya que el hijo de Amenhotep III fue el proscripto Akenatón. Osarsiph fue sacerdote de Heliópolis, un centro para la adoración del sol, y la religión del Atón de Akenatón tiene algunos rastros de la teología solar heliopólitana. La migración a Avaris corresponde al movimiento de Akenatón de Tebas para encontrar la nueva capital Akenatón”.
La asociación con enfermos y leprosos llama la atención en cuatro puntos: La plaga empezó al final del reinado de Akenatón. Las grotescas representaciones de Akenatón y su familia –algunas de las cuales aún son visibles para los viajeros en la estela fronteriza desfigurada en su desierta capital. El sentido metafórico de leprosos como parias. Para los seguidores de Osarsiph, su status de parias fue reforzado por sus propios mandamientos de que ellos como pueblo deban morar solos. Al final de la herejía del Amarna, sería natural el dibujar al gobierno de Akenatón sobre una colonia de leprosos enganchada en un sistemático sacrilegio y abominación. Incluso si el período de 13 años es correcto, desde Akenatón fue la capital por los últimos 12 años de su reino, además del reinado de dos efímeros sucesores Neferneferuaten y Smenkhkare, hasta el retorno a Tebas bajo Tutankamón”.
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Assman relata otros relatos de solapamiento histórico de las versiones Romanas, egipcias y griegas del éxodo:
Hecateo de Abdera (griego, siglo IV a.C)
Lisímaco (griego, siglo II a.C.)
Chaeremon (egipcio, siglo I a.C.)
Pompeyo Trogo (romano, siglo I a.C.)
Atrapanus (judío, siglo II a.C.)
Tácito (romano, I - II siglos d.C)
Apión (Egipto, siglo I dC)
Estrabón (griego, siglo 1 aC).
Por todo lo dicho, hay más de una docena de tales relatos, que repetidamente hablan de la expulsión de los judíos y los asocian con enfermedades, subversión, misantropía, y la creación de una religión a través de la “inversión normativa”, significando la profanación de todo lo que Egipto concebía como sagrado”.
SIC Greg Johnson
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(25): “Cuando sondeando este antiguo Consensus Gentium sobre los judíos, Assman más bien absurdamente da un paso al costado la pregunta sobre la verdad, afirmando que él sólo está tratando con el tema de la memoria: “La imagen del judío como enemigo religioso par excellence –como ateo, iconoclasta, criminal sacrilegioso- resulta ser un asunto no de experiencia, sino de memoria, esto es, el retorno a una memoria suprimida de Akenatón” (p.43). En otras palabras, ninguno de estos escritores a lo largo de cinco siglos nunca vio al judío hacer algo malo, algo que apoye su reputación como un pueblo peligroso y lleno de odio de carácter único. Ni tampoco han tenido alguno la perspicacia de leer las escrituras judías, que están llenas de largas narrativas de intrigas, crimines, y amorosamente tendido, exuberantemente atenuados odios. No, la única base histórica para el mal nombre de los judíos fueron los crímenes de Akenatón, que fue olvidado por la historia y sólo se recordaba vagamente en el mito. Assman incluso va más allá y sugiere que en el Siglo XIV, cuando los judíos estaban acusados de subvertir el reino Cristiano en beneficio del rey musulmán de Granada al aliarse ellos con los leprosos, no es razón suficiente para preguntar “¿Qué hay con los judíos y leprosos?” No, esto era simplemente el eco distante de los crímenes de Akenatón (p.44).
El hecho de que Assmann vea obligado a ofrecer este tipo de apologética ridícula para los Judíos antiguos es, por supuesto, la prueba de que todavía vivimos bajo la sombra del odio judío e intolerancia. Assman luego cambia el foco hacia el antiguo cosmoteísmo. Cuando los antiguos politeístas encontraban otras religiones, no las entendían como falsas simplemente porque eran diferentes de las suyas. En lugar, ellos buscaban establecer las correspondencias entre las diferentes religiones, permitiendo mutuas “traducciones” e entendimientos. Pero así como los lenguajes son mutuamente traducibles porque hacen referencia a una realidad en común, los antiguos politeístas podían traducir entre religiones sólo con la presunción de que eran diferentes formas de referirse a un mismo orden divino.
Diferentes religiones pueden ser relativas para diferentes pueblos, pero el orden divino es absoluto. Diferentes religiones son varias, el Uno absoluto está más allá de todos los nombres. Dado que los nombres divinos son varios y relativos, el Uno absoluto está más allá de los nombres. Dado que todas las formas de manifestación son relativas, el Uno absoluto está oculto”.
Es raro para Assman seguir su sumario de registros antiguos del éxodo con una discusión del cosmoteísmo. ¿Por qué estos tópicos pertenecen al mismo capítulo? Al final del capítulo, sin embargo, Assmann explica que el entendimiento del cosmoteísmo provee razones muy sólidas de porque “el poder antagonistico de las contra-religiones como el Judaísmo y el Cristianismo fue tan resentido por los intelectuales paganos”. (p. 54). El monoteísmo bíblico fue visto con horror porque golpeaba en las raíces de los más grandes logros intelectuales y políticos de la antigüedad pagana: cosmoteísmo y sus implicaciones prácticas, pluralismo religioso y ley internacional. Debido a que diferentes religiones todas refieren al mismo orden divino, todas ellas pueden ser respetadas. Todas son verdad, ya que refieren a la misma verdad. Sólo que lo hacen de diferentes maneras, asi como diferentes lenguajes usan diferentes palabras para las mismas realidades. Estas diferentes formas de acercarse a lo divino en realidad no son, sin embargo, “meramente humanas”. Ellas también son expresiones de la creación divina, acomodándose a sí misma en la pluralidad de diferentes pueblos y tipos – que son expresiones de la creación divina también. Entonces los antiguos no simplemente “toleraron” (sufrieron) el pluralismo religioso como una maldad necesaria. Ellos lo podían abrazar como un bien positivo.
Por lo tanto, después de culpar a Akenatón y absolver a los judíos por anti-semitismo, Assmann explica porque los antiguos politeístas tenían razón para tener miedo al monoteísmo bíblico. Este es un patrón con Assmann: el linealmente reniega conclusiones semíticamente incorrectas mientras tranquilamente construye argumentos sellados al vacío para ellas”.
SIC Greg Johnson
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(26): “Historia, memoria, éxodo. A propósito de Jan Assmann”
Roberto Navarrete Alonso
Universidad Complutense de Madrid
Bajo Palabra. II Época. Nº17. 2017. Pgs: 397-412
Citas de las páginas 399 y 400
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(27): Éxodo 2, 10: “SE LLAMÓ MOISÉS (EN HEBREO MOSHEH), PORQUE SE DIJO: -En verdad lo que surge del agua (del Mosheh)”-
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(28): FLAVIO JOSEFO en CONTRA APIÓN (SOBRE LA ANTIGÜEDAD DEL PUEBLO JUDÍO) Libro I; cnfunde a los hicsos con su propio pueblo argumentando que el nombre de HICSO significa “reyes pastores” y se refiere a los judíos, que normalmente se dedicaron a esta labor en Palestina.
Recogemos a continuación lo que Flavio Josefo añade sobre los hicsos:
14. (73) Empezaré con los escritos de los egipcios. No es posible que me sirva de esos escritos en
su propia lengua. Maneto fue de origen egipcio, pero se instruyó en el griego, pues escribió la historia de su patria en este idioma, tomándola como dice él mismo de los libros sagrados; demostró que Herodoto se equivocó en muchos aspectos tocantes a los egipcios. (74) Maneto en el segundo libro de la historia de Egipto escribe así sobre nosotros. Permítaseme copiar sus mismas palabras, puesto que lo cito como testigo: (75) “Tuvimos un rey de nombre Timeo, durante cuyo reinado, estando la divinidad indignada con nosotros, ignoro por qué motivo, desde las regiones orientales lanzó sobre nosotros hombres de raza desconocida, que con suma audacia sometieron a nuestro país fácilmente y sin lucha. (76) Después de apresar a los príncipes, incendiaron despiadadamente las ciudades y destruyeron los templos de los dioses. En fin, se comportaron cruelmente con los habitantes, matando a unos y reduciendo a la esclavitud a otros con sus hijos y mujeres. (77) Al final hicieron rey a uno de ellos, de nombre Salatis. Este habitaba en Menfis e hizo tributarias a las provincias superior e inferior, construyendo fortalezas en lugares convenientes. Protegió especialmente a la región oriental, teniendo en cuenta a los asirios, que podían llegar a ser más poderosos y codiciar su reino e invadirlo. (78) Habiendo conquistado en la prefectura de Saite una ciudad muy adecuada ubicada al oriente del río Bubastita que alguien denominó Avaris según la teología antigua, la protegió con muros fortísimos, después de haber ubicado en la misma para su custodia una multitud de doscientos cuarenta mil hombres. (79) Iba allí en la época del verano, para recolectar el trigo y a la vez para pagar a los soldados y ejercitarlos para terror de los extraños. Habiendo reinado por espacio de diecinueve años, falleció. (80) Después de este rey hubo otro, por espacio de cuarenta y cuatro años, de nombre Beón. Luego otro de nombre Apacnas, durante treinta y seis años y siete meses. Luego Apofis por espacio de sesenta y uno, y Janías, cincuenta años y un mes. (81) Después de todo éstos, Asis durante cuarenta y nueve años y dos meses. Y estos seis fueron los príncipes primeros, todos ellos belicosos y ansiosos de suprimir radicalmente a los egipcios. (82) Esta nación se llamaba la de los hicsos, esto es, reyes pastores. Hic en la lengua sagrada significa rey. Sos significa pastor o pastores según el dialecto común; de ahí la palabra compuesta de hicsos. (83) Hay algunos que dicen que fueron árabes.” En otros ejemplares dice que hicsos no significa reyes, sino que al contrario indica pastores cautivos. Hic en la lengua egipcia y hac con aspiración significa precisamente cautivos. Esto me parece más verosímil y más de acuerdo con la historia antigua. (84) “Los reyes antedichos procedentes de esos llamados pueblos y sus sucesores se dice que tuvieron a Egipto bajo su potestad por espacio de quinientos once años. (85) Entonces se produjo una grave y prolongada guerra contra los pastores de parte de los reyes de Tebaida y del resto de Egipto. (86) Bajo el rey cuyo nombre era Misfragmutosis, fueron derrotados aquellos pastores y expulsados de todo Egipto y encerrados en un lugar cuyo ámbito era de mil yugadas y que se llamaba Avaris. (87) Estaba defendido y amurallado fuertemente, y allí guardaban su fortuna y el resultado de sus rapiñas. (88) El hijo de Misfragmutosis, Tumnosis, le puso sitio con un ejército de cuatrocientos ochenta mil hombres, empeñado en apoderarse del mismo por la fuerza; pero desesperó del éxito del asedio. Entonces hizo con ellos un pacto por el cual podrían salir de Egipto e ir a donde quisieran. (89) Ellos con sus familias y bienes, de acuerdo con lo pactado, no menos de doscientos cuarenta mil, se dirigieron por el desierto a Siria. (90) De miedo al gobierno de los asirios, que entonces dominaban en Asia, edificaron en aquella región que actualmente conocemos con el nombre de Judea, una ciudad capaz de contener esos miles de hombres y le dieron el nombre de Jerusalén.”
(91) En otro libro sobre Egipto, Maneto dice: “Esta gente a la cual denominamos pastores, en sus libros sagrados son llamados cautivos." Y esto con razón. Era propio de nuestros antiguos progenitores mantener rebaños; y, por el hecho de llevar una vida pastoril, eran denominados pastores. (92) También no sin razón son denominados cautivos en los libros de los egipcios, porque nuestro progenitor José dijo al rey de Egipto que él era cautivo; y posteriormente invitó a ir a Egipto a sus hermanos. Pero sobre el particular en otra parte haremos una investigación más detenida.
15. (93) Ahora presentaré como testigos de nuestra antigüedad a los egipcios; y continuaré con las
referencias cronológicas de Maneto. Dice así: (94) “Después de salir de Egipto el pueblo de los pastores hacia Jerusalén; el rey Tumnosis que los expulsó, reinó durante veinticinco años y cuatro meses, y falleció. Recibió el reino de su hijo Cebrón, que gobernó durante trece años. (95) Después Amenofis durante veinte años y siete meses; su hermana Amesis durante veintiún años y nueve meses. Después de ella Mefres por doce años y nueve meses. Luego Meframutosis durante veinticinco años y nueve meses. (96) Luego Tmosis durante nueve años y ocho meses. A continuación de él Amenofis II durante treinta años y diez meses. Luego Oro durante treinta y seis años y cinco meses. Su hija Acencres gobernó durante doce años y un mes. Después de ella su hermano Ratotis durante nueve años. (97) Luego Acenqueres durante doce años y tres meses. Luego Armais durante cuatro años y un mes. A continuación Rameses un año y cuatro meses. Después Armeses Miammi durante sesenta años y dos meses. (98) Luego Amenofis III durante diecinueve años y seis meses. Después Setosis, llamado también Rameses, que dispuso de muchas tropas de caballería y una flota. Este nombró a su hermano Armais procurador de todo el Egipto y le pasó la potestad real; solamente le prohibió el uso de la corona y que no ofendiera a la reina y madre de sus hijos y que se abstuviera además de las concubinas reales. (99) Él, habiendo emprendido una expedición a Chipre y Fenicia y contra los asirios y los medos, a algunos con las armas y a otros sin lucha, los sometió por terror a su gran poderío. Ensoberbecido por los éxitos obtenidos, aumentó su audacia y conquistó las ciudades orientales y las provincias. (100) Como pasara mucho tiempo, Armais, a quien había dejado en Egipto, sin temor ninguno por todo lo que el hermano le había dicho que se abstuviera, violentó a la reina, y siguiendo su capricho hizo uso de las concubinas. Cediendo a la persuasión de los amigos se ciñó la corona y se sublevó contra el hermano. (101) Pero el que atendía los asuntos sagrados de Egipto envió a Setosis Codicilos, informándolo de todo y que su hermano Armais se había sublevado en guerra contra él. Setosis regresó a Pelusio y recuperó su reino. (102) Esta provincia fue denominada Egipto por su nombre. Se dice que Setosis se llamaba Egipto, y su hermano Armais, Danao.”
16. (103) Esto es lo que dice Maneto. Si tenemos en cuenta la época en que empieza esta historia, constará por completo que a quienes ellos denominaban pastores, eran nuestros mayores, que salieron de Egipto y se establecieron en nuestro país trescientos noventa y tres años antes de la llegada de Danao a Argos, personaje a quien los argivos consideran, sin embargo, el más antiguo de sus reyes.
(104) De este modo se obtienen dos testimonios importantes, extraídos por Maneto de los anales egipcios: uno, que fuimos a Egipto desde otra parte; y el otro, que de allí emigramos a otra región, lo que ocurrió en una poca tan antigua, que antecedió a la guerra de Troya en mil años. (105) En cuanto a lo que Maneto agregó, no fundándose en los escritos egipcios, sino, como él mismo confesó, tomándolo de autores inciertos, lo trataré después más particularmente, demostrando que se trata de mentiras carentes de toda verosimilitud.
FLAVIO JOSEFO : CONTRA APIÓN (SOBRE LA ANTIGÜEDAD DEL PUEBLO JUDÍO) Libro I
FUENE: 5 volúmenes traducidos del griego al español por Luis Farré. (Buenos Aires: Acervo Cultural / Editores, 1961.) Vol. 5: Contra Apión.
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Asimismo recomendamos leer
HISTORIA DE EGIPTO, Manetón
VERSIÓN DE César Vidal Manzanares (liberada en la RED en pdf).
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Recomendamos la traducción de Luis Farré. (Buenos Aires: Acervo Cultural / Editores, 1961.) en su Vol. 5 para leer “Contra Apión o sobre la antigüedad del pueblo judío” Joshep FLAVIO (5 volúmenes obras completas de FLAVIO JOSEFO).
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(29): A CONTINUACIÓN RECOGEMOS LOS COMENTARIOS AL RELATO DE MANETÓN HECHOS POR FLAVIO JOSEFO, TEÓFILO, AUTÓLICO
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Fr. 42 (de Flavio Josefo, Contra Apión, I, 14, pp. 73-92) PAG 38 y 39 (sic) DEL LIBRO DE CÉSAR VIDAL
91. En otro libro de su Historia de Egipto, Manetón dice que la raza de los denominados «pastores» es descrita, en los libros sagrados de Egipto, como «cautivos», y su afirmación es correcta. Ciertamente, nuestros remotos antepasados tuvieron como costumbre hereditaria el apacentar ganado, y como llevaban una vida nómada, fueron llamados «pastores» 34.
92. Por otra parte, en los registros egipcios fueron denominados, no sin razón, cautivos, puesto que nuestro antepasado José dijo al rey de Egipto 35 que era un cautivo, y más tarde, con el consentimiento del rey, llamó a sus hermanos a Egipto. Pero trataré este tema más a fondo en otro lugar.
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Fr. 51 (de Teófilo61, A Autólico, III, 19) (SIC) PAG 44 DEL LBRO DE CESAR VIDAL.
Moisés era el caudillo de los judíos, como ya he dicho, cuando fueron expulsados de Egipto por el rey faraón cuyo nombre era Tétmosis63. Después de la expulsión del pueblo, este rey, según se dice, reinó 25 años y 4 meses, según el cálculo de Manetón.
2. Después de él, Jebron reinó 13 años.
3. Después de él, Amenofis reinó 20 años y 7 meses.
4. Después de él, su hermana Amesse reinó 21 años y 1 mes.
5. Después de ella, Mefres reinó 12 años y 9 meses.
6. Después de él, Meframmutosis reinó 20 años y 10 meses.
7. Después de él, Tutmoses reinó 9 años y 8 meses.
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Fr. 54 (de Josefo, Contra Apión, I. 26-31, pr. 227-287). pag 47 y ss (sic) DEL LIBRO DE CÉSAR VIDAL
227. El primer escritor al que voy a referirme es aquel que utilicé un poco antes como testigo de nuestra antigüedad.
228. Me refiero a Manetón. Este escritor, que desarrolló la tarea de traducir la historia de Egipto de los libros sagrados, empezó señalando que nuestros antepasados vinieron contra Egipto con muchos miles de personas y que lograron el dominio sobre sus habitantes. Después él mismo admitió que, en fecha posterior, fueron expulsados del país, ocuparon lo que ahora es Judea, fundaron Jerusalén y construyeron el templo. Hasta ese punto Manetón siguió las crónicas.
229. Después, prestando oído a leyendas y a murmuraciones acerca de los judíos, se tomó la libertad de interpolar historias improbables en su deseo de confundirnos con una multitud de egipcios que, a causa de la lepra y de otras enfermedades, habían sido condenados al destierro de Egipto.
230. Después de citar a un rey Amenofis, un personaje ficticio —razón por la cual no se atrevió a definir la duración de su reinado, aunque en el caso de los otros reyes menciona los años con precisión—, Manetón le atribuye ciertas leyendas, habiendo olvidado sin duda que según su propia crónica el éxodo de los Pastores de Jerusalén tuvo lugar 518 años antes.
231. Porque era rey Tetmosis cuando salieron; y, según Manetón, los reyes posteriores sumaron 393 años hasta los dos hermanos Setos y Hermeos, el primero de los cuales, según cuenta, tomó el nuevo nombre de Egipto y el último el de Dánaos. Setos expulsó a Hermeos y reinó 59 años; después, Rampses, el mayor de sus hijos, reinó 66 años.
232. Así que, después de admitir que habían pasado tantísimos años desde que nuestros padres abandonaron Egipto, Manetón interpola ahora a este supuesto Amenofis. Este rey, señala, concibió el deseo de contemplar a los dioses, como Hor, uno des predecesores en el trono, había hecho; y comunicó su deseo a su tocayo Amenofis el hijo de Paapi, el cual, en virtud de su sabiduría y conocimiento del futuro, era
considerado partícipe de la naturaleza divina.
233. Su tocayo le contestó entonces que podría ver a los dioses si limpiaba toda latierra de leprosos y otras personas contaminadas.
234. El rey se complació en aquella respuesta y reunió a todos los que había en Egipto cuyos cuerpos sufrían la enfermedad. Eran un total de 80.000 personas.
235. A continuación los deportó a las canteras del este del Nilo para que trabajaran allí separados del resto de los egipcios. Entre ellos, añade Manetón, había algunos príncipes dotados de educación, que habían sido tocados por la lepra.
236. Entonces este sabio vidente llamado Amenofis fue lleno del pavor de que la cólera divina se descargara contra él y contra el rey si se descubría aquel maltrato; y añadió la predicción de que ciertos aliados se unirían a la gente contaminada y se apoderarían de Egipto por 13 años. No arriesgándose a comunicar personalmente tal profecía al rey, dejó un relato completo de la misma por escrito y a continuación se quitó la vida. El rey cayó en un estado de profunda postración.
237. Entonces Manetón continúa como sigue (cito literalmente del mismo):
«Cuando los hombres de las canteras habían sufrido maltratos durante un tiempo considerable, suplicaron al rey que les concediera como morada y refugio la ciudad abandonada de los Pastores, Avaris, y aquél se lo concedió. Según una tradición religiosa, esta ciudad estaba desde tiempos antiguos dedicada a Tifón.
238. »Al ocupar la ciudad y utilizarla como centro para su rebelión, nombraron como su caudillo a uno de los sacerdotes de Heliópolis llamado Osarsef, y juraron obedecerlo en todo.
239. »Lo primero que éste hizo fue promulgar una ley en el sentido de que no deberían adorar a los dioses ni privarse de ninguno de los animales considerados como especialmente sagrados en Egipto, sino que deberían consumirlos todos por igual, y que no deberían tener relaciones con nadie externo a su pacto.
240. «Después de promulgar un gran número de leyes como éstas, completamente opuestas a las costumbres egipcias, les ordenó que con sus manos repararan los muros de la ciudad y que se prepararan para la guerra con el rey Amenofis.
241. »Después, de consuno con algunos otros sacerdotes y personas contaminadas como él mismo, envió una embajada a los Pastores que habían sido expulsados por Tetmosis, a la ciudad de Jerusalén; y narrándoles la dificultad en que se hallaban tanto él como sus compañeros, les rogó que se les unieran en un ataque contra Egipto.
242. »Les prometió primero llevarlos a su morada ancestral de Avaris, proveer a sus tropas con abundantes recursos, combatir a su favor siempre que surgiera la necesidad y colocar Egipto sin dificultad bajo su dominio.
243. »Entusiasmados con esta propuesta, todos los pastores, en número de 200.000, se pusieron en camino y al poco tiempo llegaron a Avaris. Cuando Amenofis, el rey de Egipto, supo de la invasión, quedó profundamente turbado, porque recordó la predicción de Amenofis, el hijo de Paapis.
244. «Primero, reunió a una multitud de egipcios; y habiéndose aconsejado de los principales entre ellos, ordenó que se trajeran ante su presencia los animales sagrados que eran honrados con mayor reverencia en los templos, y dio instrucciones a cada grupo de sacerdotes para que ocultaran las imágenes de los dioses de la manera más segura posible.
245. »En cuanto a su hijo de cinco años Setos, también llamado Rameses por su abuelo Rapses, le envió a refugiarse al lado de un amigo. Después cruzó el Nilo con 300.000 de los guerreros más bravos de Egipto, y se enfrentó con el enemigo. Pero, en lugar de trabar combate, decidió que no debía luchar contra los dioses,
246. »y se retiró apresuradamente a Menfis. Allí se hizo cargo de Apis y de otros animales sagrados que había ordenado llevar a aquel lugar; y se dirigió hacia Etiopía con todo su ejército y la muchedumbre de los egipcios.
247. »El rey etíope, que, como muestra de gratitud por un servicio, se había convertido en su súbdito, le dio la bienvenida, mantuvo a toda la muchedumbre con los productos del país que eran apropiados para el consumo humano, les asignó ciudades y pueblos para el período señalado de 13 años de destierro de su reino, y estacionó específicamente un ejército etíope en las fronteras de Egipto para guardar al rey Amenofis y a sus seguidores.
248. »Esa fue la situación en Etiopía. Mientras tanto, los solymitas descendieron al lado de los egipcios contaminados y trataron a la gente de una manera tan impía y salvaje que la dominación de los Pastores pareció una edad de oro a los que eran testigos de las atrocidades presentes.
249. »Porque no sólo quemaron ciudades y aldeas, saqueando los templos y mutilando las imágenes de los dioses sin medida, sino que también se habituaron a utilizar los santuarios como cocinas donde asar los animales sagrados que adoraba la gente, y obligaban a los sacerdotes y profetas a sacrificar y degollar a los animales, y después los expulsaban desnudos.
250. »Se dice que el sacerdote que redactó su constitución y sus leyes era nativo de Heliópolis, se llamaba Osarsef a causa del dios Osiris y adoraba en Heliópolis, pero cuando se unió a esta gente, cambió su nombre y fue llamado Moisés.»
251. Tales son las historias egipcias acerca de los judíos, junto con muchos otros cuentos que no consigno por amor a la brevedad. Manetón añade, sin embargo, que, en época posterior, Amenofis avanzó desde Etiopía con un gran ejército, mandando también una fuerza su hijo Rampses, y que los dos trabaron combate con los Pastores y sus contaminados aliados, y los derrotaron, matando a muchos y persiguiendo a otros hasta las fronteras de Siria.
252. Este, junto con otros cuentos de naturaleza similar, es el relato de Manetón. Antes de que pruebe que sus palabras son mentiras y estupideces manifiestas, mencionaré un punto en concreto, que se refiere a mi refutación posterior de otros escritores. Manetón nos ha hecho una concesión. Ha admitido que nuestra raza no era de origen egipcio, sino que llegó a Egipto procedente de otro lugar, tomó posesión de la tierra y
después la abandonó.
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(30): MOISÉS TIRA UNA CORONA REAL DE NIÑO Y EL ESCRIBA DESEA MATARLO AL CONSIDERARLO UN MAL PRESAGIO; FINALMENTE LO SALVA EL REY DE EGIPTO: Relato narrado por Flavio Josefo en Libro I cap. IX
(SIC)
CAPITULO IX Las aflicciones que sufren los hebreos en Egiptodurante cuatrocientos años
6. Después Termutis le impuso el nombre de Mouses, recordando su extracción del río, porque los egipcios llaman Mo al agua, y Uses a lo que es salvado de ella. Uniendo las dos palabras formaron el nombre que le dieron. Y de acuerdo con la predicción de Dios fué, por su gran inteligencia y su desdén por las dificultades, el más ilustre de los hebreos. (Porque Abram fué su antepasado de la séptima generación. Moisés era hijo de Amram, que era hijo de Caat, cuyo padre Leví era hijo de Jacob, que era hijo de Isaac, el hijo de Abram.)
La inteligencia de Moisés no era la de su edad, sino muy superior a su término medio. Reveló una rapidez de aprehensión mayor de la habitual, presagiando grandes acciones para cuando llegara a ser hombre. Dios le dió también una estatura que a los tres años ya era maravillosa. En cuanto a su belleza, nadie dejaba de asombrarse por la hermosura de su rostro cuando lo veía. Frecuentemente sucedía que la gente que se cruzaba con él cuando lo llevaban por el camino volviera la cabeza para seguir mirándolo; dejaban lo que estaban haciendo y se quedaban un rato largo contemplándolo. Porque la belleza del niño era tan notable y natural por muchos conceptos que detenía a los espectadores obligándolos a mirarlo largo rato.
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7. Advirtiendo Termutis lo notable que era el niño, lo adoptó como hijo porque ella no los tenía. Un día se lo llevó a su padre y le dijo que pensaba hacer de él el sucesor del rey, si Dios quería que no tuviese un hijo propio.
-He criado un niño -dijo-, de forma divina y de mente generosa. Y como lo he recibido por la merced del río, de manera maravillosa, he creído conveniente adoptarlo como hijo y heredero de tu trono.
Diciendo esto puso al niño en los brazos de su padre, quien lo oprimió sobre su pecho y, para subrayar las palabras de su hija, puso amablemente su corona en la cabeza. Pero Moisés la arrojó al suelo y con ademanes pueriles la hizo rodar y la pisó, lo que pareció traer un mal presagio para el reino de Egipto.
Cuando lo vió el sagrado escriba (el mismo que había pronosticado que su nacimiento derribaría el dominio del reino), hizo una violenta tentativa para matarlo, y con voz terrible exclamó:
-Este, loh, rey!, es el niño de quien Dios nos previno que si lo matábamos nos libraríamos del peligro. Ahora él mismo confirma la predicción, atropellando tu autoridad y pisoteando tu corona. Elimínalo, y libra a los egipcios del miedo que tienen por su causa; y quita a los hebreos las esperanzas de ser animados por él.
Pero Termutis se lo impidió y le arrebató el niño de las manos. El rey no se apresuró a matarlo, porque Dios protegió a Moisés induciendo al rey a salvarle la vida. Fué luego educado con gran esmero. Los hebreos pusieron en él sus esperanzas en la certeza de que haría grandes cosas. Los egipcios, en cambio, desconfiaban del resultado que daría su educación. Pero se abstuvieron de matarlo porque si Moisés era muerto no quedaría ninguno, ni pariente ni adoptado, que pudiera pretender la corona con beneficio para ellos.
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(31): Sobre los rituales parecidos y el sentido de ofrecer una víctima propiciatoria para acabar con la tempestad, recomendamos leer nuestro artículo 95º:
DEL FARMACÓS Y DEL FÁRMACON -parte segunda-: Sobre el "farmacós" o la inmolación humana (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXVI). ANALIZA LOS SACRIFICIOS HUMANOS EN LAS CEREMONIAS RELIGIOSAS, Y SUS SUSTITUCIÓN POR LA DE ANIMALES ENTRE PUEBLOS ABRAHÁMICOS. Para leerlo pulsar a continuación: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/del-farmacos-y-del-farmacon-parte.html
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(32): Éxodo, 14; 21-31
21 Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el SEÑOR, por medio de un fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas.
22 Y los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda.
23 Entonces los egipcios reanudaron la persecución, y entraron tras ellos en medio del mar todos los caballos de Faraón, sus carros y sus jinetes.
24 Y aconteció que a la vigilia de la mañana, el SEÑOR miró el ejército de los egipcios desde la columna de fuego y de nube, y sembró la confusión en el ejército de los egipcios.
25 Y entorpeció las ruedas de sus carros, e hizo que avanzaran con dificultad. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos ante Israel, porque el SEÑOR pelea por ellos contra los egipcios.
26 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros y su caballería.
27 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, y al amanecer, regresó el mar a su estado normal, y los egipcios al huir se encontraban con él; así derribó el SEÑOR a los egipcios en medio del mar.
28 Y las aguas volvieron y cubrieron los carros y la caballería, a todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó ni uno de ellos.
29 Mas los hijos de Israel pasaron en seco por en medio del mar, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda.
30 Aquel día salvó el SEÑOR a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar.
31 Cuando Israel vio el gran poder que el SEÑOR había usado contra los egipcios, el pueblo temió al SEÑOR, y creyeron en el SEÑOR y en Moisés, su siervo.
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(33): JONÁS 1, 3: Narra como el profeta huye de su misión hacia Nínive, y en Haiffa toma un barco en dirección hacia Tarshish. Recogemos el texto bíblico donde se muestra como los pasajes a Tarshis se tomaban en el Mediterráneo -en puerts junto a Haifa- y debían ser barcos pilotados por filisteos o por fenicios; quienes practicaban religiones con sacrificios humanos (con culto a tifonio, tal como muestra el texto de Jonás)
Jonás huye de Jehová (1)
(1) Vino la palabra de Yahvéh a Jonás hijo de Amitay, diciendo: (2) Levántate y ve a Nínive a
predicar en aquella gran ciudad, y pregona contra ella, porque su maldad ha subido hasta mí. (3)
Pero Jonás se levantó y para huir de la presencia de Yahvéh fua a Tarsis; descendió a Jope, y
halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para ir con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová. (4) Pero Yahveh hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en la mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. (5) Los marineros tuvieron miedo y cada uno clamaba a su dios; echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarse de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, se había acostado, y dormía profundamente.
(6) Y el patrón de la nave se le acercó y le dijo: -¿Qué haces aquí, dormido? Levántate, y clama a tu Dios; quizás él se acordará de nosotros, y no pereceremos-. (7) Le dijeron cada uno a su compañero: -Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal-. Jugaron suertes, y la suerte cayó sobre Jonás. (8) Entonces le dijeron ellos: -Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal. ¿Qué oficio tienes, y de dónde vienes? ¿Cuál es tu tierra, y de qué pueblo eres?- (9) Él les respondió: -Yo soy hebreo, y temo a Yahveh, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra-. (10) Entonces aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: -¿Por qué has hecho esto? Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado-. (11) Y le dijeron: -¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete?-. Porque el mar se iba embraveciendo más y más. (12) Él les respondió: -Tomadme y echadme al mar, y el mar se aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros-. (13) Con todo, aquellos hombres remaron con ahínco para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos. (14) Por lo cual clamaron a Jehová y dijeron: -Te rogamos ahora, Yahvéh que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Yahveh eres el que ha obrado conforme a tu beneplácito. (15) Así que tomaron a Jonás, y lo echaron al mar; que se aquietó de su furor. (16) Temieron aquellos hombres a Yahveh con gran horor, y le ofrecieron sacrificios, e hicieron votos. (17) Pero Yahveh tenía preparado un gran pez que se tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches".
Oración de Jonás (2)
(1) Entonces oró Jonás a su Dios Yahveh desde el vientre del pez, (2) y dijo: -Invoqué en mi angustia a Yahveh, y él me oyó. Desde el seno del Seol clamé, y oíste mi voz. (3) Me echaste a lo más hondo en medio de los mares, y me rodeó la corriente. Todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí. (4) Entonces dije: Soy rechazado de delante de tus ojos; mas todavía miraré hacia tu santo templo. (5) Las aguas me rodearon hasta el alma; rodeóme el abismo y las algas se enredaron a mi cabeza. (6) Descendí a los cimientos de los montes; la tierra echó sus cerrojos sobre mí para siempre; mas tú sacaste mi vida de la sepultura, oh Yahveh Dios mío. (7) Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Yahveh y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. (8) Los que siguen vanidades ilusorias, abandonan su misericordia (9) mas yo te ofreceré sacrificios con voz de alabanza; pagaré lo que prometí, pues a salvación es de Yahveh. (10) Y dio orden Jehová al pez, que vomitó a Jonás en tierra.
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(34): A CONTINUACIÓN RECOJO ENTERAMENTE LO QUE ESCRIBE FLAVIO JOSEFO ENTORNO A ESTE PASAJE DE LA HISTORIA DE EGIPTO DE MANETO (o Manetón):
FLAVIO JOSEFO : CONTRA APIÓN (SOBRE LA ANTIGÜEDAD DEL PUEBLO JUDÍO) Libro I
(fuente: 5 volúmenes traducidos del griego al español por Luis Farré. (Buenos Aires: Acervo Cultural / Editores, 1961.) Vol. 5: Contra Apión)
26. (227) Mencionare especialmente a uno que poco antes presenté como testigo de nuestra antigüedad. (228) Me refiero a Maneto, que afirma exponer la historia de Egipto de acuerdo con sus libros sagrados. Confiesa que nuestros progenitores llegaron a Egipto en muchas decenas de miles y que sometieron a sus habitantes; luego reconoce que posteriormente salieron de aquella región y ocuparon la zona que ahora se denomina Judea, y luego de edificar Jerusalén levantaron el Templo. Hasta aquí siguió las historias antiguas. (229) Después, abusando de su licencia, quiere aparecer recogiendo todos los rumores y las fábulas que circulaban en el exterior acerca de los judíos, e inserta hechos increíbles, intentando mezclarnos con la multitud de egipcios leprosos y afectados por otras enfermedades que fueron obligados, según dice, a escapar de Egipto. (230) Agrega el nombre de un rey imaginario, Amenofis, sin atreverse a decir la época de su reinado, a pesar de que en todo lo demás procede cuidadosamente; a todo esto agrega varias fábulas, olvidando que previamente había dicho que quinientos dieciocho años antes había acaecido la salida de los pastores hacia Jerusalén. (231) El rey de Egipto, cuando salieron, era Tutmosis. Según el autor los reinados subsiguientes abarcaron un lapso de trescientos noventa y tres años hasta llegar a los hermanos Setón y Hermeo; a Setón lo denomina Egipto, a Hermeo Danao. A este último lo expulsó Setón, quien reinó cincuenta y nueve años, y luego lo hizo su hijo mayor Rampsés, durante sesenta y seis años. (232) Reconoce que nuestros antepasados salieron de Egipto antes de este período, luego supone al tal rey Amenofis; dice que éste anhelaba poder contemplar a los dioses, como lo había hecho Oro, uno de sus predecesores y que comunicó este su deseo a un hijo de un tal Paapis, que también se llamaba Amenofis y que, a su parecer, participaba de la naturaleza divina, a causa de su sabiduría y conocimiento de lo futuro. (233) Y éste habría dicho al rey, que podría contemplar a los dioses, si limpiaba al país de los leprosos y de todos los impuros. (234) El rey, muy satisfecho con esto, afirma que congregó a todos los afectados por alguna enfermedad corporal que se encontraban en Egipto; se reunió una multitud de ochenta mil. (235) Los envió a las canteras, a la parte oriental del Nilo, para que trabajaran igual que los otros egipcios enviados allí. Dice que entre ellos habla algunos sacerdotes eruditos enfermos de lepra. (236) Pero aquel sabio y mago Amenofis temió concitar la ira de los dioses contra él y el rey, si pareciera que se les hubiese hecho violencia. Agregó, además, a su predicción, que cierto pueblo acudiría en ayuda de los impuros, conquistaría a Egipto y lo mantendría bajo su dominio durante trece años. Pero no se atrevió a decir todo esto al rey, sino que lo dejó por escrito y luego se suicidó. Por este motivo el rey quedó desconsolado. (237) Luego escribe textualmente: “Después de estar mucho tiempo trabajando en las canteras, pidieron al rey que les diera para su descanso y seguridad una ciudad. Les otorgó la ciudad de Avaris, que había sido abandonada por los pastores. Esta ciudad, según la antigua teología, era la de Tifón. (238) Una vez en la misma, consideraron que el lugar era adecuado para revueltas; nombraron jefe a Osarsif, uno de los pontífices heliopolitanos y juraron que lo obedecerían en todo. (239) Este les puso como primera ley que no adoraran a los dioses, y que no se abstuvieran de aquellos animales que entre los egipcios eran considerados especialmente sagrados, sino que mataran y consumieran animales de toda clase; además que no tuvieran relación sexual con nadie que no fuera de su misma secta. (240) Ordenó estas cosas y muchas otras contrarias a las costumbres de los egipcios; luego ordenó que con la cooperación de muchos se levantaran los muros de la ciudad y se prepararan a guerrear contra el rey Amenofis. (241) Osarsif, habiendo tomado consigo otros sacerdotes y algunos de los manchados, envió legados a los pastores que, habiendo sido expulsados por Tutmosis, se retiraron a la ciudad denominada Jerusalén. Después de exponer la manera ignominiosa como los habían tratado, les pidió que emprendieran una expedición a Egipto. (242) Les prometió que primeramente los llevaría a su antigua patria Avaris y les proporcionaría en abundancia todo lo necesario, y cuando fuera necesario pelearían con ellos; y que podrían someter fácilmente al país. (243) Ellos se alegraron sobremanera y muy gozosos, en número de doscientos mil, salieron y poco después llegaban a Avaris. Amenofis rey de los egipcios, así que oyó hablar de la invasión, se sintió muy desanimado, porque recordó lo que había predicho Amenofis hijo de Paapis. (244) Primeramente congregó al pueblo y celebró asamblea con sus príncipes, y se hizo traer los animales sagrados, especialmente aquellos que se adoraban en los templos; ordenó a cada uno de los sacerdotes que ocultaran bien los simulacros de los dioses. (245) Procuró que se trasladara a casa de un amigo a su hijo Setón, de cinco años de edad, que se llamaba Rameses por su abuelo Rampsés. Él salió con los demás egipcios, en número de trescientos mil guerreros ejercitados; sin embargo, al encontrarse con los enemigos no luchó. Pensando que lucharía contra los dioses, (246) retrocedió y se dirigió a Menfis. Habiendo tomado consigo a Apis y a los demás animales sagrados que hizo conducir a su lado, se trasladó a Etiopía con todo el ejército y la multitud de egipcios. El rey de los etíopes le estaba obligado por un gran número de beneficios. (247) Lo recibió y ordenó a todo el pueblo que le entregara lo necesario para el sostén de aquellos hombres, así como también ordenó que se le entregaran las ciudades y pueblos que fueran necesarios hasta que pasara la fatalidad de aquellos trece años. Ordenó también al ejército etíope que custodiara a Amenofis y a sus soldados instalando un campamento en los límites con Egipto. (248) Estas son las cosas que acontecieron en Etiopía. Cuando vinieron los solimitanos con los egipcios manchados trataron tan mal a los hombres, que causaron una impresión pésima, en todos los que observaron su impiedad. (249) No satisfechos con incendiar las ciudades y los poblados, y con cometer sacrilegios y derribar los simulacros de los dioses, usaron los mismos para asar la carne de los animales sagrados a los que se tributaba culto divino, y obligaron a los sacerdotes y profetas a que los mataran y luego los expulsaron desnudos del país. (250) Se dice que el gobernante era legislador, sacerdote, de origen heliopolitano; se llamaba Osarsif, por Osiris, dios de la ciudad de Heliópolis, pero cambió de nombre y se llamó Moisés.”
27. (251) Esto es lo que los egipcios cuentan de los judíos, además de muchas otras cosas, que omito en beneficio de la brevedad. También dice Maneto que posteriormente Amenofis regresó de Etiopía con un gran ejército, así como su hijo Rampsés con otro ejército; una vez que entraron en lucha con los pastores y los impuros los vencieron, mataron a muchos de ellos y los persiguieron hasta los límites de Siria. (252) Estas y otras cosas similares escribió Maneto. Probaré que dice embustes y notorias mentiras, pero haré primero una distinción relativa a lo que más adelante diré. Nos concede y reconoce, que nuestro pueblo no es de origen egipcio, que nuestros antepasados procedían de otra parte y que ocuparon Egipto y luego salieron de allí. (253) Pero que los enfermos egipcios no se mezclaron con nosotros, que Moisés que condujo al pueblo, no fue su jefe, sino que los precedió en muchas generaciones, me esforzaré en demostrarlo con los mismos relatos de Maneto.
28. (254) La causa que da como punto de partida de su fábula es algo ridículo. Dice: “El rey Amenofis deseaba ver a los dioses.” ¿A cuáles? Si a los que ellos aceptaban, el buey, el macho cabrío, los cocodrilos y los cinocéfalos, ya los veía. (255) En cuanto a los dioses celestes, ¿cómo podía verlos? ¿Cómo concibió este deseo? Precisamente porque antes otro rey los había visto. Por él había sabido cómo eran y cómo los había visto; de tal manera que no necesitaba nuevos artificios para verlos. (256) Pero quizá se diga que hay que tener en cuenta a aquel mago sabio, por cuyo intermedio esperaba poderlo lograr. Si así fuera, ¿cómo no supo con antelación que esto no llegaría a acontecer, pues de hecho no aconteció? Luego, ¿por qué motivo los dioses escapaban a la visión de sus ojos por la presencia de los mutilados y leprosos? A los dioses no les indignan los cuerpos mutilados o debilitados sino la perversidad. (257) ¿Luego quién logró que ochenta mil leprosos y enfermos se reunieran casi en un día? ¿O por qué el rey no cumplió las instrucciones del mago? Pues el vate había indicado que los enfermos fueran expulsados de Egipto; sin embargo, el rey ordenó que los enviaran a las canteras, como si necesitara obreros y no purificar la región. (258) Afirma también que el mago se mató, al prever la ira de los dioses y los males que iban a acontecer en Egipto, predicción que dejó por escrito al rey. ¿Cómo el mago no supo su muerte desde el principio? (259) ¿Cómo no se opuso al deseo del rey que quería ver a los dioses? ¿A qué venía el miedo por calamidades que no iban a acontecer en su época? ¿Qué mal grave lo estaba amenazando, que fuera peor que el que él mismo se apresuró a infligirse? (260) Pero veamos ahora la mayor tontería de todas. Aunque informado de estos hechos, y temeroso de lo que podría ocurrir, tampoco se decidió a expulsar de la ciudad a aquellos enfermos de los cuales debía limpiar a Egipto, sino que a su pedido, como dice, les entregó la ciudad que otrora habitaran los pastores, cuyo nombre era Avaris. (261) Reunidos en ella eligieron como jefe a uno que fuera en otro tiempo sacerdote en Heliópolis. Y éste fue el que les enseñó a que no rindieran culto a los dioses, ni se abstuvieran de los animales adorados en Egipto, sino que los mataran y consumieran, y que no se unieran sino con los que fueran de la misma secta. Por intermedio de un juramento los obligó a perseverar en estas leyes. Luego de fortificar a Avaris, declaró la guerra al rey. (262) Luego agrega: “Envió delegados a Jerusalén, pidiendo a sus ciudadanos que se le unieran, prometiéndoles entregarles Avaris, antigua patria de los que iban a venir desde Jerusalén. Si atacaban, desde allí podrían someter todo el Egipto.” (263) Después añade:
Se presentaron con doscientos mil soldados, pero el rey de los egipcios, Amenofis, siendo de opinión que no tenía que luchar con los dioses, se fugó sin pelear a Etiopía y allí entregó el buey Apis con otros animales sagrados a los sacerdotes, y dio orden de que los guardaran.” (264) Y a continuación: “Así que vinieron los jerosolimitanos destruyeron las ciudades, incendiaron los templos y mataron a los jinetes, sin abstenerse de ninguna iniquidad o crueldad. (265) El que les dio la forma de gobierno y las leyes era de origen heliopolitano, de nombre Osarsif, nombrado así por el dios heliopolitano Osiris. Luego, habiendo cambiado de nombre, se llamó Moisés. (266) Amenofis, en el año decimotercero, pues éste era el lapso decretado por los hados para que fueran expulsados del reino, avanzó desde Etiopía con grandes tropas y en el encuentro con los pastores y los impuros triunfó de ellos en la guerra y mató a muchos, persiguiéndolos hasta los límites de Siria.”
29. (267) En todo esto no se dio cuenta que mentía sin el menor asomo de verosimilitud. Los leprosos y la multitud que estaba con ellos, aunque al principio se indignaron con el rey y con aquello que los trataron mal, incluso de acuerdo con la predicción del mago, sin embargo cuando se los eximió de trabajar en las canteras y recibieron de él una ciudad y una región, no hay duda que tendrían sentimientos más pacíficos. (268) En el supuesto de que lo odiaran, habrían intrigado solamente contra él, sin hacer la guerra a todos, pues no hay duda que les quedarían muchos parientes en el país. (269) Pero, aunque decidieran luchar contra los hombres, no había motivo para que lucharan contra sus mismos dioses y adoptaran leyes contrarias a las propias, con las que habían sido educados. (270) Debemos agradecer a Maneto el que diga que los jefes de esta trasgresión fueron, no los que vinieron de Jerusalén, sino los mismos egipcios, y entre ellos especialmente fueron los sacerdotes quienes lo imaginaron todo y obligaron a la multitud con juramento. (271) Pero es contrario a la razón suponer que ninguno de los familiares o amigos de esa gente se plegara a la revuelta ni participara en los peligros, y que los maculados tuvieran que enviar a Jerusalén a pedir ayuda. (272) ¿Qué clase de parentesco o amistad había anteriormente entre ellos? Al contrario, eran enemigos, y muy disímiles en sus costumbres. Ellos, dice, sin demora estuvieron listos a obedecerlos, inducidos por la promesa de que llegarían a ocupar Egipto. Como si no conocieran suficientemente el país, del cual fueron expulsados por la fuerza. (273) Si su vida hubiera sido miserable o en trance de necesidad, quizá se expusieran al peligro. Viviendo en una ciudad feliz y en un país suficientemente grande, mejor que Egipto, ¿qué razón había para que se expusieran al peligro, corriendo a ayudar a los que habían sido sus enemigos, y que además estaban enfermos, atacados por enfermedades que ninguno de ellos estaba dispuesto a tolerar? Porque ellos no podían prever que el rey iba a evadirse. (274) Al contrario, dice el mismo Maneto, que el hijo de Amenofis les salió al encuentro en Pelusio con trescientos mil hombres. Esto era sabido por todos los que habían penetrado en el país. ¿Cómo podían conjeturar su cambio de propósito y huída? (275) Luego dice que después de ocupar los graneros de Egipto, el ejército de los jerosolimitanos ocasionó grandes daños. Les reprueba estos hechos, como si no los hubiera introducido él mismo en calidad de enemigos, o como si se pudiera tachar de crimen lo que hacían los que habían sido llamados para eso del exterior, cuando lo mismo hicieron y juraron que lo harían en adelante los egipcios. (276) “Después de un t iempo, dice, atacó a los enemigos, los venció, mató a muchos, los puso en fuga y los persiguió hasta Siria.” Como si fuera tan fácil capturar a Egipto, y aun procediendo de cualquier parte; (277) pero los que entonces lo habían conquistado, informados de que Amenofis vivía, no protegieron los caminos procedentes de Etiopía, a pesar de que estaban bien preparados para ello, ni se preocuparon de reunir más tropas. “El rey los persiguió, dice, hasta Siria, matándolos, a través del desierto arenoso.” Esto es, por lugares por donde a un ejército le sería difícil pasar, incluso sin lucha.
30. (278) Pero según Maneto ni nuestra raza es oriunda de Egipto, ni se produjeron mezclas. Es verosímil que muchos de los leprosos y enfermos hayan perecido en las canteras, pues estuvieron allí por largo tiempo y fueron tratados duramente; muchos otros murieron en las luchas que tuvieron lugar posteriormente y muchos otros durante la fuga.
31. (279) Me resta refutar lo que dice de Moisés. A este hombre los mismos egipcios lo consideran admirable y divino; con increíble malignidad quieren hacerlo suyo, diciendo que era de Heliópolis, uno de los sacerdotes del lugar, expulsado con los demás a causa de la lepra. (280) Consta en sus anales que vivió quinientos dieciocho años antes y que condujo a nuestros padres de Egipto hacia la región donde ahora estamos. (281) Sus propias palabras prueban que no sufría de esta enfermedad. Prohibió que los enfermos de lepra vivieran en ciudades o poblados; debían andar solos y con los vestidos desgarrados. Cualquiera que los tocara, o viviera bajo su mismo techo, sería también considerado impuro. (282) Si un leproso sanaba de la enfermedad y el cuerpo volvía a su estado normal, debía pasar por ciertas purificaciones, lavarse en agua de fuente, cortarse todo el pelo y ofrecer muchos sacrificios de diversas clases, ante de ser admitido en la ciudad santa. (283) Era lógico que el que hubiera estado sometido a tamaña calamidad, fuera solícito y humano con aquellos que estuvieran afligidos por el mismo mal. (284) Pero no sólo dispuso lo mencionado con relación a los leprosos, sino que no admitió en las funciones sagradas a los que estuvieran mutilados en la más mínima parte del cuerpo; incluso si algún sacerdote dedicado a las funciones sagradas sufre un accidente, Moisés ordenó que fuera privado del honor. (285) ¿Es verosímil que diera leyes contra sí mismo, para su oprobio y daño? (286) Maneto, además, le muda el nombre de la manera más inverosímil. Dice que se llamaba Osarsif, nombre nada semejante al que reemplaza. Su verdadero nombre, Moisés, significa salvado de las aguas; pues los egipcios llaman moy al agua. (287) Espero haber demostrado suficientemente que Maneto, cuando se atiene a los anales de los antiguos, no se aleja mucho de la verdad; pero cuando acude a las fábulas de autores desconocidos, las combina de un modo poco verosímil o presta fe a aquellos que las narraron por odio a nuestro pueblo.
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(35): DE NUEVO, RECOJO ENTERAMENTE LO QUE ESCRIBE FLAVIO JOSEFO ENTORNO A ESTE PASAJE DE LA HISTORIA DE EGIPTO DE MANETO (o Manetón):
FLAVIO JOSEFO : CONTRA APIÓN (SOBRE LA ANTIGÜEDAD DEL PUEBLO JUDÍO) Libro I
(fuente: 5 volúmenes traducidos del griego al español por Luis Farré. (Buenos Aires: Acervo Cultural / Editores, 1961.) Vol. 5: Contra Apión)
26. (227) Mencionare especialmente a uno que poco antes presenté como testigo de nuestra antigüedad. (228) Me refiero a Maneto, que afirma exponer la historia de Egipto de acuerdo con sus libros sagrados. Confiesa que nuestros progenitores llegaron a Egipto en muchas decenas de miles y que sometieron a sus habitantes; luego reconoce que posteriormente salieron de aquella región y ocuparon la zona que ahora se denomina Judea, y luego de edificar Jerusalén levantaron el Templo. Hasta aquí siguió las historias antiguas. (229) Después, abusando de su licencia, quiere aparecer recogiendo todos los rumores y las fábulas que circulaban en el exterior acerca de los judíos, e inserta hechos increíbles, intentando mezclarnos con la multitud de egipcios leprosos y afectados por otras enfermedades que fueron obligados, según dice, a escapar de Egipto. (230) Agrega el nombre de un rey imaginario, Amenofis, sin atreverse a decir la época de su reinado, a pesar de que en todo lo demás procede cuidadosamente; a todo esto agrega varias fábulas, olvidando que previamente había dicho que quinientos dieciocho años antes había acaecido la salida de los pastores hacia Jerusalén. (231) El rey de Egipto, cuando salieron, era Tutmosis. Según el autor los reinados subsiguientes abarcaron un lapso de trescientos noventa y tres años hasta llegar a los hermanos Setón y Hermeo; a Setón lo denomina Egipto, a Hermeo Danao. A este último lo expulsó Setón, quien reinó cincuenta y nueve años, y luego lo hizo su hijo mayor Rampsés, durante sesenta y seis años. (232) Reconoce que nuestros antepasados salieron de Egipto antes de este período, luego supone al tal rey Amenofis; dice que éste anhelaba poder contemplar a los dioses, como lo había hecho Oro, uno de sus predecesores y que comunicó este su deseo a un hijo de un tal Paapis, que también se llamaba Amenofis y que, a su parecer, participaba de la naturaleza divina, a causa de su sabiduría y conocimiento de lo futuro. (233) Y éste habría dicho al rey, que podría contemplar a los dioses, si limpiaba al país de los leprosos y de todos los impuros. (234) El rey, muy satisfecho con esto, afirma que congregó a todos los afectados por alguna enfermedad corporal que se encontraban en Egipto; se reunió una multitud de ochenta mil. (235) Los envió a las canteras, a la parte oriental del Nilo, para que trabajaran igual que los otros egipcios enviados allí. Dice que entre ellos habla algunos sacerdotes eruditos enfermos de lepra. (236) Pero aquel sabio y mago Amenofis temió concitar la ira de los dioses contra él y el rey, si pareciera que se les hubiese hecho violencia. Agregó, además, a su predicción, que cierto pueblo acudiría en ayuda de los impuros, conquistaría a Egipto y lo mantendría bajo su dominio durante trece años. Pero no se atrevió a decir todo esto al rey, sino que lo dejó por escrito y luego se suicidó. Por este motivo el rey quedó desconsolado. (237) Luego escribe textualmente: “Después de estar mucho tiempo trabajando en las canteras, pidieron al rey que les diera para su descanso y seguridad una ciudad. Les otorgó la ciudad de Avaris, que había sido abandonada por los pastores. Esta ciudad, según la antigua teología, era la de Tifón. (238) Una vez en la misma, consideraron que el lugar era adecuado para revueltas; nombraron jefe a Osarsif, uno de los pontífices heliopolitanos y juraron que lo obedecerían en todo. (239) Este les puso como primera ley que no adoraran a los dioses, y que no se abstuvieran de aquellos animales que entre los egipcios eran considerados especialmente sagrados, sino que mataran y consumieran animales de toda clase; además que no tuvieran relación sexual con nadie que no fuera de su misma secta. (240) Ordenó estas cosas y muchas otras contrarias a las costumbres de los egipcios; luego ordenó que con la cooperación de muchos se levantaran los muros de la ciudad y se prepararan a guerrear contra el rey Amenofis. (241) Osarsif, habiendo tomado consigo otros sacerdotes y algunos de los manchados, envió legados a los pastores que, habiendo sido expulsados por Tutmosis, se retiraron a la ciudad denominada Jerusalén. Después de exponer la manera ignominiosa como los habían tratado, les pidió que emprendieran una expedición a Egipto. (242) Les prometió que primeramente los llevaría a su antigua patria Avaris y les proporcionaría en abundancia todo lo necesario, y cuando fuera necesario pelearían con ellos; y que podrían someter fácilmente al país. (243) Ellos se alegraron sobremanera y muy gozosos, en número de doscientos mil, salieron y poco después llegaban a Avaris. Amenofis rey de los egipcios, así que oyó hablar de la invasión, se sintió muy desanimado, porque recordó lo que había predicho Amenofis hijo de Paapis. (244) Primeramente congregó al pueblo y celebró asamblea con sus príncipes, y se hizo traer los animales sagrados, especialmente aquellos que se adoraban en los templos; ordenó a cada uno de los sacerdotes que ocultaran bien los simulacros de los dioses. (245) Procuró que se trasladara a casa de un amigo a su hijo Setón, de cinco años de edad, que se llamaba Rameses por su abuelo Rampsés. Él salió con los demás egipcios, en número de trescientos mil guerreros ejercitados; sin embargo, al encontrarse con los enemigos no luchó. Pensando que lucharía contra los dioses, (246) retrocedió y se dirigió a Menfis. Habiendo tomado consigo a Apis y a los demás animales sagrados que hizo conducir a su lado, se trasladó a Etiopía con todo el ejército y la multitud de egipcios. El rey de los etíopes le estaba obligado por un gran número de beneficios. (247) Lo recibió y ordenó a todo el pueblo que le entregara lo necesario para el sostén de aquellos hombres, así como también ordenó que se le entregaran las ciudades y pueblos que fueran necesarios hasta que pasara la fatalidad de aquellos trece años. Ordenó también al ejército etíope que custodiara a Amenofis y a sus soldados instalando un campamento en los límites con Egipto. (248) Estas son las cosas que acontecieron en Etiopía. Cuando vinieron los solimitanos con los egipcios manchados trataron tan mal a los hombres, que causaron una impresión pésima, en todos los que observaron su impiedad. (249) No satisfechos con incendiar las ciudades y los poblados, y con cometer sacrilegios y derribar los simulacros de los dioses, usaron los mismos para asar la carne de los animales sagrados a los que se tributaba culto divino, y obligaron a los sacerdotes y profetas a que los mataran y luego los expulsaron desnudos del país. (250) Se dice que el gobernante era legislador, sacerdote, de origen heliopolitano; se llamaba Osarsif, por Osiris, dios de la ciudad de Heliópolis, pero cambió de nombre y se llamó Moisés.”
27. (251) Esto es lo que los egipcios cuentan de los judíos, además de muchas otras cosas, que omito en beneficio de la brevedad. También dice Maneto que posteriormente Amenofis regresó de Etiopía con un gran ejército, así como su hijo Rampsés con otro ejército; una vez que entraron en lucha con los pastores y los impuros los vencieron, mataron a muchos de ellos y los persiguieron hasta los límites de Siria. (252) Estas y otras cosas similares escribió Maneto. Probaré que dice embustes y notorias mentiras, pero haré primero una distinción relativa a lo que más adelante diré. Nos concede y reconoce, que nuestro pueblo no es de origen egipcio, que nuestros antepasados procedían de otra parte y que ocuparon Egipto y luego salieron de allí. (253) Pero que los enfermos egipcios no se mezclaron con nosotros, que Moisés que condujo al pueblo, no fue su jefe, sino que los precedió en muchas generaciones, me esforzaré en demostrarlo con los mismos relatos de Maneto.
28. (254) La causa que da como punto de partida de su fábula es algo ridículo. Dice: “El rey Amenofis deseaba ver a los dioses.” ¿A cuáles? Si a los que ellos aceptaban, el buey, el macho cabrío, los cocodrilos y los cinocéfalos, ya los veía. (255) En cuanto a los dioses celestes, ¿cómo podía verlos? ¿Cómo concibió este deseo? Precisamente porque antes otro rey los había visto. Por él había sabido cómo eran y cómo los había visto; de tal manera que no necesitaba nuevos artificios para verlos. (256) Pero quizá se diga que hay que tener en cuenta a aquel mago sabio, por cuyo intermedio esperaba poderlo lograr. Si así fuera, ¿cómo no supo con antelación que esto no llegaría a acontecer, pues de hecho no aconteció? Luego, ¿por qué motivo los dioses escapaban a la visión de sus ojos por la presencia de los mutilados y leprosos? A los dioses no les indignan los cuerpos mutilados o debilitados sino la perversidad. (257) ¿Luego quién logró que ochenta mil leprosos y enfermos se reunieran casi en un día? ¿O por qué el rey no cumplió las instrucciones del mago? Pues el vate había indicado que los enfermos fueran expulsados de Egipto; sin embargo, el rey ordenó que los enviaran a las canteras, como si necesitara obreros y no purificar la región. (258) Afirma también que el mago se mató, al prever la ira de los dioses y los males que iban a acontecer en Egipto, predicción que dejó por escrito al rey. ¿Cómo el mago no supo su muerte desde el principio? (259) ¿Cómo no se opuso al deseo del rey que quería ver a los dioses? ¿A qué venía el miedo por calamidades que no iban a acontecer en su época? ¿Qué mal grave lo estaba amenazando, que fuera peor que el que él mismo se apresuró a infligirse? (260) Pero veamos ahora la mayor tontería de todas. Aunque informado de estos hechos, y temeroso de lo que podría ocurrir, tampoco se decidió a expulsar de la ciudad a aquellos enfermos de los cuales debía limpiar a Egipto, sino que a su pedido, como dice, les entregó la ciudad que otrora habitaran los pastores, cuyo nombre era Avaris. (261) Reunidos en ella eligieron como jefe a uno que fuera en otro tiempo sacerdote en Heliópolis. Y éste fue el que les enseñó a que no rindieran culto a los dioses, ni se abstuvieran de los animales adorados en Egipto, sino que los mataran y consumieran, y que no se unieran sino con los que fueran de la misma secta. Por intermedio de un juramento los obligó a perseverar en estas leyes. Luego de fortificar a Avaris, declaró la guerra al rey. (262) Luego agrega: “Envió delegados a Jerusalén, pidiendo a sus ciudadanos que se le unieran, prometiéndoles entregarles Avaris, antigua patria de los que iban a venir desde Jerusalén. Si atacaban, desde allí podrían someter todo el Egipto.” (263) Después añade:
Se presentaron con doscientos mil soldados, pero el rey de los egipcios, Amenofis, siendo de opinión que no tenía que luchar con los dioses, se fugó sin pelear a Etiopía y allí entregó el buey Apis con otros animales sagrados a los sacerdotes, y dio orden de que los guardaran.” (264) Y a continuación: “Así que vinieron los jerosolimitanos destruyeron las ciudades, incendiaron los templos y mataron a los jinetes, sin abstenerse de ninguna iniquidad o crueldad. (265) El que les dio la forma de gobierno y las leyes era de origen heliopolitano, de nombre Osarsif, nombrado así por el dios heliopolitano Osiris. Luego, habiendo cambiado de nombre, se llamó Moisés. (266) Amenofis, en el año decimotercero, pues éste era el lapso decretado por los hados para que fueran expulsados del reino, avanzó desde Etiopía con grandes tropas y en el encuentro con los pastores y los impuros triunfó de ellos en la guerra y mató a muchos, persiguiéndolos hasta los límites de Siria.”
29. (267) En todo esto no se dio cuenta que mentía sin el menor asomo de verosimilitud. Los leprosos y la multitud que estaba con ellos, aunque al principio se indignaron con el rey y con aquello que los trataron mal, incluso de acuerdo con la predicción del mago, sin embargo cuando se los eximió de trabajar en las canteras y recibieron de él una ciudad y una región, no hay duda que tendrían sentimientos más pacíficos. (268) En el supuesto de que lo odiaran, habrían intrigado solamente contra él, sin hacer la guerra a todos, pues no hay duda que les quedarían muchos parientes en el país. (269) Pero, aunque decidieran luchar contra los hombres, no había motivo para que lucharan contra sus mismos dioses y adoptaran leyes contrarias a las propias, con las que habían sido educados. (270) Debemos agradecer a Maneto el que diga que los jefes de esta trasgresión fueron, no los que vinieron de Jerusalén, sino los mismos egipcios, y entre ellos especialmente fueron los sacerdotes quienes lo imaginaron todo y obligaron a la multitud con juramento. (271) Pero es contrario a la razón suponer que ninguno de los familiares o amigos de esa gente se plegara a la revuelta ni participara en los peligros, y que los maculados tuvieran que enviar a Jerusalén a pedir ayuda. (272) ¿Qué clase de parentesco o amistad había anteriormente entre ellos? Al contrario, eran enemigos, y muy disímiles en sus costumbres. Ellos, dice, sin demora estuvieron listos a obedecerlos, inducidos por la promesa de que llegarían a ocupar Egipto. Como si no conocieran suficientemente el país, del cual fueron expulsados por la fuerza. (273) Si su vida hubiera sido miserable o en trance de necesidad, quizá se expusieran al peligro. Viviendo en una ciudad feliz y en un país suficientemente grande, mejor que Egipto, ¿qué razón había para que se expusieran al peligro, corriendo a ayudar a los que habían sido sus enemigos, y que además estaban enfermos, atacados por enfermedades que ninguno de ellos estaba dispuesto a tolerar? Porque ellos no podían prever que el rey iba a evadirse. (274) Al contrario, dice el mismo Maneto, que el hijo de Amenofis les salió al encuentro en Pelusio con trescientos mil hombres. Esto era sabido por todos los que habían penetrado en el país. ¿Cómo podían conjeturar su cambio de propósito y huída? (275) Luego dice que después de ocupar los graneros de Egipto, el ejército de los jerosolimitanos ocasionó grandes daños. Les reprueba estos hechos, como si no los hubiera introducido él mismo en calidad de enemigos, o como si se pudiera tachar de crimen lo que hacían los que habían sido llamados para eso del exterior, cuando lo mismo hicieron y juraron que lo harían en adelante los egipcios. (276) “Después de un t iempo, dice, atacó a los enemigos, los venció, mató a muchos, los puso en fuga y los persiguió hasta Siria.” Como si fuera tan fácil capturar a Egipto, y aun procediendo de cualquier parte; (277) pero los que entonces lo habían conquistado, informados de que Amenofis vivía, no protegieron los caminos procedentes de Etiopía, a pesar de que estaban bien preparados para ello, ni se preocuparon de reunir más tropas. “El rey los persiguió, dice, hasta Siria, matándolos, a través del desierto arenoso.” Esto es, por lugares por donde a un ejército le sería difícil pasar, incluso sin lucha.
30. (278) Pero según Maneto ni nuestra raza es oriunda de Egipto, ni se produjeron mezclas. Es verosímil que muchos de los leprosos y enfermos hayan perecido en las canteras, pues estuvieron allí por largo tiempo y fueron tratados duramente; muchos otros murieron en las luchas que tuvieron lugar posteriormente y muchos otros durante la fuga.
31. (279) Me resta refutar lo que dice de Moisés. A este hombre los mismos egipcios lo consideran admirable y divino; con increíble malignidad quieren hacerlo suyo, diciendo que era de Heliópolis, uno de los sacerdotes del lugar, expulsado con los demás a causa de la lepra. (280) Consta en sus anales que vivió quinientos dieciocho años antes y que condujo a nuestros padres de Egipto hacia la región donde ahora estamos. (281) Sus propias palabras prueban que no sufría de esta enfermedad. Prohibió que los enfermos de lepra vivieran en ciudades o poblados; debían andar solos y con los vestidos desgarrados. Cualquiera que los tocara, o viviera bajo su mismo techo, sería también considerado impuro. (282) Si un leproso sanaba de la enfermedad y el cuerpo volvía a su estado normal, debía pasar por ciertas purificaciones, lavarse en agua de fuente, cortarse todo el pelo y ofrecer muchos sacrificios de diversas clases, ante de ser admitido en la ciudad santa. (283) Era lógico que el que hubiera estado sometido a tamaña calamidad, fuera solícito y humano con aquellos que estuvieran afligidos por el mismo mal. (284) Pero no sólo dispuso lo mencionado con relación a los leprosos, sino que no admitió en las funciones sagradas a los que estuvieran mutilados en la más mínima parte del cuerpo; incluso si algún sacerdote dedicado a las funciones sagradas sufre un accidente, Moisés ordenó que fuera privado del honor. (285) ¿Es verosímil que diera leyes contra sí mismo, para su oprobio y daño? (286) Maneto, además, le muda el nombre de la manera más inverosímil. Dice que se llamaba Osarsif, nombre nada semejante al que reemplaza. Su verdadero nombre, Moisés, significa salvado de las aguas; pues los egipcios llaman moy al agua. (287) Espero haber demostrado suficientemente que Maneto, cuando se atiene a los anales de los antiguos, no se aleja mucho de la verdad; pero cuando acude a las fábulas de autores desconocidos, las combina de un modo poco verosímil o presta fe a aquellos que las narraron por odio a nuestro pueblo.
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(36): ANTIGÜEDADES JUDÍAS, FLAVIO JOSEFO
Texto traducido desde el griego por J. Farré; publicado en Buenos Aires, en 1961 (Ed. Acervo Cultural).
LIBRO I
4. Pero como toda nuestra organización deriva de la sabiduría de nuestro legislador Moisés, es ineludible que comience por decir algo a su respecto, aunque muy brevemente. De lo contrario los lectores podrán decir que mi trabajo, destinado a ser una reseña de leyes y acontecimientos históricos, contiene mucha filosofía. Conviene saber que él consideraba imprescindible tomar en consideración la naturaleza divina para todo aquel que quiera conducirse bien en la vida y legislar para sus semejantes; y observando los actos de Dios, imitar su modelo hasta donde pueda caber la imitación en la naturaleza humana y empeñarse en seguirla. Sin ello ningún legislador puede actuar con criterio justo ni promoverá lo que escriba el desarrollo de las virtudes, lo que sólo se logra enseñando que Dios es padre y señor de todas las cosas y ve todas las cosas y concede la felicidad a todos los que observan sus dictados. En cambio a los que no siguen la senda de la virtud los hunde en las máximas calamidades. Cuando Moisés quiso instituir su doctrina a sus conciudadanos, no comenzó a establecer sus leyes como lo hacían otros legisladores, mediante contratos y otros convenios mutuos, sino haciéndoles elevar su pensamiento hacia Dios y su creación del mundo, y persuadiéndolos que los hombres somos la más perfecta de sus creaciones terrestres. Habiéndolos hecho someterse a la religión, le fué fácil persuadirlos de otras cosas. Los otros legisladores se ajustaron a las fábulas y atribuyeron los más vergonzosos pecados humanos a los dioses, proveyendo de buenas excusas para sus vicios a los hombres más perversos; nuestro legislador, en cambio, después de demostrar la pureza de la virtud de Dios, consideró que el hombre debía empeñarse con todas sus fuerzas en participar de ella. E impuso los más severos castigos a los que no lo admitían ni lo creían. Insto a los lectores quieran examinar esta obra bajo este punto de vista. Podrán comprobar que no hay nada de absurdo ni en la majestad de Dios ni en el amor que profesa a la humanidad. Porque todas las cosas se refieren a la naturaleza del universo; nuestro legislador dice algunas cosas sabiamente pero de modo enigmático Moisés sobre la creación del mundo, la que encontramos relatada en las sagradas escrituras de la siguiente manera. y otras envueltas en dignas alegorías, pero cuando es necesario las explica concretamente y con toda claridad. Y los que tengan tendencia a conocer las causas de todas las cosas, hallarán una teoría filosófica muy particular cuya explicación me abstendré de dar en este momento, pero si Dios me permite lo haré al terminar esta obra. Voy a dedicarme ahora a la historia, cuya redacción he emprendido, después de mencionar lo que dice Moisés sobre la creación del mundo, la que encontramos relatada en las sagradas escrituras de la siguiente manera.
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(37): IDEM CITA (36)
CAPITULO I La creación del mundo. El paraíso. El pecado original.
Expulsión de Adán y Eva
1... En seis días hizo el mundo con todo lo que contiene, y dice Moisés que el séptimo día fué de descanso y de suspensión de esa labor. Por eso ese día nos abstenemos de trabajar y lo llamamos sabat, palabra que significa descanso en lengua hebrea.
2. Después del séptimo día Moisés comienza a hablar en términos de interpretación filosófica y dice acerca de la formación del hombre, que Dios tomó tierra del suelo, hizo al hombre y le insufló espíritu y alma. A este hombre lo llamé Adán, que en lengua hebrea significa roja, porque fué hecho de tierra roja macerada. Porque ésta es auténtica tierra virgen.
(...) Viendo que Adán carecía de sociedad, que no tenía compañera hembra (que ninguna había sido creada), y que él observaba extrañado a los demás animales, que eran machos y hembras, lo durmió, le sacó una costilla y con ella formó a la mujer. Adán la conoció y supo que había sido sacada de él mismo. Ishá se dice a la mujer en lengua hebrea; pero el nombre de esa mujer fué Eva, que significa madre de todos los vivientes.
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(38): IDEM CITA (36)
CAPITULO IX
Las aflicciones que sufren los hebreos en Egipto durante cuatrocientos años
1. Sucedió que los egipcios se volvieron voluptuosos y holgazanes, hasta la exageración, y se entregaron a otros placeres, en particular el amor al lucro. Se sintieron entonces descontentos de los hebreos y envidiosos de su prosperidad. Cuando vieron que la nación de los israelitas florecía, y éstos se volvían eminentes y poseían abundantes riquezas, que habían adquirido por sus virtudes y su inclinación natural al trabajo, pensaron que su progreso redundaría en perjuicio de los egipcios. Habiendo olvidado con el transcurso del tiempo los beneficios que recibieron de José, sobre todo porque la corona había pasado a otra familia, sometieron a crueles abusos a los israelitas, e idearon muchos medios para angustiarlos. Les ordenaron abrir un gran número de canales para el río, construir muros para las ciudades y terraplenes para contener el río y evitar el estancamiento de las aguas cuando aquél desbordaba de las orillas; también les mandaron levantar pirámides y con todos esos trabajos los agotaron, viéndose obligados los israelitas a aprender toda clase de artes mecánicas y a acostumbrarse a realizar labores pesadas. En estas tribulaciones pasaron cuatrocientos años; porque ambos bandos se esforzaban empeñosamente, los egipcios en destruir a los israelitas y los israelitas en resistir y aguantar hasta el fin.
2. Estando de este modo las cosas, se produjo un acontecimiento que excitó aún más a los egipcios en su deseo de exterminar a nuestra nación. Uno de los escribas sagrados, hombres que son muy astutos para predecir los acontecimientos futuros, dijo al rey que por aquella época nacería un niño israelita que, cuando fuera hombre, derribaría el dominio de los egipcios y exaltaría a los israelitas. Superaría a todos los hombres en virtudes y obtendría una gloría que perduraría por todos los siglos.
El rey tuvo tanto miedo que, de acuerdo con la opinión de ese hombre, ordenó que mataran a todos los niños que les nacieran a los israelitas, arrojándolos al río; dispuso, además, que las parteras egipcias vigilaran a las mujeres hebreas y observaran a los recién nacidos, porque quería que cumplieran esas funciones con las mujeres hebreas las parteras que, por ser compatriotas del rey, no infringirían sus órdenes. Mandó también que los padres que desobedecieran y trataran de salvar la vida de un niño fueran muertos ellos y sus familias.
Fué una gran pesadumbre para los afectados, no sólo porque los privaban de sus hijos y porque siendo sus padres debían colaborar en la destrucción de sus propias criaturas, sino también porque aquella medida conduciría al exterminio de toda la nación. Esta era la desdichada situación. Pero nadie puede oponerse a los designios de Dios, ni aunque imagine diez mil recursos sutiles; porque ese niño que había pronosticado
el sagrado escriba, fué criado y ocultado a la vista de los observadores nombrados por el rey. El que lo había pronosticado no se equivocó en las consecuencias de ese hecho, que ocurrieron de la siguiente manera.
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-SANTA BIBLIA por Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Otras revisiones: 1862, 1909 RESUMEN
ANTIGUO TESTAMENTO . SEGUNDO LIBRO DE MOISÉS; LLAMADO ÉXODO
CAPÍTULO 1
Los hijos de Israel se multiplican -Son puestos en servidumbre por los egipcios - Faraón procura destruir a los hijos varones nacidos de mujeres hebreas.
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(39): IDEM CITA (36)
3. Un hombre llamado Amram, de la más noble alcurnia de los hebreos, temió que su nación se extinguiese por la falta de varones. Estaba, además, inquieto porque su mujer se hallaba embarazada, y no sabía qué medidas tomar. Recurrió con súplicas a Dios; le rogó que tuviera compasión de los hombres que no habían transgredido de ningún modo la ley de su culto, que los librara de la desgracia que los afligía e hiciera fracasar las esperanzas de sus enemigos de destruir a su nación. Dios se compadeció de él y se dejó conmover por sus súplicas. Se le presentó en sueños y lo exhortó a no desesperar de sus futuros favores. Le dijo que no había olvidado su devoción para con él, y que siempre los recompensaría, como anteriormente había concedido sus favores a sus antepasados haciéndolos crecer de un pequeño grupo hasta una gran multitud. Le recordó que cuando Abraham fué sólo de la Mesopotamia a Canaán, le había concedido todas las felicidades en muchos aspectos, y haciendo además, que su mujer, que había sido estéril, pudiera concebir y le diera hijos. A Ismael y a su posteridad les dejó el país de Arabia, a los hijos de Cetura, el país de los trogloditas, y a Isaac, la tierra de Canaán.
-Con mi ayuda -añadió-, cumplió grandes hazañas en la guerra, la cual, a menos que seas impío, debes recordar. En cuanto a Jacob, fué famoso incluso entre los extranjeros, por la grandeza y la prosperidad con las que vivió y que dejó a sus hijos, los que llegaron a Egipto siendo no más de setenta almas, mientras que vosotros sois ahora más de seiscientos mil. Has de saber por lo tanto que os daré a todos vosotros lo que os sea útil, y a ti particularmente lo que te hará famoso. Porque ese niño por el que, temerosos de su nacimiento, los egipcios condenaron a muerte a los niños israelitas, será tu hijo, y será ocultado de los que vigilan para destruirlo; después de ser criado de manera sorprendente, salvará a la nación hebrea de la desgracia que la aflige en Egipto. Su memoria será famosa mientras dure el mundo; no sólo entre los hebreos, sino también entre los extranjeros. Todo lo cual será consecuencia del favor que te dispensaré a ti y a tu posteridad. Tu hijo tendrá otro hermano que obtendrá mi sacerdocio, el que pasará a su posteridad después de él hasta el fin del mundo.
4. Después de que la visión le hubiese informado de estas cosas, Amram despertó y se lo contó a Joquebed, su esposa. Aumentó en. tonces el temor de los dos, por la predicción contenida en el sueño de Amram; les preocupaba, no solamente el niño, sino también la gran felicidad que le esperaba. Pero los dolores de parto de la madre fueron de tal naturaleza que permitieron confirmar lo que Dios había anticipado, porque no se enteraron los que estaban encargados de vigilarla, debido a que los dolores fueron suaves, no la atacaron con violencia. Durante tres meses nutrieron a la criatura privadamente; después Amram, temiendo ser descubierto y caer en el desagrado del rey, con lo que morirían ambos, él y su hijo, quedando sin ningún efecto la promesa de Dios, resolvió confiar a Dios el cuidado y la salvación del niño antes que hacerla depender de su propia ocultación, por demás insegura.
Estaba convencido de que Dios procuraría de algún modo la salvación del niño, para asegurar la exactitud de sus propias predicciones. Hicieron una arquilla de fibras de papiro con la forma de una cuna, de un tamaño suficiente para que pudiera caber un niño sin mucha estrechez. La untaron con betún, que impediría la entrada del agua por entre las junturas, pusieron en ella al niño y depositándolo en el agua le abandonaron al cuidado de Dios. El río recibió al niño y lo llevó a flote. Miriam, la hermana de la criatura, se paseó por la orilla, frente a la arquilla, como le había ordenado su madre, para ver hacia dónde sería llevada. Dios demostró que la sabiduría humana no es nada, y que todo lo que el Ser Supremo quiere cumplir se realiza finalmente. Aquellos que por su propia seguridad condenan a muerte a los demás y se empeñan en lograrlo, fracasan en su propósito, mientras que otros, de manera sorprendente, se salvan y alcanzan la prosperidad en medio de sus propias calamidades; son aquellos, desde luego, cuyo peligro surge por mandato de Dios. Esa providencia se reveló en el caso de este niño, demostrando el poder de Dios.
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ANTIGUO TESTAMENTO . SEGUNDO LIBRO DE MOISÉS; LLAMADO ÉXODO
CAPÍTULO 1
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(40): IDEM CITA (36)
5. Termutis era la hija del rey. Estaba pasando el rato en la orilla del río, cuando vió una cuna arrastrada por la corriente. Envió a alguien que sabía nadar con orden de traerle la cuna. Cuando los enviados volvieron y la princesa vió al niño se enamoró de él, porque era grande y bello. Dios había puesto tanto esmero en la formación de Moisés que hizo que lo consideraran digno de ser criado y atendido aquellos mismos que, temiendo su nacimiento, habían tomado la fatal resolución de destruir al, resto de la nación hebrea.
Termutis ordenó que buscaran una mujer para dar el pecho al niño; pero la criatura se negó a aceptarlo, volviendo la cabeza, e hizo lo mismo con otras mujeres que le trajeron. Miriam estaba presente, fingiendo que no había ido de propósito, sino que se había detenido accidentalmente para contemplar a la criatura. Dirigiéndose a Termutis, le dijo:
-Será en vano, ¡oh, reina!, que llames para alimentar al niño mujeres que no son de su parentesco. Pero si haces traer una mujer hebrea, es posible que el niño admita el pecho de una mujer de su propia raza.
Termutis encontró razonable el consejo y le ordenó que buscara y trajera una mujer hebrea que amamantara. Miriam trajo entonces a su madre, a quien nadie conocía allí. El niño aceptó alegremente el pecho y se prendió fuertemente de él. Y así fué como, a petición de la reina, la nutrición del niño se encomendó a su propia madre.
6. Después Termutis le impuso el nombre de Mouses, recordando su extracción del río, porque los egipcios llaman Mo al agua, y Uses a lo que es salvado de ella. Uniendo las dos palabras formaron el nombre que le dieron. Y de acuerdo con la predicción de Dios fué, por su gran inteligencia y su desdén por las dificultades, el más ilustre de los hebreos. (Porque Abram fué su antepasado de la séptima generación. Moisés era hijo de Amram, que era hijo de Caat, cuyo padre Leví era hijo de Jacob, que era hijo de Isaac, el hijo de Abram.)
La inteligencia de Moisés no era la de su edad, sino muy superior a su término medio. Reveló una rapidez de aprehensión mayor de la habitual, presagiando grandes acciones para cuando llegara a ser hombre. Dios le dió también una estatura que a los tres años ya era maravillosa. En cuanto a su belleza, nadie dejaba de asombrarse por la hermosura de su rostro cuando lo veía. Frecuentemente sucedía que la gente que se cruzaba con él cuando lo llevaban por el camino volviera la cabeza para seguir mirándolo; dejaban lo que estaban haciendo y se quedaban un rato largo contemplándolo. Porque la belleza del niño era tan notable y natural por muchos conceptos que detenía a los espectadores obligándolos a mirarlo largo rato.
7. Advirtiendo Termutis lo notable que era el niño, lo adoptó como hijo porque ella no los tenía. Un día se lo llevó a su padre y le dijo que pensaba hacer de él el sucesor del rey, si Dios quería que no tuviese un hijo propio.
-He criado un niño -dijo-, de forma divina y de mente generosa. Y como lo he recibido por la merced del río, de manera maravillosa, he creído conveniente adoptarlo como hijo y heredero de tu trono.
Diciendo esto puso al niño en los brazos de su padre, quien lo oprimió sobre su pecho y, para subrayar las palabras de su hija, le puso amablemente su corona en la cabeza. Pero Moisés la arrojó al suelo y con ademanes pueriles la hizo rodar y la pisó, lo que pareció traer un mal presagio para el reino de Egipto.
Cuando lo vió el sagrado escriba (el mismo que había pronosticado que su nacimiento derribaría el dominio del reino), hizo una violenta tentativa para matarlo, y con voz terrible exclamó:
-Este, loh, rey!, es el niño de quien Dios nos previno que si lo matábamos nos libraríamos del peligro. Ahora él mismo confirma la predicción, atropellando tu autoridad y pisoteando tu corona. Elimínalo, y libra a los egipcios del miedo que tienen por su causa; y quita a los hebreos las esperanzas de ser animados por él.
Pero Termutis se lo impidió y le arrebató el niño de las manos. El rey no se apresuró a matarlo, porque Dios protegió a Moisés induciendo al rey a salvarle la vida. Fué luego educado con gran esmero. Los hebreos pusieron en él sus esperanzas en la certeza de que haría grandes cosas. Los egipcios, en cambio, desconfiaban del resultado que daría su educación. Pero se abstuvieron de matarlo porque si Moisés era muerto no quedaría ninguno, ni pariente ni adoptado, que pudiera pretender la corona con beneficio para ellos.
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ANTIGUO TESTAMENTO . SEGUNDO LIBRO DE MOISÉS; LLAMADO ÉXODO
CAPÍTULO 2
Moisés nace de padres levitas, es criado por la hija de Faraón, mata a un egipcio en defensa de un israelita, huye a Madián y se casa con Séfora — Israel en servidumbre clama a Jehová.
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(41): IDEM CITA (36)
CAPITULO X Moisés hace la guerra a los etíopes
1. Cuando Moisés llegó a la edad madura hizo manifiesta su virtud a los egipcios: demostró que había nacido para abatirlos y exaltar a los israelitas. La ocasión de que se valió fué la siguiente:
los etíopes, que eran vecinos de los egipcios, hicieron una incursión en su tierra, de la que se apoderaron llevándose los efectos de los egipcios. Estos, indignados, salieron a atacarlos para vengar las ofensas recibidas. Pero vencidos en la batalla, algunos fueron asesinados y los restantes huyeron vergonzosamente y se salvaron. Los etíopes los persiguieron; considerando que sería una cobardía no someter a todo Egipto se extendieron por el país y lo subyugaron. Después de haber probado los frutos de la tierra ya no cejaron en la prosecución de la guerra, y como las zonas más próximas no tuvieron valor al principio para pelear con ellos, fueron hasta Menfis, y hasta el mismo mar, mientras ninguna de las ciudades les hacía oposición.
Los egipcios, apesadumbrados y oprimidos, echaron mano a sus oráculos y profecías, y por consejo de Dios resolvieron tomar como aliado a Moisés el hebreo, para que los ayudara. El rey ordenó a su hija que lo enviara, para nombrarlo general de su ejército. Después de hacer jurar al rey que no le haría ningún daño, Termutis se lo confió al rey, segura de que su ayuda sería de gran beneficio para todos. Y reprochó a los sacerdotes que antes habían reclamado de los egipcios que lo mataran y ahora no se avergonzaban de rogarle su ayuda.
2. Moisés, persuadido por Termutis y el rey, asumió animosamente la misión. Los sagrados escribas de ambas naciones se sintieron satisfechos; los egipcios porque pensaban que con el valor de Moisés vencerían a sus enemigos y en la misma acción sería muerto Moisés; y los hebreos porque podrían escapar de los egipcios, cuando Moisés fuera su general.
Moisés se adelantó al enemigo y condujo su ejército contra él, antes de que se enterara de que iba a atacarlo. No marchó por el río, sino por tierra, dando en esta ocasión una magnífica prueba de su sagacidad. Habían llegado a un sitio por donde no se podía pasar porque estaba lleno de serpientes, peculiaridad de esa región que no presentan otros lugares. Las serpientes eran numerosísimas, peores que las de otras partes en fuerza y maldad; de aspecto terrible, algunas surgían del suelo sin ser vistas, y hasta volaban por el aire, y de ese modo atacaban imprevistamente a los hombres ocasionando grandes daños. Moisés ideó una extraordinaria estratagema para sacar al ejército sano y salvo. Hizo unos canastos de corteza de papiros, los llenó de ibis y los llevó consigo; estos animales son los más grandes enemigos de las serpientes, que huyen cuando aquéllos se acercan; los ibis las cazan y devoran, como hacen los ciervos. Los ibis son animales mansos, enemigos únicamente de los reptiles. Pero no diré nada más de los ibis, porque los griegos los conocen muy bien. En cuanto Moisés llegó a la tierra donde se criaban las serpientes, dejó en libertad a los ibis, y por este medio repelió el ataque de los reptiles, usándolo antes de que el ejército llegara a aquel punto.
Hecho esto, pudo caer sobre los etíopes antes de lo que éstos esperaban. Les presentó batalla y los venció, quitándoles la esperanza de triunfar contra los egipcios. Prosiguió luego derribando sus ciudades e hizo una gran matanza de etíopes. Después de que los egipcios tomaron el gusto al buen éxito, gracias a los recursos de Moisés, se sintieron infatigables y los etíopes se vieron amenazados con la esclavitud y la destrucción total. Por último éstos se retiraron a Saba, ciudad real de Etiopía, a la que después Cambises dió el nombre de su hermana, Meroé. Hubo que sitiar la plaza con grandes dificultades, porque el Nilo que la rodea completamente, y los otros ríos Astap y Astabora, cuyo cruce era difícil de intentar, hacían imposible el ataque. La ciudad, situada en el centro, era como una isla. Estaba rodeada de una fuerte muralla y protegida por los ríos. Grandes terraplenes entre la muralla y los ríos impedían que las aguas la inundaran, aunque se desbordaban con gran violencia. Y aunque el enemigo cruzara los ríos, los terraplenes hacían casi imposible tomar la ciudad. Moisés estaba inquieto por la inactividad del ejército (porque el enemigo no se animaba a presentar batalla), cuando sucedió el siguiente episodio: Tarbis, la hija del rey de Etiopía, vió a Moisés conduciendo las tropas hasta la muralla y peleando con gran valor. Admirada por la sutileza de sus acometidas, y comprendiendo que él era el autor de los triunfos de los egipcios, que antes desesperaban de recobrar la libertad, y el causante del gran peligro en que se hallaban los etíopes, que antes se jactaban de sus grandes victorias, se enamoró profundamente de él. Impulsada por su pasión, le envió al más fiel de sus sirvientes para tratar con él de su matrimonio. Moisés aceptó la oferta, con la condición de que se rindiera la ciudad; y le aseguró con juramento que la tomaría por esposa y que después de tomar la ciudad no quebrantaría su promesa. Hecho el trato, se cumplió inmediatamente. Derrotados los etíopes, Moisés dió gracias a Dios, realizó el enlace y condujo a los egipcios de vuelta a su patria.
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(42): IDEM CITA (36)
CAPITULO XI Moisés huye de Egipto a Madián
1. Después de haber sido salvados por Moisés los egipcios le cobraron odio y conspiraron ansiosamente contra él porque sospechaban que se aprovecharía de su triunfo para provocar un levantamiento y producir cambios en Egipto. Y dijeron al rey que había que matarlo. El rey también abrigaba intenciones similares, envidioso de su gloriosa expedición al frente de su ejército, y temeroso de que lo derribara. Instigado por sus sagrados escribas, se manifestó dispuesto a decidir la muerte de Moisés. Cuando éste se enteró de lo que se tramaba contra él, se alejó en secreto. Como los caminos públicos estaban vigilados, huyó por el desierto, por donde sus enemigos no sospecharían que pudiera viajar. Aunque carecía de alimentos siguió adelante arrostrando valerosamente todas las dificultades. Llegó a la ciudad de Madián, a orillas del mar Rojo, llamada así por uno de los hijos de Abram y Cetura. Se sentó junto a un pozo a descansar de la pesada jornada y de la aflicción que sufría. No estaba lejos de la ciudad; era mediodía, y tuvo una oportunidad, ofrecida por las costumbres del país, de hacer algo que le hizo revelar sus cualidades y que le dió base para mejorar su situación.
2. Como aquel paso tenía poca agua, los pastores solían sacarla de los pozos antes de que vinieran otros, para que sus rebaños no sufrieran sed y para que los otros no la gastaran. Al pozo donde él estaba llegaron siete
hermanas, que eran vírgenes, hijas de Ragüel, un sacerdote considerado por el pueblo digno de gran honor. Esas doncellas cuidaban los rebaños de su padre, lo que era costumbre en el país y habitual entre los trogloditas. Fueron las primeras en venir y sacaron, en cubetas hechas especialmente para el agua, la cantidad que necesitaban sus animales. Pero llegaron los pastores y echaron a las doncellas, para disponer del agua en beneficio de ellos. Moisés juzgó que sería censurable dejar sufrir a las mozas esa injusticia, y echó a los hombres, prestando ayuda apropiada a las mujeres.
Después de recibir este favor, las jóvenes volvieron a su casa y contaron a su padre que habían sido ofendidas por los pastores y ayudadas por un extranjero, y le rogaron que no dejara pasar sin recompensa su generosa acción. El padre apoyó el deseo de sus hijas de recompensar a su bienhechor, y les ordenó que trajeran a Moisés a su presencia, para premiarlo como merecía. Cuando llegó Moisés se refirió a lo que sus hijas le habían relatado sobre su intervención y su ayuda. Añadió que admiraba su virtud y le aseguró que había dado asistencia a personas que no eran insensibles a los favores y que deseaban devolverle su gentileza y sobrepasar la medida de su generosidad. Lo hizo entonces su hijo, dándole una de sus hijas en matrimonio. Y lo nombró guardián y superintendente de su ganado, que desde antiguo constituía toda la riqueza de los bárbaros.
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ANTIGUO TESTAMENTO . SEGUNDO LIBRO DE MOISÉS; LLAMADO ÉXODO
CAPÍTULO 2
Moisés nace de padres levitas, es criado por la hija de Faraón, mata a un egipcio en defensa de un israelita, huye a Madián y se casa con Séfora — Israel en servidumbre clama a Jehová.
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(43): IDEM CITA (36)
CAPITULO XII La zarza ardiente y la vara de Moisés
1. Obtenidos esos beneficios de Jetro (que era uno de los nombres de Ragüel), Moisés se quedó a vivir con ellos y cuidó sus rebaños. Poco tiempo después, un día que los estaba apacentando junto a la montaña llamada Sinaí, llevó los rebaños más lejos que de costumbre. Aquélla era la montaña más alta del lugar y la mejor para apacentar, porque tenía una hierba excelente; pero nunca subían hasta allí los pastores, porque decían que allí moraba Dios. Ocurrióle entonces a Moisés un prodigio maravilloso; se incendió una zarza, pero el fuego no consumía las hojas verdes ni las flores, ni tampoco, las ramas, aunque las llamas eran grandes y fuertes. Moisés se asustó ante aquel extraño espectáculo, pero se sintió más sorprendido aún cuando el fuego emitió una voz, que lo llamó por el nombre y pronunció palabras, advirtiéndole la temeridad que había cometido aventurándose a subir a un sitio al que ningún hombre había ido, porque era un sitio sagrado. Y le aconsejó que se alejase del fuego y se conformase con lo que había visto. Aunque era un hombre virtuoso y descendía de antepasados ilustres, debía en lo sucesivo reprimir su curiosidad. Le predijo que obtendría gloria y honores entre los hombres, porque tenía la bendición de Dios. Le ordenó que volviera confiado a Egipto, donde sería el jefe y el conductor de los hebreos y salvaría a su pueblo de sus sufrimientos.
-Porque -dijo- habitarán la tierra dichosa que habitó su antepasado Abram, y gozarán de todas las cosas buenas. Y tú con tu prudencia los conducirás hacia ellas.
Pero le ordenó que cuando sacara a los hebreos de Egipto volviera a aquel sitio, a ofrecer sacrificios y agradecimientos.
Este fué el divino oráculo que partió del fuego.
2. Moisés quedó atónito por lo que veía, y mucho más por lo
que había oído. Y dijo:
-Creo, señor, que sería una gran locura para alguien que, como yo, te venera, desconfiar de tu poder, que también se manifestó a mis progenitores. Pero sigo dudando de que yo, que soy un particular y sin capacidad, pueda persuadir a mis compatriotas que abandonen el país que ahora habitan, y me sigan al país al que yo los conduciré. Y si pudiera persuadirlos, no sé de qué modo podré obligar a Faraón que les permita partir, ya que ellos aumentan sus riquezas y su prosperidad con el trabajo y las tareas que les hace realizar.
3. Pero Dios lo exhortó a que tuviera valor en todas las ocasiones y le prometió estar con él y asistirlo en sus palabras cuando tuviera que persuadir a los hombres, y en sus hechos cuando tu. viera que actuar. Le ordenó que como prenda de confianza arrojara su vara al suelo, la cual, cuando así lo hizo, se arrastró y se transformó en una serpiente, se enrolló, irguió la cabeza, pronta a defenderse de quien la atacara, y luego se transformó nuevamente en una vara como antes. Luego Dios ordenó a Moisés que se pusiera la mano derecha en el pecho. Obedeció, y cuando la sacó estaba blanca, del color de la tiza; pero luego recuperó su color habitual. A una orden de Dios, tomó un poco de agua y la derramó en el suelo, y vió que su color era el de la sangre. Ante el asombro que Moisés manifestó por los milagros. Dios lo exhortó a que tuviera ánimo y estuviera seguro de que él sería su gran apoyo. Le ordenó que usara esos signos para hacer que los hombres creyeran "que yo te mando, y que haces todo eso de acuerdo con mis órdenes. Te ordeno,pues, que vuelvas de prisa a Egipto, viajando día y noche, sin perder más tiempo. Para que no duren más la esclavitud de los hebreos y sus sufrimientos".
4. Habiendo visto y oído esos milagros, que le garantizaban la verdad de las promesas de Dios, Moisés ya no pudo dudar y le rogó que le concediera ese poder cuando estuviera en Egipto. Le rogó que le permitiera conocer su nombre; ya que lo había concedido que lo viera y le hablara, que le dijera también cómo llamarlo; así en el momento de hacer los sacrificios podría invocarlo para presidir la ceremonia. Dios entonces le dijo su Santo nombre, que nunca había sido comunicado a ningún hombre; por lo tanto no sería leal por mi parte que dijera nada más al respecto. Esos signos acompañaron a Moisés, no sólo entonces, sino siempre. A todos los signos les atribuía la firme confirmación del fuego de la zarza. Creyendo que Dios le daría el don de su ayuda, tuvo la esperanza de que podría librar a su nación, y acarrear calamidades a los egipcios.
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ANTIGUO TESTAMENTO . SEGUNDO LIBRO DE MOISÉS; LLAMADO ÉXODO
CAPÍTULO 2
Israel en servidumbre clama a Jehová.
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CAPITULO XII Moisés y Aarón se presentan ante el rey
1. Cuando Moisés supo que el rey Faraón, de cuyo reino había huído, había muerto, pidió permiso a Ragüel para ir a Egipto, en beneficio de su pueblo. Se llevó consigo a Séfora, la hija de Ragüel, con la que se había casado, y a los hijos que tuvo con ella, Gersón y Eleazar, y se apresuró a trasladarse a Egipto. El primero de estos nombres, Gersón, significa en lengua hebrea en país extraño; y Eleazar que con la ayuda del Dios de sus padres, había huido de Egipto. Cuando se acercaba a las fronteras de Egipto, su hermano Aarón le salió al encuentro por orden de Dios. Moisés le refirió lo que le había pasado en la montaña y las órdenes que había recibido de Dios. Siguieron andando y a medida que avanzaban salían a recibirlos los principales de los judíos, que se habían enterado de su llegada. Moisés les informó de los signos que había visto, y como no le creyeran los tuvo que repetir para que los vieran ellos también. Frente a este espectáculo sorprendente e inesperado, se animaron y concibieron la esperanza de su total liberación, convencidos ahora de que Dios velaba por ellos.
2. Moisés supo entonces que los hebreos obedecerían todo lo que él les mandase, según lo prometieron, porque amaban la libertad. Se presentó ante el rey, que hacía poco se había hecho cargo del gobierno, y le habló de todo lo que Moisés había hecho por el bien de los egipcios, cuando los dominaban los etíopes que habían arruinado el país; le recordó que él había sido el comandante de los egipcios y había trabajado por ellos como si fuera su propio pueblo. Le informó de los peligros que había corrido durante la expedición, añadiendo que no había recibido el agradecimiento que merecía. También le contó claramente lo que le había ocurrido en el Sinaí, y lo que Dios le había dicho. Y le habló de los signos que le había dado Dios para confirmarle la autoridad de las órdenes impartidas. Finalmente le exhortó a creer lo que le había dicho y a no oponerse a la voluntad de Dios.
3. Como el rey ridiculizara a Moisés, le hizo ver los signos que le fueron dados en el Sinaí. El rey se enojó, lo trató de malvado y lo acusó de haber huído de su esclavitud en Egipto para volver ahora a sorprenderlo con trucos engañosos y milagros de artes mágicas. Diciendo esto ordenó a los sacerdotes que le hicieran ver idénticos milagros, porque los egipcios eran hábiles en esas prácticas; él no era la única persona que las sabía, y si pretendía que eran divinas, añadió, sólo sería creído por los ignorantes. Los sacerdotes arrojaron sus varas, que se transformaron en serpientes. Pero Moisés no se amilanó y dijo:
-No desprecio, oh rey, la sabiduría de los griegos, pero afirmo que lo que yo hago es superior a lo que ellos hacen con artes mágicas y triquiñuelas, porque el poder divino es superior al humano. Pero voy a demostrar que lo que yo hago no son producciones de la magia ni de las artes de imitación, sino apariciones que surgen por la providencia y el poder de Dios.
Diciendo esto arrojó al suelo su vara y le ordenó que se convirtiera en una serpiente. La vara obedeció, recorrió la estancia y devoró las varas de los egipcios, que parecían dragones, hasta que los consumió enteramente. Luego recuperó su forma anterior y Moisés la tomó de nuevo en su mano.
4. El rey no se sintió más conmovido que antes y dijo, muy enojado, que no ganaría nada con su astucia y sus habilidades contra los egipcios. Ordenó al que era capataz principal de los hebreos que no les diera descanso en sus tareas, y los sometiera a una opresión mayor aún que antes. Este, que antes les daba paja para hacer los ladrillos, decidió no darles más ese material y los hizo trabajar duramente de día haciendo ladrillos y de noche untando paja.
Cuando vieron duplicado el trabajo que debían hacer, los hebreos echaron la culpa a Moisés, porque su trabajo y sus desdichas se hicieron mayores aún. Pero Moisés no dejó que decayera su valor por las amenazas del rey; ni desmayó en su celo por las quejas de los hebreos. Las soportó resueltamente y usó todo su empeño para libertar a sus compatriotas. Fué de nuevo a ver al rey y trató de convencerlo de que permitiera a los hebreos trasladarse hasta el monte Sinaí para poder ofrecer sacrificios a Dios, quien así se lo había ordenado; que no contradijera los designios de Dios, apreciara en cambio sus favores por sobre todas las cosas, permitiera a los hebreos partir y no obstruyera los mandamientos divinos ocasionando su propio castigo. Las más severas aflicciones surgen de todas partes contra aquellos que provocan la ira divina; ya no tienen ni tierra, ni aire, ni amigos; ni son los frutos del vientre como deben ser y todas las cosas son para ellos adversas e inamistosas. Los egipcios, añadió, lo sabrían por experiencia propia, mientras que el pueblo hebreo lo mismo saldría de su país sin su consentimiento.
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ANTIGUO TESTAMENTO . SEGUNDO LIBRO DE MOISÉS; LLAMADO ÉXODO
CAPÍTULO 3
Jehová se aparece a Moisés en la zarza ardiente - Se llama a Moisés a librar a Israel de la servidumbre - Jehová se identifica a Sí mismo como el Dios de Abraham, y de Isaac y de Jacob, y como el Gran YO SOY - Promete herir a Egipto y sacar a su pueblo con gran riqueza.
CAPÍTULO 4
Jehová da señales a Moisés - Aarón es escogido como portavoz - Israel es el primogénito de Jehová y
debe ser librado para servirle – El hijo de Moisés es circuncidado - Moisés y Aarón dirigen a Israel en
adoración
CAPÍTULO 5
Moisés y Aarón piden a Faraón que libre a Israel - Faraón responde: ¿Quién es Jehová? - Faraón pone
cargas aún mayores sobre los hijos de Israel.
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CAPITULO XIV Las diez plagas que asolan a los egipcios
1. Como el rey despreciara las palabras de Moisés y no les prestara ninguna atención, cayeron dolorosas plagas sobre los egipcios, las que describiré una por una, porque ninguna nación sufrió nunca esa clase de azotes y porque quiero demostrar que Moisés no dejó de cumplir una sola de las cosas que había anunciado; conviene que la humanidad aprenda la lección de que no se debe hacer nada que disguste a Dios, para no provocar su ira. A una orden de Dios en el río egipcio corrió agua sangrienta, la que no podía ser bebida, no teniendo los egipcios otra fuente. El agua no sólo tenía color de sangre sino que provocaba en quien se aventuraba a beberla grandes dolores y amargos tormentos. Así era el río para los egipcios, pero era dulce y potable para los hebreos, y en nada diferente de lo que solía ser habitualmente.
Como el rey no supiera qué hacer en estas sorprendentes circunstancias, y temió por los egipcios, dió permiso a los hebreos para que se fueran. Pero cuando la plaga cesó, cambio de nuevo de opinión y les impidió que partieran.
2. Cuando Dios vió que era ingrato, y que después de cesar la calamidad ya no se mostraba razonable envió otra plaga a los egipcios. Una multitud innumerable de ranas consumió el fruto de la tierra. El río también estaba lleno de ellas, y el agua se corrompió con la sangre de los animales muertos. El país se transformó en un sucio lodazal, en el que nacían y morían las ranas. Arruinaron las vasijas en las casas, invadieron los alimentos y las bebidas y aparecieron en gran número en las camas. Producían un hedor desagradable cuando nacían y cuando morían. Viendo a los egipcios oprimidos por esa miseria, el rey ordenó a Moisés que sacara a los hebreos y se fuera con ellos. La multitud de ranas desapareció, y la tierra y el río volvieron a su estado natural anterior.
Pero no bien quedó el país libre de la plaga, Faraón se olvidó de su causa y retuvo a los hebreos. Como si quisiera experimentar nuevas calamidades, se negó a que Moisés y su pueblo partieran; había dado el permiso por miedo y no por consideración.
3. Por lo tanto Dios castigó su falsedad con otra plaga, añadida a la anterior. A los egipcios se les criaron en el cuerpo innumerables cantidades de piojos; los malvados perecieron, porque fueron incapaces de destruir las sabandijas ni con lavados ni con unturas. La terrible sentencia inquietó al rey de Egipto, por el miedo de que su pueblo fuera destruído de esa manera detestable. Se vió obligado a contener su maldad y dió permiso a los hebreos para que se fueran. Pero cuando la plaga cesó, exigió que dejaran a sus mujeres y sus hijos como rehenes de su retorno.
Con esta medida provocó el enojo más vehemente de Dios porque pretendió imponerse a su providencia como si fuera sólo Moisés, y no Dios, el que castigaba a los egipcios por los hebreos. Por eso llenó el país con varias clases de criaturas pestilentes de variadas características, que nunca había visto anteriormente el ojo humano. Los hombres perecían y la tierra se vió privada de labradores para su cultivo. Los que escapaban a su destrucción eran muertos por una enfermedad que tuvieron que sufrir los hombres.
4. Como Faraón ni aún entonces cedió al deseo de Dios, porque permitió que los maridos llevaran a sus mujeres, pero insistió enque dejaran a los hijos, Dios resolviócastigar su maldad con varias otras clases de calamidades, peores que las que ya lo habían afligido anteriormente. A los egipcios les salieron en el cuerpo terribles diviesos que formaban llagas y los consumían interiormente. Gran parte de los egipcios pereció de esta manera. Como el flagelo no hiciera entrar en razón al rey, cayó un granizo del cielo, un granizo como jamás lo había conocido el clima de Egipto, ni era parecido a las lluvias de invierno de otras partes; era más grande que el que conocen los que viven en las regiones del norte y del noroeste. El granizo cayó en plena primavera y desgajó las ramas cargadas de frutos. Después una manga de langostas consumió la semilla que no había sido herida por el granizo, con lo que los egipcios perdieron todas las esperanzas de obtener frutos de la tierra.
5. Se diría que las anteriores calamidades serían suficientes para hacer prudente al que sólo fuera tonto, y no perverso, y de hacerle ver con sensatez lo que le convenía. Pero Faraón, guiado no tanto por su locura como por su maldad, aunque vió el motivo de sus miserias, volvió a oponerse a Dios, renunciando a la causa de la virtud. Ordenó a Moisés que se llevara a los hebreos con sus mujeres y sus hijos, pero dejando el ganado, porque el ganado de los egipcios había sido destruido. Moisés le dijo que su deseo era injusto, porque tenían que ofrecer sacrificios a Dios con ese ganado. Entretanto se extendió sobre Egipto una densa oscuridad en la que no había la menor claridad. Los egipcios no podían ver, ni respirar por la densidad del aire; murieron miserablemente y aterrorizados por el temor de que los tragara la nube de oscuridad. Cuando después de tres días con sus noches se disipó la niebla, y como Faraón todavía no se arrepentía ni dejaba marchar a los hebreos, Moisés fué a verlo y le dijo:
-¿Hasta cuándo desobedecerás el mandamiento de Dios? Por.que él te ordena que dejes salir a los hebreos. Y ésta es la única forma de que os veáis libres de las calamidades que ahora sufrís.
El rey, furioso por estas palabras, lo amenazó con cortarle la cabeza si volvía a molestarlo al respecto. Moisés respondió que no volvería a hablarle del asunto, porque sería el rey mismo, lo mismo que los principales de los egipcios, los que pedirían que los hebreos se fueran.
Dicho esto se retiró.
6. Dios señaló que con una plaga más obligaría a los egipcios a dejar salir a los hebreos y mandó a Moisés a decir al pueblo que preparara un sacrificio el décimo día del mes de xanticus, para el día catorce (mes que los egipcios llaman farmuti y los hebreos nisán; pero los macedonios le dicen xánticus), y que se llevara a los hebreos con todas sus pertenencias. Por consiguiente preparó a los hebreos para partir, los dividió en tribus y los tuvo reunidos en un mismo sitio.
Llegó el día décimocuarto y estaban todos listos para partir. Ofrecieron el sacrificio, purificaron sus casas con la sangre, usando para ello hisopos. Después de cenar quemaron el resto de la carne y se dispusieron a partir. Por eso seguimos ofreciendo todavía ahora ese secrificio del mismo modo, y llamamos a la fiesta Pascua, que significa el paso al otro lado, porque ese día Dios nos pasó al otro lado, y envió la plaga a los egipcios. Porque aquella noche cayó sobre los egipcios la destrucción del primogénito, y muchos egipcios que vivían cerca del palacio del rey persuadieron a Faraón de que dejara salir a los hebreos. Este llamó a Moisés y le ordenó que se fueran los hebreos, suponiendo que en cuanto hubieran salido de Egipto, el país se vería libre de sus miserias. Honraron asimismo a los hebreos con obsequios, algunos para que se marcharan más rápidamente y otros por la vecindad y la amistad que los había unido.
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ANTIGUO TESTAMENTO . SEGUNDO LIBRO DE MOISÉS; LLAMADO ÉXODO
CAPÍTULO 6
Dios se identifica a sí mismo como Jehová - Se detallan las genealogías de Rubén, de Simeón y de Leví.
CAPÍTULO 7
Se asigna a Moisés dar la palabra del Señor a Faraón - Jehová multiplicará las señales y maravillas en Egipto - La vara de Aarón se convierte en serpiente - El río se torna en sangre - Los hechiceros imitan los milagros de Moisés y de Aarón.
CAPÍTULO 8
Jehová envía plagas de ranas, de piojos y de moscas sobre Egipto - Faraón endurece su corazón.
CAPÍTULO 9
Jehová destruye el ganado de los egipcios, pero no el de los israelitas - Se envían sarpullido y úlceras
sobre los egipcios - Jehová envía granizo y fuego sobre el pueblo de Faraón, mas no sobre el pueblo de Israel.
CAPÍTULO 10
Jehová envía una plaga de langostas - Ésta es seguida por densas tinieblas sobre todo Egipto durante
tres días - Moisés es echado de la presencia de Faraón.
CAPÍTULO 11
Se autoriza a los israelitas, en su partida, a pedir alhajas y oro a sus vecinos - Jehová promete matar al
primogénito de todo hogar egipcio - Jehová diferencia entre los egipcios y los israelitas.
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(46):
-SANTA BIBLIA por Casiodoro de Reina (1569) Revisada por Cipriano de Valera (1602) Otras revisiones: 1862, 1909 RESUMEN
ANTIGUO TESTAMENTO . SEGUNDO LIBRO DE MOISÉS; LLAMADO ÉXODO
Cap 14
2 Di a los hijos de Israel que den la vuelta y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar, delante de Baal-zefón; delante de ese lugar acamparéis, junto al mar.
9 Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón
16 Y tú, alza tu vara y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo; y pasen los hijos de Israel por en medio del mar, sobre tierra seca.
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IDEM CITA (36) FLAVIO JOSEFO:
CAPITULO XV Los hebreos, conducidos por Moisés, salen de Egipto
1. Y los hebreos se fueron de Egipto, mientras los egipcios lloraban y se arrepentían de haberlos tratado tan duramente. Se dirigieron por Letópolis, un sitio desierto a la sazón, pero que fué donde luego se edificó Babilonia, cuando Cambises asoló a Egipto. Marcharon apresuradamente y al tercer día llegaron a un sitio llamado Baalsefón, junto al mar Rojo. Como no contaban con alimentos producidos por la tierra, porque era un desierto, comieron hogazas amasadas con harina y calentadas a fuego lento. Las consumieron durante treinta días, porque lo que llevaron de Egipto no les alcanzó para más tiempo, aunque sólo dieron a cada cual lo suficiente para servir sus necesidades y no para saciarlo. Es por esto que, en recuerdo de aquella escasez, celebramos durante ocho días la fiesta que se llama del pan sin levadura. La multitud de los emigrantes, incluyendo mujeres y niños, no era fácil de contar, pero los que estaban en edad de pelear eran seiscientos mil.
2. Salieron de Egipto en el mes de xánticus, el décimoquinto día de la lupa, cuatrocientos treinta años después de la llegada de nuestro antepasado Abram a Canaán y doscientos quince años después del traslado de Jacob a Egipto. Fué el octogésimo año de la edad de Moisés; Aarón tenía tres años más. También se llevaron consigo los huesos de José, como él había encargado a sus hijos que hicieran.
3. Pero los egipcios no tardaron en arrepentirse de haber dejado salir a los hebreos; el rey estaba sumamente preocupado, pensando que aquello había sido posible sólo por las artes mágicas de Moisés. Y resolvió ir a buscarlos. Tomaron las armas y demás implementos bélicos y los persiguieron para traerlos de vuelta en cuanto los alcanzaran; ya no tendrían motivo para invocar a Dios, porque les habían permitido salir. Creyeron que los dominarían fácilmente porque no tenían armas, y estarían cansados del viaje.
Apresuraron, pues, la persecución, preguntando en el camino a todos los que encontraban hacia qué lado habían ido. Esa tierra era realmente difícil de transitar, no solamente para los ejércitos, sino también para personas aisladas. Moisés los llevó por ese camino para que en caso de que los egipcios se arrepintieran y decidieran perseguirlos, soportaran el castigo de su maldad y de la violación de sus promesas. También los llevó por ese camino para que los filisteos, cuyo país estaba cerca de Egipto, no se enteraran de su partida, porque odiaban a los hebreos por una antigua enemistad.
Por eso Moisés no condujo a la multitud por el camino que llevaba a la tierra de los filisteos, sino por el desierto, por donde después de un viaje largo y penoso, entrarían en la tierra de Canaán. Otra razón fué la de que Dios le había ordenado que llevara al pueblo al monte Sinaí, para ofrecerle sacrificios. Cuando los egipcios alcanzaron a los hebreos se prepararon para pelear con ellos, y valiéndose de su mayor número los empujaron hacia un sitio estrecho; los perseguidores tenían seiscientos carros y eran cincuenta mil hombres a caballo y doscientos mil a pie, todos armados. Ocuparon todos los pasos por donde supo. nían que los hebreos podrían huir, encerrándolos entre precipicios inaccesibles y el mar; había una cadena de montañas que terminaba en el mar, y que era infranqueable por lo escabrosa e inadecuada para huir. Aprovechando que las montañas estaban cerradas por el mar, colocaron al ejército en las grietas de las montañas para impedir a los hebreos el paso a la llanura.
4. Los hebreos no pudieron sostenerse, porque estaban sitiados y sin provisiones, y no vieron la posibilidad de escapar. Aunque hubiesen pensado en pelear, no tenían armas, y creían que serían totalmente destruidos, a menos que se entregaran voluntariamente a los egipcios.
Culparon de la difícil situación a Moisés, olvidando todas las señales que Dios les había dado para recuperar la libertad, y llegaron hasta el punto de arrojar piedras al profeta, mientras él los animaba prometiéndoles la liberación. Finalmente resolvieron entregarse a los egipcios.
No había más que dolor y lamentos entre las mujeres y los niños, que sólo veían ante ellos la destrucción, rodeados como estaban por las montañas, el mar y los enemigos, y sin encontrar la forma de eludirlos.
5. Pero Moisés, aunque la multitud lo miraba furiosa, no abandonó sus cuidados por ella, despreciando todos los peligros, con la confianza de que Dios, si le había hecho dar los pasos tomados hasta entonces para recobrar la libertad predicha, no permitiría que los subyugaran los enemigos ni para esclavizarlos ni para darles muerte. Moisés habló a la multitud de esta manera:
-No es justo que desconfiemos de los hombres que hasta ahora han manejado bien nuestras cosas, como si no fueran los mismos de antes; y es una locura desesperar ahora de la providencia de Dios, por cuyo poder y con mi intermedio se realizaron todas las cosas que prometió para libraros de la esclavitud, y aunque vosotros no las esperabais. En esta gran aflicción, en la que ahora nos encontramos, debemos esperar que Dios nos socorrerá, ya que él hizo que nos veamos encerrados en este espacio estrecho, y que nos librará de las dificultades que parecen
insuperables y de las que ni vosotros ni vuestros enemigos creéis que os podréis librar, y que demostrará al mismo tiempo su poder y su providencia con nosotros. Dios no acuerda su ayuda a los que favorece en dificultades pequeñas, sino en aquellos casos en los que no se ve la posibilidad de que la acción humana logre mejorar la situación. Confiad, por lo tanto, en ese protector, capaz de hacer grandes cosas y demostrar que la poderosa fuerza que ahora os ataca es realmente débil, y no os asustéis ante el ejército egipcio. Ni desesperéis de ser salvados porque el mar delante y la montaña detrás no os den oportunidad de huir, por que si Dios lo quiere esa misma montaña puede tranformarse para vosotros en tierra llana y el mar en terreno seco.
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CAPITULO XVI El mar se divide ante los hebreos perseguidos por los egipcios, dándoles oportunidad para escapar
1. Dicho esto Moisés los condujo hacia el mar, mientras los egipcios, que estaban a la vista, los observaban. Fatigados por la persecución, los egipcios consideraron conveniente suspender la lucha hasta el otro día. Cuando llegaron a la orilla del mar, Moisés tomó su vara y suplicó a Dios que acudiera en su ayuda.
-Tú no ignoras, ¡oh, señor! -dijo-, que está fuera de las fuerzas y las posibilidades humanas eludir las dificultades en que ahora nos hallamos, y debe ser obra tuya procurar la salvación de este pueblo que dejó a Egipto por tu orden. Desesperamos de recibir cualquier otra ayuda o recurso, y sólo nos queda la esperanza que depositamos en ti, y de tu providencia confiamos recibir el medio para escapar. Que llegue pronto el socorro que pondrá de manifiesto tu poder. Eleva el ánimo de este pueblo y hazle esperar la salvación, porque está profundamente hundido en el
desconsuelo. Estamos en un sitio extraño, pero no deja de ser un sitio que tú posees; el mar es tuyo, las montañas que nos rodean son tuyas. Si tú lo ordenas las montañas se abrirán, y el mar, si tú se lo mandas, se transformará en tierra seca. Y hasta podríamos escapar volando por el aire, si tú resolvieras que éste fuera el medio de salvación.
2. Después de hablar de este modo a Dios, Moisés golpeó el mar con la vara; al recibir el golpe se partió en dos y recogiéndose las aguas quedó la tierra seca, como un camino, para que huyeran los hebreos. Viendo Moisés esa demostración de Dios y de que el mar había dejado su lugar a la tierra firme, entró primero y ordenó a los hebreos que lo siguieran por el camino divino y se regocijaran por el peligro que corrían los enemigos que los seguían; y dio gracias a Dios por la sorprendente salvación que les mandaba.
3. Los hebreos no se detuvieron; avanzaron con firmeza, guiados por la presencia entre ellos de Dios. Los egipcios creyeron al principio que lo hacían distraídos y marchaban a ciegas hacia una destrucción segura. Pero cuando los vieron recorrer un gran trecho sin sufrir ningún daño y sin encontrar obstáculos ni dificultades en su marcha, se apresuraron a perseguirlos, pensando que el mar se mantendría sereno también para ellos.
Con la caballería a la cabeza, penetraron en el mar. Los hebreos, mientras aquéllos perdían tiempo colocándose las armaduras, se adelantaron y escaparon, llegando indemnes a la otra orilla. Los otros se sintieron animados y los persiguieron, creyendo que tampoco a ellos les sucedería ningún daño. Pero los egipcios no sabían que habían entrado en un camino hecho únicamente para los hebreos y no para otros; un camino hecho para la salvación de los que estaban en peligro y no para los que estaban empeñados en la destrucción de los demás. Por eso no bien estuvo en él la totalidad del ejército egipcio, el mar volvió a su
sitio, descendieron las aguas impulsadas por el viento y envolvieron a los egipcios. Abundantes lluvias bajaron asimismo del cielo, con terribles truenos y relámpagos y descargas de fuego. No faltó nada de lo que Dios suele usar para indicar su ira; una noche oscura y lúgubre los rodeó y perecieron todos los hombres, no quedando ni uno solo que pudiera llevar la información de la calamidad al resto de los egipcios.
4. Los hebreos no pudieron contener su gozo ante su maravillosa liberación y la destrucción de sus enemigos; se creyeron firmemente a salvo, porque aquellos que los hubieran obligado a volver a la esclavitud habían sido destruidos, y vieron que Dios era evidentemente su protector. De este modo escaparon los hebreos al peligro y como vieron que sus enemigos habían sido castigados con una pena de la que no había memoria entre los hombres, se pasaron toda la noche cantando himnos y regocijándose.
Moisés compuso una canción a Dios, en versos hexámetros, expresando sus alabanzas y agradeciéndole su bondad.
5. En cuanto a mí, relaté todas las partes de esta historia tal como las hallé en los libros sagrados. Que a nadie le extrañe la rareza de la narración, y no piense si la senda que se abrió ante esos hombres de la antigüedad, libres de la maldad de las edades modernas, fue obra de la voluntad de Dios o fruto del azar.
Porque ante los acompañantes de Alejandro, rey de Macedonia, que vivió comparativamente hace poco tiempo, el mar de Panfilia se retiró y les abrió paso, cuando no tenían otro camino por donde ir, y eso ocurrió cuando fue la voluntad de Dios destruir la monarquía de los persas. El hecho lo reconocen como auténtico todos los que han escrito sobre las acciones de Alejandro. Pero de estos acontecimientos que cada cual resuelva a su gusto.
6. Al día siguiente Moisés reunió las armas de los egipcios, ue fueron llevados al campo de los hebreos por la corriente del mar, impulsada por la fuerza del viento. Y conjeturó que también aquello había ocurrido por la providencia divina, para que no carecieran de armas. Después de ordenar a los hebreos que las tomaran, los guió hacia el monte Sinaí, para ofrecer sacrificios a Dios, y dar ofrendas por la salvación de la multitud, como se lo habían indicado de antemano.
IDEM CITA (36)
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En La Biblia, El Exodo resume estos hechos en los siguientes capítulos:
CAPÍTULO 12
Jehová instituye la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura- Los corderos que se sacrifican han de
ser sin defecto — Israel es salvo por la sangre de ellos - Muere el primogénito de todo egipcio - Israel es
expulsado de Egipto después de 430 años - Ningún hueso del cordero de la Pascua será quebrado.
CAPÍTULO 13
Todo primogénito de hombre o de bestias será consagrado a Jehová - La fiesta de los Panes sin Levadura
ha de guardarse en la tierra de Canaán - Moisés saca de Egipto los huesos de José Jehová guía a Israel en una columna de nube durante el día y en una columna de fuego durante la noche.
CAPÍTULO 14
Israel sale de Egipto - Israel cruza el Mar Rojo sobre tierra seca - Jehová derrota a los egipcios en medio del mar.
CAPÍTULO 15
Israel canta el cántico de Moisés - Israel enaltece a Jehová como varón de guerra y se regocija en su
liberación de Egipto - Las aguas de Mara son sanadas - Jehová promete librar a Israel de las enfermedades de Egipto.
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(47): IDEM CITA (36)
CAPITULO I Moisés lleva al pueblo al monte Sinaí, después de experimentar numerosos sufrimientos en el viaje
1. Después de obtener esa maravillosa liberación, los hebreos se encontraron con el problema del campo, que era completamente desierto y no daba ningún sustento. Había también muy poca agua, que era insuficiente para los hombres y no alcanzaba para dar de beber al ganado. La tierra estaba reseca y no tenía humedad que permitiera nutrir vegetales. Se vieron obligados a viajar por ese campo, porque no había otro por el que pudieran hacerlo.
Habían llevado consigo agua de la tierra por donde habían viajado antes, como les ordenó que hicieran su conductor. Pero cuando se hubo consumido, se vieron obligados a sacar agua de pozos, penosamente, por la dureza de la tierra. Además el agua que encontraron era amarga, no potable, y escasa. Siguieron viajando y llegaron al atardecer a un sitio llamado Mar, nombre éste que tenía por la mala calidad de sus aguas, porque mar significa amargo. Llegaron allí afligidos por el cansancio del viaje y la falta de alimentos, que para ese entonces ya era completa.
Había allí una fuente, que los indujo a acampar en ese sitio, y que aunque no era bastante para satisfacer a un ejército tan grande, les dio algún ánimo el haberla hallado en ese sitio del desierto, sobre todo porque se habían enterado por los que habían ido a investigar, que si seguían más adelante no encontrarían nada. Pero aquella agua era amarga y no potable para los hombres, e intolerable para los animales.
2. Moisés vio que el pueblo estaba decaído y que las palabras no serían eficaces en esas circunstancias; porque no se trataba de un ejército corriente de hombres, que podía oponer fortaleza masculina a la necesidad que los agobiaba. La multitud de los niños, y también de las mujeres, demasiado débiles para ser persuadidos por la razón, entorpecían el valor de los hombres.
Moisés se vio por eso en grandes dificultades y tuvo que cargar con las calamidades de todos. Porque todos corrieron hacia él, a pedirle socorro. Las mujeres pedían por sus niños, los hombres por las mujeres, que no los abandonara y buscara algún medio de salvarlos. Moisés comenzó a rogar a Dios que cambiara la condición del agua y la hiciera buena para beber. Acordado por Dios ese favor, tomó la punta del palo que encontró tirado a sus pies y lo dividió por la mitad, prolongando la sección a todo lo largo. Luego lo dejó caer en el pozo, asegurando a los hebreos que Dios había accedido a sus ruegos, prometiendo volver el agua tal como ellos querían que fuera, siempre que obedecieran los que les iba a mandar; pero no de manera remisa o negligente. Cuando le preguntaron qué era lo que debían hacer para que mejorara el agua, ordenó al más fuerte de los que estaban a su lado, que sacara agua del pozo. Y les dijo que cuando hubieran sacado la mayor parte del agua, el resto sería potable. Trabajaron tanto hasta que el agua, agitada y purificada quedó apropiada para beber
3. Luego partieron de allí y llegaron a Elis, sitio que desde lejos parecía bueno, porque había un bosquecillo de palmeras; pero cuando estuvieron cerca vieron que era un mal sitio, porque las palmeras eran sólo setenta, y eran árboles mal crecidos, rastreros, por falta de agua. Toda la tierra estaba seca; de los manantiales, de los que había doce, no llegaba la humedad suficiente para hacerla útil. Más que fuentes eran sitios húmedos,de los que no brotaba agua y que no podían regar suficientemente los árboles.
Cavaron en la arena, pero no hallaron agua. Las pocas gotas que podían recoger en las manos eran inservibles por el barro. Los árboles eran demasiado flojos para producir frutos, por falta de agua que los vivificara. La multitud echó la culpa a su conductor y formuló graves quejas contra él. Dijo que a él le debían la miserable situación en que se hallaban y la adversidad que estaban experimentando; porque para ese entonces ya habían viajado durante treinta días y se habían agotado todas las provisiones que llevaran consigo; como no encontraban alivio, se hallaban desalentados. Al fijar su atención únicamente en su desgracia actual, no recordaban las mercedes que habían recibido de Dios, ni las que les diera la sabiduría de Moisés. Muy enojados con su conductor sentían fervorosas intenciones de apedrearlo, como responsable directo de sus desdichas
4. En cuanto a Moisés, mientras la multitud estaba amargada e irritada con él, confiaba animosamente en Dios y tenía conciencia de la atención con que había cuidado a su pueblo. Se puso en medio de ellos, aunque todos gritaban en su contra y tenían piedras en las manos para arrojárselas. Era de muy agradable presencia y sabía persuadirlos con sus discursos; comenzó a mitigar su enojo y los exhortó a no preocuparse excesivamente por sus actuales adversidades, no fueran a sufrir con ellas por haber dejado que se les fueran de la memoria los beneficios que antes les habían sido otorgados; y les pidió que de ningún modo, debido a sus presentes infortunios, arrojaran de la memoria los grandes y maravillosos favores y dones que habían obtenido de Dios, y que esperaran en cambio la salvación de sus problemas de los que ahora no podían desprenderse, por medio de la divina providencia que los vigilaba. Siendo posible que Dios estuviese poniendo a prueba su virtud, ejercitándoles la paciencia con esas adversidades, para apreciar su fortaleza y la memoria que conservaban de su anterior maravillosa actuación en su beneficio y para ver si se acordarían de ello cuando estuvieran sufriendo miserias. Les dijo que al parecer no eran buenos hombres, ni en paciencia ni en recordar lo que les habían hecho con tanto éxito, a veces despreciando a Dios y sus mandamientos, siendo que por esos mandamientos habían salido de la tierra de Egipto, y a veces portándose mal con él, que era el siervo de Dios y eso que nunca los había engañado, ni en lo que les había dicho ni por lo que les había mandado hacer por orden de Dios. También les recordó todo lo que anteriormente había pasado; que los egipcios habían sido destruídos cuando trataron de detenerlos, contra la orden de Dios, que un mismo río fué sangre para los otros, inapta para beber, y para ellos dulce y potable, que ellos pasaron por un camino nuevo abierto en el mar, el que se alejó a mucha distancia de ellos, y que de ese modo se salvaron y vieron luego
destruídos a sus enemigos, y que cuando se encontraron carentes de armas Dios se las suministró en gran cantidad. De este modo les recordó todas las oportunidades en las que cada vez que parecía que iban a ser destruídos Dios acudía a salvarlos de manera asombrosa; y que conservaba el mismo poder, y que ni aun ahora debían desesperar de su providencia.
Los exhortó por lo tanto a seguir tranquilos, y a que consideraran que la ayuda, aunque no viniese en seguida, no vendría demasiado tarde, si se presentaba antes de que sufrieran grandes desdichas. Que debían razonar que Dios no demoraba su ayuda porque no tuviese miramientos con ellos, sino porque primero quería probar su fortaleza y el placer con que tomaban su libertad, para averiguar si tenían el alma suficientemente grande como para soportar la falta de alimentos y la escasez de agua; o si preferían ser esclavos, como los animales son esclavos de los que les dan de comer generosamente, pero sólo para hacerlos más útiles para servirlos. En cuanto a él, no le preocupaba su propia seguridad, porque si moría injustamente, no lo consideraría una aflicción; más se preocupaba por ellos, por temor de que al arrojarle piedras a él los juzgaran como condenando a Dios mismo.
5. De este modo Moisés apaciguó al pueblo y la contuvo de apedrearlo y le hizo arrepentirse de lo que estaba a punto de hacer. Como le pareció que la necesidad que sufrían hacía menos injustificable su pasión, pensó que debía apelar a Dios con oraciones y súplicas.
Subió a una altura y pidió a Dios algún socorro para el pueblo, y alguna forma de librarlo de la necesidad que sufría, porque en él, y sólo en él, estaba su esperanza de salvación; y le pidió que perdonara lo que la necesidad había obligado a hacer al pueblo, porque estaba en la naturaleza de la humanidad ser difícil de satisfacer y quejarse ante la
adversidad. Dios prometió que se ocuparía y les daría el socorro que pedían. Oyendo esto Moisés bajó a reunirse con la multitud; cuando lo vieron alegre ante las promesas que había recibido de Dios, se les cambió la expresión del rostro, que de triste se volvió jubilosa. Moisés se situó entre ellos y les dijo que venía a traerles la salvación de Dios de sus actuales desventuras. En efecto, poco después llegó volando desde el mar una gran cantidad de codornices, aves que abundan más en ese golfo árabe que en otra parte; cuando estuvieron sobre ellos, fatigadas por laborioso vuelo y volando siempre muy cerca de la tierra,
cayeron entre los hebreos; éstos las cogieron y satisfacieron con
ellas su hambre, y supusieron que ése era el medio empleado por
Dios para proveerles alimentos. Moisés agradeció a Dios por prestarles su asistencia más rápidamente de lo que les había prometido.
6. Después de ese primer suministro de alimentos, les envió otro. Cuando Moisés levantaba sus brazos para orar, cayó un rocío. Moisés vio que era pegajoso en las manos y supuso que era otra comida que Dios les mandaba, y lo probó; y viendo que el pueblo no sabía lo que era y pensaba que era la nieve que habitualmente cae en era época del año, les dijo que ese rocío no había caído del cielo de la forma que ellos se imaginaban, sino para su preservación y sustento. Lo probó y les dió un poco para que pudieran comprobar lo que les había dicho. Imitaron a su conductor y les agradó el alimento, porque era dulce como la miel, de agradable gusto, pero de cuerpo como el del bedelio; se trataba de una especia dulce, igual por su tamaño a la semilla del coriandro. Lo reunieron activamente. Pero les habían ordenado recogerlo en cantidades iguales, un gomer por día para cada uno, porque ese alimento no vendría en cantidades demasiado pequeñas, para que los débiles no dejaran de tomar su parte a causa de que los fuertes recogieran demasiado.
De todos modos los fuertes que tomaban una cantidad mayor de la señalada, no obtenían más que los otros, sólo se cansaban más en el trabajo de recogerlo, porque no hallaron más que un gomer cada uno; el excedente no les sirvió, porque se pudrió por los gusanos y porque era amargo. ¡Qué alimento maravilloso y divino! También suplía la necesidad de otros alimentos al que los comía. Todavía ahora llueve el maná del cielo en ese sitio, en el que Moisés obtuvo que Dios lo enviara al pueblo para su sustento.
Los hebreos lo llamaron maná, por la partícula man, que en nuestra lengua equivale a la pregunta ¿Qué es esto? Los hebreos se alegraron mucho con lo que les habían mandado del cielo. Usaron ese alimento cuarenta años, mientras estuvieron en el desierto.
7. Cuando se fueron de allí, se trasladaron a Rafidín, sufriendo sed en extremo. En los días anteriores habían obtenido agua en algunas pequeñas fuentes, pero ahora encontraron la tierra completamente seca y se encontraron en muy mala situación. Se volvieron de nuevo con su enojo contra Moisés, quien al principio eludió la furia de la multitud y luego oró a Dios, rogándole que si les había dado alimentos cuando lo necesitaban grandemente, les diera ahora agua, porque el favor de darles de comer no tenía valor si no tenían agua para beber.
Dios no tardó en darles el agua; prometió a Moisés que les conseguiría una fuente con abundancia de agua en un sitio donde no esperaban hallar ninguna. Le ordenó que golpeara con su vara la roca que veía a sus pies, y que recibiera de allí toda la que pedían; porque él se había ocupado de que el agua les llegara sin trabajo ni sufrimientos. Recibida la orden de Dios Moisés volvió al pueblo que lo esperaba, y todos confiaron en él porque lo vieron llegar apresuradamente de su eminencia. No bien llegó les dijo que Dios los libraría de sus actuales inconvenientes y les había acordado un inesperado favor; y les informó que de aquella roca brotaría para ellos un río. Sorprendidos ante estas palabras, creyeron que tendrían que partir la roca a pedazos, fatigados como estaban por la sed y el viaje.
Pero Moisés abrió un pasaje con sólo golpear la roca con su vara, y de ahí manó el agua, clara y abundante. Estupefactos ante aquel maravilloso resultado, sintieron satisfecha la sed, por así decirlo, con sólo ver el agua. Y bebieron el agua, que encontraron grata y dulce, como un verdadero presente de Dios. El pueblo sintió también admiración por la manera como Moisés era honrado por Dios; y agradecieron a Dios con sacrificios por su providencia hacia ellos. Esa Escritura que hay en el Templo nos informa de qué modo Dios anunció a Moisés que saldría el agua de la roca.
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Concuerda con ÉXODO:
CAPÍTULO 16
Israel murmura por la falta de pan y codicia las ollas de carne de Egipto Jehová hace llover pan del cielo y
envía codornices para darles carne - Se da el maná a Israel cada día, excepto el día de reposo, durante
cuarenta años.
CAPÍTULO 17
Israel murmura por la falta de agua - Moisés golpea una roca en Horeb
y brota agua - Aarón y Hur sostienen las manos de Moisés para que Josué prevalezca contra Amalec.
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(48): IDEM CITA (36)
CAPITULO II
Los amalecitas y las naciones vecinas hacen guerra a los hebreos y son derrotados, perdiendo gran parte de su ejército
1. El nombre de los hebreos ya había comenzado a ser conocido en todas partes, llegando hasta el extranjero los rumores de sus actividades. Lo cual hizo concebir no poco miedo a los habitantes de los países. Se enviaron embajadores, exhortándose recíprocamente a defenderse, y a empeñarse en destruir a aquellos hombres.
Los que indujeron a los demás a hacerlo fueron los que habitaban en Goboltis y Petra. Se llamaban los amalecitas, y eran la nación más guerrera de todas las que vivían en los alrededores. Sus reyes se exhortaron entre sí y también a los vecinos a hacer la guerra a los hebreos diciéndoles que un ejército de extranjeros que habían huído de la esclavitud en Egipto, aguardaba para exterminarlos; que ese ejército, por prudencia y por seguridad, no debía ser descuidado, sino aplastado antes deque se hiciera más fuerte y prosperara. Que había que anticiparse a iniciar las hostilidades, porque sería indolencia no hacerlo....
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(49): IDEM CITA (36)
CAPITULO III
Moisés recibe amablemente a su suegro Jetro, cuando va a visitarlo al monte Sinaí.
1. Cuando Ragüel, el suegro de Moisés, supo el próspero estado de sus asuntos, fué alegremente a su encuentro y dió una buena acogida a Moisés, a Séfora, su mujer, y a sus hijos Moisés se alegró sobremanera de su llegada. Después de ofrecer sacrificios hizo una fiesta para la multitud junto a la zarza que había visto anteriormente; todos participaron con sus familias. Aarón y su familia se reunieron con Ragüel y cantaron himnos a Dios, como autor y procurador de su liberación y su libertad. También elogiaron a su conductor, por cuya virtud les habían salido todas las cosas tan bien. Ragüel hizo grandes elogios a toda la multitud por el agradecimiento que testimoniaba a Moisés. Y admiró a Moisés por su fortaleza, y la humanidad que había demostrado en la salvación de sus amigos.
CAPITULO IV
Ragüel sugiere a Moisés que ordene al pueblo, nombrando Jefes y capitanes. Moisés acepta el consejo de su suegro
CAPITULO V
Moisés sube al monte Sinaí y recibe leyes de Dios, y las
entrega a los hebreos
1. Moisés reunió a la multitud y anunció que se iría al monte Sinaí, a conversar con Dios, y a recibir de él cierto oráculo que traería consigo. Les ordenó que plantaran sus tiendas cerca de la montaña, prefiriendo la habitación próxima a Dios, y no la lejana. Dicho esto ascendió al monte Sinaí, que es la montaña más alta de esa tierra, y no sólo es difícil de escalar para los hombres por su enorme altura, sino también por la escabrosidad de sus precipicios. No se puede mirarla sin sentir los ojos doloridos.
Además era terrible e inaccesible por el rumor de que Dios moraba en ella. Los hebreos levantaron sus tiendas, como Moisés les había ordenado, y tomaron posesión de la falda de la montaña, y aguardaron con el ánimo elevado a que Moisés volviera de su encuentro con Dios trayendo promesas de las buenas cosas que les había propuesto. Hicieron un banquete y aguardaron a su conductor, y se mantuvieron puros, entre otras cosas, en no juntarse con sus mujeres durante tres días, como les ordenara anteriormente. Y rogaron a Dios que recibiera favorablemente a Moisés en su conversación con él; y que les concediera dones con los cuales pudieran vivir bien. Hicieron también comidas más abundantes, y adornaron a sus mujeres e hijos con ropas más decentes que de costumbre.
2. Pasaron dos días en esas fiestas, pero el tercer día, antes de que saliera el sol, se tendió sobre todo el campamento de los hebreos una nube tal como nadie la había visto anteriormente y rodeó el sitio donde habían plantado las tiendas. Mientras todo el resto del aire estaba limpio, a ese sitio llegaron fuertes vientos que levantaron grandes chubascos, los que se transformaron en una poderosa tempestad. Había unos relámpagos terribles que espantaban la vista. Truenos y rayos caían, declarando que Dios estaba presente de manera benigna para aquellos con los que Moisés quería que fuera benigno.
Respecto a estos hechos, mis lectores pueden pensar lo que a cada cual le plazca. Yo tengo que contar esta historia, tal como figura en los libros sagrados. Ese espectáculo, y los sorprendentes ruidos que herían los oídos, perturbaron a los hebreos en sumo grado, porque no estaban acostumbrados a ellos. Luego el rumor extendido de que Dios habitaba habitualmente en aquella montaña, les impresionó grandemente, y se encerraron apesadumbrados en sus tiendas, suponiendo que Moisés sería destruido por la ira divina y esperando igual destrucción para ellos.
3. Estando dominados por esos temores, apareció Moisés jubiloso y muy exaltado. Cuando lo vieron perdieron el miedo y concibieron mayores esperanzas para lo futuro. También el aire, después de aparecer Moisés, se limpió de todo su desorden anterior.
Moisés congregó al pueblo para que oyera lo que Dios le dijera. Una vez reunidos, subió a una eminencia desde la cual pudieran oírlo, y dijo:
-Hebreos, Dios me recibió amablemente como lo había hecho antes. Y sugirió un método feliz de vida para vosotros y un orden de gobierno político, y está ahora presente en este campamento. Os encargo por eso, por él y por sus obras, y por lo que hemos hecho con su intermedio, que no déis poco valor a lo que voy a deciros, porque los mandamientos que ahora os entrego no son la palabra de un hombre; si consideráis la gran importancia de las cosas mismas, comprenderéis la grandeza de aquel que los instituyó, y que no desdeñó comunicármelos para nuestro común beneficio. Porque no debe suponerse que el autor de esas instituciones es simplemente Moisés, el hijo de Amram y Joquebed, sino de aquel que obligó al Nilo a llevar sangre por vosotros, el que domó la altivez de los egipcios con varias clases de sentencias, el que nos abrió un camino por el mar, el que ideó un medio para enviaros alimentos del cielo cuando nos afligía su falta, el que hizo salir agua de una roca, cuando era poca la que teníamos, el que hizo que Adán compartiera los frutos de la tierra y del mar, el que dió los medios para que Noé escapara al diluvio, el que hizo que nuestro antepasado Abram, peregrino nómada, se convirtiera en el heredero de Canaán, el que hizo que Isaac naciera de padres muy viejos, el que hizo que Jacob se viera adornado de doce hijos virtuosos, el que hizo que José fuera el poderoso señor de los egipcios. Es él quien os envía estas instrucciones, siendo yo su intérprete. Que sean venerables para vosotros. Sustentadlas con más firmeza que a vuestras mujeres e hijos. Porque si las seguís llevaréis una vida feliz, gozaréis de los frutos de la tierra, veréis tranquilo el mar y los frutos del vientre nacerán completos, como lo exige la naturaleza. Seréis, además, terribles para vuestros enemigos. He sido recibido ante Dios y he oído su voz incorruptible, porque es grande su preocupación por vuestra nación y su permanencia.
4. Dicho esto condujo a los hebreos, con sus mujeres e hijos, tan cerca de la montaña, que pudieron oír a Dios mismo que les hablaba sobre los preceptos que debían practicar, para que la energía de lo que debía decir no sufriera daño al ser pronunciada por la lengua de un hombre, que sólo podía ofrecerla a su comprensión de manera imperfecta. Todos oyeron una voz que les llegaba de arriba, de tal modo que no se les escapó ni una sola de las palabras, que Moisés escribió en dos tablas, y que no nos es permitido anotar directamente; pero vamos a declarar su importancia.
5. El primer mandamiento nos enseña que no hay más que un Dios, y que sólo a él debemos adorar. El segundo nos ordena no hacer ninguna imagen de animal para adorarla. El tercero, que no debemos jurar por Dios falsamente. El cuarto, que debemos guardar el séptimo día, descansando de toda clase de trabajo. El quinto que debemos honrar a nuestros padres. El sexto que debemos abstenernos de matar. El séptimo, que no debemos cometer adulterio. El octavo, que no debemos ser culpables de robo. El noveno, que no debemos prestar falso testimonio. El décimo, que no debemos cobijar deseos de lo que sea de otros.
6. La multitud se regocijó al oír a Dios mismo dar los preceptos de los cuales les había hablado Moisés, y la congregación se disolvió. Pero durante los días siguientes fueron a la tienda de Moisés pidiéndole que les trajera otras leyes de Dios. Moisés anotó esas leyes y luego les informó de qué manera debían desempeñarse en todos los casos. A estas leyes me referiré a su debido tiempo. Pero la mayoría la reservaré para otro libro, donde daré de ellas una clara explicación.
7. Al llegar las cosas a este punto, Moisés subió de nuevo al monte Sinaí, anunciándolo de antemano. Ascendió en presencia de todos; y como estuviera ausente mucho tiempo (porque permaneció allí cuarenta días), se apoderó el temor de los hebreos de que le hubiera ocurrido algún daño. No había nada tan triste y que tanto les perturbara, como la idea de que Moisés hubiera perecido. Hubo una variante en los sentimientos hacia él; algunos decían que había caído entre fieras, siendo de esta opinión en su mayoría los que estaban mal dispuestos hacia él; otros decían que había partido y se había ido con Dios; pero los más prudentes se dejaban guiar por la razón y no encontraban satisfacción en ninguna de estas opiniones, pensando que si sucedía a veces que los hombres cayeran entre las fieras y perecieran, también era posible que por su virtud hubiese partido y se hubiese ido con Dios. Permanecieron por lo tanto tranquilos a la espera de los acontecimientos. Pero les dolía mucho la suposición de que. hubiesen perdido a un gobernador y protector, que no podrían nunca recobrar; ni esta sospecha les daba autorización para esperar ningún hecho confortante sobre aquel hombre, ni podían reprimir su preocupación y melancolía. No obstante el campamento no se movió de su lugar, porque Moisés les había ordenado que permanecieran allí.
8. Cuando pasaron los cuarenta días, con otras tantas noches, Moisés regresó, no habiendo probado bocado de ninguna comida indicada habitualmente para la alimentación de los hombres. Su aparición llenó al ejército de alegría, y él les declaró los cuidados que Dios sentía por ellos, y con qué conducta de vida podrían vivir felices; les dijo que durante esos días de su ausencia le había sugerido que hiciera construir un tabernáculo para él, al que descendería cuando viniera a reunirse con ellos, y de qué modo "deberemos conducirlo con nosotros cuando nos vayamos de este sitio. Ya no habrá necesidad de subir al monte Sinaí, porque él vendrá a ocupar su tabernáculo y estará presente durante nuestras oraciones". También dijo que el tabernáculo debía ser de las medidas y de la construcción que le había indicado, y que había que poner manos a la obra y hacerlo con diligencia. Dicho esto les mostró las dos tablas, con los diez mandamientos grabados en ellas, cinco en cada tabla; la escritura era de la mano de Dios.
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Concuerda en La Biblia, con Éxodo:
CAPÍTULO 18
Jetro trae a la esposa e hijos de Moisés y ofrece sacrificios a Jehová - Moisés toma el asiento judicial y
oye todos los casos - Jetro aconseja a Moisés que enseñe la ley y que nombre jueces menores
y les delegue poder.
CAPÍTULO 19
Jehová hace convenio de hacer de Israel un tesoro especial, un reino de
sacerdotes y un pueblo santo – El pueblo se santifica - Jehová aparece en Sinaí en medio de fuego, humo
y temblores.
CAPÍTULO 20
Jehová revela los Diez Mandamientos - Israel debe testificar que Jehová ha hablado desde el cielo —
Se prohíbe a los hijos de Israel hacer dioses de plata o de oro – Deben hacer altares de piedras sin labrar y hacer sacrificios a Jehová.
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CAPÍTULO 21
Jehová revela Sus leyes concernientes a los siervos, al matrimonio, a la pena de muerte por diversas ofensas, al dar ojo por ojo y diente por diente, y a los daños causados por bueyes.
CAPÍTULO 22
Jehová revela sus leyes concernientes al hurto, a las destrucciones por
fuego, al cuidado de la propiedad de los demás, al préstamo, a los actos
lascivos, a los sacrificios a dioses falsos, al afligir a las viudas, a la usura, al injuriar a Dios y a laS leyes referentes al primogénito de hombres y de animales - Se manda a los hombres de Israel ser santos.
CAPÍTULO 22
Jehová revela sus leyes concernientes al hurto, a las destrucciones por fuego, al cuidado de la propiedad de
los demás, al préstamo, a los actos lascivos, a los sacrificios a dioses
CAPÍTULO 23
Jehová revela sus leyes concernientes a la integridad y a la conducta piadosa - La tierra descansará
durante el año sabático - Los hijos de Israel guardarán tres fiestas anuales - Un ángel que lleva el
nombre de Jehová los guiará – Se quitará la enfermedad - Se irá echando gradualmente a las naciones
de Canaán.
CAPÍTULO 24
Israel acepta la palabra de Jehová por convenio - Moisés rocía la sangre del convenio - Moisés, Aarón, Nadab, Abiú y setenta élderes de Israel ven a Dios - Jehová llama a Moisés al monte para recibir las tablas de piedra y los mandamientos.
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(50): IDEM CITA (36)
48. Después de estas palabras de Moisés, dichas al final de su vida, y cuando les predijo lo que a cada tribu ocurriría y añadió su bendición, la multitud se deshizo en lágrimas, y hasta las ,mujeres, golpeándose el pecho, expresaron la honda preocupación que les causaba su inminente muerte. Los niños también lloraron, tanto más intensamente cuanto que no podían contener su dolor, con lo que expresaban que aun a su edad apreciaban su virtud y sus grandes hazañas. Jóvenes y viejos parecían rivalizar en sus manifestaciones de dolor. Los viejos penaban porque se verían pri. vados de un gran protector, y se lamentaban por su situación futura. Los jóvenes penaban no solamente por eso, sino también porque se verían abandonados por él antes de haber gustado bastante de su virtud. Se puede adivinar el dolor y las lamentaciones de la multitud, por lo que le pasó al mismo legislador, aunque siempre estaba persuadido de que no debía abatirse al acercarse el momento de su muerte, ya que debía correrse esa suerte porque era la voluntad de Dios y la ley de la naturaleza, pero la actitud del pueblo lo agobió de tal modo que se echó a llorar.
Luego se dirigió al lugar donde debía desaparecer de su vista, seguido por toda la multitud que lloraba; Moisés hizo seña con la mano a los que estaban más alejados indicándoles que se detuvieran, mientras exhortaba a los que estaban cerca a que no hicieran tan lamentable su partida. Pensaron entonces que debían acordarle ese favor, dejándolo partir como él quisiera, y se contuvieron, aunque siguieron llorando entre sí. Lo acompañaron el senado, Eleazar el sumo sacerdote y Josué su comandante.
Cuando llegaron al monte llamado Abarim, (que es una montaña muy alta, situada frente a Jericó, ofreciendo al que estaba sobre ella una vista de la mayor parte de la excelente tierra de Canaán), despidió al senado; y cuando iba a abrazar a Eleazar y Josué, y mientras seguía conversando con ellos, de pronto se cirmo sobre él una nube y Moisés desapareció en un valle; aunque él escribió en los libros sagrados que murió, lo que hizo por temor de que se aventuraran a decir que por su extraordinaria
virtud se había ido con Dios.
49. Moisés vivió en total ciento veinte años, una tercera parte de los cuales, menos un mes, fué el gobernante del pueblo. Murió el último mes del año, llamado por los macedonios distro y por nosotros adar, el primer día del mes. Fué superior a todos los hombres en inteligencia, e hizo el mejor uso de lo que esa inteligencia le indicaba. Tenía una manera muy grata de hablar y dirigirse a la multitud, y en cuanto a sus otras cualidades, sabía dominar ampliamente sus pasiones, como si apenas las tuviera en su alma, y las conocía sólo de nombre y más bien por advertirlas en los demás que en sí mismo. Fué además un general de ejército de los que se ven pocos, y un profeta como no se conoció ningún otro, hasta el punto de que cualquier cosa que decía era la voz de Dios mismo la que hablaba.
El pueblo lo lloró treinta días. Jamás sufrieron los hebreos una pena tan honda como la que sintieron por la muerte de Moisés; no sólo lo querían aquellos que habían experimentado su conducción sino todos los que utilizaron las leyes que dejó y que le dió la extraordinaria virtud que poseía. Con lo cual considero que es bastante para expresar de qué modo se produjo la muerte de Moisés.
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Concuerdan estos textos de Flavio Josefo con los del: LEVÍTICO, NÚMEROS Y DEUTERONOMIO (Deuteronomio 34, muerte de Moisés)
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(51): Así es como se describe la famosa Tiro, fundada por Hiram en el siglo X a.C.; construida a unas millas de la costa, en mitad de mar, aprovechado unas rocas y sobre las que desarrolla una ciudadela que envuelve puertos, casas y fortalezas de un modo inexpugnable. Tanto, que realmente no lograron tomar Tiro ni los griegos de Alejandro; debiendo rendirlo por asedio para llegar a pactos.
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(52): Fue Sabatino Moscati, quien afirma que la conjunción de Canaaneos (marinos) unidos a los Pueblos del Mar, conformaron Fenicia. A mi juicio, hay otros factores que se unen para lograr esta civilización púnica. Uno de ellos, el componente egipcio (al ser Tiro y Sidón los puertos sustitutos de Biblos), tanto como unos rasgos unidos al Egeo (donde los fenicios asientan sus primeras colonias); teniendo una gran influencia cretochipriota. De tal manera podríamos decir que Fenicia se forma de la unión entre canaaneos costeros y Pueblos del Mar; tras heredar el mundo cretochipriota (con la caída de las civilizaciones micénicas y chipro-minóicas) y por a intercesión de Egipto, que toma como comerciantes y banqueros a los llegados a sus tierras desde Tiro y Sidón.
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(53): JUECES 13-16; la historia de Sansón:
Jueces 13-16 Reina-Valera:
Nacimiento de Sansón - 13
1 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en mano de los filisteos por cuarenta años. 2 Y había un hombre de Zora, de la tribu de Dan, el cual se llamaba Manoa; y su mujer era estéril, y nunca había tenido hijos. 3 A esta mujer apareció el ángel de Jehová, y le dijo: He aquí que tú eres estéril, y nunca has tenido hijos; pero concebirás y darás a luz un hijo. 4 Ahora, pues, no bebas vino ni sidra, ni comas cosa inmunda. 5 Pues he aquí que concebirás y darás a luz un hijo; y navaja no pasará sobre su cabeza, porque el niño será nazareo a Dios desde su nacimiento, y él comenzará a salvar a Israel de mano de los filisteos. 6 Y la mujer vino y se lo contó a su marido, diciendo: Un varón de Dios vino a mí, cuyo aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera; y no le pregunté de dónde ni quién era, ni tampoco él me dijo su nombre. 7 Y me dijo: He aquí que tú concebirás, y darás a luz un hijo; por tanto, ahora no bebas vino, ni sidra, ni comas cosa inmunda, porque este niño será nazareo a Dios desde su nacimiento hasta el día de su muerte. (...) 12 Entonces Manoa dijo: Cuando tus palabras se cumplan, ¿cómo debe ser la manera de vivir del niño, y qué debemos hacer con él? 13 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: La mujer se guardará de todas las cosas que yo le dije. 14 No tomará nada que proceda de la vid; no beberá vino ni sidra, y no comerá cosa inmunda; guardará todo lo que le mandé. 15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehová: Te ruego nos permitas detenerte, y te prepararemos un cabrito. 16 Y el ángel de Jehová respondió a Manoa: Aunque me detengas, no comeré de tu pan; mas si quieres hacer holocausto, ofrécelo a Jehová. Y no sabía Manoa que aquél fuese ángel de Jehová. (...) 21 Y el ángel de Jehová no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces conoció Manoa que era el ángel de Jehová. 22 Y dijo Manoa a su mujer: Ciertamente moriremos, porque a Dios hemos visto. 23 Y su mujer le respondió: Si Jehová nos quisiera matar, no aceptaría de nuestras manos el holocausto y la ofrenda, ni nos hubiera mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto. 24 Y la mujer dio a luz un hijo, y le puso por nombre Sansón. Y el niño creció, y Jehová lo bendijo. 25 Y el Espíritu de Jehová comenzó a manifestarse en él en los campamentos de Dan, entre Zora y Estaol.
Sansón y la mujer filistea de Timnat - 14
1 Descendió Sansón a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos. 2 Y subió, y lo declaró a su padre y a su madre, diciendo: Yo he visto en Timnat una mujer de las hijas de los filisteos; os ruego que me la toméis por mujer. 3 Y su padre y su madre le dijeron: ¿No hay mujer entre las hijas de tus hermanos, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Y Sansón respondió a su padre: Tómame ésta por mujer, porque ella me agrada. 4 Mas su padre y su madre no sabían que esto venía de Jehová, porque él buscaba ocasión contra los filisteos; pues en aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel. 5 Y Sansón descendió con su padre y con su madre a Timnat; y cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un león joven que venía rugiendo hacia él. 6 Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito, sin tener nada en su mano; y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho. 7 Descendió, pues, y habló a la mujer; y ella agradó a Sansón. 8 Y volviendo después de algunos días para tomarla, se apartó del camino para ver el cuerpo muerto del león; y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel. 9 Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndolo por el camino; y cuando alcanzó a su padre y a su madre, les dio también a ellos que comiesen; mas no les descubrió que había tomado aquella miel del cuerpo del león. 10 Vino, pues, su padre adonde estaba la mujer, y Sansón hizo allí banquete; porque así solían hacer los jóvenes. 11 Y aconteció que cuando ellos le vieron, tomaron treinta compañeros para que estuviesen con él. 12 Y Sansón les dijo: Yo os propondré ahora un enigma, y si en los siete días del banquete me lo declaráis y descifráis, yo os daré treinta vestidos de lino y treinta vestidos de fiesta. 13 Mas si no me lo podéis declarar, entonces vosotros me daréis a mí los treinta vestidos de lino y los vestidos de fiesta. Y ellos respondieron: Propón tu enigma, y lo oiremos. 14 Entonces les dijo: Del devorador salió comida, /// Y del fuerte salió dulzura. /// Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días. /// 15 Al séptimo día dijeron a la mujer de Sansón: Induce a tu marido a que nos declare este enigma, para que no te quememos a ti y a la casa de tu padre. ¿Nos habéis llamado aquí para despojarnos? 16 Y lloró la mujer de Sansón en presencia de él, y dijo: Solamente me aborreces, y no me amas, pues no me declaras el enigma que propusiste a los hijos de mi pueblo. Y él respondió: He aquí que ni a mi padre ni a mi madre lo he declarado, ¿y te lo había de declarar a ti? 17 Y ella lloró en presencia de él los siete días que ellos tuvieron banquete; mas al séptimo día él se lo declaró, porque le presionaba; y ella lo declaró a los hijos de su pueblo. 18 Al séptimo día, antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué cosa más dulce que la miel? /// ¿Y qué cosa más fuerte que el león? mi él les respondió: /// Si no araseis con mi novilla, /// Nunca hubierais descubierto mi enigma. 19 Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y descendió a Ascalón y mató a treinta hombres de ellos; y tomando sus despojos, dio las mudas de vestidos a los que habían explicado el enigma; y encendido en enojo se volvió a la casa de su padre. 20 Y la mujer de Sansón fue dada a su compañero, al cual él había tratado como su amigo.
Sansón y los filisteos - 15
1 Aconteció después de algún tiempo, que en los días de la siega del trigo Sansón visitó a su mujer con un cabrito, diciendo: Entraré a mi mujer en el aposento. Pero el padre de ella no lo dejó entrar. 2 Y dijo el padre de ella: Me persuadí de que la aborrecías, y la di a tu compañero. Más su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, pues, en su lugar. 3 Entonces le dijo Sansón: Sin culpa seré esta vez respecto de los filisteos, si mal les hiciere. 4 Fue Sansón y cazó trescientas zorras, y tomó teas, y juntó cola con cola, puso una tea entre cada dos colas. 5 Después, encendiendo las teas, soltó las zorras en los sembrados de los filisteos, y quemó las mieses amontonadas y en pie, viñas y olivares. 6 Dijeron los filisteos: ¿Quién hizo esto? Y les contestaron: Sansón, el yerno del timnateo, porque le quitó su mujer y la dio a su compañero. Y vinieron los filisteos y la quemaron a ella y a su padre. 7 Entonces Sansón les dijo: Ya que así habéis hecho, juro que me vengaré de vosotros, y después desistiré. 8 Y los hirió cadera y muslo con gran mortandad; y descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam. Sansón derrota a los filisteos en Lehi 9 Entonces los filisteos subieron y acamparon en Judá, y se extendieron por Lehi. 10 Y los varones de Judá les dijeron: ¿Por qué habéis subido contra nosotros? Y ellos respondieron: A prender a Sansón hemos subido, para hacerle como él nos ha hecho. 11 Y vinieron tres mil hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam, y dijeron a Sansón: ¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Por qué nos has hecho esto? Y él les respondió: Yo les he hecho como ellos me hicieron. 12 Ellos entonces le dijeron: Nosotros hemos venido para prenderte y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les respondió: Juradme que vosotros no me mataréis. 13 Y ellos le respondieron, diciendo: No; solamente te prenderemos, y te entregaremos en sus manos; mas no te mataremos. Entonces le ataron con dos cuerdas nuevas, y le hicieron venir de la peña. 14 Y así que vino hasta Lehi, los filisteos salieron gritando a su encuentro; pero el Espíritu de Jehová vino sobre él, y las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado con fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos. 15 Y hallando una quijada de asno fresca aún, extendió la mano y la tomó, y mató con ella a mil hombres. 16 Entonces Sansón dijo: Con la quijada de un asno, un montón, dos montones; /// Con la quijada de un asno maté a mil hombres. 17 Y acabando de hablar, arrojó de su mano la quijada, y llamó a aquel lugar Ramat-lehi.[a] 18 Y teniendo gran sed, clamó luego a Jehová, y dijo: Tú has dado esta grande salvación por mano de tu siervo; ¿y moriré yo ahora de sed, y caeré en mano de los incircuncisos? 19 Entonces abrió Dios la cuenca que hay en Lehi; y salió de allí agua, y él bebió, y recobró su espíritu, y se reanimó. Por esto llamó el nombre de aquel lugar, En-hacore,[b] el cual está en Lehi, hasta hoy. 20 Y juzgó a Israel en los días de los filisteos veinte años.
Sansón en Gaza (Sansón y Dalila)- 16
1 Fue Sansón a Gaza, y vio allí a una mujer ramera, y se llegó a ella. 2 Y fue dicho a los de Gaza: Sansón ha venido acá. Y lo rodearon, y acecharon toda aquella noche a la puerta de la ciudad; y estuvieron callados toda aquella noche, diciendo: Hasta la luz de la mañana; entonces lo mataremos. 3 Mas Sansón durmió hasta la medianoche; y a la medianoche se levantó, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos pilares y su cerrojo, se las echó al hombro, y se fue y las subió a la cumbre del monte que está delante de Hebrón.
Sansón y Dalila
4 Después de esto aconteció que se enamoró de una mujer en el valle de Sorec, la cual se llamaba Dalila. 5 Y vinieron a ella los príncipes de los filisteos, y le dijeron: Engáñale e infórmate en qué consiste su gran fuerza, y cómo lo podríamos vencer, para que lo atemos y lo dominemos; y cada uno de nosotros te dará mil cien siclos de plata. 6 Y Dalila dijo a Sansón: Yo te ruego que me declares en qué consiste tu gran fuerza, y cómo podrás ser atado para ser dominado. 7 Y le respondió Sansón: Si me ataren con siete mimbres verdes que aún no estén enjutos, entonces me debilitaré y seré como cualquiera de los hombres. 8 Y los príncipes de los filisteos le trajeron siete mimbres verdes que aún no estaban enjutos, y ella le ató con ellos. 9 Y ella tenía hombres en acecho en el aposento. Entonces ella le dijo: !!Sansón, los filisteos contra ti! Y él rompió los mimbres, como se rompe una cuerda de estopa cuando toca el fuego; y no se supo el secreto de su fuerza. 10 Entonces Dalila dijo a Sansón: He aquí tú me has engañado, y me has dicho mentiras; descúbreme, pues, ahora, te ruego, cómo podrás ser atado. 11 Y él le dijo: Si me ataren fuertemente con cuerdas nuevas que no se hayan usado, yo me debilitaré, y seré como cualquiera de los hombres. 12 Y Dalila tomó cuerdas nuevas, y le ató con ellas, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y los espías estaban en el aposento. Mas él las rompió de sus brazos como un hilo. 13 Y Dalila dijo a Sansón: Hasta ahora me engañas, y tratas conmigo con mentiras. Descúbreme, pues, ahora, cómo podrás ser atado. El entonces le dijo: Si tejieres siete guedejas de mi cabeza con la tela y las asegurares con la estaca. 14 Y ella las aseguró con la estaca, y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Mas despertando él de su sueño, arrancó la estaca del telar con la tela. 15 Y ella le dijo: ¿Cómo dices: Yo te amo, cuando tu corazón no está conmigo? Ya me has engañado tres veces, y no me has descubierto aún en qué consiste tu gran fuerza. 16 Y aconteció que, presionándole ella cada día con sus palabras e importunándole, su alma fue reducida a mortal angustia. 17 Le descubrió, pues, todo su corazón, y le dijo: Nunca a mi cabeza llegó navaja; porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si fuere rapado, mi fuerza se apartará de mí, y me debilitaré y seré como todos los hombres. 18 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero. 19 Y ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas, y llamó a un hombre, quien le rapó las siete guedejas de su cabeza; y ella comenzó a afligirlo, pues su fuerza se apartó de él. 20 Y le dijo: !!Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él. 21 Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel. 22 Y el cabello de su cabeza comenzó a crecer, después que fue rapado.
Muerte de Sansón
23 Entonces los principales de los filisteos se juntaron para ofrecer sacrificio a Dagón su dios y para alegrarse; y dijeron: Nuestro dios entregó en nuestras manos a Sansón nuestro enemigo. 24 Y viéndolo el pueblo, alabaron a su dios, diciendo: Nuestro dios entregó en nuestras manos a nuestro enemigo, y al destruidor de nuestra tierra, el cual había dado muerte a muchos de nosotros. 25 Y aconteció que cuando sintieron alegría en su corazón, dijeron: Llamad a Sansón, para que nos divierta. Y llamaron a Sansón de la cárcel, y sirvió de juguete delante de ellos; y lo pusieron entre las columnas. 26 Entonces Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: Acércame, y hazme palpar las columnas sobre las que descansa la casa, para que me apoye sobre ellas. 27 Y la casa estaba llena de hombres y mujeres, y todos los principales de los filisteos estaban allí; y en el piso alto había como tres mil hombres y mujeres, que estaban mirando el escarnio de Sansón. 28 Entonces clamó Sansón a Jehová, y dijo: Señor Jehová, acuérdate ahora de mí, y fortaléceme, te ruego, solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos. 29 Asió luego Sansón las dos columnas de en medio, sobre las que descansaba la casa, y echó todo su peso sobre ellas, su mano derecha sobre una y su mano izquierda sobre la otra. 30 Y dijo Sansón: Muera yo con los filisteos. Entonces se inclinó con toda su fuerza, y cayó la casa sobre los principales, y sobre todo el pueblo que estaba en ella. Y los que mató al morir fueron muchos más que los que había matado durante su vida. 31 Y descendieron sus hermanos y toda la casa de su padre, y le tomaron, y le llevaron, y le sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. Y él juzgó a Israel veinte años.
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(54): Muchos son los ritos y mitos acerca del pelo masculino y la fuerza o el poder del guerrero. Entre ellos, destaca la costumbre de la casta “Sic” en la India, que al ser la guerrera prohíbe cortarse el pelo a sus hombres; quienes desde niños lo llevan en un moño sobre la cabeza y al pasar a adultos o esconderán bajo un turbante. Los mitos acerca de esta fuerza escondida en el cabello son interminables, y existían costumbres tales como la tonsura. En algunas ocasiones obligada para los iniciados en la guerra, aunque en otras el hecho de ser tonsurado significaba que debían dejar el trono o los títulos. Así le sucedió al rey godo Wamba, quien tras emborracharse fue tonsurado por quienes le dieron el alcohol y tuvo que dejar de reinar, para ingresar en un convento como monje (donde terminaría sus días). Una historia real y sucedida en la Hispania de hace mil trescientos años, que mucho nos recuerda a la de Sansón. Tan extraña como real y que termina concediendo la santidad al rey godo Wamba, venerado como San Bamba desde la Edad Media.
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(55): sss nos
POR LA IMPORTANCIA DE CUANTO EXPONEMOS EN ESTE ARTÍCULO MENCIONADO, A CONTINUACIÓN ICLUYO ALGUNOS DE SUS PÁRRAFOS:
3) PELASGOS, DANAOS Y TROYANOS (Peleset, Danuna y Tjeser). Los Pueblos del Mar asentados en Canaán.
Hemos de considerar a los mencionados filisteos, danuna y tjeser establecidos a comienzos del siglo XII a.C. junto a los judíos, como los herederos de las principales civilizaciones marineras que gobernaron el Egeo durante parte del II milenio a.C. -llamados comúnmente micenios (minoico-micenios)-. Culturas que sabemos, fueron destruidas al menos en dos ocasiones: Primero durante la "caida" del imperio Minoico (propiamente) con la explosión del volcán Tera-Santorino, que asoló la zona en el siglo XVII a.C. y posteriormente con la invasión doria, que acaba con Micenas unos quinientos años después. Sobre el cataclismo del Tera, que se fecha comunmente en el XVII a.C. (aunque otros investigadores lo datan un siglo más tarde) se corresponde con la etapa que cierra el periodo cretochipriota denominado Protopalacial y que había comenzado en el siglo XXI a.C.. Época del verdadero reino de Minos que termina con la erupción del mencionado volcán que hizo nacer la actual isla de Santorini hacia el 1650 a.C. a la que siguió un siglo de rehabilitaciones denominado Neopalacial, llegando finalmente en el XV a.C. el dominio de Micenas sobre Creta. Civilización que se mantuvo como dueña del Egeo hasta la aparición del Hierro (o hasta Troya, que se fecha en el 1212 a.C.).
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Momento este en el que se vuelven a destruir las culturas herederas de las minoicas, cuando las invaden y asolan los dorios. Obligando por entonces a los micenios supervivientes a huir de sus tierras; migraciones y gentes a las que el historiador francés Emmanuel Rougé etiquetó hace unos ciento cincuenta años, como los "Pueblos del Mar". Así los textos egipcios, los de Ugarit o La Biblia, recuerdan como marineros errantes y sin hogar, vagaron desde el siglo XIII al XI a.C., luchando y buscando un lugar donde asentarse. Pudiendo considerarse al llamado Filisteo como el principal de aquellos y que tras su huida de la expansión del hierro desde las zonas griegas, logra establecerse junto a los Danuna y Tejeser, en la zona costera de Canaán. Siendo los denominados "Peleset" originarios principalmente de la Kaftor minoica (Creta) y con los que en los decenios siguientes sus vecinos judíos tuvieron que resolver varios conflictos culturales y fronterizos. Hasta que finalmente, los filisteos fueron en su mayor parte vencidos y asimilados entre los semitas que habitaban Canaán. Tanto que se afirma, hacia el 1050 a.C., ya estaban mezclados con los israelitas y tenían religion y ritos en común; algo que igualmente hubo de suceder con los Tjeser y sobre todo con los Danuna, que se tienen por la Tribu de Dan.
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Sea como fuere, el contacto entre estos pueblos filisteos (egeos o micénicos) y los israelitas -incluso con el pueblo de Abraham-, parece que era ancestral. Así la Biblia cita claramente pactos entre ese patriarca de los judíos y el rey de los "philisteos" al que denomina Abimeleq. Del mismo modo que menciona iguales alianzas habidas entre el hijo de Abraham (Isaac) y el descendiente de Abimeleq -al que da un mismo nombre que su padre-. Hechos estos que se recogen en el Génesis (XX y XXVI) y que determinan claramente que entre los judíos y aquellas gentes que consideramos eran los egeos de Creta (pelasgos minóicos) había una estrecha unión. Tanta que se dice claramente en el Antiguo Testamento que Abraham y su hijo Isaac habitaron en los dominios de aquellos reyes Abimeleq. Un territorio llamado Gerar y que les fue cedido por el rey de los filisteos, con los que pactaron y se mantuvieron en paz. Área que consideramos eran tierras dominadas o gobernadas por los minóicos o los cretochipriotas entre los siglos XVIII al XVI a.C. (cuando podemos situar la existencia legendaria e histórica de los mencionados patriarcas Abraham e Isaác).
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Indicando todo ello el estrecho lazo existente entre el pueblo de Israel y el cretochipriota del II milenio a.C.; el filisteo, cuyo comercio se centraba en la venta de metales a Egipto; por lo que obligadamente hemos de suponer que unos y otros tenían asentamientos en la zona central de Oriente Medio. Puertos desde donde cargar y descargar los minoicos sus mercancías, para lo que necesariamente habrían de pactar con los pueblos mercaderes y que vivían en este área. Gentes dedicados a las caravanas y al pastoreo, cuya riqueza procedia en gran parte del comercio y de organizar viajes para intermediar entre Mesopotamia y Oriente Medio (Creta, Egipto y Babilonia). Siendo históricamente comprensibles y plausibles los hechos que nos narra el Antiguo Testamento, al exponer que Abraham e Isaac se establecieron en tierras de los filisteos, donde pactaron para vivir con ellos, gracias a lo que logran un gran progreso. Todo lo que con seguridad se refiere a un comercio común establecido desde los siglos XVIII al XVI a.C. entre los minoicos y las tribus canaanitas más avanzadas, procedentes de Mesopotamia (los pueblos llamados abrahámicos).
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4)- DE LOS DANAOS Y LA TRIBU DE DAN; DE LOS FILISTEOS Y GOLIAT (los descendientes de Micenas afincados en Canaán y su aportación a la apertura de rutas comerciales hacia Tartessos).
Por cuanto decimos, creemos que podría identificarse perfectamente este Abilemec con antiquísimos monarcas micénios, cuyos más arcaicos representantes comunmente se recuerdan con el nombre de Melisos o Meliseos. Por considerar el mito minóico que el comienzo de la civilización se produjo gracias a un gobernante que enseñó la apicultura y de allí, que los primeros reyes legendarios (de Creta) tuvieran un nombre relacionado con las abejas o la miel. Siendo así, identificamos el Abimelec bíblico con el Abas-Meliseo de Creta, el monarca más antiguo de aquella isla y padre de la civilización minoica. Algo que confirmaría el pleno contacto de los israelitas con los micénios desde tiempos inmemoriales y que explicaría por qué encontraron refugio en sus tierras. Por su parte y sobre estos llegados desde el Egeo y asentados entre los judíos hacia el 1180 a.C.; sabemos a través de los restos hallados en los yacimientos, que eran de origen micénico. Ya que las cerámicas y los objetos que aparecen en tierras de los mencionados Filisteos -de los Dan (danaos) y otras gentes huidas hasta las costas de Israel en el siglo XII a.C.- son claramente micénicas (cretochipriotas o anatólicas).
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Ello concuerda con lo que mencionan Las Sagradas Escrituras hablando Jeremías de que los filisteos eran "un resto de los de Kaftor". Por su parte, el Génesis narra que los filisteos y los kaftoritas descendían de Kasluhies, cuyo padre era Egipto -Misraim- . Habiendo de entenderse esta Kasluhies fuera la misma Chipre, o bien Biblos ("hijas" de el Nilo). Sobre todo ello, Sandars especifica que "el nombre de Kaptara (Caftor), tras la segunda mitad del II milenio a.C. se amplia al Egeo y no solo a Creta". Comentando el mismo autor acerca de aquellos pueblos asentados junto a los israelitas y en la cuenca de Canaan en estos siglos, que eran incircuncisos y de religión cercana a la canaanea; añadiendo que "lo poco colegirse de su lengua parece apuntar hacia Anatolia", tanto como sus señores eran llamados en idioma protoindoeuropeo "Seren" . Esta última apreciación de Sandars es de gran importancia, puesto que tal como nos indica, eran gentes de idioma y costumbres protoindoeuropeas, iguales a las Egeas del II milenio y por lo tanto muy cercanas a las micenias. Habiendo de considerar que micenios y canaaneos (concretamente israelitas) tenían muchas coincidencias culturales y religiosas -en común-.
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Todo lo que unido a las cerámicas de tipología cretense y chipriota halladas en los asentamientos de los filisteos, danaos y Pueblos del Mar afincados en la costa de Israel, explica claramente que se trata de gentes huidas desde el Egeo -Creta y Chipre-. Algo que atestiguan las piezas de barro filisteas, que estudió Furumark; profesor que las relaciona claramente con la tipología "micénica III, CIb" (13) . De un modo igual a como lo hace Muhly, que considera toda la cerámica de estos pueblos aparecidos en las costas junto a Israel en el siglo XII a.C., una simple variante de la de Micenas. Por su parte y en lo que se refiere a las influencias y gentes venidas desde el cercano Chipre (isla que compartió la civilización de Creta), Sandars se expresa del siguiente modo: "Chipre desempeñó una función fundamental en estos tiempos violentos y confusos. Entre el 1200 y el 1050 a.C. disminuyó la población, se abandonaron los antiguos asentamientos (...) al final solo quedaron un puñado de pueblos que disfrutaban de una civilización material cuyos orígenes al tan nombrado Mundo de la Edad de Bronce Cretense, de Grecia continental, de Siria y Palestina; y de su propio trasfondo chipriota" . Para terminar el mismo autor concluyendo que "Chipre es el presente entre el mundo micénico, Egipto y Palestina" .
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Acerca de las historias o leyendas que quedaron sobre esos micénios (Pueblos del Mar) afincados entre los israelitas, destacan dos muy llamativas. Primero la de Goliat, el héroe homónimo de los filisteos de la ciudad de Galhát. En segundo lugar las referencias a la tribu de Dan, que se sabe o supone originada por los Danaos (de la que trataremos después). Acerca de la preciosa narración de Goliat, hemos de decir que el nombre de este jefe o héroe filisteo es el mismo que el de la tierra donde se asentaron aquellos (Galhat), denominación que hoy ha terminado pronuciándose como Gaza. Siendo muy llamativo que aquella voz en hebreo "GAHLT" se traduce por: "los errantes", "los que peregrinan"; dando a entender que estos "galhat" afincados en las costas de la actual palestina (philistaina) tenían para los israelitas una procedencia y denominación igual a la que les daban en el Nilo (egipcios que denominaban "marineros errantes" a esosque hoy llamamos Pueblos del Mar).
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Por su parte, sobre el gigante Goliat nos cuenta Samuel como aquel habitaba la ciudad de Gat (del mismo nombre al suyo -que sabemos era la de "los errantes"-). Guerrero de enorme fuerza se enfrentó contra el pequeño David, quien pese a su teórica inferioridad le mató con un golpe de honda. Todo lo que comprende y relata de manera figurada la enorme armada y ejércitos que tendrían estos Pueblos del Mar asentados en la franja costera de Israel, a los que los judíos consiguen vencer, probablemente gracias al nuevo armamento de hierro -y las recientes técnicas militares de fines del II milenio a.C.; lo que se quizás se sublima en la honda- . Por su parte, sabemos que los filisteos se gobernaron en forma de ligas (típicamente egea) y en una pentarquía de alianzas promovidas por las cinco ciudades en las que estaban asentados (Asdod, Ascalón, Ecrón, Gaza y Gat; siendo estas dos úlimas las homónimas del gigante Goliat). Aunque aquellas pronto debieron de pactar con las de Israel e incluso asimilarse o incorporarse al territorio judío (que es quizás lo que seguramente narra esta victoria de David).
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Sobre los filisteos, tambien La Biblia menciona otras bellas historias, entre las que destaca la de Sansón. Esta vez un gigante israelita que se enamora de la preciosa filistea a la que descubre el secreto de su fortaleza (que residía en el cabello). Explicando probablemente la narración de Sansón de manera simbólica, como en aquel tiempo una de las formas de integrar a los Pueblos del Mar afincados en la costa e incorporarlos a los judíos, fue la de mezclarse con ellos -o casarse con sus mujeres-. Hecho que motivó seguramente que unos dos siglos después del asentamiendo de los filisteos o de los Danaos en la franja Gaza, ya estuvieran asimilados prácticamente con sus vecinos de Israel.
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Por su parte, el otro importante Pueblo del Mar que fue a parar a las costas cercanas a Judá ya dijimos que era el Danao (que identificamos con los aqueos, denominados en Grecia danaos). Sobre aquellos, se considera que finalmente fueron a vivir a las cercanías del Monte del Golán, territorios que hasta entonces eran fenicios. Allí los danaos se convirtieron en uno de los pueblos de Israel (la Tribu de Dan). Siendo su tierra -Tel Dan- finalmente anexionada por los arameos, a comienzos del siglo IX a.C.. Igualmente se refieren Las Sagradas a los Dan en tiempos de Abraham, lo que a mi modo de ver habríamos de identificar no con la mencionada venida de los aqueos al Golán, sinó con la visita de los pueblos hebreos en épocas arcaicas a zonas del Egeo (es decir a las cercanías de Troya).
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Estos pueblos huidos de Micenas, tanto como la relación entre los judíos y los reyes fenicios (junto a otros hechos) motivaron la estrecha relación entre la Tarshish bíblica (Tartessos) e Israel. Ciudad o territorio allende los mares que se cita en La Biblia más de treinta veces. Pese a ser común la identificación de aquella con la civilización turdetana, hay quienes aún afirman que las naves de Tarshis se tomaban desde el Mar Rojo, teoría que desea situar esa ciudad lejos de la ibérica y en las proximidades el Golfo Arábigo. Aunque en las referencias bíblicas se manifiesta que aquellos barcos de Tarshish salían desde puertos de Gaza -o del litoral mediterráneo israelita-; tanto como se llegaba hasta Tarshish por mediación de los reyes y rutas de Tiro y Sidón (ciudades que como todos sabemos se hallaban en Oriente Medio).
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RESUMEN DE NUESTRO ARTÍCULO:
LOS HEREDEROS DE MICENAS, su establecimiento en Israel y su relación con Tartessos.
Para leerlo pulsar el siguiente enlace:
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(56): Hesiodo, Teog 188-200 // Apolodor I, 13 (nacimiento de Afrodita)
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(57): "Odisea" VI a VII ; XII 388-493 // XIII 1, 187 // XIV 245 y ss // XVIII y XIX
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(58): SOBRE TAMMUZ, recomendamos leer el artículo de Robert Graves en LOS MITOS GRIEGOS (RBA Barcelona 2005): 18, 6-7
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(59): Hesiodo. Teog. 333 /// Apold. Rod. Argo IV
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(60): SOBRE OSIRIS DE BIBLOS Y ADONIS, RECOMENDAMOS LEER
EL CAPÍTULO 13 del libro II (final) : “OSIRIS”
LA RAMA DORADA” de Sir James George Frazer
(México, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA 1944)
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(61): ACERCA DE ESTE TEMA, RECOMENDAMOS LEER EL LIBRO DE
Antonio Piñero “AÑO I” (ed. Laberinto, Madrid 2008).
Capítulo XI, “Las religiones mistéricas”
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(62a): “Jan Assmann y Moisés el egipcio. La memoria de Egipto en el monoteísmo occidental”. Cambridge, Harvard University Press, 1997
VER EPÍGRAFE 6-b) El Moisés de Assmann Y CITAS DESDE LA (19) A LA (26)
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(62b): Acerca del monoteismo de Atón y la existencia de un solo dios en Egipto, nos dice Mircea Eliade:
Para mejor valorar la importancia de estas síntesis teológicas, volvamos por un momento a considerar el «monoteísmo atoniano». Hay que precisar ante todo que la expresión empleada por Afehenatón en su himno —«el Dios único, aparte del cual ninguno otro existe»— había sido ya aplicada mil años antes de la reforma de Amarna a Amón, a Ra, a Atum y a otros dioses. Aparte de esto, como observa John Wilson, había al menos dos dioses, pues el mismo Afehenatón era adorado como otra divinidad.
Las plegarias de los fieles (es decir, del grupo restringido de funcionarios y dignatarios de la corte) iban dirigidas no a Atón, sino directamente a Afehenatón. En su admirable himno, el faraón afirma que Atón es su dios personal:
«Tú estás en mi corazón y nadie te conoce como no sea tu hijo (es decir, Afehenatón), al que tú has iniciado en tus planes y en tu poder».
Esto explicaría la desaparición casi instantánea del «atonismo» a la muerte de Afehenatón. En resumidas cuentas, se trataba de una religiosidad exclusiva de la familia real y de los cortesanos.
A todo lo dicho hemos de añadir que Atón era conocido y adorado mucho tiempo antes de la reforma de Amarna. En el Libro de lo que hay en el más allá se aplica a Ra el apelativo de «Señor del disco (Atón)»”.
Los teólogos del Imperio Nuevo insisten en el carácter complementario de los dioses opuestos o incluso antagónicos. En la Letanía de Ra se llama al dios solar «el Uno conjunto»”
HISTORIA DE LAS CREENCIAS RELIGIOSAS, cap. 32 // PAGS 152 Y 153
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(64): La ley en el Antiguo Israel Luis VEGAS MONTANER
Ilu. Revista de Ciencias de las Religiones Anejos (ISBN: 84-95215-76-4)
2004, XI, pp. 119-141
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(65): IDEM cita anterior. Luis Vegas Montaner SIC:
-La ley del talión (Ex 21,23-25; Lev 24,17-20; Dt 19,21 y C. Hammurabi 196.197.200)
- pena de muerte infligida al autor de un rapto (Ex 21,16 y C. Hammurabi 14)
- indemnización equivalente prevista cuando un pastor deja pacer su ganado en el campo de otro sin el acuerdo del propietario (Ex 22,4 y C. Hammurabi 57)
- liberación del esclavo tras varios años (Ex 21,2 y Dt 15,12: tras seis años; C. Hammurabi 117: al cabo de tres años)
- responsabilidad civil del agresor (Ex 21,18-19, C. Hammurabi 206 y Leyes hititas 16);
- restitución de un bien prestado, incluso si éste ha sido robado (Ex 22,6-8 y C. Hammurabi 125)
- aborto ocasionado por golpes (Ex 21,22-23, C. Hammurabi 209-210, Leyes mesoasirias 21.50 y Leyes hititas 17);
- magia (Ex 22,17; Lev 20,27, etc., y Leyes mesoasirias 47);
- daños causados por el ganado (Ex 21,28-32, C. Bilalama 54 y C. Hammurabi 250-252);
- juicio de Dios u ordalía (Nm 5,11 ss. y Leyes mesoasirias 17.22.24; cf. C. Ur-Nammu 1).
Sobre otros pasajes legales bíblicos que ofrecen semejanzas con el código de Hammurabi podemos citar:
- falso testimonio (Dt 19,16-19 y C. Hammurabi 3-4);
- condena a muerte de la mujer adúltera y de su cómplice (Lv 20,10; Dt 22,22 y C. Hammurabi 129)"
Pag 138, La ley en el Antiguo Israel; Luis VEGAS MONTANER; Ilu. Revista de Ciencias de las Religiones Anejos (ISBN: 84-95215-76-4) 2004, XI, pp. 119-141
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(66): IDEM CITA ANTERIOR:
Por otra parte, las costumbres de época patriarcal muestran claras concomitancias con la legislación hurrita de Nuzi, lo cual no resulta extraño si consideramos la estancia patriarcal en Harán, uno de los centros hurritas más importantes. Citemos algunos ejemplos: - adopción como heredero de un extraño cuando alguien no puede tener hijos propios como herederos, cf. Gn 15,2-3 (la institución de la adopción no aparece en la ley mosaica); si posteriormente le nace un hijo propio, éste pasa a ser el heredero principal (cf. Gn 15,4), recibiendo doble porción de herencia; - concubinato, mediante el cual la esposa sin hijos debía procurar a su marido una esclava que le diera descendencia (cf. igualmente Código de Hammurabi 145-146), cf. el caso de Sarai en Gn 16,1ss y el de Raquel en Gn 30,3; - mayor protección y posición superior de una esposa si tenía el status jurídico de hermana, cf. Gn 12,10-20; 20,1-18; 26,6-16; - venta por parte de un hijo de su derecho de primogenitura (cf. Gn 25,31-34) o modificación del mismo por el padre (cf. Gn 48,13-20; 49,3s); - validez legal del testamento oral del padre en el lecho de muerte, cf. Gn 27,2; - regalo de una sierva a la novia, cf. Gn 29,24.29; - la posesión de los ídolos domésticos significaba la participación en la herencia paterna, cf. Gn 31,19."
Pag 138-139, La ley en el Antiguo Israel; Luis VEGAS MONTANER.
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(67): Pag 139 y 140, La ley en el Antiguo Israel; Luis VEGAS MONTANER.
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(68): Un conocido Himno a Atón de época de Amarna tiene un gran parecido con el salmo 104 del Antiguo Testamento, cuando en uno de sus capítulos dice: "Todos los rebaños pacen en sus pastos; los árboles y las hierbas florecen, los pájaros echan a volar de sus nidos, sus alas saludan a tu ka. Todo rebaño brinca sobre sus patas. Todo lo que vuela y se posa, vive cuando amaneces para ellos".
Comparemos el cántico anterior con el referido Salmo 104: "Todas las bestias del campo beben de ellos, y los asnos salvajes mitigan su sed. Junto a ellos las aves del aire hacen sus nidos, y cantan entre las ramas. Desde tu morada en las alturas riegas los montes; del fruto de tus obras se sacia la tierra. Haces brotar hierba para los rebaños, y plantas para el uso de la humanidad".
Ello hace pensar que una parte de los versículos y normas mosáicos pudieron estar inspirados en los de Amenofis IV.
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(69): CONJURO CXXV LIBRO DE LOS MUERTOS:
Es así que yo traigo en mi Corazón la Verdad y la Justicia,
porque he sacado de él todo el Mal…
Yo no he hecho mal a los hombres.
Yo no empleé la violencia con mis parientes.
Yo no reemplacé por la Injusticia a la Justicia.
Yo no frecuenté a los malos.
Yo no cometí crímenes.
Yo no hice trabajar para mi beneficio con exceso.
Yo no intrigué por ambición.
Yo no di malos tratos a mis servidores.
Yo no blasfemé de los dioses.
Yo no privé al pobre de su alimento.
No cometí actos execrados por los dioses.
Yo no permití que un amo maltratase a su sirviente.
Yo no hice sufrir a otro.
Yo no provoqué el hambre.
No hice llorar a los hombres, mis semejantes.
Yo no maté ni ordené matar.
Yo no provoqué enfermedades entre los hombres.
Yo no sustraje las ofrendas de los templos.
Yo no robé panes de los dioses.
Yo no me apoderé de las ofrendas destinadas a los Espíritus santificados.
Yo no cometí acciones vergonzosas en el recinto sagrado de los templos.
Yo no disminuí la porción de las ofrendas.
Yo no traté de aumentar mis dominios Utilizando medios ilícitos ni usurpando los campos de otros.
Yo no manipulé los pesos de la balanza ni su astil (medida).
Yo no quité la leche de la boca del niño.
Yo no me apoderé del ganado en los campos.
Yo no tomé con el lazo las aves que estaban destinadas a los dioses.
Yo no pesqué peces con peces muertos.
Yo no puse obstáculos en las aguas cuando debían correr.
Yo no apagué el fuego en el momento que debía arder.
Yo no violé las reglas de las ofrendas de carne.
Yo no me apoderé del ganado que pertenecía a los templos de los dioses.
Yo no impedía a un dios que se manifestase.
Yo ¡soy Puro! ¡Soy puro! ¡Soy puro! ¡Soy Puro!”
LIBRO DE LOS MUERTOS, CONJURO 125; traducción Wallis Budge, notas A.Laurent.
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(70): EN DIFERENTES ARTÍCULOS NUESTROS HEMOS DEMOSTRADO EL SENTIDO APOTROPAICO Y DE PROTECCIÓN QUE TENÍA EL PECTORAL (real o del clérigo) EN CULTURAS COMO LA EGIPCIA. SU ORIGEN, A MI ENTENDER, PROCEDE DEL CARDIOFILAX O PETO CON EL QUE SE GUARECÍAN LOS GUERREROS (protegiendo sus armaduras con un trozo de metal en el pecho). ACERCA DEL ENORE SIGNIFICADO DEL PECTORAL DE AARÓN Y SU APARICIÓN EN TIERRAS DEL OCCIDENTE REMOTO (COMO TARTESSOS) HEMOS TRATADO REPETIDAMENTE.
Recojo a continuación la descripción del pectoral que contiene El Éxodo:
Éxodo, XVIII, 15 y ss.: “Harás el pectoral del juicio, trabajado artísticamente; como la obra del efod lo harás: De oro, púrpura y violeta (...). Será cuadrado, doble de un palmo de longitud y otro de anchura. Lo rellenarás con una guarnición de pedrería y con cuatro filas de piedras. En la primera fila: Una cornalina un topacio y una esmeralda. En la segunda: Un rubí un zafiro y un jaspe. En la tercera: Un ópalo, un ágata y un amatista. En la última: Un crisólito un "soham" (berilo) y un ónice. Al colocarlas irán engastadas en oro; las piedras corresponderán a los nombres de los hijos de Israel, estarán grabadas como sellos y con su nombre y arreglo a las doce tribus. Fabricarás también sobre el pectoral, cadenetas de oro puro, trenzadas a manera de cordón. También harás sobre el pectoral dos anillos-sellos de oro, poniédolos en los extremos de
este. Meterás los dos cordones de oro por los dos anillos, ponìendolos a los extremos del pectoral; ligarás los cabos de los dos cordones a los dos broches y fíjalos así a las hombreras de efod, por su parte delantera. Harás después dos anillos de oro que pondrás en los extremos inferiores del pectoral, sobre el borde interior que mira hacia efod (...). El pectoral se unirá por sus anillos del efod mediante un cordón de púrpura violeta, de suerte que este quede por encima del cíngulo y no pueda desprenderse de él. Así Aarón llevará el nombre del los hijos de Israel grabados en el Pectoral del juicio, sobre su corazón, cuando entre en el santuario y para que sirva en perpetuo recuerdo de Yahve. En el pectoral del Juicio, pondrás el URIM y el TUMMIM, para que estén sobre el corazón de Aarón, al presentarse esta ante Yahvé” ( Éxodo, XVIII, 15 y ss. Traducción de La Vulgata sobre textos hebreo y griego de Jose Ma. Bover y Francisco Cantera-Biblioteca de autores cristianos, Madrid, 1947-)
PARA MÁS INFORMACIÓN ACERCA DEL SIGNIFICADO DEL PECTORAL EN LA ANTIGÜEDAD, VER MIS ARTÍCULOS.
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XIII: El "collar pectoral" y su significado entre los pueblos: Egipcio-arameos, neohititas y escitas). -SIGNIFICADO RELIGIOSO DEL PECTORAL, EN LAS CULTURAS CONTEMPORÁNEAS AL TESORO DE EL CARAMBOLO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-7-9.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XVI: Misticismo y curación a través las joyas en La Antigüedad. Escapularios, medallas sagradas y pectorales). -
SIGNIFICADO APOTROPAICO DE LA JOYERÍA SAGRADA Y PERVIVENCIA DE ELLO HASTA NUESTROS DÍAS-VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-7-7.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XVII: El collar-pectoral como protector del alma).-
DESDE EGIPTO HASTA HOY, LAS JOYAS TOMARON UNAS FORMAS MÁGICAS; MUCHAS SE CONSERVARON Y SIRVEN PARA PROTEGER A QUIENES LAS LLEVAN (TALISMANES, ABALORIOS, DIJES O MEDALLAS)- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-9-8.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XVIII: Joyas y guardianes del espíritu. Del collar y el pectoral, a las Lúnulas). -
MÁS SOBRE EL SENTIDO APOTROPAICO DE LOS COLLARES, VEMOS EL VALOR RELIGIOSO Y MÍSTICO QUE TENÍA UN TESORO; ALGO QUE HOY CALIFICAMOS COMO UN OBJETO DE PODER O DECORATIVO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-y-7.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XIX: Análisis histórico y numerológico de los pectorales).
-ANÁLISIS DE SUS FORMAS Y SIGNIFICADO CALENDÁRICO DE SU DISEÑO Y GRANULADO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-6.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XX: Análisis comparativo y numerológico de los pectorales tartessios
).- CONTINUACIÓN DEL ESTUDIO ANTERIOR ENTRADA- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1-6_19.html


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